Elenco artístico: Isabelle Huppert, Lee Hyeyoung, Kwon Haehyo, Cho Yunhee, Ha Seongguk, Kim Seungyun, Kang Soyi, Ha Jinwha.
Rueda de prensa en la Berlinale 2024 (Berlín, febrero 2024)
Es su octava participación en la sección competitiva de la Berlinale y está de vuelta en el festival, donde ganó el Oso de Oro en 2022 por La no velista y su película. En su nueva película vuelve a trabajar con la actriz francesa Isabelle Huppert, que ha aparecido ya en tres de las películas de Hong Sangsoo. Aquí interpreta a una misteriosa mujer sin pasado, perdida en Corea, sin dinero y que va siempre descalza en una comedia donde se combinan diversos idiomas.
Bienvenidos a la 74 edición de la Berlinale y a la rueda de prensa de la película La viajera de Hong Sangsoo, que se ha presentado hoy en la sección competitiva. Es la película número 31 de Hong Sangsoo y la séptima vez que participa en la sección oficial, donde ha tenido cinco pelícu las en los últimos cinco años y ha ganado cua
tro Osos de Plata. Ha hecho diez películas con Kwon Haehyo y tres con Isabelle Huppert, y tie ne seis créditos en esta última película. Antes de empezar, les presentaré a las personas que nos acompañan. Empezando por la izquierda, la actriz Lee Hyeyoung. Cho Yunhee. Kwon Haehyo. El director, productor, guionista, montador, director de fotografía y compositor de la banda sonora, Hong Sangsoo. Y la actriz Isabelle Huppert, de quien se proyectan hoy dos películas en la Berlinale. Y Ha Seongguk, a quien también vimos en In Water. Primera pregunta.
P: Una pregunta para Isabelle Huppert. Felicidades por esta película tan sutil y emocionante, dirigida maravillosamente. Quería preguntarle, como actriz, cómo se enfrentó al personaje y qué le atrajo a la hora de aceptar la película.
Isabelle Huppert: Lo que me atrajo de entrada fue la posibilidad de trabajar con Hong Sangsoo, con quien ya había hecho dos películas. Su for ma de trabajar es única. Es el único al que co nozco que hace películas así. Me entusiasmaba la idea de repetir la experiencia. De hecho, es complicado proyectarte en el personaje o en la historia porque no hay personaje ni historia. Y eso es también lo que me gusta: que es más que un personaje o una historia, que es una forma de capturar el momento presente y un cierto estado de una persona enfrentada a cierto mundo. Tie nes que estar muy abierta a esa visión. Y eso es lo que me gusta de trabajar con Hong, que no puedes trabajar de la misma manera que lo ha rías con otro director. Es otra forma de trabajar. Es una experiencia única, porque, una vez más, no puedes pensar como un personaje, aunque al final del día sí tienes un personaje, tienes algo único. He visto la película y me ha emocionado, porque creo que dice mucho sobre la soledad de alguien, sobre su intento de irse y conectar con otra gente. Al final creo que es una declaración casi filosófica sobre lo que significa estar vivo, ser un ser humano, lo que significa estar solo y estar con alguien. Es un tema importante. Por eso me encantó hacer la película.
P: Gracias por su preciosa película. Dos preguntas para el maestro Hong Sangsoo. ¿Se ve usted más como un poeta o como un cineasta? Y la segunda, ¿por qué en esta película todos beben makgeolli en lugar de soju? Gracias.
Hong Sangsoo: No quiero ni puedo verme a mí mismo como nada. Siempre es un obstáculo, no te ayuda si tienes algo delante y lo persigues, perdiendo todos los movimientos orgánicos que tienes dentro. A veces puede ayudar tener eso delante, pero no tanto. A veces necesitas un objetivo y una excusa para ir a alguna parte, pero en el proceso de ir hacia allí, lo que sucede es mucho más que eso que buscas. En la vida, como ser humano, a la hora de hacer cine. Es lo mismo. Me gusta la gente que se considera poe ta, me gusta su trabajo, pero... ya me entiendes.
Por otro lado, ahora me gusta más el makgeo lli porque soy mayor, tengo que cuidarme y no puedo aguantar tan bien el soju como antes.
