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Astérix en los Juegos Olímpicos cartel reducidoAstérix en los Juegos Olímpicos(Astérix aux jeux olympiques)
Dirigida por Frédéric Forestier, Thomas Langmann
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Todo empieza como un sueño infantil. Es verdad que hace ya mucho tiempo que Thomas Langmann soñaba con llevar él mismo a "Astérix" a la pantalla. En realidad, a él se debe la transposición al cine de las aventuras del pequeño Galo. Gran admirador desde siempre de los álbumes de Goscinny y Uderzo y totalmente convencido del éxito que tendría una adaptación en carne y hueso, hizo creer, hace quince años, que seguía las órdenes de su padre, Claude Berri, el hombre-faro del cine francés, para sentar las bases del proyecto y con la complicidad de la hija del dibujante de Astérix, Sylvie Uderzo, organizó el encuentro entre los dos hombres. Ya sabemos cómo sigue la historia: "Astérix y Obélix contra César", dirigida por Claude Zidi en 1999, con 9 millones de entradas vendidas en Francia. "Astérix y Obélix: Misión Cleopatra", dirigida por Alain Chabat en 2002, con casi 15 millones de espectadores franceses. Al concluir el tercer proyecto, "Astérix en Hispania", Thomas Langmann decidió lanzarse por sí mismo al asalto del monumento Astérix con su empresa, La Petite Reine, y contando siempre con el apoyo de Pathé.

No tardó mucho en elegir el álbum que quería adaptar: "Astérix en los Juegos Olímpicos". "Porque es la aventura de Astérix más visual y más espectacular y por tanto, la más cinematográfica", nos explica. "Por otro lado, el argumento ofrece la posibilidad de contar con actores de diferentes nacionalidades, lo que facilita la búsqueda de socios extranjeros y sobre todo europeos". Además, ve en la historia la materia prima ideal para hacer una película que sea a la vez una comedia, un espectacular péplum, al estilo de clásicos como Ben Hur y Espartaco, y un film de acción y aventura. Pero antes de dirigirse a Albert Uderzo y dar ningún paso oficial, prefiere empezar a trabajar en el guión. Como es natural, se implica en la escritura con un equipo de guionistas —Olivier Dazat, Alexandre Charlot y Franck Magnier— a los que da dos líneas directrices para completar la historia original: un duelo entre César y Brutus, su hijo adoptivo, el cual no tendrá otra idea en mente que ocupar el puesto de Cesar; y una historia de amor entre un joven galo y la princesa griega a la que también pretende Brutus, pero cuya mano se entregará al vencedor de los Juegos Olímpicos, y ahí es donde intervienen Astérix y Obélix, que van a ayudar a su guapo compatriota para que el amor triunfe.

Mientras escribe, Thomas Langmann empieza a soñar con el reparto. "Hace quince años, soñaba con la primera adaptación de Astérix y por aquel entonces ya tenía pensado el dúo César/Brutus". Primera idea: Alain Delon como Julio César. Segunda idea: Benoît Poelvoorde como Brutus. Disfruta imaginando las situaciones que podrán inventar los guionistas para oponer al padre y al hijo, la estrella mítica y el actor belga que no conoce límite alguno y cuyo increíble potencial pudo apreciar en "El embolao", su primera "gran" producción. Tercera idea: buscar un nuevo Astérix, ya que quiere renovar el dúo Astérix y Obélix; unos meses más tarde, Clovis Cornillac acepta tomar el relevo del desafío. Cuarta idea: buscar actores europeos para los papeles secundarios, la mayoría cómicos de una nueva generación muy popular en su país (sobre todo Michael Bully Herbit y Santiago Segura). Quinta y última idea: en la misma línea que los guiños del cómic, recurrir, para escenas cortas, a deportistas legendarios que podrán reforzar la seducción y el prestigio de la aventura.

