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El médico cartel reducido finalEl médico(The physician)
Dirigida por Philipp Stölzl
¿Qué te parece la película?

EL MÉDICO es la adaptación cinematográfica del best-seller homónimo de Noah Gordon, que lleva más de 21 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Los consagrados Ben Kingsley (Gandhi, Casa de arena y niebla) y Stellan Skarsgård (Melancolía, Los vengadores) acompañarán a Tom Payne (Luck) en esta épica producción europea, que se encuentra en pleno rodaje entre Alemania y Marruecos.

"EL MÉDICO" es una épica historia de aventuras en la línea de El Reino de los Cielos y El perfume protagonizada por Tom Payne, protagonista de ‘Luck’, en el papel del joven aprendiz de médico Rob J. Cole y Ben Kingsley, ganador del Oscar por Gandhi, en el papel del histórico científico Ibn Sina. Acompañan al dúo protagonista Stellan Skarsgård (Los vengadores, Melancolía), Olivier Martinez (SWAT, Infiel) y Emma Rigby (‘Once Upon a Time in Wonderland).

Philipp Stölzl (El último testigo) dirige la adaptación de "EL MÉDICO", la apasionante novela que combina épica, exotismo e intriga y que encumbró al famoso escritor Noah Gordon. Publicada en España por Roca Editorial y con más de 21 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, este best seller lleva más de tres décadas atrapando a varias generaciones de lectores y se ha convertido en todo un referente de la novela épica, llegándose a publicar en 32 países. "EL MÉDICO" es la primera entrega de una trilogía que continúa con Chamán y termina con La doctora Cole.


Entrevista a Philipp Stölzl (Director)

P: ¿Conocía el libro, o, para ser más precisos, había leído el libro antes de recibir la propuesta de trabajar en la película?

R: Sí, lo leí, como casi todo el mundo en la época. Lo recuerdo como una novela llena de aventuras, un grueso libro en rústica y de páginas gastadas que no pude soltar durante semanas.


P: ¿Qué fue lo primero que pensó cuando le llegó la propuesta?

R: Estaba entusiasmado. Tengo que confesar que siento debilidad por las películas históricas. Me gusta ver películas de época, quizá por mi experiencia como diseñador teatral y cinematográfico. Las películas en las que se crea o recrea todo un mundo me apasionan. Estaba al corriente de la larga historia del proyecto, pero jamás pensé que fuera a aportar nada a él. Lo más importante a la hora de llevar a la pantalla esta novela era su extensión: el libro tiene 850 páginas divididas en varios capítulos largos, que acaban siendo libros en sí mismos. Está la parte de Inglaterra, el largo viaje y por supuesto Persia. Es un problema decisivo intentar contar toda la historia en el marco de una película. Si fuera una serie de televisión de diez capítulos no habría problema, pero los temas que aborda la novela (la medicina, la religión, el cuerpo humano, la filosofía) en mi opinión pertenecen al ámbito del cine, por muy difícil que resulte su adaptación.

La extensión ha sido también la razón de que se haya tardado tanto en llevarla al cine. Era extremadamente complejo encontrar el enfoque adecuado para la adaptación. Para mí estaba claro que teníamos que condensar algunas partes y permitir cierta libertad de interpretación. La novela se nutre de las increíblemente hermosas descripciones del mundo en el que transcurre. ¿Cómo vivían los judíos de la Edad Media, cómo era Persia, cómo funcionaba entonces la medicina? En la novela, viajas con Rob Cole por ese mundo, pero faltan otros datos sobre los personajes y el argumento que necesitas para hacer una película. Entonces conseguí a Jan Berger, a quien conocía desde hacía bastante tiempo, para el guión, y juntos condensamos el libro aún más y añadimos nuevos hilos argumentales que se entrecruzan con el hilo principal para crear la historia completa.

Era importante que nos permitiéramos la libertad suficiente para apartarnos un poco más con el fin de sintetizar claramente de qué va la novela. Por eso enlazamos las secuencias de la novela de una manera más patente, por ejemplo desarrollando el trauma que vive Rob Cole cuando su madre muere de apendicitis, que por aquel entonces era una enfermedad desconocida, y cómo eso alimenta su curiosidad, su pasión. Y al mismo tiempo esto nos permite introducir de forma dramática el don que tiene para presentir la muerte. También está el personaje de la judía Rebecca, que en la novela era una cristiana llamada Mary (Noah Gordon enseguida estuvo de acuerdo con este cambio, porque cuadra de una forma muy natural con la historia).

Simplemente, intentamos afianzar los temas principales. Por un lado está el choque de religiones, que, en la Edad Media (aunque también ahora, por supuesto), trajo consigo disturbios y violencia. También está la búsqueda de conocimiento y de avances en el campo de la medicina, y el conflicto resultante con la religión y la moral. Un aspecto importante era el de las autopsias, ya que en aquella época abrir un cadáver estaba penado con la muerte, pero para el campo de la medicina es un avance comparable al de la llegada del hombre a la luna para el programa espacial. Y también está la colosal aventura de un hombre que decide seguir su pasión. Un hombre que viaja a la otra punta del mundo para aprender de los mejores maestros. En última instancia, estoy convencido de que todo lo que te queda en la memoria de esta fantástica novela está también en la película, y de que hemos hecho un buen trabajo captando su esencia.


