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50 hombres muertos cartel reducido50 hombres muertos(Fifty dead men walking)
Dirigida por Kari Skogland
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Acerca de la producción
Cuando la guionista y directora Kari Skogland comenzó a considerar la versión cinematográfica del relato autobiográfico sobre la vida de Martin McGartland como informante británico en Irlanda del Norte, se dio cuenta de que la mejor manera de enfocarlo era mantener la neutralidad y ofrecer al público la oportunidad de sacar sus propias conclusiones sobre las acciones de McGartland.

Para Skogland, la vida de McGartland lo tenía todo – una historia de espías, una historia de amor, una lucha interna que se reflejaba en el conflicto histórico – pero fue el recorrido de McGartland, que pasa de delincuente de poca monta a informante al más alto nivel, lo que inspiró a la realizadora canadiense Skogland a humanizar y analizar el hombre.

En lugar, simplemente, de ofrecernos un relato biográfico de las experiencias de McGartland, Skogland tomó fragmentos del libro y se concentró en los aspectos más electrizantes de la historia para realzar la intriga y plantear preguntas directas al espectador.

El mayor desafío de Skogland era aportar autenticidad a un tema del que hasta entonces sabía muy poco. Contar la historia de un hombre cuyas elecciones en la vida dictan no solamente su futuro, sino también el de todos aquellos en contacto con él, no es un concepto nuevo; pero plantear la historia con el telón de fondo del conflicto de Irlanda del Norte y los Disturbios añadía un elemento más al guión de Skogland que necesitaba ser absolutamente preciso para ser fiel a la realidad, no sólo respecto a la experiencia de McGartland, sino a la de muchos otros jóvenes que en aquellos tiempos tuvieron que posicionarse.

"Pensaba que sabía algo sobre el tema, y descubrí que no sabía nada. Tuve que vivir aquí durante un tiempo para conocer y comprender la causa y sus consecuencias", dice Skogland. "Me atrae adentrarme en historias muy complejas que tienen el nexo de una agenda política mezclado con el coste personal", dice cuando se le pregunta qué le llevo a abordar este tema. "Me interesan las pequeñas historias humanas dentro de un conflicto mayor. Por eso, encontrar este material supuso un sueño hecho realidad, más aún dentro de un universo que no solo hace que la historia sea relevante, sino que, además, hace que pueda contarse de la manera más relevante".

Cuando se le pregunta si cree que es buen momento para una historia como ésta, Skogland lo tiene claro. "Sin duda" dice. "No sólo porque es algo que está sucediendo en todas partes del mundo, y por ello es universal, sino en términos de la historia específica que estamos contando. Todos los días aparecen nuevas informaciones que verifican lo que contamos. Ahora tenemos información de la que carecíamos incluso hace cinco años. Por eso, hasta ahora no hubiésemos podido reflejar esta historia con el mismo grado de autenticidad".

"Todos queríamos contar la historia bien", dice Skogland. "Mi historia intenta no posicionarse. No la he politizado". Aunque el telón de fondo es el conflicto del IRA durante los Disturbios, Skogland cree que la narrativa de la película hubiese funcionado igualmente bien en cualquier otro conflicto similar. "Podría ser Irak o el centro de Nueva York", dice. "Cuando dos partes entran en conflicto, la frontera entre el bien y el mal se desdibuja. Uno llega a no saber por qué lucha, dónde empezó el problema, o dónde va a conducirte. Y por ello, en cierto modo, al final se plantea la pregunta. A fin de cuentas, ¿merece la pena? Creo que, por ambas partes, se llega a un punto en el que ya no se está ni siendo sincero, ni quebrantando la ley".

La directora pasó cierto tiempo en Belfast y sus alrededores antes de comenzar la producción, imbuyéndose en la cultura local y hablando con la gente. "Ese fue un período mágico", dice. "La comunidad me aceptó y todos querían contar la historia correctamente, estar seguros de que había autenticidad en ambas partes". Skogland llevó también al equipo, para que se adentrasen y 'aclimatasen' a la zona y, lo que es más importante, al dialecto local.

