Cinemanía > Películas > Caza de brujas > Comentario
Destacado: 'Una aventura pirata' es la nueva película de Bob Esponja
Caza de brujas cartel reducidoCaza de brujas(After the hunt)
Dirigida por Luca Guadagnino
¿Qué te parece la película?

"Las personas nunca mienten tanto como después de una cacería, durante una guerra o antes de unas elecciones" - Otto Von Bismarck.


En este thriller de Luca Guadagnino, escrito por Nora Garrett, una grave acusación en un campus universitario desata el caos público y se difumina tanto la verdad que lo que realmente ocurrió queda irreconocible. Secretos, engaños, rencores y agendas cruzadas entre los cinco personajes centrales de la película chocan pronto en este relato sobre la moral. A medida que la tensión aumenta, CAZA DE BRUJAS se convierte en una provocación intencionada, un espejo de este momento actual en el que se cuestionan las dinámicas de poder, el privilegio y el sentimiento de comunidad, y cómo todo eso choca con nuestras inseguridades.

La ganadora del Óscar Julia Roberts se une al nominado al Óscar Andrew Garfield, a la ganadora del Emmy Ayo Edebiri, a la nominada al Óscar Chloë Sevigny y al ganador del premio SAG Michael Stuhlbarg en un reparto de primera. Sus interpretaciones, precisas e incisivas, subrayan que CAZA DE BRUJAS se niega a dar respuestas fáciles y, en cambio, se adentra de lleno en ese terreno difuso y polarizado que todos reconocemos como el mundo en que vivimos hoy.

Esa energía visceral, esa sensación de crear una realidad tal y como la sentimos, es una marca de autor en la obra de Luca Guadagnino. Con su oficio meticuloso y su gusto por las preguntas incómodas, sus películas suelen seguir resonando en la cabeza del público mucho después de que rueden los créditos. Para Guadagnino, la historia de un escándalo en una universidad de élite era como un imán: prometía encender el debate, no solo sobre quién dice la verdad, sino sobre cómo el estatus, los deseos y los prejuicios tintan nuestra percepción de la realidad.

El director, que saltó a la fama con la sensual Yo Soy el Amor y la ya clásica Call Me By Your Name, ha aportado su voz inconfundible y humana a una gran variedad de historias: desde el romance vampírico de Hasta los Huesos: Bones and All y el triángulo amoroso de Rivales a la adaptación de Queer, de William S. Burroughs. Pero CAZA DE BRUJAS lleva a Guadagnino –apasionado de los grandes lienzos cinematográficos– a su narración más caleidoscópica hasta la fecha, al transformar el relato de un presunto delito en una exploración múltiple de la naturaleza humana y de una verdad que siempre es escurridiza.

“Me entusiasmaba la idea de hacer una película actual”, comenta Guadagnino con su característica pasión. “CAZA DE BRUJAS es un thriller que no se centra en la verdad de un hecho, sino en cuántas verdades existen. ¿Y quién decide cuál es la correcta? Ahonda en la toma de decisiones éticas, con la sociedad y con nosotros mismos. Como cineasta, también he tenido la oportunidad de explorar cómo contar una historia mostrando todas las verdades posibles sin tener que quedarme con un único punto de vista”.

Es una historia que indaga en nuestra búsqueda de la verdad enfrentada a nuestra tendencia al autoengaño, una historia que en manos de Guadagnino se hace aún más compleja. Aunque el detonante es una acusación de agresión sexual, Guadagnino decide centrar la mirada en cómo cada uno de los cinco protagonistas ha construido su propio universo moral, moldeando su imagen pública y luchando por mantener el control sobre sí mismo y sobre quienes ama.

Tras leer el guion de Nora Garrett, Guadagnino visualizó de inmediato una película laberíntica y de suspense. “El guion es muy inteligente. Aborda temas universales que en los últimos años se han vuelto fundamentales en nuestra sociedad, cuestiones que surgen del debate social en torno al consentimiento”, explica. “Eso me intrigó, al igual que la posibilidad de explorar las relaciones personales desde un punto de vista distinto al de mis películas anteriores: no desde el deseo, sino desde el poder”.

Durante el proceso de colaboración con Garrett, Guadagnino se aseguró de que se mantuviese un juego de poder: quién lo posee, cómo lo ejerce en cada relación y qué aspectos logra reprimir. A partir de esas tensiones construye una historia que lleva a sus personajes hasta el límite emocional y plantea diversos dilemas morales. “Veo la película como un thriller psicológico, pero también como un drama sobre las relaciones humanas. Si pensamos en Hitchcock, en el fondo todos sus thrillers hablaban de la condición humana y de cómo nos vinculamos los unos con los otros”, explica.

La historia de Garrett cautivó a Guadagnino tanto por su trama como por su potencial visual. Famoso por su control de los ambientes y por hacer que hasta el más mínimo detalle revele intimidades de los personajes, el director se ha rodeado de un equipo excepcional para recrear un mundo académico donde cada muro cubierto de hiedra esconde trampas tan seductoras como peligrosas. Fiel a su costumbre de encontrar un estilo y un ritmo perfectos para cada historia, esta vez encontró su punto de partida en una pregunta que Hitchcock formuló una vez: “¿Cómo se puede imprimir una sombra de duda en cada fotograma de una película?”.

Esa idea le llevó a pensar en formas de hacer que cada escena desprendiese una inquietud constante, un desasosiego que invita al espectador a resolver por sí mismo el enigma que propone la narración. Guadagnino confía en que el realismo de la película despierte conversaciones tan sinceras y complejas como su propio proceso creativo. “Espero que la gente quiera hablar de esta película durante mucho tiempo”, afirma. “Y también espero que transmita que nunca conviene huir de las ideas, y mucho menos censurarlas, incluso cuando desafían nuestras creencias más profundas”.

Sobre los personajes, tan contradictorios como humanos, Guadagnino reflexiona: “Como creador, no puedes juzgarlos. Siempre me han atraído las imperfecciones profundas de los personajes. Quería que el público sintiera el mismo grado de empatía hacia cada uno de ellos. Para conseguirlo, el arma secreta ha sido el reparto: he tenido la suerte de trabajar con actores extraordinarios que han sabido representar la belleza, fuerza y fragilidades de los personajes”.

Roberts se unió al proyecto atraída por su compleja trama y por la oportunidad de meterse en el papel de una mujer tan oscura y fascinante, muy distinto del resto de interpretaciones de su carrera. Tras leer el guion dijo que sí al instante y ha sido un gran apoyo para Guadagnino a lo largo de la producción. Ella también ve en la película un detonante para el debate. “Es una de esas películas que te invitan a salir del cine, analizar cada momento y debatir por qué cada personaje hace lo que hace” dice Roberts. “Eso es precisamente lo que hace que ir al cine sea tan maravilloso”.

