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Los Simpson. La película cartel reducidoLos Simpson. La película(The Simpsons Movie)
Dirigida por David Silverman
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Después de 17 años emitiéndose en antena, Homer, Marge, Bart, Lisa y la silenciosa Maggie regresan y lo hacen a lo grande, en las salas de todo el mundo el 27 de julio de 2007.

La serie es una sátira que critica la sociedad americana en todos sus aspectos, haciendo especial hincapié en el entorno familiar y en las relaciones entre los individuos que la forman.

El director de la película es David Silverman que cuenta con la participación de los guionistas habituales de la serie: el "creador" Matt Groening y sus colaboradores James L, Brooks, Al Jean y Mike Scully, entre otros.

Para Groening, Los Simpson brinda la oportunidad de que los realizadores y los espectadores experimenten algo que el programa, aun con su miríada de galardones y su inmenso impacto cultural, no podía ofrecer: "Queríamos contar una historia de los ‘Simpson’ de gran formato sobre el gran lienzo de una pantalla de cine y escuchar, al mismo tiempo, a una sala llena de gente que se riera", afirma Groening.

Ya en la primera temporada del programa, el estudio se dirigió a Groening y al coproductor ejecutivo James L. Brooks para plantear la posibilidad de convertir este fenómeno de la televisión en una película. Entonces, como la legión de incondicionales del programa se han preguntado, ¿por qué hicieron falta 18 años para llevar "Los Simpson" a la gran pantalla?

Al Jean, el actual director de la serie y guionista/productor de la película, nos cuenta algunos detalles internos: "Esperamos 18 años para realizar la película porque no quisimos hacerlos por la sola razón de que pudiéramos hacerlo; queríamos hacer una película porque era lo correcto. Quisimos crear un argumento que exigiera las posibilidades que brinda una película. Los Simpson no son tres episodios de la serie puestos uno detrás del otro. Tiene su propio corazón. Se centra en las fuerzas que pueden desgarrar una familia y una ciudad, y examina la forma como un hombre podría reconstruir su vida en semejante situación".

"Lo que distingue la película de la serie es la escala", añade James L. Brooks, el realizador galardonado con el Premio de la Academia® que estuvo detrás de "Mejor...Imposible", "La Fuerza del Cariño" y "Al Filo de la Noticia"; guionista y productor (galardonado con un Emmy®) de "The Mary Tyler Moore Show" y "Taxi", guionista y productor de Los Simpson. "Tenemos cien papeles con diálogo en la película y hemos creado escenas que ni podríamos comenzar a dibujar para la serie. Lo más importante de todo es que queríamos que una película de los ‘Simpson’ fuera una experiencia cinematográfica para el público, a la vez que nos manteníamos fieles a lo que hacemos en el programa. Tuvimos cuidado de no subirnos demasiado a la parra".

El programa de televisión carecía de la plantilla para escribir y animar al mismo tiempo una serie y una película. "Por aquel entonces, no teníamos un equipo de guionistas y animadores que estuvieran sentados buscando algo que hacer", señala Matt Groening. "A diferencia de la mayoría de las series, ‘Los Simpson’ nunca hace una pausa. Dedicamos todas nuestras energías al programa, y nunca quisimos perjudicarlo para rodar una película".

A los largo de los años, Brooks y los directores del programa ampliaron el personal encargado de la elaboración del guión de la serie, lo que, al menos, solucionó el problema de la plantilla. "Llegamos a un punto en el que teníamos dos salas de guionistas en activo en un momento dado", afirma David Mirkin, famoso director de comedias por méritos propios (Las Seductoras, Romy y Michele), productor y guionista del programa y guionista de la película. "Así, los que se ocupaban del programa desde antes, podían avanzar y escribir la película, mientras que el programa seguía emitiéndose sin que su calidad se viera afectada".

En 2001, una película sobre los Simpson dio un pasito más hacia su realización cuando el reparto de la serie firmó un nuevo contrato que incluía las condiciones para que les pusieran voz a los personajes en un largometraje. Pero quedaba la tarea de hallar una idea que pudiera justificar su tratamiento en la gran pantalla, y, luego, la de crear un guión que pudiera rodarse.

En noviembre de 2003, comenzó la elaboración en serio de un guión para una película de los ‘Simpson’. "Cuatro de nosotros fuimos fundamentales en la toma de la decisión de avanzar con un guión", explica James L. Brooks. "Llegados a un cierto punto, simplemente nos entraron ganas de hacerlo".

