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La clienta cartel reducidoLa clienta(Cliente)
Dirigida por Josiane Balasko
¿Qué te parece la película?

Festival de Sundance 2009.


Entrevista con Josiane Balasko

P: Usted escribió y publicó una novela "La Clienta", que funcionó muy bien, y después ha hecho la película. ¿A qué se debe este orden de acontecimientos, más bien a contracorriente para una realizadora?

JB: En realidad, primero había escrito un guión, pero no conseguí que el proyecto saliera adelante. Todos los productores a los que me dirigí encontraron el tema incómodo.


P: ¿Incómodo?

JB: Sí, incómodo. Una mujer de 50 años, rica y equilibrada, que tiene relaciones sexuales de pago con hombres más jóvenes que ella no estaba muy bien visto. Me estaba dando cuenta al escribir el guión de que estaba tocando un tema un poco tabú. Pero, al tratar de producirlo, me di cuenta de que el tema era aún más tabú de lo que había pensado. Dicho esto, creo que no era solamente un problema de censura, sino también un problema económico: nadie quería arriesgarse. Me contestaban que no era un tema popular, que no iba a funcionar…


P: ¿Cómo surgió la idea? ¿Conocía a mujeres que pagaban a chicos acompañantes? ¿Había leído algunos artículos, investigaciones?

JB: Por lo general, las amigas no te cuentan este tipo de cosas. Quizá tenga alguna a mi alrededor, pero no me lo ha dicho ninguna. Había leído algunos documentos, había visto programas en televisión, pero no hice ninguna investigación particular o específica. Para construir mi historia, tomé como punto de partida los sentimientos. Ocurre que tengo un cierto número de amigas, en torno a los 50, que están solas. O porque nunca han conocido a un hombre con el que construir una relación duradera, o porque están divorciadas. Muchas personas se separan después de los cuarenta o de los cuarenta y cinco. Los hombres rehacen su vida, tienen otros hijos ¡Cosa que no pueden hacer las mujeres! A ellas no les queda más remedio que cerrar el quiosco o comenzar otro tipo de relación. No es algo evidente, sobre todo en esta sociedad que sigue basándolo todo en las apariencias. Y eso que ha cambiado mucho en los últimos treinta años. Es algo doloroso para ellas. Paralelamente, me he dado cuenta de que nunca se hablaba de un cierto número de cuestiones vistas desde el punto de vista femenino. Escribí "Felpudo maldito" porque no se había tratado prácticamente nunca la homosexualidad femenina en el cine. Igual que existen bastantes películas masculinas sobre prostitutas, tipos que se enamoran de ellas, pero nunca se hablaba desde el punto de vista contrario.


P: Es verdad que tenemos una idea muy masculina de la prostitución…

JB: Una mujer no busca sólo echar un polvo, necesita, cuando menos, un mínimo de puesta en escena... En lo poco que he leído sobre los chicos de compañía, dicen que los preliminares son más largos que el acto en sí, ya se trate de una invitación u otra cosa. De hecho, al principio de la película, cuando Judith y Marco tienen su primera "cita", él le regala una rosa. Después de haber sufrido todos esos rechazos, pensé que la historia se merecía ver la luz de una manera u otra. No era un tema para una obra de teatro, por lo que la transformé en novela. El libro fue todo un éxito, en pasta dura y en bolsillo. Y luego ha ido pasando el tiempo, cuatro años, para ser exactos. Las cosas han ido cambiando y he encontrado a dos jóvenes productores, Jean-Baptiste Dupont y Cyril Colbeau-Justin, interesados en la idea de hacer un largometraje. Al escribir el libro, había ido siguiendo el desarrollo del guión. Al retomarlo para la película, he hecho una mezcla de ambos. Un libro te permite profundizar más en los personajes, escribir un montón de cosas que no tienes que llevar a la pantalla obligatoriamente. Había hecho varias versiones de la primera película, escribí escenas que luego he suprimido tanto en el libro como en esta segunda versión.


P: ¿Hay idas y venidas constantes entre el libro y el guión, entre el guión y el libro?

JB: Sobre todo en la escena de la ruptura entre Fanny y Marco en la peluquería. Es una escena que no existía ni en el libro, ni en el primer guión. La he trabajado para la película porque me apetecía hacer una escena de ruptura en la que los personajes no se acerquen, no se abracen, en donde lo que nos embarga es la emoción y la palabra y no personas abofeteándose, o acariciándose, o besándose.