La joven promesa Ayo Edebiri, ampliamente premiada por su retrato de la chef Sydney en The Bear, observa: “A menudo tenemos el impulso de ignorar la conversación completa, de no hablar de las partes incómodas que parecen demasiado delicadas para tratar. Lo apasionante de esta película y del enfoque de Luca es que él ha querido mostrar todo y que luego se despierte la necesidad de debatir”.

El único momento que deliberadamente queda fuera de cámara es la noche en que, presuntamente, Hank entra en el apartamento de Maggie. Aunque las consecuencias a raíz de esa noche se examinan con una luz implacable. Andrew Garfield, que interpreta a Hank, comenta: “La película se adentra en un tema muy serio, difícil y dolorosamente actual. Aunque acaba convirtiéndose en una reflexión sobre el poder y la verdad. A Luca no le interesan los héroes, los villanos ni los discursos dogmáticos, sino explorar los rincones de nuestra alma que ni siquiera nosotros conocemos. Ha sido reconfortante saber que una historia tan compleja estaba en manos de alguien que se atreve a ir un paso más allá, pero con una profunda sensibilidad humana. Todos los personajes son tremendamente imperfectos, pero cada uno tiene la oportunidad de mostrarse tal cual es”.

El productor Brian Grazer, ganador del Óscar, Emmy, Globo de Oro y Grammy, comenta: “El guion de Nora me atrapó por completo. Me intrigó su valentía al explorar terrenos incómodos a través de personajes cuyas decisiones morales no son ni blancas o negras. La película invita al público a convivir con la incertidumbre, a reflexionar sobre nuestras percepciones y prejuicios y a examinar cómo esas cosas moldean las historias que contamos a lo largo de la vida”.

“CAZA DE BRUJAS te hace pensar que algo es verdad un momento y que otra cosa lo es el siguiente”, reflexiona el productor Jeb Brody, presidente de largometrajes en Imagine. “Es una película que habla de dónde estamos ahora, culturalmente. Aborda temas de actualidad como el racismo, el sexismo, la cultura de la cancelación y la corrección política, todo visto a través del prisma del privilegio y de su ausencia. Pero muestra que nada de eso es tan binario como solemos creer”.

“En lugar de dejar claro quién dice la verdad”, continúa, “la película muestra cómo las acciones de los personajes en el pasado los convierte en quienes son hoy”.

Allan Mandelbaum, vicepresidente ejecutivo de largometrajes en Imagine, añade: “Ahora estamos en un punto en el que podemos analizar la cultura de la cancelación desde un contexto más profundo. Nora y Luca lo han hecho con una película absorbente que deja el terreno completamente abierto para que el público saque sus propias conclusiones sobre lo que ocurrió o no ocurrió”.

Guadagnino ve, en última instancia, ese espacio para la participación del público como la capa final de su acto creativo. “El cine existe para contar historias”, dice, “y esta es una historia que busca la reconciliación a través del debate público”.


Crisis en el campus
El guion de Nora Garrett para CAZA DE BRUJAS es uno de esos debuts casi imposibles de encontrar, capaz de atraer todas las miradas al instante. Garrett estudió arte dramático en la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York, pero decidió no empezar con un proyecto pequeño. En vez de eso se centró uno de los entornos menos explorados de la vida contemporánea: el campus de una universidad privada, donde la presión social hierve como una olla a presión.

Para Garrett era el escenario perfecto en el que colocar una lupa sobre las dinámicas de poder actuales. Un mundo lleno de energía juvenil, con ganas de cambiar el mundo, pero también de intensas batallas en torno al significado de la libertad de expresión, la identidad, la autoridad, la victimización, la seguridad, el abuso y la tolerancia. Mientras los estudiantes están empezando a descubrir quiénes son emocional, intelectual y sexualmente, sus profesores compiten por el estatus, el prestigio y la supervivencia, en choques constantes entre el pasado y el futuro.

En el corazón del guion de Garrett late el retrato vibrante de una mujer brillante pero imperfecta, que ha logrado abrirse paso en ese mundo solo para ver cómo el control que tanto le ha costado conseguir empieza a desmoronarse. Garrett ahonda en las contradicciones de Alma: una estrella fugaz en el selecto ámbito de la filosofía, idealista y manipuladora al mismo tiempo, enormemente talentosa pero vulnerable. Y aunque se toma muy en serio su papel como modelo a seguir, está profundamente entregada a lo que considera un necesario, aunque absorbente, instinto de supervivencia. Por eso, cuando una estudiante le pide ayuda, Alma se ve arrastrada no a la solidaridad, sino al pánico ante su propia supervivencia y su pasado.

En cuanto el guion de Garrett llegó a Imagine Entertainment, la productora no dudó ni un segundo en involucrarse. “Es muy raro recibir un guion tan pulido y bien escrito de alguien prácticamente desconocido”, señala Mandelbaum. “El estilo de Nora nos impresionó porque, además de ser muy inteligente, resulta completamente natural dentro de una historia tan entretenida”.

“Pocos guionistas debutantes tienen la habilidad de construir una historia que sea, al mismo tiempo, tensa, emotiva y con sentido del humor”, añade Brody. “El guion de Nora muestra con claridad que la vida moderna es un terreno mucho más resbaladizo de lo que nos gustaría admitir”. Aunque el texto se nutre de observaciones y experiencias sobre las complejas dinámicas de poder en entornos de élite, a Garrett le “interesa mucho más la situación laberíntica que se crea y cómo se desmorona la vida y la identidad de Alma. Ella se aferra a su propio relato, a las verdades que se repite sobre sí misma, pero hasta que Maggie da un paso al frente no se da cuenta de hasta qué punto lo hace. Ese forcejeo hasta que se derrumba es lo que más me fascina”.

A medida que escribía, Garrett fue explorando las distintas formas de control que se ejercen en los matrimonios, las amistades, las tutorías y las universidades. En ocasiones, su retrato de la vida universitaria adquiere un tono casi cómico, satirizando la vanidad intelectual, lo en serio que la academia puede tomarse a sí misma y cómo los debates acaban convirtiéndose en choques de egos.

“Los personajes parecen no tener problema en mostrar su opinión”, comenta Garrett. “Eso pone de relieve lo aislado que está el mundo universitario, lo importante que les parece que es desde dentro y lo pequeño y mezquino que se ve desde fuera”.