P: Usted ya tiene experiencia combinando el cine como espectáculo con temas históricos, por ejemplo con sus películas North Face y Goethe! ¿Le parecen ambos aspectos igual de importantes?

R: Sí. Ese es uno de mis puntos fuertes. Me gusta ver, por ejemplo, películas de Ridley Scott, porque me encantan los grandes temas contados en un formato espectacular. También me gusta ver películas ambiciosas, exóticas y de arte y ensayo, pero personalmente considero el cine como un medio de entretenimiento de amplio espectro. Es fantástico poder llegar a mucha gente con el cine, y que la película sea como un caballo de Troya en el que puedes introducir cosas importantes que deseas comunicar. Me gustan las películas que tienen ese equilibrio. A largo plazo, el envoltorio no es lo más importante. Por ejemplo, en las películas de Batman de Christopher Nolan, puedes ver temas tan absorbentes como el miedo o la anarquía abordados con la fuerza de un gran producción hollywoodiense.


P: ¿A qué tradición diría que pertenece El médico?

R: Para hacer El médico, tuvimos en mente una obra maestra insuperable como fue Lawrence de Arabia. Es una película de principios de los 60 fascinante, porque podría decirse que trabajaban con el gran pincel de la epopeya, pero en el personaje de Lawrence puedes encontrar trazos muy finos pero enérgicos. En la actualidad es difícil encontrar películas con ese enfoque.


P: En las grandes películas actuales ambientadas en épocas pasadas se suele combinar la credibilidad histórica con cierto aire moderno.

R: Sí, sobre todo en las películas de época es fundamental, por ejemplo, encontrar un lenguaje adecuado, que no parezca fuera de lugar para el momento histórico, pero que también funcione en la actualidad. En este género, es muy importante hacer ajustes muy precisos que creen este equilibrio. Tiene que quedar bien y además resultar creíble, y las diferencias en el resultado quedan patentes en Gladiator, de Ridley Scott, y Troya, de Wolfgang Petersen. Las falditas que con Russell Crowe funcionan, no lo hacen igual en el caso de Brad Pitt. Las dos películas están bien hechas, pero el impacto es completamente diferente. Con Goethe! nos esforzamos mucho por captar la atmósfera de finales del siglo XVIII, pero al mismo tiempo nos aseguramos de que las pelucas y los pantalones bombachos no resultasen ridículos. Con El médico nos encontramos ante el reto de que todos llevaban togas, y teníamos que tener en cuenta las diferencias que permitirían distinguir cuál pertenecía al sha y cuál a un judío. Tuvimos que hacer consideraciones y análisis similares en muchos aspectos, y el conjunto es lo que determina lo bien que funciona la película.


P: ¿Qué hace que las películas históricas tengan tanto gancho?

R: Creo que detrás hay cierto escapismo, sin duda. Hay un deseo de escapar de la realidad actual y de viajar a otros mundos. Cuando eso se hace con un material tan fantástico como el nuestro, tiene un gancho enorme. Creo que un universo extranjero y pretérito abre una nueva visión de los personajes, porque, de entrada, los vínculos inmediatos con el mundo del espectador se rompen. Viajas a otro mundo, y al hacerlo puedes dejar tu mundo atrás hasta cierto punto. Eso se aplica especialmente a novelas como El médico, y es justo lo que buscas conseguir con la película también.


P: ¿...y al mismo tiempo decir algo sobre el tiempo en que vivimos?

R: En su esencia, la película tiene que ver con un mundo en el que las condiciones en Europa eran más o menos bárbaras, mientras que en Oriente había una cultura sofisticada y activa. Eso es lo contrario de nuestra percepción actual. Mucha gente aquí cree que el mundo árabe sigue anclado en la Edad Media. Pero nos olvidamos de hasta qué grado nuestra cultura actual nació en Oriente. Creo que es hermoso e importante que la película nos recuerde esta relación. Por otra parte, la historia nos muestra muy claramente cómo el fanatismo religioso, en cualquier religión, conduce al sufrimiento y a la violencia, y cómo se interpone en el progreso y la comunicación. Esta tema no podría ser más actual, y los acontecimientos ocurridos en Egipto aparecen reflejados en esta película de una manera casi sobrecogedora.

Además, creo que el personaje de Rob Cole es muy moderno: es un joven que no siempre está dispuesto a tomar el camino "recto" y "moral" en su búsqueda de conocimiento. Básicamente, cruza todos los límites, y al hacerlo plantea en su heroica historia la pregunta de si el fin justifica los medios. Hay muchos temas e ideas importantes que vale la pena plantear en una película de cine.


Entrevista a Tom Payne

P: Sobre el rodaje en el desierto...

R: El desierto es un escenario muy popular en las películas, así que cada vez que viajas allí te sientes como si estuvieras en un estudio de rodaje, porque la única forma en que has visto siempre el desierto es en las películas, o también en libros con fotografías bonitas. Y esto hace el trabajo más fácil... Un día estaba bromeando con Emile, que interpreta a Tuveh, sobre eso: es muy difícil rodar una escena con todos esos trajes y en las dunas y no sentir que estás haciendo una película, y es muy emocionante. Ya sólo ese paisaje de dunas, que se extienden kilómetros y kilómetros, es increíble, y llevar todo eso a la pantalla, aparecer en una película así, con ese entorno, te coloca enseguida en situación. A veces puede resultar complicado, porque todo está lleno de arena, pero al final es muy satisfactorio, porque sientes que formas parte de algo grande.