P: ¿Cuáles fueron las reacciones de sus lectores? ¿Tenía la impresión de haber tocado un tema importante?

JB: Sin duda, la novela tocó la fibra de las mujeres, porque abordaba también la cuestión del placer femenino, sin que sea algo grosero. No de una manera técnica, sino aventurándome en un territorio masculino. Al final, siempre son los hombres los que controlan el placer de las mujeres. En una película, no sé mostrar a gente revolcándose en una cama y haciendo el amor, me aburre; sólo puedo hacerlo en tono de comedia. En la única escena de la película en la que vemos a Marco y a su mujer haciendo el amor, están hablando de pasta… Aunque haya otras escenas de ternura entre ellos.


P: En la novela, ¿es más explícita?

JB: Ahí estoy contando algo… Me resulta más fácil de escribir. Judith cuenta su primera aventura con gigolós diciendo que hacía mucho tiempo que no gozaba de esa manera.


P: Usted también aborda un aspecto importante de la libertad de las mujeres, el de decirse cuando llegan a una cierta edad: "Hago lo que quiero con mi dinero. Si quiero, me pago un hombre."

JB: Pagan, sobre todo, para no sufrir. Pagar te protege de los sentimientos y del amor. Judith, el personaje interpretado por Nathalie Baye, es una mujer que ha dado un paso más: utiliza a los hombres. Aunque poco a poco, va a ir descubriendo que no tiene que utilizar a Marco porque es diferente. No es un profesional.


P: ¿Judith sólo es una mujer poderosa a la que la vida ha endurecido? ¿O paga con dinero porque ya ha "pagado" bastante con sus sentimientos?

JB: Las dos cosas son ciertas. Tiene poder, dinero, pero se casó y no le salió bien. Su marido, que interpreta Richard Berry, la dejó por una mujer más joven. Se ve en una pequeña escena y, sin mucho diálogo, entendemos lo que ocurrió entre ellos. Ha sufrido y por eso se ha blindado. Ha tratado de impermeabilizarse a los sentimientos, de decir que no a los males de amores. Su hermana Irene, a la que interpreto yo y que tiene aproximadamente la misma edad, no ha cambiado, a pesar de los varios desengaños amorosos sufridos. Sigue soñando con conocer a "la persona". Tendrá que ser etnólogo, antropólogo… un intelectual.


P: Y, sin embargo, están muy unidas.

JB: Sí, lo están a pesar de tener un punto de vista muy distinto sobre el amor. Irene sigue soñando. Y aunque siempre dé con imbéciles o con tipos que no le convienen, vive sus historias a tope. Judith ha decidido que ella ya no quería eso, que ya no creía en ello. Y, sin embargo, Irene, que espera a su príncipe azul, termina encontrándolo. Un indio que viene de Arizona, un lugar lejano, improbable. Pero lo deja todo para estar con él y vivir este gran amor. He querido incluir algo de mi propia historia, ya que el papel de Jim, el novio de Irene, lo interpreta el actor George Aguilar, mi marido. Pero yo no me he ido a vivir a Estados Unidos.


P: Irene cambia de mundo, se convierte en la chica que susurraba a los caballos. ¿Es usted la que monta en las escenas finales?

JB: Me doblaban con enorme maestría, habida cuenta de mi limitada experiencia en equitación. Los caballos eran extraordinarios. Rodamos en un sitio cercano al lugar donde rodaron "Thelma y Louise", en el Cañón del Colorado. Hay una dimensión mágica en esos paisajes.


P: ¿Las dos hermanas representan las dos facetas de una misma persona? Y más aún, ¿los comportamientos de las mujeres de hoy que tienen cincuenta y pico años?

JB: Todo lo que dice Irene, Judith podría pensarlo. Irene es el doble optimista de Judith. Lo importante al final, es que Judith no sale perdiendo, a pesar de todo. Sigue siendo libre. Aunque se trate de una libertad de doble filo… Vive porque desde el momento en que uno sufre, vive. Si uno no sufre nada en absoluto, es que está muerto. Creo que va a seguir, además lo dice. Y la relación de las dos sigue siendo fuerte. Me apetecía contar esta relación particular entre estas dos hermanas, cómplices y cercanas y, sin embargo, muy distintas. No se ve muy a menudo una relación de este tipo en el cine.