Para la dirección, eligió a Frédéric Forestier, a quien ya había confiado la puesta en escena de "El embolao", comedia de aventuras con Gérard Lanving, Benoît Poelvoorde y José García. Pero también decide co-dirigir la película, para lo que se va a poner por primera vez detrás de la cámara. "¡Estaba demasiado implicado en todo el proyecto y en todo el proceso de creación como para detenerme a mitad de camino!".

En el momento en que está terminada la primera versión del guión, en el que se mezclan fidelidad al humor del cómic, cierto grado de interpretación libre (sobre todo en las escenas de Alain Delon que juegan con la leyenda y la imagen de la estrella), situaciones inesperadas y diálogos delirantes, es cuando emprende la tarea de convencer a Albert Uderzo (que participará después en algunas sesiones de trabajo sobre el guión), posteriormente a Alain Delon y a Benoît Poelvoorde, comprometiéndose a poner en esta nueva adaptación todos los medios necesarios para que la película resulte espectacular. Todos dicen que sí inmediatamente. La ambición del productor es tal, que rápidamente se calcula que el presupuesto ascenderá a entre 75 y 80 millones de euros, lo que convierte a esta película en la más cara de la historia del cine en lengua francesa.


La preparación
Después de visitar varias localizaciones en Europa y el Norte de África, se eligieron los nuevos estudios de "La Ciudad de la Luz", en Alicante. El 95% del rodaje tendrá lugar aquí. Aparte de unas subvenciones nada desdeñables, una situación climática ideal y una infraestructura totalmente nueva, estos estudios ofrecen también inmensos "backlots", que son enormes terrenos vírgenes con vistas al mar en los que se podrá instalar uno de los decorados insignia de la película y uno de los más espectaculares jamás construidos para una película francesa: el estadio olímpico. El diseño fue confiado a Aline Bonetto, la fiel decoradora de Jean-Pierre Jeunet, con quien trabaja desde "Delicatessen" y para el que creó los impresionantes decorados de las trincheras de "Largo domingo de noviazgo" (que le valió su segundo César y su primera nominación a los Premios Óscar de la Academia). Pero la diseñadora de decorados no será la única cómplice de Jeunet en el estudio, ya que Madeline Fontaine (nominada a los Premios César por "Amélie Poulain" y por "Largo domingo de noviazgo") ha sido elegida para el vestuario. "Cuando uno se lanza a una aventura como ésta —dice Thomas Langman—, hay que contar con los mejores en todo". Así que la imagen de la película se confió al director de fotografía de Luc Besson y Jean-Paul Rappeneau: Thierry Arbogast. Lo mismo ocurre con el maquillaje (T.Follvick y C. Maillard), el peinado (Ghislaine Torterau), etc., y por supuesto, para los efectos especiales, que tan importantes resultan tanto para recrear todos los excesos del cómic como para dar más amplitud aún a los decorados construidos para la ocasión y muy poco habituales en una película francesa...

Durante más de cinco meses, de diciembre de 2005 a junio de 2006, los implicados en la preparación trabajan sin descanso. Los productores cierran la financiación sobre todo con alemanes, españoles e italianos. Lagman y Forestier trabajan con los diferentes responsables. Para Aline Bonetto y Madeline Fontaine, creadoras de los decorados y el vestuario respectivamente, todo comienza con un ingente trabajo de documentación. Se sumergen en libros de historia, obras de arte y los álbumes del cómic, lo que de paso les permite admirar la precisión y la fidelidad de los dibujos de Uderzo. Para ellas, así como para las responsables de peinado y maquillaje, lo más difícil es encontrar el tono justo: ser realistas sin traicionar el cómic, mantenerse en la comedia sin caer en la caricatura. "Lo que necesitábamos —dice Aline Bonetto— era introducir los elementos de la época y después, como en el cómic, permitirnos de vez en cuando algunos desfases descarados".

