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Gangster Squad cartel reducidoGangster Squad(Brigada de élite)
Dirigida por Ruben Fleischer
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Bajo la dirección de Ruben Fleischer, "Gangster Squad (Brigada de élite)" es un relato pintoresco sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en relación con los esfuerzos del Departamento de Policía de Los Ángeles, para recuperar su ciudad natal de las garras de uno de los mafiosos más peligrosos de todos los tiempos. El filme está protagonizado por los nominados a los Oscar® Josh Brolin ("Mi nombre es Harvey Milk", "Valor de ley") y Ryan Gosling ("Half Nelson", "Drive"), y por el ganador del premio de la Academia® Sean Penn ("Mi nombre es Harvey Milk", "Mystic River"), que interpreta el papel de Mickey Cohen. Entre el reparto también se encuentran Nick Nolte ("Warrior", "Aflicción"), que obtuvo una nominación a los Oscar®, Emma Stone, Anthony Mackie, Giovanni Ribisi, Michael Peña, Robert Patrick y Mireille Enos.

Will Beall escribió el guion basándose en el libro Gangster Squad de Paul Lieberman. Los productores de la película son Dan Lin, Kevin McCormick y Michael Tadross y los productores ejecutivos son Ruben Fleischer, Paul Lieberman y Bruce Berman.

Tras las cámaras, Fleischer trabajó junto con sus colaboradores habituales: el diseñador de producción Maher Ahmad y el editor Alan Baumgarten, así como el editor James Herbert, el oscarizado director de fotografía Dion Beebe ("Memorias de una Geisha") y la diseñadora de vestuario, nominada a los Oscar®, Mary Zophres ("Valor de ley"). La banda sonora del filme es obra del compositor Steve Jablonsky.

Warner Bros. Pictures presenta, junto con Village Roadshow Pictures, una producción de Lin Pictures y Kevin McCormick: "Gangster Squad (Brigada de élite)". La distribución del filme correrá a cargo de Warner Bros. Pictures, filial de Warner Bros. Entertainment y, en algunas zonas concretas, de Village Roadshow Pictures.


SGTO. JOHN O’MARA
No vamos a resolver un caso.
Vamos a la guerra.


Sin nombres. Sin placas. Sin piedad
"Gangster Squad (Brigada de élite)" es un filme lleno de acción, una historia de redención, de hacer justicia, de hombres que quieren recuperar lo que es suyo, y de la confianza y el compromiso necesarios para marcar la diferencia, para salvar la ciudad que aman, la ciudad de Los Ángeles.

Para preservar la ley en Los Ángeles, los miembros de la brigada de élite (un pequeño grupo de agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles a los que se les ha encargado la tarea secreta de encargarse del líder criminal más perverso de la ciudad, Mickey Cohen) van a tener que infringirla. "Gangster Squad (Brigada de élite)", inspirada en hechos reales, describe el culmen de la glamurosa Edad de Oro de Hollywood en 1949, también una época de mucha agitación en Los Ángeles. Cohen gobernaba la ciudad y tenía en el bolsillo a los funcionarios del gobierno local de las más altas esferas. Hacían falta muchas agallas para poner fin a su reinado y no había ninguna garantía de reconocimiento.

El director y productor ejecutivo de la película, Ruben Fleischer, licenciado en historia, estaba ansioso por indagar en ese mundo. "Fueron unos tiempos muy emocionantes: la elegante era del art déco y la posguerra en la que la ciudad realmente estaba empezando a renacer y a expandirse", comenta. "La gente estaba exultante por la victoria en el extranjero, los hombres volvían a casa y la economía se estaba recuperando. Siempre me ha fascinado ese periodo de la historia, así que cuando se me presentó la oportunidad de explorarlo, la cogí al vuelo".

El productor Dan Lin comenta: "Ruben quería darle un nuevo enfoque al género aplicando su estética de rodaje contemporánea al escenario de época, lo que le daba un toque moderno a una historia que ocurrió tiempo atrás, en la época en que los buenos tenían que actuar como matones para acabar con los matones".

Y eso hicieron, básicamente enzarzándose en una guerra territorial con los malos, si bien el modus operandi de los policías para atrapar a Cohen no era precisamente de libro.

Josh Brolin, que, con su papel del sargento John O’Mara, encabeza la brigada, comenta: "En la película, mi personaje ha vuelto de la Segunda Guerra Mundial, donde luchó para garantizar que su país y otros tantos mantendrían la independencia. Era un héroe. Entonces vuelve a casa, a Los Ángeles, y se encuentra con que Mickey Cohen ha agotado hasta la última gota de honor de su ciudad, así que no duda en decir que sí cuando su jefe solicita su colaboración. Puesto que O’Mara y los demás están actuando en cubierto, no se preocupan por la responsabilidad, no piensan ‘Si hacemos esto nos denunciarán’. Básicamente, los policías se comportan tan mal como los criminales, porque esa es la única manera de llegar hasta ellos".

"De alguna manera, estos chicos se han visto obligados a vivir una situación en la que resulta difícil no infringir la ley, ya que todos los que los rodean se han vuelto tolerantes o algo peor", añade Ryan Gosling, que interpreta a un policía que al principio se muestra reticente a unirse al plan. "Algunos de ellos no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados mirando mientras les arrebatan su ciudad y deciden tomarse la justicia por su mano. Unos porque no soportan la injusticia y se sienten obligados a resolver los problemas, y otros, como el personaje al que interpreto, porque se trata de una cuestión personal".

"En esa época se produjo un cambio trascendental en la cultura y había que hacer algo", comenta Lin. "Los gángsters se habían hecho con Nueva York y Chicago, y Los Ángeles era su próximo objetivo. Era un territorio virgen y el sueño de todo mafioso: cielos despejados, playas soleadas y chicas guapas".

Emma Stone, que interpreta el papel de una aspirante a actriz que acaba siendo la novia de un gángster, se enamoró de la historia nada más leer el guion. "Tiene una atmósfera muy romántica, ardiente y nostálgica, con mucha acción y mucho suspense. Enseguida tuve la sensación de que sabía cómo habría sido formar parte de ese lugar y de esa época".

