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Viento de tierra cartel reducidoViento de tierra(Vento di terra)
Dirigida por Vincenzo Marra
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Premios
Festival de Cine de Venecia 2004 VENEZIA ORIZZONTI - Premio FIPRESCI y Mención Especial
Festival de Cine de Gijón 2004 - Premio a la Mejor Película

El reparto
Al igual que sucedió con su obra anterior, el director de Vento di terra concedió gran importancia a la elección de los actores. El proceso de selección se prolongó meses y meses durante los cuales, el realizador y el director de casting recorrieron la periferia napolitana, donde se desarrolla la acción, en busca de nuevas caras; todo con el fin de dotar a los personajes de la película del mayor realismo. El reparto está compuesto casi en su totalidad por actores no profesionales que se pusieron por primera vez delante de una cámara.

Vincenzo Pacilli - Vincenzo
Vincenza Modica - Antonietta
Giovanna Ribera - Marina
Francesco Giuffrida - Luca
Edoardo Melone - Bruno
Francesco Di Leva - Tarantino

Vincenzo Marra (director)
Vincenzo Marra nació en Nápoles en 1972.

Estudió en la facultad de derecho de la Universidad "La Sapienza" de Roma. Entre sus intereses destacan las actividades relacionadas con Argentina, y más concretamente con el caso de los italianos desparecidos.

Además, siempre se ha sentido identificado con el conflicto de Irlanda del Norte.

De joven trabajó como fotógrafo deportivo.

Comentarios del director
La idea para la película surgió a partir de una pregunta: ¿Qué sucede cuando una o varias desgracias, totalmente imprevistas, se cruzan en el camino de alguien que no tiene la capacidad para soportar este tipo de acontecimientos, que carece de lo que yo llamo 'un paracaídas'?

Esta pregunta empezó a rondar por mi cabeza cuando me encontraba en Nueva York. Mientras caminaba por sus calles, pude observar a un buen número de vagabundos y gente desesperada, vagando como zombis por las calles de la gran metrópoli. Entonces, le pregunté a mi acompañante: "¿Qué pasaría si una de estas personas tuviera un accidente y necesitara asistencia médica?" Su respuesta fue lapidaria: "Amigo, si no tienes una tarjeta de crédito ¡estás perdido! Sólo hay un hospital en la ciudad para aquellos que no la poseen, pero es una leprosería en toda regla y lo cierto es que el que entra... ¡rara vez sale vivo!"

Al volver a Italia, la idea de está película ya se había convertido en una necesidad para mí. Decidí imaginar a un muchacho, a una familia 'sin paracaídas'. Partimos de uno de los muchos barrios de la periferia de Nápoles, mi ciudad; uno de esos barrios en los que, a menudo, los acontecimientos superan con creces a los individuos que deben enfrentarse a ellos.
Preparando la película, descubrí que en la periferia de Nápoles viven casi un millón de personas, todo un ejército de almas 'sin paracaídas'. Uno de los principales motores de mi inspiración fue el tristemente célebre barrio 167 de Secondigliano. Cada vez que volvía a ese lugar fantasmagórico, que muchos evitan, empezó a atraparme más y más. Por ese motivo decidí ambientar allí mi historia y colaborar con la gente que mejor conoce este lugar, sus vecinos.

Después de pensarlo una y otra vez, y sobre todo, después de haber pasado tantas horas en ese lugar tan espantoso, no sólo llegué a la conclusión de que se trata de una barriada terrible, sino que estamos hablando de un mundo aparte, de una ciudad dentro de la ciudad, con sus propias leyes, su propio código y su propia alma. Comprendí que el barrio podría darme a algunos de los actores. Gracias a la ayuda de una persona de mi confianza, inicié otro viaje a lo desconocido, me lancé a la búsqueda de lo actores que debían constituir el reparto. Visitamos escuelas, lugares de encuentro y tengo que reconocer que mi primera impresión no pudo ser más positiva. Inmediatamente me di cuenta de que no podía haber elegido mejor.

Evidentemente, hemos tenido que trabajar muy duro, pero ha valido la pena.

Para los otros papeles, busqué actores de teatro y auténticos profesionales, con el fin de plasmar las diferentes realidades que existen en Nápoles. Pero finalmente me decanté por aquellos que poseían las características idóneas para la historia que quería contar.

Estoy convencido de haber tomado el camino correcto, no sólo con los actores, sino, sobre todo, por haber dotado a mi película de una verdadera alma.

Vincenzo Marra