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El Hobbit: La desolación de Smaug cartel reducidoEl Hobbit: La desolación de Smaug(The Hobbit: The desolation of smaug)
Dirigida por Peter Jackson
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El guion de El Hobbit: la desolación de Smaug es una adaptación basada en la novela de J.R.R. Tolkien y ha sido realizado por Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson y Guillermo del Toro. Junto con Jackson, los productores de la película han sido Carolynne Cunningham, Zane Weiner y Fran Walsh. Los productores ejecutivos son Alan Horn, Toby Emmerich, Ken Kamins y Carolyn Blackwood, con Philippa Boyens y Eileen Moran como co-productoras.

El equipo creativo de “detrás las cámaras” está formado por el director de fotografía Andrew Lesnie, el diseñador de producción Dan Hennah, los diseñadores conceptuales Alan Lee y John Howe, el editor Jabez Olssen y el diseñador de maquillaje y peluquería Peter Swords King. El diseño del vestuario quedó a cargo de Bob Buck, Ann Maskrey y Richard Taylor; quien además ha sido el encargado de supervisar el diseño de las armaduras, armas, criaturas y el maquillaje especial que, una vez más, quedó en las manos de la galardonada empresa Weta Workshop. Weta Digital, por su parte, se encargó de los efectos especiales de la película, capitaneados por el director de supervisión de efectos especiales Joe Letteri. El supervisor de efectos especiales fue Eric Saindon y los de animación, David Clayton y Eric Reynolds. La música es de Howard Shore.

Bajo la dirección de Jackson, la grabación de El Hobbit: la desolación de Smaug se ha realizado en 3D en 48 fotogramas por segundo y se proyectará en 3D HFR, 2D, 3D e IMAX® en los mejores cines. La producción se ha llevado a cabo en las propias instalaciones que Jackson posee en Miramar, Wellington, y en exteriores de toda Nueva Zelanda. La postproducción se ha desarrollado en Park Road Post Production, en Wellington.

New Line Cinema y Metro-Goldwyn-Mayer Pictures presentan El Hobbit: la desolación de Smaug, una producción de WingNut Films. El Hobbit: la desolación de Smaug está producida por New Line Cinema y Metro-Goldwyn-Mayer Pictures (MGM) con la producción ejecutiva de New Line.


Una historia que crece al ser narrada
El Hobbit: Un viaje inesperado, la primera entrega de la Trilogía de El Hobbit, se estrenó a finales de 2012 y cosechó un gran éxito recaudando mil millones de dólares en todo el mundo, atrayendo a aficionados de todas las edades y despertando un renovado interés en la atemporal obra maestra de J.R.R. Tolkien en que se basa la Trilogía.

Peter Jackson, oscarizado director, ensalza la riqueza del mundo de Tolkien, que es casi como un libro de historia en el que cada página y cada capítulo te sumerge en ese mundo, descubriendo nuevos personajes y criaturas y visitando lugares en los que nunca habías estado.

Peter y sus coguionistas Fran Walsh y Philippa Boyens, junto a Guillermo Del Toro, descubrieron que podían adaptar El Hobbit a tres entregas perfectamente desarrolladas, ya que no se veían obligados a cortar o condensar la historia del libro, sino que incluso podían incorporar material de las 125 páginas de los apéndices que Tolkien incluyó al final del El señor de los anillos. Gracias a estas notas adicionales sobre el medio y la política de la Tierra Media en los tiempos de El Hobbit, Tolkien estableció una conexión entre el viaje de Bilbo Bolsón y la última batalla de la Tierra Media descrita en El señor de los anillos.

A los directores que hace diez años llevaron a la gran pantalla la Trilogía de El señor de los anillos en tres entregas, la Trilogía de El Hobbit se les antojó un viaje personal irresistible para explorar todos los misterios y peligros enunciados y descritos en detalle en los apéndices de El Hobbit, sin comprometer el tono de lo que estaba escrito en un libro concebido en esencia para adolescentes.

Para la guionista y productora Fran Walsh, el reto de hacer estas películas es mantenerse fiel al espíritu del libro y marcar una transición al estilo de El señor de los anillos, siendo muy conscientes de las diferencias de tono. Además, para ella, El Hobbit es un libro mucho más alegre, aunque en la última mitad de la novela entran en juego algunos de los temas más duros y oscuros que Tolkien desarrolló en la posterior trilogía, que son el poder, el valor, la codicia y el sacrificio. Por esta razón le pareció natural que la segunda entrega tuviera un tono ligeramente más oscuro.

Una vez presentados en la primera entrega los 15 personajes principales, Peter y sus colaboradores lograron en la segunda lo que Peter denomina el "ritmo trepidante" del que hace gala el libro. Declara que es posible adentrarse en la historia desde el punto en que termina la primera película, así que no hace falta hacer una introducción. Además, para él, el reto que planteaba la segunda entrega era profundizar en el conflicto e incrementar la dificultad para los personajes, por lo que quería concebirlo en cierto modo como un thriller, ya que los acontecimientos se suceden y los riesgos aumentan. Todo esto hace que esta película sea tan emocionante para él, porque aunque es una continuación de la historia, te transporta a un mundo completamente nuevo, viajas a lugares nuevos, conoces personas y, por supuesto, te permite presenciar el emblemático momento de Tolkien en el que Bilbo se enfrenta al Dragón.

El título de la película hace referencia a la destrucción y fatalidad provocadas por el poderoso y despiadado ataque del Dragón Smaug sobre Erebor, el Reino de los Enanos, una zona asolada con tierras carbonizadas, ciudades en ruinas y gente desesperada. Philippa Boyens, la geek oficial de Tolkien en el equipo de guionistas, explica que a los dragones les encanta el oro y este dragón en concreto, cruel y hambriento por aquel entonces, se llama Smaug. Descendió inesperadamente sobre los Enanos y destruyó no solo el Reino de Erebor, sino también la Ciudad de Valle, en la falda de la Montaña Solitaria. Philippa lo describe como un día tan destructivo que marcó literalmente el terreno en muchos kilómetros a la redonda. Ese territorio se empezó a llamar la Desolación de Smaug.


Peligros en el Este: Historia y personajes
"Ningún enano había atravesado ese paso desde hacía muchos años, pero Gandalf sí,
y conocía el mal y el peligro que habían crecido y aumentado en las tierras salvajes
desde que los dragones habían expulsado de allí a los hombres..."

– El Hobbit, de J.R.R. Tolkien

Cuando era un joven príncipe Enano, Thorin Escudo de Roble fue testigo del devastador ataque a Erebor, en el que perdió a su familia, su estatus y su hogar. Sin embargo, después de décadas exiliado, se ha reavivado la pasión de Thorin por reclamar su Reino perdido. Su destino le ha conducido al Este hacia la Montaña Solitaria en su viaje con su Compañía de 12 Enanos: Balin (Ken Stott), Dwalin (Graham McTavish), Fili (Dean O’Gorman), Kili (Aidan Turner), Bofur (James Nesbitt), Bombur (Stephen Hunter), Bifur (William Kircher), Oin (John Callen), Gloin (Peter Hambleton), Dori (Mark Hadlow), Nori (Jed Brophy) y Ori (Adam Brown), y un "ladrón", encarnado por el Hobbit Bilbo Bolsón, interpretado por Martin Freeman.

Al frente del viaje de la Compañía se encuentra el sabio y en ocasiones travieso Mago Gandalf el Gris, una vez más interpretado por Ian McKellen. Para la emblemática estrella cinematográfica y de teatro, Gandalf siempre quiere controlarlo todo, por lo que sus detractores lo tachan de entrometido. Sin embargo, tiene, por naturaleza, un lado paternal y protector no solo con Bilbo, sino también con Thorin, que necesita a alguien que cuide de él. Thorin es un Enano con problemas: rara vez sonríe y tiene un concepto de su propio destino un tanto alarmante, porque implica poner al resto en peligro.

