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Selma cartel reducidoSelmaDirigida por Ava DuVernay
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Lyndon Johnson: Vamos a llegar a un acuerdo intermedio, Martin.

Martin Luther King, Jr.: No puedo.

Johnson: ¿No puede o no quiere?.

King: He venido para hablarle de la gente. De gente que está muriendo en la calle por culpa de esto. Se los castiga porque quieren, porque necesitan participar en la política norteamericana. Así que no puedo esperar, Señor.


Dice Ava DuVernay, una directora que proviene del mundo del cine independiente y cuya familia es originaria de Alabama: "Selma es una historia acerca de la voz - la voz de un gran líder; la voz de una comunidad que triunfa a pesar de los disturbios; y la voz de una nación que lucha por convertirse en una sociedad mejor. Espero que la película nos recuerde que merece la pena escuchar todas las voces y que todas son valiosas".

Teniendo en cuenta que hasta la fecha ninguna superproducción se ha centrado en ningún aspecto de la vida del Dr. King, ni en el movimiento del derecho al voto, DuVernay sintió la necesidad imperiosa de contar esta historia. Al mismo tiempo, quería raspar la capa superficial de un icono intocable y mostrar al Dr. King como un hombre de carne y hueso, un hombre con defectos e incertidumbres, pero también con una fortaleza y una pasión que alimentaba la lucha de la gente que le rodeaba.

"Me parece sorprendente y digno de mención que, 50 años después de la muerte del Dr. King, no se haya hecho una película en la que él sea el protagonista. Es algo increíble", dice la directora. "Es extraño y bastante triste, pero me alegra decir que hemos conseguido cambiar esa situación".

Aunque la historia del Dr. King es fundamental en Selma, DuVernay amplía la historia a los hombres y mujeres que desempeñaron un papel fundamental en la creación y desarrollo del movimiento. No sólo quería dar a conocer los acontecimientos originales sino también el interesante entramado personal que había detrás de ellos.

"Solemos relacionar a King con una estatua, un discurso, o un día de fiesta, pero era un hombre, un hombre que tenía relaciones complicadas, que era muy humano, y un hombre que murió a la edad de 39 años por luchar por esas libertades de las que todos disfrutamos ahora. Cuando ahondas en el mito, te das cuenta que su fuerza interior es algo que todos tenemos. Si conseguimos encontrarla dentro de nosotros mismos, seremos capaces de hacer grandes cosas", explica DuVernay.

Paramount Pictures, Pathé y Harpo Films presentan Selma, dirigida por Ava DuVernay y con guión de Paul Webb. Está protagonizada por David Oyelowo, Tom Wilkinson, Carmen Ejogo, Giovanni Ribisi, Lorraine Toussaint, Common, Alessandro Nivola, Cuba Gooding Jr., con Tim Roth y Oprah Winfrey como "Annie Lee Cooper". Los productores son Christian Colson, Oprah Winfrey, Dede Gardner, y Jeremy Kleiner. Los productores ejecutivos son Brad Pitt, Cameron McCracken, Diarmuid McKeown, Nan Morales, Nik Brower, Paul Garnes y DuVernay. El equipo detrás de las cámaras está formado por el director de fotografía Bradford Young (En un lugar sin ley, Pariah), el montador Spencer Averick (Middle of Nowhere), el diseñador de producción Mark Friedberg (Noé) y la diseñadora de producción nominada dos veces a los Oscar®,Ruth E. Carter (El mayordomo, Malcolm X).


El sueño del derecho al voto
El 7 de marzo de 1965 los norteamericanos estaban viendo en la televisión Los juicios de Nuremberg de Stanley Kramer. Se quedaron atónicos cuando las noticias interrumpieron la emisión con imágenes aterradoras de los actos violentos que se estaban produciendo en su propio país. En Selma, Alabama, la policía local y estatal acababa de atacar a los manifestantes que defendía el derecho a votar de todos los norteamericanos. El resultado fue decenas de heridos y brutales actos de represión en pleno siglo XX que enfurecieron y avergonzaron a muchos. Se convertiría en un momento decisivo que celeró el triunfo de una lucha centenaria.

El derecho al voto de los negros americanos (o al menos los varones negros) se garantizó por primera vez en 1870 con la aprobación de la 15ª Enmienda. Pero durante casi 100 años, ese derecho se vio obstaculizado sistemáticamente en muchos lugares de todo el país. (Incluso ahora, el derecho al voto sigue discutiéndose debido a que el Tribunal Supremo suprimió en 2013 partes de la Ley del Derecho al Voto de 1965 y las nuevas leyes de identificación de votantes reavivaron el debate sobre el impacto en la participación de los votantes).

A principios de la década de los 60, la situación estaba a punto de estallar en algunos lugares del Sur, sobre todo en Alabama, que se había convertido en un punto de referencia de la lucha por los derechos civiles desde que Rosa Parks se negó a ceder su asiento en un autobús segregado en Montgomery. En todo el estado, los funcionarios locales bloqueaban repetidamente los intentos de los ciudadanos negros de registrarse en el censo para votar. Los sometían a exámenes improvisados para evaluar su alfabetización con preguntas absurdamente complicadas diseñadas para que no superaran las pruebas. Además, la generalización del impuesto al sufragio era un obstáculo para los pobres y penalizaba a los que querían votar incluso si habían conseguido censarse. En 1965, en Alabama había condados en los que ningún ciudadano negro había votado en ninguna elección en los últimos 50 años.

En Selma, una localidad en la que sólo 130 de los 15.000 ciudadanos negros estaban censados, los ciudadanos empezaron a plantar cara. El grupo nacional de derechos civiles, el Student Nonviolent Coordinating Committee (conocido por sus siglas SNCC o "snick"), empezó a organizarse en la zona en 1963, pero se enfrentó a una resistencia férrea, sobre todo por parte del sheriff Jim Clark, partidario de la segregación, que utilizó piquetes locales para intimidar, arrestar y dar palizas a los que participaban en las grupos pro derechos civiles. En enero de 1965, Martin Luther King, Jr. – el joven pastor que iba a convertirse en la voz moral más influyente del país en defensa de lucha no violenta contra el racismo- junto con la Southern Christian Leadership Conference (un grupo de clérigos que realizaban boicots no violentos, marchas y sentadas para protestar contra la segregación en todo el Sur de Estados Unidos) llegaron a Selma para ayudar a un movimiento social que no dejaba de crecer.

Dos años antes, el Dr. King había dado su famoso discurso "Tengo un sueño" en Washington D.C., unos meses antes de que cuatro inocentes niñas fueran asesinadas en una iglesia de Birmingham, Alabama, por culpa de una bomba en un acto de terrorismo de la supremacía blanca. Unos meses antes de llegar a Selma, King había ganado el Premio Nobel de la Paz y Time Magazine le había elegido Hombre del Año, declarándole "el Gandhi americano".

En cuanto el Dr. King llegó a Selma, la escalada de tensión se hizo patente. En las calles, los manifestantes fueron tratados con extrema violencia y arriesgaban sus vidas. En la Casa Blanca, el presidente Johnson observaba de cerca el desarrollo de los acontecimientos y era consciente de que podía convertirse rápidamente en un polvorín. Y para King, las expectativas eran enormes porque la situación tenía todos los ingredientes para convertirse en un punto de inflexión. Comprendió que todas las maniobras y negociaciones políticas, las protestas no violentas que había defendido durante años podían desembocar en algo más profundo, siempre que la gente lograra mantenerse a salvo.

Al productor británico Christian Colson (Slumdog Millionaire) le fascinaba la historia y encargó un guión a Paul Webb y unió fuerzas con Pathé para financiar el desarrollo y la producción de la película. Colson también incorporó al proyecto a la productora de Brad Pitt, Plan B Entertainment, y a los productores Dede Gardner y Jeremy Kleiner (Doce años de esclavitud) para desarrollar el guión y encontrar al director adecuado, un proceso que llevó casi ocho años.