P: Una película fantástica. Mi pregunta es para el director y luego otra para la señora Huppert. Primero, ¿cómo cree que esos personajes existencialmente complejos y ese cierto desapego que tiene la cámara sobre los personajes afecta a la narrativa de la soledad? Y para la señora Huppert, ¿cómo ve que su personaje se pierda en su viaje interior y los demás personajes reflejen, en muchos sentidos, su propio viaje?
HSS: Esto puede sonar muy irresponsable, pero no sé lo que hago. Como le he respondido a ella, tengo un vago objetivo y una forma de trabajo reconocida que he desarrollado y me gusta. Vivo una relación con la personas, con Isabelle, con el tiempo, con los lugares. Todo eso sucede y quie ro que mi guion y objetivo lleven a abandonar un sitio donde pasan muchas cosas y se concentre más en capturar las cosas de una manera natu ral.
IH: ¿Ha dicho que me perdía en algo? No tengo mucho que perder...
Se pierde dentro de una cierta soledad y eso se refleja en el entorno y se representa en los otros personajes. Los otros personajes son como una imagen que proyecta lo que le pasa por dentro.
IH: Ella interroga a la gente de su entorno, de una forma muy obsesiva. No deja de hacer la misma pregunta, algo que me parece gracioso la mayoría de las veces. Es casi como si forzara a todos los que encuentra a ser conscientes de algo y a aceptar sus problemas. Les fuerza a de cirse la verdad. Creo que ella es así. No es una guía, sino alguien que ayuda a los otros a reve larse. Quizá por eso beba makgeolli, para olvidar eso. Porque tiene cierta consciencia de cómo es el mundo, y quiere que la gente sea consciente de sí misma. También es un poco maliciosa con lo que hace, al hacer que los otros se cuestionen continuamente a sí mismos.
P: Gracias por su obra. Me encantan sus películas y sobre todo sus colaboraciones con Cho Yunhee y Kwon Haehyo, y con Isabelle Huppert, por supuesto. Quería saber por qué no ha usado el diálogo interior en esta película, algo que me gustó mucho en otras de sus obras. Gracias.
HSS: No lo sé. Todas las decisiones importantes me llegan de repente. A veces quiero hacer esto o lo otro, pero creo que las preguntas importan tes me llegan súbitamente. No hago un análisis de objetivos, sino que son cosas que me vienen a la mente y quiero también crear ese efecto en el público. Elijo a esos actores, si es que puedo usar la palabra "elegir", encuentro esas cosas: las personas, el tiempo, los lugares. Podría in ventarme alguna razón, pero no es algo que in cluya nada, sería sola una razón. Creo en el pro ceso que sigo y apuesto por ello: se me ocurre algo y punto. Nunca he pensado por qué usar o no el monólogo.
P: ¿Cómo fue la colaboración con Isabelle Huppert?. ¿Cómo ha sido el viaje con una actriz tan importante?. Si puede contarnos algo de ello.
HSS: Es una persona muy valiente e inteligente. Creo en ella como ser humano y como artista. Cuando trabajé con ella por primera vez en En otro país me sorprendió mucho. Vino a Corea por su cuenta, sin nadie que la ayudara, y nos alojamos en un pequeño pueblo de la costa, donde no podía comer lo que le apetecía. Nunca se quejó. Siempre estaba llena de energía. Yo es cribía algo y se lo pasaba y cuando interpretaba, me sorprendía mucho, me hacía feliz. Podría de cir muchas otras cosas, pero es muy valiente, de manera natural. Y muy inteligente, por supuesto. Me alegra estar con ella y trabajar con ella.
P: Cuando usted como director describe su trabajo, no suena como un director coreano. Y lo sé porque he pasado tiempo allí. Nunca he visto tanta gente deseosa de trabajar como en Corea. A los alemanes nos gusta trabajar, pero allí sentía que no trabajaba lo suficiente. La pregunta es si necesitaba a una mujer europea para mostrarle a una mujer coreana que su optimización estaba llegando a un límite. Me refiero a la escena en que hay otra mujer con la que están bebiendo. La lleva a dudar sobre su método de trabajo como profesora, sobre el manual de texto. "¿Dónde está esto y lo otro?". Parece muy típico de los alemanes en Corea. No entendía por qué hacía dudar a la mujer. Mi pregunta es: ¿necesitaba a una mujer europea para hacer dudar a un coreana sobre si usaba los métodos correctos?