En su primera versión, Garrett optaba por un desenlace más claro, todo era blanco o negro. Pero cuando Imagine presentó el guion a Guadagnino, que aceptó de inmediato el trabajo, todo cambió. El director aportó su particular visión al desarrollo creativo, siempre tan humanista.

Guadagnino no solo ha querido mojarse con las cuestiones más incómodas del guion, ha buscado hacerlas todavía más inquietantes e incisivas, más complejas a todos los niveles de la psicología humana. Comenzó por explorar las zonas grises, a acentuar la ambigüedad y a profundizar en cómo nos engañamos con una historia para explicar cómo funciona el mundo. “Cuando empezamos a trabajar juntos, Nora y yo decidimos profundizar cada vez más en la historia”, comenta Guadagnino. “Pasó todo un verano con nosotros”.

“Es difícil encontrar a alguien que se arriesgue más que Luca a la hora de hablar de cosas incómodas, en lo que no es evidente ni puede resolverse con un lazo bonito”, dice Garrett. “Tuve la suerte de que Luca quisiera que la historia fuese más afilada, en lugar de limar sus asperezas. Estamos viviendo un momento cultural en el que, colectivamente, se nos invita a mirar más dentro de nosotros mismos, tanto aquello que hemos heredado como lo que hemos sido condicionados a creer. Solo vamos a comprendernos mejor cuando hablemos abiertamente de las cosas que se remueven bajo la superficie”.

Guadagnino siempre intenta crear una atmósfera muy particular en sus películas, y esta no ha sido la excepción. “Investigamos mucho sobre el mundo académico”, explica. “Qué es, qué significa, qué se esconde en las viejas paredes de esos edificios destinados a educar a la juventud”.

Guadagnino tiene un conocimiento enciclopédico de la historia del cine, algo que aporta a sus películas permitiéndole moverse con soltura entre distintos géneros, especialmente en los dramas realistas y descarnados de los años setenta y en los thrillers inspirados en Hitchcock. “Luca ha visto todas las películas del mundo”, comenta Garrett con una sonrisa. “Todas esas influencias hicieron que la obra creciera exponencialmente”.

La evolución es otro de los grandes motores del proceso de Guadagnino y le fascina observar lo que ocurre cuando grandes intérpretes dan forma a sus personajes. “Hacer cine es un proceso que implica a muchas personas”, resume, “y esta película tiene un reparto de ensueño”.

Tener a Guadagnino dirigir el guion de Garrett con este reparto estelar es todo lo que Grazer podía pedir. “Trabajar con Luca era algo muy emocionante. Sabía, basándome en su obra anterior, que tiene la destreza necesaria para traer a la vida una historia tan compleja y llena de matices emocionales. Tenemos un reparto increíblemente magnético. Todos han comprendido la verdadera esencia de su personaje y las dinámicas entre ellos. Gracias a la sensibilidad natural de Luca y el compromiso del reparto, la forma en la que se han sumergido por completo en la historia, el guion ha alcanzado todo su potencial”.


Julia Roberts sobre Alma Imhoff
La duda es algo en lo que la profesora Alma Imhoff, tan brillante como exigente, nunca se permite caer. Pero aunque Alma posee una mente deslumbrante, una forma de enseñar cautivadora y un agudo sentido para analizar el pensamiento humano, es deliberadamente opaca consigo misma. Sintiéndose atrapada, ha cortado de raíz una parte de su pasado, convencida de que era la única forma de prosperar en un campo en el que el 80 por ciento del profesorado son hombres.

A causa de una enfermedad crónica que no revela a nadie, Alma aún no ha conseguido un puesto titular. Pero ahora, justo cuando está a punto de alcanzar el éxito por el que tanto ha luchado, cuando cree que por fin podrá relajarse y soltar el férreo control que ejerce sobre sí misma, la identidad que ha construido con tanto cuidado empieza a desmoronarse.

En el corazón de Alma anida una vergüenza secreta, explica Garrett. “Siempre me ha intrigado la forma en que nos castigamos por los errores de nuestro pasado. Por eso, una de las cosas más interesantes de Alma para mí es cómo ha borrado una parte de su identidad, algo relacionado con un error que cometió cuando era joven”.

Garrett quedó maravillada al ver cómo Julia Roberts, cuatro veces nominada al Óscar y tres veces ganadora del Globo de Oro, se transformaba por completo en Alma. “Julia es la persona más cálida, generosa, acogedora y sensible que existe, mientras que Alma es hermética e incapaz de mirarse a sí misma. La combinación de esas dos naturalezas ha resultado tremendamente potente”, reflexiona la guionista.

Guadagnino encontró en Roberts una gran fuente de inspiración viendo cómo abordaba las complejidades del personaje, de esta mujer tan fascinante como atormentada, con la misma compasión que impregna todo su trabajo.

“Julia es Cine, con mayúscula”, comenta el director. “Puede ser increíblemente elegante y embriagadora, pero también profundamente compleja. La primera vez que la conocí me intimidó y emocionó al mismo tiempo, aunque hablamos como si nos conociéramos de toda la vida. Luego he comprobado su gran generosidad, su entrega absoluta con el personaje de Alma. Ha traído consigo una mirada rica y llena de matices. No solo se entrega completamente a lo que hace, sino que muestra un respeto profundo por el trabajo de cada persona en el set. Estar cerca de alguien así es muy inspirador”.

Roberts se sintió atraída por Alma precisamente porque es un personaje imposible de encasillar. Bajo su fachada de inteligencia, disciplina, ambición y autocontrol laten otras más profundas de miedo, deseo, arrepentimiento y autodestrucción; capas que Alma se niega a reconocer, pero que inevitablemente se escapan a su control.

“Lo que más me intrigó al principio fue que no sabía si me caía bien, si la detestaba o ni siquiera si la entendía del todo”, recuerda Roberts. “Es, sin duda, uno de esos personajes atípicos que nunca llegas a descifrar, y eso me resulta apasionante. Además, Luca tenía clarísimo que no quería limar ninguna de sus asperezas; de hecho, quería acentuarlas aún más”.

Roberts se ha adentrado en la faceta más cerebral y herméticamente protegida de una mujer que vive de su sed de conocimiento y su inteligencia, una habilidad que a menudo socialmente es un lastre para una mujer. “Alma es la persona más lista allá donde va”, explica Roberts. “Ha echado mano de su inteligencia para obtener un poder impresionante en un entorno dominado por hombres. Pero para lograrlo ha tenido que hacerse tremendamente dura”.