P: Sobre el camino al trabajo por las mañanas...

R: Nuestro hotel está en el linde de las dunas, y me llevan todos los días desde allí hasta el campamento base, que es de piedra y está fuera de las dunas. Allí paso por maquillaje, peluquería y vestuario, y luego vamos en un cuatro por cuatro o en un buggy hasta las dunas, y no hay forma de llegar hasta la localización sin estar dando botes arriba y abajo todo el rato, y crees que se va a volcar. El otro día pensé: "Madre mía, hay gente que paga por hacer esto, y para nosotros viene con el trabajo, es alucinante". Hay gente que se cruza medio mundo para vivir una experiencia así, y a nosotros incluso nos pagan por vivirla.


P: Sobre lo que le gustó del guión...

R: Me gustó el sentido de aventura que transmitía, me pareció muy valiente. Es un relato de aventuras que no tiene miedo a ser grande y que tiene tintes épicos. Rob, mi personaje, viaja desde Inglaterra hasta Persia en el siglo XI, que por aquel entonces era un viaje muy, muy largo. Me gustó el personaje. Rob es ambicioso y desea saber siempre más, nunca acepta una negativa. Y me doy cuenta de lo inteligente que es el guión, porque siempre está pasando más de una cosa a la vez. Pero cuando lo lees no te das cuenta, es cuando estás rodando que piensas: "Vaya, he llegado hasta tal situación, y a la vez está pasando esto, y aquello otro". Cuando lo lees, lo haces del tirón, y aunque es una lectura muy emocionante, al actuar la cosa es diferente, porque no lo puedes interpretar todo. Así que tienes que confiar en que el público te siga en ese viaje y en que dé contigo cada paso, y eso también es algo increíble que tiene esta historia, y es que siempre estás pendiente de Rob. Mi trabajo como actor consiste en atraparte desde el principio y llevarte conmigo de viaje. Y espero que lo hayamos conseguido. Es un viaje muy emocionante, creo que habrá momentos en los que pensarás: "No, no, no hagas eso", o: "Sí, eso es", y eso es precisamente lo que quiero. Quiero que el público disfrute de la historia.


P: Sobre la historia...

R: Es bastante compleja, porque toca muchos temas importantes, pero en el fondo va de la búsqueda de conocimiento de un joven que nunca se da por satisfecho. Y esa búsqueda le empuja a vivir su gran aventura. Todo pasa en torno a él, y algunas cosas también pasan también precisamente por él. Él acepta a la gente tal y como es, no juzga a nadie ni a nada. Es un personaje amable e inocente, y creo que el público puede conectar fácilmente con él.


P: Sobre Rob Cole…

R: Rob es huérfano desde niño. Ves que pierde a sus padres, y queda al cuidado de un barbero. Entonces establece con él una relación de padre e hijo, que se basa principalmente en que el barbero le da porrazos... aunque de broma, jugando. Los dos llevan una vida muy nómada, y Rob no tiene ningún sitio que pueda considerar su hogar, aparte del carro del barbero, con el que viajan de un lugar a otro. Creo que no tener un hogar es lo que hace que no se refrene a la hora de partir en este viaje, porque no tiene nada que lo ate, no tiene más lazos que las personas con las que se relaciona. Y, aunque siente un gran afecto por el barbero, siempre ha sentido que quería aprender más. Y cuando el barbero le confiesa sus limitaciones, él decide que tiene que irse, porque si no se quedará estancado, no podrá avanzar. Ese es un momento muy duro de la película, cuando se separa del barbero, pero es algo que él necesita para su crecimiento personal, porque él va más allá, quiere ayudar a todo el mundo, para él es natural que todos quieran adquirir más conocimientos. Durante su viaje conoce a otras personas, y de cada una aprende algo diferente y tiene experiencias diferentes que le ayudan en su camino. En este proyecto, apenas tuvimos un día en el que no hubiera más de 15 extras, y animales, y unos decorados alucinantes, y todo eso desde los bosques de Alemania e Inglaterra hasta los desiertos de Marruecos. He hecho este gran viaje con mi personaje, y estoy seguro de que todo eso se reflejará en la pantalla.


P: Sobre Stellan Skarsgård…

R: De hecho, Stellan estuvo muy divertido en su papel de barbero, porque trasladó algunos rasgos de su carácter al personaje. Es un tío impresionante, que se toma la vida con filosofía, y esas son cualidades que el barbero sin duda tiene. Es un hombre que viaja de un lugar a otro, haciendo su trabajo de la mejor manera que sabe, y lo pasa bien por el camino. Al principio no quiere quedarse con Rob, pero más tarde acaban desarrollando una relación muy de padre e hijo, que también se trasladó al rodaje. Stellan y yo nos llevamos genial y fuera del rodaje también nos dábamos porrazos de broma. Ha sido muy interesante, porque cada uno de los actores representaba algo diferente para, tanto en la vida real como en la ficción. Además, fue muy divertido, y ha hecho que el trabajo me resulte más fácil. Las texturas, los paisajes y los olores del principio, con el bosque, y el carro, y aquellos trajes antiguos, todo era tan absorbente que no parecía trabajo.


P: Sobre el trabajo de médico en la Edad Media...