"Hacía mucho tiempo que nos interesaba el legado del Dr. King y el legado de los derechos civiles no sólo como el trabajo de un hombre sino como un movimiento colectivo. Y recabamos todo tipo de apoyos para incorporarnos en el proyecto en 2007", recuerda Kleiner. "El hecho de que esos acontecimientos no se hubieran llevado nunca al cine era vergonzoso pero también apasionante. Siempre creímos que esta historia no sólo formaba parte de la Historia, sino que sigue teniendo razón de ser a día de hoy".

Al final, la convergencia de tres personas hizo realidad el proyecto: Ava DuVernay, una directora emergente que había ganado el Premio al Mejor Director en Sundance con su película de escaso presupuesto Middle of Nowhere; el actor David Oyelowo, que soñaba con encarnar al Dr. King y que llevaba siguiendo el proyecto hacía años; y Oprah Winfrey, cuyo apasionado apoyo logró que todo llegara a término.

"El material se podía enfocar de muchas maneras", dice Dede Gardner, "pero lo que diferenciaba a este grupo es que quería abarcar la totalidad del movimiento de los derechos civiles, con el Dr. King al timón, pero como único personaje. Contó con la ayuda de un grupo de personas y compartió experiencias con ellos. Así que era importante mostrar que en ese grupo también había fracturas. Cuando lo que está en juego es la vida y la muerte, como ocurría en Selma, la gente está deseando bajar a la calle a luchar por lo que creen justo. Los movimientos sociales nacen de ese tipo de debates trascendentes. Necesitas esas conversaciones y esos análisis para que se produzcan cambios. Así que este grupo aportó un enfoque muy interesante sobre este tema y también sobre el hecho de que en el movimiento había mujeres y no sólo hombres. También surgió la idea de considerar a King como un ser humano que tiene dudas y miedos además de principios, fe y capacidad de liderazgo".

Cuando Oyelowo trabajó con DuVernay en Middle of Nowhere intuyó que DuVernay era la directora que podía darle al material esa visión fresca que él siempre había buscado. "Esta mujer es un genio y no lo digo a la ligera", dice. "Su capacidad de profundizar en la historia, de meterse en la piel de lo que somos como seres humanos, es magnífica. Y el hecho de que su familia sea del Condado de Lowndes, Alabama, es decir de un condado entre Selma y Montgomery, significa que esta historia está en su ADN. Y eso se nota".

Para Oyelowo, el hecho de que DuVernay sea una mujer es otro motivo de admiración. "Las mujeres también estaban marginadas en el movimiento de los derechos civiles. Tenían el mismo talento, y se rebelaban con la misma pasión contra las injusticias de aquella época, sacrificaban muchas cosas, incluso más que los hombres, pero no se las consideraba heroínas. Así que para mí, que una mujer negra estuviera al timón de esta historia fue absolutamente perfecto".

Cuando Oyelowo se encontró con DuVernay, también conoció a Winfrey ya que ambos protagonizaban juntos’ El mayordomo, y le contó que su sueño era encarnar al Dr. King. "Me había grabado a mí mismo recitando el discurso de ‘Mountaintop’, y se lo enseñé para ver lo que le parecía. Y a partir de ese momento se obsesionó", recuerda el actor. "Dijo: 'necesitamos hacer algo con esto'. Así que un día la llamé y le dije que teníamos que convertir esa energía en algo real y que me gustaría contar con ella. Me contestó que estaba dispuesta a todo. Y eso fue el pistoletazo de salida. A partir de ese momento, el proyecto se puso en marcha".

Winfrey no quiso dejar pasar la oportunidad de ayudar a DuVernay y Oyelowo a contar esta historia, sobre todo ahora. "Dije que sí a esta película porque creo que no puedes saber a dónde te diriges si no sabes de dónde vienes", dice Winfrey. "Se suele decir que somos lo que somos gracias a algunas personas que han mostrado mucha fortaleza. Y ese ha sido el lema de mi vida. Me he hecho eco de las voces de Sojourner Truth y Fannie Lou Hamer, y también de los miles que se manifestaron, que rezaron, creyeron y sufrieron con la esperanza de que habría un día mejor. Esas personas que nunca imaginaron que pudiéramos tener la vida que tenemos hoy, de disfrutar de oportunidades para dar lo mejor de nosotros mismos".

Y continúa diciendo: "Lo más maravilloso es que Selma no sólo es la historia de Martin Luther King, sino más que todo sobre los protagonistas de esos tres meses en Selma. Es una historia sobre la gente. King pudo hacer lo que hizo porque contó con el apoyo de toda esa gente. Él era único, eso está claro. Era una persona tremendamente carismática, muy espiritual y un líder nato. Pero a pesar de todas estas cualidades no hubiera podido conseguir todas esas cosas sin la gente que estuvo a su lado".

El equipo de producción estaba fascinado con la idea de contar con Winfrey en el equipo. "Trabajar con ella es un lujo", dice Gardner. "Puede parecer de otro mundo, pero cuando la conoces, te das cuenta que es una persona auténtica, comprensiva, realista y una colaboradora fantástica. Revisó con nosotros todas las cintas del reparto, veía los dailies, hablaba del montaje y dio su opinión sobre todos los aspectos de la producción. Está claro que se trata de una historia con la que se siente muy identificada. Y contar con ella para interpretar a Annie Lee Cooper fue la guinda del pastel".

Después de pasar tiempo con DuVernay, Winfrey observó cómo la directora se dedicaba en cuerpo y al alma al rodaje, una tarea nada fácil. "Nunca he visto a nadie con una determinación tan intensa y tan clara como la que tiene Ava. En el plató crea un espacio tranquilo en el que todo el mundo se siente que puede dar lo mejor de sí mismo. Pero además sabe crear una sinergia muy especial entre todos. Todo el proyecto está impregnado de su energía".

Muchos integrantes del reparto y del equipo técnico no estaban acostumbrados a ver esa energía, fruto de un compromiso con un legado de enorme significado, en el rodaje de una película. Oyelowo lo resume así: "En esta película tuve la impresión de que estábamos haciendo algo útil, un servicio a los demás. Todos los días, el reparto y el equipo se hacía la siguiente pregunta: '¿Cómo podemos rendir homenaje a una comunidad que arriesgó sus vidas para que nosotros pudiéramos disfrutar de los privilegios que tenemos ahora?'"


El enfoque de Ava
A pesar de que éste iba a ser la primera película de gran presupuesto, Ava DuVernay abordó Selma con la ambición y la visión de una directora que sentía una necesidad irresistible de contar esta historia.

Para DuVernay, los acontecimientos de 1965 le tocan en lo más íntimo ya que su familia es oriunda de Alabama y pasó los veranos allí cuando era pequeña mientras crecía en Compton. "Mi padre es de una ciudad pequeña llamada Hayneville, entre Selma y Montgomery", explica la directora. "Es una de las razones por las que me fascinó esta historia. Antes me interesaba sobre todo las imágenes contemporáneas de la gente de color, pero cuando esta historia ambientada en el pasado llegó a mi vida, se apoderó de mi imaginación de forma totalmente inesperada. Y me alegro muchísimo de que ocurriera. Es una forma de rendir homenaje a la gente de Selma, pero también representa la lucha de todos los pueblos por su derecho a votar".

Para DuVernay, Selma demostró la capacidad de cambio y transformación que conlleva participar en las elecciones. "Lo que en este país llamamos justicia está directamente relacionado con el derecho a votar", afirma la directora. "A menudo damos por supuesto lo que significa votar, y una de esas cosas es ser jurado. Pero si eras negro en la Alabama de los años 1960 y tenías tanto miedo que ni siquiera te atrevías a inscribirte en el censo para votar, eso también significaba que no podías ser jurado en un juicio para hacer justicia para ti o para otros como tú. Hasta que empecé a investigar para Selma, no sabía realmente lo que el derecho a votar afecta a la vida diaria de la gente".

