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The dead girl cartel reducidoThe dead girlDirigida por Karen Moncrieff
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Una chica ha aparecido muerta y a lo largo de 5 historias que aparentemente no guardan relación se desentramará el misterio del asesinato, descubriéndose también las carencias de muchas de las vidas que han rodeado el suceso.

“La Extraña" es la mujer (Toni Collette) que encuentra el cuerpo. La publicidad suscitada por el descubrimiento le genera una vía de salida para escapar del control de su abusiva madre (Piper Laurie) y establecer una extraña relación con el misterioso Rudy (Giovanni Ribisi).

"La Hermana", una estudiante de Anatomía Forense (Rose Byrne), se encuentra entre dos aguas: la presión de su madre (Mary Steenburger) para que conserve la esperanza de que su hermana desaparecida hace años regresará a casa y su propio anhelo de seguir adelante con su vida. Cuando examina el cadáver de la chica muerta, está convencida de que ha hallado el cuerpo de su hermana desaparecida, lo cual le quita un gran peso de encima.

“La Esposa” (Mary Beth Hurt) está atrapada en una intensa relación de amor/odio con su marido (Nick Searcy). Un terrible descubrimiento sobre su conexión con el asesinato de la chica la obliga a hacer frente a lo que creía que sabía acerca de él… y de ella misma.

“La madre” (Marcia Gay Harden) busca respuestas acerca de la vida de su hija fugada y se enfrenta a una serie de revelaciones que cambiarán el curso de su propia vida. En su búsqueda cuenta con la ayuda de otra chica con problemas, la prostituta (Kerry Washington) que vivía con su hija.

“La Chica Muerta” (Brittany Murphy) es como una bola de fuego: hiperactiva, volátil, autodestructiva y sujeta a ataques de incontrolable ira. También tiene un lado inocente y pueril. Sueña con mejorar su vida y ser una buena madre para su hija.


La Extraña
Arden (Toni Collette) tiene una vida solitaria y aplastada por su madre, abusiva e inválida (Piper Laurie), a quien dedica las 24 horas del día. Un día, mientras pasean por el campo, Arden halla el cuerpo desnudo de una chica joven. En lugar de mostrar repulsa por el cuerpo mutilado, Arden parece fascinada e impactada por lo que encuentra –quizá aquello le ha hecho incluso abrir los ojos. Tras notificar el hallazgo a la policía, los medios de comunicación van a su encuentro y ella empieza a atraer la atención de otras personas, gente para la que antes era invisible, incluyendo un tendero de la verdulería llamado Rudy (Giovanni Ribisi), quien le pide para salir.

Antes de que Arden pueda acordar una cita con Rudy, su madre la hace una cruel observación, y le recuerda ellas dos están unidas por un oscuro secreto, un secreto del que nunca hablan. Arden responde a las palabras de su madre con una furia que hacía años que tenía enterrada, hasta el punto de casi matarla. Horrorizada por lo que ha estado a punto de cometer, Arden sale huyendo de su casa.

Buscará refugio en Rudy. Al salir por la noche, él comparte su fascinación por los asesinos en serie y su conocimiento de la chica muerta. Al principio parece que Arden está en peligro, pero de alguna forma ella le da la vuelta a la situación y toma las riendas con sus propios asuntos oscuros.

A la mañana siguiente, Arden descubre que se ha despojado de su fascinación por los muertos y le dice a Rudy que no quiere volver a hablar de asesinos en serie. Cuando la pareja emprende la marcha para irse de la ciudad, Arden se detiene a realizar una última llamada –para asegurarse de que su madre está bien– antes de recuperar por completo la libertad.


La Hermana
Leah (Rose Byrne) es una estudiante de Anatomía Forense que trabaja en prácticas en la morgue municipal. La hermana de Leah, Jenny, desapareció misteriosamente cuando era una niña y no se sabe nada de ella desde hace 15 años. Su madre, Beverly (Mary Steenburgen), y su padre, Bill (Bruce Davison), se niegan a abandonar la esperanza. Leah ha llegado a aceptar que probablemente su hermana está muerta, pero mientras no tenga la certeza sus heridas emocionales no podrán comenzar a cicatrizar.

Cuando Leah prepara el cuerpo de una chica no identificada para la autopsia, observa algo que parece una marca de nacimiento y está convencida de que aquella chica es Jenny. La evidencia no será inequívoca hasta que comparen los registros dentales, pero Leah está segura de haberse librado de la pesadumbre sobre su hermana arrastraba desde hacía tantos años.

Finalmente decidida a seguir adelante con su vida, Leah asiste a una fiesta y conecta con su compañero de trabajo Derek (James Franco. Por primera vez experimentará un poco de felicidad, intimidad y normalidad. Pero su alegría durará poco, ya que al revelarse la identidad de la chica muerta se prueba mucho más de lo que la familia puede soportar. Leah se hunde de nuevo en su eterna depresión. Se ve de nuevo en el pozo donde había permanecido tantos años, mientras su madre le cuenta sus planes de contratar a otro detective privado, lo que resultará en una nueva búsqueda totalmente inútil. Leah reúne las fuerzas para decirle a su madre la verdad e intentar sacar a la familia de la maldición provocada por sus propios mitos y ficciones. Aquella noche, más que dejarse llevar por la profunda depresión, Leah organiza su propio homenaje en privado. Al terminar, Rose se da cuenta de que la catarsis que esperaba no llega. Devastada y sola, usará un último esfuerzo para pedir la ayuda que tanto necesitaba.