"Nos planteamos a nosotros mismos las preguntas básicas", recuerda Mike Scully. "¿Pensábamos que podríamos idear un argumento que justificara una película? ¿De qué forma afectaría a la producción de la serie la realización de una película?".

Los productores se pusieron el listón muy alto para sí mismos y para el trabajo que vendría a continuación. "Empezamos a escribir el guión y no paramos", añade Brooks. "Lo más duro era prestar una atención prolongada y extraordinaria a cada chiste y cada latido; estar tensos cada día y seguir fingiendo que éramos una banda de bromistas insensatos y despreocupados. Nunca llegó el momento en que pensáramos en abandonar, por lo que seguimos trabajando en ello".

A medida que las ideas comenzaban a cobrar formar para el guión de una película, los productores estaban resueltos a no recrear "Los Simpson" para la gran pantalla, optando, en vez de ello, por mantener todo lo que los incondicionales han llegado a adorar de los personajes. "La diferencia estriba en que nosotros estamos contando una historia que exige noventa minutos y un formato de gran pantalla" dice Al Jean. "Y no es sólo una historia. Cada miembro de la familia Simpson tiene una parte del guión que incluye el crecimiento y la redención, incluso el bebé. Queríamos que la película retuviera emocionalmente a los espectadores hasta el final. Los Simpson también tenía que contar con grandes escenas, exteriores y temas".

Estas metas creativas exigían el equipo de guionistas más sólido que fuera posible, por lo que los productores escogieron un elenco de guionistas estrella que habían trabajado en el programa desde su comienzo (o casi), varios de los cuales habían sido directores del mismo. Todos ellos conocían y adoraban a los personajes. Además de Brooks, Groening, Jean y Scully, el equipo de guionistas estrella de Los Simpson incluía a David Mirkin, Mike Reiss, George Meyer, John Swartzwelder y Jon Vitti. (Ian Maxtone-Graham y Matt Selman, actuales productores ejecutivos del programa, se incorporaron más tarde al conjunto de guionistas).

Si bien el compromiso de los guionistas para crear el mejor guión cinematográfico posible para los Simpson era inquebrantable, no se tomaron en serio la designación de "estrellas". "No era que cada minuto de nuestras reuniones fuera algo espectacular", dice, riéndose Al Jean. "Como cualquier grupo de ‘estrellas’ tuvimos fallos y aciertos". Con todo, cada uno de ellos aceptó la oportunidad de colaborar en una película esperada desde hacía mucho y protagonizada por los personajes que ellos habían contribuido a dar forma.

Para estos guionistas, trabajar en Los Simpson tenía un eco emocional además de creativo. "Resultaba increíblemente emocionante estar trabajando en una película y tener el honor de haber sido seleccionado para escribir el guión", asegura Mike Reiss. "Más emocionante que hacer la película era estar en una sala con ese grupo de personas" repite Jon Vitti. "Era un privilegio ver a esta gente trabajar cada día – y una pesadilla simplemente horrible tratar de mantener su ritmo". David Mirkin añade: "Era sensacional volver a estar juntos, porque hay una energía muy específica, muy especial cuando todos nos reunimos. No obstante, también era una energía muy morbosa".

Los guionistas estaban tan metidos en los personajes, y tan resueltos a crear una película digna de "Los Simpson" que, al menos en sus primeras sesiones, les costó elaborar un primer borrador. "Nos preocupábamos tanto que, al principio del proceso de redacción, estábamos excesivamente tensos" dice Brooks. "Nos costó un año sólo relajarnos y empezar a divertirnos de la forma como siempre lo habíamos hecho con el programa".

Finalmente, los guionistas idearon un esbozo de guión cinematográfico que Brooks aprobó. A continuación, desmenuzaron el esbozo en siete partes, con Jean, Scully, Mirkin, Reiss, Meyer, Swartzwelder y Vitti trabajando por separado, escribiendo cada uno de ellos unas 25 páginas. Se reunieron pasado un mes y armaron los siete “capítulos”, creando un primer borrador muy elemental.

A ello le siguieron dos años de reescrituras, que abarcaron al menos cien borradores de guiones. Fue un proceso extenuante y meticuloso. "Aun cuando la película tiene una duración triple a la del programa de televisión, resultó cientos de veces más difícil de escribir", explica David Mirkin.

"Mordimos un montón de lápices y encargamos montones de pizzas a altas horas de la noche para proseguir con la empresa", añade Matt Groening. "Siempre fue cuestión de escribir y reescribir, poniendo el acento en reescribir. Siempre andábamos haciendo pequeños ajustes al guión y jamás dejamos de tratar de idear una línea o una escena mejor".