R: La película demuestra que, en esa época, la medicina se encontraba en puntos muy diferentes en Inglaterra y en Persia, que estaba mucho más avanzada en cuanto a la forma de pensar y a los instrumentos que utilizaban. En Inglaterra se trataban las cosas más bien fiándose de las apariencias, como, por ejemplo, en todas las operaciones que Stellan y yo llevamos a cabo en la película. Pero Persia es como un lugar místico, un lugar que surge en el campamento judío, cuando se somete al barbero a un tipo de operación que Rob nunca había visto antes. Y él se queda muy impresionado cuando ve eso y todos esos instrumentos, y cuando le hablan de Persia, ya que hasta entonces él sólo conocía la medicina inglesa. Se da cuenta de que hay algo más y la curiosidad le arrastra a emprender su viaje. Y creo que también arrastrará al público, porque yo tampoco sabía que en aquella época las cosas eran así en la otra punta del mundo. Era un concepto del mundo mucho más sencillo, no había una separación, y parecía que todas las personas estaban en un mismo sitio. Ha sido fantástico entender aquella época y viajar en el tiempo y ver lo distinta que era la situación en Oriente y Occidente. Además, Ibn Sina sigue siendo muy importante en la cultura persa, y con razón.


P: Sobre las escenas de cirugía...

R: Fueron impresionantes, porque para nosotros eso fueron súper realistas (todo lo que pueden llegar a serlo sin hacerlo de verdad): la pierna parecía de verdad, con el hueso y la sangre que hacían bombear por dentro, y yo tuve que serrarla… lo he visto luego en la pantalla y para mí era muy fuerte, incluso el mismo día del rodaje el tacto, el aspecto, era todo tan real que me pareció alucinante. Y luego tenía que cauterizar con el hierro, era lo más cerca que se puede estar de practicar una operación de verdad. Lo pasamos muy bien, en realidad. Era el último día de rodaje de Stellan, e hicimos un montón de cosas que no estaban en el guión, y eso nos dio una idea muy aproximada de cómo era hacerlo de verdad. Pero fue muy divertido, esa secuencia de la amputación del dedo fue memorable, porque fue mi primera gran operación de la película. No es una secuencia muy larga, pero demuestra lo difícil que es en realidad tumbarse en la mesa de operaciones, morder algo y dejar que te sierren. Por aquel entonces era muy brutal, y se muestra tal cual. No como ahora, que el médico te da una palmadita, te estira el brazo y te dice que todo va a salir estupendamente. En aquella época era: venga, a cortar y que pase el siguiente. Es muy curioso.


P: Sobre operar el cuerpo de Quasim...

R: Eso también fue alucinante. Los chicos de efectos especiales hicieron algo que nunca se había hecho antes en Alemania. Hicieron una réplica exacta del cuerpo del actor que interpreta a Quasim, y luego la rellenaron con todos los órganos. Yo al principio estaba muy atento, ya que era muy realista y tenía la sensación de que todo era de verdad porque visualmente parecía de verdad. Esas escenas valieron la pena, y eso que creía que serían muy difíciles, siempre me había preguntado cómo iba Philipp a trasladar eso a la pantalla sin que fuera demasiado desagradable. En realidad, el día del rodaje fue bastante desagradable, y muchos miembros del equipo no querían mirar, pero pienso que la escena refleja la belleza del cuerpo humano. Y funciona muy bien.


P: Sobre Mirdin y Karim…

R: Yo diría que Rob tiene mucha suerte al dar con estos dos amigos, a los que conoce en la clase de Ibn Sina, la primera a la que asiste. Enseguida hacen buenas migas, porque tienen edades parecidas, y son unos chicos muy simpáticos, pero lo interesante es que todo en la película se lleva otro nivel. Resulta que uno de ellos es musulmán, y el otro judío, pero eso es algo de lo que ellos nunca necesitan hablar, no influye en su amistad, porque no importa. Es la típica relación de amistad entre chicos jóvenes. La misma que yo con Michael y Elyas, que nos divertíamos mucho con los demás actores, haciendo el ganso en el rodaje y pasándonoslo bien. Creo que es importante que esa relación sea así, simplemente la de unos amigos que congenian y se divierten juntos. Y todo lo demás también está, pero no importa. Sólo empieza a importar cuando los demás dicen que importa.


P: Sobre sir Ben Kingsley…

R: ¡Es genial! Ben tiene como un aura que impregna el rodaje. Aporta un tono muy útil para interpretar a un personaje muy reverenciado, al que sientes, tal vez, un poco lejano, porque es un hombre muy especial, sobre todo para Rob. Durante el camino, Rob le dice a Rebecca en la caravana que va a estudiar con el mejor sanador del mundo. Y eso se refleja cuando llega finalmente, no puede creerse que ya esté allí, que tiene el gran honor de estar en su clase después de viajar desde tan lejos. Y Ben es perfecto para ese personaje porque él tiene muchos años de experiencia y es un actor muy respetado. El reparto está muy bien elegido, y por eso estoy encantado de haber participado en la película. Todos los actores están perfectos en su papel, con lo que no ha sido difícil actuar con ellos, y han salido escenas muy buenas. Cuando Ibn Sina empieza a conectar con mi personaje, el sha se tranquiliza. Puedes ver que hay un vínculo entre nosotros debido a que Rob desea aprender, saber más. A Ibn Sina le frenan unas restricciones religiosas que no afectan a Rob, y entonces él da un paso que Ibn Sina no puede dar. Pero cuando Rob hace eso, él no le condena, le entiende, y eso está muy bien. Y al final de la película tienen un vínculo muy bonito que Rob cultiva.


