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  El brau blau  (El toro azul)
  Dirigida por Daniel V. Villamediana
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Seleccionada para participar en la prestigiosa sección competitiva "Cineastas del presente" de la 61ª edición del Festival de Locarno.

Producida por Eddie Saeta y El toro azul producciones, es el primer filme del crítico, guionista y fundador de la revista "Letras de cine", Daniel V. Villamediana, nacido en Valladolid en 1975 y afincado en Barcelona.


Memoria del director
El brau blau es un filme que habla del gesto y del ritual, concebidos como la mejor forma de expresar los sentimientos.

El mundo de los toros es un ámbito con un complejo y particular ritual, pero El brau blau lo que plantea es crear su ritualidad propia, más allá de los tópicos y de las imágenes estereotipadas. En ese aspecto es una obra de carácter excéntrico, con un sutil sentido del humor, en la que la soledad se convierte en una fuente de creación. Una soledad que nos remite al mundo infantil de cada uno, cuando construíamos un mundo imaginado a partir de los elementos que nos ofrecía la naturaleza. Pero el filme también tiene algo de primitivo. Todo está muy ligado a los elementos, la piedra, la tierra, el aire, el acero. Es una película muy pegada a lo físico, a lo orgánico, al cuerpo del personaje; y al mismo tiempo tiende hacia lo irreal, hacia lo imaginativo, a medida que avanza el filme.

El tema del toreo surgió en un primer momento por la obsesión, tanto mía como del protagonista, por un torero que ha revolucionado el mundo de los toros: José Tomás. Austero, estático, preciso, contenido, que maneja las distancias con el toro como nadie lo ha hecho. El toreo, como el cine, es una cuestión de distancias. Ahí es donde se la juegan el torero y el director, el fracaso o el éxito de una obra. En resumen, José Tomás es un torero de una belleza extraordinaria que inspiró este filme que pretende rehabilitar la imagen de los toros en el cine, un arte que apenas le ha consagrado obras verdaderamente significativas. En este aspecto, El brau blau impone su propia mirada a la esencia del toreo, mostrando sólo la técnica en vez de la consumación, la muerte del toro. Por eso la película se mueve en una apasionante contradicción plena de sentido. Por un lado es un filme que habla del mundo de los toros pero que se inventa los ritos, maneras, y en la que no se ve un solo toro. El toro es un animal imaginado, completamente interiorizado por parte del personaje.

En esencia El brau blau es una película que describe una realidad, un determinado presente con precisión, dejando ver al espectador, permitiéndole mirar y disfrutar de las acciones. Una de las cosas más fascinantes que ofrece el cine es justamente el poder ver algo tan simple como a un hombre realizando una acción. Y, en este caso, ver cómo se consuma una obsesión paso a paso, día a día. No sabemos de dónde viene el personaje, tampoco que hará después, pero, sin embargo, mientras estamos con él, nos sentimos parte de su búsqueda espiritual.