La película se basa en el libro Gangster Squad, de Paul Lieberman, que anteriormente fue escritor y editor de Los Angeles Times. Esta obra constituye su relato no ficticio de lo que él llama "la batalla por Los Ángeles" que tuvo lugar entre la policía y los hombres de Cohen, que comenzó a mediados de los cuarenta y se prolongó durante los cincuenta. Will Beall, ex detective de homicidios del Departamento de Policía de Los Ángeles, fue el encargado de escribir el guion.

"Lo que más me sorprendió de estos chicos es que lo arriesgaron todo, y no lo hicieron por reconocimiento, ni por medallas, ni por una recompensa económica, sino por el futuro de la ciudad", comenta Beall. "Creían en la promesa de Los Ángeles".

"Siempre he querido hacer una película de gángsters", comenta el productor Michael Tadross. "Me encantan Humphrey Bogart, Jimmy Cagney y George Raft. El guion de Will evocaba esa época y ese género ya desde la primera página, y las historias reales y la gente sobre las que escribió Lieberman y que sirvieron de inspiración para el guion eran increíbles. Queríamos hacer una película de gángsters propiamente dicha, pero dirigida al público actual".

El productor Kevin McCormick afirma: "El libro, y los artículos que escribió Paul para el L.A. Times y que utilizó como base para escribirlo, cubre mucho terreno, un periodo de tiempo mayor. Sin embargo, un aspecto concreto, el de Bill Parker asumiendo el cargo de jefe de policía e intentando limpiar la ciudad, se convirtió en un punto de vista natural sobre el que construir nuestra historia".

Según Lieberman, "Los Ángeles pasó de ser un lugar polvoriento a principios del siglo XX, con la ley seca en los años veinte, a convertirse en el hogar de las emergentes industrias de la aviación y la defensa durante la Segunda Guerra Mundial. A finales de los años cuarenta ya era una ciudad moderna y creciente, contaba con unos cuatro millones de habitantes, y se había convertido en la víctima perfecta para la mafia del Este. Así que, cuando el jefe de policía William Parker asumió el cargo, fueron momentos críticos. No tenía sentido del humor, era extremadamente disciplinario y estaba decidido a poner fin a la corrupción".

Interpretado por Nick Nolte en "Gangster Squad (Brigada de Élite)", "Whiskey Bill" Parker es un hombre que no va a sucumbir a ningún vicio, como hicieron muchos antes que él; va a enfrentarse cara a cara con la corrupción, lo que implica ir a por el enemigo público número uno, Mickey Cohen, interpretado por Sean Penn en pantalla.

"Pensé que sería una divertida película de gángsters de la vieja escuela con un reparto al que tengo gran admiración", comenta Penn. "Y una vez que conocí a Ruben Fleischer, me convencí del todo".

"Esos personajes y los impresionantes actores que han firmado para interpretarlos, la trama, el hecho de que todo se basa en la historia de la ciudad y, para colmo, que es mi género cinematográfico favorito", comenta Fleischer con una sonrisa, "todo ello me animó a hacer la película".


SGTO. JOHN O’MARA
Quiero montar una brigada.
Una brigada pequeña, de cinco o seis hombres...
Vamos a por Mickey Cohen.


Debido a la descontrolada corrupción en prácticamente todos los rangos de las filas, el jefe de policía Parker no puede desatar todas las fuerzas del Departamento de Policía de Los Ángeles sobre Mickey Cohen y sus matones, ni hacer público que van tras ellos. En lugar de ello, Parker deberá confiar en unos pocos que furtivamente se encargarán de minar la operación de los gángsters. Les ordena que no ejecuten órdenes de registro ni practiquen arrestos. Su objetivo es acabar con el sustento de Cohen de forma anónima, sin compasión y lo más eficientemente posible, sin importar los medios. No lo van a llevar ante la justicia. Van a llevar la justicia a él.

Para liderar a su equipo clandestino, Parker elije a un hombre que no tiene ningún problema en tomarse la justicia por su mano. Josh Brolin interpreta al sargento John O’Mara, un hombre que ha vuelto de la guerra y le cuesta imaginarse cómo vivir en tiempos de paz.

"Soy californiano de séptima generación y nativo de Los Ángeles, por lo que estoy tremendamente orgulloso de mi ciudad", comenta Brolin. "Por eso sentía una conexión muy fuerte con O’Mara. También me gustó el hecho de que, aunque no hace caso de todas las reglas y no le gusta el papeleo, tiene unos principios muy fuertes. Es capaz de ver las injusticias que hay que resolver y de verdad cree que puede cambiar las cosas".

"O’Mara es una persona con muchos principios que ha vuelto a casa tras la victoria estadounidense contra los Nazis", dice Fleischer. "No le gusta que otro tipo de mal se haya instalado en su ciudad y la haya corrompido con el juego, la prostitución y las drogas. No puede tolerarlo. Así que acepta el desafío de Parker, aunque eso implique arriesgar su vida y la de su familia".

McCormick señala: "Realmente siente que es su obligación hacer del mundo un lugar mejor, pero ve que otros no siguen necesariamente ese mismo principio. No llega a encajar porque él nunca daría el brazo a torcer para dar cabida a la injusticia. Es extremadamente rígido, lo que puede verse como un defecto del personaje o como lo que lo diferencia del resto, lo que lo hace especial, y esto último es lo que Parker ve".

Aunque es solo uno entre los muchos miembros de las fuerzas policiales, O’Mara prefiere actuar en solitario y a su manera. De algún modo es un renegado al que le gusta hacer las cosas por su propia cuenta, a veces incluso yendo desarmado. "El guion describe a O’Mara como que tiene una barbilla tan fuerte que podrías romperte el puño al pegarle", comenta Fleischer. "Cuando miras a Josh, ves que da la talla. Parece que acabe de salir de esa época e interpreta su papel con un estoicismo discreto y medido muy potente".

