Cinemanía > Películas > Reflejos > Comentario
Destacado: Llega a las salas de cine 'Cazafantasmas: Imperio helado'
Reflejos cartel reducidoReflejos(Mirrors)
Dirigida por Alexandre Aja
¿Qué te parece la película?

Remake de la película coreana Geoul Sokeuro (El otro lado del espejo).

Desde los cuentos tradicionales a los cuentos de hadas, desde la superstición a la religión, las leyendas relacionadas con los espejos siempre han tenido que ver con el mundo oscuro.

Los romanos otorgaban a los espejos el poder de reflejar el alma del individuo y de afectar a su bienestar. Esto, unido a su creencia de que la vida se renueva cada siete años, derivó en la vieja leyenda de que el que rompe un espejo tiene por delante siete años de mala suerte.

En el cine y la literatura, el espejo actúa como símbolo de vanidad, como temerario método para acceder a la verdad o como medio para viajar a otra época y lugar. La religión judía conmina a que todos los espejos de una casa sean tapados ante la muerte de un ser querido, por temor a que el fallecido se sienta confundido por la superficialidad de la belleza y del mundo material.

Pero estos edificantes cuentos contra el narcisismo y la mala suerte palidecen en comparación con el fenómeno más comúnmente asociado a los espejos: la muerte.

Impregnado en distintas culturas, desde Roma al Lejano Oriente, forma parte de la tradición común considerar a los espejos como entidades malévolas que atrapan el espíritu de los seres vivos –por tanto, causan la muerte–, o que aprisionan las almas de los muertos antes de que puedan alcanzar su vida posterior, estando condenadas esas almas a la esclavitud eterna. (También se dice que un vampiro no puede ver su imagen reflejada porque es una criatura perteneciente a los no muertos que ya ha perdido su alma).

Que la asociación entre espejos y muerte ha perdurado a lo largo de generaciones y que se ha propagado en todas las sociedades del mundo se evidencia no sólo en la compleja relación del hombre con La Gran Desconocida, sino también con su reflejo.

"Los espejos nos desafían de forma natural a mirar dentro de nosotros mismos", observa Kiefer Sutherland. "Es complicado contemplarse uno mismo. No tiene nada que ver con lo atractivo que puedas ser. A nivel físico, pero también a nivel espiritual, es difícil mirarte en un espejo. Dependiendo de lo que veas, te puedes asustar mucho".

Los elementos más oscuros de esta leyenda colectiva se reinventan para el siglo XXI en "Reflejos", la terrorífica historia de un desorientado ex policía que tiene que salvar a su familia de una violenta fuerza del mal que utiliza los reflejos de los espejos para aterrorizarlos.

Al desarrollar este filme para New Regency, remake de la película "El otro lado del espejo", realizada en Corea del Sur en el año 2003, la productora Alexandra Milchan se dio cuenta de su potencial para llevar a cabo un sólido thriller psicológico, al estilo de la película "El resplandor".

"Además de la estética de terror ya planteada en el filme original, en las leyendas sobre espejos hay algo universal y extraordinariamente interesante que proporciona una buena base para una producción dramática de calidad", dice Milchan, productora de películas como "Goodbye Lover" y "Righteous Kill."

Milchan se puso en contacto con el director y guionista Alexandre Aja ("Las colinas tienen ojos", "Alta tensión") para que aportara al proyecto su audaz estilo y su visceral forma de contar.

"Buscaba un proyecto que me permitiera explorar el miedo de una manera diferente", dice Aja, que se constituyó como una nueva y poderosa voz dentro del genero de terror con el fulminante éxito del cine francés "Alta tensión" y con "Las colinas tienen ojos", su macabro remake del thriller de 1977 sobre de la lucha emprendida por una familia para sobrevivir a la brutal masacre de unos caníbales mutantes.