La primera entrega de la Trilogía muestra a la Compañía reunida en Bolsón Cerrado, el acogedor hogar de Bilbo en Hobbiton. Al embarcarse en su aventura hacia el Este, reciben ataques de Orcos y Wargos, luchan contra Trolls hambrientos y conocen al Mago Radagast el Pardo, que advierte a Gandalf de los oscuros cambios en su amado bosque, conocido actualmente como el Bosque Negro. Tras una estancia incómoda pero reveladora con los Elfos de Rivendel, Bilbo y los Enanos se aventuran en las Montañas Nubladas, donde se refugian de una batalla entre Gigantes de Piedra, son apresados en los Túneles de los Trasgos, atacados de forma salvaje por Orcos para ser finalmente rescatados a lomos de Águilas gigantes. Al principio de la segunda película, Gandalf, Bilbo, Thorin y la Compañía están conmocionados y exhaustos, pero enteros.

Quizá el que más ha cambiado de todos es Bilbo Bolsón. Para Martin Freeman, a mitad de la historia Bilbo es ya capaz de ver el mundo con otros ojos. Sigue siendo la misma persona, sigue teniendo miedo. No es un guerrero ni un aventurero nato, pero el hecho de que diversas especies hayan querido matarlo o comérselo es evidente que es un cambio abismal, y Bilbo descubre una valentía que ni él ni, lo que es más importante, ninguno sabía que tenía.

De su encuentro bajo los Túneles de los Trasgos, en la cueva de la raquítica y conspiradora criatura conocida como Gollum, Bilbo emerge con algo más aparte de su valor, y es que ha conseguido robar a Gollum "su tesoro", el anillo con poder para volver invisible a aquel que se lo ponga.

Boyens declara que Bilbo empieza a tener una extraña relación con el anillo de oro y se empieza a dar cuenta de que algo no va bien. A pesar de que tiene la opción de ponérselo y desaparecer, se lo quita siempre que puede. Contar con un actor de la talla de Martin Freeman te ayuda a captar la idea de que no se trata de una chuchería que te convierte en invisible. No todas las decisiones que tiene que tomar son una buena elección en esos agujeros bajo la montaña.

Bilbo elige ocultar esta nueva información a Galdalf y, para McKellen, la interpretación qwue hace Martin Freeman de Bilbo en ese momento es un ejemplo perfecto de la magistral actuación del actor. McKellen destaca los pequeños matices y sutilezas que a menudo no se aprecian. Además, afirma que no le gusta hacer las mismas cosas dos veces ante la cámara, por lo que, cuando graba multitud de tomas, en cada una se aprecia un matiz, un color o un aspecto diferentes del personaje al que interpreta. Nunca sabes lo que va a pasar a continuación, lo que permite que tu reacción sea más auténtica. Por esta razón, McKellen ha podido descubrir algo nuevo de Bilbo en cada toma.

Capitaneando la Compañía está Thorin Escudo de Roble, el Enano guerrero y sucesor al trono, interpretado de nuevo por Richard Armitage que, a pesar de tener a su lado a sus sobrinos, Fili y Kili, a su consejero Balin y a otros Enanos de su confianza, en ocasiones se encuentra dolorosamente solo. Para Armitage una de las características más representativas de Thorin es su incapacidad de confiar en nadie. Ha heredado de su padre la sed de venganza y esa carga conlleva una gran soledad. Es un personaje orgulloso y arrogante, pero se siente abrumado por la paranoia de que no ser un líder suficientemente bueno. Al mismo tiempo, piensa que tiene potencial para encontrar la inspiración.

La inseguridad de Thorin únicamente se ve acentuada por la presencia de otro líder, Gandalf, y cuando los actos de lealtad y valentía de Bilbo aumentan, encuentra su confianza alejándose del Mago Gris y acercándose al Hobbit. Martin Freeman admite que ha sido muy difícil labrar la amistad entre Bilbo y Thorin. Cualquier persona con una pizca sensibilidad o empatía, como Bilbo, puede darse cuenta de que Thorin no es muy feliz y, aunque ver una persona infeliz despotricando no es muy atractivo, hará lo posible por ayudarla. Bilbo confía en que el interior de Thorin hay un Enano decente y un buen hombre.

La misión de Thorin es cualquier cosa menos sencilla, por lo que cada paso que dan solo les pone en una situación más peligrosa. Jackson señala que la misión de este Enano solitario ha suscitado una atención no deseada con numerosas intenciones ocultas y, con cada paso que dan en su viaje, tensan más y más la situación.

Los Orcos siguen acechándolos por el Valle del Río Anduin, a lomos de wargos similares a lobos gigantes. Su incansable persecución hace que Gandalf busque refugio para la Compañía en la casa del misterioso y peligroso Beorn, que cambia su piel pasando de ser un hombre gigante a un oso aún más grande. Beorn es una criatura llena de contradicciones que puede pasar de estar tranquilo a amenazarte en un abrir y cerrar de ojos, por lo que McKellen sugiere tener cuidado con el aspecto con el que te recibe.

Aunque Beorn no es amigo de los Enanos, tiene un buen motivo para odiar a los Orcos, y es que se dedicaron a cazar a los cambia-pieles hasta casi extinguirlos. Peter apunta que es el último de su especie en la Tierra Media y no está del lado de nadie. Cuando se transforma en oso puede ser muy peligroso, pero su corazón es dulce y quiere a los animales, por lo que cuánto control tiene de sí mismo cuando se convierte en oso es una pregunta que, hasta cierto punto, no puede contestarse.

Para interpretar este personaje tan complejo los directores dieron el papel al actor sueco Mikael Persbrandt. Philippa Boyens afirma que Beorn es un personaje fantástico y una creación única. Gandalf dice de él que "no está bajo ningún encantamiento que no sea el propio", por lo que cuando empezaron a darle vueltas a cómo dar vida a este personaje pensaron en la fantástica mitología nórdica, en las personas que vivían en la naturaleza y, en el momento en el que conocieron a Mikael, supieron que sería el Beorn que necesitaban.

A pesar de su carácter peligroso e impredecible, Persbrandt puede ver el pathos en Beorn, aunque señala que su lado humano no es demasiado humano. Es bastante agresivo, incluso en su forma humana, no es una persona normal. Hay algo más, algo oscuro, triste y salvaje en él que resulta incomprensible para los demás.

Pidieron a Persbrandt que mantuviera su acento nativo para el personaje y trabajó con la coach de dialectología Leith McPherson para hacer pequeños ajustes para el papel. McPherson indica que su forma de hablar era algo anticuada, nada casual: lo que tiene que decir Beorn es muy profundo, por lo que elige las palabras con mucho cuidado.

Por la afinidad de Beorn con los animales, los diseñadores de vestuario quisieron que usara ropa sin ningún tipo de tejido animal, siendo incluso sus botas de lona. El diseñador de vestuario Bob Buck explica que tuvieron que mantener la sencillez en todo; sin embargo, al ser habilidoso con las manos, cuenta con piezas de madera maravillosamente talladas en la hebilla, un gancho con dos lados, símbolo de su aspecto de metamorfo. En uno hay una cabeza de oso, y en el otro una cabeza humana.

Esta dualidad también está presente en el diseño de su maquillaje. Peter Swords King, el diseñador de peluquería y maquillaje, y su equipo concibieron las prótesis que darían forma animal al rostro de Beorn y dentadura similar a la de un oso. Sin embargo, su rostro humano seguía siendo reconocible. Consiguió crin y la tiñó de muchos colores para crear la peluca estilo mohicano que lleva el actor en la espalda en forma de prótesis de columna vertebral. Peter Swords King describe que la prótesis cubre mucha superficie para sugerir que, incluso en su estado humano, posee atributos osunos. En cierto modo, su vello siempre está erizado, lo que sugiere cuán peligroso y depredador puede llegar a ser. Siempre está al borde del cambio, pero, cuando se convierte en oso, sigue siendo posible reconocer sus ojos porque son muy característicos.

Peter Jackson trabajó con el equipo de diseño y Weta Digital para garantizar que no habría ninguna duda de la identidad de Beorn en ninguna fase de su transformación, . El supervisor senior de efectos especiales, Joe Letteri, indica que gran parte del esfuerzo se invirtió en lograr no solo el parecido físico, sino también la emoción y la personalidad entre el humano y el oso. Querían darle una apariencia fantástica y de animal, y reflejar su edad y determinación, por ser el último de los cambia-pieles.

