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Nevando voy cartel reducidoNevando voyDirigida por Candela Figueira, Maitena Muruzabal
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Nevando Voy cuenta la historia de cuatro personajes que se juntan casualmente en una fábrica de embalaje de cadenas para la nieve. El encargado, un chico que viene de otra sección de la fábrica, y una chica y una mujer que llegan de una ETT. Nada esperan de ese trabajo, excepto el dinero de fin de mes. Sin embargo, encontrarán lo inesperado.

Nevando Voy obtuvo el premio al MEJOR LARGOMETRAJE, otorgado por el público, en la sección punto de encuentro de la SEMANA INTERNACIONAL DE CINE DE VALLADOLID (2007) donde fue recibida con emoción y aplausos. Desde entonces ha participado en numerosos festivales obteniendo también diversos premios como al de MEJOR LARGOMETRAJE en la SEMANA DE CINE DE MEDINA DEL CAMPO, premio otorgado también por el público, o el de MEJOR MAQUETA en el Festival de Cine Pobre de Cuba. Además, participó en la sección perspectives de MOSCOW INTERNATIONAL FILM FESTIVAL y participará en la sección Focus on world cinema de MONTREAL WORLD FILM FESTIVAL.

Trabajar es comúnmente sinónimo de pasar las ocho horas de trabajo lo más rápido posible, como si no existieran. Son horas dadas por muertas en las que la vida no discurre porque no la dejamos entrar. Bajo la excusa de que "hay que sacar una producción" o de que "las cosas son así" seguimos esas inhumanas reglas creadas siempre por otros, pero que a nadie nos gustan. Y todo porque no nos atrevemos a mirar del otro lado, por conservadores, por falta de ingenio y, de paso, de un poco de ingenuidad.

A trabajar se podría ir esperando esa blanca y dulce nieve inesperada que nos eclipsa en cuanto aparece por su belleza y su magia. A trabajar se podría ir esperando enamorarnos, esperando divertirnos, esperando ilusionarnos, esperando el afecto, esperando desengaños, esperando reproches, esperando enfados, esperando la vida. Y los vivos trabajan mejor que los muertos.

A trabajar se podría ir nevando.


Ficha artística principal
Ángela: Laura De Pedro
Javier: Gabriel Latorre
Karmentxu: Asun Aguinaco
Jairo: Xabi Yárnoz


El arte de producir
"Seamos realistas, pidamos lo imposible", estudiantes del mayo francés de 1968.

Hacer una primer primera película es muy difícil, casi imposible, pero hay que hacerla, para que, por lo menos, quepa la posibilidad de hacer una segunda. Y nosotras lo teníamos claro. Lo importante era hacerla, lo importante era pedir lo imposible.

Los Ángeles
Nosotras nos conocimos en Los Ángeles el 19 de septiembre del 2001. Una venía de Buenos Aires y la otra de Pamplona. Teníamos 23 y 21 años. Las dos habíamos estudiado comunicación y habíamos ido a Los Ángeles a hacer un curso especializado de cine en la UCLA, Universidad de California, Los Ángeles. Eso era todo.

Pero, eso no fue todo.

Candela se instaló definitivamente en Los Ángeles y Maitena definitivamente en Pamplona. Pero, la relación continuó y a fines de 2004 decidimos crear en Pamplona CRONOPIA FILMS, con la idea de hacer algún día nuestros propios proyectos.

Cronopia Films
Mientras pensábamos cómo crear nuestra empresa cinematográfica Maitena trabajaba en una fábrica de cadenas para la nieve. No había mucho trabajo en Pamplona en el ámbito cinematográfico por entonces y había que ganarse la vida. Además, trabajar en una fábrica permitía ganar dinero y tener tiempo y la mente libre para escribir o intentar desarrollar esas ideas que nos venían a la cabeza. La mejor de esas ideas vino, de hecho, del trabajo en esa fábrica. Era un trabajo con poco interés en sí al principio, pero las relaciones amistosas que se dieron allí y la manera especial de la que se trabajaba llamó la atención de Maitena y nació la idea. Se la contó a Candela y despertó tanto su curiosidad que quiso visitar la fábrica y vivir el trabajo durante un par de días. Pudo conocer a las personas de las que tanto le había hablado Maitena y comprendió perfectamente cuál sería el fondo de la historia. Las dos teníamos claro qué queríamos contar y que haríamos todo lo posible por hacerlo realidad.

