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La soledad cartel reducidoLa soledadDirigida por Jaime Rosales
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Festival Internacional de Cine de Cannes 2007. Seccion Oficial de Un certain regard.

Nota de producción
La soledad, segunda película de Jaime Rosales, ha sido afrontada desde sus inicios con el mismo espíritu de rigor, dedicación y ambición artística que su anterior película Las horas del día. Para su realización, se ha contado con la gran mayoría de los colaboradores que participaron en la anterior película. Han repetido Enric Rufas en el guión, Oscar Durán en la dirección de fotografía, Eva Valiño a cargo del sonido, Nino Martínez como montador, María José Díez a cargo de las labores de producción.

Para contar los fragmentos que componen las historias de Adela y Antonia se ha realizado un casting siguiendo el criterio de una búsqueda de rostros poco conocidos por el gran público, pero de gran solvencia interpretativa. El objetivo ha sido lograr un elenco muy transparente que facilitara la adhesión del público y un tipo de actor que se sintiera cómodo introduciendo pequeñas improvisaciones dentro de las escenas descritas en el guión.

El rodaje de la película se llevó a cabo en el verano del 2006 durante siete semanas en exteriores e interiores naturales en los pueblos de Sabero y Cistierna, en la provincia de León, y en Madrid capital. La película se ha rodado en 35mm para luego ser escaneada digitalmente. Desde la fase de desarrollo, el proyecto contó con el apoyo de numerosos organismos e instituciones nacionales e internacionales.

Bio-filmografía del director
Jaime Rosales, (Barcelona, 1970), director y guionista.

Después de estudiar la carrera de ciencias empresariales en ESADE, y tras varios trabajos en cine y televisión, obtiene una beca en 1996 para estudiar cine en la prestigiosa Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV) y otra en 1999 para estudiar en la Australian Film Television and Radio School (AFTRS) en Sydney. A su regreso de Sydney trabaja como guionista para televisión hasta marzo del 2001, fecha en la que arranca actividades la productora Fresdeval Films. Tras el éxito de su primer largometraje, LAS HORAS DEL DÍA presenta ahora LA SOLEDAD, su siguiente proyecto de largometraje, desarrollado con el apoyo de la Cinéfondation del Festival de Cannes y del CineMart del Festival de Rotterdam.

Filmografía
Las horas del día (2003)
Quincena de Realizadores - Cannes 2003 – Premio FIPRESCI de la Crítica Internacional

La soledad (2007)

Nota del director
Todo empieza con una emoción. Una emoción difusa sobre la vida, sobre el mundo que nos rodea, sobre cómo nos relacionamos los unos con los otros. Esa emoción se transforma en una necesidad de hacer una película; en compartir con el espectador una serie de inquietudes, una cierta angustia también. La muerte está, de alguna manera, en el centro de esa angustia. Estamos diseñados para sufrir y también para superar el sufrimiento. Somos seres duros y sensibles, pero al final, nuestra dureza supera nuestra sensibilidad. La película retrata momentos de dureza y momentos de fragilidad en la vida de los personajes. Al final, la vida continúa siguiendo su curso a través del tiempo.

Me interesan las relaciones humanas; me llama mucho la atención la forma extraña en que tenemos de tratarnos los unos a los otros. Hacemos bromas sobre cosas serias. Escondemos nuestras intenciones para lograr engañar al otro y lo que logramos de esta manera es confundirnos más de lo que lo estábamos. Podemos llegar a odiar a las personas que más nos quieren. Le damos mucha importancia al dinero. El dinero está presente en casi todas nuestras acciones, en casi todas nuestras conversaciones. En general, creo que tenemos buenas intenciones los unos sobre los otros aunque no siempre somos capaces de mostrar lo que pensamos y sentimos realmente.