"Estábamos decididos a seguir reescribiendo hasta que los animadores fallecieran de agotamiento", dice, bromeando, el guionista Matt Selman. "Si no hubiéramos tenido una fecha de estreno, aún seguiríamos trabajando en ello".

Todos agradecieron que James L. Brooks hubiera vuelto a la sala de redacción. Brooks fue director del programa en los primeros años de la serie, trabajando posteriormente como inspiración y asesor de los guionistas del programa. ("La serie fue mi primer empleo a tiempo completo en tres años y, desde entonces, ha sido un empleo a tiempo parcial", comenta). Para la película, Brooks volvió a relacionarse con los personajes y el mundo que él había contribuido a desarrollar. "La participación de Jim es el gran secreto de la película”, afirma Mike Reiss. “Nos hizo pasar por tantas revisiones que soy incapaz de contarlas. Ésta es la forma de trabajar de Jim – trabaja hasta que le arrancan el guión de las manos".

"Tuvimos que ampliar nuestra forma de pensar y salir de la estructura de 20 minutos propia de la narración de comedias de situación", añade Mike Scully. "Y es ahí donde contamos mucho con Jim porque él ha realizado tantas grandes películas. Los Simpson exigió que reajustáramos la forma de contar historias propia de ‘Los Simpson’, y Jim tuvo una enorme influencia en esa área".

"Jim trabajaba más que cualquiera de nosotros", afirma John Swartzwelder, autor de más guiones de la serie que cualquier otro guionista. "Resultaba asombroso verle crear esas rarezas que nosotros incorporaríamos a la película para ver si funcionaban".

"Fue una emoción increíble trabajar en una película junto a Jim Brooks", resume Al Jean. "Yo diría ‘una vez entre un millón’, aunque espero que haya más".

Varios de los guionistas atribuyen a Brooks el mérito de asegurarse de que el guión incluyese latidos emocionales importantes. Pero el mismo Brooks afirma que la comedia, la acción y la emoción del argumento tienen idéntica importancia. "No hay nada más importante para la franquicia de los ‘Simpson’ que lograr cuantas risas sea posible e incluir grandes piezas de repertorio", explica. "Y esto hizo que la emoción de crear un argumento resultara más retadora. Siempre empezamos con las risas. Pero necesitábamos esa emoción que sostiene los chascarrillos y que lleva a los espectadores a preocuparse de lo que les sucede a los personajes".

Más que cualquier otra cosa, Brooks buscó el tono adecuado para la película. "Tono es la palabra que describe todo lo que andábamos buscando", dice Brooks. "Uno echa todos los ingredientes en la olla – argumento, emoción, chistes – pero el resultado final de todo ello es el tono. Siempre es lo más importante en una película".

La búsqueda del tono adecuado se extendió más allá del proceso de realización del guión y la animación de la película, que duró dos años. Hans Zimmer, que compuso la partitura de Los Simpson, también hizo aportaciones tonales clave. "Hans participó en gran medida en la búsqueda del tono correcto, proporcionándonos un punto de vista fresco, después de los años que habíamos dedicado a la película", añade Brooks.

En una sala llena de escritores que trabajaban infatigablemente para crear el mejor guión cinematográfico posible, ninguno trabajó más duro que Al Jean, que tenía el hercúleo trabajo de dirigir el programa y trabajar como productor-guionista de la película. "No puedo pensar en nadie más que pudiera haberse encargado del programa y la película al mismo tiempo", asegura, maravillado, el guionista Ian Maxtone-Graham. "Es un testimonio de la asombrosa capacidad mental de Al. En un momento dado estaría revisando un esquema visual para el programa a la vez que nos dirigía la mirada y lanzaba una idea para la película".

Acerca de la familia Simpson
Homer Simpson
Es un hombre sencillo. Un hombre que a través de un proceso extenuante de pruebas y errores, ha demostrado que incluso las metas más altas que uno se plantea son alcanzables — siempre que uno las coloque lo suficientemente bajo. Homer domina a la perfección los pormenores de su empleo en la Planta de Energía Nuclear de Springfield, habiendo sido despedido y vuelto a contratar para el mismo puesto innumerables veces. A pesar de que Homer es a menudo la piedra estúpida que bloquea las ruedas de las enloquecidas maquinaciones del señor Burns para lograr más dinero, el señor Burns nunca es capaz de recordar el nombre de Homer.

