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  Marmaduke  Dirigida por Tom Dey
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Owen Wilson es la voz de Marmaduke y George López presta la suya a Carlos en MARMADUKE. Wilson, un actor cómico de talento, cuenta entre sus recientes éxitos de taquilla la delicia de las vacaciones de 2008 Una Pareja de Tres, en la que daba vida al propietario de un travieso chucho. Ahora, en el papel del gran danés Marmaduke, le llega a Wilson el turno de causar estragos en una desventurada familia (y también de acudir en su ayuda cuando las cosas se ponen mal). "Hay una interesante simetría entre estos dos papeles [el de MARMADUKE y el de "Una Pareja de Tres"]", reconoce Wilson. "Pero, a decir verdad, es pura coincidencia que estos papeles me hayan llegado con tan poca separación. Me hice cargo de la voz de Marmaduke, principalmente por la oportunidad de trabajar de nuevo con Tom Dey [el director de la película], con quien había rodado [el exitoso Western cómico y de acción] Shanghai Kid. Cuando hablamos de MARMADUKE y de las ideas de Tom para la película, todo encajó a la perfección, y antes de darme cuenta, estaba encauzando el perro que llevo dentro para ponerle voz a Marmaduke".

Según Dey, el papel de Wilson en Una Pareja de Tres pudo haber influido más en la decisión del actor de aceptar interpretar a Marmaduke de lo que Wilson reconoce. "Owen fue el último actor de doblaje incluido en el reparto porque Marmaduke era el papel más difícil de asignar", recuerda Dey. "Yo había leído el guión y Owen me dijo, mientras cenábamos, que se lo había pasado muy bien trabajando con perros en Una Pareja de Tres. Le dije a Owen que había estado tratando de darle a alguien el papel de Marmaduke, y Owen sonrió y me dijo: ‘Quizá yo debería hacer de Marmaduke’. ¡Lo que nos reímos! Y diez meses después, él era Marmaduke".

El renombrado actor, cómico y presentador de talk show George López también se halló inmerso en una situación de reparto de papeles que exigía un cambio de chaqueta, cuando aceptó ponerle voz al papel de Carlos, el gato, menos de dos años después de haber hecho lo propio con un personaje de Un Chihuahua en Beverly Hills, Papi, un avispado perro que se queda prendado de una consentida chucha de Beverly Hills. "Me pareció razonable dedicarle el mismo tiempo al mundo de los gatos en MARMADUKE", afirma López con una sonrisa. "Sea cual sea la especie, disfruto dándoles a los personajes que interpreto una cierta pose y comicidad, y Carlos no anda escaso de ninguna de ellas".

La inesperada amistad que nace entre Marmaduke y Carlos -MARMADUKE nos presenta a un gato y un perro que no sólo viven juntos en armonía bajo el mismo techo, sino que son amigos del alma- brinda algunas de las mayores carcajadas de la película y transmite una gran emotividad. "Me cautivó la relación entre Carlos y Marmaduke", asegura López. "La mayoría de la gente cree que los perros y los gatos no pueden coexistir, pero estos dos son como hermanos. Carlos siempre está dispuesto a todo por Marmaduke, incluso a ayudarle en sus descabellados planes".

Los descabellados planes de Marmaduke forman parte de sus afanes por ayudar a su familia (la "fam", como él la llama) a integrarse con éxito en su nuevo entorno del Condado de Orange, mientras que él se hace un hueco entre los canes del vecindario. Pero a Marmaduke no le va a resultar nada fácil. La adolescencia puede resultar dura; en especial, tratar de encajar y averiguar quién está en onda (y quién no). Y ser un perro de apenas 100 kilos… ¡Bueno! Eso hace que las dificultades de la vida de un adolescente se multiplique exponencialmente.

La nueva vida de Marmaduke en el Condado de Orange comienza de forma bastante prometedora. Recorriendo la Autopista de la Costa del Pacífico a bordo del coche de su dueño, Phil, Marmaduke, que luce unas gafas de sol, asoma la cabeza a través del techo corredizo del automóvil, disfrutando del sol del Sur de California. Pero no tarda en percibir un anticipo de los retos que le aguardan durante su primer día en el parque canino. Ésta es la zona cero donde los perros se conocen, alternan, se ponen al corriente de las últimas noticias y despachan apremiantes cuestiones de "negocios".