P: ¿Por qué no han tenido hijos?

JB: Quería que fueran libres de sus actos. Si ninguna de ellas tiene hijos, es porque Judith no se ha dado cuenta de que el tiempo iba pasando, porque estaba muy ocupada. Luego, ya era demasiado tarde, su marido le pidió el divorcio. En el caso de Irene, la maquinaria no funcionó. En el libro aparecen más detalles sobre sus vidas pasadas.


P: ¿Al principio quería hacer el papel de Irene?

JB: No, yo quería hacer de Judith, pero cuando salió el libro le envié un ejemplar a Nathalie. Me llamó esa misma semana: Si un día haces la película, cuenta conmigo. Le dije que de acuerdo. Y luego me pregunté: Si sólo fuese la directora, ¿elegiría a Balasko para el papel? La respuesta fue "no". Evidentemente, podría haberlo hecho, pero habría sido un personaje distinto. En este caso, yo tenía ganas de implicarme más en la dirección. Nathalie es una gran actriz de interpretación sutil y profunda. De hecho, hay momentos en que ella me ha dirigido a mí. Estuve un mes rodando como directora y no tenía demasiado tiempo para pensar en mi personaje, hasta el día en que me dijeron mañana te toca rodar a ti. Y de repente, se me puso una especie de angustia en el estómago. Pensé: Ojalá que pueda ser al menos tan buena como los demás. Me aterrorizaba no estar a la altura. Estaba tan concentrada en mis actores que no me había preparado lo suficiente, no había pensado lo bastante el personaje. Fue Nathalie la que me orientó.


P: ¿Quién es realmente Marco? ¿Es un personaje doble?

JB: Es un chico muy generoso. Da vida a todos los que están a su alrededor, es decir, hace la calle para todo el mundo. Gracias a su trabajo de gigoló su mujer puede pagar las letras de la peluquería, y su familia política y su abuela pueden sobrevivir. Está muy organizado con su doble vida, pero no tiene remordimiento alguno porque lo hace por una buena causa. La primera vez que intenté montar la película, ya pensaba en Eric Caravaca. A los productores esto también les parecía una idea rara. Para ellos, un gigoló tenía que ser un chico con un físico de tío bueno, lo bastante bueno como para ser portada de "Têtu"… Para mí, no. Al personaje de gigoló profesional lo conoce Judith en un momento de la película. No es Marco. Yo quería un jovencito encantador. Y me parece que Eric tiene un encanto increíble, un poco femenino. Las mujeres son más sensibles con él porque parece que no tiene peligro. También tiene gracia en sus maneras, ternura. Podemos entender perfectamente el éxito que tiene con ellas.


P: Pero un día, su mujer descubre la verdad y él decide ser honesto, ya no puede hacerse cargo de la familia, pagar las letras de la peluquería… Es ahí donde empiezan los problemas.

JB: Fanny, su mujer, está realmente afligida por lo que descubre de su marido. Le hace muchísimo daño. Por amor a ella, pide perdón, renuncia a esta vida. Ella, es un poco primaria: no ve más allá de sus narices, no se proyecta en un futuro lejano, al revés que Marco. El día en que se da cuenta de que la supervivencia del grupo está en peligro, desde que ha dejado la prostitución, no hay más solución que pedirle que vuelva, y lo hace, sin cargos de conciencia. No quiere compartirlo, pero lo termina haciendo, de todos modos. En el libro, Judith la llama "la pequeña guerrera". No duda en ir a enfrentarse a Judith cuando se plantea un problema de planning en la organización. Tiene un descaro increíble, es como un animalito que se mueve por instinto.


P: La moraleja de la historia es terrible, si es que hay alguna: ¿cómo la ausencia de sentimientos en unos genera la supervivencia de otros, cómo funciona este pequeño mundo?

JB: Y, al mismo tiempo, Judith es honesta: no va a seguir con este hombre en el momento en que él está preparado para quedarse con ella.


P: Uno no se espera eso de una mujer tan dura y tan parapetada.

JB: Sabe muy bien que ese tipo de aventuras están abocadas al fracaso. Puede haber momentos maravillosos… Pero entre un tipo de 30 años y una mujer de 50… es complicado.


P: ¿También se ha pagado la ilusión de que la amen?