P: Sobre Rob y Rebecca…

R: Rob conoce a Rebecca en la caravana de camino a Isfahán. Nunca ha conocido a nadie como ella. Rebecca lee libros y lleva una ropa que él no ha visto nunca. Es muy enigmática. Rob se siente atraído por ella de una manera misteriosa, pero antes de que tengan la oportunidad de conocerse mejor, tienen que separarse. En realidad nunca llegan a sentarse para charlar detenidamente y conocerse mejor, pero tienen una conexión especial desde el principio y por suerte vuelven a encontrarse. Parecen entenderse de forma natural, y ambos quieren saber más el uno del otro, tienen una relación muy sincera. Es una historia de amor muy sencilla. Desde el punto de vista de ella no es una historia de amor, y es una relación que no tiene el tiempo suficiente como para asentarse, pero pasan muchas cosas entretanto. La película no es una historia de amor, pero el amor está muy bien insertado en la narración para mostrar otra faceta de Rob y para representar en la película algo que es puro, que es ajeno a todo lo que les rodea. Si se quieren, ¿por qué no podría funcionar?


P: Sobre trabajar con Emma…

R: Genial. En la vida real, Emma es un torbellino. Tiene la edad perfecta para el personaje, y le da un toque juvenil, es muy bonito verla actuar. Por otra parte, yo tengo más experiencia que ella en algunas cosas, ella prácticamente acaba de empezar su carrera de actriz. La forma en que aborda las escenas, la historia y el personaje es simplemente exuberante, y se ajusta muy bien a su personaje. Ha trabajado muy duro, y en la película tiene muchas escenas complicadas, sobre todo con Bar Kappara. Es una chica joven en su primera gran película, y además interpreta a la protagonista femenina, pero ha hecho una interpretación muy precisa, y ha encajado perfectamente con todos los actores masculinos, lo cual no ha debido de ser fácil. Su personaje sólo puede gustar: ha abandonado su hogar y ha partido en un gran viaje, y creo que para Emma ha sido algo parecido, porque también ha tenido que abandonar su hogar para rodar su primera gran película en el extranjero, con un montón de actores conocidos y una historia tan grande como la de El médico. Y creo que lo ha hecho muy bien.


P: Sobre Philipp Stölzl…

R: Philipp es fantástico, sobre todo en mi caso, que interpreto el papel protagonista, porque él y yo hemos trabajado juntos todo el tiempo. Y él es genial, porque es muy colaborativo. Siempre está abierto a propuestas para mejorar la película, vengan de quien vengan. Él quiere hacer la mejor película posible, y eso es fantástico. Y para mí ha sido una experiencia totalmente nueva, porque he estado ahí cada día del rodaje y tengo una gran responsabilidad en el resultado final. Y he disfrutado cada paso que dábamos juntos, incluso después de mandar el material a revelar, mirando cómo la historia cobra forma en el montaje y esas cosas, también trabajamos bastante juntos. Ha sido una experiencia inolvidable para mí, y he disfrutado muchísimo de trabajar con Philipp. Ha sido increíble. A veces teníamos algunos malentendidos, porque Phil tiene una sensibilidad germánica y yo tengo una sensibilidad muy británica, y a veces le tomaba el pelo o hacía algún comentario y él se lo tomaba en plan literal, y yo le decía: "No, no, Philipp es una broma", y al final ha sido muy, muy divertido. Nos lo hemos pasado muy bien.


P: Sobre el mensaje de la película...

R: Creo que el mensaje principal, y que conecta mucho con mi psicología, es que nunca te conformes, que busques siempre tu propia verdad en cada situación. Rob nunca se conforma, siempre quiere probar las cosas por sí mismas para entenderlas mejor. No acepta ninguna afirmación sin algo que la sustente, y ése es su problema con la Iglesia, porque tienes que aceptarla sin más. Pero eso no es suficiente. Él quiere saber por qué, qué le impide salvar la vida de una persona, y es que ¿no es eso es lo más importante? Y por eso me parece interesante, porque para él no tiene que ver con una religión en concreto, sino que es algo común a todas las que aparecen en la película. Él respeta todas las religiones, pero no va a permitir que le frenen. Por eso creo que el mensaje es: "No dejes que nada impida que hagas lo que sientes que está bien. Si crees que algo es correcto, hazlo, en vez de dejarte influir por alguien que te diga lo que tienes que hacer. Siempre debes preguntarte por qué".


P: Sobre lo que el público puede esperar de la película...

R: Creo que el público debería esperar una película de aventuras, y luego encontrarse con algo más. Es la historia de un chico que parte en una aventura trepidante, pero desde el momento en que empiezas a ver la película te ves atrapado por ella, y pasan muchas cosas tremendas, que espero que al final te hagan pensar sobre todos esos temas interesantes que se abordan. Porque acabas inmerso en el viaje de este chico, y disfrutas del viaje, disfrutas viendo la película. Y es al final cuando piensas en lo demás, porque es una película muy emocionante, debería serlo. He comentado algunas veces que me gustaría que fuera una película que debería verse todas las Navidades, porque es para toda la familia. Tienes que tomarla como es: una película de escala épica. Y yo creo que si los actores lo disfrutan, el público también disfrutará. Estoy seguro de que lo hará. Creo que es una historia apasionante.