Jim Sturgess había finalizado hacía poco tiempo el rodaje de '21', ambientado en Las Vegas, donde interpreta el papel de un joven americano. Originario de Surrey, desde el principio se mostró decidido a dominar el acento local que le permitiese sentir que estaba representando plenamente el personaje. "Sabía que Kevin [Zegers, co-protagonista] iba a estar en Belfast una semana antes de mi llegada, así que fui allí y me reuní con él. Esa semana no teníamos ningún compromiso; es decir, no teníamos ensayos, ni nada parecido. Simplemente, estuvimos viviendo en Belfast, integrándonos entre la gente y con la comunidad. Íbamos a los pubs, a los clubs, a fiestas particulares y cosas así, para estar constantemente en contacto con el acento, al cien por cien".

"Necesité unos dos meses antes de empezar", recuerda Zegers. Llegando dos meses antes de que comenzara la producción, Zegers pasó tiempo con Skogland y se adentró en la comunidad local. "Llegué en septiembre, así que tuve seis semanas antes de que comenzase el rodaje. Principalmente por el acento porque, a mí al menos, era lo que más me preocupaba. Odio cuando la gente no consigue el acento correcto. Me molesta mucho".

Con el paso de las semanas el acento de Zegers mejoró, hasta estar seguro de dominarlo. "Si voy a un pub en Belfast ahora sé que nadie me va a mirar con curiosidad. Simplemente tienes otra soltura; hablas de otro modo. En Belfast tienen un estilo muy característico. Fijándote en cómo te mira la gente sabes si eres uno de ellos, o no. Cuando llegué, en cuanto me veían tenían claro que era americano. A la gente le asustaba, y yo mismo sentía gran curiosidad por ver cómo iba yo a responder. No sólo en cuanto a conseguir el acento, conocer la situación, sino además en cuanto a crear un personaje del que me sintiera orgulloso. Ése ha sido el desafío para mí".

La historia de McGartland atrajo a Sturgess por muchos motivos. La sinceridad de la historia parece ser lo más importante en su mente cuando habla de su papel. "La sinceridad viene realmente de la situación, de la ciudad y de estas personas. Es difícil encontrar personas más honestas que éstas". A Sturgess le importa que el espectador entienda la reticencia de esas personas que acabaron por verse envueltas en la escalada de violencia que se produjo hace 30 años.

Durante el tiempo pasado en Belfast ha hablado en profundidad con mucha gente que se ha esforzado en explicarle que no todo el mundo tenía, o tiene, una inclinación política natural sino que, si tantos de ellos se vieron afectados por el conflicto fue por las circunstancias. "Eran simplemente gente normal que quería vivir su vida con normalidad", recuerda Sturgess. "Y, como en todas partes, siempre hay muchas posturas diferentes. Las cosas no son blancas o negras. Eran tiempos muy confusos y era muy difícil distinguir qué estaba bien o mal. Creo que eso es importante para mi personaje. En realidad, no sabe muy bien qué esta haciendo. No sabe hacia dónde tirar. Cree que la gente del IRA es su comunidad, y eso tiene un peso muy grande en su mente. Pero, al mismo tiempo, está totalmente en desacuerdo con parte de ello: la violencia, la muerte y la tortura".

El guión tenía una fluidez muy atractiva. Skogland siguió aprovechando momentos de inspiración durante la pre-producción en Belfast para realzar la autenticidad. "Había una escena totalmente escrita y entonces llegaba volando, completamente emocionada y decía: "He estado en un pub hablando con alguien que me ha contado una historia genial. Tenemos que incluirla en la película", recuerda Sturgess. "Así es que, al tiempo que es una historia sobre Martin McGartland, es también la historia y las historias de estas personas, historias de pub, o lo que sea… " Kari Skogland es una persona muy accesible, muy generosa".


El aspecto y los lugares de rodaje
El diseño de vestuario es magnífico. Stephanie captó un look general sencillo que se corresponde a la época de los hechos, pero que se mantiene en un contexto moderno. Hay que tener cuidado con cómo percibe el público moderno estas cosas, porque a veces épocas recientes simplemente se ven "mal" cuando se recrean. Stephanie consigue añadir justo el detalle perfecto que da a los actores un sentido real de quiénes son. Un simple matiz; un abrigo – la cazadora adecuada de la época, calcetines blancos...- presta mucha atención a la evolución del personaje, de modo que su vestuario refleje sus cambios y su progresión a medida que la historia va avanzando. Lo mejor es que consigue hacerlo todo con estilo y gracia, aunque a veces el ritmo sea trepidante. Pase lo que pase, sonríe y eso ayuda a que todos se sientan cómodos, algo esencial para un actor cuando está buscando y preparando su personaje.