En la esencia de "El otro lado del espejo", la historia de un detective que investiga una serie de horribles asesinatos relacionados con espejos, Aja encontró lo que estaba buscando. "Todo el mundo tiene alguna relación con su reflejo", observa. "Es algo sobre lo que verdaderamente no pensamos pero que está ahí. A algunas personas les gusta mirarse al espejo; otras lo odian. Los espejos pueden mostrarnos nuestros traumas y la verdad que se esconde en nuestro subconsciente y que simplemente está esperando a ser descubierta".

Habiendo explorado con anterioridad los límites del sadismo en la naturaleza humana, Aja disfrutó la oportunidad de investigar el mundo sobrenatural. "El concepto era realmente original, y yo quería crear una historia a su alrededor que enfrentara al público consigo mismo y sus miedos de una forma que nunca hubieran imaginado", dice.

Junto a Gregory Levasseur, su co-guionista en "Alta tensión" y "Las colinas tienen ojos", Aja confeccionó una escalofriante y nueva narrativa para "Reflejos", basando la historia en la lucha de un hombre por su propia redención, que comienza como una búsqueda para juntar a su desunida familia y que rápidamente se convierte en una feroz batalla por salvar sus vidas.

"Todo se está descomponiendo a su alrededor", dice Aja de Ben Carson, un detective del departamento de Policía de Nueva York que ha sido suspendido por disparar fatal y accidentalmente a otro oficial de policía encubierto. "Ha perdido su trabajo. Ha perdido a su familia. Ha perdido su alma".

Consumido por la culpa y la ira, Carson ha provocado además el alejamiento de su mujer e hijos debido a su alcoholismo y a su inestable temperamento. "Se encuentra en el peor momento de su vida", comenta Sutherland del desorientado policía, que ha estado apartado de su familia durante meses, durmiendo en el sofá de su hermana y manteniéndose sobrio a duras penas.

"Ha estado evitando el pasado, eludiendo enfrentarse a sí mismo y a sus errores, no como policía, sino como esposo y padre", añade Milchan.

Fue la mezcla de terror con una buena manufactura y un auténtico drama familiar lo que atrajo a Sutherland. "Alex me contó una bonita historia", recuerda el actor ganador de un Emmy y un Globo de Oro, que primero se reunió con Aja para discutir el proyecto tras finalizar una larga noche de rodaje de la exitosa serie de Fox TV "24". "El género de terror siempre me ha interesado, pero lo que me atrajo de esta historia es que trata de una familia que está buscando desesperadamente la manera de volver a reunirse. Habla de segundas oportunidades. En esta situación tan extrema, un hombre se encuentra a sí mismo y se reencuentra con su familia. Cuando las cosas van peor, él saca lo mejor de sí mismo. Y eso fue lo que me sedujo".

Basándose en esa breve reunión que mantuvo con Aja, y antes incluso de ver "Las colinas tienen ojos", Sutherland estuvo de acuerdo en hacer la película. "Yo soy un jugador", dice. "Me gusta jugar a las cartas, apostaría a qué perro llega primero a la esquina, y en aquella reunión con Alex tuve una sensación verdaderamente intensa de que juntos íbamos a hacer algo muy especial. Tuve fe, y estoy muy satisfecho de no haberme equivocado".

Puede haber otros motivos por los que Sutherland se comprometió con REFLEJOS sin haber visto previamente el acreditado remake de Aja "Las colinas tienen ojos". "Me resulta muy difícil ver películas de miedo", admite. "Llevé a mi hija a ver ‘Buscando a Nemo’, y cuando el tiburón apareció en el barco tiré todas mis palomitas del susto. Mi hija tenía diez años entonces y se rió de mí".

"Yo sabía que Alex y Kiefer se llevarían increíblemente bien porque ambos son muy directos e intensos", indica Milchan. "Si nos fijamos en la esencia de su trabajo, Kiefer siempre se entrega al 150%. Tiene mucha capacidad de concentración y es honesto, y el público le quiere por eso".