Aline Bonetto hará gala de toda su fantasía en el diseño de las cuadrigas que van a participar en la carrera y que poco tienen que ver con las que estamos acostumbrados a ver... ¡Incluso hay una, roja brillante, que conducirá Michael Schumacher y que parece más bien un Fórmula 1 salido de una célebre escudería italiana que una cuadriga de la Antigüedad! Además, las cuadrigas se han diseñado en colaboración con el equipo de efectos especiales directos, Yves Domejoud, Olivier Gleyze y Jean-Baptiste Bonetto, llamados los 'versalleses': (otros cómplices de Jeunet, ¡de hecho fue él quien les puso ese nombre!), ya que esas cuadrigas no sólo las deben conducir con la máxima seguridad especialistas escondidos debajo del actor, sino que también deben poder rodar sobre una sola rueda, perder otra, etc.

Pero sin duda alguna, el gran desafío para la decoradora es el estadio olímpico. "Primero pensamos en dos decorados diferentes: un estadio para las pruebas de atletismo y un hipódromo para la carrera de cuadrigas. Y después, se me ocurrió la idea de un único lugar que se pudiese modular". En cuanto tuvo la idea de un único estadio, realizó una maqueta para discutir con los directores cuáles podrían ser las necesidades, exigencias y problemas de la puesta en escena. Así fue cómo encontró un truco para dividir el estadio en dos, según hubiese que rodar la carrera a pie o el lanzamiento de jabalina. En cambio, para la carrera de cuadrigas, se utilizaría la pista completa de 265 m de longitud. De esta forma es posible limitar los costes y aun así disponer de un decorado grandioso. Si en esta etapa de la preparación el equipo de decoración francés cuenta con una veintena de personas, el responsable español de construcción del estadio contratará a más de ciento cincuenta. Como los estudios de Alicante son totalmente nuevos, la mayoría de los artesanos, carpinteros, pintores y montadores de decorados vienen de Madrid o Barcelona. Harán falta tres meses para construirlo. "Para un decorado así, no es mucho —dice Aline Bonetto. Ha sido absolutamente necesario ponernos a trabajar juntos y muy rápido para ser eficaces". Sobre todo porque ha tenido que anticipar todos los problemas: el estadio es un decorado en exteriores que debe parecer real pero que no se puede construir con materiales duros y que sin embargo debe durar los seis meses de rodaje frente a las fuertes ráfagas de viento procedentes del mar, el aire cargado de humedad, el calor aplastante que reina en Alicante en pleno mes de agosto... "No podíamos permitirnos que se deteriorase durante el rodaje, ya que además podría provocar problemas de seguridad". El resultado es espectacular. Aunque sólo se ha construido una parte de las gradas —el resto se añadirá en imágenes digitales en post-producción— el conjunto es muy bonito, espectacular y digno de Hollywood. Una vez terminado, el responsable de construcción no puede evitar observarlo con lágrimas en los ojos. Todos, ya sean estrellas, técnicos o simples visitantes, le reservan la primera visita nada más llegar al rodaje. "Yo vi llegar a Delon, que no es el primer decorado que ve —dice Christophe Vassort (el primer ayudante)—, se colocó en la tribuna y observó el estadio en silencio, literalmente emocionado. A Depardieu, cuando llegó, le pasó lo mismo". Benoît Poelvoorde simplemente dijo: "Cuando se rueda en un decorado así, somos tan felices como la gente que va a verlo al cine".