Entrevista a Ben Kingsley

P: Sobre por qué aceptó el papel...

R: Bueno, en primer lugar tiene que ser posible. Tiene que caber en la agenda. Y hay tantas variables y tantos imponderables que influyen en el trabajo, que no puedo interesarme ni comprometerme en un papel hasta que pienso: "Bueno. Va a ser en este momento determinado ¡y va a caber en la agenda!". De hecho, por aquel entonces estaba haciendo cuatro películas a la vez. Ahora estoy haciendo dos, porque he terminado dos en Estados Unidos. Por suerte, gracias a los productores de esta película, pude irme y volver y luego pasar a mi siguiente película. Así que, en cuanto supe que era viable, me permití comprometerme con varios aspectos de la historia y del personaje. Hay una cosa que he leído sobre Ibn Sina que ilustra muy bien su apetito por la vida: su curiosidad, su inteligencia, su conocimiento de sí mismo y su necesidad de indagar sobre lo que hay más allá de él mismo se resumen en un par de cosas que dijo y que encontré en una biografía suya. Dijo: "Prefiero vivir una vida corta y amplia que una vida larga y estrecha". Cuando leí eso, pensé: "Sí señor, me gustaría contar su historia. Me gustaría transmitir eso... más de mil años después". En realidad, es un pensamiento bastante moderno. Bastante lúcido. Muchas veces pensamos: "Es extraño que hace tantos años ya pensaran como nosotros". Por supuesto que lo hacían. No hemos cambiado tanto, no hemos evolucionado tanto. Tras participar en 17 de las 27 obras de Shakespeare, he descubierto que tengo debilidad por las historias que son tan puras en su intención, en su energía, que pueden contarse una y otra vez de diferentes maneras. Tengo entendido que hay sólo siete mitos en los que se basan todos los relatos, todas las historias auténticas. Y cuando digo historias auténticas me refiero a que conllevan un análisis humano y reconocemos como algo verdadero. Como por ejemplo, todas las obras de Shakespeare. Hay un montón de películas que son basura, que no tienen autenticidad, ni mitología sensorial, que no tienen otro mensaje que el de vender palomitas y refrescos. Por eso me ha gustado descubrir otro guión así, porque son los únicos que quiero hacer, que tienen algo atemporal. Es una película sobre la curiosidad, "la curiosidad del alma humana", como dice siempre mi personaje y otros personajes de la película. Quiero saber cómo funciona eso. No importa lo pequeño que eso me haga parecer, necesito conocer la grandeza que hay más allá de mí. Y ese tipo de personajes te dan mucha fuerza. Él es justo lo contrario a una víctima. Tiene una inteligencia heroica. No digo que las víctimas no puedan tenerla. Pero desgraciadamente, cuando la historia va sobre una víctima, a veces interpretar a una víctima te quita fuerza como actor, es un sacrificio que el actor tiene que hacer. Pero en cambio, interpretar a alguien como Ibn Sina te da fuerza. Amplía tu imaginación. Te obliga a ser como actor tan hábil como el ser humano. Incluso aunque sea entre corte y corte, aunque sean 15 segundos, piensas: "¡Uf, lo he conseguido durante 15 segundos!". Y mi amor por Shakespeare me ha enseñado que, cuando estás en un escenario, haciendo de Hamlet por ejemplo, tienes que ser tan brillante, inteligente y carismático como Hamlet lo fue toda su vida. Y tienes dos horas para transmitir eso al público. En el cine, eso se produce entre corte y corte. Es una serie de fragmentos que luego se montan para formar, curiosamente, una cinta de la misma duración: dos horas. Por alguna razón, parece que nos gustan los dramas que duran dos de las 24 horas que tiene un día. Es interesante que encaje dentro de un marco temporal particular. Así que, en esta película, disponemos de dos horas para contar que en realidad nada ha cambiado. No es que sea deprimente, es que la curiosidad de aquella época nos ha traído hasta aquí. Y la curiosidad de ahora nos llevará hasta otra parte, no sabemos adónde. Del mismo modo que tampoco tenía Ibn Sina la menor idea de cómo serían nuestras vidas. Pero hay una conexión: y ésa es la curiosidad. Y ese chico es curioso. Es un joven curioso. Y viaja hasta mí y se introduce en un mundo que está basado en la curiosidad, que florece con ella. Y después, queda destruido por un mundo que dice: "No pienses. No seas curioso".


P: Sobre la historia de El médico...