Sutherland aporta su inconfundible intensidad al personaje de Ben Carson, un hombre a punto de perder todo lo que le importa. Deshecho y desesperado por reconstruir su vida, Carson se emplea como vigilante nocturno en los almacenes Mayflower… o en lo que queda de ellos.

Surgiendo en el cielo nocturno como si fuera un mohoso barco fantasma varado en una próspera ciudad, los almacenes Mayflower fueron en su tiempo símbolo de lujo y opulencia, hasta que un fuego los asoló y se llevó muchas vidas inocentes en el proceso. Cinco años han pasado desde el incendio, y el edificio Mayflower se encuentra enfangado en una maraña de batallas legales que le han supuesto el descenso a las tinieblas, suspendido en el tiempo como la extraña fotografía de una vida trágicamente interrumpida.

Al patrullar por las ruinas calcinadas de los almacenes, Carson vislumbra fugaces imágenes distorsionadas reflejadas en los enormes y fastuosos espejos que cubren las paredes. Lo que en un principio piensa que simplemente son extrañas alucinaciones, pronto se transforma en algo espantoso cuando los espejos muestran terribles y monstruosas visiones de un sufrimiento profundo.

Las imágenes son tan potentes y explícitas (gente quemándose viva, carne abrasada fundiéndose hasta los huesos) que Carson siente sus efectos como si él mismo estuviera siendo consumido por el fuego.

Pero el guión de Aja y Levasseur lleva el concepto original más allá de los espejos. ¿Qué ocurriría si una fuerza maléfica escondida dentro de nuestros propios reflejos –cualquier reflejo, en cualquier lugar– los utilizara como medio para aterrorizar a los seres humanos? "La idea de que todo un mundo puede existir en un plano distinto, obligándonos a observar nuestro mundo de otra manera, es una idea aterradora", dice Sutherland.

El factor miedo se ve incrementado exponencialmente ya que superficies cotidianas que producen reflejos –como ventanas, agua, pantallas de televisión, exteriores de acero inoxidable o marcos de cuadros– se convierten en mortíferos canales del mal. Sorprendentemente, Ben se encuentra luchando no solo contra sus propios demonios sino también contra los que han salido de su reflejo.

"Los reflejos simbolizan lo que podríamos ser capaces de hacer", dice Sutherland de esta doble temática. "Lo bueno y lo malo, nos reflejan a nosotros mismos en diferentes extremos. Y pueden obligarnos a hacer cosas que desearíamos no hacer".

REFLEJOS utiliza el poder que prodigamos a nuestra imagen como una forma de descubrir los miedos de nuestro subconsciente. "Puedes obcecarte en tu propio concepto de ti mismo y ver cosas en el reflejo de tu imagen que los demás no ven, cosas que realmente no existen", indica Paula Patton ("Hitch: Especialista en ligues", "Déjà Vu"), que interpreta a Amy, la descontenta esposa de Ben. "Como una chica anoréxica que ve a una persona gorda en el espejo, cuando en realidad su imagen refleja a una persona extremadamente delgada. Se refiere a la capacidad que tiene nuestra mente para crear la imagen que deseamos ver, por lo que los espejos nunca son un fiel reflejo de nosotros mismos".

Milchan cree que resulta un alegato social muy oportuno la incursión que Aja y Levasseur hacen de las distintas imágenes que de nosotros mismos damos en nuestra vida diaria. "Si observamos la arquitectura de Dubai, Nueva York o Las Vegas, toda ella está hecha de cristal, de espejos, de superficies brillantes", dice. "Los espejos y las superficies reflectantes que se muestran en la película representan nuestra cultura y el poder que ejercen en ella la vanidad y el dinero. ‘Estoy aquí, me reflejo en tu cara. Mírame’".

"Si de lo que intentas escapar es de tu imagen, eso es imposible en nuestra sociedad", concluye Sutherland. "Hay muchas superficies que te reflejan. Simplemente compruébalo. Paséate por un par de calles intentando no ver tu imagen reflejada en una ventana o en el agua. Es imposible. Y eso le produce a Ben una sensación de paranoia, sentimiento que a un actor le encanta interpretar".