Es cierto que documentarse era una necesidad imprescindible, pero DuVernay buscaba algo más que hechos. Quería profundizar en la faceta humana de la historia. Su enfoque era distinto: un realismo sobrio que permitiera al público ver con claridad las relaciones y las emociones ocultas en la intrahistoria de los acontecimientos.

La película ahonda en los corazones de todos los hombres y mujeres que participaron y en la comunidad que forjaron. El FBI seguía cada movimiento del Dr. King, basándose en informes de vigilancia del mismo organismo. De hecho el archivo que documenta tanto los momentos decisivos como los más banales de su vida consta de 17.000 páginas. El guión definitivo se basa en los acontecimientos ocurridos desde la bomba en la iglesia de Birmingham hasta la promulgación de la Ley de Derecho a Voto en agosto de 1965. Además ofrece una visión caleidoscópica y recorre todas las capas de la sociedad, desde la Presidencia a las amas de casa de Selma, trazando un hilo conductor entre todos ellos.

Al tocar tantos aspectos, el guión final dio lugar a un sinfín de interpretaciones, lo que interesó mucho a los realizadores de la película. "Se puede interpretar Selma como una historia sobre cómo se puede presionar a los gobiernos para que actúen de forma moral. También es una historia sobre lo que significan las protestas, una realidad dura y exenta de glamour", dice Kleiner. "Puede ser una oda a las tácticas y estrategias sumamente inteligentes de este grupo de líderes de los derechos civiles. O podría ser una historia sobre la lucha para hacer frente a la doctrina de la supremacía blanca. Es una historia compleja con más de un significado y puede aplicarse a muchos momentos de la historia de la humanidad".

DuVernay dice que trató de ceñirse a la esencia de los acontecimientos ya que la gente que estuvo allí los sigue recordando. "Mi deseo era que contáramos la verdad de la mejor manera posible, porque los hechos que ocurrieron, la gente que participó en ellos, son más fascinantes que cualquier historia que hubiéramos podido inventarnos", dice la directora. "En esta película no hay personajes inventados. Todas las personas que se ven vivieron de verdad, lucharon de verdad e hicieron todas esas cosas que se cuentan en la cinta. Son tan convincentes que no había ninguna razón para inventarnos nada. Comprendí que mi papel era ser la narradora de sus historias. Me sentí como un traductor que intenta acceder a la esencia de todos esos hombres y mujeres".

Pero la directora también buscó una inmediatez visceral con la que el público actual pudiera conectar. "A veces te dejas llevar por un drama histórico, pero esta historia también es contemporánea. Es el presente. Trata un tema universal que se aplica a gente de diferentes sexos, razas y religiones. Todos sentimos en algún momento de nuestras vidas que hay barreras a nuestro alrededor, y esta es una película sobre gente que supera esas barreras".

Contar con la participación de líderes de los derechos civiles de aquella época, como el congresista John Lewis y el embajador Andrew Young fue una maravillosa fuente de inspiración. "Estar al lado de gente que fue tan heroica fue increíble", recuerda la directora. "Cuando ves a John Lewis entrar en la habitación y pedir una Coca Cola, te dices: '¡Es un hombre normal y corriente, pero hizo cosas extraordinarias!' Y eso es muy importante porque cuando comprendes que esos héroes eran gente como nosotros, te das cuenta que lo que hicieron fue aún más increíble. Si los ves como personajes históricos no tienes esa percepción. Pero si te acercas a ellos, que es lo que hemos intentado hacer en la película, es cunado comprendes la grandeza de lo que lograron".

En el plató, DuVernay creó un ambiente familiar en el que situar a los personajes y poder ahondar en ellos. Afirma que el ambiente es importante. "Estoy convencida que no sólo debemos crear algo maravilloso en una película si no también vivir una experiencia maravillosa mientras la hacemos", dice. "Siempre dije que cuando hiciera mis propias películas intentaría crear en el plató un ambiente en el que me gustaría estar, como miembro del equipo o como actriz, un lugar sin barreras entre las personas, sin jerarquías. Y eso se aplicaba especialmente a esta película, porque estamos contando una historia sobre el significado de comunidad y de unidad. Ese era el objetivo y la gente lo comprendió a la perfección. Y creo que se nota en el trabajo realizado".

DuVernay tuvo la inmensa suerte de que Winfrey creyera en ella. "Es una mujer tremendamente fiel a sí misma. Ella generoso, sabia, divertida, centrada, inteligente, curiosa, y a pesar de todo lo que ha hecho le sigue interesando hacer cosas nuevas. Como actriz me pareció muy abierta, muy dispuesta a atacar el material con vitalidad y coraje. Y como productora, no dudó en arremangarse, en realizar un trabajo muy profundo con este proyecto y eso fue extraordinario".

Por su parte, el reparto contó con la determinación y la claridad de DuVernay. "Ava es un fenómeno. Tenía una visión muy concreta y le era absolutamente fiel. Pero también estuvo abierta a las sugerencias creativas y dispuesta a escuchar las ideas de los demás", dice Carmen Ejogo. "El proyecto tenía una envergadura épica, pero Ava se mantuvo fiel a su espíritu independiente y a su propia estética".

La productora Dede Gardner lo resume así: "Ava es sensible e inteligente. Puede tener una visión 'indie' si las circunstancias lo exigen pero también una visión 'globalizada' si es necesario. Es una artista abierta a todas las posibilidades y eso se notó desde el principio. Es cierto que contar esta historia le tocaba la fibra personal, era casi una obligación para ella, pero también ha sido capaz de crear algo que tiene un impacto universal".


Un King humano
El Martin Luther King, Jr. que vemos en Selma es un hombre complejo que no sólo va a librar la batalla política más grande y seguramente más peligros de su vida, sino que también está en una encrucijada personal. Ha cometido errores, está cansado de batallar, hace mucho tiempo que ve sufrir a su familia. A pesar de todo el peso que lleva encima, intenta aferrarse a sus principios en medio de una violencia aterradora y de la escalada de represión que se vive en Alabama.

El Dr. King es el tipo de leyenda que ha obsesionado a muchos actores, pero hacía años que David Oyelowo sentía una afinidad especial con este personaje y lo que llevó a luchar por hacer este papel. Al principio no parecía una opción segura. Oyelowo nació en Oxford, Inglaterra y se crió en Inglaterra y Nigeria antes de trasladarse a Estados Unidos en 2007. Pero dice que en cuanto leyó el guión de Paul Webb ese mismo año, supo que haría cualquier cosa para interpretar al Dr. King. "Este papel ha sido para mí un viaje de siete años", dice el actor. "Pero al tener tanto tiempo también he tenido la oportunidad de conocer con profundidad al Dr. King, el movimiento y la historia de Estados Unidos".

Cuanto más sabía Oyelowo del Dr. King, más quería interpretar el papel. Le parecía que ser británico le otorgaba la distancia necesaria para ver más allá del soñador idealista que conocen los niños en las clases de historia, y profundizar mucho más en su filosofía, su fe y sus luchas. "No había crecido con Martin Luther King con la imagen de una figura divinizada, así que era más libre para abordar el personaje como un hombre y no como un icono", dice. "Pero a medida que sabía más cosas sobre él le iba admirando más y más".

Oyelowo se sometió a una transformación física para el papel, aumentando de peso y rapándose el pelo para parecerse a la figura tan familiar de King. Pero por encima de todo, se sumergió en la expresividad de King y en su oratoria magistral. "Comprendí que no podía interpretar esos discursos sirviéndome de mi propia energía o de mi posible talento de actor. Tenía que hacer lo que había hecho King y sumergirme en esa energía y hacerla mía", dice el actor. "Tenía que llegar hasta el fondo".

