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La ladrona de libros cartel reducido oficialLa ladrona de libros(The book thief)
Dirigida por Brian Percival
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Inicios
La historia y sus personajes son producto de la imaginación del escritor Markus Zusak, cuya novela La ladrona de libros fue publicada en su país, Australia, en el año 2005, y en el resto del mundo en 2006. La novela ha vendido ocho millones de ejemplares en todo el mundo, se mantuvo en la lista de superventas del New York Times durante casi siete años y ha sido traducida a más de 30 idiomas. Además, La ladrona de libros ha ganado más de una docena de premios literarios, ha sido el libro más vendido en Amazon.com y ha sido reconocido como mejor libro del año en numerosas listas.

La adaptación cinematográfica del libro de Zusak que ha realizado el director Brian Percival (Downton Abbey) cuenta la historia de Liesel (Sophie Nélisse), una adolescente que es enviada a vivir con una familia de acogida, la conformada por el bondadoso Hans Hubermann (Geoffrey Rush) y su puntillosa esposa Rosa (Emily Watson). Sin reponerse aún de la trágica muerte de su hermano pequeño, acontecida apenas unos días antes, y asustada ante unos nuevos "padres" que acaba de conocer, Liesel se esfuerza por adaptarse; tanto en su nuevo hogar como en la escuela, donde sus compañeros se burlan de ella calificándola con el término alemán "dummkopf" (idiota) porque no sabe leer.

Con la determinante obsesión de una erudita en ciernes, Liesel está firmemente decidida a cambiar eso. Y Liesel obtiene ayuda. Hans, su empático "papá", trabaja con ella noche y día en la cuidadosa lectura de su primer libro, El manual de los sepultureros, un tocho que la niña sustrajo del funeral de su hermano; un hurto que llevó a cabo de forma impulsiva y que tendrá profundas consecuencias para nuestra joven heroína.

El amor por la lectura y el creciente aprecio por su nueva familia se intensifican en Liesel cuando se hace amiga de un nuevo huésped de los Hubermann, un refugiado judío llamado Max (Ben Schnetzer), que comparte su pasión por los libros y que la anima a desarrollar sus capacidades de observación, aun cuando Max se esconde de los nazis en la oscura y gélida humedad de un sótano. Igualmente transformadora para Liesel es su floreciente amistad con su joven vecino Rudy (Nico Liersch), quien le toma el pelo por su costumbre de robar libros, a pesar de que descubre que se está enamorando de ella.

Estas nuevas amistades, junto con su exponencialmente creciente amor por los libros, le suministran a Liesel tanto una evasión como un camino que determinará su destino. Liesel llega a comprender no sólo el poder de las palabras sino otro que está mucho más allá de ellas.

El escritor Markus Zusak dice que para escribir el libro se inspiró en las historias que le contaban sus padres cuando era niño en Australia. "Parecía como si un pedazo de Europa entrara en nuestra cocina cuando mi madre y mi padre contaban sus relatos sobre lo que supuso crecer en Alemania y Austria, sobre los bombardeos de Múnich o sobre los prisioneros que los nazis hacían desfilar por las calles", dice Zusak. "Yo no me di cuenta entonces, pero fueron esas historias las que me llevaron a desear ser escritor".

"Era una época de extrema perversidad y peligro, pero sin embargo mi fuente de inspiración fueron los actos de generosidad que hubo en tiempos tan oscuros", prosigue Zusak. "Ésa es la razón por la que LA LADRONA DE LIBROS trata sobre encontrar belleza incluso en las más insoportables circunstancias. Una de las ideas principales de la historia es que mientras Hitler destruye a la gente con sus palabras, Liesel las recupera y escribe con ellas su propia historia".

El ámbito reflejado en la novela, así como su victoriosa y joven heroína, captaron la atención de los productores Karen Rosenfelt y Ken Blancato, que desde que se publicó se pusieron manos a la obra para llevarla a la gran pantalla. "No podía soltar el libro", dice Rosenfelt. "Era un verdadero alegato de la vida. Me fascinó cómo Markus le insufló vida a Liesel, y a su entereza, su fuerza, su capacidad y ansia de lectura, así como a su percepción del poder de la palabra".

Durante el ascenso del Partido Nazi, la libertad de expresión sufrió una fuerte restricción. Los libros se quemaban. "A los alemanes se les decía lo que tenían que sentir, que pensar y que leer", dice Rosenfelt. "A pesar de estos obstáculos aparentemente insalvables, Liesel, aprendiendo a leer, obtiene la facultad de ser creativa, pensar por sí misma y no repetir como un loro las ideas de otros".

