The Running Man está dirigida por Edgar Wright (Baby Driver, Zombies party (Una noche de muerte) a partir de un guion basado en la novela homónima de Stephen King, del que son autores Michael Bacall (Infiltrados en clase, Scott Pilgrim contra el mundo), y el equipo Michael Bacall & Edgar Wright. La película está protagonizada por Glen Powell (Twisters, Top Gun: Maverick), William H. Macy (“Shameless”, Fargo), Lee Pace (“Halt and Catch Fire”, “Fundación”), Michael Cera (Scott Pilgrim contra el mundo, Juerga hasta el fin), Emilia Jones (CODA: Los sonidos del silencio, “Locke & Key”), Daniel Ezra (“All American”, “El descubrimiento de las brujas”), Jayme Lawson (Los pecadores, The Batman), Sean Hayes (“Will & Grace”, ¿Todo bien?), Katy O’Brian (Sangre en los labios, Twisters) Karl Glusman (La conductora, Love) con Colman Domingo (“Fear the Walking Dead”, Las vidas de Sing Sing), y Josh Brolin (Weapons, Dune).
Los productores son Simon Kinberg (Deadpool & Wolverine, Marte (The Martian), Nira Park (Baby Driver, Zombies party (Una noche de muerte)) y Edgar Wright. Los productores ejecutivos son Stephen King, George Linder, James Biddle (Bienvenidos al fin del mundo, Baby Driver), Rachael Prior (Última noche en Soho), Audrey Chon (“Invasión”, “Sugar”), Pete Chiappetta (Los pecadores, Superman), Anthony Tittanegro (Weapons, La acompañante) y Andrew Lary (Expediente Warren: El último rito, Los pecadores).
La dirección de fotografía está a cargo de Chung-hoon Chung (Heretic (Hereje), It). El diseñador de producción es Marcus Rowland (Rocketman, Última noche en Soho). El diseñador de vestuario es Julian Day (F1: La película, Bohemian Rhapsody). La película ha sido editada por Paul Machliss (Baby Driver, Scott Pilgrim contra el mundo). El compositor es Steven Price. (Gravity, Corazones de acero). Los directores de reparto son Francine Maisler (“The Studio”, “Succession”), Kharmel Cochrane (Nosferatu, Saltburn) y Molly Rose (Mufasa: El Rey León).
ACERCA DE LA PRODUCCIÓN
Magistral retrato de un futuro alternativo no tan lejano en el tiempo, ambientado en Estados Unidos, El Fugitivo (The Running Man) es una novela que Stephen King publicó por primera vez en 1982 con el seudónimo Richard Bachman y que posteriormente se reimprimió ya con el nombre real de King en 1985 como parte de la colección The Bachman Books. En ella, King imaginaba un mundo autoritario gobernado por una corporación todopoderosa llamada la Cadena, donde la riqueza (o la falta de ella) divide sin piedad a la población. Una clase social permanente marginada, caldo de cultivo perfecto para la explotación, está conectada sin descanso a la Librevisión, una programación televisiva que ofrece programas de juegos violentos en los que concursantes desesperados arriesgan su vida y su integridad física en acrobacias humillantes y a menudo peligrosas a cambio de dinero en efectivo. El juego más mortal de todos es “The Running Man”.
En este mundo encontramos a Ben Richards, un trabajador de la construcción que ha entrado en conflicto con la Cadena, al que se le ha prohibido permanentemente trabajar para sus filiales, que es la única oportunidad de empleo que existe. La novela, que fue adaptada anteriormente para la gran pantalla en 1987, en una película protagonizada por Arnold Schwarzenegger y dirigida por Paul Michael Glaser, vuelve a las salas cinematográficas en una nueva adaptación dirigida por el galardonado cineasta Edgar Wright, con un guion escrito por su colaborador habitual Michael Bacall y el propio Wright.
“En mi adolescencia fui un gran admirador de Stephen King... de hecho, todavía lo soy”, afirma Wright. “Tendría unos 14 años cuando leí The Running Man por primera vez y realmente me impactó. Vi la versión cinematográfica de 1987 unos años después y, aunque me gustó mucho, me llamó la atención lo libre que era la adaptación. Así que, desde hace muchos años, más que una nueva versión de esa película, lo que quería hacer era una nueva adaptación de la historia, que se mantuviera más fiel al libro que tanto me impactó, pero los derechos no estaban nunca disponibles”.