Además, Oyelowo sabía que tenía que encontrar su propia voz y no limitarse a reproducir el reconocible timbre de voz de King. "Fue un proceso muy largo, pero es algo por lo que tienes que pasar si no quieres caer en la imitación o la caricatura haciendo un personaje como éste. Porque lo que busca la gente es un ser humano no una estatua. Así que comprendí que mi trabajo consistía en encontrar el aspecto humano de este hombre, es decir su heroísmo pero también sus debilidades. Quería transmitir su voz y su aspecto físico, pero si he logrado transmitir al público el espíritu de King es que he hecho bien mi trabajo."

Sus investigaciones le llevaron a ponerse en contacto con un gran número de héroes de los derechos civiles que le ayudaron a arrojar luz sobre aspectos del Dr. King que casi nadie conocía. "Para mí, uno de los mayores privilegios fue pasar tiempo con el Embajador Andrew Young, un colaborador muy cercano del Dr. King. Y me sorprendió mucho que me hablara del sentido del humor de King, que me dijera que era un bromista y lo mucho que le gustaba reírse. También me dio que aquellos hombres no creían tener todas las respuestas. Me dijo que sólo eran predicadores de la iglesia baptista, pero acabaron lucharon contra las injusticias que se encontraron en su camino. No eran esa gente excepcional que nos imaginamos. Eran hombres jóvenes que intentaban abrirse camino. Pero lo importante es que no se arredraron ante las dificultades de la tarea que tuvieron que acometer".

Puede que fuera joven y tuviera dudas, pero la responsabilidad que recayó sobre King fue inmensa. Sabía que el FBI le vigilaba las 24 horas del día y que tanto él como sus seres queridos sufrían amenazas constantes. Como se ve en la película, el FBI le envió incluso una cassette con sonidos sexuales acompañada de una carta amenazadora que decía en alguno de sus párrafos: "Los americanos acabarán sabiendo lo que eres, un demonio, una bestia anormal", con vistas a minar su moral. Tuvo muchas veces miedo pero no se arredró nunca.

Oyelowo recuerda sin cesar que King sólo tenía 36 años en 1965, el año en el que se produjeron todos esos acontecimientos. "Tenía esa dignidad, ese halo de solemnidad, incluso en el Boicot a los Autobuses de Montgomery cuando sólo tenía 26 años", subraya el actor. "Pero no es fácil quitarte de la cabeza que murió a los 39 años, y que en todas esas imágenes que se tienen de él tenía 20, 30 años y ya llevaba ese peso enorme sobre sus espaldas".

A DuVernay le impresionó la obsesión de Oyelowo de conocer al verdadero Dr. King. "Su interpretación es tremendamente sincera", afirma la directora. "David trabaja con el corazón. Tiene una sensibilidad muy pronunciada que le permite ahondar en cualquier tema, hacerlo todo. Tiene sus propias ideas pero también sabe confiar en las de los demás. Además le interesa mucho la política y la historia y quería que todo el mundo tuviera la impresión de que esta es la historia de todos ellos, algo que tenemos en común. Y un director no puede pedir más de un actor".

Añade: "Cuando le vi por primera vez subido al púlpito, me emocioné muchísimo. Sabía lo que significaba para él y lo que iba a significar ese momento para los que vieran la película".

Después, cuando el congresista John Lewis visitó el plató, también se emocionó. Cuando vio a Oyelowo vestido, dijo a plena voz: "Dr. King, hace tiempo que no nos veíamos".

La autenticidad de la interpretación de Oyelowo causó un enorme impacto en todos los implicados en la película. "Cuanto más conoces el aspecto humano del Dr. King, más admiras la envergadura de lo que hizo", dice Jeremy Kleiner. "Es una interpretación magistral. Y ese papel tiene también un componente muy personal para David ya que es creyente y se siente muy identificado con el personaje. David mostró una gran humildad pero al mismo tiempo dejó patente sus convicciones y su fe".

Kleiner recuerda un momento en particular en el que se puso de manifiesto la sutil comprensión del personaje que había logrado Oyelowo. "Hay un momento maravilloso cuando el Dr. King visita por primera vez la Casa Blanca para reunirse con el Presidente. Se producen unos pocos segundos de conversación antes de abordar el tema que les ocupa. No hay ningún material rodado que nos diga cómo se comportó King en lo que debió ser un momento muy difícil para él, pero la actuación de David es espléndida. Te hace comprender que el peso que soportaba sobre sus hombros era casi inaguantable, pero aun así intenta parecer una persona simpática con la que tomarse un café. En esos 12 segundos, David nos hace comprender la verdadera personalidad de King".

Oyelowo sabía que la odisea del Dr. King forma parte de una historia que se remonta mucho más atrás. De hecho también tuvo un papel en el Lincoln de Spielberg, así que recordó que la batalla por el voto se remontaba a un siglo antes. "Hay una escena en Lincoln en la que dijo lo mismo a Abraham Lincoln que le digo a Lyndon B. Johnson (LBJ) en Selma. En enero de 1865, mi personaje pregunta si podremos votar y 100 años después, sigo haciendo la misma pregunta", anota el actor.

Además, para él el tema sigue estando de actualidad ya que a pesar de las muchas victorias, la discriminación racial sigue acaparando portadas. "Los acontecimientos de Selma nos dan las claves de la Norteamérica en la que vivimos ahora", observa el actor. "Sin King no hubiera existido Obama. Sin King no hubiera habido derecho al voto en aquella época. Sin los movimientos de los años 60, seguramente no tendríamos las libertades que disfrutamos ahora. Pero también comprendes el precio tan alto que hubo que pagar, lo trágico que sería que lo que se consiguió se tratara con frivolidad o cayera en el olvido".

En opinión de Oyelowo lo más importante y lo que no debemos olvidar nunca es la idea del sacrificio. "Para mí, lo más increíble de ese grupo de personas es que no eran superhéroes, pero eso no les impidió hacer cosas heroicas. Su poder era contraponer el amor al odio. Ahora vivimos en un mundo en el que hay tanta falta de humanidad, que una película como ésta nos recuerda la belleza del ser humano, el poder de la protesta pacífica y de que tenemos cauces para expresarla".

En Selma, el Dr. King está rodeado de un grupo impresionante de líderes de los derechos civiles que DuVernay denomina Kingsmen" (Los hombres de King) y que están interpretados por magníficos actores.

Incluyen el abogado de los derechos civiles Fred Gray, que representó a Rosa Parks recién salido de la facultad de Derecho, y que interpreta Cuba Gooding, Jr.; el activista no violento y antisegregacionista James Bevel que estuvo al lado del Dr. King en muchos de sus actos más importantes y cuando fue asesinado en Memphis, y que está encarnado por Common, el influyente actor y rapero; Andrew Young, el joven pastor que haría una brillante carrera política, interpretado por André Holland; el Reverendo Hosea Williams, un ministro y científico que se convertiría en líder del SCLC, y que dirigió las grandes manifestaciones, que interpreta Wendell Pierce.

El grupo también incluye a Bayard Rustin, un pacifista comprometido y un activista de los derechos civiles desde los años 40 que ejerció una gran influencia en muchos jóvenes activistas, interpretado por Ruben Santiago-Hudson; James Forman, que fue uno de los líderes del SNCC y que defendía técnicas más agresivas y a veces se enfrentaba al Dr. King, interpretado por Trai Byers; el Reverendo James Orange, que fue arrestado en 1965 en una reunión de votantes en Alabama y se convirtió en una de las manos derechas del Dr. King, interpretado por Omar J. Dorsey; el Reverendo Frederick Reese, director de la Asociación de Maestros de Selma que fue el primero en invitar al Dr. King y al SCLC a Selma, interpretado por E. Roger Mitchell; John Lewis, uno de los primeros Freedom Riders, presidente del SNCC en 1965 y congresista por Georgia desde hace muchos años, al que da vida el actor canadiense Stephan James; y el activista y amigo íntimo del Dr. King, el Reverendo Ralph Abernathy, que encarna Colman Domingo.