Un gran paso adelante a la hora de desarrollar el filme fue contratar al guionista Michael Petroni (Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba) para realizar la adaptación del texto de 580 páginas escrito por Zusak. Cuando le contactaron para escribir el guión, Petroni ya era, según afirma, "un gran fan de la novela".

"Markus Zusak tiene un talento prodigioso", prosigue Petroni. "Ha escrito un libro que obtendrá el reconocimiento de clásico de la literatura. Por lo tanto, a la hora de adaptarlo a la pantalla, primero tuve que vencer la intimidación que eso me provocaba. El desafío mayor fue elegir qué partes eliminaba. Es un tesoro en potencia que oculta escenas extraordinariamente conmovedoras; ése fue el material que me atrajo desde un principio".

Había también otros retos que cumplir. Petroni añade: "El libro no se ajusta a un orden cronológico, y a menudo el narrador suscita la intriga del lector mediante migajas de información que después vuelven a formar parte de la historia. Mi primera tarea consistió en desentrañar cronológicamente la novela para reestructurar posteriormente las escenas de manera que tuvieran un mayor impacto dramático en la película. Esto implicaba a veces tener que alterar la cronología del libro; yo dudo que la gente lo note, pero este tipo de cambios siempre resultan muy complicados de hacer. Para mí es un honor que Markus confiara en mí para adaptar su libro".

Petroni dice que lo que más le impactó, aparte de su imaginativa historia, fue que LA LADRONA DE LIBROS es un testimonio de resistencia. "Da fe de la fuerza del espíritu en la condición humana, algo con lo que toda persona se puede sentir identificada e inspirada. Y, por supuesto, trata sobre el poder de la palabra. ¿Qué escritor se puede resistir a eso?".

Mientras Petroni seguía perfeccionando el guión, comenzó la búsqueda de un director. "Basándonos en el extraordinario trabajo de Brian Percival en la televisión británica y en su pasión por el proyecto, estábamos ansiosos por reunirnos con él", dice Elizabeth Gabler, presidente de Fox 2000 Pictures. "Brian acudió a la reunión con un texto que él mismo había elaborado donde reflejaba las ideas visuales que describían su enfoque del filme, y nosotros nos alegramos mucho de haber encontrado al director perfecto".

Zusak tuvo oportunidad de reunirse con Percival en una primera fase del proceso, e inmediatamente conectó con el realizador. "Tras la reunión, mientras ya nos estábamos despidiendo, Brian se me acercó y me dijo: ‘No te voy a fallar’," recuerda el escritor. "Y a mí me gustó mucho la lealtad y la honestidad que mostró Brian en aquel momento".

Tras el éxito mundial de la serie Downton Abbey, Percival se convirtió en un director mucho más solicitado. "En un momento dado, me llegaban hasta cinco guiones al día y era imposible leerlos todos", señala Percival, "por lo tanto, leía las primeras 30 páginas de cada guión para saber si me interesaba el proyecto". Percival dice que sólo llevaba unas cuantas páginas de La ladrona de libros cuando ya supo que tenía que hacer la película. "Me emocionó mucho la novela. Es una historia muy positiva y edificante, y me encantó que el personaje central fuera una jovencita que, aunque cuando la conocemos no tiene nada, ni siquiera, aparentemente, futuro, pudo no sólo sobrevivir sino también progresar".

Además, Percival se sintió identificado con la historia a nivel personal. "Yo procedo de un entorno muy humilde. Teníamos muy poco y siempre había ese deseo de intentar lograr algo que, en mi caso, era hacer películas. Después, cuando fui a la escuela de arte, recuerdo que hubo mucha gente que me enseñó a mirar –particularmente, a través de los libros– el mundo de forma diferente y, por consiguiente, vivir la vida también de una manera distinta. Me identifico con Liesel en ese sentido".

Percival asumió asimismo la idea de que el poder de las palabras puede tanto destruir como curar, dependiendo del uso que hagamos de ellas. Este es un tema que transita a lo largo de toda la historia. "Liesel empieza a comprender las palabras y su poder, y se da cuenta de que se pueden utilizar tanto para lo bueno como para lo malo", explica Percival. "Este hecho le permite cambiar su vida y tomar decisiones que no hubiera tomado antes de coger un libro. Esa es la clave de su espíritu".


La búsqueda de Liesel
Aunque los realizadores tenían algunas ideas de casting para los personajes de Hans y Rosa, decidieron centrarse primeramente en encontrar a Liesel. El proceso de selección comenzó en Reino Unido, pero rápidamente se extendió a Europa, Estados Unidos y Australia. Rosenfelt señala: "Liesel es un personaje difícil de encontrar. Nosotros buscábamos muchos atributos: la actriz tenía que ser cercana, auténtica, curiosa, voluntariosa, inocente e inteligente".