HSS: Dudo de la utilidad de generalizar sobre nada. Sobre los coreanos y sobre lo que sea. Es una respuesta muy irresponsable, pero hay cosas que pienso y vivo, las cosas que tengo aquí y aquí, y como he dicho, en este proceso, mis elecciones soy muy intuitivas. Cada perso na, el tiempo, un lugar, la fecha, todo eso me viene, y las cosas que llevo dentro salen cada día, línea a línea. Intentaba encontrar alguna razón de por qué lo hacía, pero mentiría si di jera que la hay. Lo siento, quizá es un poco... Igualmente, he intentado responder.
P: Me ha encantado la película, es una de mis favoritas de esta edición. Sobre todo por el trabajo de los actores, especialmente Kwon Haehyo e Isabelle Huppert. Por cierto, nuestro amigo común Matthieu le envía saludos. Mi pregunta es si fue complicado para usted trabajar por primera vez en un película coreana, al proceder de otra cultura, cuando fue allí sola, como se ha dicho. O le concedió cierta libertad, porque muestra otra faceta de usted.
IH: Saludos también para Matthieu. Gracias. No fue complicado. Como he dicho al princi pio, Hong Sangsoo tiene una forma especial de trabajar, pero no solo me sentí totalmente libre, y no diría más creativa, pero sí llena de imaginación al trabajar con él. Su forma de tra bajar es muy especial, porque a veces te da las frases el día antes, pero la mayoría de las veces lo hace la misma mañana del rodaje. Me encanta eso, me encanta el hecho de no tener ni idea de qué hará. Cuando lo dices así pue de sonar como algo imposible de dominar o controlar, pero es lo contrario. Porque te deja las puertas abiertas y parece un milagro, por que te encuentras haciendo cosas, no sé si gracias al diálogo, el set, las situaciones... Pero es rico, inspirador. Y te da muchas... Nunca me he cuestionado qué haré, a quién interpreto, pero simplemente la situación de estar rodea da, la mayoría de las veces, de gente a la que no entiendo cuando habla, te hace sentir de manera inmediata la riqueza de la situación. La gente intenta estar unida, aunque venga de di ferentes sitios y mundos, e intenta hacer algo junta. Y eso es lo que siento al hacer películas en Corea. No en coreano, quizá algún día, aún no. Pero las diferencias de lenguaje me resul tan interesantes y fascinantes, porque más allá de las diferencias, aunque en la película uso el inglés -que es el idioma común-, pero aun así, intentas conseguir que exista algo más allá del lenguaje. Así llegas a más espacios mentales y te das cuenta de que, en efecto, tienes algo que compartir, tenemos cosas en común. Eso es lo que pasa cuando hago cine con Hong Sangsoo. Es una experiencia muy especial. Es curioso porque en las tres películas que he mos hecho juntos, me he encontrado siendo, no el mismo personaje, porque son distintos "personajes", pero tienen algo en común, una especia de sorpresa de encontrar a esas per sonas, de hacer las cosas que hago. Y también hay mucho sentido del humor, porque la mayo ría de situaciones son muy divertidas. Siempre es como un milagro y es genial.
P: Gracias por esta película. Sobre esa mujer, sobre envejecer, sobre la soledad a la que todos nos enfrentamos. Lo de aprender el idioma con ese método, ¿es algo que inventó para esta película? Porque me ha parecido fantástico lo de aprender a través de las emociones.
HSS: Me lo inventé, no sé si funcionaría en la vida real.
P: A mí también me ha impresionado el método de aprendizaje, porque estuve viviendo mucho tiempo en China. Quería preguntarle a Isabelle Huppert si fue para usted un descubrimiento ese estado mental diferente de los asiáticos, por ejemplo, en la escena en la que una de las mujeres responde a su pregunta. Vivo allí desde hace tiempo y lo reconozco muy bien. Como europea, ¿ha descubierto algo en los asiáticos y su forma de sobrellevar las emociones y la soledad?