Para acabar con Cohen, O’Mara tendrá que trabajar codo con codo con un equipo, y el jefe le encarga que elija a sus miembros. "Recluta a un puñado de inadaptados como él", comenta Brolin, "chicos de baja posición social o marginados que tienen una naturaleza rebelde pero son capaces de hacer el trabajo, a veces con métodos un tanto brutales".

El primer hombre al que contacta es el Sargento Jerry Wooters, un lobo solitario de otra calaña interpretado por Ryan Gosling. "Hasta ahora, O’Mara ha estado dándose cabezazos contra la pared, llevándose palizas por doquier y arrestando a chicos que salen en libertad una hora después mientras que mi personaje lo mira desde un taburete en un lateral", comenta Gosling. "Jerry también volvió de la guerra para encontrarse con la ciudad completamente anegada, pero, tal y como dice en la película, mientras que O’Mara cogió un cubo para achicar agua, él cogió el traje de buceo".

Esta es la razón por la que al principio Wooters rechaza a O’Mara. "No pretende ser un héroe", prosigue el actor. "No fantasea con serlo. En mi opinión, piensa que ya ha librado sus batallas en el extranjero y que aquí hay tanta corrupción que no merece la pena intentarlo. Simplemente intenta sobrellevarlo y mantenerse con vida".

"Ryan es muy carismático y muy divertido", comenta Fleischer. "Le dio mucha dimensión a este hombre que se ha desvinculado de todo, que solo quiere perderse en la bebida y las mujeres. Hasta que un día sucede algo horrible que le planta esta nueva guerra a sus pies y se da cuenta de que manteniéndose al margen está sacrificando la ciudad y que tiene la obligación, como persona y como policía, de hacer algo al respecto".

"A Wooters no lo eligen para la brigada porque sea un gran tirador, o un buen luchador o un técnico", añade Gosling, "está allí porque tiene muy buenos instintos y sabe cómo sobrevivir".

No obstante, Jerry Wooters tiene otro motivo para tener a Cohen en el punto de mira: Grace Faraday, la actual y hermosa acompañante del matón. Pese al evidente riesgo, Wooters la encuentra irresistible, y Grace tampoco es inmune a sus encantos.

A Emma Stone le encantó el papel y estaba entusiasmada por volver a trabajar con el director Fleischer, con el que ya trabajó en su película "Bienvenidos a Zombieland". "Nos sentamos a hablar de la historia y del personaje y le dije: ‘Por supuesto, hagámoslo juntos’. Me encanta Ruben, es muy entusiasta y sus tomas son preciosas".

Stone destaca que su personaje, una creación completamente ficticia del guionista Will Beall, "se trasladó a Hollywood para ser una estrella. No una actriz, una estrella". Claramente, las cosas no le salieron como ella pensaba. "Imagino que empezó a juntarse con la gente de Cohen y que ir del brazo de un hombre tan increíblemente poderoso le proporcionó la admiración que estaba buscando, así que se convenció de que todo estaba bien. Ahora, aunque se siente atrapada, sabe que, sin él, quizá tenga a un par de matones esperándola en la calle".

"Emma no solo es una de las actrices más elegantes y divertidas con las que he trabajado, también es alguien de quien no puedes apartar la mirada cuando está en escena, y es precisamente ese tipo de halo lo que requería este papel", argumenta Fleischer. "El triángulo amoroso entre Grace, Mickey y Jerry es complicado: nunca llegas a estar seguro de cuáles son las motivaciones de cada uno. No obstante, tanto ella como Wooters están buscando una salida y ambos encuentran un alma gemela en el otro. Tienen una chispa que prende y ninguno de ellos puede ignorarlo, por muy peligroso que sea no hacerlo".

Tanto Grace como Wooters son lo suficientemente pragmáticos como para darse cuenta de que no solo están flirteando el uno con el otro, sino también con una destrucción casi certera si se dejan llevar por su atracción mutua a donde parece estar llevándolos. Aunque Mickey Cohen sea un icono de los bajos fondos, su imagen pública y su imponente presencia lo convierten en alguien con quien es mejor no cruzarse, ya sea por negocios o por placer. No tiene compasión alguna: cualquier incumplimiento es una traición por la que se deberá pagar el precio más alto, si bien también cuenta con el carisma innegable que acompaña al poder.

Según Lin: "En la vida real, Cohen era un fuera de serie. Era un gángster, pero un gángster de Hollywood. Era divertido, le encantaba hablar con los periodistas y, en público, realmente le gustaba entretener a la gente, como si él mismo fuera una de las estrellas de cine a las que se pasaba el día intentando ganarse. Por supuesto, en privado, hacía cosas horribles".

Fleischer comenta: "Cuando pensaba en cómo llevaría la película a la pantalla, el único personaje del que parecía depender todo era Cohen, el malo, esa imponente personalidad. Pensé inmediatamente en Sean Penn, así que contar con él para el papel es magnífico. Mickey es un personaje muy dinámico, memorable y amenazador y Sean tiene la seriedad, la intensidad y el humor necesarios para mostrar esos matices".

Aunque solo está lejanamente familiarizado con el hombre de la vida real, Penn argumenta que para su interpretación del personaje intentó ignorar lo literal. El Mickey Cohen de la vida real se parecía tanto a Al Capone, al que, en mi opinión, había interpretado tan inolvidablemente De Niro en "Los intocables de Eliot Ness", que pensé que, para un público que en su mayoría no sabrían nada de Mickey Cohen, imitar su aspecto o su comportamiento habría sido sobrecargarlo sin necesidad. Pensé que sería interesante aproximarse un poco y dejar que el personaje se desarrollara a partir de unos pocos rasgos de Cohen. Era un luchador profesional, pero el estilo de lucha era más primitivo que el actual, y Cohen era más primitivo en muchos aspectos".

"Sean dio vida a este tipo que, tanto en la realidad como en nuestra descripción algo novelada, tiene un gran ego y es muy extravagante", comenta McCormick. "Cohen tenía a sus propios publicistas, difusiones en la revista Life Magazine, tenía su propia tienda de ropa para caballeros, nunca llevaba el mismo traje dos veces y siempre llevaba del brazo una colección de mujeres hermosas y esculturales. La interpretación de Sean es fascinante. En el apogeo de las películas de gángsters, estos tipos eran siempre personajes seductores y creo que Sean tiene esa misma habilidad para hipnotizarnos".