Además del estadio, hay que construir una veintena de decorados. "En sí mismo, no es nada excepcional. ¡Lo impresionante es el tamaño!". En el palacio del rey griego Samagas, reina también una estatua de Zeus de más de 8 metros de alto ¡y la bañera real parece más bien una piscina! "Y resultará aún más espectacular en la pantalla —dice Aline Bonetto, la creadora de los decorados— porque, en el momento de la post-producción, añadiremos digitalmente altura y profundidad: ¡pisos, terrazas, jardines, columnatas, perspectivas adicionales!". Al mismo tiempo, en este mundo sobredimensionado, todo está cuidado hasta el más mínimo detalle, hasta la más mínima manecilla, el más mínimo accesorio, el más mínimo friso de las paredes... Tanto en el estadio como en el palacio, hay numerosas y variadas estatuas creadas en París pero agrandadas hasta el tamaño necesario en España: desde copias clásicas a otras más originales, desde las de atletas o hipogrifos, a las de Delon como César en todas las poses imaginables, ¡pasando por esa estatua delirante de Poelvoorde como Brutus abrazando a Irina con un león muerto a sus pies! Entre otros de los decorados más destacables de la película, la aldea gala no es tampoco desdeñable. Es en sí mismo un auténtico decorado de comedia en el que Aline Bonetto se divierte reproduciendo con gran fidelidad el espíritu del cómic con sus casas cuidadas y llenas de flores...

En cuanto al vestuario, la tarea no es más sencilla, ya que la exigencia es la misma, al igual que la búsqueda de la excelencia.. También se aprecia la misma voluntad de fidelidad histórica y, de vez en cuando, de auténtica fantasía. Durante varios meses, Madeline Fontaine busca y hace buscar telas, tintes y materiales, así como artesanos especializados. Aunque muchas de la series (harán falta más de mil trajes) —como los trajes de los atletas, las togas de los espectadores, los uniformes de los militares— se fabrican en Marruecos, el vestuario de los personajes principales —diez vestidos para la princesa Irina, varias togas y corazas para Julio César y Brutus— se confecciona en París. También tiene que fabricar armas, espadas, corazas, escudos, cascos y acondicionar los que encuentra en alquiler. En Alicante se instala un taller para trabajar las pátinas, hacer retoques, perfilar los tintes...

En cuanto a la peluquería, se harán más de 300 pelucas —por no hablar de los cientos de postizos de trenzas, bigotes, barbas— con cabello auténtico en Francia, Bélgica e Inglaterra. También se comprarán o alquilarán otros y para eso, también se instalará un taller en los estudios de Alicante con el fin de responder a las necesidades inmediatas. Los responsables del maquillaje, por su parte, buscan los mejores productos para que puedan resistir al tórrido calor del verano español.

Frédéric Forestier y Thomas Langmann trabajan codo con codo con el equipo de efectos especiales, dirigido por Christian Gillon, en la previsualización de las escenas de acción o las secuencias más complejas, como la carrera de cuadrigas o en las que se requiere mucha figuración. Se trata de filmar personajes virtuales en un sencillo entorno 3D según los deseos de los directores, respetando los valores de plano y los movimientos de cámara para así comprobar el realismo y anticipar el plan de trabajo y las posibles dificultades que puedan surgir. Con Thierry Arbogast, el jefe de operaciones, se tomó la decisión de rodar directamente en digital: a la vez por razones económicas —se puede rodar mucho más sin preocuparse de los costes de rollo de película, revelado, laboratorio... — y para simplificar la realización de los efectos visuales digitales en post-producción.