IH: No estoy segura de haber descubierto nada. Ya conocía Asia, y es cierto que a veces no tenemos las mismas formas de expresar nos, pero también hay mucha delicadeza en todos estos intercambios, algo a veces muy poético. También hay una capacidad, que na turalmente se muestra en la película, de decir ciertas cosas, de llegar lejos en las preguntas, pero seguir siendo agradable y amable. No sé si es algo especialmente asiático, pero sí es algo que está ahí. No hay conflicto ni agresión, pero llegas lejos en lo que se habla. Siempre en cierto tono. Seguro que hay otras formas de expresar y hacer las cosas, pero en este caso era así.
Sobre el director Hong Sangsoo (por Pablo García Canga)
Hong Sangsoo, dice, no tiene muchos recuerdos de infancia. Recuerda, eso sí, que pasaba mucho tiempo con su abuela materna, que esta cocinaba muy bien y que por eso siempre había visitantes en casa que venían a probar lo que ella había preparado. También recuerda que de pequeño, al levantarse, todavía en calzoncillos, acostumbraba a gritar como Tarzán en el salón de casa. Era como el canto del gallo y gracias a él los vecinos se enteraban de que había amanecido.
Hong Sangsoo había nacido el 25 de octubre de1960. Tenía dos hermanas y un hermano. Él era el más pequeño. Tras el golpe de estado que hubo en Corea del Sur el 16 de mayo de 1961, su padre, Hong Hui-seon, que era teniente coronel, fue licenciado del ejército. En 1963 el padre y la madre, Jeon Ok-suk, montaron una productora de cine, Yeonhap Films. En un periodo muy corto, entre 1964 y 1969, fueron asombrosamente prolíficos, contribuyendo al renacimiento del cine coreano al producir un total de 76 películas. Entre ellas figura una película esencial de la historia del cine coreano, rodada en 1968 pero prohibida por la censura y que no pudo ser vista hasta el 2005, A Day Off, de Lee Manhee. La hija del director, Lee Hyeyoung, es la protagonista de dos de las películas más recientes de Hong Sangsoo, Delante de ti y La novelista.
La empresa y la familia tuvieron frecuentes problemas económicos, lo cual llevó a la bancarrota de la productora y a la separación de los padres de Hong Sangsoo. Su madre se dedicó entonces a la publicación de una revista, Korean Literature, destinada a introducir la literatura coreana en Japón. Casi todas las noches figuras del mundo cultural visitaban la casa familiar y se quedaban hasta tarde hablando y bebiendo.
Tras una infancia más bien seria pero solitaria, al llegar a la adolescencia Hong Sangsoo empezó a pasar mucho tiempo con amigos de su edad, fumando y bebiendo. A pesar de ser un buen estudiante, ni siquiera pasó su examen final. Un tiempo después intentó suicidarse con pastillas en una habitación de motel. Fue encontrado a tiempo y trasladado a un hospital. Este episodio aparecería, reescrito, en su película Cuento de cine.
Tras ese periodo de crisis, intenta encontrar su camino. Primero estudia música, pero acaba renunciando. Entonces interviene el azar. Una noche, uno de los amigos de su madre de los que a veces se quedan en su casa bebiendo hasta tarde, director teatral, le dice que quizás se le podría dar bien el teatro. Hong sigue su consejo y se matricula en la universidad para estudiar teatro. Pero la enseñanza tiene un funcionamiento muy jerárquico y casi militar con el que entra en conflicto. En el mismo departamento también se enseña cine. Como la enseñanza de cine le parece más libre y como, además, le parece un medio en el que podrá profundizar más, decide pasar del teatro al cine.
Un tiempo después, otro azar vuelve a cambiar su vida. Ve una noticia que anuncia un cambio de legislación gracias al cual se puede ir a estudiar a los Estados Unidos aun sin haber realizado el servicio militar obligatorio. Ese mismo día decide hacer las solicitudes que podrían hacerle salir del país lo más rápido posible. De este modo, en 1982 es admitido en el California College of Arts and Crafts. Tras estudiar allí tres años y tras un paso breve por Ohio, entra en el Chicago Art Institute en 1987.