Tras pasar una noche en casa de Beorn, la Compañía se muestra ansiosa por seguir hacia el Este, pero un obstáculo enorme se interpone en su camino: el Bosque Negro. Sortear el aparentemente infinito bosque les lleva el doble de lo esperado. Gandalf puede dirigirlos por la vía más segura, pero no podrá guiarlos, porque tiene otras cuestiones más urgentes que atender en la Tierra Media.

McKellen comenta que Gandalf siempre está del lado de la Tierra Media, para advertirla de los peligros y tratar de solventarlos pero, aunque le encantaría, no puede estar en dos sitios a la vez. Lo que hace que Gandalf sea tan interesante es que tiene un brillo especial en los ojos y siempre tiene preparada una observación afortunada, pero es extremadamente serio y sabio. Se impacienta cuando la gente no hace inmediatamente lo que él piensa que es lo correcto, pero a veces tiene que dejar que descubran por sí mismos sus puntos fuertes y cumplir con su deber.

La propia búsqueda de Gandalf forma parte del universo complementario de El Hobbit que los guionistas extrajeron de los detalles de Tolkien en los apéndices de El señor de los anillos. Peter Jackson explica que, en el libro, Galdalf desaparece en varias ocasiones sin dar explicaciones de dónde va. Sin embargo, años más tarde, en El señor de los anillos, Tolkien concibe la forma de relacionar las ausencias de Gandalf con diversos acontecimientos. En esta película, era posible rellenar esos vacíos de forma retroactiva, una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar.

Gandalf cree que el misterioso Nigromante que ha crecido en la fortaleza abandonada de Dol Guldur guarda relación con los cambios que percibe en la Tierra Media. La antigua espada del Mago Radagast el Pardo, una vez más interpretado por Sylvester McCoy, recuperada en Dol Guldur, no pertenece a este mundo y únicamente acentúa los miedos de Gandalf, tal y como reveló la primera película. Jackson afirma que está empezando a sentir el regreso de un gran mal a la Tierra Media. Aunque creía que había sido vencido hacía miles de años, empieza a atar cabos y averigua que no es así.

Philippa Boyens explica que la misión de Gandalf quedó establecida en la reunión del Concilio Blanco de la primera película por la Reina Elfa Galadriel, interpretada por Cate Blanchett. Galadriel le dijo: "Algo se mueve en las sombras sin ser visto, burlando nuestras miradas y no se mostrará". Esa intuición tan importante de la que hace gala identifica atrocidades que se producen en el mundo y cómo puede alzarse el mal y pasar inadvertido. Esto tan cierto ahora como cuando Tolkien escribió esta historia.

Dol Guldur se encuentra en el extremo meridional del Bosque Negro y el mal ha invadido el bosque, contaminándolo. Tiempo atrás conocido como el Gran Bosque Verde, ha enfermado y es ahora una trampa oscura y traicionera para cualquier viajero que se adentre en él, algo que Thorin y los Elfos tienen la desgracia de conocer de primera mano, a pesar de estar tan cerca de su objetivo. Boyens señala que hay una fuerte sensación de que el viejo bosque tiene voluntad propia. Un mal yace sobre él y hace perderse a los que se adentran en él.

Su entorno tóxico nubla sus mentes y hace que bajen la guardia. Jackson declara que cuando abandonas el sendero del Bosque Negro, quizá no vuelvas a encontrar la salida nunca más y, probablemente, no sobrevivirás mucho tiempo. Hay cosas en ese bosque que podrían aparecer en las peores pesadillas, sin duda en las suyas.

En esta densa maraña de árboles, los Enanos son una presa fácil para las Arañas Gigantes que infestan el bosque. Son criaturas rápidas y voraces, con mandíbulas grandes y colmillos afilados, pero Bilbo tiene su espada y hace que las Arañas sientan su pinchazo. Martin Freeman comenta que un ataque de Arañas Gigantes es visceralmente repugnante, si eres impresionable, pero en ese momento, es mata o muere, y lo hace por salvar a sus amigos. Para él, es un acto muy, muy valiente. Hay algo visceral en las arañas y asustarán mucho al público, o eso es lo que espera ella, puesto que con ella lo han conseguido.

Sin embargo, el Bosque Negro alberga peligros mayores para los Enanos...


Más peligrosos y menos sabios - Los elfos silvanos
Mientras patrullan el Bosque Negro, los Elfos del Reino de los Bosques se topan con un altercado y rápidamente despachan a las Arañas, pero no es por una cuestión de aprecio por los Enanos, descritos por Tolkien como "más peligrosos y menos sabios" que otros Elfos de la Tierra Media, los Elfos Silvanos, bajo la regencia del Rey Thranduil, atacan con ferocidad con arcos hábiles y de disparo rápido. Al frente de este grupo de guerreros se encuentra Legolas, al que una vez más da vida Orlando Bloom, y Tauriel, interpretada por Evangeline Lilly.

A pesar de que ninguno de los personajes aparece en El Hobbit, los directores pensaron que incluirlos era una adaptación natural para la historia ampliada a la que se dio vida en la película. Legolas Hoja Verde es un Elfo del Reino de los Bosques, hijo del Rey Elfo Thranduil, guardián del Reino de los Bosques en la novela. Peter Jackson explica que cuando Legolas aparece en El señor de los anillos nos damos cuenta de que es el hijo de Thranduil. Por eso, cuando visitamos el Reino de los Bosques en esta película, parece la oportunidad idónea para traer de vuelta a Legolas, al tener ya el árbol genealógico completo de Thranduil. Los Elfos son inmortales, por lo que 60 años entre las dos historias no tienen ninguna importancia y, por suerte, parece que el tiempo no ha pasado por Orlando Bloom en los últimos 10 años, tal y como sostiene el director con una sonrisa.

Orlando Bloom estaba encantado con volverse a meter en la piel de Legolas más diez años después de su trabajo en la Trilogía El señor de los anillos. El actor declara que era genial estar de vuelta, porque las películas de El Señor de los anillos fueron una experiencia muy valiosa para él y estaba muy, muy feliz por haber tenido la oportunidad de volver a este mundo y a este personaje. Además, lo mejor de todo es que se puso su antiguo traje y todavía le valía.

Cuando Bloom apareció en escena peinado, maquillado y con su traje rediseñado de Legolas, Fran Walsh destaca que para ella fue como conocer a su personaje favorito. Tener a Orlando de vuelta como Legolas después de todos estos años fue uno de sus mejores momentos, y volver a ver a este personaje tan querido por todos de vuelta a la Tierra Media produce una extraña sensación de déjà vu.

A pesar de que en un principio Legolas se preocupó por cómo encajaría en la historia, la relación del personaje con el Reino de los Bosques y la presencia de Gloin entre los 13 Enanos, padre de su compañero de viaje Gimli, acabaron por tranquilizarle. Todos tenían conciencia y respeto por los aficionados del libro y Bloom se dio cuenta de que Jackson, Walsh y Boyern no andaban demasiado lejos de ellos. Para Fran Walsh la genialidad de la historia que concibieron es que se aprecia las evolución de Legolas hasta convertirse en el Legolas de El señor de los anillos. También, en esta película, es posible hacerse una idea del origen de la antipatía de Legolas hacia los Enanos, crea un sentido dinámico de la historia para el personaje.

Peter Jackson y sus colaboradores querían llenar la acción con momentos emblemáticos de Legolas que lo convirtieron en uno de los favoritos de la audiencia en la primera Trilogía, que se tradujo en un entrenamiento intenso y un trabajo agotador para el actor. Bloom señala que Legolas tiene momentos muy buenos y cree que es porque es un personaje maravilloso. Aparece y no dice mucho, hace algunas piruetas y se hace cargo de las cosas. Es un plan sencillo, pero efectivo.