JB: La ilusión de que la amen, sí. Pero Marco también ha sido seducido, no todo es puro teatro. No es sólo porque esté interpretando su papel de gigoló.


P: Le seduce el refinamiento de Judith.

JB: Y también su lado divertido. Judith es también alguien que existe por su oficio, la teletienda, una cosa fuera de lo común, aunque sea el nivel cero como presentadora. Tiene ese puntito de "la he visto en la tele". A los ojos de Marco, tiene un prestigio. Me gustaba la idea de que comprara, pero también vendiera, como hace en la pequeña pantalla.


P: ¿Qué es más probable? ¿Que Marco esté enamorado de Fanny? ¿O de Judith?

JB: Creo que está profundamente enamorado de su mujer y el hecho de que ella le traicione, de que le haya utilizado, le hace mucho daño.


P: ¿Pensó desde el primer momento en Isabelle Carré para el papel de Fanny?

JB: En la primera versión, no sabía. No conocía bien a Isabelle. Luego vi sus películas y me di cuenta de que era realmente una actriz formidable. Es un Stradivarius. Isabelle es una falsa débil, una falsa frágil. En mi opinión, tenía que ser alguien más mayor que el papel para poder interpretar todos sus matices de manera sutil. Si estás interpretando a un peluquero, a un abogado o al presidente de una gran compañía, nadie tiene que dudar ni por un instante de tu profesión. Isabelle está muy cómoda. Ha conseguido encarnar a esta chica de veinticinco años, a gusto consigo misma, en su trabajo, y que no se acompleja por ser una simple peluquera. Está muy contenta porque tiene, al fin y al cabo, una pequeña ambición y aunque no salga muy bien parada afectivamente, trata de apañárselas desde el punto de vista financiero y social.


P: Una maravilla, como siempre, su descripción de ese ambiente popular.

JB: Probablemente, quizá, porque yo también vengo de ese ambiente popular. Mis padres regentaban un bar, con lo que conocíamos a gente muy variopinta. Quizá por eso no me cuesta nada conseguir dar vida y expresión a unos personajes que se parecen a aquellos. La película habla de amor, pero también de dinero: los pobres hablan continuamente de dinero porque no lo tienen. Mis personajes no son unos sin techo, sino pobres corrientes, gente que va a comprar al "Lidl" y que tiene problemas para llegar a fin de mes, lo que les pasa a muchos franceses. La familia de Fanny se pasa el tiempo de bronca, es en cierto sentido una familia a la italiana, en donde todo el mundo sufre por vivir amontonados. Cuanto menos rico eres, más restringido es el espacio que tienes para tu vida privada.

En el lado opuesto, Irene y Judith viven en pisos grandes, son mujeres activas que han triunfado en la vida, que proceden seguramente de un entorno burgués, aunque tampoco son caricaturas de la Gran Burguesía. Judith ha ganado su propio dinero, no le ha caído del cielo, dirige una pequeña empresa.


P: En el fondo, sea cual sea su entorno, sus actividades, estas mujeres tienen los mismos problemas de soledad.

JB: Sí, la película habla de la soledad de las mujeres. De todas esas mujeres solas de diferentes edades por distintas razones. La madre de Fanny, interpretada por Catherine Hiégel, se encontró sola con sus hijas, cuando su marido la abandonó. Fanny se encuentra sola en un momento dado. Su socia, Rosalie, vive sola con su hijo. Las clientas de la peluquería tienen todas problemas con sus maridos. Las dos hermanas, Judith e Irene, viven solas. Su joven asistenta, Bérénice, se enamora siempre de cretinos… Pero Marco también está muy solo. No tiene a nadie en quien apoyarse, en quien confiar. Judith, tiene a su hermana. Él, se las apaña como puede.


P: Le ha dado un papel a su ex-cuñado, Richard Berry, a su propia hija, Marilou Berry, en el papel de la hermana de Fanny, a su hijo, Rudy en el papel de un adolescente del barrio. ¿Le gusta encontrarse en familia?

JB: Es un lujo poder rodearse de personas a las que queremos, sobre todo, cuando tienen talento. Estaban todos encantados de participar en el mismo proyecto.


P: ¿Suele trabajar con en el mismo equipo de técnicos?

