Cervantes ha pasado a la posteridad como el mejor novelista de todos los tiempos y es el embajador de la literatura castellana en todo el mundo: entonces, ¿cómo se explica, tal y como dice su primer biógrafo, que fuera tan criticado y burlado por otros escritores de su época y tan poco querido en Castilla? ¿Se podría deber a una vinculación política y religiosa, que se enfrentaba a la visión centralista y fundamentalista de la España imperial del momento? ¿Cuál fue el motivo, todavía oculto, por el cual este autor también fue censurado? Conciente de ello, él mismo nos avisa desde las páginas de El Quijote, con sabia ironía, que él no es el escritor sino el historiador árabe Cide Hamete Benengeli, censor que retocará su obra para depurar el sentido. La verdad es, que una nueva lectura de este texto inmortal, puede originar muchas dudas y enigmas sobre la verdadera personalidad e ideas políticas de este artista, víctima de una época que no le fue muy propicia.