Maniobras políticas
Lyndon Banes Johnson, el 36º Presidente de los Estados Unidos dirigió la nación durante unos años de cambios y enorme agitación social. Al principio fue Presidente "por accidente" al tener que asumir el cargo tras el asesinato de Kennedy, y después ganó las elecciones de 1964 con una victoria aplastante. En última instancia, acabó aprobando la Ley de Derechos Civiles de 1964, la Ley de Derecho al Voto de 1965 y promovió reformas radicales para poner in a la pobreza y a la desigualdad. Pero su nombre también se vio asociado a la interminable guerra de Vietnam y se convirtió en un objetivo de los manifestantes de la contracultura que querían cambiar las reglas de juego.

Al principio de su presidencia, Johnson inició una relación poco conocida con el Dr. King, una relación que fue conflictiva a la vez que respetuosa. Sin la colaboración de ambos hombres, sin su capacidad de pacificación y negociación es muy probable que la Ley sobre el Derecho al Voto no se hubiera aprobado tan rápido, o puede que no se hubiese aprobado nunca.

Así que encontrar a un actor que encarnara la figura fundamental de Johnson no fue tarea fácil. Es posible que estemos ante uno de los personajes más pintorescos que llegó a ser Presidente de Estados Unidos. Era un texano alto y corpulento con una personalidad única y famoso por su forma de hablar franca y poco sofisticada así como por su dominio del engranaje político. Pero a Tom Wilkinson, el actor británico nominado al Oscar® le intrigó mucho porque le apasionan los desafíos.

Wilkinson ofrece su propia versión de la personalidad de Johnson. "Pensé que no era correcto hacer una suplantación de LBJ", dice. "Las suplantaciones le restan interés al personaje. Así que me alegré mucho cuando Ava me dijo que no le interesaba una suplantación. Yo quería mostrar a LBJ de forma que el público creyera en él como hombre". Vio mucho material sobre Johnson pero afirma: "En las entrevistas y delante de la cámara se comporta de forma impecable así que no siempre se aprecia el lado duro que ahora sabemos que tenía".

Al ser inglés, Wilkinson aportó la visión de alguien que es ajeno a lo que significa ser Presidente de Estados Unidos. "Pude abordar el personaje con cierta distancia ya que la figura de Presidente de Estados Unidos no está inscrita en mi consciente", explica el actor. "LBJ tuvo que tomar decisiones de enorme calado pero, después de todo, era un ser humano. Los Presidentes no se convierten en esos seres sobrenaturales cuando los eligen. Son hombres que se esfuerzan por hacer las cosas lo mejor posible en las circunstancias más difíciles que se puedan imaginar".

Aunque interpretar a Johnson fue una gran oportunidad, para Wilkinsonla historia de Selma le conmovió en lo más hondo al narrar cómo la gente normal puede provocar un cambio realmente transformador. "Es una historia sobre la esencia, no sólo de la democracia, sino de los derechos humanos. En todo el mundo, el derecho al voto y los derechos humanos siguen siendo grandes problemas y creo que mientras más gente lo recuerde, más hablará la gente de ellos".

Selma también saca a la luz al hombre que animó a LBJ a colaborar con el Dr. King: Lee C. White. Conocido por su escasa presencia física, pero también por su defensa de la integración, White fue asesor en el tema de los derechos humanos para Kennedy y para Johnson. Fue decisivo para que Johnson se dirigiera al Congreso de Estados Unidos inmediatamente después de los acontecimientos del "Domingo Sangriento". Giovanni Ribisi dice que aceptó el papel secundario que tenía White porque le impresionó la gente de la historia, y los que la siguen contando hoy en día. "Soy un admirador de mucha de la gente implicada en este proyecto y eso fue lo más importante", dice.

White, añade Ribisi, luchaba por atraer la atención del Presidente mientras tenía que lidiar con una avalancha de crisis nacionales. "Lee trabajaba para alguien que había heredado un montón de problemas. Pasaban muchísimas cosas pero logró dar a los derechos civiles un gran protagonismo", dice.

A Ribisi le impresionó especialmente la interpretación de Wilkinson. "Hay retratos de LBJ en el casi es un personaje de caricatura porque podía ser muy excéntrico. Pero lo enfocó de manera diferente, con más naturalidad. Creo que logró comprender a Johnson, el hecho de que estuviera obsesionado con el control y con su reputación. En última instancia, Johnson vio que la situación en Selma iba a propagarse por todos los Estados Unidos si no se tomaban medidas así que comprendió que había que actuar".

Uno de los obstáculos más terribles a los que se enfrentaron los manifestantes fue George Wallace, el Gobernador de Alabama, un político sureño muy diferente a Johnson. Aunque después se arrepintió, en esa época Wallace proclamaba abiertamente su ideario segregacionista y su discurso intolerante provocó tensiones en todo el país. En 1962, se presentó en una plataforma pro-segregación y cuando fue elegido abrumadoramente, dio un discurso inaugural en el que anunció: "Segregación ahora, segregación mañana, segregación para siempre".

A pesar de que alardeaba de sus execrables prejuicios, Wallace encajaba en el molde del populista clásico y muchos votantes veían en él a un representante de la clase obrera y una personificación del orgullo sureño. Desarrolló una extensa carrera en la política de Alabama. Fue cuatro veces Gobernador y se presentó cuatro veces a Presidente. (En las primarias de 1972, le dispararon cinco veces dejándole paralizado).

En Selma, el papel de Wallace lo interpreta Tim Roth, nominado a los Oscar®. Roth recuerda que de niño Wallace le parecía un monstruo, pero no le asustaba hacer un papel tan siniestro. "Recuerdo verle en televisión y lo que me chocaba oír lo que salía de su boca", recuerda el actor. "Siempre me pareció un hombre profundamente malvado así que pensé que sería interesante ahondar un poco más en su personalidad".

Se sumergió totalmente en él, a pesar de que era muy consciente de lo dolorosas que podían ser sus palabras para los demás. "Recuerdo la primera vez que vi a David Oyelowo. Estaba dando un discurso tremendamente racista y él estaba ahí vestido como el Dr. King y la verdad es que fue una sensación muy extraña", recuerda Roth.

Pero Roth dice que la trascendencia de la historia le permitió retratar a Wallace de la forma más exacta posible, tanto en su aspecto como en sus ideas políticas. "Esta película está repleta de momentos históricos fascinantes que desconocía totalmente", comenta Roth. "Ava ha hecho un trabajo tan fantástico que estoy seguro que esta película asombrará a la gente además de descubrirles muchas cosas. Es un magnífico retrato de cómo se apela a la conciencia del mundo entero".


La otra historia de los derechos civiles: Las mujeres
Una de las historias menos conocidas del movimiento de derechos civiles es el papel determinante que desempeñaron las mujeres. Es legítimo que se alabe a los líderes masculinos del movimiento, pero muchas mujeres hicieron campaña con el mismo celo y coraje. Se manifestaron, realizaron boicots, se sacrificaron y sus ideas sobre la estrategia a seguir fueron tan valiosas como las de sus maridos, hermanos y pastores, aunque no obtuvieron el mismo reconocimiento público.

Selma saca por fin a la luz las historias de varias mujeres extremadamente valientes. Oprah Winfrey, que encarna a Annie Lee Cooper, afirma: "Lo cierto es que esas mujeres fueron la espina dorsal del movimiento de los derechos civiles. Detrás de cada hombre, de este grupo de hermanos, había una mujer. Juanita Abernathy estaba detrás de Ralph Abernathy, Coretta King detrás de Martin Luther King. Todo el mundo tenía a alguien, ya fuera una madre, una tía, una mujer o una hermana, que estaban detrás de ellos dando fuerza, diciéndoles: 'Estamos aquí. Estamos con vosotros'. Pero gracias a que la directora es Ava DuVernay, se siente la presencia de las mujeres en la película; y creo que es la primera vez que mucha gente oirá hablar de mujeres como Amelia Boynton, Annie Lee Cooper y Diane Nash".