JB: He repetido con algunos en este rodaje. El vestuario es de Fabienne Katany. Trabajo con ella desde el "Felpudo Maldito". Ya había trabajado con el decorador Olivier Radot en mi película anterior "La exmujer de mi vida". Michel Kharat, el ingeniero de sonido, también había participado y de las mezclas se ha ocupado Dominique Hennequin, que siempre está disponible, a pesar de que a veces tiene una agenda muy cargada. Le he pedido a Robert Alazraki que se ocupe de la luz. Es la primera vez que trabajo con él como directora, pero ya había trabajado con él como actriz.


P: ¿Y el montaje?

JB: Siempre trabajo con la misma montadora, Claudine Merlin, con la que tengo una complicidad total. Me encanta el montaje porque es como otra escritura. Vuelves a escribir las escenas, las modificas, las acortas. Yo corto mucho en el montaje, no soy de las que están totalmente enamoradas de lo que han rodado.


P: ¿La banda sonora es original?

JB: ¡Otra historia de familia! Le pedí a Djamel Kore, rapero, arreglista, DJ y productor, que compusiera la música de la película. Y canta HAS. Tiene incluso una pequeña aparición en la película. Es, por decirlo de alguna manera, el hermano de leche de mi hijo, porque su abuela, nurse profesional, educó a mi hijo antes de que yo lo adoptara. La cantante es una jovencita a la que nadie conoce todavía. Se llama Ticor, es una encantadora antillesa con una voz increíble.


P: ¿Por qué eligió "Los Reyes Magos" de Sheila?

JB: Los "Reyes Magos" soy yo, es Irene. Había dudado con "L’été Indien", pero con los "Reyes Magos" podía bailar. Porque la historia de esta canción es también la de Irene; se va a ir al encuentro de su amor. Te seguiré, donde tu vayas, iré yo...


P: El personaje de Irene es el único que está lleno de esperanza. En el fondo, la película es bastante dura. No en la onda de esas películas a las que nos tiene acostumbrados.

JB: Gracias a Dios, evolucionamos. No escribo obligatoriamente con 50 años cumplidos lo que escribía con 30 ó 40. Pero no hay cinismo en la historia que cuento.


P: Pero nada es glorioso para nadie, todos están insatisfechos, excepto Irene.

JB: Les cuesta, sufren un poco, como en la vida.


P: Es verdad que Mario vuelve con su mujer porque la quiere, pero ¿cómo y en qué condiciones?

JB: No sabemos, efectivamente, cómo va a continuar su historia, ni si la pareja va a durar. La vida en general no siempre es rosa. Es una película en la que no he buscado un "Happy End" y, al mismo tiempo, no tiene nada de trágico.


P: Bueno, hay un mini "Happy End"...

JB: Sí, pero no en el sentido clásico. En el libro, Marco y Fanny vuelven a estar juntos pero no he querido un final tan evidente para la película. Sin embargo, echaría más de menos a Fanny que a Judith si le dejara.


P: ¿Qué ha cambiado, entonces, entre el libro y la película?

JB: Sencillamente, que me parecía más interesante, desde el punto de vista dramático, mantener la duda.


P: Pero, ¿necesitaba un poco de esperanza?

JB: Sí, me cuesta mucho imaginar que todo está perdido. Soy una optimista empedernida.


Entrevista con Nathalie Baye

P: ¿Nada más leer "La Clienta" le entraron ganas de interpretar a Judith?

NB: Sí, es la primera vez que sigo este método. Cuando leí el libro, enseguida me di cuenta de que Judith era un magnífico papel femenino y llamé a Josiane para decírselo. Luego, trascurrió año y medio antes de que me propusiera el papel. Estaba muy contenta. Leo muchos guiones, pero pocas veces encuentro personajes que me interesan.


P: Y sin embargo, la película, en su primera versión tuvo muchos problemas para montarse.

NB: No era nada sencillo. ¡En aquella época, un productor le dijo a Josiane que preferiría enterarse de que su mujer tenía cáncer, antes de saber que pagaba a chicos de compañía! Y es un tema extraordinario, inteligente, que describe bien la época en la que vivimos.


P: ¿Cómo se conocieron Josiane Balasko y usted?