El parque no es nada menos que una escuela secundaria… para perros.

Al igual que los centros de segunda enseñanza para bípedos implumes, el parque canino está plagado de camarillas: los "Jocks" -perros cuyo principal interés consiste en atrapar Frisbees y salir con Cocker Spaniels de dudoso coeficiente intelectual; los "Obsesos del Drama", que se mueren por actuar y montar un número; los "Delincuentes Juveniles" -una panda de aspecto hosco a quienes gusta pasar el tiempo junto a la verja del parque; los "Chuchos" -mestizos procedentes de barrios de baja estofa-; y los "Pedigríes" -ricos y malcriados que están convencidos de que hasta sus heces huelen bien.

El parque canino es un tema estudiantil que toca la fibra sensible del reparto y los realizadores de MARMADUKE. "Me gustó mucho la idea de que Marmaduke fuera un adolescente más bien desarrolladito y torponcete que trata de integrarse en su nueva ciudad y su nuevo ‘colegio’", explica Owen Wilson. "Y el concepto de un parque canino como una especie de instituto para perros era muy divertido. Todos hemos pasado por el instituto y casi todo el mundo tiene un perro o, al menos, quiere a los perros. Por lo que es mucho lo que permite al público conectar con MARMADUKE."

"MARMADUKE nos trae recuerdos de las películas de angustia juvenil de los años ochenta", añade el productor, John Davis, que sin duda sabe cómo manejarse en argumentos centrados en animales dotados de aptitudes especiales, tras haber producido Doctor Dolittle y Garfield, entre otros muchos éxitos de taquilla. Y el director, Tom Dey, también se cuenta entre los incondicionales de las películas clásicas acerca de la vida en los institutos, no pocas de las cuales fueron dirigidas por el legendario John Hughes. "Yo crecí con películas como Una Maravilla con Clase, Dieciséis Velas y Todo en un Día [dirigidas o producidas por Hughes]", afirma Dey. "Realizar MARMADUKE fue como volver a los años de mi adolescencia".

Pero George López asegura que su otro yo cinematográfico no se preocupa en exceso de los niveles sociales de los adolescentes. "Carlos es un gato autosuficiente que, a decir verdad, no acaba de integrarse en el ambiente colegial. Para Carlos, un gran día consiste en hacer trizas una pelota de piel".

Aunque muestra escaso interés por la vida académica del parque canino -ni que decir tiene que es último sitio que le gusta frecuentar- Carlos hará cualquier cosa por Marmaduke, incluso ayudarle a hacer amigos en la camarilla de Pedigríes de los que Marmaduke anhela formar parte. Entre los Pedigríes se encuentra Bosco (doblado por la estrella de 24, Kiefer Sutherland), el macho alfa del grupo y vigente campeón de surf; la novia de Bosco, la elegante Collie Jezebel (a la que pone voz Fergie, miembro del conjunto musical Black Eyed Peas), que resulta ser la perra del jefe de Phil, y por la que Marmaduke bebe los vientos; y los malencarados secuaces de Bosco, los mini Doberman Pinschers, Trueno y Relámpago (cuyas voces son, respectivamente, las de los populares actores cómicos Marlon Wayans y Damon Wayans, Jr.).

Para entrarles por el ojo derecho a los Pedigríes, Marmaduke da una fiesta salvaje (sólo para Pedigríes, naturalmente) en la casa de los Winslow; no es ninguna coincidencia que la "fam" esté ausente por unos días, habiendo dejado sólo a Carlos como testigo del caos y la carnicería controlados, a cargo de perros que coquetean, se suben a las mesas, destrozan almohadas, orinan en el sofá y disfrutan como animales al ritmo de una música capaz de no dejar una ventana entera en toda la casa.

