Musicalia > Noticias > Bernardo Bonezzi, El viento sopla donde quiere
Destacado: 'Malicia: Las noches de las brujas' es el nuevo disco de Mägo de Oz

Bernardo Bonezzi, El viento sopla donde quiere

"Un cristal oscuro" es el primer single del nuevo álbum del ex-Zombies

16/03/2010 | 00:00 CET

Sonroja tener que presentar a estas alturas a Bernardo Bonezzi, niño prodigio del mundo musical español que dejó de ser niño pero continuó siendo prodigioso en su particular y personal universo musical. A diferencia de muchos otros nombres que se ensombrecieron, o directamente desaparecieron, después de su paso por la mal llamada “movida madrileña”, Bonezzi ha sido el perfecto y único ejemplo de reinvención y confirmación artística. A los seis años empezó a tocar la guitarra, a los ocho compuso sus primeras melodías y a los trece es líder de un grupo pionero y legendario: Zombies, responsable de todo un clásico del pop nacional como es Groenlandia. Siguieron dos elepés más con Zombies, el maxi-single en solitario Las diez mujeres más elegantes, un álbum con la cantante Didi St.Louis y la composición y producción del LP de Almodóvar & McNamara. Todo este trabajo, antes de cumplir los diecinueve años, lo convierten en uno de los músicos más respetados y valorados de aquella época.

Aunque ya había compuesto dos canciones en 1982 para el film de Almodóvar Laberinto de pasiones, es en 1984 cuando debuta de la mano del oscarizado director manchego con la sorprendente música original de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? A partir de ahí, Bonezzi se vuelve a reinventar y se convierte en el compositor joven más respetado y solicitado del cine español durante dos décadas, ganando el Goya a la Mejor Banda Sonora en 1995 por Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, y siendo nominado en cuatro ocasiones más.

Un extenuante ritmo de trabajo y un sinfín de obras para cine, televisión y teatro durante veinte años hace que en 2004 decida volver al panorama musical con un disco propio: La hora del lobo, el primero de una trilogía dedicada a las horas del día. Tras esta primera entrega inspirada en la noche, compuso y publicó La hora azul, inspirada en la mañana, y finalmente La hora del té, inspirada en la tarde. Una peculiar trilogía de las horas de sorprendente e innovadora madurez instrumental.

Que Bonezzi volviera al pop cantado era, pues, la consecuencia inevitable de aquella trilogía. Manteniendo el sonido barroco ideado para las horas, y añadiéndole una formación más rockera (batería, bajos y guitarras eléctricos y acústicos), éste es un disco que no dejará a nadie indiferente, por lo atrevido de su propuesta y el clasicismo y elegancia de sus formas. Las canciones se suceden creando una amalgama de sensaciones, de búsquedas, de interrogantes casi filosóficos (espirituales, diría yo), con un aura de misticismo suspendido al azar. Aquí desembocan, posiblemente de manera inconsciente, pero sí evidente para el oyente, todos los estilos y palos tocados por Bonezzi en su ya extensa carrera: desde el atrevimiento acústico de sus primeras obras en el pop a su paso por el mundo del celuloide o la experimentación instrumental de su ya nombrada trilogía. Es este, pues, un disco de absoluta madurez donde lo difícil se hace fácil y lo brusco es amable. Pura vanguardia.

Con El viento sopla donde quiere, Bernardo Bonezzi compone y recapacita, piensa y se desafía a sí mismo en un sentido y tragicómico tour de force donde aparecen sus obsesiones y preocupaciones: La diseminación de una familia disfuncional que vive de cara a las apariencias (El arte de esconder el polvo debajo de los muebles), la sensación de continua insuficiencia (Cuando se acaba la función), la rutina de la cotidianidad (A la deriva), el despertar de sueños incumplidos (Atardecer), el concepto bergmaniano de que la búsqueda de lo que somos es a veces más sencilla de lo que nos empeñamos en creer (Un cristal oscuro), de que el sitio y el lugar en el que te toca vivir no es precisamente aquel que soñabas (Cuestión de suerte), la conciencia a modo de cuento con moraleja de que los días de juventud y desenfreno se han terminado (La vida salvaje) o la más esperanzadora –y, curiosamente, primera en el disco- Desde aquí, donde se deja claro que vale la pena luchar por algo mejor, pero que también se debe valorar lo que se tiene. Como curiosidad, la inclusión de una nueva versión –más oscura si cabe- del clásico de los Zombies Extraños juegos, la canción favorita de Bonezzi con este grupo y que daba título a su primer elepé, pese a que Groenlandia le robara el protagonismo.

Éste es, en definitiva, un trabajo complejo en su forma pero sencillo y directo en su resultado. Una declaración de principios de un artista que en 2010, en plena vorágine de conformismo recalcitrante o, casi peor, protesta de postín, es capaz de hablarnos desde el corazón, y reflexionar por nuestro paso en el mundo. En el fondo no somos nada, y por mucho que queramos controlarnos, el viento seguirá soplando allá donde le venga en gana… Esperemos por nuestro bien que no deje de hacerlo nunca.

Por José M. Benítez.


El listado de canciones de El viento sopla donde quiere es el siguiente:

1.Desde aquí - 6:34
2.El arte de esconder el polvo debajo de los muebles - 5:42
3.Cuestión de suerte - 6:05
4.Un cristal oscuro - 5:04
5.A la deriva - 5:55
6.Extraños juegos - 4:54
7.Cuando se acaba la función - 5:00
8.La vida salvaje - 6:50
9.Atardecer - 7:28

¿Te ha parecido interesante la noticia?
Ver y enviar comentarios