Entonces, hace unos pocos años, Simon Kinberg, el productor nominado al Oscar® de Marte (The Martian) y la franquicia X-Men, se puso inesperadamente en contacto con Wright para averiguar si estaría interesado en dirigir una versión totalmente nueva de la novela clásica. Para Kinberg, la idea de emparejar el singular y electrizante estilo cinematográfico de Wright con un material original tan intensamente vibrante le pareció una jugada maestra.
“Siempre he sido un gran admirador del trabajo de Edgar y llevo mucho tiempo intentando que dirija una película para mí. Con The Running Man, supe que por fin había encontrado la combinación perfecta”, recuerda Kinberg. “En cierta medida, lo sabía porque leí un tuit suyo en el que decía que The Running Man era el único remake que se plantearía hacer. Pero, además, sabía que la combinación de acción trepidante, una narrativa centrada en los personajes y cargada de emociones y la oportunidad de crear una versión del futuro atractiva, singular e impactante —que se parece en cierto modo al mundo en el que vivimos en la actualidad— sería el material perfecto para él. Me puse en contacto con él con los dedos cruzados”.
La respuesta, como recuerda Wright, fue un sí entusiasta. “No es frecuente que llegue a mi bandeja de entrada algo en lo que ya estoy previamente interesado”, dice Wright. “Durante mucho tiempo había imaginado una película que sacara la acción del entorno controlado de la primera película y la trasladara al mundo exterior, tal y como sucede en la novela”.
La habitual socia de producción de Wright, Nira Park, con quien ha colaborado desde el éxito de culto Zombies party (Una noche de muerte), en 2004, también se sumó al proyecto, y The Running Man supuso un punto de inflexión tanto en cuanto a escala como a trascendencia personal. “Esta es la película más grande que hemos hecho juntos, y como la fecha de estreno estaba establecida de forma inamovible desde el principio, tuvimos menos tiempo del habitual para la preparación y la posproducción”, indica Park. “Sabíamos que sería un reto, pero también tenía una trascendencia diferente: Stephen King es uno de los héroes de Edgar, le encantaba el libro desde que era adolescente y quería hacer una nueva adaptación que hiciera justicia a la obra”.
Wright se puso rápidamente en contacto con Bacall, con quien había trabajado anteriormente en Scott Pilgrim contra el mundo. “Cuando Edgar me pidió que echara un vistazo al libro, me llamó la atención la descarnada intensidad emocional del héroe, Ben Richards”, revela Bacall. “Saltaba a la vista”.
A diferencia de la primera adaptación cinematográfica, que se desarrolla principalmente en un escenario cerrado, la versión de Wright y Bacall envía a Richards a través de un vasto paisaje de ciudades densamente pobladas, carreteras comarcales y caminos perdidos, viajando desde su hogar en la ficticia Co-Op City y atravesando Nueva York y Nueva Inglaterra, en su intento de llegar a Canadá. “El eslogan de la novela original de 1982 decía: ‘Bienvenidos a los Estados Unidos de 2025, donde los mejores hombres no compiten por la presidencia, sino que compiten para salvar la vida’“, señala Wright. “El hecho de que el libro esté ambientado en 2025 y que estrenemos la película este año es una coincidencia fortuita, a la vez que afortunada. En la película no especificamos en ningún momento en qué año estamos; pero suponemos que se parecería a la visión del futuro que King imaginó en 1982”.
Al igual que en la novela, la acción se muestra casi en su totalidad desde el punto de vista de Ben, para aumentar el suspense. “Al igual que Ben, el público nunca sabe lo que va a pasar a continuación”, dice Bacall. “Partimos de la base mostrada en la novela de que el escenario cubre todo el país y el público forma parte del juego. Al hacer que el público nos acompañe en este viaje, le hacemos partícipe de la ira de los justos que siente Ben. Los dos estábamos emocionados por dar ese paso y ver hasta dónde éramos capaces de llegar”.