Percival prosigue: "Necesitábamos a alguien que en un momento dado desearas rodear con tus brazos y tratar de proteger del complicado mundo en el que vive, pero de quien, al mismo tiempo, podrías esperar que te diera una patada en la entrepierna por hacer precisamente eso. Es decir, una verdadera chica de armas tomar pero, al mismo tiempo, muy vulnerable. Teníamos que encontrar a alguien que pudiera transmitir el increíble espíritu de Liesel. Es ese espíritu lo que la hace sobrevivir e incluso crecer".

En conjunto, era un reto considerable para una actriz prácticamente infantil que, además, tendría que ser capaz de dar en pantalla desde los 11 hasta los 17 años de edad.

Los realizadores vieron casi mil candidatas al papel. Pero fue el propio Zusak quien tuvo una idea de casting que demostró ser extraordinariamente efectiva. Zusak había asistido a la presentación de una película canadiense, Profesor Lazhar, que fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa y por la que su joven protagonista obtuvo un premio Genie a la mejor actriz secundaria. Esta alabada actriz resultó ser Sophie Nélisse, cuya consistente interpretación le valió numerosos nuevos admiradores, entre ellos, el autor de La ladrona de libros.

"El trabajo de Sophie en el filme era increíble", dice Zusak, "y mientras salía del cine pensaba que estaría genial interpretando a Liesel. Ésa ha sido la primera y única vez que he asumido el cargo de director de casting; me puse en contacto con los realizadores y les dije, ‘He visto a esta chica…’; pero, por supuesto, ¡ellos ya tenían planeado reunirse con ella!".

Aunque Sophie todavía debía hacer oficialmente la prueba de cámara, Rosenfelt recuerda, "Yo creo que en el fondo todos sabíamos que Sophie era Liesel desde el momento en que vimos la grabación que nos había remitido".

Un potencial obstáculo para que Sophie interpretara el papel lo constituyó otra de sus pasiones. Consumada atleta, además de actriz dramática, Sophie hacía gimnasia desde los tres años de edad. A los seis, entrenaba 16 horas a la semana, y a los doce, dedicaba al ejercicio prácticamente 30 horas semanales. Sophie había adquirido gran relevancia a nivel nacional y aspiraba a participar en los Juegos Olímpicos de Río, cuando recibió la llamada de su agente para hacer la prueba de LA LADRONA DE LIBROS.

Al principio, Sophie se mostraba reacia a asumir el papel porque deseaba de todo corazón competir en Brasil, pero cuando una lesión amenazó con hacer añicos su sueño olímpico, Sophie leyó el guión, se enamoró del personaje y se mostró ansiosa por reunirse con los realizadores en Los Ángeles.

Puesta ya su ilimitada energía y concentración en la preparación de la prueba de cámara, Sophie señala, "Grité como una loca cuando mi agente llamó y me dijo que iba a interpretar a Liesel. Me sentía muy feliz porque la historia me gusta muchísimo. A pesar de que la acción se enmarca en tiempos de guerra, las cosas buenas que hace la gente por los demás son una luz dentro de la oscuridad. Liesel supera los desafíos gracias a su propia voluntad, y al aprender a leer se alza con el control de su vida y de su forma de pensar. La historia te hace ver las cosas de una forma diferente".

Habiendo dedicado muchos años al ejercicio de la gimnasia competitiva, Sophie entendió inmediatamente el nivel de compromiso y dedicación que Liesel muestra en aprender a leer: "La lectura es la vida de Liesel. Cuando está con sus libros consigue olvidarse de todas las dificultades que hay en su vida. La lectura le permite a Liesel desarrollar su imaginación y le ayuda a construirse una vida mejor".

Desde el momento en que realizó la prueba, Sophie se ganó la admiración y el afecto de los realizadores, su nueva familia. "No he encontrado nunca a una niña con tanto talento natural, instinto y percepción de las emociones que tienen las personas de su alrededor. Me parecía increíble que una niña de 13 años pudiera efectivamente saber tanto", dice Percival. Rosenfelt añade: "Mi reacción ante la interpretación de Sophie, y lo que Brian sacó de ella, es que me resulta extraordinariamente creíble y verdadera. Cuando Sophie, interpretando a Liesel, gritaba en el set, todos gritábamos. Su interpretación es muy potente. Sophie es una verdadera profesional que trabaja muy duro, y realmente nos impresionó a todos".