"Hay algo muy atractivo en la interpretación que Sean hace de Mickey Cohen", parafrasea Brolin. "Al verlo durante una escena, no pude evitar que me gustase a pesar de que mi personaje lo desprecia a él y todo lo que lo rodea. Sean sacaba todo su encanto incluso cuando estaba haciendo algo mortal".

Puesto que Cohen, O’Mara, Wooters y otros cuantos personajes se basaban ligeramente o estaban compuestos de rasgos de personas reales, comenta Lin, "nos tomamos ciertas libertades con la historia, como hace toda película, pero, a fin de honrar a las personas de la vida real, consideramos que era importante que los actores estuvieran al corriente de lo que realmente ocurrió. Queríamos que el reparto entendiese que hubo numerosos grupos distintos en la calle en diferentes momentos: existieron la Hat Squad y la Intelligence Squad, igual que existió la Gangster Squad. Nick Nolte, que interpreta el papel del Jefe de Policía Parker, era un niño en la época en la que sucedieron los hechos que se narran en nuestra película, pero conocía muy bien estas historias de las diferentes brigadas policiales".

"Los Ángeles era una presa fácil", aclara Nolte. "Parker era inteligente, era un buen jefe. Estaba enzarzado en una guerra con Bugsy Siegel, y Cohen era el segundo al mando después de Siegel. Cuando Bugsy se marchó a Las Vegas, Cohen heredó Los Ángeles. La película empieza con Cohen en pleno apogeo, controlando el Sunset Strip y enfrentándose con Parker".

Con tantos agentes del orden corruptos, Parker tiene que ingeniar una estrategia diferente. "No se trata únicamente de que haya injusticias, es que la sociedad se está derrumbando", sostiene Nolte. "Él ve que O’Mara también se siente tremendamente ofendido por lo que está ocurriendo, y espera que sea capaz de utilizar ese sentimiento para limpiar ese desaguisado".

"Nick es una de las grandes figuras de todos los tiempos", comenta Fleischer. "No hay ningún tipo más duro que él que pueda aportar ese tono a esta brigada de machotes. El guion lo describe como Ricardo Corazón de León, y desde luego Nick da la talla".

"He trabajado con Nick alguna que otra vez durante los últimos veinticinco años", informa Tadross, "y no hay nadie mejor que él. Es una verdadera leyenda".

Aunque es el jefe de policía el que pide a O’Mara que forme una brigada, la persona que ayuda al Sargento a seleccionar a cada miembro es su mujer, Connie, interpretada por Mireille Enos.

"Connie es una mujer sensata" comenta Enos. "Sabe que su marido volvió de la guerra con algunas secuelas y ella está intentando ayudarlo a tomar decisiones diferentes y más seguras. Cuando se entera de lo de la brigada, se queda destrozada. Lo ve como una sentencia de muerte, como si su marido estuviese eligiendo dejarla viuda y dejar a su futuro hijo sin padre. Sin embargo, gracias a que es el tipo de mujer que es y a que lo quiere, toma la decisión de apoyarle en lugar de separarse de él, y desempeña un papel fundamental en la preparación del plan".

Cuando Connie se da cuenta de que O’Mara está buscando entre todos los que han obtenido grandes logros, propone una estrategia diferente: le dice que busque entre los que han sido rechazados en todas partes, los que estén cabreados y tengan una actitud borde, los que no sigan las reglas del juego. A su entender, estos son el tipo de hombres a los que Cohen nunca contrataría y los que podrían mantener a su marido con vida. Tras ojear los archivos personales que este lleva a casa, su primera elección es un agente con un historial de abuso de la fuerza e insubordinación, justo el tipo de hombre que piensa que le traerá de vuelta a O’Mara: Coleman Harris. Anthony Mackie interpreta al agente que, navaja en mano, patrulla con orgullo una de las zonas con mayor índice de criminalidad de toda la ciudad.

"Mi personaje abandonó su alto cargo en el cuerpo para convertirse en un agente de a pie porque quería resolver los problemas desde la base", cuenta Mackie. "Quería rondar las calles de un barrio de negros y acabar con todos los traficantes de tres al cuarto, pero entonces O’Mara le ofrece la oportunidad de llegar hasta el eslabón más fuerte de la cadena, de ir a por el tipo que proporciona las drogas que acaban en manos de los niños".

"Creé a Coleman Harris porque pensaba que no podría crear una historia sobre Los Ángeles a finales de los cuarenta sin hablar de la Central Avenue, del Jazz Corridor, de la excepcional cultura afroamericana de ese periodo", comenta el guionista Beall. "Harris es un hombre que conoce ese mundo y que dejó de lado una carrera prometedora para representar a la ley en una parte de la ciudad de Los Ángeles en la que el resto del departamento no estaba interesado".

Con un interés personal en ayudar a O’Mara a derribar el sindicado del crimen en la ciudad, Harris se sube a bordo rápidamente. Tampoco hace falta mucho esfuerzo para convencer a su compañero Conwell Keeler para que se apunte. Aunque tiene familia, factor que al principio O’Mara ve como disuasorio, Keeler lo ve como una oportunidad para contribuir a limpiar la ciudad como una causa noble, por el bien de sus hijos. Además, Keeler aporta un extra al equipo: tecnología.

"Había muchos equipos avanzados que se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial y que poco a poco se iban haciendo hueco en la metodología policíaca tradicional", comenta Fleischer. "Keeler era el hombre de los cables que colocaba micrófonos y escuchaba las conversaciones de Cohen". De hecho, el trabajo real de Keeler contribuyó a construir los cimientos de la vigilancia electrónica en los departamentos de policía de todo el país.

En la película, Keeler, interpretado por Giovanni Ribisi, es un especialista en tecnología que durante la guerra trabajó con tecnología puntera y tiene acceso a los últimos dispositivos y, además, la capacidad de implementarlos en su trabajo policial.