DuVernay dice que sintió la obligación de poner en valor lo que se había ignorado tantas veces. "No podía imaginar cómo se podía contar esta historia y no hacer justicia a lo que realmente sucedió, no hacer justicia a mujeres como Coretta Scott King, Amelia Boynton, Annie Lee Cooper, Diane Nash, o Richie Jackson, el ama de casa que acogió estos grandes líderes en su casa. Era impensable contar la historia sin ellas".

Una de las grandes mujeres que el público conocerá gracias a Selma es Coretta, la mujer del Dr. King, con tanto carisma como él, y que tuvo por sí misma una magnífica carrera como activista. El papel lo interpreta Carmen Ejogo. Es la segunda vez que encarna al personaje después de haberlo hecho de Coretta en 2001, en la película "Boycott" de HBO, sobre el boicot de los autobuses de 1955. Ejogo señala que la señora King cambió mucho en esos años, ya que vio y soportó sufrimientos inimaginables, pero también afianzó aún más sus creencias.

"Me dio la impresión de que estaba haciendo un personaje muy diferente", dice. "Su matrimonio con Martin y su vida son muy diferentes en Selma. En 1955, empezaba a liderar este movimiento, mientras que en 1965 Coretta y Martin estaban metidos hasta el cuello en las trincheras, sintiendo en carne viva la amenaza de la violencia y la muerte. Creo que ella lo percibía con mayor claridad y por esa razón el peso era mucho mayor. Se nota en la forma en la que se comporta. Es muy interesante haberla encarnado cuando era más joven y tener la oportunidad de volver a hacerlo con diez años más".

Ejogo tuvo la enorme suerte de conocer a Coretta durante la primera producción (la Sra. King falleció en 2006). Fue una experiencia inolvidable para ella. "Estaba tan agradecida de que Coretta me diera su bendición en aquella ocasión. Espero que hubiera hecho lo mismo esta vez. Era una mujer extraordinaria", recuerda la actriz. "Me emocioné hasta las lágrimas cuando la conocí por primera vez porque sin decir una sola palabra mostraba ese increíble estoicismo. Su presencia tenía tanta dignidad que no podías evitar sentirte abrumada. Al final, pude recuperarme del shock y conocí a una mujer increíblemente cariñosa, una figura matriarcal y me sentí muy afortunada".

Ejogo se centró en el aspecto más humano de Coretta, que en 1965 se enfrentó no sólo a los peligros que corría su familia y a la envergadura de la lucha por los derechos civiles, también se enteró de las infidelidades de su marido. "Creo que Coretta siempre fue una esposa entregada, pero lo que exploramos en esta película es las luchas internas que tuvo que librar a muchos niveles", dice la actriz. "La película cuenta cómo superó esos momentos de sufrimiento y decidió estar al lado de su marido de forma muy visible".

Le gustó especialmente representar el momento histórico en el que Coretta se encuentra de forma privada con Malcolm X en Selma, semanas antes de que el controvertido activista fuera asesinado. En esa ocasión, Malcolm X (interpretado por Nigel Thatch) mostró interés por reconciliarse con el Dr. King y trabajar con el movimiento no violento.

Pero fue su relación con Oyelowo lo que hizo que el papel fuera tan especial. Dice que ambos se documentaron de forma intensiva. "Me pareció genial que lo supiera absolutamente todo de Martin y mucho de Coretta", dice la actriz. "Se esforzó muchísimo para encontrar el tempo, la melodía, los ritmos de Martin de forma que era imposible no responder a ellos. Se mostró tremendamente generoso y eso facilitó mucho trabajar con él".

Winfrey encarna a Annie Lee Cooper, que se hizo famosa en el mundo entero al enfrentarse a la violencia del Sheriff Jim Clark cuando hacía cola para inscribirse en el censo para votar. Para protegerse a ella y a los demás, Cooper, que tenía entonces 54 años, le propinó un buen gancho al Sheriff que cayó al suelo delante de las cámaras (antes de levantarse y detener a Cooper). En la actualidad, en Selma hay una calle que lleva su nombre, Annie Cooper Avenue, como homenaje a su determinación de votar ante tanta brutalidad. (Cooper falleció en 2010, a los 100 años).

Winfrey dice que dudó pero no pudo resistirse a la idea de encarnar a una mujer cuya leyenda no es demasiado conocida. "Dudé en hacer Annie Lee Cooper", reflexiona Winfrey. "No estaba segura de que quería hacer el papel porque en El color púrpura Sofía le da un puñetazo a un sheriff y en El mayordomo Gloria también le da un puñetazo a su hijo. Pensé, '¿Es que sólo hago papeles en los que doy puñetazos?' Eso me echaba un poco atrás pero al final me convencí de hacer de Annie Lee Cooper debido a la envergadura de la mujer y de lo que significó su coraje para todo un movimiento".

Jeremy Kleiner observa que Winfrey refleja en la pantalla la humildad de ese valor. "Incluso en esos escasos momentos en la oficina del censo, se aprecia todo lo que estaba sintiendo Annie. "Oprah comunica tanto esa sensación de cansancio como esa capacidad de resistencia inquebrantable en un único momento".

El lugar de Cooper en la historia recayó sobre los hombros de Winfrey. "Quería hacerla justicia, porque a pesar de que es una figura fundamental de los derechos civiles, mucha gente no conoce su nombre. Intentó votar una y otra vez, tenía una determinación increíble. Y a pesar de que se lo impedían lo seguía intentando y por eso es tan importante. Le pregunté a su antigua cuidadora. '¿Por qué cree que golpeó aquel día al Sheriff, sabiendo que corría un gran peligro?' Y la cuidadora me contestó: 'Estaba harta.’"

Winfrey continúa diciendo: "Y eso es lo que quise transmitir: esa sensación de cansancio que hace que una persona no aguante más. Si día tras día intentan arrebatarte tus derechos, te humillan, tienes dos opciones: o te deprimes o te enfureces. Y en ese momento, Annie Lee Cooper estaba furiosa y explotó".

Otra heroína de Selma es Amelia Boynton a la que golpearon brutalmente en la primera manifestación de "Domingo Sangriento". El activismo de Boynton se remonta a su niñez. Nacida en 2011, de niña hizo campaña como sufragista y se inscribió en el censo para votar en 1934. En 1964 se convirtió en la primera mujer afroamericana que se presentó al Congreso por Alabama. Para interpretar el papel, los realizadores escogieron a Lorraine Toussaint, la actriz nacida en Trinidad y que creció en Brooklyn, conocido por su papel en "Naranja es el nuevo negro". Winfrey dice: "Es curioso que esta sea la primera vez que mucha gente de fuera del Sur de Estados Unidos oigan hablar de Amelia Boynton".

Ledisi Young, actriz y artista de estudio nominada ocho veces a los Grammy, es otra de las estrellas que se mete en la piel de un personaje histórico. Se trata de Mahalia Jackson, una amiga de Martin Luther King que cantó maravillosos himnos en su discurso "He tenido un sueño", así como en su funeral.

Diane Nash también participó activamente en las manifestaciones. En aquella época era la mujer de James Bevel y una de las fundadoras del SNCC. Conocida por su valor, Nash dirigió las protestas en las barras de los restaurantes, dentro de los llamados Freedom Rides (en los Viajes de la Libertad los activistas realizaban trayectos en autobuses interestatales por el Sur de Estados para desafiar el incumplimiento de las sentencias del Supremo que habían dictaminado que los autobuses públicos segregados eran inconstitucionales). Empezó a realizar actos no violentos en Alabama en 1963 después de la bomba en la iglesia de Birmingham. Tessa Thompson (que ha trabajado recientemente en Dear White People), que encarna el papel, estaba impresionada con la determinación de Nash.

"Era una mujer tremendamente valiente que se convirtió en un líder cuando era aún una adolescente. A los 20 años era ya tan famosa que el Fiscal General de Estados Unidos llegó a preguntar: '¿Quién demonios es Diane Nash?' Para mí, es una líder del movimiento de los derechos civiles que sigue siendo una desconocida. Así que fue un placer interpretarla y contribuir humildemente a que la gente la conozca un poco mejor".