Una nueva familia
Una vez asignado el papel de Liesel a Sophie Nélisse, los realizadores rápidamente se aseguraron de poder contar con sus tan largamente discutidas opciones de casting, Geoffrey Rush y Emily Watson, para interpretar a los nuevos padres de Liesel, Hans y Rosa Hubermann. Percival señala que, desde un principio, estos magistrales actores sintonizaron absolutamente con su visión del filme. "Yo quería que todas las actuaciones fueran muy naturales, y ésa es una forma de interpretar con la que tanto Geoffrey como Emily se sienten muy cómodos. Su trabajo va mucho más allá de la actuación. Geoffrey y Emily poseen a sus personajes, son los personajes, y entre ambos se establece una conexión perfecta. Al tener la oportunidad de trabajar con Geoffrey y Emily, Sophie ha asistido probablemente a la mejor master class del mundo, ya que ha podido absorber la forma que tienen estos actores de acercarse a sus escenas y su línea de pensamiento en relación a sus personajes, y se puede apreciar la influencia que han ejercido en ella."

Desde El discurso del rey hasta la saga de Los piratas del Caribe, el oscarizado actor Geoffrey Rush nos ha venido ofreciendo una serie de destacadas interpretaciones. En LA LADRONA DE LIBROS Rush se convierte en Hans Hubermann. Rush atribuye tanto al libro como al guión la provisión del camino crítico inicial para llegar al personaje de Hans. "Yo creo que el libro es uno de los grandes clásicos de la literatura contemporánea, y aunque ya sabía que quería interpretar a Hans después de leer el guión, la novela se convirtió inevitablemente en mi biblia porque da mucha información del personaje a nivel interno, así como de su ritmo, tono y motivación". (Zusak señala que Rush "conocía tan bien a Hans que, en un momento dado, llegué a creer que lo conocía mejor que yo; y eso me resultaba verdaderamente estremecedor").

Rush atribuye a Percival el mérito de haber proporcionado el decisivo contexto de esa oscura época en la que esta gente intenta no sólo sobrevivir sino también conservar todo aquello que aman. "Brian es una persona extraordinariamente sensible a los eventos y conflictos que tan inquietante y angustiosamente se plasman en el guión. Estamos adentrándonos probablemente en uno de los peores episodios de la Historia, que aconteció no sólo en Alemania sino en todo el entorno de la II Guerra Mundial, y Brian consigue aportar una extraordinaria realidad cotidiana a todo lo que entonces estaba pasando".

De profesión, pintor de brocha gorda, Hans tiene un permanente compañero que es su viejo acordeón, con el que emite cálidos y fatigosos acordes musicales. En apariencia, Hans es un hombre simple, pero es tan complicado como cualquiera de los que Rush suele crear. "Yo creo que la mayor virtud de Hans es que tiene una inteligencia emocional muy desarrollada", lo que le lleva a conectar emocionalmente con Liesel de manera prácticamente inmediata, explica el actor. "Hans es capaz de ver que Liesel ha pasado por momentos extremadamente difíciles e intenta encontrar formas de animarla, en ocasiones, tocando ese acordeón que él tanto ama".

Más significativamente, Hans se da cuenta enseguida de las ganas que tiene Liesel de aprender a leer. La alienta en su objetivo, algo que se convierte en un emotivo elemento de su cada vez más profunda relación paterno-filial. Hans lee pacientemente con Liesel el libro que ésta ha sustraído en el funeral de su hermano, El manual de los sepultureros, y a partir de entonces empieza a trabajar con Liesel en la creación de un singular diccionario, compuesto por columnas de palabras y definiciones que pintan sobre una pared del sótano.

Rush comenta: "Hans responde al atisbo de energía que Liesel ha enterrado en su interior y le ayuda a llevarla hasta la superficie. Liesel empieza a amar el lenguaje y las palabras, por el poder oculto que éstas esconden, no por el veneno de la oratoria y la retórica del que están rodeadas. Liesel encuentra una evasión, un retiro espiritual en la magia del lenguaje. Una vez que entiendes el potencial que hay en el lenguaje, eres capaz de entender el potencial que hay en las ideas que no forman parte de tu propia experiencia. Espero que LA LADRONA DE LIBROS tenga un efecto similar en el público. En mi opinión, el filme habla de descubrir el valor de la empatía".

Rush y Sophie establecieron una inmediata conexión que, dice Rush, se correspondía perfectamente con la dinámica de sus personajes en la pantalla. "El gran placer de hacer este filme ha sido poder trabajar con Sophie, que es una gran actriz y muy divertida", afirma. "Era maravilloso tenerla cerca, y me gustaba mucho que entre tomas de escenas muy dramáticas fuera tan risueña. Pero cuando llegaba la hora de interpretar escenas verdaderamente emotivas, me quedaba atónito al ver su gran capacidad de concentración y lo verdadera que era Sophie emocionalmente".