Alma ha aprendido a no mostrar jamás ni el más mínimo atisbo de debilidad. “Hay un parte de Alma en la que siempre está interpretando, ya que los profesores están, en cierto modo, sobre un escenario en el aula”, observa Roberts. “Aunque quizá hace lo mismo en su vida privada y en sus relaciones personales, porque ha sido su forma de sobrevivir. Es una mujer tremendamente compleja”.

A medida que profundizaba en el personaje, conversando con Guadagnino y Garrett durante el rodaje, Roberts comprendió que una de las mayores complejidades de Alma reside en cómo cambia de personalidad según con quién está hablando, adaptándose a quien desea ser en cada una de sus relaciones. “Cuando está con Michael es completamente distinta a cuando está con Hank o Maggie”, comenta Roberts. “Es un claro ejemplo de hasta qué punto las personas pueden complicarse la vida”.

El equipo de rodaje quedó maravillado al ver esta versión más oscura y combativa de Roberts, una faceta inédita hasta ahora. “Quieres ponerte de su lado, pero al mismo tiempo te da miedo”, señala Brody. “Es increíble que Julia haya conseguido provocar ambas reacciones a la vez”.

Garfield, que comparte con Roberts escenas tanto emotivas como duras, añade: “Julia es un haz de luz y una fuerza de la naturaleza. Solemos pensar en ella como alguien puramente emocional, pero en el caso de Alma, se guía por su intelecto. Ha encontrado el modo de acceder a una frialdad que creo que nunca habíamos visto antes. Me ha encantado ver cada una de sus decisiones”.

Para Roberts, la oportunidad de medirse con compañeros de reparto del calibre de Garfield, Edebiri, Sevigny y Stuhlbarg ha sido un gran aliciente. “Me encanta que sea una película coral en la que cada personaje es igualmente esencial dentro de la historia”, afirma. “No abundan las películas con unas relaciones tan complejas. El reparto además es de ensueño. Cuando admiras tanto a los actores con los que trabajas lo único que quieres es impresionarlos”.

Roberts atribuye a Guadagnino el mérito de haberles dado a los intérpretes un espacio plenamente abierto para explorar sus personajes. “Con su forma de ser tan suave y afectuosa, Luca anima a sus actores a darlo todo, a probar cualquier cosa y a llegar tan lejos como sea posible. Sabes que será sincero contigo si algo no funciona. Es realmente un cineasta extraordinario”.


Ayo Edebiri sobre Maggie
Maggie Resnick es la alumna más brillante que tiene Alma. Es igual de compleja que su mentora: una joven apasionada e inteligente que, además, es hija adoptiva de uno de los mayores benefactores de la universidad. Ha crecido con un enorme privilegio y con experiencias sesgadas. La gente comenta que su tesis doctoral en filosofía será probablemente la mejor en años y espera estar a la altura. Pero cuando decide contarle a la universidad que un profesor se propasó con ella en su apartamento, todo el mundo pone en cuestión lo que dice.

Garrett señala que, aunque Maggie es venerada por sus compañeros por ser la elegida de Alma, vive con el miedo constante de no encajar. “Maggie todavía no ha superado del todo el hecho de sentirse diferente al haber sido adoptada por una familia tan rica”, explica la guionista. “Y también se siente distinta por el color de su piel. Yale debería haber sido un sitio donde se sintiese en casa, pero no lo ha sido, así que ha encontrado en Alma una especie de segunda figura materna”.

Pero Alma le rompe el corazón. “Creo que muchas mujeres sienten una gran decepción cuando dan por hecho que van a encontrar mentoras que las apoyen en un entorno como este y luego descubren que no es así”, observa Garrett. “Parte del recorrido de Maggie consiste en aprender que, incluso con una profesora, las dinámicas de poder pueden ser muy conflictivas”.

Guadagnino descubrió la cruda sinceridad y talento cómico de Edebiri en The Bear y llevaba tiempo queriendo trabajar con ella. “Cuando leí la descripción de Maggie en el guion pensé inmediatamente en Ayo”, recuerda. “Vi a muchas actrices maravillosas presentarse para el papel, pero no podía dejar de pensar en ella, así que cuando finalmente dijo que sí fue un gran momento para la película”.

“Hablar con Luca sobre Maggie fue lo que me acabó de convencer de aceptar el papel”, comenta Edebiri. “Me encantó su forma de ver este mundo académico y a los personajes, tan ricos y complejos”.

“Desde el momento en que Ayo aparece en pantalla, sientes que le están ocurriendo muchas cosas y te mueres por descubrir qué sabe y quién es realmente”, añade Mandelbaum. “Ayo transmite todo eso con el ingenio de alguien que juega una partida de ajedrez en 3D. Creo que es una de las actrices jóvenes actuales con más capacidad para transmitir emociones y en esta película creo que incluso va un paso más allá”.

Maggie tiene una relación compleja con el éxito, el estatus, la imagen pública y su propia identidad, algo que fascinó a Edebiri. “Maggie se siente a la vez muy motivada y muy fuera de lugar”, reflexiona. “Ha sido adoptada en un entorno con gente de otro color de piel y se espera de ella que alcance ciertos logros. Pero todavía no sabe del todo quién es ni quién quiere ser y creo que por eso se obsesiona tanto con Alma. Muchas de las decisiones que toma surgen de su deseo de apropiarse de la fascinante personalidad de Alma como si fuera suya”.

Roberts presenció cómo Edebiri daba forma a ese anhelo durante el rodaje. “Ayo tiene un increíble talento e instinto, ha sido extraordinario trabajar con ella. Su inteligencia solo es equiparable a su sentido del humor. Me ha encantado la energía combativa de estas dos generaciones de mujeres enfrentando sus diferencias”.

Edebiri ha observado de cerca la manera de trabajar de Roberts. “Lo que más me ha impresionado ha sido lo mucho que le importa a Julia cada personaje y cada actor”, cuenta. “Y también que trabaja muchísimo, pero con una actitud increíble y siempre con esa sonrisa de un millón de dólares, incluso en los momentos más intensos de la historia”. Colaborar con Guadagnino ha sido además toda una lección. “Es un director que no hace nada sin un propósito, desde poner un cuadro en el fondo hasta pedirte que hagas un gesto con la mano. Todo tiene un sentido. Todo está conectado. No hay nada dejado al azar. Solo una curiosidad infinita”, explica.


