
The Brutalist es una de las películas que más debate ha generado en la industria cinematográfica en los últimos tiempos… y no es por su guión o por los dilemas morales que plantea la producción. El culpable es el uso de la inteligencia artificial, que cuestiona los límites entre tecnología moderna y autenticidad artística.
Una obra que rinde homenaje al cine clásico
Brady Corbet dirige The Brutalist, una película que narra la vida ficticia del arquitecto húngaro Lázló Tóth, quien emigra a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. La película destaca por su enfoque en técnicas cinematográficas clásicas, como el formato VistaVision, muy popular en los años cincuenta, y una estructura narrativa que se divide en dos actos con un intermedio, evocando la experiencia del cine clásico.
Esta dedicación a la autenticidad y al homenaje al cine clásico ha recibido el reconocimiento en diversos festivales y ceremonias de premios. La película obtuvo el León de Plata a la Mejor Dirección en el Festival de Venecia y ganó tres Globos de Oro en las categorías de Mejor Película Dramática, Mejor Actor Dramático para Adrien Brody y Mejor Director para Corbet. Además, cuenta con nueve nominaciones a los BAFTA, por lo que aún se mantiene como una de las fuertes contendientes a la temporada de premios.
La controversia del uso de la inteligencia artificial
Precisamente por su gran éxito y su homenaje a las técnicas clásicas del cine, el uso de la IA en su producción ha sido muy controvertido. Esta tecnología, que ya vemos en el casino con cierta asiduidad, aquí se emplea para mejorar la pronunciación en húngaro de los actores principales, Adrien Brody y Felicity Jones. Ambos actores trabajaron con un entrenador de dialecto, pero fue la IA la encargada de afinar ciertas voces y letras, asegurando una pronunciación más precisa que incluso los hablantes nativos serían incapaces de notar.
Además, la IA generativa también tuvo su presencia. Esta parte de la inteligencia artificial, que se ve en muchos assets de los juegos de ruleta modernos, se utilizó en la película para hacer algunos dibujos y edificios que están en las escenas finales de la película, específicamente en una retrospectiva del trabajo del protagonista en la Bienal de Venecia. Sin embargo, Corbet aclaró que este uso se limitó a imágenes diseñadas para parecer renderizados digitales de los años ochenta y que las demás imágenes fueron dibujadas a mano.
La revelación del uso de IA ha generado un debate sobre la autenticidad en el cine y el papel de la tecnología en el arte. Algunos críticos argumentan que el uso de IA compromete la integridad de las actuaciones y la estética de la película, mientras que otros defienden su uso como una herramienta para mejorar y agilizar procesos en la producción cinematográfica.
Corbet defiende el uso de la IA en sus películas, recalcando que las actuaciones de Brody y Jones son suyas y que la tecnología se utilizó para preservar la autenticidad de sus interpretaciones en otro idioma, sin reemplazarlas ni alterarlas. Además, recalcó que los actores sabían de este uso, y que dieron su consentimiento para el mismo.
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