Estamos acostumbrados a que una película cuente una historia. En esta película se cuenta la historia de dos mujeres: Antonia y Adela. El relato avanza a partir de las cosas que les van pasando a una y otra. Las emociones que se desprenden de lo que hacen o lo que dejan de hacer y la manera en que se relacionan con los personajes de su entorno forman la columna vertebral de la película. Pero, desde mi punto de vista, realizar una película no consiste únicamente en tejer una historia mediante una tecnología audiovisual. Sin renunciar al placer que proporciona el relato, el director de cine tiene el deber de añadir otras dimensiones a su obra. La creación cinematográfica pasa por encontrar nuevas formas de percepción. Encontrar maneras nuevas de mostrar imágenes o enlaces entre imágenes. Aunque se corra el riesgo de fracasar, hay que intentar ir más allá. Ahí es donde entra la polivisión.

La polivisión
La polivisión ha consistido en dividir la pantalla (formato cinemascope) en dos mitades iguales. Cada mitad corresponde a un punto de vista diferente sobre una misma escena. A veces se trata de dos ángulos sobre un mismo espacio (por ejemplo la cocina de una casa vista desde dos posiciones distintas). Otras, una visión simultánea sobre dos fragmentos de un espacio escénico más amplio (por ejemplo, el comedor y el salón de un apartamento sobre el que los personajes vienen y van).

La idea detrás de la polivisión ha sido crear un código homogéneo a partir de un conjunto de reglas cuya función es aportar un sistema de percepción distinto al del formato natural. El reto y la dificultad han consistido en lograr un cierto distanciamiento y ruptura respecto a la lectura natural sin que dicha ruptura constituya un freno al tránsito de emociones. Alrededor del 30% del metraje total está rodado en polivisión.

Nota de Sonia Almarcha
Interpretar el papel de Adela ha sido un gran regalo para mí. Me siento muy privilegiada de haber podido ponerme en la piel de esta mujer. Adela es una mujer valiente, decidida, que apuesta por cambiar su vida. Es una madre que se ha criado sin la suya y que ama a su hijo y no se conforma. Es una mujer sola, poco habladora. Una mujer a la que el silencio no le asusta; se siente a gusto en él. Creo que la entiendo bien, entiendo sus ganas de vivir, su amor a su hijo, su seguridad. Yo tampoco me conformo, si algo no me gusta y no me siento bien, me muevo. Busco otro camino. Yo, como ella, apuesto por seguir adelante, aunque en sus circunstancias no se si sería tan fuerte.

Antes de empezar los ensayos tenía marcadas varias escenas que me asustaban bastante. Eran escenas muy delicadas de contar, como si tuviesen una medida justa que había que enganchar. No te podías pasar ni quedarte corto. Las escenas en polivisión fueron un caso aparte; planteaban bastantes dificultades. Había que sincronizar todo de tal manera que requería una concentración brutal. Teníamos que combinar la técnica, que era muy compleja, con todo lo que me estaba pasando en las escenas, que era muy potente. Hacía tiempo que no tenía la sensación de aprender tanto trabajando. Desde que terminé la película, he pensado que más allá del resultado me siento muy plena con lo que he vivido, creo que lo he hecho con mucho amor y mucha entrega, y eso ya lo tengo.

Nota de Petra Martínez
Cuando leí el guión me emocioné en muchos momentos y también me pregunté muchas cosas sobre mí misma. Las historias que cuenta, son situaciones muy creíbles, desgracias de la vida misma. El personaje de Antonia es un personaje corriente; una persona que puedes encontrar en la calle, debajo de tu casa. Yo diría que es un personaje tan corriente que hay algo en ella que te suena familiar. En Antonia veo la síntesis de lo que es una madre. Lo hace todo por sus hijas; sufre en silencio; se preocupa por cada una de ellas; está siempre disponible. Ese amor por los hijos es algo que comprendo muy bien, algo con lo que me identifico claramente.

Los actores nos llevamos muy bien entre nosotros y lo pasamos muy bien. Todo el equipo era fantástico.