Andrew Garfield sobre Hank Gibson
Hank Gibson es uno de los profesores más solicitados del campus, célebre por su magnetismo, su disposición a considerar cualquier idea por controvertida que sea y su talento para hacer de la enseñanza un espectáculo. También él aspira a la titularidad, compitiendo de forma cordial pero decidida con Alma por la que podría ser una de las pocas plazas disponibles. Pero Hank lleva tiempo ganándose una reputación de coquetear y de saltarse las normas.

Cuando Maggie comunica a la universidad que Hank ha intentado un acercamiento sexual, todos, incluido el propio Hank, deberán replantearse quiénes son realmente.

Interpretar a un hombre al que se desacredita públicamente no ha sido un papel fácil de elegir. Guadagnino ha estado muy agradecido de que Andrew Garfield, dos veces nominado al Óscar y más famoso por interpretar a héroes, artistas y galanes, aceptara adentrarse de lleno en los rincones más oscuros del personaje. “Veo a Andrew como uno de los grandes actores de nuestro tiempo”, afirma el director. “Es un actor que examina a sus personajes de una forma casi molecular. Aquí hace algo nuevo incluso para él, aportando una oscuridad al personaje muy estimulante”.

“Quizá lo más emocionante que puede hacer un actor es sorprenderte y Andrew lo consigue aquí con creces”, añade Mandelbaum. “Interpreta a alguien que parece comprensivo y detestable al mismo tiempo. Es capaz de convencer al público de que dice la verdad y, un instante después, sembrar la duda de todo lo que dice”.

Garfield se sintió inicialmente intimidado, pero no disuadido, por la complejidad del papel. “Es un tipo de personaje que nunca había interpretado, lo cual resulta tentador, pero también aterrador”, confiesa. “Sabía que esta historia podía ser un campo de minas”.

Garfield deja claro que siente repulsión por el acto del que se acusa a Hank y no ofrece excusas ni por su comportamiento con las alumnas ni por la forma en que reacciona ante las acusaciones. Pero explica que la única manera de abordar un personaje tan complejo ha sido verlo como “un hombre cuyas motivaciones, impulsos y conducta son ambiguos, no solo hacia los demás, sino también hacia sí mismo”.

Hank está en la cima cuando comienza la historia. “Se encuentra en el mejor momento de su vida”, observa Garfield. “Siente que por fin ha alcanzado todo su potencial. Se muestra completamente seguro de su trabajo y de su capacidad para inspirar a sus alumnos. Y creo que, en el fondo, sí aspira a ser un gran profesor que ofrece a sus estudiantes plena libertad para expresarse y desarrollar sus ideas”.

Pero Garfield también ve en Hank una vanidad muy peligrosa. “Quiere que lo vean como alguien despreocupado, cuando en realidad es extremadamente consciente de sí mismo. Le atrae la idea de ser un provocador y de resultar deseable. También es alguien que, cuando siente que lo han tratado injustamente, despierta en él una ira y una indignación que considera justas. Aunque la cuestión es si realmente lo han tratado injustamente o no”.

Hank mantiene con Alma una relación poco habitual, pese a que ella está casada. Tienen un pasado complicado que pone a prueba su relación. “Desde el principio vemos que Hank y Alma se sienten físicamente cómodos el uno con el otro, de una forma que mucha gente podría no entender y que su marido parece aceptar”, describe Roberts. “Los tres tienen una relación muy particular”.

“Alma ha admirado e incluso ha querido a Hank tanto como ha podido; son el reflejo el uno del otro”, explica Garrett. “Pero cuando Maggie da la señal de alarma, todo se vuelve muy complicado para Alma. ¿Debería darle la espalda a su amigo? ¿Debería hacerlo porque todos dicen que Hank ha hecho algo terrible o solo si ella realmente lo cree?”.

Roberts ha disfrutado el hecho de que “Alma y Hank están siempre en una especie de pulso intelectual o psicológico y él parece estar siempre dispuesto a ello. El nivel de preparación de Andrew es alucinante. Llega siempre preparado y sabe lo que va a hacer hasta el último milímetro”.

Durante el rodaje, Roberts, Edebiri y Garfield han encontrado una química muy intensa e impredecible. “Cada uno de ellos ha aportado un hermoso y nada competitivo deseo de dar lo mejor de sí, de no rehuir la oscuridad del papel y de encontrar todas las formas posibles de atraer al público hacia el interior de sus personajes”, comenta Guadagnino.


Amigos y parejas: Sevigny y Stuhlbarg
Dos viejos colaboradores de Guadagnino han vuelto a coincidir con él en CAZA DE BRUJAS: la nominada al Óscar y ganadora del Globo de Oro Chloë Sevigny, una de las protagonistas de la serie We Are Who We Are y el largometraje Hasta los Huesos: Bones and All, y el ganador del Emmy, Globo de Oro y Tony Michael Stuhlbarg, con quien ya había trabajado en Call Me By Your Name, Hasta los Huesos: Bones and All y el documental Salvatore: Shoemaker of Dreams.

Sevigny está casi irreconocible en el papel de la doctora Kim Sayers, amiga y colega de Alma, una profesora de firmes opiniones que modela su aspecto y tono en figuras como la filósofa feminista Judith Butler o la comentarista social Fran Lebowitz. “Fue muy emocionante que Chloë, que me parece la persona más cool del mundo, interpretase a Kim”, dice Garrett. “Le aporta un toque chispeante a un personaje muy cínico con la vida moderna, pero lo hace de una forma divertida”.

Sevigny describe a Kim como “una mujer que tiene serias dificultades para asimilar todos los cambios sociales que están ocurriendo en el campus y a su alrededor. Siente que nos ha tocado vivir unos tiempos locos, que la cultura de la cancelación se ha vuelto excesiva y que los estudiantes son ahora demasiado sensibles y están demasiado consentidos”.

Kim acabará tomando una complicada decisión ética que afectará al futuro de Alma. Todos los personajes de CAZA DE BRUJAS se enfrentan a dilemas complejos, algo con lo que Sevigny estaba entusiasmada. “Admiro mucho cómo la historia parte de un incidente concreto y, en lugar de resolverlo de forma sencilla, se mete de lleno en todas las zonas grises, invitando a reflexionar sobre cosas que todos estamos viviendo, ya sea en nuestra vida personal, en la sociedad o en las universidades”.

Trabajar de nuevo con Guadagnino ha vuelto a ser el impulso creativo que Sevigny recordaba. “Luca logra despertar una espontaneidad muy poco común en el equipo”, comenta Sevigny. “No llega con una lista cerrada de planos que quiere rodar ni abruma a los actores con detalles. Te transmite una sensación de libertad total que es una auténtica delicia”.