NB: Nuestras vidas se habían cruzado muchas veces, por motivos profesionales. Luego, tuvimos la oportunidad de trabajar juntas en "Absolutamente Fabulosas", la película de Gabriel Aghion. Al principio del rodaje, yo estaba completamente perdida. Incluso hundida. No era yo, no sabía qué estaba haciendo allí. Me veía como falsa, excesiva, llevaba una vestimenta que nada tenía que ver conmigo. Josiane descubrió que me pasaba algo. Me estuvo observando y luego vino a hablar conmigo. Escucha Nathalie, me dijo, no tienes tus referentes habituales. A mí, cuando hago películas dramáticas, me entra el pánico, también tengo momentos como el que estás viviendo tú. Dite a ti misma que lo que haces está bien y venga, diviértete. Sus palabras me desbloquearon. Nos apoyamos mucho mutuamente en aquel rodaje, lo que creó una estrecha relación entre nosotras. Josiane tiene su puntito de mala leche, grita, dice lo que piensa. Y, al mismo tiempo, es una persona muy tímida, muy pudorosa. Te enternece. La primera vez que la vi en el rodaje de "Absolutamente Fabulosas" fue durante una lectura y ni siquiera me miraba. Cuando quería hablar, miraba al director, a la gente que conocía, pero a mí no, me ignoraba completamente. Pensé: Va a ser duro, se ve que no le caigo bien. Y luego nos juntamos con otras personas a las que ella no conocía. Y entonces, sólo se dirigía a mí. Entonces entendí hasta qué punto era tímida, y es algo que no puedes sospechar en alguien como ella. Es una persona a la que aprecio mucho.


P: Usted incluso la ha dirigido en algunos momentos…

NB: En un rodaje, creo que todos estamos en el mismo barco. Cuanto mejor estén los demás, mejor estaremos todos. En las escenas de dos, a veces, me topo con directores que dicen algo a mi partenaire y yo veo claramente que el mensaje no está llegando. Entiendo lo que el director quiere decir, pero no sabe expresarlo. Entonces, yo, bajito, le digo algo a mi partenaire, tratando de no herir sensibilidades. Es muy difícil para un director estar delante y detrás de la cámara, aunque algunos digan lo contrario. Josiane se iba a hablar con el equipo para ver si todo había ido bien, si la cámara estaba en el sitio correcto. De repente, tenía cincuenta mil cosas en la cabeza y, aunque sea una actriz acostumbrada a hacer juegos malabares en la vorágine del rodaje, a veces resulta complicado. Como existe verdadera complicidad entre nosotras, le eché una mano. Al principio, llegaba con demasiada fuerza, blindaba a su personaje. Y en realidad es muy femenina, debajo de esas maneras un poco de tío, y su papel tiene que evolucionar hacia la feminidad cuando se enamora. A veces, como no había nadie más para decírselo, yo le daba un toque, trataba de aconsejarla.


P: ¿Y la escuchaba?

NB: Josiane tiene una gran virtud, desgraciadamente no muy frecuente: escucha realmente a los demás, tiene en cuenta lo que le dices. En su última película, me parecía que la fotografía no estaba especialmente cuidada. Le sugerí que cambiara de equipo y así lo hizo.


P: ¿Cómo abordó el personaje de Judith?

NB: Nunca había tenido la ocasión de interpretar a un personaje así. No tengo ningún juicio moral sobre ella. Ha hecho su vida, se ha separado de su marido, como muchas mujeres activas de hoy en día. No ha tenido hijos, porque no ha visto que se le pasaba el tiempo, eso también pasa… Está sola a sus 50 años. Es una auténtica sentimental, como su hermana, pero ella lo oculta bien, porque le da canguelo. Se ha llevado tantos tortazos, que se ha refugiado en el trabajo. Al interpretarla, me ha parecido realmente conmovedora, y este registro también me interesaba mucho. Paga, de acuerdo, pero podría volver a enamorarse. Y en el fondo, es lo que está esperando aunque se defienda de ello. Al final, está casi enamorada de Marco y cuando él se va, es muy doloroso para ella, aunque ya haya parado muchos choques en su vida.


P: Ella es todo matices. Es lo que usted muestra.