El reparto
Mientras tanto, Thomas Langmann y Frédéric Forestier van componiendo el reparto. Y poco a poco, a Clovis Cornillac, Gérard Depardieu, Alain Delon y Benoît Poelvoorde se van uniendo Stéphane Rousseau, el cómico de Quebec que encarnará al joven galo Alafolix; Vanessa Hessler, sublime joven italoamericana que representará a la princesa Irina y cuya cara conocen los franceses por el anuncio de Alice; Franck Dubosc, que parece un auténtico clon del bardo Assurancetourix; Jean-Pierre Cassel, que se convierte en el druida Panoramix (será uno de sus últimos rodajes); pero también José García, fiel devoto de Brutus; Alexandre Astier, creador y héroe de "Kaamelott", centurión de Brutus; Elie Semoun y Bouli Lanners, cómplice belga de Poelvoorde, irreconocible bajo la peluca, la barba y la toca del rey griego Samagas, Francis Lalanne (otro bardo, igual de insoportable que Assurancetourix). También se unirá a ellos Jérôme Le Banner, campeón del mundo de K1, una especialidad de boxeo en la que se utilizan tanto los pies como los puños, que parece que hubiera sido dibujado por Uderzo, y convertido en centurión, está Nathan Jones, el gigante descubierto en "Troya" junto a Brad Pitt. Thomas Langmann y Frédéric Forestier también han buscado y contratado actores extranjeros, que por su humor y su éxito serán valores seguros en sus países: el español Santiago Segura (autor y director de la serie de películas Torrente), que representará al otro devoto de Brutus, el alemán Michael Bully Herbig, su otro centurión, Pasunmotdeplus, mudo desde que le cortaron la lengua, los italianos Luca Bizzarri y Paolo Kessisoglu (Las Hienas), que triunfan en la versión transalpina de Cámara Café y serán, junto con Elie Semoun, los jueces absolutamente corruptibles de las pruebas olímpicas... Y por supuesto estarán todos estos invitados VIP cuya participación no sabremos durante mucho tiempo si es positiva o negativa: Jamel Debbouze, Adriana Karembeu, Dany Brillant, Amélie Mauresmo, Tony Parker, Jean Todt, Michael Schumacher, Zinedine Zidane… En cuanto al perro Idefix, serán los mismos que en Astérix y Obélix: Misión Cleopatra.


El rodaje
El 19 de junio de 2006, comienza el rodaje durante algunos días en el bosque de Fontainebleau, donde Uderzo, acompañado de su hija y su yerno, Sylvie y Bernard de Choisy, asociados a la producción de la película, pudo descubrir a Clovis Cornillac como Astérix y volver a ver a Gérard Depardieu como Obélix. Pero rápidamente, el equipo se instala en Alicante, en los estudios dominados por el estadio olímpico. Aquí se quedará hasta principios de noviembre... Durante todos esos largos meses, "La Ciudad de la Luz" va a parecer una ciudad en obras, el cuartel general de un ejército en campaña, una auténtica fábrica dedicada por completo a Astérix, con almacenes inmensos donde para ir de uno a otro hay que desplazarse en pequeños coches eléctricos. Talleres de construcción, de acabado, de pintura, costura, peluquería, hileras interminables de trajes, accesorios, armas y escudos, postizos...

La mitad del equipo está compuesta por franceses y la otra mitad, por españoles. Cada día hay entre 80 y 100 personas en el estudio, a las que hay que añadir un centenar de figurantes, a veces 150... También se convoca con frecuencia a un segundo equipo de una veintena de personas, un tercero de diez ¡y a veces incluso un cuarto de dos o tres! ¡Algunos días se servirán hasta 600 comidas en el comedor! Se rueda con dos, tres o cuatro cámaras, a pie, en travelling, en grúa, al hombro, en steadycam, e incluso... ¡en carro! Todo eso requiere una logística y una organización impecable, propia de una auténtica máquina de guerra, sobre todo porque, teniendo en cuenta el número de estrellas que hay en el plató (las cuales necesitan cada día dos horas de preparación antes de poder rodar) y su ajustada agenda, no es cuestión de ir cambiando el plan de trabajo. Y a la vez, es necesario que los directores puedan tener suficiente libertad de maniobra para inventar, modificar, improvisar... A pesar de la preparación, los dibujos del storyboard o la previsualización de algunas secuencias, han de ser capaces de reaccionar con rapidez. Día a día se van añadiendo o modificando diálogos, inventando nuevas situaciones, perfeccionando movimientos de cámara. A todo el mundo le parece que los dos directores se complementan muy bien en el plató, poniendo cada uno todo su saber hacer al servicio de las ideas del otro. Los dos trabajan con los actores, ya sea juntos o por turnos, y es que a pesar de las grandes dimensiones de la aventura, nadie pierde nunca de vista cuál va a ser la esencia de la película: la comedia. Algunos días, hay más de seis actores de renombre juntos en el plató. "Hay algunas hojas de servicio que he guardado como recuerdo —dice Frédéric Forestier—. No se puede evitar cierta angustia al llegar esa mañana al plató y verlos a todos en maquillaje. Y al mismo tiempo, como estamos en plena vorágine, al final se convierte en algo casi normal. Además, había tantas personalidades fuertes juntas que era como si los egos se anulasen para terminar creando un excelente ambiente. Todos se alegraban de encontrarse con los otros, cada uno hacía lo que tenía que hacer sin darse mayor importancia...".