Los intentos de Marmaduke por incorporarse a la exclusiva camarilla de los Pedigríes no les hacen muy felices a los Chuchos, en especial a Mazie (doblada por la intérprete de Bienvenidos a Zombieland, Emma Stone), una chicazo mestiza de Queensland Heller, que ve en Marmaduke algo más que un chico nuevo de tamaño familiar. Mazie y los Chuchos -entre los que también se cuentan Raisin, un mestizo supercerebral de perro salchicha (doblado por el aclamado actor cómico Steve Coogan) y Giuseppe (cuya voz es la del protagonista de Kick-Ass: Listo para Machacar, Christopher Mintz-Plasse), un mestizo de perro pequinés al que le sobra excitación- son los primeros en hacer amistad con Marmaduke la primera vez que aparece en el parque canino. Ajeno a cualquier camarilla colegial o social -y temido por todos- está un mastín de aspecto asilvestrado llamado Chupadogra (al que presta su voz Sam Elliott, al que hace poco vimos en Up in the Air). Personaje de mito y de leyenda, se asegura que Chupadogra duerme sobre un montón de huesos, y es una figura descomunal y enigmática a la que nadie se atreve a contrariar. Pero es que ni siquiera Chupadogra se ha tropezado jamás con nada parecido a Marmaduke…

La interrelaciones humano-caninas de la película son tan convincentes como la dinámica de los perros en el parque. Cuando Marmaduke no está pasando el rato con sus nuevos amigos ni en casa con su hermanastro Carlos, se dedica, a la vez, a ayudar y a poner a prueba la paciencia de su "fam" humana, los Winslow, compuesta por el patriarca, Phil (Lee Pace), un padre típico del Medio Oeste de elevadas ambiciones, que trata de que su familia disfrute de una vida mejor en el Condado de Orange; la madre, Debbie (Judy Greer), la argamasa que mantiene unida a la familia; y los niños, Brian, Barbara y Sarah. Lee Pace, cuya carrera comenzó con la ya clásica serie de televisión Criando Malvas, disfrutó con la relación que su personaje mantiene con Marmaduke. "Los une un vínculo especial, a pesar de que estén peleando constantemente para ver quién corta el bacalao", explica Pace. "Cuando la familia se traslada a Orange County, Phil empieza de cero y lo propio hace Marmaduke. Ambos se reinventan a sí mismos".

La reinvención de Phil se centra en su carrera profesional; convertido en jefe de marketing de una empresa de comida orgánica para animales, con sede en California, Phil trabaja para su excéntrico propietario, Don Twombly, cuya devoción por el mejor amigo del hombre le lleva a imponer la celebración de reuniones de empresa en el parque canino. Además, observa William H. Macy (Cerdos Salvajes con un Par... de Ruedas, Fargo), que da vida a este titán empresarial loco por los perros, "Don asiste descalzo a la mayoría de estas reuniones porque, razona, los perros no llevan zapatos". Para Phil, estar a la altura de su exigente jefe resulta aún más difícil, como él mismo descubre cuando tiene que evitar las omnipresentes minas en forma de heces perrunas que los peludos visitantes dejan en el parque.

En casa, Debbie, la esposa de Phil, trata de evitar que la familia que forman su esposo, que trabaja con exageración, sus tres hijos pequeños, que tratan de integrarse en el nuevo entorno, y, naturalmente, Marmaduke, todos ellos recién llegados a un hogar de mucho movimiento, acabe perdiendo el control. "Cuando los Winslow acogieron a Marmaduke cuando era un cachorro, no sabían dónde se metían", sentencia Greer, entre cuyos numerosos trabajos figura el éxito cómico 27 Vestidos. "Cuando creció y se convirtió en…¡bueno! en Marmaduke, pasó a ser un cuarto hijo para los Winslow".


Acerca de la producción
El reparto de papeles es un componente clave de cualquier producción cinematográfica. Con MARMADUKE, los realizadores se enfrentaron al triple de los obstáculos habituales, al tener que confeccionar el reparto de los protagonistas humanos (encabezados por Lee Pace, Judy Greer y William H. Macy), los actores de doblaje (empezando por Owen Wilson en el papel del héroe que da título a la película, y George López, en el de su íntimo amigo y hermanastro Carlos), y los adiestradísimo animales que encarnan a los irracionales de la película. Estos últimos, que, después de todo, exigían el máximo entrenamiento, fueron los primeros miembros del reparto en ser elegidos. "[Elaborar el reparto de animales] consistía en hallar perros que, en nuestra opinión, pudieran proyectar las personalidades que buscábamos", afirma el director Tom Dey, que disfrutó trabajando con sus lumbreras con hocico. "Los perros eran excelentes y reales. Lo que tiene rodar con perros es que jamás hay un momento inútil, lo que es verdaderamente estimulante. Y ésta es la primera vez en que el actor principal no ha puesto en duda ni una sola vez ninguna instrucción que le haya dado".