El dichoso dinero
Mientras todo esto sucedía, nosotras presentamos el proyecto a las distintas ayudas concedidas por organismos públicos para desarrollar y realizar largometrajes cinematográficos durante dos años. No se nos concedieron. Y no sólo no nos desanimó, sino que nos afianzó el convencimiento de que teníamos que hacer la película como fuera. Había que tener un trabajo hecho, una película con la que poder darnos a conocer a nosotras y a nuestra manera de contar las historias y de realizarlas. Y cuando no se tiene dinero la creatividad y el ingenio aflora hasta límites insospechados, y ahí está el arte e ingenio de la producción.

Si no teníamos dinero para hacer la película como Dios manda, la tendríamos que hacer como los cronopios mandan, de esa otra manera.

Otra manera, otro lado
NEVANDO VOY quiere contar una historia del otro lado, quiere poner de manifiesto que del otro lado también se puede vivir, trabajar. Que muchas veces vemos un solo camino y miramos las cosas desde el mismo lado cuando quizá viéndolas del otro seríamos más felices. Que hay que jugar un poco más en la vida.

Y también la producción de esta película se ha hecho desde el otro lado. Con mucha profesionalidad, pero sin olvidar que jugábamos a hacer una película.

Nosotras pensamos cuánto dinero era imprescindible para hacer la película, lo mínimo. Y si podríamos conseguir esa pequeñísima cantidad. Hicimos nuestro propio presupuesto y conseguimos nuestra propia financiación proveniente de nuestros ahorros y de la aportación de familiares. Teníamos 15.000 euros para hacer la película.

Para conseguir poder reducir el presupuesto tuvimos que limitar el rodaje a 4 semanas. Tres semanas para rodar en la fábrica, donde se desarrolla la práctica totalidad de la película, y una semana para el resto de localizaciones. Tres semanas que la fábrica cerraba en verano y que amablemente nos cedieron. Era la misma fábrica donde Maitena trabajó y de donde surgió la inspiración de la historia. Esto facilitó muchísimo todo y fue clave para hacer posible nuestra película. Nos dejaron andar a nuestras anchas por la fábrica y todo el atrezzo ya estaba ahí. El resto de localizaciones eran casas que amigos nuestros nos dejaron ocupar para rodar. Entre ellas la de Karmentxu, la mujer que inspiró al personaje. Rodamos en su propia casa, y su hija Uxue se interpretó a sí misma.

Tres de los cuatro actores principales fueron seleccionados de numerosos casting. Ninguno de ellos había rodado antes un largometraje. Laura (Ángela) y Asun (Karmentxu) habían rodado cortometrajes, pero Xabi, Jairo en la película, vino al casting por casualidad y nunca antes había hecho nada relacionado con el cine. A Gabriel (Javier) lo conocía nuestra directora de casting y le pareció que encajaba perfectamente con el personaje. Él tenía más experiencia tanto en cine como en televisión. Hablamos con él y decidió embarcarse en la aventura.

El equipo técnico estaba compuesto por 10 personas. Y muchas de ellas realizaban el trabajo por primera vez. Algunas todavía estaban en la universidad.

Nuestro director de fotografía, Rob Webb, vino desde Los Ángeles con su cámara HD recién adquirida para rodar nuestro largometraje. Le interesó mucho la historia y quiso hacerlo.

Rob tuvo que ingeniárselas para lograr la luz deseada (estábamos en verano y había que conseguir efecto de luz de invierno) con un kit de iluminación básico, muy básico. Para los movimientos de cámara tuvo que utilizar como travelling dos tubos de metal y un carrito para colocar la cámara que él mismo nos ayudó a diseñar con ruedas de monopatín. Para las tomas del coche en marcha diseñamos también un sistema a base de imanes para portar los skies en el coche. Para la lluvia la clásica manguera desde el balcón y el milagro. El día que necesitábamos que lloviera y encima a esa hora mágica del atardecer, llovió de verdad. Los extras, que tan amablemente esperaron porque oíamos los truenos y sabíamos que estaba por caer una gorda, estaban emocionados cuando empezó a caer el chaparrón. Ése fue sin duda el clímax de nuestro rodaje sui generis. A todo esto, los extras eran todos amigos o amigos de amigos que íbamos consiguiendo cada día que necesitábamos.

La nieve fue un poco más complicado, pero lo logramos con una máquina baratita (que era la cuestión) de hacer espuma. Casualmente la máquina estaba en Bilbao para unas fiestas y nos la cedieron. Había que hacer bastantes tomas porque a pesar de que Candela no se cansaba de repetir “¡finito, finito!”, los cachos de espuma que salían se parecían poco a copos de nieve. Pero, lo conseguimos.