Glenn Boswell, coordinador de escenas peligrosas, comenta que Bloom capta muy rápido la coreografía de lucha, lo que era estupendo ya que a menudo tenían muy poco tiempo para que se familiarizara con ella antes de empezar a rodar. Para él, Orlando Bloom y Evangeline Lilly eran fantásticos como compañeros a la hora de luchar y, además, cada uno tenía un estilo diferente, lo que visualmente es brillante.

Evangeline Lilly interpreta a la Elfa Guerrera Tauriel, Comandante de la Guardia de Thranduil y fichaje totalmente nuevo en la historia. Fran Walsh señala que siempre habían intentado ser fieles al libro, pero también a la película que les gustaría ver: "Siempre va a haber diferencias entre ambos, porque las películas exigen un componente más dramático". Walsh afirma que una cuestión que querían abordar era la ausencia de personajes femeninos, y Tauriel encajaba perfectamente. "Por su parte, Evangeline es fantástica. Estaba familiarizada con la Tierra Media y quería asegurarse de que, a pesar de que Tauriel era un personaje original, mantenía el espíritu de la novela."

A pesar de ser un nuevo fichaje para las películas, Evangeline Lilly ha sido fan de El Hobbit desde niña y estaba abrumada por poder formar parte de la Trilogía. Sin embargo, la oferta llegó solo dos meses después de haber dado a luz a su primer hijo. La actriz explica que se iba a embarcar en una vida oscura como madre y escritora, pero era una oportunidad que no podía rechazar. El Hobbit era su libro favorito cuando era niña y siempre había querido ser una Elfa, por lo que su sueño se hizo realidad cuando le ofrecieron exactamente el papel de Elfa del Bosque negro (el Gran Bosque Verde). Es el reto más grande al que se había enfrentado como actriz, pero ha sido un reto que le ha encantado.

Lilly asegura que Tauriel creció defendiendo las fronteras del Reino de los Bosques y, por tanto, es un tipo de Elfa muy diferente de las de las anteriores películas. Describe a los Elfos Silvanos como mortíferos y a Tauriel como una guerrera y una experta en dagas y arcos y flechas. Es la capitana de la Guardia Silvana, por lo que es una Elfa bastante agresiva y, quizá, menos sabia que muchos de los Elfos mayores. A pesar de que tiene una amabilidad y profundidad procedentes de su estrecha conexión con la Tierra, también resulta ser muy buena en su trabajo: matar.

Como con otros actores que interpretan a Elfos en El Hobbit, Lilly trabajó con el coreógrafo Terry Notary, para perfeccionar su modo de andar y hacerlo más grácil y elegante. También se entrenó duramente en las artes marciales y trabajó con el equipo de escenas peligrosas para las complejas tomas de lucha. Glenn elogia las buenas aptitudes de a actriz para las acrobacias y asegura que tenía una visión muy sólida de cómo lucharía Tauriel, en parte influida por las peleas chinas con dos dagas que había visto.

Desde la punta de su flecha hasta el color de las plumas, el arco de Tauriel tiene una calidad orgánica que refleja el bosque, con formas de espinas que definen su esbeltez, y las dagas poseen un patrón damasquinado. En la fabricación de sus armas personalizadas colaboraron una serie de artistas, entre ellos el diseñador John Howe y Weta Workshop. Richard Taylor, de Weta, comenta que, al ser un Elfo ninja, todo tiene que estar mimetizado con su entorno y así poder camuflarse entre la vegetación.

Su vestuario también refleja el Reino de los Bosques y le aporta un aire más masculino que las vaporosas sedas que envuelven a otras Elfas en la Tierra Media de Peter Jackson. El departamento de vestuario creó un traje de cuero, ante y seda con los tonos del bosque, así como botas de cuero personalizadas. El diseño de su peinado y maquillaje, las grandes orejas y la peluca de abundantes tirabuzones rojizos completan su feroz apariencia.

Estos Elfos no son amistosos con los Enanos. Jackson sostiene que los Elfos del Reino de los Bosques, incluyendo a Legolas, son nada menos que una fuerza amenazadora y misteriosa para ellos, que no están allí para ayudar en su misión.

Cuando llevan a Thorin ante el trono del Rey de los Elfos es un momento complicado y degradante, dado lo ocurrido con Thranduil, tal y como se había visto ya en el prólogo de la primera película. Armitage explica que, cuando Erebor fue derribada, Thorin no podía entender por qué los Elfos se habían quedado de brazos cruzados. Para Thorin, que Thranduil se quedase sin hacer nada era algo imperdonable. Había dejado que los Enanos se quemasen y Thorin no podría olvidarlo nunca.

Lee Pace, quien se unió al elenco como el regio Thranduil, Rey de los Elfos, siente que la falta de simpatía de su personaje por la situación de los Enanos ya viene de muy lejos. Pensaba que el momento en que Thranduil había visto las entradas de oro a Erebor supuso un punto y aparte. Vio todo el oro que los Enanos habían acumulado y pensó que acabaría quemado, que su avaricia iba a quedar sin castigo. Cuando el Dragón salió a escena, los Elfos tenían el poder de decidir y escogieron no hacerlo.

Peter Jackson y sus colaboradores ya habían visto a Lee Pace en 2006 en la película La caída y habían viajado a Nueva York solo para comprobar cómo se había enfrentado a un papel tan crítico. El director señala que es difícil interpretar a los Elfos porque poseen una cualidad casi imposible de definir: tienen elegancia, belleza, atemporalidad... Hay que trabajar mucho para dar ese salto mental con un actor. Necesita tener claro que podría ser inmortal pero que también ha vivido mucho ya, y Lee Pace tenía esas cualidades y muchas más.

En la película, tanto Pace como Lilly y Bloom se comunican en la antigua lengua de los Elfos. Tolkien creó dos lenguas élficas en la Tierra Media: la más común e informal, el Sindarin, y la más formal, el Quenyan. Como ya había ocurrido en los otros platós de la Tierra Media, los cineastas reclutaron al experto David Salo, que ya había dedicado parte de su vida a ampliar la gramática y el vocabulario de estas lenguas, para que tradujese algunas partes del guión junto a la coach de dialectología, Leith Mc Pherson, y que así ayudasen a los actores a conseguir más fluidez en Élfico. Esta última afirma que se adaptaron a la lengua de un modo maravilloso. Evangeline Lilly habla francés, tiene facilidad para las lenguas y buen oído. Orlando Bloom ha tenido experiencias ya con Elfos y fue divertido trabajar con él por la pasión con la que trabaja, su insaciable curiosidad y el buen humor que irradia. Lee Pace fue capaz de incorporar lo que requería Thranduil en cuanto al lenguaje y a la presencia vocal tan poderosa y profunda que necesitaba.

Richard Taylor y su equipo disfrutaron mucho diseñando las armaduras que llevaría toda la nueva raza de Elfos. Explica que los Elfos silvanos tienen una presencia, un poder y una vitalidad increíbles. No obstante, aunque parezcan bonitos y artísticos, hay que recordar que, al final del día, son asesinos profesionales, por eso no querían que pareciesen apáticos o débiles, como una raza con una armadura demasiado floreada o delicada.

En cuanto al Rey de los Elfos, Weta Workshop y los diseñadores de vestuario colaboraron haciendo varios trajes y capas magníficos que reflejasen su estatus como Rey del Reino de los Bosques. Daniel Falconer, de Weta Workshop, se encargó de hacer una de las coronas que lleva Thranduil, tomando como referencia la que aparece en el libro y elaborándola con hojas, espinos y bayas. Su fuerte y elegante espada de metal está hecha con un bloque sólido de metal. Falconer comenta que había algo puritano en tener esa antipática hoja de metal que le quedaba bien a la intratabilidad y arrogancia de Thranduil.

Para Pace, la clave para entender a Thranduil está en que los Elfos no son humanos. El actor dice que Tolkien escribió que él iba a ser el Rey de los Elfos al otro lado de las Tierras Salvajes. Es peligroso (no por ser malvado) y exquisito, pero duro y frío como el hielo. También es sensible pero no en el plano emocional. No hay una hoja del bosque que se mueva sin que él se dé cuenta y mira a los Enanos y piensa: "No despertareis a un Dragón a menos que estéis seguros de que lo vais a matar. Y no podéis hacerlo, así que os quedareis en mi mazmorra hasta que se os vaya esa idea de la cabeza".