En manos de Wright y Bacall, The Running Man se convirtió en un thriller de acción intenso e impredecible, en el que el enemigo puede ser cualquiera... y lo más probable es que cualquiera sea el enemigo. “Lo único que Ben Richards quiere es ganar suficiente dinero para comprar medicamentos para su hija enferma”, afirma Wright. “Atravesar diferentes entornos y conocer a diferentes personas en el intento de sobrevivir se hace cada vez más peligroso, ya que los espectadores de Librevisión antagonizan progresivamente al protagonista a causa a la propaganda incendiaria de la Cadena y a las recompensas que ofrecen por cualquier información sobre su paradero”.
LA CADENA
Sobrevolando los hechos que se narran en The Running Man se cierne un monopolio más poderoso que cualquier gobierno, con tentáculos que se extienden a todos los aspectos de la vida cotidiana. “La Cadena es una versión exagerada de las empresas de la vida real que tienen muchos negocios diferentes en todo, desde comestibles hasta medios de comunicación”, explica Wright. “La hemos llevado un paso más allá. La Cadena es una corporación todopoderosa que lo controla todo. Conocen tu historial laboral, tu historial médico, lo saben todo. Enfrentarse a la Cadena es una gesta de dimensiones prometeicas”.
La Cadena controla el mundo mediante un ejercicio de gobierno que combina la intimidación, la desinformación y la vigilancia constante. “Producen y distribuyen toda la programación televisiva disponible”, dice Bacall. “En todos los hogares hay un televisor obligatorio por ley y subvencionado por la Cadena. Librevisión es un vector perfecto para su propaganda. Y no solo es que tú veas Librevisión, sino que Librevisión también te ve a ti”.
Los programas más populares son los concursos en los que los participantes pueden ganar premios en metálico. “Todos esos concursos son crueles, y la mayoría de ellos son extremadamente peligrosos”, dice Wright. “‘The Running Man’ es el más mortífero de todos. Tres ‘corredores’ intentan sobrevivir durante 30 días mientras son perseguidos por un escuadrón de la muerte perfectamente entrenado. Pueden ganar premios en efectivo de hasta mil millones de dólares si completan los 30 días. Es el juego del escondite más traicionero que se pueda imaginar. Vayas donde vayas, habrá millones de personas intentando detenerte”.
Como nadie ha sobrevivido los 30 días completos, cualquiera que acepte participar en el programa está, en la práctica, firmando su propia sentencia de muerte. “Y es el programa más popular del país”, dice Wright. Otros programas de la Cadena que aparecen en la película son “Spin the Wheel”, otro juego mortal con un cameo de Sean Hayes como presentador, y “The Americanos”, un reality al estilo Kardashian protagonizado por Debi Mazar y Catherine Cohen, que también hacen cameos muy divertidos. “Mientras escribíamos el guion, Michael y yo hablamos mucho sobre los reality shows y cómo se puede manipular y alterar la narrativa. Stephen King fue capaz de predecir cómo se desarrollaría la telerrealidad en las cuatro décadas siguientes a la publicación de The Running Man. El público de la película descubrirá que el hilo del programa se ve constantemente interrumpido para lograr el máximo entretenimiento.
GLEN SE CONVIERTE EN BEN
Al comienzo de la historia, Ben Richards, interpretado por Glen Powell, es un hombre de familia que simplemente intenta sobrevivir. Tras haber sido recientemente despedido, agobiado por las facturas que se acumulan, se presenta a un casting para un concurso de televisión, en un último y desesperado intento por salvar a su familia, formada por su esposa (interpretada por Jayme Lawson) y su hija enferma. No tiene la más mínima intención de jugarse la vida, pero tras una serie de evaluaciones, los ejecutivos de la Cadena consideran que es el candidato ideal para “The Running Man”.
“Ben está muy enfadado después de haber sido incluido en la lista negra”, afirma Wright. “Se enfrentó a los matones y le castigaron por hacer lo que tenía que hacer. Para él, lo más sencillo habría sido seguir la corriente o imitar a los demás, pero no es capaz de hacerlo. Ben tiene muy poca paciencia ante la injusticia, y eso hace que sea un participante irresistible de ‘The Running Man’”.