En la vida real, a Sutherland no le gustan los espejos. "Tengo uno en el baño y creo que tengo otro en el armario, simplemente para asegurarme de que llevo los calcetines emparejados, pero, aparte de eso, no me gusta mirarme mucho en el espejo", dice. "Es muy raro que tengas que mirarte al espejo mientras estás trabajando. Y eso fue un aspecto muy interesante en la realización de esta película".

Cuando Carson investiga la misteriosa muerte de un guarda de seguridad de los almacenes Mayflower y su posible conexión con los amenazantes espejos, la fuerza maléfica, que hasta entonces le había tenido a él como objetivo, apunta a su familia, y entonces su modesto hogar de New Jersey se convierte en el terreno de juego virtual para el maligno reflejo de su hijo Michael. "Mi personaje cree que mucho de lo que pasa en los almacenes es fruto de su imaginación", dice Sutherland. "Cuando las personas se encuentran tan deprimidas y han llegado tan al fondo se cuestionan su propia salud mental. Ben llega a ese estado en un momento dado, pero en cuanto su familia es amenazada, se transforma en una persona muy lúcida".

La hermana de Carson, Ángela, interpretada por Amy Smart ("Starsky & Hutch"), atribuye las pesadillas que le desvelan a su sentimiento de culpa y al estrés por la muerte que ocasionado accidentalmente. Pero su cada vez más errático comportamiento alarma a su esposa, una pragmática forense del Departamento de Policía de Nueva York.

"Ella piensa que él está loco", dice Patton, que empezó a leer el guión de REFLEJOS una noche… y tuvo que esperar hasta la mañana siguiente para poder terminarlo. ("Eso fue una buena señal", confiesa). "Amy es muy lógica, usa el lado izquierdo de su cerebro y tiene una mente científica, por lo tanto, la idea de fantasmas o fuerzas de otro mundo no es algo en lo que ella crea. También ha visto muchas cosas crueles y terribles en su trabajo, por lo tanto, no se asusta fácilmente".

Al mismo tiempo, ella advierte que algo "no funciona" con su hijo Michael, quien parece sumamente preocupado por su imagen."Su familia está desmoronándose", dice Patton, "y Ben se siente más solo que nunca porque nadie le cree".

"Existe un buen equilibrio entre sus dos historias", señala Aja. "Al principio de la película, Amy es la fuerte, la que mantiene la unión en lo que queda de su familia, mientras Ben se encuentra en su momento más bajo. Conforme Ben encuentra la fuerza para enfrentarse a sí mismo y a esa fuerza maléfica que los atemoriza, él y Amy deben luchar en frentes distintos pero con un mismo objetivo: salvar a los niños, a sí mismos y, lo más importante, a su familia".

Finalmente, Aja pretendía que REFLEJOS fuera tanto una película provocadora como entretenida. "Espero que esta película tenga un gran efecto psicológico sobre el público", dice Aja. "Quiero que se pregunten: ‘¿Podré mirarme de nuevo al espejo?, ¿o tendré demasiado miedo?’ La próxima vez que vean su imagen reflejada pueden tener la extraña sensación de que no están solos".

¿Será capaz Sutherland de ver REFLEJOS? "Eso espero. Ahora, seré lo bastante listo como para no llevar palomitas. Si las llevo, seguro que se me caen", bromea. Hemos creado algo verdaderamente aterrador que perdurará en el público, que sentirá un miedo interno que es real, y lo hemos combinado con este drama familiar tan importante para mí: la historia de un hombre que busca una segunda oportunidad. Mezclando estos dos temas creo que hemos dado a la película una profundidad de la que no disfrutan muchas películas de terror".


Sobre la producción
Abundando en el suspense y con una atmósfera inquietante, la película REFLEJOS se ve reforzada por un sugerente diseño de producción que subraya el terrorífico viaje que espera a Ben Carson y a su familia.