También hubo percances casi insalvables, de esos que te hacen pensar que todo se va a la mierda, que simplemente no hay solución. En un rodaje sin dinero como el nuestro que se te caiga la cámara y que ni siquiera se encienda, es algo que puede arruinar todas las esperanzas. Sin embargo, ahí también se hizo el milagro. Las 15 personas que componíamos el equipo artístico y técnico de rodaje nos unimos para conseguir solucionar el problema. Cada uno intentó algo, llamar amigos que tenían cámaras, buscar sitios donde podrían arreglarla, lo que sea. La cosa es que estábamos todos unidos en la gran desgracia. Nos fuimos a Bilbao, llegamos por los pelos a una casa de panasonic y dejamos la cámara esperando el milagro. Allí nos dijeron que muchas cámaras se habían caído en esos días, así que pensamos que no éramos los únicos desgraciados aunque quizá sí los únicos que no tenían dinero para alquilar una cámara para el resto de los días de rodaje. A las tres horas nos llamaron. La cámara ya estaba arreglada y nos costaba 250 euros, mucho dinero para nuestro escaso presupuesto, pero poco para lo que habíamos imaginado.

Entre otros percances menores está el hecho de que ninguno de los dos actores que tenían que conducir en varias escenas, tenían el carné. Así que tuvieron que dar clases de conducir aceleradas mientras rodábamos. Nuestra segunda ayudante de dirección se convirtió en su profesor y les fue enseñando. Rodando las escenas en cuestión pasamos nervios temiendo chocarnos contra algunos contenedores, pero por suerte todo fue bien.

A parte de eso, el rodaje fluyó y fue maravilloso. Las dos nos sentíamos muy bien dirigiendo, es muy intenso, y cuando se tienen las cosas claras muy gratificante. Cada una sabía cuál era su área y las dos teníamos la misma idea en la cabeza. Nos parece que es una maravilla que una pueda dedicarse exclusivamente a los actores y la otra a la cámara. Quizá si tuviéramos unos egos enormes no funcionaría, pero no es el caso.

El equipo parecía muy contento y eso es algo que, como productoras, nos llenaba de satisfacción. El trabajo como juego que propone Nevando Voy se había hecho realidad en nuestro rodaje.

Distribuir
Parecía que lo imposible ya estaba hecho, pero lo mejor estaba por llegar. Con la película ya terminada, después de un intenso año de postproducción, comenzamos a mandarla a festivales. El primero: SEMINCI de Valladolid. Vaya alegría nos llevamos por el simple hecho de ser seleccionadas en un festival como ése. Una alegría que se completó con la buena acogida que tuvo la película entre el público y la obtención del premio de nuestra sección Punto de encuentro otorgado por el público. Pensamos que sería un buen despegue de la película y que las puertas a la distribución se abrirían. Sin embargo, las distribuidoras no mostraron interés. Mandamos la película a varias sin obtener respuestas. La película seguía yendo a festivales y ganando premios, y las distribuidoras seguían sin contestar o, alguna, contestando que no distribuirían la película porque no sólo no tenían el dinero, sino que ni siquiera tenían el tiempo para invertir en ella. Este “prometedor” panorama mermaba nuestras ilusiones que gracias a los premios que seguíamos obteniendo en festivales recobrábamos. Entonces, de la mano del Gobierno de Navarra vino una muy buena noticia que nos daba fuerzas de nuevo. Nos concedían una ayuda para poder pasar Nevando Voy de vídeo a 35mm. Esto suponía un paso hacia delante y una gran satisfacción. Y quizá ahora sí, algún distribuidor se animaba. No fue así. Y entonces, tomamos la decisión: con la ayuda del Gobierno de Navarra podríamos hacer 5 copias de la película y con el premio obtenido en Medina de Campo podríamos hacer algo de publicidad y material de prensa. Golem distribución (establecidos en Pamplona), no podían distribuir la película, pero sí tenían el tiempo para echarnos una mano. Gracias a ellos, podríamos colocar la película en cines de Madrid, Barcelona, Pamplona, Logroño, Burgos… CRONOPIA FILMS se convertía así también en la distribuidora de la película y nosotras acabamos produciendo, escribiendo, dirigiendo y ahora distribuyendo NEVANDO VOY.

Empezar
Cuando se empieza, hay dos posibilidades. O esperas a que te salga un corto o un guión que sea una obra maestra y tienes la suerte de que alguien lo vea y apueste por ti, o te lanzas a la piscina y haces lo que quieres como sea. Las dos valen, lo único que no vale es no hacer nada. No hay excusa. Ni el dinero, ni el tiempo, ni nada. El que quiere ser cineasta que lo sea y que no simplemente diga que lo quiere ser.

Queremos seguir contando historias. La próxima ojalá sea con un poco más de dinero. Pero si no hay dinero, la haremos también. Y con o sin dinero siempre jugaremos a hacer películas. Si nos dejan.