La capacidad de Powell para dar vida a personajes con los que el público se identifica, algo que ha sabido aprovechar muy bien en películas como Twisters y Top Gun: Maverick, es una de las cosas que le convirtieron en el actor ideal para el papel. “Se supone que Ben no es un luchador experto ni un asesino”, dice Wright. “Es un tipo duro, pero no es un superhéroe. Fue un verdadero placer hacer una película de acción con un tipo corriente como protagonista. En esta película, literalmente entra desde la calle para probar suerte en uno de los programas de La Cadena... y ya no vuelve a casa”.
Según Bacall, Powell entendió instintivamente lo que Wright necesitaba de él. “Es un papel exigente, tanto física como emocionalmente”, afirma el escritor. “Mantuvo un nivel de intensidad increíble durante varios meses. Glen tiene un talento muy natural. Nunca parece que esté actuando. Realmente nos ha tocado el gordo con él”.
Powell se sintió atraído por la historia de un hombre corriente que se enfrenta a dificultades insuperables, algo que, según él, le interesa mucho y con lo que, en su opinión, todo el público puede identificarse. “Ben Richards es el máximo exponente del marginado social”, continúa. “Vive con su familia en una zona muy pobre. Cathy, su hija de dos años, está muy enferma. No puede pagar los medicamentos que necesita la niña, así que se lanza a participar en estos concursos televisivos. Cuando se revela como una persona colérica, carismática y volátil, se ve arrastrado al más mortífero de todos ellos. Se inscribe sabiendo que tal vez no vuelva”.
A medida que el programa va distorsionando deliberadamente la reputación de Ben, la irritación del público se va convirtiendo en un arrebato de odio irracional. “Cada día que sobrevive, su familia obtiene más dinero”, dice Powell. “Pero poco a poco Ben empieza a darse cuenta de que el juego está amañado. La Cadena está creando contenidos destinados a avivar el odio del público. El mundo entero se convierte en una trampa mortal, lo que resulta muy divertido y muy cinematográfico”.
Tal y como lo interpreta Powell, Ben Richards representa al público. “Es un tipo normal que se enfrenta a fuerzas poderosas. Pero cuando le golpean, sangra. La acción en esta película es trepidante. El mundo entero está persiguiendo a un hombre, que las está pasando canutas. Durante el rodaje no me libré de cortes y magulladuras, pero creo que tanto Edgar como yo respondemos como cineastas a la idea de que no hay nada como captar todo lo que se pueda con la cámara, en la realidad.
Powell aparece en primer plano en casi todas las escenas de la película, señala Wright. “Es una responsabilidad enorme, especialmente en una película con una larga sucesión de escenas de acción. Al ser testigos de la peripecia de Ben, el público comparte sus sensaciones en lo más profundo de su ser, porque está viendo que el actor está experimentando en primera persona lo que le ocurre al protagonista de la historia.
Wright es un cineasta al que el actor siempre había admirado y con el que llevaba mucho tiempo deseando trabajar. “Es una de mis personas favoritas en todo el mundo”, afirma Powell. “El amor que siente Edgar por las películas y lo que pueden llegar a ser es contagioso. Me obsesiona la forma en que elabora sus películas. Ha creado una experiencia increíblemente dinámica y emocionante para el público”.
EL CUARTO DEL ÚLTIMO PISO
Dan Killian, interpretado por Josh Brolin, es el director de la Cadena. Es un maestro de la manipulación, y tras su apariencia encantadora se esconden unos instintos despiadados y un deseo insaciable de más: más drama, más peligro y, lo más importante, más audiencia. “Killian es como muchos ejecutivos de las cadenas de televisión”, dice Brolin. “Siempre está buscando una forma nueva y más eficaz de enganchar al público y mantenerlo hipnotizado. No hay límites para él. Da la impresión de ser íntimo, encantador y comunicativo, pero la verdad es que es tiene una habilidad magistral para intuir tus necesidades y luego aprovecharse de ellas.
Killian busca constantemente personas desamparadas y desesperadas, como Ben. Él cree que la capacidad de resistencia, la ira y la inteligencia de Ben le convertirán en una estrella, al menos por un tiempo. “Convence a Ben para que participe en el programa diciéndole que nunca saldrá de su barrio marginal si sigue haciendo cosas a pequeña escala. Pero ganar ‘The Running Man’ le colocará entre el 1 % más rico del mundo. ¿Y a quién no le atrae esa idea?”.