Refiriéndose a su transformación de regreso al Belfast de los años 80, Sturgess ríe al hablar de su aspecto. "Nunca pensé que me vería con un bigote, pero ahí está. Calcetines blancos, zapatos sin cordones y bigote. De eso se trata. Fue divertido porque tenía una sesión fotográfica en pleno rodaje de esta película y pensé 'Oh no'. Era una sesión importante, y yo con bigote. Y me presenté pensando: 'me van a decir que me lo quite, o me lo van a quitar con photoShop, o van a hacer algo'. Llegué y todos esos expertos de la moda europeos tenían bigote. Así que pensé: 'Ok. Estoy en buenas manos'".

"Cuando entré fue genial porque estábamos mirando todas estas fotos, y me di cuenta de que realmente empezaba a meterme en el ambiente. Tenía una idea muy clara del aspecto que quería tener. Y, gracias a Dios, los encargados del vestuario y del maquillaje estaban totalmente comprometidos y entusiasmados, con muchas ganas de trabajar. Todos lo estábamos. Me puse el traje y dije "sencillamente, dadme el peor jersey que tengáis, con el dibujo más horrible". Y luego vi estos zapatos negros, en medio de un montón de zapatillas deportivas, con estas horribles hebillas doradas delante. Y dije: "míos". Estuvimos probándome conjuntos y, de repente, cuando me puse los calcetines blancos y los zapatos sin cordones, todo cobró sentido".

La película está ambientada entre finales de los 80 y principios de los 90. La producción llevó al equipo a una serie de exteriores que anteriormente habían sido bastiones del IRA, barrios que habían vivido una gran dosis de violencia y disturbios desde el comienzo de los años 70.

Había una inquietud natural porque el tema de la película fuese a caldear los ánimos entre la población y la producción, y Skogland en todo momento insistió en que tanto los actores como el resto del equipo permaneciesen discretos y respetuosos en todo momento. Pero, al final, se corrió la noticia del rodaje y la gente empezó a sospechar que los realizadores se estaban centrando en un personaje polémico.

"Aunque había un par de personas sin ganas de implicarse, la mayoría de la gente nos acogió bien y fue de una ayuda increíble para todo el equipo. Estaban al tanto de lo que ocurría. Sabían que estábamos rodando una película acerca de McGartland y, aun así, seguían deseando cooperar".

La producción también contó con un par de asesores ex-militares que ayudaron a coordinar las escenas de calle en las que McGartland se encuentra con los soldados y se produce una persecución. Sturgess recuerda un día concreto del rodaje en Belfast cuando se dio cuenta de que la noticia del rodaje y de su guión se había finalmente filtrado a la población local. "Estábamos rodando en un barrio de Belfast y había niños que se me acercaban y me decían: 'Mi padre conocía a un soplón, o 'su padre era un informante' y todos ellos eran críos de 10 años, que sabían perfectamente qué es un soplón".

"Un chaval me tiró una piedra a la cabeza. Rebotó, me giré y ahí estaba ese crío, de unos 16/17 años, gritando: 'Maldito soplón', 'Chivato', y cosas así. Sólo estaba más o menos bromeando, pero aún así podías percibir que había mucha tensión y mucha animosidad hacia aquellos que fueron en contra de su comunidad y pasaron información a los servicios de inteligencia británicos".

"Así que, por un lado, he estado sintiéndome muy culpable por lo que se supone que estoy interpretando, y muy incómodo en estas comunidades. Luego, he hablado con gente del otro lado, y me dicen que esta información salvó vidas, y que fue muy importante, y entonces empiezas a sentirte bien contigo mismo. He estado fluctuando constantemente entre estas dos emociones diferentes".

"Cuando Kevin [Zegers] y yo llegamos aquí, empezamos a hablar con una pareja de chicos que tuvieron relación con el IRA y nos contaban chorradas sólo para torearnos. Y todo era en plan de broma, pero realmente causa una gran impresión ver lo real que era para esas personas".

