Debut en el largometraje de Gerard Oms. Protagonizada por Mario Casas, la película ha sido rodada entre Países Bajos y España. Esta producción de Zabriskie Films ('Upon Entry') y Revolver Ámsterdam, cuenta con el apoyo de MEDIA, ICEC, ICAA, NL Film Fonds y la participación de TV3 y TVE. Completan el reparto David Verdaguer e Ilyass el Ouahdani entre otros.
'MUY LEJOS' está basada en la propia experiencia del director, Gerard Oms, cuando viajó a Holanda en 2008.
Gerard Oms formado en el Institut del Teatre e Barcelona y en la Escuela Parnassos de Utrecht (Países Bajos), comenzó su carrera cinematográfica trabajando con Isabel Coixet. Es colaborador habitual de Neus Ballús y ha trabajado como acting coach de Mario Casas, Ana Wagener, Bárbara Lennie y Patrick Criado, entre otros.
Recientemente, ha trabajado en proyectos como 'Antier Noche' de Alberto Martín Menacho, estrenada en San Sebastián 2023, 'Upon Entry' de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez, nominada a los Spirit Awards, 'La mitad de Ana' de Marta Nieto y 'Each of Us' (en desarrollo) de Neus Ballús, Anne Zohra Berrached, Anna Jadowska y Stina Werenfels, como acting coach y asesor en la dirección de actores.
'Inefable' fue su primer cortometraje como director y guionista. Tras su estreno en el D'A 2021, fue seleccionado en festivales como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (México), el Festival de Bruselas, el Festival de Cine de Chicago y el Festival de Málaga, entre otros. Ganó el primer premio en el Festival Internacional de Cine de Huesca y otros dos premios en el Festival Alcine de Alcalá de Henares. La revista Caimán Ediciones lo incluyó entre los quince mejores cortometrajes españoles de 2021. Su segundo cortometraje, 'Has estado, hace tiempo', compitió en la Seminci 2022.
Notas del director (por Gerard Oms)
En el año 2008 España vivió una crisis económica que obligó a gran parte de mi generación a migrar a otros países en busca de un futuro mejor. En mi caso, fue el contexto perfecto para también dejar atrás una rutina que me ahogaba y emprender un viaje que me cambiaría la vida. Aquí no podía hacerlo, necesitaba espacio, tiempo y anonimato. De la noche a la mañana, sin consultarlo con nadie, y con la recesión económica como coartada, decidí coger un tren con destino a Ámsterdam. Así comenzó mi aventura en los Países Bajos, una historia con sus heridas, monstruos y revelaciones. Un periplo intenso y mágico.
La incontinencia emocional que en aquel entonces me caracterizaba, me permitió vivir una experiencia transformadora. Diecisiete años más tarde entiendo un poco más las razones de aquel viaje, y mi intención, al hacer esta película, no es otra que arrojar conciencia a aquel momento y dar un respiro a aquellas personas que, por una u otra razón, se encuentran atrapadas y necesitan mirarse a sí mismas de forma honesta.
Siempre me ha interesado el cine europeo de corte social que muestra la realidad sin manierismos, a través de la sensibilidad y las contradicciones de personas en peligro, que han decidido dar un paso firme. Un cine que explora la condición humana desde la crudeza, sin trampas ni artificios, donde el nexo común es uno o más personajes que se ven empujados hacia el abismo, en una huida hacia adelante sin apenas oxígeno. Todos ellos dibujan la idiosincrasia de los mundos en que habitan, dando espacio a las minorías a través de la mirada de sus autores, quienes presentan un retrato de la clase trabajadora claro e íntegro, sin aspavientos ni miradas condescendientes, y en el que no falta el humor; un humor que siempre está presente y se impone ante la adversidad.
La película se enmarca en un universo realista, fiel al arco dramático y al conflicto de nuestro protagonista. La intervención de los espacios fue mínima, dedicando gran parte de los esfuerzos en encontrar los lugares idóneos para rodar las escenas.
A nivel formal, opté por rodar toda la película con una sola óptica -un 40mm- que se acercase a la visión humana y nos permitiese pegarnos al actor hasta escucharlo respirar. El ritmo del montaje está determinado por lo abrupto y las pausas internas, coqueteando con el estilo documental en algunos pasajes y pivotando desde lo íntimo, que invita a la reflexión, al conflicto externo que explota en una realidad desconocida donde el protagonista se tiene que abrir camino. El tratamiento del sonido es áspero y aparentemente sucio, para violentar las reacciones y emociones de la historia, y la banda sonora se sostiene a partir de afinaciones y composiciones de un violonchelo que aparece y desaparece de manera diegética y extradiegética para hacer avanzar, anticipar o sostener el relato, según el punto de vista. El papel que juegan los diferentes idiomas en la película (catalán, castellano, inglés, neerlandés y árabe) es fundamental; su riqueza y mixtura como código en el lenguaje y la narración, así como sus barreras e impedimentos.
Mi relación con el oficio del actor siempre me ha llevado a poner su trabajo en el centro de la ecuación. En cada guion construyo el relato desde su materia prima: la sensibilidad, la herida y la pasión. La elección de Mario Casas como compañero en este viaje era obvia. Amigo y confidente, él fue el que me animó a tirar adelante esta película. Nos conocemos muy bien, y nuestra comunión y confianza mútua fueron fundamentales para contar esta historia desde lo íntimo y lo vulnerable, sin prejuicios. Es uno de los mejores actores de este país, combina la emoción y la técnica como pocos. Es un intérprete, con mucha sensibilidad, que siempre trabaja desde la generosidad y el riesgo y, en esta ocasión, su entrega ha sido enorme; adentrándose en el cine de autor y saliendo de su zona de confort. Cada proyecto en el que trabajamos juntos es un regalo.
El resto del elenco combina a actores y actrices de ambos países y de diversas procedencias, algunos con menos experiencia y otros con más recorrido, y la mezcla de estos crea un mapa de realidades y matices que aporta riqueza y complejidad al relato. La Holanda en los márgenes, la que no se suele retratar a menudo, se abre paso y se muestra en la historia con fuerza, a partir de los ojos y del aprendizaje de Sergio, el protagonista.
Molt lluny (Zo ver weg) es un lugar donde volver, una película sobre identidad y privilegio, vasos basculantes que dialogan entre ellos, poniendo en juego el status quo del protagonista de la historia. Es un ‘late coming of age’ que expone la importancia de apartarse, coger distancia y atreverse a descubrirse ante la mirada del otro (y el “diferente”). Un viaje hacia la ternura, una deconstrucción del ideal heredado por y para pertenecer al grupo. Una renuncia a la mentira para entregarse a un lugar de amor.