Stuhlbarg coincide en que los rodajes con Guadagnino son una experiencia única en cine. “Luca tiene gran sentido del estilo y la sofisticación, pero también del humor, y al mismo tiempo es extremadamente meticuloso”, comenta. “Esa combinación es muy inusual”.

En el papel de Frederik, el fiel esposo de Alma, Stuhlbarg interpreta al único verdadero forastero del hermético mundo universitario: un observador de toda la política académica que envuelve a su esposa, pero también un hombre movido por una admiración casi desbordante –a veces incluso de negación– hacia ella.

“Alma busca el reconocimiento, el éxito y la libertad de seguir sus propias metas, cuando lo habitual es ver a una mujer apoyando a un hombre con ese tipo de aspiraciones”, señala Garrett. “Frederik disfruta sinceramente viendo brillar a su mujer. Pero también empieza a darse cuenta de que, por muy profunda que sea su devoción hacia Alma, no puede forzar que ella sienta la misma devoción hacia él”.

“Michael nos ofrece un ser humano complejo, que de verdad desea que Alma consiga lo que quiere, incluso si eso implica ser herido o apartado en el proceso” comenta Mandelbaum sobre la interpretación de Stuhlbarg. “Es una figura trágica, atrapada en las consecuencias de los actos de los demás y con un anhelo desesperado de ser correspondido. Hay una tristeza profunda en Frederik y Michael nos deja verla con una honestidad conmovedora”.

Stuhlbarg ha disfrutado con esta inversión de los papeles. “Al dotar a Frederik de una naturaleza tan generosa te permite ver a Alma bajo una luz más cálida”, observa. “Ves las razones por las que él la adora y, sean cuales sean tus sentimientos hacia Alma, una verdad absoluta en la película es el amor de Frederik. Y eso ha sido algo hermoso de interpretar”.

“La devoción de Frederik parece casi inmune a las acciones de Alma”, continúa Stuhlbarg. “Él representa el ojo de su huracán, su quietud y su calma. Pero en lugar de seguir el camino esperado y alejarse de ella, su relación con Alma solo se afianza a medida que las cosas se complican”.

Frederik es, a su vez, un importante psiquiatra. Stuhlbarg ahondó en la historia de un hombre criado por dos psicoanalistas freudianos, con una amplia comprensión del entramado humano, que cultiva sus pasiones por el arte, la música y la gastronomía. “Frederik sabe que en el fondo ambos son almas en una eterna búsqueda vital” comenta Stuhlbarg.

Para Stuhlbarg, gran parte del atractivo del papel residía en tener la oportunidad de ver a Roberts “encarnar a una mujer tan compleja. Pero es que además Julia es encantadora, muy abierta y divertidísima. Ha sido todo lo que uno podría desear de una compañera de rodaje”.

“Michael ha sido un compañero de trabajo mágico”, admite Roberts. “Transmite la melancolía de Frederik con una contención maravillosa. Su interpretación en nuestra última escena explica por qué esta pareja permanece unida y lo que significan el uno para el otro. Frederik mantiene a Alma anclada al mundo”.


Creando la atmósfera académica
El lema de la Universidad de Yale es “luz y verdad”, pero Guadagnino se ha propuesto inyectar incertidumbre y sombras en cada plano de CAZA DE BRUJAS, en esta franca exploración de lo que sucede entre los muros del mundo académico. Su lenguaje visual, minucioso y lleno de matices –los decorados elaborados a partir de un exhaustivo estudio biográfico, la iluminación y el trabajo de cámara, la fusión entre moda y narración, el meticuloso montaje y la envolvente banda sonora electrónica– se integran por completo en la trama de la película, fruto de la colaboración con un impresionante grupo de creativos.

La fotografía de la película y su uso de la luz crean una atmósfera de ansiedad que no sube ni baja, sino que gira en espiral. Esto se debe a la visión de un director de fotografía que realiza un regreso extraordinario al cine de ficción tras veinticinco años de ausencia: Malik Hassan Sayeed. Guadagnino llevaba buena parte de su carrera buscando la oportunidad de trabajar con él.

“He querido trabajar con Malik desde el día que vi su primera película, Clockers (Camellos) de Spike Lee”, relata Guadagnino. “Su ecléctico lenguaje visual me entusiasmó en un momento en que yo apenas estaba empezando. Más tarde supe que también había rodado la segunda unidad para el legendario Stanley Kubrick en Eyes Wide Shut. Entonces descubrí que se había retirado del cine para pasar más tiempo con su familia. Desde entonces se ha convertido en uno de los mejores directores de fotografía del mundo en el ámbito publicitario, pero no había vuelto a rodar otra película. Así que primero tuve que convencerlo de volver a hacer cine. Conseguirlo ha sido uno de los grandes logros de mi vida”.

“Durante más de dos décadas muchísima gente ha intentado convencer a Malik de que volviese a hacer cine”, añade Mandelbaum. “Nadie lo ha conseguido. No sé qué le dijo Luca para hacerle cambiar de opinión, pero tener a Malik a bordo ha sido una inspiración para todos. No creo haber visto nunca a alguien con un instinto más preciso para la luz”.

“Me hice la promesa de que, si alguna vez volvía a rodar un largometraje, debían cumplirse una serie de requisitos”, comenta Sayeed. “El primero era la historia. Mi principio básico sobre una película es que esta al principio es inerte, y que son el reparto y el equipo quienes le dan vida. Así que la historia debía parecerme lo suficientemente buena como para hacerla. En cuanto leí el guion de CAZA DE BRUJAS marqué esa casilla de inmediato. Me pareció inteligente, actual, pertinente y resonante. Conecté con él y además invitaba a un debate más amplio”.

“El segundo requisito era quién iba a dirigir la película. Me entusiasmó la idea de trabajar con Luca, es un historiador del cine y un maestro del lenguaje cinematográfico. Me pareció increíble cuando descubrí que estudió teoría del cine e historia del arte, y que fue crítico antes de convertirse en cineasta. Muy al estilo de Godard. Lo que me entusiasma es su enfoque de la mise-en-scène y su voluntad de alejarse de lo ortodoxo. Todo esto encaja perfectamente con el momento en el que estoy en mi vida y en mi carrera”.

Mucho antes de que comenzara el rodaje, Guadagnino estudió el realismo envolvente de directores de fotografía como Gordon Willis (El Padrino, Annie Hall) y Sven Nykvist (Gritos y Susurros, Fanny y Alexander). “Nos fijamos en esos directores de fotografía que envuelven la realidad con una especie de luz dorada”, explica Guadagnino. “También tomamos como referencia el tono de Conocimiento Carnal y ¿Quién Teme a Virginia Woolf? de Mike Nichols”.

