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Longa noite cartel reducidoLonga noiteDirigida por Eloy Enciso
¿Qué te parece la película?

Entrevista con Eloy Enciso

P: Longa noite explora los fundamentos políticos y sociales del fascismo. ¿De dónde surge la idea de hacer una película sobre la posguerra española?

R: Cuando comencé este proyecto, en 2013-14, España se encontraba bajo una profunda crisis económica y política. Yo mismo pasaba por un mal momento, sin trabajo y con pocos recursos. Esta situación era compartida, estaba muy presente en todo tipo de conversaciones: familiares que habían perdido su empleo, amigos que emigraban... Como telón de fondo, los medios de comunicación no paraban de sacar a la luz casos de corrupción, la amenaza de la prima de riesgo, el drama de los desahucios... Empecé a interesarme, como persona no como cineasta, en las razones de esta crisis y especialmente en el fracaso de las instituciones implicadas para lidiar con ella.

Leí algunos libros sobre la Transición española, pero pronto me di cuenta de que cuanto más viajaba hacia atrás en el tiempo, más me interesaban las cosas que leía y más me ayudaban a entender el presente. Encontré especialmente significativos los primeros años del franquismo, un período no tan bien conocido por mi generación, que fue educada bajo el pacto social de la Transición, basado en la máxima de que «si queremos avanzar, no debemos remover el pasado». Comencé entonces a leer libros escritos principalmente durante los años 40, especialmente memorias de gallegos que huyeron tras la Guerra Civil y también de aquellos que, en Galicia y en España, decidieron quedarse. Cuanto más leía más me sorprendía esta conexión intergeneracional. Estas personas, la mayoría de ellas ya fallecidas y con vidas y circunstancias muy distintas a la mía, conseguían explicar mejor mi realidad política y social que la prensa o los políticos de hoy en día.


P: Al ver Longa noite no tenemos la sensación de que sea una película sobre el pasado, si bien sucede durante los años de posguerra.

R: Esa es la idea sobre la que, poco a poco, empezó a girar el proyecto. A medida que encontraba los diálogos y personajes que vemos hoy en la película -el comerciante y sus ideas liberales, la señora en la estación con su discurso de sumisión, el alcalde populista y otras historias de exilio, miedo y represión-, me sorprendía lo actual que eran estos personajes, como si estuviesen también en nuestro presente. La conexión entre la generación de mis abuelos y la mía propia se fue revelando de forma cada vez más evidente. La película es un intento de relacionarlos, pero no desde un punto de vista histórico o historicista, no para mostrar aquello que sucedió, sino para analizar cómo sucedió. En este sentido me siento próximo a la idea de Jean-Marie Straub cuando decía: «Hacer la revolución es volver a colocar en su sitio cosas muy antiguas pero olvidadas».


P: ¿Cómo ha sido el trabajo con los textos? ¿Cómo seleccionaste los fragmentos de las obras y cartas que aparecen en la película?

R: Mi primera idea, al igual que hice con mi anterior película Arraianos, era encontrar un único texto que sirviese de base para todo el filme, para construir la trama, los diálogos y el trabajo con los actores. Pero rápidamente me di cuenta de que todo lo relacionado con este período, la memoria histórica y cultural de la posguerra, está fragmentado y disperso, repartido entre la diáspora, la memoria oral, las asociaciones civiles para la memoria, los archivos oficiales...

Como eran los únicos que podían escribir y publicar libremente en aquella época, comencé con la literatura del exilio. Allí encontré la mayoría de los textos que forman la primera parte de la película: Max Aub, Luis Seoane y Ramón de Valenzuela, entre otros. Más adelante, pensé que era importante conocer el punto de vista de aquellos que experimentaron la dictadura desde dentro. No la vida clandestina y heroica de los guerrilleros ocultos en las montañas, sino el día a día silencioso de los perdedores de la guerra y que, aparentemente y según la historia oficial, se pudieron reintegrar en la sociedad. La segunda parte de la película está basada en fragmentos de estas memorias. Para el tercer capítulo, la fuente de inspiración fueron las cartas de prisioneros de la época, mujeres y hombres que escribían a sus familias y a las instituciones mientras estaban presos.