REFLEJOS se filmó casi en su totalidad en Bucarés, Rumanía, exceptuando los exteriores principales, que se rodaron en Nueva York. Los creadores eligieron Bucarés por su formidable edificio de la Academia de Ciencias, una poderosa estructura mandada construir por el dictador comunista Nikolae Ceausescu, que se dejó sin terminar tras su muerte en 1989.

El guionista y director Alexandre Aja concibió el edificio de la Academia como la mejor localización para los amenazantes y devastados almacenes Mayflower. "Este edificio es tan extraordinario que no se podría haber recreado en un plató", dice Aja, que lo había visitado años atrás buscando localizaciones para otra película. "Hay tanto miedo y tanta tensión en este espacio que sabíamos que podíamos conseguir algo realmente único".

"Ceausescu atemorizó y traumatizó a más gente de la que nosotros podamos asustar probablemente con esta película", afirma la productora Alexandra Milchan. "Se puede sentir el miedo en este edificio. Es algo que todavía está incrustado en él".

Mientras el sitio aportaba naturalmente su imponente estructura y su siniestra historia para la recreación de los almacenes Mayflower, el director artístico Joseph Nemec III ("Las colinas tienen ojos", "Terminator 2: El día del juicio final") y su equipo artístico se enfrentaban a un desafío mucho más importante como era el de transformar más de 6.000 metros cuadrados de simple arquitectura institucional en la devastada exuberancia de unos almacenes de primera clase.

Desde la magnífica escalera hasta los expositores, cada detalle de la grandiosa planta tenía que ser diseñado, modelado, fabricado y preparado, en tan sólo 12 semanas, en la planta sexta del edificio abandonado de la Academia, que no disponía de ascensor.

Este proceso incluyó incendiar todas las partes de los almacenes que las llamas ficticias hubieran asolado. Dos equipos de incendiarios lo quemaron todo: paredes, suelos, muebles y cortinas, hasta acabar absolutamente con el stock de los almacenes, lo que incluía ropa, relojes, joyas, artículos para la casa y cosméticos.

Se prestó especial atención tanto a la elegancia como a la decadencia de los maniquís, como una manera de evocar la antigua vitalidad y distinción de los almacenes Mayflower, así como representar la fuerza maligna oculta en su interior. "Los maniquís dan la sensación de que todavía existe algo de vida en este calcinado lugar", explica Nemec. "Los vestimos y los colocamos en posturas cotidianas, y luego intentamos quemarlos aparentando sufrimiento, de forma que se acentuara la tragedia de las vidas atrapadas tras los espejos. A uno de ellos le llamábamos David porque mantenía un porte majestuoso a pesar de que todo a su alrededor estaba calcinado. A otro le llamamos Freckles (pecoso) porque quemamos su vestimenta hasta que casi se formaron burbujas, lo que simboliza unas emociones internas completamente extenuadas".

El estratégico incendio del decorado fue seguido de una extinción perfecta, cortesía del "equipo del agua". Los pintores añadieron entonces capas de agua "manchándolo" todo hasta conseguir una verdadera apariencia de estructura calcinada que se ha dejado destruir durante cinco años por las inclemencias del tiempo y por la negligencia. Además, se quemaron virutas de madera que después se esparcieron por todo el suelo, creando de esta forma una fina alfombra de hollín. El resultado fue inquietantemente realista tanto a nivel visual como de atmósfera.

"Hay una empresa de Nueva York que comercializa olores de todo tipo, desde el de los calcetines sucios hasta el de las rosas frescas", dice Nemec, que normalmente esparce por sus decorados los aromas más adecuados para cada sitio. "Pero en este caso no necesité usarlos porque nosotros mismos creamos el ‘olor de edificio quemado’".

"El desagradable olor a humedad y el minucioso realismo de la escenografía en proceso de descomposición logrado por Nemec proporcionó una textura única y dio intensidad a la producción", según Aja. "Rodar durante semanas entre cristales rotos y polvo, con el olor a humo y fuego flotando en el aire, creó una atmósfera para los actores y el equipo que permitió hacer sentir a todos lo aterrador que sería encontrarse solo en ese lugar, únicamente con una linterna para guiarte por la oscuridad".