Tras quitarles a los Enanos las armaduras y las armas, los encierra en su mazmorra subterránea; pero la solución de Thranduil se ve frustrada por el ingenioso Bilbo, que llega al Reino con un plan novedoso que contar a sus amigos: esconderse en barriles vacíos que él mismo soltará río abajo.

Aún arriesgándose a que los Elfos se enfaden, la lealtad del Hobbit se debe a los Enanos. Martin Freeman comenta que, entre los aspectos más positivos de otros seres con los que entra en contacto, los Enanos son los que mejor aparecen: "Los Elfos son mucho más civilizados y están más culturizados, pero los Enanos le transmiten mucho más y el hecho de que Bilbo decida ayudarles es mucho más interesante y valiente porque no tiene por qué hacerlo. No quiere decir que la Tierra Media vaya a verse en manos de las Llamas del Infierno si no lo hace, pero entiende que tienen una misión muy valiosa entre manos. Considera que una vez que se han decidido a dejar su hogar, todos serán como una familia, aunque sean diferentes entre sí."

Thranduil piensa todo lo contrario. Siente que la Búsqueda de Thorin es un presagio de una lucha más peligrosa y oscura en la que los Elfos no deberían participar. Philippa Boyens afirma que Thranduil decidió hace años que iba a aislar a su gente de los aumentos o detrimentos de las fortunas que otras razas tenían más allá de sus fronteras. ¡Y eso va a misa!

Desafiando a su Rey, Tauriel le sigue la pista a la Compañía cuando se van por el río junto a Legolas, dividido entre obedecer la orden de su padre y por pensar que Tauriel está haciendo lo correcto. Bloom comenta que la idea de los Enanos de llegar a la Montaña Solitaria le parecía una locura. Se estaban dejando la piel por alcanzar la grandeza, pero eso podía llevarlos a un estado de caos, que es lo que Thranduil creía que iba a ocurrir. Legolas sabe que Tauriel es una imprudente y se preocupa por ella, quiere protegerla aunque eso le ponga en contra de su padre, es una relación muy complicada. Legolas es ese hijo que se va convirtiendo en el hombre que se marcha para formar parte de la Compañía de los Enanos.

Tauriel no ha sido partícipe del pasado de Thranduil con los Enanos y siente más compasión hacia ellos y hacia su situación. Evangeline Lilly opina que ella solo quiere detener a los invasores de los Orcos que han llegado al Reino para asesinarlos y destruirlos; no puede quedarse al margen y ser una mera espectadora, sino que necesita ayudar y hacer algo.

Los dos guerreros Elfos se enfrentan cuerpo a cuerpo con los Orcos que llegan a las tierras del Río del Bosque, donde los Enanos son un blanco fácil. Bloom habla de ellos como "una cantidad brutal de Orcos asesinos".

Aunque se pensó que Azog, el Orco Pálido, había muerto en la gran batalla entre Orcos y Enanos que tuvo lugar hace muchos años, el Profanador recurrió a su hijo y a un grupo de Orcos asesinos para cazar y exterminar a todos los miembros de la Compañía de Thorin Escudo de Roble.

Boyens sugiere que Azog tenía motivos para querer detener a Thorin en su intento por llegar a la Montaña Solitaria. Gandalf teme que la caza de Thorin esté relacionada con la alianza que ha hecho con el poder que ahora ostenta. Además, tiene un odio psicopático hacia todos los seres vivientes, sobre todos los Enanos, y especialmente hacia Thorin y su Compañía.

Jackson creyó que lo mejor era que Azog y Bolgo trasmitiesen esa enorme amenaza, por eso los creó usando las mismas técnicas de captura de imagen con las que había dado vida a Gollum. Explica que Azog era astuto porque es el villano principal, tal y como se adaptó a la trama, y querían que fuese versátil, expresivo y tan terrorífico como fuese posible. La idea de crear un Orco digital era apasionante y esto les dio libertad en cuanto al tamaño y la forma porque no querían que tuviese proporciones humanas.

El actor Manu Bennett se encarga de interpretar al jefe de los Orcos, Azog el Profanador, junto a Lawrence Makoare, un veterano que interpretó en El señor de los anillos al Uruk-hai Lurtz y que ahora interpreta el papel de Bolgo, su hijo. Ambos actores desempeñaron sus papeles en la sala de captura, donde Bennett aprendió rápidamente a moverse como un Orco gigantesco. Bennett comenta que, si se moviese a su ritmo, Azog parecería demasiado pequeño y humano. Tuvo que sacar a relucir la capacidad de sus pulmones y la masa corporal de esa asquerosa criatura. No podía moverse como una hormiga, tenía que hacerlo como un dinosaurio.

Aunque Azog ya había aparecido en la primera película, Bolgo, su hijo, aparece en El Hobbit: La desolación de Smaug. Además, Joe Letteri y el equipo de Weta Digital disfrutaron de la oportunidad de introducir a un nuevo Orco villano. Letteri cuenta que Jackson quería que fuese una especie de guerrero caprichoso. Estaba tan deteriorado que decidió aprovechar esa cualidad y llevarla al máximo, de forma que la armadura que cubre el cuerpo se incrustase ya en su piel: tenía que parecer que podía dar golpes, pero sin perder libertad de movimientos porque se pasa el día luchando: "Era un conjunto de características que teníamos claras ya en el diseño del personaje."

La armadura de un Orco asesino como Azog está compuesta por una combinación indistinguible de actores en creaciones prostéticas y digitales. Richard Taylor concluye que los Orcos Exploradores, como los denominan, son veloces y buenos tiradores de arco, en definitiva, unos tíos de armas tomar.


Los hombres de la ciudad del lago
Los Enanos no están en condiciones de emprender el último asalto hacia la Montaña, pues están hambrientos, exhaustos y desarmados. No obstante, una tenue esperanza llega en forma de marinero procedente de una ciudad cercana a la Cuidad del Lago que se topa con la accidentada Compañía cuando están recogiendo los barriles vacíos que flotan por el río del Reino de los Bosques. Aunque es recibe apuntándoles con flechas, el sabio Balin convence a Bardo para que les ayude.

Luke Evans interpreta a Bardo, un hombre de la Ciudad del Lago que representa mucho más de lo que aparenta. Para Peter Jackson, Bardo en un personaje increíble en el libro pero, en la película, este humilde marinero representa de alguna forma un enigma. Su trabajo está muy por debajo de su nivel de capacidades, tiene un talento asombroso que no demuestra y que refleja más tarde en la trama. Por lo tanto, es un personaje interesante al que interpretar porque la trama se narra desde el punto de vista de los Enanos durante un parte de la película y, para ellos, él es un enigma. Buscaban un actor que pudiese darle un toque de crispación al papel y Luke cumplía todos los requisitos. Consiguió todas las cualidades relacionadas con el peligro, pero, al final, cuando fue necesario, se convirtió en un héroe increíble.

Aunque Bardo no tiene constancia de la verdadera misión de los Enanos, sabe de buena tinta que no confía en ellos y que tiene razones para temer hasta dónde pueden llegar. Evans cuenta que Bardo tiene tres hijas que viven precariamente en esa ciudad. Quiere que sigan vivas y seguras y hará lo que sea para protegerlas. Si puede resolver un asunto sin llegar a las manos, se empeñará en hacerlo pero, en este caso, está tratando con los rimbombantes Enanos, a quienes sabe que no puede controlar.