Entre bastidores, Killian está dando forma al concurso en torno a Ben, aumentando las apuestas no solo para entretener al público, sino también para acabar con el participante del concurso. “A medida que avanza la persecución, vemos cómo desarrolla otro motivo para mantener a Ben en el programa”, dice Bacall. “Empieza a creer que puede convertir a Ben Richards en una estrella, con lo que se genera una relación intrigante con un final bastante explosivo”.
“Killian muestra muchos rasgos que son genuinamente maquiavélicos”, dice Wright. “Se ve a sí mismo como el protagonista en lugar de ser el malo de la historia, incluso cuando va dejando tras de sí una estela de muerte, destrucción y tragedia. En su mente, simplemente está tratando de crear el mejor programa de televisión posible. Josh ha creado un personaje cargado de energía y muy divertido, sin convertirlo en un malo ridículo con bigote retorcido: consigue que incluso las ideas más oscuras parezcan razonables dentro del contexto del concurso”.
Los verdaderos protagonistas del programa son el presentador Bobby T, cinco asesinos perfectamente entrenados, conocidos como los Cazadores, y su líder McCone, un misterioso hombre enmascarado con una enigmática historia personal. “Colman Domingo está increíble en el papel de Bobby T”, afirma Bacall. “Bobby es el rostro del programa, el presentador de concursos más famoso del mundo entero. Hace que el contenido más sádico y cruel parezca un programa de entretenimiento de factura impecable”.
Según Wright, el principal talento de Bobby T es su capacidad para interpretar al público y saber lo que quiere. “Se asegura de que el público odie a los concursantes incluso antes de verlos”, dice el director. “Colman se metió en el personaje y entabló relación con los actores secundarios. Consiguió que la multitud corease su nombre desde el primer día. El entusiasmo del público fue explosivo”.
A Domingo le encantó interpretar a este personaje extravagante y desmesurado. “El trabajo le da más poder del que nadie debería tener jamás”, dice el actor. “Bobby es un hombre espectáculo entre los hombres espectáculo. Él sabe lo que quiere la gente y, en este caso, la gente quiere violencia. Es un hecho que al público le encantan los reality shows y, sobre todo, le encanta ver a otras personas haciendo locuras y mostrando su peor cara. Él se aprovecha de eso”.
Mientras se preparaba para la película, Domingo vio el documental sobre Jerry Springer, pionero y provocador presentador de programas de entrevistas. “Bobby me transmite esa sensación”, dice el actor. “Es el presentador del que probablemente sea el programa más deleznable jamás creado, pero es el que obtiene más audiencia. Seguramente, el público tendrá dudas sobre a quién apoyar. Estoy seguro de que se dejarán seducir por los encantos de Bobby, pero al final se darán cuenta de que son sus cómplices.
LOS ADVERSARIOS
Los Cazadores son personajes aterradores y sin rostro que atacan sin previo aviso y que desconocen lo que es perder en este juego. “No sabes que están en la misma habitación que tú hasta que es demasiado tarde”, afirma Wright. “En el libro aparecen descritos de forma muy gráfica. Cada vez que están cerca, se tiene la impresión de estar sufriendo un ataque de pánico, porque eso significa que probablemente solo te quedan unos segundos de vida”.
Los cineastas seleccionaron actores que fueran físicamente imponentes y extremadamente versátiles, ya que los Cazadores pasan gran parte del tiempo camuflados. “Queríamos que todos tuvieran un aspecto ligeramente diferente. Algunos de ellos son tipos enormes y musculosos, pero otros tienen un aspecto inesperado. Fue muy divertido elegir a Joey Ansah, Alex Hoeffler y James Frecheville para los papeles de Cazadores, además de a Karl Glusman para el papel de ‘Frank’. Es un artista muy divertido y comprometido. Y tiene una apariencia aterradora cuando interpreta a esta taciturna máquina de matar”.
Su despiadado líder, McCone, interpretado por Lee Pace, permanece enmascarado durante toda la película, por lo que Wright buscaba un actor con una complexión física única para interpretar al personaje. Wright explica: “Es la estrella del programa: En realidad, los concursantes no son las verdaderas estrellas del programa, al menos no hasta que aparece Ben Richards. McCone es un asesino despiadado y una celebridad peculiar, que debe su fama al hecho de ser el cazador principal. Es una especie de estrella del rock and roll”. Continúa diciendo: “Pensaba que Lee era un actor increíble y que aportaría una dimensión física verdaderamente amenazante al personaje. Lee tiene una voz increíble, un gran carisma, un rostro magnífico y el porte de una estrella del cine mudo. Tener a alguien tan carismático interpretando a un personaje tan oscuro fue realmente interesante”.