Nathalie Press no tiene más que elogios para su experiencia de rodaje en Belfast: "Me ha encantado estar en Belfast. Creo que es un lugar mágico, y por eso la experiencia ha sido mágica", dice. "He conocido a tantas mujeres extraordinarias; a muchos hombres de una gran fortaleza – muchos de los cuales han estado en la cárcel, mujeres que han luchado para el IRA… Personas extremadamente filosóficas, pero también muy normales. Personas divertidas y con los pies en la tierra. Ha sido una experiencia realmente enriquecedora en mi vida como actriz".

No es la primera vez que Press encarna el papel de una madre. Fue la protagonista del cortometraje ganador de un Oscar de Andrea Arnold Wasp, siendo aclamada por su interpretación de una madre soltera inmersa en una lucha económica y psicológica por sacar adelante sola a sus hijos.


El reparto
Skogland recuerda la génesis del proceso de casting. "Sir Ben fue mi primera elección; tiene todas las cualidades que yo buscaba para el personaje", dice. "Cuando nos encontramos y hablamos del papel, y de la vida, y de la época de los Disturbios, inmediatamente comprendió quién era, y quién no era este hombre. Sir Ben es particularmente bueno en interpretar matices, algo muy importante en el trabajo de este personaje. Tenía tanto que expresar con una sola mirada, y ha sido fantástico verle trabajar e ir bordando cada escena".

La directora es igualmente elogiosa al referirse a Sturgess. "Ha sido absolutamente maravilloso trabajar con Jim – una bendición. Es alguien que cae bien de manera natural y eso era esencial para este personaje que va a tener que franquear la línea entre ir contra su comunidad, su familia, y hacer lo correcto. "

"Además es fantástico con los acentos y, en cuanto puso un pie en Irlanda del Norte, ya no lo abandonó. Incluso la gente del lugar le acogió pensando que su acento era verdadero. En realidad, yo sólo oí su acento británico meses después" ríe al recordarlo. "Jim dedicó tiempo a comprender las complejidades del personaje y cómo en distintos sentidos se siente dividido hasta que termina por hacer el último sacrificio – su futuro. Ese proceso tenía que reflejarse progresivamente a lo largo de toda su interpretación, y siempre lo hizo aparentemente sin esfuerzo, independientemente de las profundidades en las que hubiera de sumergirse. Jim tenía también una magnífica percepción e ideas acerca del personaje y de la historia, algo que siempre busco en un actor".

El guión tenía una fluidez muy atractiva. Skogland siguió aprovechando momentos de inspiración durante la pre-producción en Belfast para realzar la autenticidad. "Había una escena totalmente escrita y entonces llegaba volando, completamente emocionada y decía: "He estado en un pub hablando con alguien que me ha contado una historia genial. Tenemos que incluirla en la película", recuerda Sturgess. "Así es que, al tiempo que es una historia sobre Martin McGartland, es también la historia y las historias de estas personas, historias de pub, o lo que sea… " Kari Skogland es una persona muy accesible, muy generosa".

Sturgess se emociona al hablar de su trabajo con el oscarizado Ben Kingsley – "Nunca sé qué esperar. Siempre intento no juzgar a nadie hasta haberlo conocido. Pero, sencillamente, ha sido increíble conmigo. Siempre está dándote ánimos. También le preocupaba mi percepción de las cosas. Siempre está dispuesto a probar algo nuevo. O, más bien, siempre está dispuesto a probar cualquier sugerencia que surja. Es absolutamente perfeccionista. Pero al mismo tiempo entiende que es un juego, que hay que disfrutar".

Kingsley es igualmente elogioso en cuanto a la interpretación de Sturgess. "No puedo soportarle…. Irritante", dice Kingsley, en una de las raras ocasiones en las que es incapaz de mantenerse serio. "No; es absolutamente encantador", añade. "Es muy especial. Parece estar totalmente libre de narcisismo, lo cual es muy saludable, y además es un gran modelo para sus compañeros que, a causa de la fama, son muy susceptibles cuando son jóvenes. Pueden hacerse muy susceptibles al culto de la celebridad que es terriblemente importante ahora, pero sin ningún sentido. Jim tiene un ego y un sentido de su valía personal muy saludables. No es nada narcisista y, por ello, podemos conectar tan bien el uno con el otro".