Evans se muestra muy satisfecho por ver que no solo había logrado hacer bien el papel, sino que su acento nativo galés formaría parte de la creación de la propia Ciudad del Lago. La afinidad que Peter Jackson siente por Gales lo inspiró para crear la Ciudad de Valle, cuyos ciudadanos huyeron de la Ciudad del Lago cuando la respiración abrasadora del Dragón la destruyó. Por eso, en la película, los descendientes de la Ciudad de Valle hablan con dialecto galés. Evans afirma que la Ciudad de Valle siempre le recordará a Gales, algo realmente emocionante, y Philippa Boyens añade a esto que la terrible tragedia a la que se enfrentaron los antepasados de Bardo lo convierten en un personaje muy interesante y un tipo de héroe diferente. Es una cualidad instintiva suya, no porque sea el más grande o el más fuerte, sino por su valentía, bondad y empatía. Tiene intereses más importantes debido a sus hijos y a que solo quiere protegerlos. Encontramos a sus hijas gracias a dos hermosas y jóvenes actrices, Peggy y Mary Nesbitt, que vinieron a Nueva Zelanda a ver a su padre.

Peggy y su hermana pequeña, Mary, son las hijas del actor James Nesbitt, quien interpreta al Enano Bofur. Como su hermano, Bain, actúa John Bell, de 15 años, que creció más de 10 cm durante el rodaje. Esto supuso un verdadero reto para el equipo de vestuario que tuvo que sacar a relucir su creatividad añadiendo puños a las mangas del traje a medida que él iba creciendo. Bell comenta entre risas que llegaron a utilizar 3 pares de botas.

Aunque Bardo puede mantener a sus hijos con sus míseros ingresos, vive entre gente desesperada por cambiar su fortuna. Jackson describe la Ciudad del Lago como una especie de ciudad industrial donde las industrias ya han desaparecido. Parece que no volverían a disfrutar de toda la riqueza y la gloria del pasado por la permisividad de políticos repugnantes como el Gobernador de la Ciudad del Lago, quien pudo afianzase en su puesto y aprovecharse de la pobreza de su gente en cierta manera. Tiene un ayudante, Alfred, a quien interpreta Ryan Gage, y entre los dos gobiernan este pequeño y deprimente remanso del río.

Mientras que su gente pasa apuros y hambre, el poco escrupuloso Gobernador de la Ciudad del Lago disfruta de un suntuoso almacén de comida y un alijo de riquezas, algo que dista mucho de cómo es la situación de Bardo. John Bell comenta que Bardo es un personaje muy inteligente y espabilado, lo que le ha permitido sobrevivir durante tanto tiempo, muy a disgusto y pesar del Gobernador. Este tiene a su gente al borde de la hambruna, para que se sientan débiles y no puedan rebelarse, pero Bardo parece que siempre está preparado para dar el primer paso y enfrentarse a él. En cierto modo, Bardo representa esa pequeña luz al final del túnel en el que viven.

Los cineastas escogieron a una reconocida estrella de cine británica, Stephen Fry, para interpretar al Gobernador. Jackson sonríe afirmando que "sería una maldad decir que escogimos a Stephen para el papel porque era un poco maleducado... pero, en el libro, se refleja un sentido del humor irónico y un punto fashion al hablar del Gobernador y eso se trató de llevar a la película, de forma que Stephen pareciese natural. Es tan buen actor que supo captar el estilo urbano, el buen hablar y el lado amable del Gobernador, pero también su corrupción y avaricia, dos características que difieren mucho de su verdadera personalidad."

En lo que se refiere al Gobernador, según Fry "es un líder heroico y a la vez importante. Piensa que la gente lo quiere y lo respeta y que nadie sospecha de su avaricia y corrupción. Cree que, de alguna forma, era un personaje muy carismático que tampoco fue elegido y puesto en el poder por su inteligencia ni por su ingenio natural; solo le importa recaudar impuestos y asegurarse de que la Ciudad del Lago no entra en guerra."

Grosero y glotón, ese esplendor de la realeza del que en algún momento disfrutó el Gobernador se ha acabado y quedado atrás, forzando al departamento de vestuario a destruir concienzudamente una lujosa selección de hermosos tejidos. Ann Maskrey, diseñadora de vestuario, comenta: "Imaginad una ventana con maravillosas vidrieras medievales que está llena de fango y un poco quemada, un desastre, vamos. Había que mostrar al Gobernador como un ser vulgar, mugriento, muy desaliñado y un tanto ridículo."

Todo el equipo de maquillaje dejó rienda suelta a la diversión para lograr el estilo del Gobernador y de Alfrid, su vasallo. Peter Swords King comenta que llegaron a discutir con Peter Jackson por hacer que el Gobernador pareciese tan asqueroso como fuese posible. Pusieron todos su empeño en el peinado estilo cortinilla, en los dientes podridos y en que el vello facial fuese fino. En el caso de Alfrid, le pusieron el pelo graso a Ryan Gage, una piel fea y los dientes ennegrecidos y mugrientos, pintándolos con un esmalte especial cada mañana.

El Gobernador deja a un lado la soledad en la que vive cuando le llegan rumores de que hay extraños escondidos en la casa de Bardo, pues a él solo le importa sacar el máximo provecho posible. Al Gobernador le molesta gente como Thorin, quien adora emprender nuevas búsquedas y luchar por lo que quiere, por eso se empeña en perjudicar a gente como él, cuenta Stephen Fry. "Cree que esa sería su perdición y que lo mejor sería buscar una solución mejor y tratar de que la gente olvide eso de irse a la montañas y molestar a los Dragones; sin embargo, existe una profecía que pervive debajo de la Ciudad del Lago y que afirma que Thorin y los demás vendrán y traerán de nuevo la prosperidad cuando la Montaña vuelva a resonar con los Enanos rodeados de oro."


El dragón de la montaña
Aunque hay fuerzas que se conjuran contra ellos, Bilbo y los Enanos caminan por la Montaña Solitaria para llegar a la puerta secreta de Erebor cuando está menguando el Día de Durin. Thorin es capaz de abrirla con la llave de su padre siguiendo las instrucciones del mapa secreto.

Philippa Boyens siente que Richard Armitage le aportó una "sencillez hermosa" a su actuación en esta secuencia porque debería parecer un logro para Thorin y, en realidad, es un momento de emoción en silencio, "en plan: estoy en casa, ya me acuerdo".

Armitage da fe de ello y explica que, cuando se abre la puerta y Thorin respira por primera vez en el aire retenido por esta montaña sellada, su infancia, el Reino de Erebor y todo lo demás vuelven a su mente. Es un gran momento para Thorin y él fue partícipe de su alegría. Pero en ese aire viciado aún permanece el rastro del Dragón que diezmó a su gente (Smaug), el olor a piedra quemada y los recuerdos de los que perecieron allí, es el olor de la muerte.

Un peligroso centinela puede velar aún por los tesoros de los Enanos, amenazando con fuego y destrucción a cualquier alma que sea lo suficientemente valiente o alocada como para reivindicarse. Esta misión suicida virtual es la razón por la Bilbo tiene que enfrentarse a esta Búsqueda. El director afirma que, en esta película, llegaron a entender por qué necesitan a un ladrón, ya que se centra en lo que quieren robarle. Se trata del Escudo de Roble, una roca misteriosa que los Enanos descubrieron enterrada en la Montaña Solitaria. El Escudo de Roble no tiene poderes, pero es de vital importancia para Thorin.

Ken Stott, que actúa en el papel de Balin, explica que los Enanos saben que el trabajo de Bilbo iba a ser peligroso, teniendo en cuenta que el Dragón todavía estaba vivo. Balin no tendría problemas en regresar, pero Bilbo lo hace porque hizo una promesa, y eso explica su valentía.

Atravesando las cámaras de Erebor, Bilbo descubre que entre las montañas de oro y tesoros aún duerme un Dragón. Jackson explica que, lo que diferencia a Smaug de otros Dragones, aparte de su tamaño, es esa personalidad con la que Tolkien lo ha creado. No es solo un Dragon que puede hablar y quiere comerse a la gente, sino que es psicótico y tremendamente inteligente.

Benedict Cumberbatch hace el papel de Smaug el Terrible e, incluso en su prueba de audición, los cineastas se vieron sorprendidos por la claridad con la que el actor encarnó al Dragón. Fran Walsh explica que, en el libro, Tolkien creó una dramatización magnífica del personaje. Es un personaje arquetípico que merece la pena adaptar a la pantalla: "Al ver lo que es capaz de hacer Benedict con su voz, sabíamos que habíamos encontrado a nuestro Smaug. Además, Benedict conocía perfectamente al personaje y sabía cómo interpretarlo, pues coincidía totalmente con nuestra idea del personaje."