La Esposa
Ruth (Mary Beth Hurt) y su marido Carl (Nick Searcy) viven en una caravana, cerca de los contenedores de almacenaje que Carl gestiona. Carl suele salir a media noche a efectuar transportes y a veces no regresa en varios días. Ruth está segura de que su marido va de prostitutas, lo cual la hace sentirse abandonada y menospreciada. Mantienen una rutina en la que ella le insulta y él le pide perdón, grita y se va.

A la mañana siguiente de la última partida de su marido, Ruth descubre una misteriosa cajonera dentro de un contenedor que se suponía vacío. Al cabo del rato, al volver al trastero, ella abre una de las múltiples bolsas de plástico que hay en los cajones y encuentra unas ropas ensangrentadas y desgarradas, y un carnet de conducir con la foto de una muchacha de cara angelical –una foto que ya había visto anteriormente en un artículo sobre asesinos en serie.

Cuando Carl regresa a casa por la noche, Ruth se enfrenta pasivamente a él con un recorte de periódico que identifica a la última víctima de un asesino en serie. La joven de la foto es la misma que la del carnet de conducir que Ruth había descubierto. De repente, la vida amarga y tranquila que llevaban Ruth y Carl está a punto de dar un vuelco.


La Madre

Cuando la policía identifica la chica muerta como una muchacha fugada llamada Krista (Brittany Murphy), su madre Melora (Marcia Gay Harden) se dirige de Washington a Los Angeles para identificar el cuerpo. En la comisaría, Melora consigue ver la última dirección conocida de Krista. Es un motel, y se dispone a visitarlo.

Allí encuentra a la antigua compañera de habitación de Krista, una prostituta llamada Rosetta (Kerry Washington), y se entera de que el padrastro de Krista (el marido de Melora) ha abusado sexualmente de ella. Destrozada, Melora invita a comer a Rosetta para que le cuente más acerca de la vida de Krista.

A medida que Rosetta le va contando a Melora sórdidas historias de Krista, su relación con las drogas y sus intentos fallidos de desengancharse, a Rosetta se le escapa que Krista era madre de una niña llamada Ashley. Rosetta acompaña a Melora al diminuto apartamento donde Ashley pasa el día con otros niños. Actuando institntivamente, Melora le paga al cuidador lo que se debía y se lleva a la niña. Rosetta le pregunta a Melora si tiene pensado quedarse con la pequeña, una pregunta que hace detenerse a Melora.

De vuelta en el hotel de Melora, Rosetta observa a Melora bañando a Ashley. Cuando la niña está dormida, Rosetta dice a Melora que ella se habría quedado con Ashley, pero que “no podía hacerse cargo de un niño”. Melora, apreciando el sentimiento de culpa de Rosetta, se da cuenta de que su hija y Rosetta eran algo más que compañeras de habitación… eran amantes.

Por la mañana, Melora ofrece a Rosetta un lugar donde quedarse. Rosetta rechaza la invitación, atrapada por la incapacidad de ver una vida mejor para ella misma. Melora regresa a casa llevándose consigo una imagen más clara del pasado y una visión de esperanza para el futuro.


La Chica Muerta

En una juguetería, Krista (Brittany Murphy) compra un gran conejo rosa para regalárselo a su hija, Ashley, quien al día siguiente cumplirá tres años. Krista le pide a su cliente habitual, Tarlow (Josh Brolin), que le lleve a Norwalk, donde vive Ashley, pero éste se niega y en su lugar le regala un collar.

De regreso a casa de Tarlow, Krista le cuenta que en sus cumpleaños nunca ha tenido lo que había querido cuando era una niña, y que quiere que eso sea diferente para Ashley. En casa de Tarlow, Krista le lava la ropa, le hace un servicio a Tarlow, envuelve el peluche para regalo y le escribe una tarjeta a su hija: “Mamá te quierre mucho”. Pero, de repente, Tarlow le dice a Krista que tiene que ir temprano a trabajar porque “algo está pasando”. Krista se enfurece y le propina insultos y acusaciones, enfadada porque decepcionará a su hija.

Krista vuelve al hotel y toma prestada la moto del director del establecimiento (Lee Von Ernst). Ya en su habitación, se encuentra que su compañera, Rosetta, ha ufrido una brutal paliza por parte de Tom (Dennis Keifer), uno de sus clientes. Krista agarra el regalo de su hija y se marcha furiosa.

Al pararse ante su coche para dañarlo a modo de venganza, Krista se enfrenta con él y se enzarzan en una pelea. Krista le gana y le advierte que se aleje de Rosetta.

La euforia de Krista al ganar a Tom desaparece cuando la moto se avería en la carretera. Krista acude a una cabina telefónica para llamar a Rosetta y decirle que nadie le volverá a hacer daño, con la promesa de empezar de cero en un lugar mejor. Haciendo auto-stop, Carl recoge a Krista. Él accede a llevarla a Norwalk, pero le dice que primero realizarán una parada.