Cuando se le pregunta por las dificultades que una película violenta y dura plantea a un actor, Sturgess es consciente de que la película refleja actos de violencia que eran hechos cotidianos durante la época de los Disturbios. "Es difícil, porque yo no había estado antes en demasiadas situaciones de este tipo. Nunca he experimentado algo tan traumático como lo que vieron y vivieron estas personas. Lo bueno de conocerlos muy pronto fue que pude ver las cosas desde su punto de vista. De gente de quien nos hicimos muy amigos, a veces pensaba, 'no puede creer que fueras capaz de hacer eso. Eres un tipo encantador... Realmente estuviste en esa habitación y realmente sucedieron esas cosas..'. Era increíble que esas personas fueran capaces de involucrarse en ese tipo de actos de violencia en sus vidas en nombre de una causa en la que creían genuinamente. Es verdaderamente desgarrador".

Zegers explica un poco los antecedentes de Sean, su personaje – "Sean es el mejor amigo de McGartland. Son amigos desde la niñez. Sean básicamente introduce a Martin en 'la Causa', en el IRA. Sean fue el primero en involucrarse. Es la 'puerta de entrada' de Martin en el IRA. Soy su buen amigo, pero enfocado en la dirección incorrecta".

Skogland pensó que para que la historia de Martin y la de Sean encajasen correctamente a lo largo de la película, sustentando muchas de las decisiones (o de las indecisiones) del protagonista, era importante aligerar el personaje de Sean en comparación con el relato de McGartland en su libro.

"En el libro, el personaje de Sean es bastante siniestro", explica Zegers. "Karil [la directora] y yo decidimos bastante pronto que salvo que fuese alguien más o menos agradable y el espectador entendiese que Martin y él habían sido buenos amigos desde hacía mucho tiempo, el atractivo de Sean no iba a funcionar. Creo que en la película todos son personas con imperfecciones, pero muy honestas, y creo que eso es lo que hace que la historia funcione".

Cuando se le pregunta por la historia y por lo que le atrajo de ella, dice que el guión fue clave. "Me encantó y pensé que estaba magníficamente escrito. Me encantó la historia y todas las cuestiones que la historia plantea. Como actriz, con un tema así, queda mucho espacio libre para que el personaje tenga su propia libertad y para que siga siendo ambiguo. Mi personaje tiene momentos en los que tiene que preguntarse qué esta haciendo su hombre, y hay momentos en los que quiere descubrir qué es lo que le mueve y dónde está dentro de todo ese conflicto en el que han nacido. Lara es una persona feliz y despreocupada", abierta de miras, llena de deseo por él, aunque intenta mantener la calma, hacerse la dura, no demostrarlo demasiado, aunque le gusta de verdad. Luego, cuando ya está más enamorada, tiene que ser un poco más introspectiva. Es una madre joven, y tiene que cuidar de sus hijos y de su relación.

La experiencia en su conjunto ha marcado a Press, y la describe como "extraordinaria". "Hemos conocido gente increíble. Gente que había estado en la cárcel, gente que había luchado en las filas del IRA, gente que trabajaba para la comunidad. Creo que si naces en medio de un conflicto, y si está a la puerta de tu casa, ¿te unes a él y te conviertes en una persona violenta? ¿o simplemente te sientas y miras? Ahí es donde se plantea la cuestión: ¿eres parte del problema? o ¿eres parte de la solución?"

"Una de las cosas en las que me estoy centrando en el trabajo es que soy una madre joven y tengo que cuidar de mis hijos y de mi familia. Estas mujeres que estoy conociendo y con las que hablamos simplemente tienen que arreglárselas solas", explica. "Siempre han tenido que arreglárselas. Algunas de las mujeres que he conocido se encargaban de cuidar de las esposas de los presos. Estas mujeres tenían que ocultar el dolor por los problemas de sus hijos de sus maridos presos. Han tenido que sacarse las castañas del fuego solas. Eso es algo que me ha inspirado continuamente".

"Hay momentos en los que Lara es débil y momentos en los que me gustaría que la gente se enfadara con ella y pensara, "¿Por qué no sabías qué estaba haciendo?" "¿Por qué no hablabas con él de ello?". Por lo tanto, hay mucho margen para que el espectador pueda ir elaborando sus propias ideas durante y después. Espero que así sea".