El actor británico tiene unos recuerdos brillantes de la criatura del momento en que su padre le leyó El Hobbit cuando era niño. Benedict explica que su padre es un actor extraordinario y fue él quien lo acercó al maravilloso mundo de los Hobbits y los Dragones. Fue una forma muy buena de iniciarse en un libro tan increíble, así que, cuando fue a casa, le comunicó a su padre con una sonrisa que iba a actuar como Smaug y todo se lo debía a él: "era un día de satisfacción en la vida de un actor. Actúo como Smaug, esta criatura increíblemente áspera y creciente y le había arrebatado el papel a mi padre."

Martin Freeman estaba encantado de tener a su amigo y coprotagonista en Sherlock, la exitosa serie de la BBC, actuando como archienemigo en la película. Explica que ambos rodaron juntos en Londres mientras estaban rodando la primera temporada de Sherlock y fue maravilloso: "Creía que sería maravilloso porque Benedict es un actor muy bueno, brillante a nivel físico y fantástico a nivel vocal."

La coach de dialectología, Leith McPherson, trabajó con Benedict Cumberbatch para perfeccionar su actuación vocal y estaba muy impresionada por el compromiso del actor. "Exploraba físicamente cada instante y trabajaba con diferentes cualidades del sonido hasta encontrar la más adecuada al papel de Smaug en aquel momento. Era un proceso creativo maravilloso que valía la pena presenciar porque sabía que Smaug provoca terror y sufrimiento, pero a él solo le trasmitía placer."

Los artistas de Weta Digital se encargaron de dar vida a Smaug, pero en ese proceso colaboraron tanto los artistas gráficos de la película como los diseñadores de Weta Workshop y de Weta Digital. Peter Jackson admite que estaba participando mucha gente en la creación del personaje, pero que eso es un arma de doble filo porque si no conseguían un buen resultado, estaban ante un gran problema. Él no acudió a las reuniones con una idea de Smaug ya en la cabeza, solo sabía, desde el principio, que necesitaba que fuese enorme (más grande de lo que nadie pudiese imaginar) porque, además de su inteligencia y astucia, quería que le metiese mucho miedo a ese pequeño Hobbit.

Jackson y su equipo decidieron en la primera película cuál sería el enorme tamaño de Smaug: querían que la cabeza fuese "del tamaño de un autobús". Con solo echar un vistazo a la criatura ya sabían las dimensiones para la parte central de El Hobbit: La desolación de Smaug. Explica además que tenían muchos artistas increíbles trabajando para crear a Smaug y solo quería ofrecerles parámetros, pero dejándoles también un cierto grado de libertad para que ellos lo creasen. Eso es lo que le gustó y le permitió ver diferentes diseños y empezar a reconstruir el personaje.

John Howe, el famoso ilustrador de Tolkien, se ha pasado las últimas décadas ilustrando a los personajes de la Tierra Media, pero en los primeros diseños dejó volar su imaginación. Comenta que Tolkien no le contó muchas cosas sobre el Dragón, pero luego se encargaba de hacer sugerencias en vez de dar descripciones exhaustivas. En pocas palabras, sabían que Smaug era grande, de color cobrizo, con alas y respiraba fuego. Explica que fue asombroso conseguir que su estructura desprendiese una energía realista y, luego, con las formas y siluetas ya en marcha, trabajar en los detalles, por ejemplo, en el proceso de creación de las garras.

Weta Digital construyó el dragón capa por capa, desde la forma del esqueleto hasta los movimientos de la textura de la piel, refinados por las texturas que le aplicó Gino Acevedo, director gráfico creativo y supervisor, cuyo departamento estuvo trabajando en Smaug durante más de dos años y medio. Gino explica que había mucha piel que cubrir, dadas las dimensiones del personaje.

Los técnicos de animación no podían perder de vista ni el trabajo del diseño ni la actuación de Benedict, para poder construir un Dragón digital con una presencia física imponente y darle la personalidad que Jackson deseaba. Para aportar sensación de movimiento a la vocalización del dragón, el actor grabó todo su diálogo en un equipo de captura de movimiento en plató, guiado por Dejan Momcilovic, supervisor de capturas de movimiento. Estas sesiones sirvieron de referencia a los técnicos de animación mientras se creaba el personaje con los datos de las capturas.

Joe Letteri explica que, obviamente, la cara de un dragón dista mucho de la de un humano, pero partieron de las ideas que aportaba Cumberbatch con su forma de actuar y las incorporaron a la personalidad de Smaug. Además, trabajaron con del diseño pero asegurándose de que Benedict podría actuar tal y como debía aparecer en pantalla. Esto implicaba desglosarlo aún más, pues tenían que ir al detalle, como en el caso del tamaño de las escamas que rodean los ojos y la forma de mezclarse con la piel y con los párpados.

Cada una de las escamas de Smaug se pintó a mano con medios digitales, para representar mejor las imperfecciones y los defectos y así reflejar su edad y su pasado. Letteri añade que, cuando lo ves de cerca, necesitas ver que tiene la cara llena de cicatrices, ya sean de sus batallas con otros dragones o de sus múltiples ataques.

Smaug se lo reveló a Bilbo en todo su esplendor cuando el dragón siente que, después de tantos años dormido, no quiere estar solo nunca más. Cumberbatch lo describe como "un depredador. Tiene los sentidos agudizados y, en el instante en que tiene a un intruso, se siente intrigado. Hay algo bonito en el juego que hace con Bilbo porque trata de usar la lógica de los humanos para sonsacarle información y saber quién es."

Martin Freeman disfruta de cada momento del encuentro entre el gran dragón y el pequeño Hobbit. Así como Gollum y Bilbo aparecen en el cuerpo del libro de forma asombrosa, Smaug y Bilbo son bastante legendarios a su vez, en palabras de Martin Freeman. "Es una pelea por la inteligencia, pero más que de la inteligencia de Bilbo se trata de permanecer vivo. No cree que sea inteligente pero hace lo que tiene que hace con mucho sacrificio."

Durante ese juego del gato y el ratón, Smaug pone a prueba la lealtad y la valentía de Bilbo. Jackson explica que no importa cuán listo seas porque Smaug será aún más listo y no puede engañarlo porque pronto se da cuenta. De primeras puede ser amable pero, luego, se ve cómo pierde toda esa amabilidad. Hay momentos en que saca a relucir su furia psicótica y lo convierten en un ser impredecible y terrorífico. "Eso fue lo más divertido de escribir sobre este personaje y Benedict lo interpreta así pase lo que pase."

En medio de su gran imperio lleno de oro, Smaug se enfada al pensar que podría perder una pequeña parte. Eso demuestra su grado de avaricia, tal y como comenta Cumberbatch. Smaug es el máximo signo de la corrupción de poder, una serpiente durmiente sobre un montón de oro; no es más que un retiro húmedo y oscuro, sin alegría ni humor. Se vanagloria y está orgulloso del poder que ostenta y de sus riquezas, pero esto solo le ha servido para estar totalmente arruinado.

Para Jackson, este encuentro fatal representa un giro en la trama que solo anticipa el final de la trilogía. Afirma que eso es lo divertido de reflejar una búsqueda singular con estos personajes, que se han sometido a muchas pruebas y deben enfrentarse a muchas presiones e influencias a lo largo de las tres películas. La dinámica de la historia está empezando a mandar sobre ellos, no solo determinando lo que les va a suceder, sino lo que les provoca. Esa capacidad de moldear el futuro de los personajes en las tres películas y seguir adelante con cada uno de ellos supone el verdadero privilegio de hacer la Trilogía de El Hobbit.