Homer está igualmente atrapado en medio de un clásico ciclo generacional de paternidad. Habiendo sido constantemente corregido y menospreciado por su padre, Homer se esfuerza por dar su apoyo a su propia familia colmándoles de indiferencia y vagas expresiones de cariño. En consecuencia, Lisa se siente excluida, Bart se comporta de forma antisocial y, por lo que afecta a Homer, Maggie raras veces puede decirse que exista. Pero Homer siente un profundo amor y una intensa devoción hacia su esposa y sus hijos… cuando se le ocurre tal cosa. Cuando Marge se niega a escarbar en el vertedero, Homer promete traerle algo bonito. A decir verdad, Homer pasa todo el tiempo que puede cantando las alabanzas de Marge entre rondas de cerveza en la Taberna de Moe. Bueno, si es que logra recordar la letra de ese canto de alabanza.
La Taberna de Moe es la hogareña segunda casa de Homer; un lugar en que le reciben con los brazos abiertos tanto los que le desean el bien como quienes le desean el mal, siempre que invite, lo que no sucede a menudo; un lugar donde puede relajarse, rascarse con sus llaves, sonarse la nariz con la camisa y beber vaso tras vaso de cerveza rica, rica. Un lugar donde, después de unos pocos tragos y de uno o dos huevos en escabeche, cualquier cosa parece posible, hasta sus descabellados planes para enriquecerse rápidamente. Después de todo, la vida es demasiado corta para hacerse rico lentamente.

Marge Simpson
Detrás de cada gran hombre se halla una gran mujer. Marge simplemente fue atrapada haciendo la cola equivocada. Marge es el centro emocional de la familia, la dulce, azucarada gelatina de la rosquilla de los Simpson. Como tal, es incomprensiblemente comprensiva, implacablemente optimista y presta un apoyo que es alarmante. Sus extraordinarias habilidades para llevar una casa obran milagros. Puede convertir viejos huesos de pollo en collares; sobras, en guisos y una invasión de hormigas bravas en un circo de insectos tan educativo como divertido.
Aunque Homer es egocéntrico, se olvida de los cumpleaños, los aniversarios y los día de fiesta (religiosos y laicos), mastica con la boca abierta, juega y se junta en la Taberna de Moe con una panda de sórdidos elementos de los bajos fondos, Marge se le mantiene fiel. Debe ser amor. Y, además, Homer la necesita desesperadamente, la ama profundamente y se esfuerza al máximo para darle todo lo que necesita, en las pocas ocasiones en las que no piensa en sí mismo. En medio de las incontables meteduras de pata de Homer, Marge nunca pierde la esperanza, sustentada por su inacabable colección de frases que guían su vida (a saber: "La mayoría de las mujeres te llamarán boba por pensar que puedes cambiar a un hombre — pero esas mujeres son unas rajadas").

Marge puede sentir miedo a lo desconocido, pero sus firmes convicciones morales le han permitido superar su necesidad de conformarse. Ello ha impulsado sus campañas, realizadas sin ayuda de nadie, contra el Monorraíl de Springfield; para frustrar la candidatura a gobernador del señor Burns, y para poner fin en poco tiempo a la violencia en los dibujos animados de "The Itchy & Scratchy Show", financiando a S.N.U.H., (Vecinos de Springfield a Favor de la No Violencia, la Comprensión y la Ayuda). Pero el grueso de su energía se dedica al cuidado de su familia. Una tarea abrumadora, porque a pesar del amor que siente por ellos, la deja hecha unos zorros. Pero, como Marge diría, los Simpson no pueden permitirse elegir.

Bart Simpson
Bart quiere tenerlo todo y, habitualmente, consigue lo que desea, que a menudo es más de aquello con lo que contaba. Aunque muchos acusen a Bart de depender en exceso de su segundo padre, la televisión, tiene muchos intereses aparte de ella, como comer helado delante del centro de adelgazamiento, perfeccionar el arte de escupir y sentarse en el tejado con un bate de béisbol para alejar a los OVNIS. Descartado por muchos como un alborotador impenitente, Bart mantiene cada día una feroz lucha con su conciencia. En realidad, su máximo temor es que su buena conciencia acabe siendo más fuerte que él.

