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Man to man cartel reducidoMan to manDirigida por Régis Wargnier
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Película que inaugura la Sección Oficial a concurso de la Berlinale 2005.

Dirigida por Régis Wargnier, que también es co-guionista, y que en 1992 se llevó el Oscar a la mejor película extranjera con Indochina. Protagonizada por Kristin Scott Thomas y Joseph Fiennes.

Régis Wargnier (Director)
Empezó su carrera en el cine en 1972 como ayudante de dirección en "La Femme en bleu" (The Woman in Blue) de Michel Deville y con Francis Girod en "Le Grand frère" (The Big Brother) y "Le Bon plaisir". En 1986, hizo su primer largometraje, ganando el César a la Mejor Primera Película por "La Femme de ma vie" (Women of My Life), en la que dibujó el retrato de un violinista controlado por el alcoholismo.
Después de "Je suis le seigneur du château" (I'm The King Of The Castle), Wargnier se embarcó en una épica histórica con "Indochina", que ganó el Oscar como Mejor Película Extranjera en 1993 y le dio a Catherine Deneuve el César como Mejor Actriz. Deneuve trabajó con Wargnier de nuevo en 1999 en "Est-Ouest" (East-West), junto a Sandrine Bonnaire y Oleg Menshikov. Le siguió "Une Femme Française" (A French Woman), que protagonizaba Emmanuelle Béart como una mujer cuyo marido estuvo prisionero durante la 2ª Guerra Mundial.

Entrevista con Régis Wargnier (por Michèle Halberstadt - extracto)
P: ¿Cómo se convirtió el proyecto "Man To Man" en parte de su vida?
R: Hace tres años. Estaba trabajando en un proyecto sobre Saint-Exupéry para una compañía americana independiente, un proyecto que nunca se realizó, sin duda porque no compartíamos el mismo punto de vista. Los americanos querían una biografía panegírica, mientras que lo que me interesaba a mí eran las sombras, las contradicciones de un personaje. En ese momento, también estaba loco por la novela "Le Portail" del etnólogo François Bizot, que narra sus experiencias como prisionero de Khmer Rouge en Camboya. Pero habiéndolo conocido, entendí que este libro era su hijo. Él es el héroe, y creo que hubiera sido difícil para él dejar que su verdad se convirtiera en la de otro.

Así que estos dos proyectos no me dejaban paz cuando por casualidad me encontré con Farid Lahoussa, uno de los productores de la compañía Vertigo. Nos conocíamos ligeramente, y había conocido a su socio Aissa Djabri durante un viaje a Budapest organizado por Unifrance.

Así que me encontré con Farid y me dijo "Tengo algo para que leas". Él me presentó a Frederic Fougea, co-autor con Michel Fessler de un escrito de unas 30 páginas llamado "Toko y Likola". Estas 30 páginas ya contenían muchos elementos de la película. Pero el punto de vista era muy diferente al de "Man To Man". De hecho, los dos escritores habían adoptado el punto de vista de pigmeos que descubren Escocia, donde encuentran a un Lord –algo depresivo, no realmente un antropólogo- cuya esposa es también depresiva. También había un auténtico villano, un suministrador de zoos que había proporcionado a los pigmeos. Enseguida me gustó el hecho de que los pigmeos se enfrentaran a un escocés que al final les apoyaría. Pero adoptar el punto de vista de los pigmeos me molestaba. No conozco pigmeos. Lo que me interesa es su misterio. Así que quería invertir la historia para que poco a poco, a través de los europeos, la humanidad de los pigmeos fuese revelada. Es más fácil identificarse con aquellos que están más cercanos a nosotros, en este caso los escoceses, de los que quería que hubiera tres, para ampliar los puntos de vista. Por otro lado, tenía un deseo real, una necesidad de un personaje femenino europeo importante. A grandes trazos, estos eran mis grandes reacciones a lo que Leí. Aproximadamente, dije "Ésta es la dirección que me gustaría seguir". Necesitaba poseer la historia, de mi propia forma. Es lo que el productor esperaba. En diez días, justo antes del verano, llegamos a un acuerdo. Es Septiembre, empezamos a trabajar.

P: ¿Y por qué este tema, ahora?
R: Porque siempre es relevante. Tristemente estamos viviendo todavía en una era racista, una época de falta de entendimiento, de conflicto. Mi atracción más profunda hacia el proyecto también viene de mi pasado. Nací después de la 2ª Guerra Mundial, en una Europa todavía con rastros de racismo, incluso después del descubrimiento de los campos Nazis. Vivía en el Este de Francia, una región todavía rica en racismo y anti-semitismo. Mi padre era un soldado con los valores, el espíritu, de las guerras coloniales. La expansión de los imperios coloniales era justificada por el hecho de que los indígenas de nuestras colonias eran traídos a nuestras ciudades, y su carencia percibida de desarrollo era demostrada, por tanto, reforzábamos nuestra misión civilizadora, justificábamos la expansión y la guerra. La idea era convencernos de que proporcionábamos conocimiento, educación y progreso en las colonias. Los misioneros hacían exhibiciones en las escuelas –lo hicieron en la mía- con dibujos, fotos, discursos sobre el triunfo de los blancos, su filosofía, su moralidad, y descripciones de aquellos que tenían que ser rescatados de la barbarie. Esta imagen todavía prevalecía mucho en la mente de la gente durante los 1950s.

Se me hace más y más difícil encontrar historias que me lleven a la acción. De ahí los espacios entre mis películas que cada vez se hace más grandes, aunque no dejo de trabajar. Tres, luego cuatro, y ahora cinco años entre películas. En este caso me conmoví, sin duda porque una parte de mí, de lo que había vivido, me impulsó hacia la historia. Ciertamente, el racismo siempre es actual. Pero no quería exponer una tesis con esta película. En MAN TO MAN hay drama, y si a través de los personajes, de la historia, los corazones del público se conmueven con los pigmeos, entonces habremos tenido éxito.

P: ¿Cómo lo escribieron los tres?
R: Trabajamos durante seis meses. Destrozados con "seminarios", es decir, nos alejamos de las distracciones de la vida en París para escribir, para trabajar desde el desayuno a la cena. Pasamos por un muy intenso proceso de escritura con gran alegría además de desacuerdo y conflicto. Tres personas escribiendo los tres eruditos, inevitablemente cada uno se convirtió en un personaje y se sintió amenazado por los otros. Hay mucho de nosotros en las escenas que describen el conflicto...

P: ¿Por qué hizo que los antropólogos fueran escoceses?
R: Fui dominado por este exótico europeanismo, establecido frente a lo exótico africano. En aquellos días, la antropología era básicamente una ciencia británica. Descubrí que Edimburgo era una de las universidades más prestigiosas para antropología e investigación médica. Así que era necesario imaginarse la película en inglés. Durante nuestros seminarios, vimos películas en vídeo: "Howard’s End" por la calidad de su estilo y el espíritu inglés, "Mountains of the Moon" de Rafelson, por Africa, "Rain Man" (y "El Salvaje" de Truffaut) por sus retratos de personajes completamente fuera de la sociedad, y "El Hombre Elefante" por la época y la visión de Londres.