Según Pace, McCone es el amo de “The Running Man”. “Siempre gana”, dice el actor. “Perseguimos a estos supuestos delincuentes y los matamos de formas entretenidas. Me encantan los personajes que tienen un objetivo claro, y el objetivo de McCone es sencillo: Matar a Ben Richards. Como él dice, no puedes escapar de tu sino ni huir del destino. Lleva en la cadera una pistola con la palabra ‘sino’ grabada y un cuchillo en la bota con la palabra ‘destino’. Es como un fantasma que acecha a Ben. Los fantasmas tienen secretos. Al final el suyo acaba saliendo a la luz”.
Como admirador desde hace mucho tiempo de la obra de Wright, Pace estaba encantado y honrado de formar parte de The Running Man. “Es una película de acción divertida y emocionante que te hace pensar”.
EL CONCURSO
Además de Ben, entre los concursantes de la temporada se encuentran Jenni Laughlin y Tim Jansky. Laughlin, interpretada por Katy O’Brian, es el caos personificado. “Laughlin aparece en el libro, pero decidimos que sería divertido cambiar las cosas y convertir al personaje en mujer”, dice Wright. “Cuando vi Sangre en los labios, supe que Katy tenía que ser Laughlin. Tiene una personalidad desbordante y una presencia increíble en la pantalla. Es una estrella de acción, pero también es muy graciosa”.
O’Brian da vida a Laughlin con una interpretación tan intensa como impredecible. “Ella simplemente hace lo que quiere”, dice la actriz. “Vivir cada día como si fuera el último. Malgasta apostando lo que ha ganado con el concurso, y cuando aparecen los cazadores, se larga”.
La persiguen por un casino abarrotado en una escena que desemboca en una divertidísima persecución a toda velocidad, en la que se muestra en su faceta más peligrosa: partirse de risa mientras el mundo arde a su alrededor. “En este mundo, todo es un asco, así que cuando se le presenta la oportunidad de divertirse, Laughlin la aprovecha al máximo”, dice O’Brian.
Desde el momento en que aparece en pantalla por primera vez, queda claro que Jansky, interpretado por Martin Herlihy, no durará las 48 horas, y mucho menos los 30 días completos, pero será entretenido hasta su prematuro final. “Había visto a Martin en Saturday Night Live como parte del equipo de comediantes Please Don’t Destroy”, dice Wright. “Cuando estábamos haciendo el casting para el papel, él fue el primer actor en el que pensé. Tiene una gran presencia cómica; Es un improvisador brillante y tiene un gran sentido del humor. Ha aportado una energía completamente diferente a la película”.
LOS ALIADOS
Cuando Ben comienza su huida, da inicio a un agotador viaje en el que encontrará tanto aliados como enemigos mientras se esfuerza por sobrevivir. Su primera parada es una visita a un antiguo socio llamado Molie, un traficante del mercado negro interpretado por William H. Macy. Molie trapichea con muchos y variados productos que ofrece a los residentes del barrio bajo en el que vive Ben. Si alguien busca medicamentos, armas, documentos de identidad o incluso artículos básicos de uso diario que escasean, Molie es la persona indicada.
“Que un actor como William H. Macy interpretase este papel fue simplemente increíble”, dice Wright. “Tiene uno de esos rostros que parecen contar toda una vida de historias. Aporta una gran vitalidad a todas sus actuaciones. Para mí y para Glen fue un sueño trabajar con él, aunque fuera solo unos cuantos días”.
Molie, un anarquista hosco vestido con un mono, es uno de los pocos reductos de humanidad que quedan en este mundo brutal. “Se enfada cuando aparece Ben, porque es la cara más reconocible de la ciudad”, dice Macy. “Pone a Molie en gran peligro”.
Pero su relación prevalece y Molie le facilita a Ben identificaciones falsas y disfraces antes de enviarlo a su destino. “Ben sigue siendo muy ingenuo”, dice Macy. “Está a punto de descubrir que no puede ganar este juego. No es momento de bromas... y él está en el Coliseo”.