"Una de las primeras conversaciones que mantuvimos Ruben y yo sobre el personaje fue que él lo veía como la consciencia del grupo", recuerda Ribisi. "Para mí, eso se traducía en un chico que quiere luchar por algo más grande que él, por algo en lo que cree, y, de alguna manera, este es un pensamiento inocente. Hoy en día tenemos muchísimas cosas al alcance de nuestra mano. Creo que a veces nos olvidamos de que hubo una época en la que no existían los teléfonos móviles, en la que para contactar con alguien tenías que tocar a su puerta o escribirle una carta. Fue divertido interpretar a un chico que podía ver lo que estaba por llegar antes de que otros lo hicieran, y usar esto en su propio beneficio y en el de la ley".

Mientras que Keeler representa el futuro de la vigilancia policial, Max Kennard vive anclado en el pasado. "Ruben quería contar con un agente al estilo del Viejo Oeste como miembro del grupo, cosa que me pareció muy interesante", comenta Robert Patrick, que interpreta a Max. El actor estaba muy comprometido. "Me vi muchos viejos westerns y me aprendí los gestos y las maneras, además de perder unos 14 kilos para parecer un vaquero enjuto".

Kennard patrulla la Olvera Street y hace de mentor de un joven y entusiasta agente latino, Navidad Ramírez. "En esa época había muchos prejuicios raciales", prosigue Patrick, "pero mi personaje, un tejano duro de pelar, ve a Navidad como un hijo. Accedió a trabajar con él en un momento en el que mucha gente no lo habría hecho. La suya es una pequeña historia maravillosa dentro de una historia mucho mayor, y me enorgullece haber formado parte de ella".

Michael Peña, que apareció en la última película de Fleischer, "30 minutos o menos", interpreta al principiante. "Ramírez acaba de salir de la academia y nadie quiere trabajar con él por sus orígenes, así que acaba emparejado con este pistolero que está dispuesto a cuidar de él. Quiere estar donde esté la acción y definitivamente siente que hay algo que tiene que demostrar. Habiendo crecido en Chavez Ravine, le bastaba con ser uno de los buenos y piensa que la Brigada de élite es una oportunidad para hacer historia".

La fidelidad no es solo para aquellos que respetan la ley. De hecho, para que la operación Cohen fuera sobre ruedas, era fundamental que confiase en los bandidos que lo rodeaban. Holt McCallany interpreta a Karl Lockwood, la mano derecha de Mickey y, en muchos sentidos, el hombre más importante en su vida si quería salvar el pescuezo. El propio McCallany tiene un vínculo excepcional con la época en la que se ambienta la película.

"Resulta que mi madre, Julie Wilson, fue una cantante de nightclub bastante famosa en los cuarenta, los cincuenta y los sesenta. De hecho actuó en sitios como el Mocambo y el Trocadero".

McCallany, que trabajó codo con codo con Penn durante toda la producción, investigó a fondo al matón de la vida real y equipara la interpretación de Penn con "un músico de jazz que da la nota perfecta. Siempre hay una determinada expresión en sus ojos o dice una frase concreta y pienso, ‘Ese es Mickey Cohen, ahí lo tienes’. A veces era asombroso".

Pese a su fortaleza, los miembros de la Brigada de élite saben que incluso tener un pequeño impacto en los negocios de Cohen ya será una gran hazaña y que acercarse lo suficiente como para captar sus idas y venidas, así como determinar donde golpearle para que le duela más, no será fácil. Sin embargo, esta labor se hace un poco menos ardua con la presencia de Jack Whalen, una misteriosa figura con aspecto de estrella de cine que ocupa un interesante puesto entre la policía y su presa. El personaje se basa ligeramente en un hombre que existió realmente y que se convirtió en un compañero de por vida de Jerry Wooters después de que se conocieran en un pequeño enfrentamiento en un hotel de Hollywood.

Sullivan Stapleton, que interpreta a Whalen, comenta, "En la película, son amigos de la infancia que evidentemente han tomado direcciones diferentes, pero que, aun así, se han mantenido cerca el uno del otro. Jack está unido a Cohen, aunque parezca que va siempre a su bola. Él oye cosas y pasa parte de esta información a Jerry. No diría que es un soplón en sí, creo que solo mira por su compañero, y viceversa".

Fleischer estaba encantado con el reparto de "Gangster Squad (Brigada de Élite)", ya interpretaran a curtidos delincuentes, a duros policías o cualquier otro papel intermedio. "La combinación de personalidades fue un regalo para mí como director", declara. "Todos tienen mucho talento y muy buenos instintos y aportaron mucho a sus papeles. No podía pedir más".


MICKEY COHEN
¿Has oído hablar del Destino manifiesto? Consiste en
coger lo que puedas cuando puedas.
Yo voy a cogerlo todo, y no solo
porque pueda, sino porque ese es mi destino.
Los Ángeles es mi destino.


El color de la ciudad
"Gangster Squad (Brigada de Élite)" se rodó íntegramente en la ciudad de Los Ángeles y sus inmediaciones, para lo cual se utilizaron algunas localizaciones históricas y se adecuaron otras áreas para recrear históricos puntos clave durante el reinado de Mickey Cohen.

"Me encanta que las películas nos hagan retroceder en el tiempo hasta tal punto que uno siente la textura y la riqueza de los lugares, pero, ya que queríamos que la película tuviera aspecto contemporáneo, ha sido necesario equilibrarlo todo cuidadosamente", afirma Fleischer. "He tenido la suerte de trabajar con algunas de las personas con más talento de la industria, auténticos artistas como Dion Beebe, Maher Ahmad, Mary Zophres y Ariel Velasco Shaw. Así, entre la cinematografía, el diseño de producción, el vestuario y los efectos visuales, creo que el público sentirá que retrocede realmente hasta esa época, pero también responderá a las sensaciones de contemporaneidad de la película".