Press siente una gran responsabilidad por reflejar su personaje con gran veracidad. "Creo que parte de la responsabilidad consiste en comprender que, como seres humanos, todos somos enormemente complejos, todos somos inocentes, y todos somos culpables".

Cuando se le pregunta por la experiencia de rodar con una directora aún no consagrada, Kingsley ofrece una respuesta meditada y tangencial. "Hice una película de mucho éxito titulad Sexy Beast, y eso fue con un director novel. Recientemente he hecho una película con Josh Peck y Mary Kate Olson [The Wackness] con un director joven llamado Jonathan Levine – quizá sea su segunda o tercera película. Está muy bien trabajar con directores cuando están dando sus primeros pasos. Sin embargo, permítame recordarle… cada actor, con cada nuevo personaje, se enfrenta con valentía a dar sus primeros pasos. Por lo tanto, todos estamos dando nuestros primeros pasos. Por eso el cine es tan maravilloso: nos pone a todos al mismo nivel. De repente, no hay actores con experiencia o sin ella. Nunca antes he interpretado este papel y, por lo tanto, todos estamos en algo nuevo, y eso hace que un rodaje se convierta en un terreno de juego a un nivel muy democrático".

¿Piensa que Skogland es valiente por abordar este tema? "Creo que actualmente la obligación de los realizadores es ser valientes – hacer que el público se mire en el espejo y diga ¿'Veis bien lo que estáis haciendo'? Los publicistas te dirán que estás haciendo algo y el hombre que quiere venderte un coche te dirá que estás haciendo otra cosa diferente. La revista que te dice que si cambias tu color de pelo cambiarás tu vida te está diciendo otra cosa… pero, y ¿qué tal si de vez en cuando te miras en un espejo de verdad, que te muestre lo que realmente estás haciendo?' ¿o, con quién estás pactando en secreto? o, ¿qué estás pasando por alto? Sí, sí que es valiente".

Kingsley admira el enfoque 'maternal' de Skogland con respecto a sus actores, pero rápidamente explica esa percepción: "Es extremadamente afectuosa con sus actores. Es muy comprensiva. Aunque probablemente se estremecerá al oírme decir esto, tiene muy desarrollado un instinto maternal que es el que guía su historia, la filosofía detrás de su historia, y que también nos guía a todos nosotros para mantenernos dentro de los límites de nuestra función narrativa".

"Como un mosaico, pones juntos todos los colores distintos y nosotros formamos esta imagen maravillosa, pero esa contribución ha de ser constantemente coherente. Me parece una persona inmensamente alentadora, y muy clara con respecto a lo que quiere y a lo que puede ver de la película", concluye Kingsley.

En cuanto al trasfondo político de la película y a las cuestiones que la película de Skogland plantea, Kingsley sugiere que podría haber un mensaje humanitario inserto en ella. "Quizá la película contiene un llamamiento a una resolución no violenta de los conflictos", añade. "Tenemos que encontrar formas de resolver nuestros conflictos través del diálogo, a través de la negociación, a través de la comprensión mutua, cediendo por ambas partes. Por lo tanto, supongo que la película es una llamada a examinar las terribles situaciones que pueden darse en países divididos políticamente por la fuerza, como es el caso de Irlanda, India y Pakistán, la antigua Yugoslavia, los territorios israelíes y palestinos; siempre que se produce una división impuesta, ésta va acompañada de caos y de una terrible violencia".

Skogland es actualmente una de las pocas directoras que hacen películas de acción de este tipo. "Es interesante", dice. "En realidad, creo que sobran dedos en la mano para contarnos". Pero se siente muy cómoda con el género. "Dirigir acción es muy emocionante, porque es como un cubo de Rubik, algo muy particular, específico y que requiere una gran organización, quizá algo bastante femenino; no lo sé – lado derecho, lado izquierdo del cerebro…"

"Pero, lo que a mí me gusta aportar – y quizá sea esto a lo que Kingsley se refería cuando hablaba de ese aspecto maternal – es la emoción que va unida a ello. No me interesa que los tipos duros ejerzan de tipos duros. Me interesa colocar a seres humanos en situaciones extraordinarias. A fin de cuentas, eso es la acción. Y en esas situaciones extraordinarias, algunas personas son valientes y otras no lo son. No me interesa ver una película llena sólo de gente valiente. Me gusta ver a gente haciendo cosas extraordinarias, y a quien menos te lo esperas desmoronándose cuando no debiera, o por el contrario permaneciendo fuerte. Tiendo a interesarme por el lado humano de la gente en cualquier situación".