"Para un actor, el hecho de introducirse en un decorado tan real y flexible como éste produce una extraordinaria libertad", dice Kiefer Sutherland, que está habituado a trabajar dentro de los límites de un entorno a menor escala como el de su célebre serie de televisión "24". "Este decorado tiene 360 grados, por lo tanto, si quiero hacer un círculo completo, o si quiero moverme hacia una dirección o hacia otra, puedo hacerlo. No me tengo que preocupar de si una pared acaba más adelante. Y eso es simplemente fantástico".

La envergadura del decorado y la tenebrosa oscuridad que lo circunda representó un desafío profesional para el director de fotografía Maxime Alexandre ("Las colinas tienen ojos"). "Definitivamente, es la localización más grande que he iluminado, y predominan las paredes negras", dice, señalando que en el edificio las únicas fuentes de luz realmente natural es la de los amplios ventanales de la entrada principal de los almacenes y los agujeros en los cristales del techo de bóveda, rotos por el clima y el paso del tiempo. "Evidentemente, usamos luces muy altas y potentes para ‘disociar’ siluetas y objetos entre sí, y para crear alguna profundidad de campo y distancia entre los actores, los espejos y sus reflejos".

Los fastuosos espejos, de aproximadamente 8 metros, que adornan las paredes de los almacenes Mayflower se dispusieron de tal forma que amplificaran la magnitud del espacio y reflejaran el horror, la ruina y la desolación que impregna en el edificio. Pero desde un punto de vista práctico, filmar una película con espejos constituye una pesadilla para un realizador.

"Cuando eres director de fotografía y recibes un guión que se titula ‘Reflejos’, te has topado con el tema tabú", dice Alexandre. "Cuando colocas una cámara delante de un espejo, cada encuadre representa un riesgo. Estás siempre limitado por tu propio reflejo".

Así sucedió realmente en esta producción cuando Aja y Alexandre realizaron, aparte de las tomas en los espejos, otras más complicadas técnicamente que captaban el reflejo en una serie de superficies cotidianas: ventanas, pantallas de televisión, mobiliario de acero inoxidable, marcos de cuadros, suelos, agua, cada una de las cuales resultaba más difícil de filmar que la siguiente.

"Sabíamos desde el principio que esto iba a ser muy difícil", reconoce Aja, "pero yo creo que conseguimos usar los espejos y las superficies reflectantes de una manera que nadie ha hecho antes".

"Ver a Alex captando el reflejo en absolutamente todo fue algo fascinante", dice con entusiasmo Sutherland. "Tiene una imaginación increíble. Cada día que llegaba al plató veía algo nuevo. La historia se me iba revelando de una forma totalmente nueva".

Para facilitar el rodaje de las escenas que implicaban la inundación del hogar de Carson y la captación de reflejos en el agua, el equipo de Nemec construyó el decorado de la modesta casa en el interior de un tanque de agua, utilizando unas paredes muy flexibles realizadas en fibra de vidrio y un suelo hermético que podía ser llenado y vaciado a voluntad. (Nemec eligió colores oscuros para el suelo con el fin de intensificar el efecto reflectante). Algunas partes de ese suelo se colocaron en una trascendental secuencia en la que el joven Michael Carson, incitado por su reflejo, desaparece dentro de una delgada capa de agua que cubre el suelo.

Para Nemec, tan difícil fue diseñar una eficaz escenografía de agua para la casa de los Carson como que ésta pareciera el hogar de una típica familia de New Jersey. "Encontrar en Bucarés, Rumanía, mobiliario y objetos de la casa que pudiéramos adaptar para que pareciera un típico hogar norteamericano fue realmente un desafío", señala el director artístico.

