Antonio Serrano publica Armonitango

"Antonio Serrano es el músico de jazz español con mayor proyección internacional de su generación" suele decir Javier Limón, productor del álbum Armonitango que se publica el 25 de junio y en el que el armonicista español recrea la obra de Astor Piazzola.

A sus 33 años, Antonio Serrano ha paseado su armónica por el mundo. Antes de que Paco de Lucía volviese a sorprender a todos al incluir su armónica en la última gira internacional, Antonio Serrano ha tocado con los mejores músicos de jazz (Joshua Edelman, Wynton Marsalis, Toots Thielemans, Chano Domínguez, Jorge Pardo, Carles Benavent...), de flamenco (Paco de Lucía, Enrique Morente, Montse Cortés, Niña Pastori, Vicente Amigo...), de pop y rock (Joaquín Sabina, Estopa, Ana Belén, Martirio...) y cantautores (Pedro Guerra, Ismael Serrano...); ha grabado música clásica con orquestas sinfónicas (WDR de Colonia, Filarmónica de Gran Canaria, Radiotelevisión Española...) y ha participado en bandas sonoras de películas (Carne trémula, de Pedro Almodóvar...).

Todo este bagaje, unido a su pasión por la música argentina y por Astor Piazzola, ha dado origen a Armonitango, un álbum en el que Antonio Serrano encuentra un nuevo camino para la armónica, que aquí recoge la inspiración del clásico bandoneón. Partiendo de un repertorio integramente formado por clásicos de Piazzola, Antonio ha encontrado un vínculo de unión entre las músicas que le han enriquecido a lo largo de su vida. La armónica de Antonio Serrano se disfraza de bandoneón para hacernos llegar el espíritu de Astor en forma de bulería, de tanguillo, de rumba...

Armonitango contiene nueve temas encabezados por el emblemático "Adiós Nonino", escrito por Piazzola en 1955 a raíz de la muerte de su padre. Alrededor de Antonio Serrano, en el álbum se reúnen músicos de postín: Jerry González, Toots Thielemans, Jorge Pardo, Javier Colina, Niño Josele, Horacio el Negro... Todos han colaborado con Antonio Serrano en algún momento de su carrera y todos tocan en Armonitango, un álbum que marca el punto de madurez del gran armonicista español.

Es la culminación de una vida pegada a la armónica que comenzó con las primeras clases de su padre, continuó con estudios en el conservatorio y el aprendizaje del jazz de manera autodidacta, después con las primeras bandas de blues en Altea y, finalmente, buscándose la vida en Madrid donde su rampa de lanzamiento fue la grabación en 1994 de Golosinas, el primer álbum de Pedro Guerra. A partir de ahí, el reconocimiento; los discos en solitario y junto a Joshua Edelman, Federico Lechner y José Reinoso y, ahora, Armonitango.