R: Me gusta el punto de partida, y lo digo con conocimiento de causa, porque en nuestra cultura moderna, si es que se la puede llamar así, prácticamente hemos desterrado la tragedia. Queremos películas que nos hagan sentir bien. Está bien... pero durará aquí [se señala el corazón] aproximadamente dos minutos. No tendrá ninguna resonancia en tu subconsciente, en el crecimiento de tu alma. Contar historias es tremendamente importante para el crecimiento del alma. En mi opinión, es vital: es mi vida, mi forma de vida. Tengo que decir que el punto de partida de la película es la muerte de la madre de un niño. Ahora, como cineasta no siento la necesidad de omitir esa parte. "Ay, no, no pongas eso... es muy deprimente". Ésa es una actitud muy, muy inmadura. Y no nos va a llevar a ninguna parte. Si cortas todas las partes deprimentes, entonces jamás se podría representar una obra de Shakespeare, ni ninguna gran obra de música, ni se podría contar ninguna gran historia. Yo creo que el público tiene la necesidad de emocionarse. Pagan para eso. No creo que tengan la necesidad de anestesiarse durante dos horas. Por eso nuestra película empieza con la muerte de la madre de un niño. Y ese niño... en realidad está bastante equilibrado. Cuando sufres una pérdida como ésa en tu infancia, dentro de ti se crea un agujero, un espacio hueco. Un vacío, en definitiva. Y en física hay una ley que dice que la naturaleza aborrece el vacío: tiene que llenarlo. Sin duda, la vida llenará ese pequeño vacío en el niño, si tiene la suerte de confiar en su intuición. A mí también me ha pasado: yo también he llenado ese pequeño vacío en mi vida. Y el personaje que interpreta Tom tiene un doloroso vacío dentro que se llama madre. Y él lo llena. Lo llena pensando "Voy a averiguar por qué murió mi madre. Voy a encontrar una cura. Voy a conseguir que este círculo se cierre". Y a menos que tengas la valentía de ser maduro y sensible en este mundo, tu trayectoria va a ser así [traza con la mano sólo parte de un círculo]. Nunca llegarás hasta aquí. Muchas veces, la gente sale del cine pensando: "¡Hala, qué bien me lo he pasado! Y ahora, ¿qué hacemos?", en vez de dejar la película reposar en su interior durante días, incluso meses. Yo he trabajado en películas, como Shutter Island, y afortunadamente en muchas otras, que se quedan dentro del espectador durante años. Lo sé porque he hablado con gente al cabo de varios años que me ha dicho: "Vi tal película". Eso es lo que hemos intentado lograr con ésta. No nos conformamos con eso de "Ah, sí, es una gran película con mensaje". No, hemos intentado contar una historia muy buena con un inicio, un nudo y un desenlace como deben ser.


P: Sobre la vida de los médicos de la época...

R: Creo que en Europa somos muy eurocéntricos, muy egocéntricos, porque calificamos como una época "oscura" a un periodo de la historia que a la vuelta de la esquina estaba siendo una época "dorada". En la actualidad todavía seguimos beneficiándonos de algunos avances de aquellos años dorados. Las matemáticas, la lengua, los jeroglíficos, la escritura, la música, los sistemas de orientación, de navegación, la astrología... por ejemplo, el astrolabio se sigue utilizando, si tienes un barco antiguo o no tienes ordenador de a bordo, para medir el horizonte y las estrellas y saber dónde estás. Según creo, durante el siglo X se desarrolló en el mundo islámico. Y estoy seguro de que se ha atacado por la envidia. Las cruzadas eran por cosas como: "Oye, ¿por qué no podemos tener nosotros eso? No voy a tolerar que tú lo tengas si yo no lo puedo tener". ¡Pum! [simula un golpe]. Y se quemaron y destruyeron muchas cosas. Pero fue una gran época. Lo sé porque, hace unos dos o tres años, me invitaron a presentar una exposición titulada "mil inventos", y eran todos del mundo islámico, de esa época que nos parecía oscura en Europa, donde no estaba pasando nada, mientras allí se vivía una época dorada. Así fue como descubrí lo del astrolabio y aprendí mucho sobre aquella época. Y fue estupendo llevar ese conocimiento, ese conocimiento interno a... [ruidos fuertes] ahí vienen... ¡Las masas han venido a quemar la biblioteca! ¿Qué vamos a hacer?


P: Sobre la relación entre Rob y Ibn Sina...

R: Bueno, yo creo que mi papel en la película ha estado libre de estereotipos, o eso espero. Creo que es posible que Rob Cole tuviera una imagen en su cabeza de un hombre al que quería conocer. Lo que yo quería expresar en la película era: "Ya me has conocido Rob, y no tengo nada que ver con lo que te esperabas". Eso fue lo que más disfruté de la película, ir casi en contra de la parte más obvia de la historia: ser un profesor duro, con bastante sentido del humor, extrañamente imaginativo, poético... Y lo que quería proporcionar al Rob Cole de la historia era la sorpresa. Una sorpresa tras otra, eso es lo que quería aportar, más que algo tipo: "Y entonces descubre esto, y pasa lo otro, y todo es fácil y cómodo". Creo que eso ya se ha visto, y no era lo que yo estaba buscando.


P: Sobre Tom Payne...

R: Está muy centrado, es un intérprete muy empático y sabe acceder a las emociones del personaje de Rob Cole con mucha facilidad. Ha sido una relación de trabajo muy buena, y creo que en la pantalla se verá reflejado que Rob ha conocido a un hombre al que se da cuenta de que tiene que volver a conocer desde el principio. Creo que eso es lo más interesante de esta relación.


P: Sobre Philipp Stölzl...

R: Philipp ofrece una versión de la realidad que no es naturalista. Él orquesta las cosas de una manera bastante operística. Las organiza de una manera bastante teatral... hace como fotografías. Y luego se mueven. Y es bastante interesante estar dentro de esa foto y luego moverte. Él tiene que tener su propio enfoque. Es interesante ver cómo ha trasladado toda esa atmósfera de aquellos años a la pantalla. Pero no es una historia antigua, es una historia muy moderna.


P: Sobre qué pueden esperar de la película los espectadores y qué quiere ofrecerles...