A Macy le encantó la alegría que mostraba Wright durante el proceso de realización de la película. “Es un gustazo trabajar con él”, dice el actor. “Su conocimiento del cine es inabarcable. Sabe cómo usar la cámara, y me abrazaba después de cada toma. Trabajar con Glen Powell también fue genial. Es un verdadero estudioso de la interpretación y el cine. He aprendido mucho de él”.
La estrella de Wright y Bacall en Scott Pilgrim contra el mundo, Michael Cera, interpreta a Elton, que proporciona a Ben un refugio supuestamente seguro. “Elton no es mala persona, pero es un lastre”, afirma Wright. “Ciertos rasgos de su personalidad hacen que no sea la persona más segura con la que Ben pueda estar. Está enfadado con razón y es un auténtico rebelde, pero también es impredecible. Ha sido genial volver a trabajar con Michael”.
Cera dice que Elton es sin duda uno de los buenos, pero su nulo autocontrol de los impulsos puede tener resultados desastrosos. “Cuando aparece en la película, te resulta inquietante desde el primer momento, pero no sabes muy bien por qué. Quiere ayudar a Ben de verdad, pero también lo ve como una oportunidad para sacar a la luz la verdad sobre la Cadena. Para él, Ben podría ser la figura emblemática de todo un movimiento”.
Trabajar con Powell fue inspirador, dice Cera. “Trabajaba mucho, pero siempre estaba de muy buen humor, lo cual era tan contagioso como impresionante. Es un tipo resistente. Creo que le iría muy bien en el juego”.
Volver a trabajar con Wright le hizo sentir muy afortunado, añade el actor. “Es un lujo trabajar con un director tan aplicado en su trabajo. Ha hecho una película tan envolvente y tan absorbente que el público no puede evitar dejarse llevar por ella”.
El hogar de Elton es el escenario de una de las escenas de acción más emocionantes de la película. Su paranoia le ha llevado a crear lo que Cera denomina “una casa que parece una trampa para ratones diseñada al estilo de Solo en casa y de los grandes inventos del TBO”. “La primera vez que veías ese escenario te quedabas con la boca abierta”, afirma. “Una vez que se pone en marcha la secuencia, es un no parar. Es frenético, demencial... ¡un caos absoluto!”.
Ben Richards puede ser un héroe a regañadientes, pero Bradley Throckmorton es un verdadero creyente. Interpretado por Daniel Ezra, Bradley percibe la corrupción en el sistema y está decidido a erradicarla. Cree que Ben puede ser un catalizador para el cambio. “Bradley percibe la fuerza interior de Ben”, dice Ezra. “Cree que tiene una verdadera oportunidad de llegar hasta el final, ganar el juego y cambiar las cosas. Los ricos obtienen lo mejor de lo mejor en este mundo, pero para la mayoría de la gente como Bradley es una jungla. Su barrio está plagado de dolor, delincuencia y pobreza. Él es la única esperanza que tiene su familia de poder escapar de allí. Ben es la mayor oportunidad que ha tenido en su vida para cambiar su mundo”.
Bradley publica anónimamente mensajes de vídeo en el equivalente a un canal de YouTube, con el nombre de usuario “Apóstol”, en el que divulga la verdad sobre la Cadena. “Ha descubierto que la selección de los concursantes del programa “The Running Man” responde a una pauta preestablecida. Uno de los concursantes es un incapaz sin ningún tipo de posibilidad, otro sabe que es una misión suicida, pero solo quiere disfrutar a lo grande una vez. Luego está el tipo heroico que nunca se rinde. Él cree que ese es Ben, y que si Ben aguanta lo suficiente, conseguirá difundir el mensaje”.
The Running Man es entretenido y emocionante, según Ezra. “Se trata de problemas reales, pero también es como estar en una atracción de un parque temático durante dos horas. Creo que al salir del cine, el público recordará lo mucho que se ha divertido viendo la película”.
Sheila, la esposa de Ben, interpretada por Jayme Lawson con una acerada parsimonia, es algo más que su simple apoyo emocional. Es la voz de la realidad. “Es peleona, como Ben”, explica Lawson. “Pero ni siquiera ella tiene mucha fe en que su marido pueda lograrlo. Al despedirse de él, le entrega un calcetín de su hija y una nota personal. Es su forma de darle algo de esperanza y recordarle que le están animando, porque ella quiere creer que conseguirá volver a casa”.