Pronto empezó el debate sobre el aspecto y las sensaciones que debía transmitir la película. El director de fotografía Dion Beebe lo explica: "Cuando Ruber y yo empezamos a hablar del proyecto, la referencia del cine negro surgió inmediatamente. Pese a lo mucho que nos gusta ese enfoque, ninguno de los dos buscábamos esa sobriedad de un género que también tiende a ser estilizado; buscábamos darle un toque más contemporáneo, a pesar de la época. Una forma de unir ambos mundos fue la elección de rodar en digital pero combinando las cámaras con lentes anamórficas. Esto, sumado a una aproximación muy dinámica al movimiento de cámara, nos condujo a una estética más contemporánea, aunque esperamos haber mantenido la ambientación de la época y del género. Nos daba algo de miedo utilizar el formato digital y aplicarlo a un periodo tan clásico, pero resultó emocionante al mismo tiempo".

Una vez decidido el estilo del rodaje, los realizadores se centraron en los detalles prácticos con el fin de alcanzar un elevado nivel de autenticidad. "En una localización de rodaje en la actualidad, si te fijas en los siguientes cinco bloques, muy posiblemente cuatro de ellos pueden dejarse tal y como están, apunta Maher Ahmad, diseñador de producción. Sin embargo, en una producción de época, absolutamente todo se debe ajustar, o camuflar, o añadir".

"Todas las películas de época son un reto", afirma Michael Tadross. "Todas las placas de las calles, bocas de incendio, farolas e incluso las líneas de la calzada eran diferentes en 1949". Esto supuso una enorme labor para el equipo de Maher.

"Rodamos bastante en exteriores, y esos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial conllevaron una apariencia tan particular a la par que fugaz que el proyecto me ha resultado enormemente ambicioso", explica Ahmad. "Las cosas estaban a punto de cambiar radicalmente, con los años 50 dando paso a lo que actualmente calificamos como estilo moderno de mitad de siglo, así que me entregué de lleno a la investigación visual".

Ahmad realizó una selección entre al menos 30.000 imágenes diferentes, incluyendo instantáneas que obtuvo de películas de época como fuente secundaria. "Las películas y musicales de gángsters de aquel momento tendían a mostrar numerosos clubes nocturnos, lo cual me permitió hacerme una idea de la vida nocturna de entonces", dice.

Kevin McCormick destaca que "habiendo vivido en Los Ángeles durante varios años, me fijaba con frecuencia en los centros comerciales que hay por todas partes y me preguntaba cómo sería todo aquello en el pasado. Durante los meses que duró la producción, pude ver transformada la ciudad. Partiendo del guión y a lo largo de todo el rodaje, Will, Ruben, Maher y su equipo infundieron su amor por Los Ángeles en las localizaciones, y eso se ve".

Una escena del principio del filme nos muestra un plano de uno de los emplazamientos más emblemáticos de la ciudad: Union Station. "Es un lugar magnífico", apunta Ahmad. Tan magnífico, de hecho, que aunque en un principio no había nada escrito para los exteriores, el diseñador de producción señala que "Ruben y yo hablamos de que no debíamos privarnos de una toma exterior de la estación, así que sacó al exterior una de las escenas diseñadas para interior".

Tanto en su interior como en su exterior, uno de los escenarios de la película es "Slapsy Maxie's", el club nocturno donde Mickey Cohen pasa las noches cenando con los funcionarios que tiene en el bolsillo, escena habitual en la vida real del mafioso. Con este fin se transformó un local comercial vacío en Bellflower, que contaba con el espacio suficiente para albergar parte del negocio de Cohen, tal y como se esboza en el guión.

"En un principio, pensamos en construir el interior del "Slapsy Maxie's" en un plató para rodar el exterior en algún otro lugar —especifica Fleischer—, pero Maher encontró esta impresionante fachada en un bloque art decó intacto que se convirtió en nuestra localización estrella. En cuanto Dion y yo lo vimos, nos miramos y supimos que habría que pensar en un trávelin que reflejase las inmensas virtudes del lugar".

"Contábamos con el exterior, el club y las apuestas, todo conectado y preparado para rodar continuamente, lo cual fue una ventaja notable", dice Ahman. Además, el escenario resultaba curioso, ya que era necesario que transmitiese al público cómo operaba Cohen, es decir, a gran escala, y el espacio que empleamos cumplía de sobra con esa función".

Según Ryan Gosling, el escenario y la acción no podían haber quedado más realistas. Mientras el rodaje tenía lugar allí, oyó una conversación entre la supervisora del guión y el inspector del cuerpo de bomberos, un hombre más mayor: "El inspector le dijo que él había ido una noche al Slapsy Maxie’s y que había visto a Mickey sentado en una mesa con todos sus amigos", cuenta Gosling. Dijo que era justo como en la realidad, que Mickey solía sentarse exactamente ahí, donde estaba Sean. Ella le preguntó si recordaba algo en concreto, y él contestó: 'Sí, contaba chistes sin parar, y ninguno gracioso, pero todo el mundo se reía’".

Mientras que el "Slapsy Maxie’s" es territorio de Cohen, Dragna, el rival de Mickey, un don italiano que pierde terreno ante Cohen pero que todavía se rige por las reglas tradicionales, utiliza el Club Figaro como fortín. Las tomas relacionadas con el Figaro (inspirado en el Club Mocambo de los 40) se rodaron en el Tower Theater, en Broadway, en el centro de la ciudad californiana.

Cuando el equipo de producción entró en juego, del teatro en su forma original solo quedó el esqueleto. "La barra se construyó desde cero, hubo que rehacer el suelo, incorporar la iluminación, las lámparas de araña, los motivos ornamentales, las gruesas cortinas de damasco", comenta el director. "Empleamos rojos intensos y cálidos para crear una sensación oscura, como de cueva, en contraste directo con los tonos verdes, la elegante arquitectura y los detalles art decó que ayudaron a evocar el estilo moderno, la sensación más contemporánea del territorio de Cohen en el Slapsy Maxie’s".

Además de construir decorados que reflejasen la época, Fleischer procuró rodar en las zonas principales de Los Ángeles y su entorno con el objetivo de exhibir la historia de la ciudad: "Para mí, fue totalmente prioritario el intentar emplear los lugares clave", afirma el director. Lugares como el letrero de Hollywood, Hollywoodland en aquella época, se le vienen a la cabeza a cualquiera que piense en Los Ángeles".