La esposa de Hans, Rosa, es también un personaje muy rico, sorprendente y complicado, que combina una dureza exterior con una cordialidad interior que oculta extraordinariamente bien. Rosa llama con frecuencia a su marido "saukerl!", que en alemán significa algo así como "cerdo sucio". "En algunos aspectos, Rosa es muy mordaz y aparentemente despiadada", dice Watson. "Es dura con Hans y Liesel, no parece la clase de persona que esperas que se convierta en madre adoptiva".

Con el transcurso del tiempo, y su creciente aprecio por Liesel, Rosa se revela como una cariñosa madre para ella, así como una afectuosa –aunque impaciente– esposa para Hans. Watson señala: "Rosa tiene una bondad interior que la mayoría de las veces la lleva a hacer lo correcto". Watson reflexionó considerablemente sobre los antecedentes de Rosa, especialmente en lo relativo a su matrimonio. "Yo creo que hubo un tiempo en el que Rosa era joven y guapa, y probablemente su forma de hablar era más dulce, pero los tiempos la han transformado. Parece estar enfadada y decepcionada con prácticamente todo lo que hay en su vida, incluyendo su marido, al que en ocasiones, en el mejor de los casos, trata despectivamente. Aun así, el amor que ambos se profesan todavía es evidente".

Habiendo ya trabajado con Rush en Llámame Peter, Watson disfrutó teniendo una segunda oportunidad de colaborar con él: "El torrente de ternura que Geoffrey le dispensa a Liesel en la pantalla es algo extraordinariamente bello", señala la actriz.

Para Percival, el hecho de trabajar con Watson parecía estar predestinado, porque la película en la que debutó la actriz, la aclamada Rompiendo las olas, era tan conmovedora y potente que le llevó a darse cuenta de que quería dirigir cine. Watson se encontraba en casa, ocupada con sus hijos, cuando recibió el guión de LA LADRONA DE LIBROS. "Me senté a leerlo esa misma noche, y estaba llorando cuando lo terminé", recuerda. "Era el mejor guión que había leído en años". Watson se sintió inmediatamente atraída por la idea de que la lectura te abre a un mundo de instantánea riqueza: "El filme es una carta de amor al poder del relato y la trascendencia que tienen las historias y la forma de contarlas, y cómo eso salva efectivamente vidas. Eso es algo realmente increíble".

Otro nuevo miembro en el hogar de los Hubermann es Max, un refugiado judío que llega allí terriblemente enfermo e intentando esconderse de la implacable persecución de los nazis. Hans, cumpliendo una promesa que había hecho años antes al padre de Max, al cual le debía la vida, da cobijo al joven.

La fascinación de Liesel por su nuevo compañero de casa se acrecienta cuando prácticamente se reconocen como almas gemelas –ambos han tenido que abandonar su hogar y a sus familias–, y entre ellos se establece un poderoso vínculo. Su mutuo amor por los libros se convierte en algo tan esencial para su supervivencia como tener casa y comida. Max le enseña a Liesel mucho más que simplemente a mejorar sus dotes de lectura; le enseña a utilizar bien las palabras, y de ese modo le muestra el mundo que la rodea. Desde su nuevo hogar en el oscuro y, en ocasiones, congelado sótano de los Hubermann, Max le abre un nuevo mundo a Liesel. Ella se convierte en una especie de mensajero que le cuenta a Max lo que acontece en el mundo exterior. E incluso sus descripciones de las cosas más cotidianas, como el color del cielo y las distintas formaciones de nubes, se transforman en poesía a medida que Liesel aprende de Max el poder descriptivo del lenguaje.

Ben Schnetzer, que interpreta a Max, estaba cursando su último año en la Guildhall School of Music and Drama de Londres cuando fue elegido para interpretar el papel, y se sintió muy dichoso de poder formar parte de lo que él llama "la clase de proyecto que te hace desear ser actor". Para interpretar al famélico refugiado, Schnetzer perdió casi 17 kilos en siete semanas; y su primera comida cuando regresó a casa, tras finalizar el rodaje, consistió en una enorme pizza de queso y dos sodas.

"Max se convierte prácticamente en el mentor de Liesel, encontrando redención y fuerza en esa oportunidad de abrir un mundo nuevo a una niña a través de la literatura y las palabras", prosigue Schnetzer. "La simbiosis que se establece entre ambos ayuda a Max a sobrevivir uno y otro día".

Otra figura transformadora en la aventura de Liesel es su joven compañero de clase Rudy Steiner. Entre Liesel y Rudy surge una inmediata amistad y todo lo hacen juntos, incluyendo robar libros ("es un préstamo", insiste Liesel). De hecho, es Rudy quien le da el apodo de "ladrona de libros" a Liesel.