NB: Sí. Judith no tiene instinto asesino, no es un tiburón, no va a pegarse con nadie. Es inteligente, sabe que un hombre que todavía está enamorado de otra mujer nunca será suyo. Yo soy como ella, no creo que podamos forzar el amor. Hay mujeres que se lanzan en combate y que no cejan hasta que el hombre cede. Yo no soy así. Me hubiera encantado interpretar a una tía dura, a una zorra, pero Judith no es así. Lo bueno de este tema, es que no se la juzga. Ni a ella, ni a él tampoco. Es muy fácil tirar la piedra contra la gente que se encuentra así o contra las mujeres que funcionan así, pero es una cuestión de circunstancias, no pueden hacer otra cosa. La película también habla de la edad y de la trasgresión. Vemos a más hombres pavoneándose con mujeres 20 años más jóvenes que al revés. Aunque las mujeres rejuvenezcan muchísimo actualmente y aunque a mi alrededor tenga amigas que sacan 10 años a sus maridos. Pero diez años no son veinticinco, como entre Judith y Marco. Es menos molesto. Dicho esto, hay una edad en la que estás muy pendiente de lo que piensan los demás y una edad en la que te importa un pepino.


P: Judith y su hermana se ríen del qué dirán.

NB: Me gusta mucho la relación que existe entre las dos hermanas. Tienen una gran complicidad, se conocen al dedillo. Y Judith no oculta su manera de funcionar. Lo tiene asumido. A la gente con la que trabaja tampoco la engaña. Nadie la juzga. Todas las combinaciones entre los personajes funcionan muy bien. Eric Caravaca funciona tan bien con Isabelle Carré como conmigo. Eric, en el papel de Marco, no es un cliché, transmite una cierta sinceridad. Josiane pensó en él desde el primer momento para el papel, me lo había dicho, pero al principio me pareció una elección un tanto curiosa. Más adelante entendí hasta qué punto era una elección inteligente. Eric nunca está donde te lo esperas. En el rodaje, Josiane dirigiendo a Eric era de morirse de risa. Ella le pinchaba, le reñía, le decía: ponte recto, ponte recto. En las primeras escenas de amor que tuvimos juntos él y yo, ella no paraba de gruñir: Así no, espera, voy a darle un muerdo a Nathalie, para que veas cómo se hace. Y, al final, Eric se soltó. Superó su pudor y ella estaba feliz.


P: ¿Qué opina del personaje de Fanny?

NB: Isabelle Carré es una actriz increíble, puede interpretar lo que quiera. Ha conseguido encontrar el toque popular de Fanny y su carácter feroz, de animal. Al mismo tiempo, Fanny es valiente, no suelta la presa. Me gustan mucho las escenas que tenemos juntas. En particular, cuando Judith le dice que ya no paga a su marido. La aconseja, la consuela, le dice que por ningún hombre vale la pena ponerse en ese estado. Judith ya ha pasado por eso, ha entendido muchas cosas. Fanny todavía es joven. En ese momento, se establece una verdadera solidaridad entre ambas mujeres


P: ¿Es una película sobre la soledad de las mujeres?

NB: Sí, exactamente. Lo veo todos los días a mi alrededor: las mujeres, a partir de los 50, están solas, pero antes también. ¡Incluso a los 30, incluso a los 25! ¡Y los hombres también! No sé nada de Internet, no sé navegar. Pero me doy cuenta de que nunca antes se ha hablado tanto de comunicación y nunca antes ha existido tanta soledad. Es muy sorprendente. Es una característica de la sociedad. Me han contado la historia de un profesor de filosofía, un hombre inteligente, brillante, que chatea con mujeres que le dicen que puede ir a las 11 de la noche, cuando los niños están dormidos, que le dejarán la puerta abierta. Estas mujeres pueden conocer así a hombres totalmente desconocidos. Esto traduce angustia, una verdadera soledad y también falta de tiempo. Sin duda, también confusión, miedo. Las mujeres han evolucionado mucho y muy deprisa. Los hombres tienen miedo y ellas tienen miedo. Ya nadie habla con nadie, todo el mundo desconfía. Si cada vez hay más solteros, probablemente sea también porque los hombres y las mujeres han jugado a una guerra de sexos que yo, particularmente, desapruebo. En lugar de estar con los demás, estamos contra ellos. El resultado no es como para estar orgullosos.


P: ¿En su opinión, el final es triste o es un "Happy End"?

NB: Judith recupera su libertad. Marco y Fanny tienen dos años de vida en común y quizá 80 años por delante, ¿quién sabe? Yo siempre he pensado que una carrera de fondo es algo muy excitante...