La cabecera de reparto a que se refiere Dey la forman "George", un gran danés de dos años, y "Spirit", el hermanastro de setenta y cinco kilos de George, los cuales se hicieron con el papel del título después de un proceso de selección de ámbito mundial. Los respectivos talentos de los perros se complementaban y, juntos, dieron vida a Marmaduke en la pantalla. Dey explica que "George era el perro que necesitábamos para que se ajustara a su papel; Spirit, el que nos hacía falta para derribar las paredes. El Marmaduke que aparece en pantalla fue una combinación de ambos".

Owen Wilson es un admirador de George y Spirit. "Cuando estaba realizando mi ADR [Sustitución Automática de Diálogos, o doblaje]", dice el actor, "me fijé con detalle en las actuaciones de los dos ‘Marmadukes’, George y Spirit. Son verdaderamente impresionantes y las auténticas ‘estrellas’ de la película".

George y Spirit están acompañados de un conjunto de lúcidos practicantes cuadrúpedos del arte de Talía, cada uno de los cuales refulge. Pero ello no quiere decir que no necesitaran un trato especial, además de los privilegios que exigen las más grandes superestrellas de dos piernas de hoy en día. Por ejemplo, a los animales no les entusiasma precisamente mantener la mirada (mirarles a los ojos a sus coprotagonistas humanos). El coordinador de animales y adiestrador jefe, Michael Alexander, y su equipo, idearon una solución sin precedentes: "Gafas de Carne", que son unas monturas de gafas de sol provistas de un accesorio que sostenía un trozo del manjar favorito del perro. El perro miraría la carne de las gafas y, de esta forma, sostendría la mirada de la persona que las llevaba. Otra técnica de adiestramiento consistía en que el actor humano tuviera en la frente un trozo de comida para hacerlo bajar a continuación y dárselo a comer al perro, todo lo cual estimulaba al animal a mirar al actor a los ojos. No era precisamente nada digno de Stanislavsky, pero… ¡bueno!

A nadie le sorprenderá que cada día de rodaje el plató de MARMADUKE cayera presa de una jauría, literalmente. En el diario de rodaje, que describe todo el trabajo que hay que llevar a cabo en el plató, los primeros once puntos siempre aparecían dominados por las estrellas caninas. "Había más adiestradores de animales que actores humanos" dice, maravillado, William H. Macy. En total, ochenta perros y seis gatos intervienen en la película; algunos de los cuales se sometieron a dieciséis semanas de adiestramiento antes de que diera inicio la fotografía principal. Y algunos de ellos dejaron una forma peculiar de tarjeta de visita. O, según lo explica Dey, "los grandes perros babeaban, y las babas formaban líneas". Después de grabar una toma dada, Dey ordenaba: "¡Corten! Limpien las babas y repitámoslo".

Otro latiguillo favorito del plató podría haber sido "¡Que viene la ola!", debido a una de las principales piezas obligatorias de la película: un concurso canino de surf en el que Marmaduke y el instrumento de su perdición, Bosco, el perro de pura raza, navegan en sus tablas sujetándose sólo con las puntas de las patas en una playa del Condado de Orange. La secuencia se inspiró en la investigación de los realizadores acerca de perros que verdaderamente practican el surf. Uno de los secretos de conseguir la escena fue, simplemente, tal y como lo explica Michael Alexander, "¡encontrar un perro al que le gustara estar en el océano!" El perro George cumplía sin duda los requisitos, adentrándose en las olas como todo un Gran Kahuna. Además, George se entrenó en una tabla apoyada sobre un giróscopo que simulaba el movimiento sobre el agua. Durante la postproducción se añadieron mejoras creadas por ordenador, como cuando Marmaduke tira al aire la tabla.

George, Spirit y todos los "Marma-perros" destacaron en los platós y los exteriores de MARMADUKE. La mayor parte de la fotografía principal tuvo por escenario Vancúver (Columbia Británica, Canadá), con unas pocas secuencias filmadas en las playas del sur de California. Durante unas pocas semanas, Vancúver sufrió una ola de calor que batió todas las marcas, por lo que la producción instaló tiendas especiales con aire acondicionado en los exteriores para que los perros no pasaran calor. Además, el departamento artístico construyó un plató consistente en un espectacular vertedero de chatarra repleto de docenas de coches abandonados de los años cincuenta y letreros de neón, además de haber levantado un muelle completo en un estudio de sonido.