Pero, ¿se siente bien haciendo lo que hace, es decir, aportando esta película a un público internacional? Skogland ríe. "Me siento sola. No; me siento genial". Si puedo seguir adelante y abrir algunas puertas a otras mujeres directoras que lo están intentando, genial. Estoy feliz de poder hacer lo que hago".


Notas de la directora
Para Kari Skogland, la vida de McGartland lo tenía todo - una historia de espías, una historia de amor, una lucha interna que se reflejaba en el conflicto histórico - pero fue el recorrido de McGartland, que pasa de delincuente de poca monta a informante al más alto nivel, lo que inspiró a la realizadora canadiense a humanizar y analizar la vida de este hombre.

La directora tomó fragmentos del libro y se concentró en los aspectos más electrizantes de la historia para realizar un film de intriga y acción y plantear preguntas directas al espectador.

Durante el rodaje habló varias veces por teléfono con McGartland, que actualmente tiene 39 años y vive en la clandestinidad desde que en 1999 el IRA descubrió que era un topo.

La directora recuerda la génesis del proceso de casting. "Sir Ben Kingsley fue mi primera elección; tiene todas las cualidades que yo buscaba para el personaje", dice. "Cuando nos encontramos y hablamos del papel, y de la vida, y de la época de los Disturbios, inmediatamente comprendió quién era, y quién no era este hombre. Él es especialmente bueno en interpretar matices, algo muy importante en el trabajo de este personaje. Tenía tanto que expresar con una sola mirada, y ha sido fantástico verle trabajar e ir bordando cada escena."

Es igualmente elogiosa al referirse a Sturgess. "Ha sido absolutamente maravilloso trabajar con Jim - una bendición. Es alguien que cae bien de manera natural y eso era esencial para este personaje que va a tener que franquear la línea entre ir contra su comunidad, su familia, y hacer lo correcto. "

El rodaje tuvo lugar en Belbast, en buena parte de los escenarios reales que habían sido baluartes del IRA, barrios que habían vivido una gran dosis de violencia y disturbios desde el comienzo de los años '70.


Declaraciones de Ben Kingsley
En cuanto al trasfondo político y a las cuestiones que la película de Skogland plantea, Kingsley sugiere que hay un mensaje humanitario inserto en ella. "Quizá la película contiene un llamamiento a una resolución no violenta de los conflictos", añade. "Tenemos que encontrar formas de resolver nuestros conflictos través del diálogo, a través de la negociación, a través de la comprensión mutua, cediendo por ambas partes. Por lo tanto, supongo que la película es una llamada a examinar las terribles situaciones que pueden darse en países divididos políticamente por la fuerza, como es el caso de Irlanda, India y Pakistán, la antigua Yugoslavia, los territorios israelíes y palestinos; siempre que se produce una división impuesta, ésta va acompañada de caos y de una terrible violencia".

Kingsley es muy elogioso en cuanto a la interpretación de Sturgess "es una actor muy especial, parece estar totalmente libre de narcisismo, lo cual es muy saludable, por eso conectamos tan bien el uno con el otro"


Declaraciones de Jim Sturgess
La historia de McGartland atrajo a Sturgess por muchos motivos. La sinceridad de la historia parece ser lo más importante cuando habla de su papel. "La sinceridad viene realmente de la situación, de la ciudad y de estas personas. Es difícil encontrar personas más honestas que éstas". A Sturgess le importa que el espectador entienda la reticencia de esas personas que acabaron por verse envueltas en la escalada de violencia que se produjo hace 30 años.

"Eran simplemente gente normal que quería vivir su vida con normalidad", recuerda Sturgess. "Y, como en todas partes, siempre hay muchas posturas diferentes. Las cosas no son blancas o negras. Eran tiempos muy confusos y era muy difícil distinguir qué estaba bien o mal. Creo que eso es importante para mi personaje. En realidad, no sabe muy bien qué esta haciendo. No sabe hacia dónde tirar. Cree que la gente del IRA es su comunidad, y eso tiene un peso muy grande en su mente. Pero, al mismo tiempo, está totalmente en desacuerdo con parte de ello: la violencia, la muerte y la tortura".