En tierras salvajes: Explorando territorio desconocido de la tierra media
"No debería haber dejado nunca Bolsón Cerrado, ese fue mi primer error.
En el condado tenemos un pequeño dicho, que aprendemos en cuanto nacemos:
¡Nunca te vayas al Este!"
— Bilbo Bolsón

La trilogía de El Hobbit se rodó conjuntamente durante un período de producción inicial de 266 días, y los actores y equipo técnico se reunieron más tarde en el proceso de selección de escenas para mejorar El Hobbit: La desolación de Smaug. La producción se rodó en una superficie de ocho acres (3,2 Has), incluyendo seis escenarios de sonido, en los Stone Street Studios, instalaciones de producción de Miramar (Nueva Zelanda). Actores y equipo técnico se lanzaron a recorrer las dos islas de Nueva Zelanda para poblar con una vida vibrante los espectaculares paisajes por los que la Compañía viaja en su destino final hacia Erebor.

"En esa película nos trasladamos a un nuevo territorio de la Tierra Media que, como cineastas, verdaderamente no habíamos explorado hasta ahora", comenta Peter Jackson. "Nos metimos en una aventura ubicada en territorio desconocido, retratando mundos que no hemos representado en nuestros rodajes anteriores".

Jackson y su equipo han puesto todo su interés y dedicación en dotar a la Tierra Media de todo detalle, unidad y realismo posibles, enlazando cada uno de los aspectos de la gigantesca producción, desde los primeros diseños hasta su combinación final. Esta encomienda exigía una armonía absoluta entre todos los departamentos creativos, con diseños que evolucionaban hacia círculos de refinamiento progresivamente más reducidos, siguiendo una serie de sucesos que podían costar meses, incluso años, llevar a cabo.

Lo mismo que ocurría con la trilogía de El señor de los anillos, uno de los primeros puntos de partida fue el trabajo de diseño conceptual a cargo de los famosos ilustradores de Tolkien, John Howe y Alan Lee, que resultaron decisivos al crear la mayoría de los personajes, constituyendo la espina dorsal de los paisajes visuales de la película.

"Peter está muy interesado en describir lo que ve de un modo parecido al que usa Tolkien en el libro", observa Howe. "Él no nos dice qué apariencia han de tener las cosas, nos dice qué emociones quiere sentir él cuando las esté viendo. Nos decía que quería sentir escalofríos e inquietud o ver imágenes atrayentes y divertidas. Nos da su respuesta como espectador, en vez de indicarnos notas de diseño increíblemente precisas, lo que es de verdad emocionante, porque nos permite dar vida a lo que sentimos. Es un proceso verdaderamente divertido para todos nosotros".

Lee añade: "John y yo habíamos aportado montones de ideas e, invariablemente, Peter nos presentaba algún detalle o enfoque apasionante en el que no habíamos pensado realmente. Tiene un conocimiento notable no solo de los dibujos que hemos hecho, también de lo que podríamos soñar. Se refería a menudo a dibujos que en verdad yo no me acuerdo haber hecho", sonríe.

El diseñador de producción Dan Hennah, que fue nominado para un Oscar® por su trabajo en El Hobbit: Un viaje inesperado junto con el director artístico supervisor/decorador de escenario Simon Btorreht y el decorador de escenario Ra Vincent, supervisaron el departamento artístico, que trabajó a destajo para construir escenarios detallados y montados completamente.

Trabajando dentro de una amplia coalición de mentes creativas, Hennah y su equipo crearon una miniatura virtual de la Tierra Media en forma de 94 maquetas para toda la Trilogía, construida en múltiplos de las escalas 1:16 o 1:25. Hennah supervisó entonces la construcción de los escenarios a tamaño natural que aportarían realismo y un exquisito detalle a todas las etapas del viaje de la Compañía, desde las texturas naturales de la casa de Beorn a los estratos irregulares y destartalados desde la Ciudad del Lago a la montaña de oro en las profundidades de Erebor.

El departamento artístico contrató a una multitud de técnicos, artistas y artesanos locales de toda Nueva Zelanda para garantizar la autenticidad en todos los niveles de producción, incluyendo escultores, ingenieros, ceramistas, modelistas, tejedores, yeseros, fabricantes de cortinas, herreros, hilanderos, fabricantes de cuchillos, fabricantes de redes, constructores de barcos, mueblistas, fundidores de bronce, vidrieros, estilistas de alimentos, joyeros y calígrafos.

Con los efectos físicos de la mundialmente conocida Weta Workshop, bajo la dirección del director creativo y cofundador Richard Taylor, la segunda película de la Trilogía significaba ascender a un nivel completamente nuevo de diseño y manufactura. Además de las exigencias protésicas de Bilbo y los Enanos ya creadas en la primera película, Richard Taylor y su equipo tuvieron que afrontar la tarea de diseñar armaduras, armas y prótesis para un conjunto de nuevas culturas, además de tener que colaborar con Peter Jackson, el equipo de diseño y Weta Digital en crear las numerosas criaturas y personajes digitales que aparecen en la película. Weta Workshop ha ido evolucionando a lo largo de los años desde su trabajo crucial en El Señor de los Anillos, y ahora sus artistas esculpen utilizando modelos digitales a ordenador con Z-Brush en vez de realizar modelado en arcilla, y han añadido también a su equipo un total de diez robots.

"Aunque ya conocemos la Tierra Media desde hace doce años, queremos diseñar otras maneras originales de crear personajes memorables dentro de este mundo, para que el público no piense nunca que están viendo algo que ya habían visto anteriormente", observa Richard Taylor. "Al mismo tiempo, también debemos asegurar que todo concuerde a nivel de diseño, y Peter es el custodio final de todo esto. Pero me parece que se ha permitido una gran libertad en la Trilogía del El Hobbit porque se ha preparado el terreno de la cultura y diseño creando un mundo creíble, dentro del que ahora podemos jugar un poco más, lo que nos ha supuesto más emoción, porque nos ha quitado un poco el freno, permitiéndonos explorar con mayor libertad".

Sus creaciones fueron el trabajo integral del supervisor de peinados y maquillaje Peter Swords King, que fue nominado para un Óscar® por su trabajo en El Hobbit: Un viaje inesperado. Era un enorme volumen de trabajo realizado por King y su equipo, que exigió la preparación de 752 pelucas y 263 barbas, todas hechas a medida para los principales actores y sus variados dobles. Sólo para los 13 Enanos, el departamento de King creó un total de 91 pelucas.

Los diseñadores de vestuario Bob Buck y Ann Maskrey disfrutaron preparando el vestuario para una nueva raza de personas de la Ciudad del Lago, que Buck describe como "una mezcla ecléctica de europeo oriental, siberiano y tibetano, con detalles del Este".

Solo para la Ciudad del Lago se crearon un total de 400 vestidos. Estos vestidos fueron diseñados expresando cómo la antes floreciente ciudad se encontraba ahora en decadencia, lo que exigía que la ropa de los pobres y desplazados estuviera rota y descolorida. Ann Maskrey señala: "Aparecen un montón de pieles, acolchados y capas de ropa. Utilizamos algunas referencias basadas en los campesinos rusos y nos inspiramos en viejas fotos en sepia de trabajadores rusos y pinturas rusas de finales del siglo XIX y principios del XX".

Además de las nuevas culturas, el vestuario de la Compañía de los Enanos sufre numerosos, a veces drásticos, cambios a lo largo de la película. "Los Enanos son, en muchos aspectos, personificados por sus vestidos, y lo más asombroso es que los pierden en esta película y acaban llevando ropa humana", dice Bob Buck. "Para los exiliados, eso representa, además de una gran humillación, una pérdida de identidad, que refuerza aún más su determinación de llegar hasta el final de su Búsqueda y la reclamación de su patria".

El mismo proceso de diseño se aplicó a las culturas que la Compañía encuentra según va desplazándose hacia Erebor. "Se mueven hacia el Este, así que tuvimos que aplicar más influencias orientales", explica Dan Hennah. "Está viniendo también el invierno, por lo que hace más frío y hay menos luz. La tensión acecha, y vayan donde vayan, hay una amenaza concreta. Esto le da a todo un toque más frío, con una inyección de humedad cuando llegan a la Ciudad del Lago. En Erebor hay enormes pabell