A medida que los acontecimientos se precipitan, ella se convierte en un símbolo de todo aquello por lo que Ben lucha, y en una prueba de la crueldad de la Cadena. Al final, Sheila ya no se limita a esperar a que Ben vuelva a casa; se integra en la corriente de apoyo público que exige el cambio. “Espero sinceramente que la idea de apagar la pantalla, sin más, cale entre la gente” dice. “A todos nos vendría bien algo así”.
Amelia, interpretada por la actriz británica Emilia Jones, es una agente inmobiliaria que primero es rehén de Ben, pero acaba convirtiéndose en su cooperadora en el enfrentamiento final de la película. Una chica de clase alta totalmente inconsciente de sus privilegios, acaba compartiendo la visión del mundo de Ben a través del juego. “Emilia es tan encantadora que inmediatamente pensé en ella para este personaje”, dice Wright. “Ella es increíblemente dulce por naturaleza, así que fue divertido verla interpretar a un personaje tan rebelde. Si conoces a Emilia como persona, ver cómo explota en esta película es una delicia”.
VIGENCIA PERDURABLE
Ben Richards se ve obligado a embarcarse en una espectacular transformación que hace que pase de ser un don nadie cualquiera a un héroe revolucionario en The Running Man. Escrita hace 43 años, la novela de King le sigue pareciendo muy actual al director. “Lo emocionante y, también, lo que más me llamó la atención fue que un libro que había leído hace casi 40 años me pareciera alarmantemente profético en la actualidad”. Wright continúa: “Desde entonces, hemos tenido décadas de reality shows, y la programación solo se ha vuelto más intensa y corrosiva. The Running Man refleja ese apetito por el entretenimiento que difumina la línea entre la realidad y la actuación, la manipulación y la verdad”.
Los productores Kinberg y Park señalan que la combinación de espectáculo, adrenalina e ingenio agudo es lo que hace que la película sea tan emocionante: una aventura que gusta al público y que además tiene algo que decir sobre el mundo en el que vivimos.
“En primer lugar, nos encantaría que el público disfrutara de una gran noche de cine, que se sumergiera en una experiencia intensa pero a la vez muy entretenida, y que saliera del cine con una gran sonrisa en los labios”, afirma Park. “Si se sienten inspirados por la implacable claridad moral de Ben Richards, todavía mejor”.
Kinberg añade: “La genialidad del libro de King reside en que todo el mundo se siente aludido porque, en última instancia, trata sobre los desfavorecidos de nuestra sociedad, algo tan relevante ahora como lo era hace 45 años, cuando lo escribió”. Es fácil apoyar a alguien que ha sido derrotado por el sistema, y aún más fácil cuando ese alguien es Glen Powell, siguiendo los dictados de la visión de Edgar. Así que lo que esperamos es que el público se lo pase bien y salga sintiéndose fortalecido, más capacitado para plantar cara a un sistema que cada vez resulta más inhóspito para más y más personas, en todos los ámbitos del espectro político”.
Para su coguionista Bacall, volver trabajar con Wright fue exactamente como había esperado. “Empezamos con buen pie y con total confianza por mi parte en que, hiciera lo que hiciera, superaría con creces lo que estaba escrito en el guion”, dice. “Cuando trabajas con Edgar, ves como se estratifican los diferentes elementos sobre la base del guion. Esto crea una profundidad fantástica que no siempre se puede plasmar sobre el papel, pero que es perfecta para un medio visual. Es un auténtico maestro en ese aspecto”.
El resultado es una película emocionante, estimulante y muy entretenida, que nos recuerda por qué las grandes historias nunca pierden su esencia.
“Lo que me encanta de la película es ver la transición del protagonista, que pasa de ser un hombre corriente a convertirse en un revolucionario”, afirma Wright. “Lo ambicioso de la película es la amplitud que tiene esa transición. Espero que el público disfrute de la experiencia: es una montaña rusa de emociones, pero también hay mucho en qué seguir pensando mucho tiempo después de que aparezcan los créditos en la pantalla”.