A pesar de que la gente decía que Nash no le tenía miedo a nada, Thomson cree que controlaba su miedo con la fuerza de su determinación. "Suena muy bien decir que alguien no le tiene miedo a nada, pero no era del todo verdad. En una sentada Diane dijo que estaba tan aterrorizada que tuvo que decirse a sí misma: 'Si quiero seguir adelante tengo que superar el miedo'. Es increíble que alguien sea capaz de superar el miedo porque quiere que el mundo sea un lugar mejor cueste lo que cueste. Es impresionante y es algo que espero que nos recuerde a todos esta película".

A Thompson también le encantó la posibilidad de trabajar con Common en el papel de Javes Bevel. "Common es otro de los miembros de este reparto con un talento descomunal", dice la actriz. "Es un rapero con una influencia social increíble, un verdadero modelo a seguir. Y fue fantástico trabajar con él como actor porque tiene esa maravillosa capacidad de ilusionarse que tienen los niños. Demuestra mucho entusiasmo y curiosidad y resulta muy estimulante estar a su lado".

Al interpretar a Nash, Thompson comprendió el deseo de DuVernay de ampliar la visión que tenemos de los líderes de los derechos humanos. "Creo que hay gente que cree que en los 60 eran líderes muy preparados y sofisticados. Pero después de conocer a algunos, te das cuenta que eran personas muy normales. Algunos eran predicadores, así que tenían cierta habilidad para hablar en público, pero en realidad fueron personas que sufrieron por plantar cara a la injusticia. La pregunta que deberíamos hacernos es: '¿Si hubieras vivido en aquella época, de qué lado de la historia hubiera estado? ¿Hubieras sido la persona que dice voy a arriesgarme? A todos nos gusta pensar que lo habríamos hecho, pero lo cierto es que exige una enorme dosis de fe, fuerza y coraje".


El viaje a Selma: El diseño de la película
Selma se rodó sobre todo en el estado de Alabama en muchos de los lugares donde se produjeron los acontecimientos históricos aunque carecían del mismo ambiente. Rodar en lugares auténticos, con muchos ancianos de Alabama que fueron testigos de aquellos hechos, era muy importante para DuVernay.

"Fue fundamental rodar en el Sur, en Alabama y en el Puente Edmund Pettus", dice la directora. "Necesitábamos estar en los lugares donde estuvieron los verdaderos manifestantes, donde sangraron, lloraron y se tomaron de la mano. Necesitábamos sumergirnos en el ADN del lugar, del espíritu que hay allí". A pesar de que nadie sabía cómo los recibirían en Alabama, el equipo de rodaje fue muy buen acogido en todas partes. "Nos sentimos muy afortunados de que el Estado de Alabama y la gente de Selma nos permitieran recrear la historia en esos lugares, porque para ellos es terreno sagrado", dice DuVernay. "Podrían habernos dado la espalda, pero nos acogieron con los brazos abiertos".

"Fue muy emotivo rodar allí", dice Dede Gardner. "Por todas partes, hay recordatorios visibles de los acontecimientos que cuenta la película. Rodar en el Puente Edmund Pettus, que David pudiera predicar en el mismo púlpito donde lo hizo Martin Luther King, ir al plató por la Autopista Ralph Abernathy... fue alucinante, una auténtica fuente de inspiración. Es el entramado de esta historia. Todo el mundo tenía recuerdos que compartir y esos recuerdos conforman el alma de la Selma actual".

Mientras tanto, el equipo técnico de DuVernay trabajaba contrarreloj para crear una especie de máquina del tiempo capaz de reproducir todos los detalles, con la esperanza de rendir homenaje a la historia y darle credibilidad. El director de fotografía Bradford Young, el diseñador de producción Mark Friedberg y la diseñadora de vestuario Ruth E. Carter se sumergieron tanto en el pasado reciente como en el paisaje de Alabama.

Young, que se ha convertido en uno de los cámaras más prestigiosos de una nueva generación, es conocido por su uso expresivo de la iluminación naturalista, que encajaba a la perfección con el sesgo intimista de la historia. "Bradford crea un ambiente tan rico que no tienes la impresión de que estás viendo un tiempo pasado. De hecho, crees estar en la misma habitación que King", comenta Jeremy Kleiner. "Tienes la impresión de estar en una celda, en la casa de King. Su fotografía te hace creer que se trata de personas reales. Su sensibilidad encajaba a la perfección con la visión de Ava y con la naturaleza de la historia".

El poco habitual currículum de Mark Friedberg como diseñador de producción ya que se licenció en Historia Americana especializado en el movimiento de los derechos civiles, le permitió tener una perspectiva especial desde el principio del proyecto. "Conocía ese mundo", dice. "Pero además, creo que como todos los implicados, sentía la necesidad de contar estos acontecimientos fundamentales en la historia de los Estados Unidos, que son a la vez un legado y el futuro".

Gardner opina de Friedberg: "Mark tiene un currículum muy original, a pesar de que en los últimos tiempos ha trabajado en grandes superproducciones. Pero cuando nos pusimos a buscar a alguien para Selma, Adam Stockhausen, el diseñador de producción de Doce años de esclavitud, dijo que la persona perfecta era Mark. Porque Mark tenía una conexión muy profunda con la historia. De hecho su madrina le había regalado un libro dedicado por el Dr. King. Creo que siempre quiso expresar lo que sentía en su trabajo, y se entregó en cuerpo y alma a este proyecto".

A Friedberg le atrajo inmediatamente el punto de vista de DuVernay. "No es muy habitual que un realizador afroamericano cuente una historia sobre los derechos civiles, y me gustó que su enfoque fuera tan original", dice. "No cuenta la historia de un martirio. Su historia es sobre el triunfo de una causa".

La importancia que DuVernay quería darle a la intimidad también le interesó a Friedberg, pero quería darle cierta envergadura al diseño, a pesar de que los recursos eran escasos. " Venía de hacer Spiderman 2, así que el presupuesto era muy diferente", afirma. "Pero acabas comprendiendo que puedes crear un ambiente épico profundizando en los detalles más que en las grandes ambientaciones. En esta historia hay muchísimos contrastes. Se pasa de la Alabama rural a la Avenida de Pennsylvania en Washington. Y creo que el truco estaba en dejar que el público sintiera que la historia se mueve de un mundo a otro. Y para conseguirlo prestamos mucha atención a lo que había en las paredes, en las mesas, cuál eran las texturas de todas esas vidas tan diferentes".

La textura adquirió especial protagonismo en las casas donde tuvieron lugar tantas conversaciones esenciales, incluyendo la casa de los King, que Friedberg describe: "una elegancia discreta muy típica de aquella época. Igual que el estilo de Coretta".

A Friedberg le encantó reproducir la casa del Dr. Sullivan Jackson (Kent Faulcon), el dentista de Selma que, junto con su mujer Richie Jean (Niecy Nash), cedió su consulta a King y a los organizadores de la marcha para que la utilizara de cuartel general improvisado.

"La casa fue el centro de todos los debates que se desarrollaron detrás de las bambalinas", explica el diseñador. "Necesitaba desprender energía pero también recuerda a los antepasados porque hay que recordar que esta es una lucha que empezó hace 400 años y que costó mucho. La verdadera casa inspiró en gran medida la paleta de colores, con ese turquesa y naranja chillón tan de la época. Era brillante y alegre aunque no tenía mucho de diseño".

Trabajar con Young fue muy interesante. "Todo encajó tan bien que Bradford y yo nos hicimos amantes, en el aspecto creativo", comenta Friedberg. "Yo me implicaba cada vez más en la iluminación y él en el diseño de los platós. Y el resultado son unos fotogramas magníficos".