Mientras la pasión de Liesel son los libros, Rudy sueña con convertirse en campeón de carreras de velocidad. Su ídolo es el afroamericano héroe olímpico Jesse Owens, que adquirió relevancia internacional al ganar cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1936 celebrados en Berlín. Rudy llega incluso a cubrirse con pintura negra (que sustrajo del material de trabajo de Hans) en honor a su ídolo; una decisión que entonces no resultaba nada popular en una ciudad que era presa del dogma de la supremacía aria.

El joven actor alemán Nico Liersch describe a su personaje de Rudy como "alguien que siempre está feliz, se porta bien con todo el mundo y nunca está triste", y esta descripción se ajusta también al actor que lo interpreta. Sophie y Nico se hicieron muy buenos amigos durante la producción del filme; aunque a Sophie se le escapaba estrepitosamente la risa en casi todas las tomas de las escenas donde Rudy intenta besar a Liesel, ante el regocijo de todo el equipo.


La narradora omnisciente
Otro de los personajes centrales de LA LADRONA DE LIBROS es invisible: la narradora omnisciente, la Muerte, cuyas cáusticos comentarios sobre la condición humana –y su rol en ella– son imprevisibles, contundentes, perspicaces y sorprendentemente reconocibles. Hablando con sosegada y predestinada autoridad, las observaciones de la Muerte resultan todavía más reveladoras dado que el mundo de la Alemania de los años 30 y 40 estaba hecho realmente a su medida.

Zusak decidió que la Muerte fuera la narradora porque, según señala, "simplemente tenía sentido. Todo el mundo dice que la Muerte y la Guerra son como unos buenos amigos, y, por lo tanto, ¿quién mejor que la Muerte para contar una historia que transcurre en tiempos de guerra?".

La Muerte rara vez muestra interés por las vidas que está a punto de quitar. Liesel constituye una notable excepción. Como la Muerte dice: "Tengo como norma obviar a los vivos…, bueno, excepto en algunas ocasiones en las que, no puedo evitarlo…, me interesan… Liesel Meminger me enganchó…, y suscitó mi interés".

Percival se enfrentó al desafío de cómo representar a este personaje tanto antes como durante la producción. Una importante idea provino de la novela, tal y como señala el cineasta: "Una de las frases más potentes del libro que aún recordaba era algo así como ‘Si quieres saber el aspecto que tiene la Muerte, mira el espejo’, ¡aunque Markus lo reflejaba de una forma mucho más elocuente! Eso me pareció que era la clave: la Muerte está en todos nosotros, no podemos escapar de ella. Sin embargo, el sentimiento que más abrumadoramente tienes tras leer la novela es que la Muerte no es necesariamente algo de lo que deberíamos asustarnos. Eso no quiere decir que debamos darle la bienvenida, pero tampoco significa que tiene que ser una terrible y espantosa experiencia".

Una decisión de casting para la voz de la Muerte resultó algo imprecisa, a pesar de que por entonces la fotografía principal estaba ya muy avanzada. "Teníamos muchas ideas pero ninguna definitiva", señala Percival. "Sólo sabíamos que la voz de la Muerte tenía que ser cálida, ingeniosa, irónica y tener esa acogedora pero versada naturaleza de alguien que nos atrae y en el que podemos confiar".

Tras una larga búsqueda, la Muerte tuvo su voz: Roger Allam, un actor inglés conocido principalmente por su trabajo sobre los escenarios. "La cálida y aterciopelada voz de Roger era perfecta", declara Percival. Siempre he admirado su trabajo, así que le hicimos una prueba y el resultado fue extraordinariamente positivo. Me quedé muy satisfecho".

Percival habló sobre el personaje con Allam, pero el realizador afirma que la visión que ambos mantenían sobre su voz se vio reforzada "una vez que le mostré a Roger la película (casi) terminada. Roger entendió inmediatamente lo que yo quería. Todas las características que se requerían se hacían evidentes nada más visionar el filme".

El reparto de LA LADRONA DE LIBROS incluye también a los destacados actores alemanes: Barbara Auer, que interpreta a Ilsa, la esposa del alcalde, quien anima a Liesel a leer los libros de su vasta biblioteca familiar; Rainer Bock, que interpreta al Burgermeister ("alcalde" en alemán), cuya adscripción al nazismo esconde un oscuro secreto; Oliver Stokowski, que interpreta al padre de Rudy, Alex Steiner; Matthias Matschke, que interpreta a Wolfgang, un miembro del Partido Nazi y conocido de Hans; y Heike Makatsch, que interpreta a la madre biológica de Liesel.


Maestro
Un elemento esencial a la hora de establecer y reforzar los temas y los personajes de LA LADRONA DE LIBROS es la banda sonora. Mucho antes de que las cámaras empezaran a rodar, los realizadores ya habían puesto su atención en un compositor cuyos grandiosos logros en el ámbito de la música cinematográfica no tienen parangón: John Williams.