Bart es una persona práctica. Vive en el presente, parándose raras veces a considerar las consecuencias de su insaciable curiosidad. Alimentadas a menudo por la almibarada exquisitez de un Squishee del Kwik-E-Mart, las energéticas aventuras de Bart mantienen a la familia alborotada. El trato con él puede ser toda una lucha. Homer se esfuerza por no perder la calma; Lisa se esfuerza porque le presten atención y Marge, por apartar los dedos de Homer de la garganta de Bart. Por otra parte, Bart comparte la afición de Homer por la comida basura, la conducta descuidada, y las bromas; admira, y a veces se apoya, en la inventiva y el cerebro de Lisa, y aprecia la cocina de Marge y su amor a toda prueba.

La carrera de Bart en la Escuela Elemental de Springfield es igualmente tempestuosa. Junto con su amigo íntimo y alma gemela, Milhouse; el cerebrito Martin Price; el abusón Nelson y una caterva de otras mentes jóvenes y escasitas, Bart hace que la vida resulte fácil de abandonar para la señora Krabappel, su profesora de cuarto curso. Ha sido candidato al puesto de presidente de la clase con el programa “Más Amianto”; ha sustituido las píldoras de control de natalidad de la señora Krabappel con Caramelos de Menta; se ha burlado abiertamente del Director Skinner usando su pseudónimo de graffiti, El Barto, y ha incitado a los alumnos a rebelarse con su camiseta de "Abajo la Tarea". Sus sentimientos acerca de la escuela podrían quedar mejor recogidos en uno de sus sueños favoritos, en el que la Escuela Elemental de Springfield es devorada por hormigas mecánicas gigantes.

Lisa Simpson
Es un modelo de buena conducta, ciudadanía y creatividad. En consecuencia, le resulta difícil encajar en cualquier sitio. En casa, es la conciencia familiar de los Simpson, la aleccionadora voz de la corrección política y el alma de la razón. Por tanto, la ignoran. A no ser que, naturalmente, su inteligencia pueda ser utilizada para promover uno de los disparatados planes de Homer o de Bart. En busca de comprensión y aprecio, Lisa se dirige a la Escuela Elemental de Springfield, donde espera que sus singulares capacidades no pasen desapercibidas. Y no pasan. Sus profesores premian su inteligencia, su sensibilidad y su talento con Sobresalientes y con una completa indiferencia. Sin embargo, sus compañeros de clase, son de todo menos indiferentes, poniéndole motes como "Cabeza Puntiaguda Poindexter", "Pazguatoide" y "La Reina del Cerebro".

Lisa encauza su tristeza y su desilusión hacia la música del saxofón, en la que, bajo la guía espiritual de su mentor, Murphy Encías Sangrantes, ha compuesto joyas como "Blues de Machacada por la Bola Esquivada", "Blues de la Minúscula Paga", y "He Sido Buena Durante Tanto Tiempo que Me Parece Mal". Sus otras pasiones abarcan ponis, ver los "Pequeños Elfos Felices", llamar a "La Línea Caliente de Corey", y estudiar las vidas de mujeres que han resistido la dominación del patriarcado. Sus considerables logros incluyen la puesta en práctica del alarmantemente exitoso programa de reciclado de Springfield; ser portera estrella de hockey para niños y hallar un uso práctico para la geometría.

Aun cuando Lisa consigue mucha menos atención por sus logros que Bart por sus trastadas, ella es a menudo la devota e impagable aliada de Bart. Le ha ayudado a frustrar los diabólicos planes de Diversión Bob, a descubrir el zen en el arte del golf en miniatura y a poner a punto sus habilidades en la lucha con comida sirviendo de blanco. Tal y como Bart admite a regañadientes, Lisa tiene el cerebro y el talento para llegar hasta el final, diga lo que diga cualquiera. Y cuando lo hace, Bart estará allí mismo para pedir dinero prestado.

Maggie Simpson
Es el centro tranquilo del caos del hogar de los Simpson. Soporta pacíficamente los peculiares remedios caseros de unos abuelos chochos, lleva novedades de moda para bebés de dudoso gusto y pasa cortos espacios de tiempo en el aire. Todo ello si una sola palabra de queja. Las cosas podrían cambiar, sin embargo, cuando Maggie aprenda a hablar. Por más que nadie la escucharía. Cuando queda confiada al cuidado de Homer, Maggie tiene libertad para hacer casi cualquier cosa que se le antoje, como beber del plato del perro, examinar las maravillas de la maquinaria pesada y disparar a Charles Montgomery Burns. Maggie se relaciona mejor con aquéllos que la comprenden. En consecuencia, sus mejores amigos son Bola de Nieve II y el Pequeño Ayudante de Santa Claus. Incluso en una ocasión estableció lazos afectivos con una manada de osos grises salvajes.

La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora The Simpsons Movie.