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Memorias de Queens cartel reducidoMemorias de QueensDirigida por Dito Montiel
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Dito Montiel (director y guionista)
Dito Montiel nació y se crió en Astoria, barrio del distrito neoyorquino de Queens. Su padre, que procedía de Nicaragua, trabajaba como mecánico en la reparación de máquinas de escribir y llegó a boxear contra Sugar Ray Robinson por los Guantes de Oro.

A los 13 años, Dito Montiel fue la voz de un grupo de hardcore/punk, Major Conflict, que duró tres años y sacó un disco de 45 rpm. A los diecisiete, Montiel estaba en un grupo llamado Gutterboy, famoso porque en 1991 logró un contrato de grabación con Geffen Records y se convirtió en una de las bandas con más éxito de las bandas sin éxito de la historia del rock.

En esa época, se relacionó con expertos de arte y moda de Nueva York, entre ellos Andy Warhol y miembros de su Factory, como Cherry Vanilla. Además, fue modelo de ropa interior de Calvin Klein para el fotógrafo Bruce Weber, y conoció y trató a Liza Minnelli y al poeta beat Allen Ginsberg. Estuvo de gira con Gutterboy, como teloneros de Stray Cats.

El primer libro de Dito Montiel, unas memorias tituladas A Guide to Recognizing Your Saints, fue publicado en 2003. A partir de una idea de uno de los capítulos, escribió un tratamiento, que figuró entre los seleccionados por el Laboratorio de Escritura de Guiones y Dirección de Cine de Sundance, por lo que tuvo la posibilidad de trabajar con el asesoramiento de Frank Pearson, Walter Mosley, Alfonso Cuarón, Ed Harris y Robert Redford.

La película basada en sus memorias, A Guide to Recognizing Your Saints, ha obtenido el Premio a la Mejor Dirección Dramática y un Premio Especial del Jurado por el mejor reparto en el Festival de Cine de Sundance de 2006.

Montiel ha completado recientemente su segundo libro, The Clapper, que se editará en 2007. Sus artículos, entrevistas y poemas han aparecido en Vanity Fair, Interview, entre otras revistas.

Vive en la ciudad de Nueva York.

Notas del director
Mi padre es de Nicaragua, nacido y criado allí, y mi madre, de origen irlandés, de Coney Island, en Brooklyn. Mi padre solía llamarme de niño Casper porque soy muy blanco, pero yo me crié en un barrio ítalo-griego, donde había más ignorancia que racismo... lo que es un poco más disculpable.

Al trasladar al cine mi vida y la de mis amigos de la infancia, me he tomado muchas libertades, es una combinación de muchas historias distintas, reales e imaginarias, por ejemplo, el personaje de Mike O’Shea es una mezcla de un hermano pequeño de Antonio y de un tío llamado realmente Mike O’Shea, irlandés y que ahora vive en Inglaterra. Lo que yo hago es contar una historia... la verdad reside en la emoción de los personajes.

Cuando me preguntan qué diferencias veo entre escribir unas memorias y filmar una película acerca de esas memorias, respondo que la idea de hacer una película biográfica no me interesaba realmente ni a mí ni a ninguna de las personas comprometidas con la película. Para la película, lo que yo quería en realidad era captar el espíritu de mi libro. El libro tiene unas sesenta historias distintas; en la película, notas que una o dos historias son suficientes. Yo prefería centrarme en un momento del libro y palpar la emoción de ese momento antes que contar una historia autobiográfica.

Reparto
Trabajar con un reparto tan increíble ha sido una extraña experiencia: al principio me sentía aterrorizado porque no quería hacer una película llena de estrellas cinematográficas, pero cuando se concretó, el reparto hizo algo muy especial. Ya sé que esto suena al típico comentario de un director que felicita a sus actores, pero lo que cada uno de ellos hizo fue algo increíblemente especial para mí. Por ejemplo, en el caso de Robert Downey Jr., un actor en el que estuve pensando mientras escribía su papel, me dijo que iba a intentar poner un acento de Queens o algo así. Esto me dejó muy preocupado, porque lo más duro de la dirección —y es una cosa que aprendí rápidamente— es que, una vez que has puesto algo en el papel, deja de existir. En cierto modo, hay que desprenderse de los personajes. Lo que Robert aportó a su personaje es exactamente lo opuesto de lo que yo habría aportado al papel, que es vital y simpático. Robert aportó realidad al papel. Llegó al plató pensando que trataba de un tío que vuelve a su barrio y se da cuenta de que todos son perdedores, lo que no era en absoluto así, pero nunca se lo dije. Él aportó a su papel una especie de indiferencia que representó como un lento despertar... de esa forma consiguió hacer una interpretación muy especial.

Desde luego, Robert Downey, Jr. no estaba interpretándome a mí en la película. Yo le entregué un papel que él interiorizó y aportó lo que ese papel le hacía sentir, así que, aunque mi nombre esté por todas partes, la película no es cien por cien autobiográfica.

Escenarios
En Astoria, donde estoy viviendo actualmente, las cosas no han cambiado mucho respecto a 1986. Ha habido muchos cambios en Brooklyn y Manhattan, pero Queens ha mantenido su estructura de un conjunto de pequeñas ciudades dentro de la gran ciudad. Nosotros rodamos en casi todas las calles en las que las cosas sucedieron en la realidad.

Lo que sí nos propusimos es dar una idea de la vida en un piso atestado durante un verano neoyorquino muy caluroso, sin necesidad de ser muy explícitos. Eric Gautier, el director de fotografía, nunca ha sido partidario de mostrar obviedades como operador, no necesita meter la cámara en medio de agujas hipodérmicas o hacer un zoom de un radiador caliente. Creo que es mucho mejor que poner demasiado énfasis en las cosas más obvias. Mostrar lo menos obvio puede ser a veces la mejor descripción.

Cuando empecé a trabajar con Eric, le dije que me habían gustado mucho películas como Requiem for a Dream [Réquiem por un sueño, de Darren Aronofsky (2000) o Clockers [Clockers (Camellos), de Spike Lee (1995)], pero que mi barrio no era como los que aparecían en ellas. Quería que fuera un sitio bonito, que es como yo lo recordaba. Pero el dolor siempre se mezcla con la belleza, así es la vida, y le dije que lo que yo quería era volver a caminar por esas calles y enamorarme otra vez de Laurie.

Eso no era demasiado doloroso como una especie de paseo por el sendero de la memoria.

Dito Montiel