“El enfoque de Luca fue muy específico y deliberado”, dice Sayeed. “Willis siempre ha sido como mi estrella polar. Nykvist está en mi panteón personal, pero esto me ha permitido profundizar aún más en su trabajo con Bergman, una experiencia reveladora. Y hay otra persona que para mí está en la misma sintonía. Me considero un acólito de Willis, aunque otra persona a la que he mirado con frecuencia, reconociendo que somos de la misma ‘tribu’ y que sigue la línea de Willis, es Harris Savides (Zodiac, American Gangster, Elephant). Ha estado muy presente para mí durante el rodaje de esta película, aunque el camino que hemos tomado también ha sido emocionante y fresco”.

Sayeed ha huido de las cámaras digitales para lograr una mayor riqueza y luminosidad. Ha buscado una iluminación específica que reflejara las relaciones fluctuantes entre los personajes y que aumentara la tensión. Los actores han adorado su forma de trabajar, inquisitiva pero discreta. “Malik tiene una actitud amable y tranquila”, comenta Roberts. “Pero también tiene una potente integridad y humanidad, algo que se refleja en las imágenes que captura”.

Sayeed ha colaborado estrechamente con el diseñador de producción Stefano Baisi, cuyos decorados basados en la historia de cada uno de los personajes han copado cada rincón del encuadre. Arquitecto que trabajó durante seis años en el estudio de diseño de Guadagnino en Milán, Baisi debutó el año pasado en cine con Queer de Guadagnino.

“La belleza del trabajo de Luca nace de un profundo trabajo de investigación y precisión”, comenta Baisi. “Pocos directores están tan interesados en integrar los decorados de forma tan completa en la narrativa. Por eso trabajar con Luca es muy estimulante, aunque también es una gran responsabilidad. Nada se deja al azar”.

CAZA DE BRUJAS transcurre casi íntegramente en el emblemático campus de la Universidad de Yale, en el centro de New Haven. Este es el hogar de unos 15.000 estudiantes, donde la energía juvenil contrasta con la verde vegetación y la majestuosa arquitectura gótica. El gran reto de Baisi fue tener que recrear todo esto en Londres, en los estudios Shepperton. Su equipo replicó meticulosamente edificios reales de Yale, incluidos el exterior de la Biblioteca Beinecke y The Quad, tal como eran en 2019.

“Las personas que conocen bien Yale no se creen que hayamos rodado la película en Londres. Ese era el desafío”, dice Guadagnino.

Baisi realizó un largo viaje a New Haven antes del rodaje, donde se sumergió en la topografía, los estilos arquitectónicos y la atmósfera de la universidad. Sayeed también viajó a New Haven para captar con precisión cómo la luz natural baña esos interiores.

“Queríamos ofrecer al público una atmósfera muy específica del noreste de Estados Unidos, de la Ivy League, pero al mismo tiempo que resultara universal”, explica Guadagnino.

Baisi también se apoyó en la cercana Universidad de Cambridge, donde encontramos el mismo estilo arquitectónico del siglo XIX que predomina en Yale. El rodaje tuvo lugar en las facultades de Newnham, Girton y Westminster, así como en la Iglesia Metodista de Wesley, que hizo las veces de la Capilla Battell de Yale.

Para las viviendas de los personajes, Baisi y Guadagnino reflexionaron sobre sus historias personales. Esto se hace especialmente evidente en una de las localizaciones más espectaculares de la película: el amplio y artístico ático donde viven Alma y Frederik. Su distribución está inspirada en el estilo de los apartamentos neoyorquinos de clase alta de principios de siglo conocidos como “Classic Seven”, por sus siete estancias, que solían incluir un comedor, salón, cocina, tres dormitorios, habitación de servicio y dos baños. Los techos altos, las paredes revestidas de madera y las estancias interconectadas reflejan las vidas intelectuales y entrelazadas de Alma y Frederik.

“Nos imaginamos que Frederik había vivido toda su vida en esa casa”, explica Guadagnino, “por lo que está llena de capas y cosas que le han influido. Stefano y yo elegimos cada libro, cada obra de arte, cada utensilio de cocina y cada minúsculo detalle. El diseño del apartamento fue como un gran lienzo en el que exploramos las dinámicas de poder”.

Una de las escenas favoritas del director, donde el diseño y la interpretación se funden, tiene lugar en el despacho de Frederik. “Alma y Frederik mantienen una conversación aparentemente simple, y luego él se quita los auriculares y suena la canción de John Adams ‘I Put My Loving Arms Around You’, lo que dice mucho sobre su relación. Me gusta mucho esa escena”, comenta. “Me gusta la intimidad que Michael y Julia aportan a la escena y me gusta cómo la propia habitación influyó en la forma en que tuvimos que rodarla y montarla”.

La profundidad del diseño proporcionó a los actores una realidad tangible de la que nutrirse. “Un decorado como el del ático te influye de formas que ni siquiera percibes”, reflexiona Roberts. “Poco a poco te vas impregnando de sus sutilezas, hasta que simplemente te conviertes en esas dos personas que viven en ese espacio”.

Más allá de la universidad, Baisi recreó varios lugares emblemáticos de New Haven, entre ellos el popular bar Three Sheets y el restaurante indio favorito de Hank, el mítico Tandoor. Three Sheets se renovó en 2022, así que el departamento de arte tuvo que consultar Google Earth e Instagram para reproducir hasta el más mínimo detalle su aspecto de 2019, como los azulejos del baño. Baisi comenta: “Cuando Alma y Hank están en la barra, incluso se ve un cartel con la programación del grupo que tocó el 14 de septiembre de 2019”.

Baisi habló con los propietarios del restaurante Tandoor y examinaron cada tornillo y cada pieza de metal para poder reconstruirlos después. Incluso se plantaron en el plató de Shepperton los mismos árboles que crecen frente al restaurante. “El Tandoor es el territorio de Hank y revela algo de su carácter”, explica Guadagnino. “Viene de un entorno obrero y lleva un estilo de vida más sencillo. Es el tipo de lugar al que lleva a las mujeres que seduce”.

El apartamento secreto de Alma, situado en el barrio costero de Long Wharf, se convirtió en un decorado clave para una de las escenas más explosivas de la película. En contraste con su lujoso y refinado hogar junto a Frederik, el apartamento es un espacio funcional, “sin apenas decoración. Un sitio donde puede pensar”, describe Baisi.