Por su profundidad y simpleza estas cartas pienso que fueron, de hecho, lo que me ayudó a aglutinar en el guion las múltiples visiones y puntos de vista, construir una línea narrativa que refleja esta exploración de materiales de diversa procendencia y naturaleza distinta. Quise también respetar de este modo el espacio del espectador para moverse con cierta libertad entre las distintas visiones y llegar a sus propias conclusiones, si lo desea.


P: ¿Cómo fue el trabajo con los actores no profesionales desde los primeros ensayos hasta la grabación?

R: Ensayamos normalmente una o dos veces por semana, durante varios meses. Trabajamos con las palabras, repitiendo una y otra vez, un poco como los bailarines preparan sus coreografías: ensayar los mismos movimientos, una y otra vez, hasta hacerlos propios, encarnarlos en cierto modo. Existe, en paralelo, otro trabajo con el propio texto en el que intentamos ir más allá de la tentación de una dramatización psicologista del contenido.


P: ¿Cuál es el tono que querías crear para la película y cómo lo alcanzaste?

R: Quería que la película avanzase desde una lógica día-noche del primer capítulo a cierta sensación de noche que no acaba, (de endless night, como dice el título en inglés), en el segundo y tercer acto. Durante la investigación visual, recuerdo revisar junto a Mauro (Mauro Herce, director de fotografía de la película), pintores románticos y tenebristas, películas de cine negro clásico o también actuales como las de Pedro Costa. También a artistas contemporáneos como James Turrell o Hiroshi Sugimoto. Todos ellos nos interesaban por su tratamiento de la noche y las atmóferas tenebrosas. Recuerdo que el trabajo de Apichatpong Weerasethakul estuvo también presente por su habilidad para establecer una relación mágica y a veces también espectral entre la naturaleza y la memoria, que era otra de las búsquedas de la película.


P: ¿Y qué nos puedes decir del sonido?

R: La película atraviesa diferentes fases sonoras, desde una expresión más literal en las escenas de diálogo a otra más sensorial. Fue una proceso interesante, de irse desprendiendo y confiando. Comenzamos con una propuesta más barroca, llena de ideas y capas complementarias, pero poco a poco nos dimos cuenta de que la película respondía mejor al «menos es más», a no intentar reproducir fielmente un bosque, un paisaje o una cueva, sino la memoria sonora de esos espacios, con sonidos que puntuasen la imagen y el silencio. En este sentido las intenciones fueron similares al tratamiento de la imagen, la sensación de silencio, como la de oscuridad en el caso de la imagen, se construyen con más fuerza cuando tienes elementos de contraste, un contrapunto: el pequeño crujido de una rama, el canto aislado de un pájaro.


El director
Eloy Enciso (Lugo, 1975) se forma en dirección cinematográfica en la escuela de San Antonio de los Baños, en Cuba, donde comparte promoción con el director de fotografía Mauro Herce. Se inicia en el campo del cortometraje antes de debutar en el largo con Pic-nic (2007), documental seleccionado y premiado en numerosos festivales. La consolidación internacional le llega a Enciso en 2012 con Arraianos, estrenada en Locarno y premiada como mejor película en Buenos Aires (Vanguardia y Género) y Sevilla (Nuevas Olas), en la que encontramos ya sus principales señas de identidad: un cuidado trabajo con actores no profesionales y un singular tratamiento de las fuentes literarias.

Tras siete años de esmerado trabajo, Enciso regresa por con Longa noite, original indagación en la posguerra española que, apoyada en los textos de Max Aub, Alfonso Sastre o Rodolfo Fogwill y un gran trabajo de fotografía de Mauro Herce, dan lugar a uno de los títulos clave de este 2019. Tras recibir el premio de la crítica especializada a Mejor Dirección en Locarno y recorrer algunos de los festivales más importantes (Toronto, Nueva York, Sevilla) llega a salas españolas una obra que examina nuestro pasado para permitirnos entender mejor el tiempo presente.

Filmografía
Longa noite, 2019
Arraianos, 2012
Pic-nic, 2007
La clase, 2003 [corto]
Isa003, 2003 [corto]
Funk the Wheel, 2002 [corto]
No tan buena vista, 2002 [corto]


Reparto: Misha Bies Golas, Nuria Lestegás, Celsa Araújo, Verónica Quintela, Manuel Pumares, Suso Meilán