Durante su estancia en Rumanía, Sutherland se quedó impresionado por la flamante capital del país. "Rumanía puede ser un país joven desde nuestra perspectiva, pero en realidad estamos hablando de una de las sociedades más instruidas del mundo, con un 97% de alfabetización", señala. "Hay niños de cinco años que me darían una paliza al ajedrez. En este país hay unos increíbles realizadores y guionistas. Rumanía ha obtenido recientemente la Palma de Oro en Cannes y acaba de adherirse a la Unión Europea. No obstante, todavía está luchando por encontrar su nueva identidad. Está llevando a cabo una importante transición a nivel político y económico. Se está viviendo una época muy excitante en el país. ¿Afectó esto al proceso de realización de la película? Definitivamente".

Al igual que se esforzaron por captar los reflejos de una forma innovadora y sorprendente, los creadores se empeñaron también en realizar el mayor número posible de efectos especiales mediante sus propios métodos, en lugar de confiar forzosamente en el sistema digital VFX de posproducción.

Uno de los efectos visuales más terroríficos –cuando el reflejo de la hermana de Ben, Ángela, la obliga a arrancarse la boca de la cara– se consiguió mediante un elaborado maquillaje en una prótesis creada por Mike McCarty y Jaremy Aiello, de K&B Effects ("Las colinas tienen ojos", "24").

"Estuvimos durante semanas dándole vueltas a la apariencia que tendría este personaje sin boca", admite McCarty. "Tomé como referencia una fotografía que encontré de la Guerra Civil, en la que un soldado había resultado herido en la boca por una bala de cañón, pero parecía poco natural. También miramos en publicaciones que no censuran fotos violentas, pero el aspecto real tiende a parecer falso".

"Si lo hubiéramos recreado cómo es en la realidad", añade Aiello, "la gente hubiera dicho: ‘¡Qué pinta más tonta!’".

Reproducir la implosión de fuego en la secreta "sala de los espejos" implicó, por un lado, explotar de forma controlada un complicado puzzle de espejos, de 3x2 metros, aproximadamente, y, por otro, coreografiar un derrumbe dentro de un túnel, al que Ben Carson llega escapando de la furia de Anna, una poderoso demonio liberada con la explosión.

La seguridad era nuestra mayor preocupación, ya que Sutherland insistió en hacer él mismo muchas de sus arriesgadas escenas, incluyendo la lucha de Carson con Anna y su peligrosa huida a través del fuego, de agua descontrolada y de múltiples explosiones y fragmentos rompiéndose a su alrededor. "El factor tiempo era algo esencial", dice el supervisor de efectos especiales Jason Troughton. "Kiefer quería estar justo hasta el momento en que las llamas le quemaran las orejas. El tiempo en que lo realizó fue exacto tanto en los ensayos como en cada toma, y el tiempo en que mi equipo lo llevó a cabo también fue perfecto".

"Kiefer es un trabajador nato", dice Paula Patton, que da la réplica a Sutherland interpretando a Amy, la disconforme mujer de Ben Carson. "Cree en lo que hace al máximo. Trabajar con un compañero comprometido hasta tal punto hace que tu trabajo resulte mucho más fácil y satisfactorio".

"Kiefer es sorprendente", dice Aja con admiración. "Tiene tanto talento y experiencia. Los cambios sutiles que aportó en cada toma permitieron una evolución de su personaje mucho más orgánica y verdadera. Trabajar con Kiefer ha sido la mejor experiencia que he tenido con un actor".

Que muchos de los complicados efectos especiales de la película se hayan conseguido con una mínima ampliación digital da prueba de la creatividad y oficio de Aja y su equipo de producción en REFLEJOS. "Alex es un purista, y posee un magnífico sentido del ritmo para el suspense", dice Sutherland. "Cuando la mayoría de la gente se queda en el medio del camino, él siempre va a izquierda o a derecha. Ambos tenemos ideas similares en cuanto a cómo contar una historia, y yo confío mucho en él. Ésta ha sido una de las grandes colaboraciones de mi vida profesional, y estoy entusiasmado con la experiencia".