Por la misma razón, el ayuntamiento histórico en el centro de la ciudad se representaba a sí mismo en la película, y el salón de conferencias del edificio se utilizó como oficina del jefe de policía Bill Parker. La comisaría de policía de Highland Park, la más antigua de la ciudad, que actualmente funciona como Museo de la Policía de Los Ángeles, hace las veces de comisaría de Burbank. El Park Plaza Hotel, que data de 1925 y se halla situado al lado de MacArthur Park, y la cafetería Clifton’ s, en la zona desde los años 30, se aprovechan como telones de fondo en secuencias cruciales del filme.

Una escena clave en la narración ocurre en Chinatown, y se rodó allí durante tres días. Se renovaron las fachadas de las tiendas y también se cambiaron las farolas, añadiéndose faroles naranjas y rojos para añadir un toque de distinción. Con gran acierto, el equipo de iluminación incorporó lámparas chinas en el entramado para algunas tomas.

Ascot Park se utilizó como Chavez Ravine, donde desde hace bastante tiempo se eleva el estadio de los Dodgers, pero que en los 40 constituía un área en constante cambio y destinada a reciclarse en zona de edificación pública. Los Mariposa Horse Stables se eligieron para el tiroteo en las afueras de un casino privado gestionado por Cohen y señalado por la brigada. El club Catch One de West Pico sirvió en el rodaje para el Club Alabam, guarida de Coleman y un local muy popular en el área de Larchmont. El Lucy’s El Adobe Café de Melrose Avenue se ha convertido en el Café Caliente, punto de encuentro de los agentes de policía Kennard y Ramírez.

Las escenas del cuartel de la brigada se grabaron en un amplio terreno de Sylmar, en parte porque tenía que dar la sensación de lugar remoto, ya que los personajes trabajan de incógnito y, además, porque el paraje permitía asimismo a las cámaras capturar a los agentes conduciendo desde y hacia el edificio. La humilde casa de John y Connie O’Mara, situada en el distrito de Mid-Wilshire, está destinada a recordarnos, en palabras de Ahmad, "un ambiente cálido y acogedor". En contrapartida, la mansión de Cohen, de inspiración hispano-meditarránea, en el corazón de Beverly Hills, derrocha elegancia y lujo.

"El equipo consiguió crear un mundo que ya no se ve en la realidad", comenta Dan Lin. Los entornos exuberantes, los provocativos trajes.... Se trata de un mundo en el que aún encontramos encanto y en el que todos querríamos vivir por un momento".


En traje e informales
La diseñadora de vestuario Mary Zophres se mostraba deseosa de sumergirse en la moda de la época: "Considero que es un caramelo para un actor el hincarle el diente a este tipo de material, en lo referido a los diálogos y a la acción, pero también en lo relativo al aspecto que se llevaba entonces. Es difícil no tener buen aspecto con esa ropa".

Para diferenciar a los policías de los mafiosos, Zophres comenzó por la parte de arriba: Mickey Cohen. "La lana texturizada era muy popular entonces, pero Ruben y yo pensamos que sería interesante hacer que Mickey fuera contra corriente, por lo que las texturas de sus ropas resultan muy satinadas, como si pudiéramos deslizarnos por ellas y, mientras la brigada va en tonos cálidos y marrones, él opta por los tonos fríos, azules y grises o algún tipo de granate".

Zophres se alejó ligeramente de su investigación sobre el Cohen real: "Por supuesto, nos servimos de ciertos elementos clave: los cuellos largos que llevaba, el hecho de imprimir sus iniciales en objetos... aunque en las fotografías apreciamos que, incluso cuando acababa de estrenar traje, lucía algo descuidado. En cualquier caso, buscamos que Sean siempre apareciese implacable, resplandeciente y elegante". Respecto a las mencionadas iniciales, añade: "La cámara no las muestra necesariamente, pero aparecen en sus bolsillos, o en sus calzoncillos, o en sus gemelos. De forma sutil, manifiesta quién es y en qué mundo vive. Igualmente, nunca el auténtico Cohen llevó dos veces el mismo traje, y Sean, tampoco". Para que contrastasen con las camisas en tonos claros de Mickey, la diseñadora vistió de oscuro a todos sus secuaces; así, Cohen destacaría aún más.

Aunque podría decirse que el "accesorio" que destaca por encima de todos de los que Mickey Cohen lleva consigo es la dama que va de su brazo, Grace Faraday. "Obviamente, Grace tiene un novio inmensamente rico que le compra vestidos", sonríe Zophres. "Me pareció que sus vestidos para el día los tenía desde antes de conocerlo y eran más sencillos, pero su ropa de noche y joyas se las compró él".

A Emma Stone, los vestidos no le salieron gratis, por así decirlo: "Emma, para empezar, tiene una magnífica figura, pero para conseguir ese cuerpo en forma de guitarra de chica Vargas como se describe en el guión y tan de moda en la época, tuvimos que manipularla ligeramente", revela Zophres: "le realzamos el busto para añadirle curvas, y comprimimos su cintura unos 8 centímetros. Creo que, al final de cada día, se alegraba de quitarse esos trajes".

En su primera aparición en pantalla, Stone resplandece con la prenda favorita de Zophres. "Me encanta ese vestido rojo; es espectacular. Nadie en la película desprende tanta clase como Grace, y fue muy divertido ver progresar el vestido desde que era un esbozo hasta su culminación. Y Emma, por supuesto, es la justa portadora".

"Ese vestido rojo que Mary inventó de la nada es tan hermoso y elegante, y a Emma le sienta tan magníficamente bien...", añade Fleischer. "Cuando cruzó el plató por primera vez, con el corte por el que asomaba la pierna y esa bufanda arrebatadora alrededor del cuello...Y luego está ese plano conjunto suyo y de Wooters en el bar, donde la cortamos por la espalda y puede verse ese retrato de la chica... Era simplemente espectacular".