A lo largo de una carrera que abarca seis décadas, Williams se ha convertido en uno de los más destacados y exitosos compositores, tanto de música cinematográfica como clásica, de Estados Unidos, y actualmente sigue siendo una de las figuras más distinguidas e influyentes del panorama musical de nuestra nación.

Williams ha compuesto y dirigido la música de más de cien películas, entre ellas, las seis entregas de la saga Star Wars, las primeras tres de la saga Harry Potter, Superman, JFK, Nacido el 4 de julio y Solo en casa. Su asociación artística con el director Steven Spielberg a lo largo de 40 años ha dado lugar a muchos de los más aclamados y taquilleros filmes de Hollywood, tales como La lista de Schindler, E.T., el extraterrestre, Tiburón, Parque Jurásico, Encuentros en la tercera fase, las películas de Indiana Jones, Salvar al soldado Ryan y Lincoln.

Como muchos aficionados al cine y a la música de todo el mundo, Percival era un gran admirador del trabajo de Williams, y se sintió extraordinariamente afortunado de contar con el icónico compositor para aderezar con su magia LA LADRONA DE LIBROS. "Me sorprendió y me emocionó mucho saber que John había aceptado componer la banda sonora", dice el cineasta. "Yo crecí viendo las películas de Steven Spielberg musicalizadas por John. Ese tipo de cine me atrajo y ejerció una gran influencia sobre mí. Me pasaba horas sentado en la butaca del cine, disfrutando y adorando todos y cada uno de los minutos de proyección. Pensar que ahora estoy efectivamente trabajando con este hombre tan genial todavía me resulta increíble. Williams es una leyenda, un genio y un auténtico caballero. Yo no salgo de mi asombro".

Durante varios años, Williams ha compuesto música exclusivamente para los filmes del señor Spielberg. LA LADRONA DE LIBROS es su primera banda sonora para otro realizador desde 2004, cuando trabajó en la película Harry Potter y el prisionero de Azkaban. El legendario artista aceptó este nuevo encargo porque "Me fascinó absolutamente La ladrona de libros. Primero, la propia novela, por su originalidad e imaginación, y luego la película, realizada con mucha sensibilidad y sencilla humanidad por el director Brian Percival. Cuando Percival me ofreció componer la música de este proyecto, me sentí encantado de tener el privilegio de crear una banda sonora que pudiera estar a la altura de las ideas y reflexiones que contiene esta luminosa película".

"John vio este filme de forma distinta a algunos de sus anteriores trabajos, como las grandiosas y espectaculares bandas sonoras por las que es más conocido", añade Percival. "Su banda sonora para LA LADRONA DE LIBROS es muy emotiva. Yo creo que a él le atraía un reto como éste".

Williams y Percival estuvieron de acuerdo en evitar las grandes orquestaciones en buena parte de la banda sonora del filme, optando en su lugar por una música caracterizada por lo que Percival denomina "simple y sincera belleza".

"Las imágenes de la película reflejan la inocencia y humilde naturaleza de la historia que estamos contando", prosigue el director. "Sería un grave error crear una música grandiosa que eclipsara las sencillas vidas de la gente corriente que vive en la calle Himmel, y eso John lo comprendió perfectamente. Ha escrito una banda sonora muy hermosa y que se ajusta perfectamente a este enfoque, y su música me conmovió hasta las lágrimas".


La Calle Himmel
El rodaje de LA LADRONA DE LIBROS se inició en los estudios Babelsberg de Berlín, Alemania. El departamento de producción utilizó estos estudios donde el diseñador de producción Simon Elliott (La dama de hierro) construyó la casa de los Hubermann situada en la ficticia calle Himmel (Himmel es una palabra alemana que significa "cielo"). Cuando no se rodaba en el interior, el equipo de producción filmaba en el set exterior de los estudios, donde Elliott recreó la fachada de la casa, una de tantas en el barrio. Elliott también modificó los exteriores de Babelsberg para convertirlos en la calle de esta historia en Múnich.

Elliott atribuye a Percival y al equipo de diseño, así como a la vívida prosa de Zakus, la fuente de inspiración. "Yo había leído el libro y absolutamente me encantó", dice Elliott. "Sabía que las posibilidades de diseño iban a ser enormes. Markus escribe de una manera muy visual. Todo el tiempo hace referencia a los colores, y su escritura contiene muchas descripciones que nos fueron de gran ayuda".