Friedberg tuvo que recrear un amplio abanico de entornos: desde réplicas del Despacho Oval y de la oficina de Montgomery del Gobernador Wallace, donde la paleta pasa a las tonalidades rojo, blanco y azul de la bandera. También había que encontrar algo que sirviera para representar la casa de la granja arruinada de Cager Lee. Sin olvidar el plató más importante: una recreación del Puente Edmund Pettus tal y como era en 1965.

El puente de acero que lleva hasta Alabama cruzando el Río Alabama se construyó en 1940 y debe su nombre al Senador Edmund Pettus, que había luchado en las filas de la Confederación en la Guerra Civil. Nadie hubiera previsto entonces que se convertiría en el lugar emblemático donde la policía estatal y local intentó detener por primera vez la marcha a Montgomery, golpeando a la multitud con porras y lanzando gases lacrimógenos con tanta violencia que la fecha se rebautizó con el nombre de "Domingo Sangriento". Pero casi 60 años después, en 2013, el puente fue declarado monumento histórico debido al papel que desempeñó en convertir el derecho al voto en una causa nacional.

Para Friedberg, fue aleccionador trabajar en un puente manchado con sangre y lágrimas antes de que se convirtiera en un paso a una nueva era. "Trabajar en el mismo lugar donde habían ocurrido los acontecimiento era fantástico pero también intimidada por su componente sagrado", observa. "El primer día que rodamos allí, vi a los habitantes y a los extras llorando porque era gente que había estado allí en 1965. Fue una experiencia única".

Las secuencias del puente emocionaron a todo el mundo. Winfrey lo recuerda: "Pensé que 50 años atrás, los pies de los manifestantes pisaron el mismo suelo que estaba pisando yo en ese momento. Y hace 50 años los policías les atacaron en ese mismo lugar. Dar los mismos pasos que dieron ellos te hace sentir una conexión muy espiritual con lo que pasó. Así que teníamos que estar en ese puente para experimenta esos sentimientos".

La diseñadora de vestuario Carter también se impregnó de ese espíritu que conectaba el presente y el pasado a la hora de hacer los trajes. Carter ha recibido nominaciones a los premios de la Academia® por dos epopeyas históricas Amistad, de Steven Spielberg, y Malcolm X de Spike Lee (tuvo una segunda oportunidad de vestir al personaje en Selma), pero afirma que sentía una responsabilidad especial con este trabajo. "Me sentía responsable ante la historia", dice. Y añade: "La verdad es que es genial tomarte tu trabajo con tanta seriedad. Algunos diseñadores dirán que no les importa ser auténticos, pero en una historia como esta, sabes que tienes que ser fiel a la realidad. Es un gran honor volver a contar nuestra historia de forma tan realista".

A pesar de que llevó a cabo muchas investigaciones, la película también tenía un componente personal para Carter. "El guión te transporta en un viaje emocional así que empecé con mi propio viaje emocional", recuerda la diseñadora. "Me acordé de aquellas niñas inocentes de Birmingham. Esas imágenes se remontan a mi infancia porque recuerdo muy bien como me ponía mis guantes y mis zapatos de charol para ir a la iglesia. Y desde ese momento, la película te lleva en un viaje hasta las marchas. Quería partir de ahí, de algo más contenido a algo mucho más colorido".

El guión también se inspiró en el famoso artista afroamericano Romare Bearden cuyos retratos de las tradiciones populares del Sur y sus innovadores collages fotográficos ofrecen maravillosos retratos de la cultura negra. "Pensé que era el artista perfecto porque estudió con gran detenimiento esas comunidades sureñas y todos los colores y texturas que surgen de ese paisaje", dice la diseñadora.

En última instancia, Carter fusionó el intenso realismo del material de archivo con este sentido más caleidoscópico del Sur. Y añade que DuVernay fue una colaboradora excepcional. "Es genial intercambiar ideas con alguien tan inteligente como Ava. Siempre sabía muy bien lo que quería y le encantaba investigar. Recuerdo que cuando encontró una foto del verdadero Jimmie Lee Jackson se la llevé. Y la colgó inmediatamente en su pared y fue como un faro".

Selma necesitó un gran trabajo en lo que se refiere al vestuario, pero lo más importante era vestir al Dr. King y a los líderes de los derechos civiles que se dieron cita en Alabama en aquel momento crucial. Para David Oyelowo, el equipo de Carter realizó a mano varios trajes copiados de los que viste el Dr. King en casi todas sus fotografías. "Nos documentamos a fondo sobre las telas y los detalles de los trajes porque no es fácil encontrar telas y cortes como esos", dice Carter. "Y averiguamos que a King le gustaba que su ropa llevara sus iniciales, así que lo hicimos en muchas de sus prendas. El Dr. King siempre iba impecable, todo era clásico y elegante pero con un estilo discreto, sin olvidar sus zapatos siempre relucientes".

Para los "Hombres de King", Carter eligió un estilo muy discreto. "Cuando hablé con Andrew Young, me dijo que aquella gente no tenía mucho dinero así que solían aprovechar las ofertas de "dos por uno" que había en rebajas. Así que hicimos un traje oscuro y otro marrón para cada uno, aunque con un estilo diferente basado en lo que vimos en las fotografías", dice Carter.

Vestir a Coretta Scott King también fue muy importante para Carter. "Fue estupendo trabajar con Carmen Ejogo porque todos queríamos ver una versión más fresca de Coretta. Queríamos que fuera alguien más femenino, más real, no un icono remoto. Carmen quería mostrar esas facetas del personaje y cuando nos fijamos en las fotos nos dimos cuenta de que solía salir riendo. Así que quisimos reproducir su sentido del humor pero también su belleza y el hecho de que se estaba convirtiendo en una líder por derecho propio. Estaba buscando su propio lugar en el movimiento. Por supuesto necesitamos recrear los trajes de Chanel que vistió como Primera Dama de los derechos civiles, pero también quisimos mostrarla en pantalones en casa".

A Carter le encantó vestir a las mujeres clave de la película. "Conozco a esas señoras. Fueron las que me criaron y las conozco. El sur forma parte de mi herencia y fue como volver a casa", recuerda.

Para vestir a Oprah Winfrey en el papel de Annie Lee Cooper, buscó cómo se vestían las criadas en los años 60; de hecho algunas de ellas se manifestaron en Selma. "Veías a las mujeres manifestándose con pañuelos en la cabeza y Hush Puppies, con la ropa que habían llevado en el trabajo ese día", añade. "Me dije que seguro que Annie Lee Cooper iba a trabajar esos días. Además me dio la impresión de que la conocía. Sabía que tenía un abrigo viejo de los 50 y un bolso grande y calzaba zapatos cómodos. Además era una señora que iba a la iglesia. Recuerdo que hice un dibujo de ella y se lo envié al Oprah y Ava con una nota que decía: 'Esta es Annie' y Ava me envió un mensaje que decía: 'Sí, Señora.’"

Lorraine Toussaint, en el papel de Amelia Boynton, planteó un problema diferente. "Amelia era una mujer de clase media y más sofisticada. Iba siempre bien vestida, con un vestido, chaqueta y guantes. Era como una empresaria del movimiento de los derechos civiles. Y cuando Lorraine vino a hablar conmigo ya sabía todo sobre Amelia, hasta los detalles más pequeños, por lo que fue maravilloso trabajar con ella porque todo estaba muy claro".

Diane Nash era otro tipo diferente de mujer, una joven activista surgida del floreciente movimiento estudiantil. "Fue maravilloso vestir a la encantadora Tessa Thompson. Me recordaba a una de mis hermanas con sus mocasines, sus faldas acampanadas y sus blusas de algodón. Era un look muy sencillo pero tenía que coincidir con el de las universitarias de los años 60", dice Carter. "Diane era una radical en su estilo pero también era muy elegante, y Tessa sabe ofrecer ambas facetas. Diane era muy importante para el equipo así que fue genial darle más visibilidad".

Los trajes favoritos de Carter son los que primero le llevaron a la historia. "Me siento especialmente orgullosa de las niñas de Birmingham", dice la diseñadora. "Hice todos