Garfield recuerda como cada decorado transmitía un estado de ánimo en particular. “Los decorados con tantas capas y texturas son un regalo para los actores”, afirma.

“La clase, la elegancia y el gusto son siempre elementos fundamentales en las películas de Luca”, resume Baisi. “Conoce tan bien a sus personajes que sabe qué tipo de silla usan, qué libro tienen en la mesilla e incluso cómo visten y cómo prefieren llevar el pelo”.

Guadagnino suele tender a fusionar el diseño de vestuario con la narrativa, por lo que volvió a contar con su colaboradora habitual, la diseñadora de vestuario Giulia Piersanti.

“Cada proyecto en el que he trabajado con Luca ha sido distinto a los anteriores, pero hacía tiempo que no trabajaba con él en una película contemporánea”, comenta Piersanti. “Para esta película elegí prendas clásicas para los distintos personajes, pero jugué con los estilos y las proporciones para reflejar el origen social, las intenciones y la personalidad de cada uno”.

Para el extenso vestuario de Alma, Piersanti quiso rendir homenaje al glamour ecléctico y la fuerza de iconoclastas como Diane Keaton y Gena Rowlands, pero con un giro más moderno y académico. “Alma debía irradiar tanta elegancia y seguridad que hace que todos quieran imitarla”, explica Guadagnino. “Pero es un icono académico, no una estrella de cine. Así que Giulia creó una silueta elegante, poderosa y algo andrógina: chaquetas combinadas con pantalones y telas de color blanco, negro o marrón”.

“Alma tiene un estilo natural”, añade Piersanti. “Casi siempre lleva vaqueros y chaquetas. Pero su discreto atractivo se desmorona cuando su persona, que ha construido con tanto esmero, empieza a derrumbarse”.

Maggie emula deliberadamente el estilo de Alma, reflejando su obsesión, pero con ciertos matices, ya que Maggie siempre trata de disimular la enorme fortuna de su familia. “La ropa de Maggie puede parecer vintage, pero si vieras la etiqueta comprobarías que es de una marca increíblemente cara”, explica Edebiri. “Su vestuario es muy importante porque ella siempre está siempre un poco caracterizada. Se viste de una forma concreta para que la vean de cierta forma y sentir como si estuviese integrada socialmente, aunque ese no es el caso”.

Para Hank, Piersanti jugó con su origen de clase baja y su intención de aparentar ser culturalmente moderno y estar por encima de todo. Los detalles más pequeños se vuelven muy significativos en este caso. “Hank se ha creado a sí mismo y es muy consciente de ello”, comenta Garfield. “Es el tipo de profesor que lleva vaqueros, brazaletes plateados y tatuajes, incluyendo uno de un uróboro, el símbolo de una serpiente que se muerde la cola”.


Tras el rodaje
Guadagnino afrontó con cierta melancolía el final de un rodaje en el que la creatividad ha tenido tanto protagonismo. Aunque poco después volvió a reunirse con otro colaborador habitual, Marco Costa, que ha sido montador de cuatro de sus películas y se ha convertido en un aliado esencial del director. Juntos han depurado las interpretaciones hasta convertirlas en un tenso thriller en el que reinan los motivos ocultos, los secretos y sus consecuencias.

“Marco tiene la mente más afilada y la mayor capacidad para sintetizar que conozco”, comenta Guadagnino. “Puede tener opiniones muy severas, lo cual me gusta, porque el montaje de una película no es momento para sentimentalismos, pero también es alguien con quien simplemente me encanta pasar tiempo. Es implacable a la hora de llegar a la verdad de una película”.

“Me siento extremadamente afortunado y agradecido de haber montado cuatro películas y una serie con Luca. Su extraordinaria capacidad para alentar la creatividad de sus colaboradores es un don único que crea una sinfonía perfecta entre todos los departamentos”, dice Costa. “Su maestría del lenguaje cinematográfico hace que cada faceta del medio se explore y se analice, lo que exige que el montaje se reinvente cada vez. Pasamos de los paisajes desolados del viaje por carretera en Hasta los Huesos: Bones and All y las rápidas pistas de tenis de Rivales a los pasillos universitarios de CAZA DE BRUJAS”.

“En CAZA DE BRUJAS abordamos el montaje desde un enfoque distinto”, continúa Costa. “Nos dejamos llevar por los personajes, intentando observar sus dinámicas desde una perspectiva objetiva, sin tomar partido ni inclinarnos hacia ningún lado. Lo que nos ha ayudado a encontrar el camino correcto han sido las interpretaciones de los actores. Ellos han marcado el ritmo. Queríamos dar un paso atrás, hacer que el montaje pasase más desapercibido para potenciar lo que ocurre frente a la cámara. El montaje ha dado espacio a los personajes y a su intimidad sin interferir en lo que ocurre. Ha sido un enfoque más sobrio y objetivo que deja que el espectador juzgue y pueda empatizar libremente con los personajes”.

La música ha sido uno de los últimos elementos en introducirse, elevando aún más la tensión de la película. La banda sonora ha corrido a cargo del dúo ganador de dos premios Óscar Trent Reznor y Atticus Ross. Este es el cuarto filme que Reznor y Ross componen para Guadagnino. “Trent y Atticus son como mis hermanos y les quiero muchísimo. El trabajo con ellos siempre está lleno de alegrías y sorpresas”, dice Guadagnino.

Alternando entre lo desconcertante, lo fragmentado y lo emocional, la banda sonora surgió de un arduo proceso que han seguido los tres. “Siempre les muestro primero la película completa, sin música. Luego empezamos a hablar de principios e ideas”, explica Guadagnino. “En este caso, todo giraba en torno a generar duda. Me trajeron unas notas extraordinarias de piano que inciden en la cuestión de si creemos o no a esta persona. Este tema de la duda comienza en la primera escena y sigue expandiéndose a lo largo de la película. Después, sobre la estructura que ellos crearon, incorporamos música pop y también compositores contemporáneos como György Ligeti y John Adams”.

La duda persiste incluso cuando las historias de los personajes de CAZA DE BRUJAS llegan a una conclusión. Entonces llega una palabra que perfora la realidad del momento y lo cambia todo. ¿Pero realmente lo hace? “Para mí, esta es una historia sobre las preguntas que deben plantearse, no sobre las respuestas que se dan”, comenta Guadagnino sobre un final que deja intencionadamente al público en vilo y reflexionando sobre qué es verdad y qué está inventado. “El final es una invitación a que la gente salga y hable entre sí”.