Uno de los momentos fuertes del rodaje, que debe ser también uno de los momentos fuertes de la película, es sin duda la carrera de cuadrigas. Espectacular e impresionante. Las escenas de riesgo y de caballos se confiaron a un gran especialista, el español Ricardo Cruz, que ha trabajado entre otras en "El último samurai" con Tom Cruise y "Alejandro Magno" de Oliver Stone. Se movilizó para la ocasión a unos sesenta caballos, a los que se entrenó en la carrera de cuadrigas durante ocho semanas: cuatro en Madrid y cuatro en Alicante. Para curarse en salud, había dos ejemplares de cada carro y para cada carro que corría, cuatro caballos, más otros cuatro preparados para tomar el relevo... El rodaje de la carrera de cuadrigas tomará cinco semanas con el primer grupo y dos con el segundo. Por no hablar del trabajo de coordinación de los dos equipos de efectos especiales: el que se ocupa de los efectos grabados en directo —como un carro que vuelca o pierde una rueda—, y el de los efectos visuales que, realizando un auténtico trabajo de pura geometría, anticipa por ordenador el trabajo que se hará después en post-producción, ¡como por ejemplo cuando Brutus/Poelvoorde va por los aires agarrado a las bridas!


La post-producción
Aparte del montaje, que se comenzó de forma paralela al rodaje, y de la música, cuya parte más importante ya ha escrito Frédéric Talgorn, el compositor de "Anthony Zimmer" y de "Nuestros días felices", la parte más pesada y más larga de la pos-producción, que durará de diciembre de 2006 a octubre de 2007, es sin duda la realización de los efectos especiales, puesto que en la película habrá más de mil planos trucados... Para hacer frente al volumen de trabajo en los plazos de tiempo disponibles, el supervisor de los efectos visuales, Christian Guillon de E.S.T. repartió la carga de trabajo entre tres empresas. De esta forma, de 150 a 200 personas pueden trabajar al mismo tiempo en la película. Para simplificarles el trabajo, prefirió limitar las idas y venidas entre las diferentes empresas y asignó secuencias completas a cada una. Buf se ocupa del sueño de Brutus en el que se ve a la cabeza de un enorme ejército, y del estadio, al que hay que añadir las gradas y en ella a la muchedumbre de espectadores. Dubois se encarga de la ampliación digital de los decorados, a los que tiene que añadir esos elementos que van a dar una mayor dimensión a los palacios de Samagas y de César, y crea los exteriores del palacio de César, de Roma o de Olimpia, así como los efectos "tipo puñetazo" que provoca la poción mágica y sus consecuencias: efectos de iluminación, de velocidad, de sobrenaturalidad, etc. A Microsimage le corresponden las escenas de riesgo, sobre todo las de la carrera de cuadrigas... Todo eso es bastante complejo porque el resultado debe ser perfecto en lo que concierne al movimiento de la cámaras, la calidad de imagen y el color. No se puede notar la diferencia entre lo real y lo ficticio, entre lo que se ha rodado "de verdad" y a menudo en exteriores, lo que se ha rodado sobre fondo azul en estudio y lo que se ha añadido de forma virtual.