R: Es muy difícil contestar a eso, y tampoco es mi trabajo. Mi trabajo es decir: "Aquí tenéis la historia". Es tan simple y extraordinario como eso. Tomad. Y en definitiva habrá unas 200 personas en la sala de cine. Así que habrá 200 historias diferentes. O eso espero. Si he sido fiel a mi personaje, cada persona lo verá de una manera diferente. Si hubiera elegido la vía más cómoda, entonces habría presentado un estereotipo, y todo el mundo lo vería igual. Pero si soy sorprendente y original, y mantengo al público alerta, cada uno de los espectadores tendrá su línea particular, con una perspectiva ligeramente diferente. Por eso digo que no hay ningún mensaje. Es una película hermosamente libre de mensajes. Es lo que se llama una historia.


Sobre Ibn Sina
Ibn Sina, más conocido en el mundo occidental con su nombre latinizado, Ibn Sina, está considerado uno de los científicos e intelectuales más importantes de su tiempo. Fue ante todo filósofo y médico, aunque también trabajó en campos como las leyes, la astronomía, las matemáticas, la alquimia y la teoría musical. Ibn Sina revisó el saber antiguo de la medicina, y su obra médica fue, durante muchos siglos, uno de los libros de texto de los estudiantes de medicina de las universidades europeas.

Ibn Sina nació en el año 980 en Qishlak Afshana, un pueblo cercano a Bujará (en el actual Uzbekistán). A los 18 años, ya tenía fama de ser un gran sanador, y se convirtió en médico personal del emir samaní Nuh II, en cuya corte tuvo acceso a la biblioteca real y a su exclusiva colección de obras. A los 21 años, Ibn Sina escribió el primer volumen de su impresionante obra, compuesta probablemente por más de 250 libros. De ellos, sólo han llegado a nuestros días unos dos centenares. Sus escritos cubren toda la extensión del saber de su época. Sus obras más importantes se consideran El libro de la curación y El canon de medicina. La primera es su obra maestra filosófica, mientras que la segunda es una enciclopedia en la que recopilaba el saber de la medicina griega, romana y árabe y lo combinaba con la filosofía islámica, creando así una obra de referencia extraordinaria.

Durante el trascurso de su emocionante vida repleta de viajes, trabajó como médico en varias cortes reales y fue, durante más de una década, médico personal y maestro del emir de Isfahán, hasta que, a la edad de 57 años, la muerte le atrapó en Hamadán (en el actual Irán), en el año 1037.


Acerca del vestuario
Estamos en el siglo XI, en Europa y en Persia. Los grises e inhóspitos pueblos y ciudades de Inglaterra contrastan con la deslumbrante luz del desierto. Es un viaje que atraviesa prácticamente todo el mundo conocido de la época, habitado por decenas de personajes que rodean a Rob Cole y cientos de pobladores, sin olvidar a los guerreros selyúcidas de fondo. Cada actor, cada extra de este mastodonte de la productora UFA Cinema debía contar con su propio vestuario para poder dar vida a esta colosal versión de El médico y trasladar al espectador a ese fascinante mundo de la Edad Media. Eso requería, además de los centenares de trajes diseñados y cosidos para el rodaje, crear un vestuario completo para cada uno de los principales personajes de la película.

"Independientemente de lo que queríamos mostrar en la película en lo que a vestuario se refiere, creamos un “armario” completo para nuestros protagonistas", explica el diseñador de vestuario Thomas Oláh. "En el había de todo, y podían sacar de él y ponerse lo que quisieran y consideraran que era adecuado para cada escena. Eso significa que diseñamos, por ejemplo, para el papel de barbero-cirujano de Stellan Skarsgård, hasta la ropa interior, y como referencia nos basamos en representaciones de la época. Evidentemente, muchas de las imágenes del siglo XI que nos habrían resultado útiles para el departamento de vestuario de El médico no existen, y la mayoría de las que hay de esa época se ajustan a un concepto diferente de la representación visual", explica Oláh. "Las imágenes de la gente y de su ropa son más abstractas que las de la Baja Edad Media y los principios del Renacimiento. A diferencia de una película que esté ambientada, por ejemplo, en el siglo XV, en esta no podíamos partir de una referencia visual, por lo que teníamos que crear en cierto modo un look general". Llevar eso a la práctica requería una dosis mayor de creatividad. "Con las películas históricas, la norma es la siguiente: cuanto más antigua sea la época, más libertad tienes con el diseño", comenta Oláh. "Todos tenemos una imagen bastante precisa del siglo XIX, y una idea bastante aproximada del XVIII, pero cuanto más te remontas en el tiempo más vago se vuelve el concepto de cómo la gente presentaba sus cuerpos. Si te remontas hasta el siglo XI, ya es poco lo que sabes de entonces, y la imagen que tienes es una mezcla de datos históricos con un buen porcentaje de fantasía. La ropa que nos ha llegado de aquella época, cuando la hay, pertenecía en su mayoría a la nobleza, y eso no nos ayuda mucho a representar la indumentaria que la gente llevaba a diario. Por eso, más que ser precisos desde el punto de vista histórico, intentamos conseguir un look adecuado en pantalla. Tiene que quedar bien, y no sirve de nada que por ejemplo los materiales, el corte o el color sean los originales si no aparecen como deberían. Lo fundamental es que todo quede “genuino” en el marco de la historia que quieres contar".