Los realizadores exploraron ampliamente el país en busca de la calle Himmel. La importancia de acertar en este sentido era algo esencial para hacer efectiva la visión de Elliott. "Se trata de un libro tan popular que todo el mundo tiene ya su propia idea de cómo era la calle Himmel. Alemania actualmente es un país moderno que se está desarrollando muy rápidamente, con lo cual, muchas de las pequeñas y más históricas zonas rurales se han modernizado. Encontrábamos vestigios de la calle Himmel por todas partes, pero no era nuestra voluntad arriesgarnos. Por lo tanto, decidimos construirla nosotros completamente".

Elliott señala que comprender demográficamente el tipo de personajes que habitan en esa calle de ficción era algo fundamental para crear un espacio verosímil. "Ellos no son ricos, ni son absolutamente pobres; son gente trabajadora, por lo tanto, sus casas son un poco decadentes y nada extraordinarias".

Elliott y su equipo estuvieron diez semanas construyendo una gran cuesta en uno de los extremos de la calle Himmel, teniendo que soportar una de las temperaturas más frías que había visto Berlín en años. El control que otorgaba el hecho de construir la calle desde cero le permitió a Elliott recrear las estremecedoras consecuencias de un bombardeo, para lo cual se añadieron 1.000 toneladas de escombros.

En el interior del número 33 de la calle Himmel, Elliott y el director de fotografía Florian Ballhaus, ASC (Red, El diablo viste de Prada) crearon un espacio cálido y acogedor. "En el cine de época muy a menudo escasean los colores, pero, en este caso, el libro menciona alude mucho al color. Me parecía importante mantener eso para proporcionarle al filme profundidad y riqueza. En LA LADRONA DE LIBROS late un gran corazón. Es una historia extraordinariamente humana, y aunque tiene en contra el telón de fondo de una época muy complicada, su tema principal son las relaciones afectivas. Al dotar al hogar donde principalmente se desarrolla la acción y a toda la película en general de una profusión de color, reflejamos esa cordialidad y generosidad que pueden brotar de una terrible situación".

El set del sótano, donde acontecen muchos de los momentos más emotivos de la historia, supuso un formidable desafío de diseño. "Sabíamos que el techo tenía que ser bajo y que las paredes debían estar cubiertas por la escritura y el diccionario de Liesel. Para darle profundidad al espacio, situamos la escalera en medio, lo cual posibilitaba un mayor movimiento de cámara. La presencia de elementos como verduras almacenadas, latas de conservas y los botes, pinceles y utensilios de pintura de Hans, establece la conexión de este espacio con el resto de la casa".

A mitad del rodaje, el equipo de producción se trasladó a Görlitz, la ciudad más oriental de Alemania, situada junto al río Neisse Lusacio, en el Bundesland (Estado Federal) de Sajonia. Fue en este lugar donde producción ubicó uno de los sets principales del filme, el lugar en el que los miembros de la Asociación de Estudiantes Alemanes de la Alemania nazi quemaron ceremoniosamente los libros de aquellos autores que eran considerados subversivos o cuya ideología socavaba el poder de la Administración nacionalsocialista.

Esta secuencia de masas, cargada de emotividad, nos presenta a Liesel siendo testigo de la destrucción de miles de libros ante el júbilo de los habitantes del lugar. Tras las secuelas de esta impactante visión, Liesel, "la ladrona de libros", rescata un solo libro, con sus páginas todavía humeantes por el calor.

A lo largo de tres noches, con temperaturas que bajaban drásticamente a 17 grados bajo cero, el reparto y el equipo técnico, más 450 extras –envueltos en mantas cuando las cámaras no filmaban–, trabajaron durante toda la noche para capturar con escalofriante autenticidad una oscura época de la historia del mundo.

La plaza se engalanó con enormes estandartes con el símbolo de la esvástica; un emblema que resulta extraordinariamente perturbador para la Alemania actual. De hecho, existe una estricta legislación nacional que prohíbe la exposición de parafernalia nazi en los espacios públicos, por lo tanto, los realizadores tuvieron que obtener un permiso especial para decorar la plaza de la ciudad. Producción rodó también en Villa Herz, una histórica mansión de 120 años de antigüedad situada en Wannsee, que hacía las veces de la mansión del alcalde, de donde Liesel toma libros prestados.

Finalizada la producción, y una vez que Percival y su equipo de posproducción se dispusieron a iniciar su fundamental trabajo, le preguntaron a Zusak qué conclusión esperaba que el público extrajera sobre la película basada en su libro. "De nuevo –afirmó–, ya sea literatura o cine, todo depende del poder de la historia; y lo que es más importante, de la capacidad que hay en todos nosotros de perseverar e incluso triunfar aun enfrentándonos a los más formidables obstáculos.

"Yo creo que al público le emocionará la película LA LADRONA DE LIBROS porque sus personajes de algún modo son capaces de encontrar belleza y generosidad, y hacen cosas sorprendentes a pesar de estar en unas condiciones increíblemente complicadas".