En Chicago el encuentro con dos obras cambia su percepción de lo que puede hacer con el cine. En el Art Institute de Chicago ve El plato de manzanas, de Cézanne. Algo en ese cuadro, quizás la proporción entre lo abstracto y lo concreto, lo cautiva. También ve en esos años El diario de un cura rural, del cineasta francés Robert Bresson. Hasta entonces los cortometrajes de Hong Sangsoo como estudiante habían sido experimentales. Gracias a la película de Robert Bresson piensa por primera vez que el cine narrativo podría ser una vía para tratar de su propia experiencia.
Tras vivir un año en París a principios de los años noventa, Hong Sangsoo vuelve definitivamente a Corea del Sur y empieza a trabajar en la productora de su madre, Cinetel Seoul, para la que produce documentales televisivos. Desea dirigir cine y acaba por encontrar su inspiración en una novela corta de Koo Hyoseo, que le lleva a escribir y dirigir su primer largometraje, El día que el cerdo cayó en el pozo, estrenado en 1996. A este le siguen El poder de la provincia de Kangwon en 1998 y La virgen desnudada por sus pretendientes en 2000. Las dos películas participan en la sección Un certain regard del Festival de Cannes. Desde entonces, sus películas han participado y ganado premios en los festivales de Cannes, Berlín, Locarno, San Sebastián, Venecia, etc.
Desde las tres primeras películas, muchos de los elementos recurrentes de sus historias ya están ahí: escenas de comida y de borracheras, largas conversaciones, momentos de tensión imprevisibles, personajes que a menudo son artistas, escritores o cineastas, estructuras complejas y juguetonas, a menudo divididas en dos o más partes que se hacen eco, rimas, repeticiones, detalles inesperados o inexplicables, relaciones sentimentales complicadas, etc. También una manera de filmar que le da un tiempo y espacio a los actores.
Realiza sus tres primeras películas a partir de guiones muy escritos y precisos pero a partir de su cuarto largometraje, Turning Gate, empieza a cambiar su método de trabajo. Al descubrir que de todas maneras lo que escribe se va modificando en función de los actores y de los lugares que filma, deja de escribir guiones precisos y en su lugar entrega a sus colaboradores un tratamiento o, por decirlo de otra manera, un esbozo de la historia y de las escenas. Los diálogos de las escenas los escribe la mañana misma del rodaje, incorporando a menudo elementos casuales que han surgido del lugar o de las conversaciones de la víspera.
Posteriormente, va depurando aún más este sistema y ya ni siquiera esboza una historia previa sino que elige las localizaciones y las actrices y actores y, escribiendo las escenas día a día, va improvisando la historia que cuenta. Este método de trabajo tan singular en el cine contemporáneo es posible porque al mismo tiempo ha reducido el coste de las películas al rodar en poco tiempo y trabajar con un equipo muy reducido, hasta el punto de haberse ocupado él mismo de la cámara en sus últimas películas.
Además, ha desarrollado una gran complicidad con actrices y actores que reaparecen de una película a otra. Ver sus películas tiene algo de reencuentro con una familia de actrices y actores. Es
el placer de ver qué ha cambiado en ellos y qué sigue igual, como pasaba también, por ejemplo, el cine de John Ford, de Yasujiro Ozu o de Ingmar Bergman.
Destaca sobre todo su colaboración con Kim Minhee, su actual pareja y actriz de casi todas sus películas desde Ahora sí, antes no. En las últimas películas Kim Min-hee, además de actuar, también ha realizado labores de producción y de foto fija.
Gracias a estos métodos de trabajo, Hong Sangsoo ha alcanzado una independencia única entre los cineastas actuales y se ha convertido también en uno de los más prolíficos, llegando a estrenar dos o tres películas al año, financiando cada una con lo recaudado por las anteriores.
Por otra parte, Hong Sangsoo también es profesor de cine. En sus clases anima a sus estudiantes a escribir historias, a leerlas ante los otros estudiantes, a discutirlas juntos y a, finalmente, rodar un cortometraje. Les incita, como en sus propias películas, a no simular, a no imitar películas de otros cineastas, sino a ser sinceros y encontrar una voz propia.
Al cabo de los años, como cuando, singular pero regular y confiable como el gallo pegaba gritos de Tarzán al amanecer, Hong Sangsoo, con sus películas, nos sigue despertando.