Stone hace hincapié en que el mérito de su transformación radica en Zophres, así como en el equipo de peluquería y maquillaje. "Todos aportamos ideas, y acabamos pensando en un popurrí formado por imágenes de estrellas de los 40. Tomamos los dientes de Vivian Leigh, el pelo de Gene Tierney, el maquillaje de Lauren Bacall y, bueno, si lo agitamos todo, el resultado es Rita Hayworth", ríe Stone. "Pero creo que eso es lo que Grace hacía también, y muchas de esas chicas ingenuas. Además, como Grace quería alcanzar el estrellato, pienso que se construyó una imagen inspirada en todas aquellas mujeres que le parecían hermosas. Por desgracia, en lo referente a su carrera, no hubo resultados, ya que ella no era igual a todas aquellas estrellas... ni a ninguna de ellas".

En lo que a los policías se refiere, Zophres los distinguió en seguida de los mafiosos gracias a un sencillo elemento: "Hicimos vestir a la mayoría de los mafiosos con chaquetas cruzadas, y a los buenos con chaquetas de un solo botón". Ella y su equipo también se esforzaron para definir a cada miembro de la brigada con un aspecto diferente, empezando por O’Mara: "Se trata de un veterano de guerra y en su pasado trabajó uniformado, así que, en mi opinión, no se preocupa por su aspecto, sino por su trabajo. Él sabe que, como detective, debe llevar traje, y le pasamos cinco o seis, pero ninguno demasiado sofisticado que pudiese llamar la atención: a medida que la película avanza, es realmente difícil diferenciar unos de otros".

Por otro lado tenemos a Jerry Wooters, a quien Zophres describe como "un fanático de la moda que invierte todo lo que gana en llenar el armario. Él sí que se preocupa por su aspecto".

"Me encanta cómo Mary provoca el contraste entre ambos", apunta Fleischer. "Los trajes de O’Mara son de batalla; evocan su pasado como soldado: verdes, color oliva, marrones... Wooter es mucho más elegante; es el único miembro de la brigada que usa trajes a rayas. Es todo un donjuán, y a Ryan el papel le iba de miedo".

Para interpretar al pistolero Max Kennard, Robert Patrick se enfundó trajes de tres piezas, pero con un aire western y, en lugar de llevar la chaqueta sobre el chaleco, se pone un abrigo largo. En el papel de su joven discípulo Navidad Ramírez, Michael Peña emplea una improvisada vestimenta que nos transmite que el joven, recién salido de la academia, ha tomado prestada la ropa de su padre. Giovanni Ribisi viste en cierto modo como un padre de familia de las afueras, con aires de ratón de biblioteca, para encarnar a Conwell Keeler.

Para el personaje de Anthony Mackie, Coleman Harris, Zophres obtuvo la inspiración de una fuente inesperada: la leyenda del béisbol Jackie Robinson: "Mientras me documentaba, me llamó la atención que el número de afroamericanos en el cuerpo de policía de 1949 era escaso, lo cual me trajo a la memoria a Robinson y a sus principios en la liga de béisbol. Cuando no llevaba uniforme, su atuendo era tradicional, pero siempre cuidado, y eso decidí aplicarlo a Harris".

Uno de los mayores placeres para Zophre consistió en diseñar el aspecto de los extras: "Me encanta vestirlos", dice.. "Llegas con una gama de posibilidades para la película y tu concepto para cada escena, y cuando cada nueva cara entra en escena, ya sabes qué hacer con ellas. . Tengo un equipo fabuloso que se deja la vida trabajando, y en el momento en que todo se ha puesto a punto, se han hecho modificaciones, se ha dado color, se han afinado detalles y todos han pasado por maquillaje y peluquería, dispones de una completa gama de personajes". En total, Zophres y su sección crearon más de 3500 trajes.

Fleischer se deshace en elogios: "El grado de detalle y autenticidad conseguidos, la manera en que los personajes se muestran mediante su vestimenta y en que cada uno de los extras entran en juego, simplemente ha alcanzado la perfección. La labor de Mary y sus ayudantes no tiene parangón".


Como niños con juguetes nuevos
Por muy elegante que fuera vestido, ningún personaje —bueno o malo— tenía su indumentaria completa sin su "tercer brazo" o, en el caso de un gángster de la década de 1940, sin su metralleta Tommy. El atrezista Douglas Fox fue el encargado de proporcionar a los actores todas las armas que necesitaban para su papel. Tadross, que lleva colaborando ininterrumpidamente con él desde hace 20 años, señala: "Doug es un coleccionista y puede encontrar cualquier cosa que necesites, así que desde el principio supe que sería la elección perfecta para una película de época con muchos tipos de armas de fuego".

"O’Mara lleva un revólver del 45 a lo largo de toda la película. Teníamos varias pistolas y armas automáticas, pero nos apetecía hacer algo diferente a lo que normalmente se ve en una película de gángsters", relata Fox. "Los productores querían usar algunas piezas procedentes de la Segunda Guerra Mundial que se estaban filtrando al crimen organizado en aquella época. Así que buscamos varias armas de este tipo, entre ellas un subfusil STEN británico y un PPSh ruso, que dispara munición de nueve milímetros frente a la de calibre 45 de la Tommy. También contábamos con la ametralladora MP40, llamada a veces Schmeisser, que puede verse en muchas películas de guerra. Y para el arma de gran tamaño que se usaría para proteger la fortaleza de Cohen, encontramos una Lewis, un arma británica del calibre 303 inventada en 1991".

Los actores se entrenaron con Fox para familiarizarse con las armas que llevaban sus personajes y para manejarlas de forma segura. Y Robert Patrick, cuyo personaje es sin duda el más rápido del grupo con el arma, dedicó muchas horas a practicar con uno de los mejores expertos del mundo, Joey Dillon, para que su manejo del arma (incluidos los giros) resultara natural. Fox también enseñó a Anthony Mackie a manejar una navaja automática, la primera arma que se eligió para Coleman Harris.

Aunque la mayoría de las armas son de la época o anteriores, Fleischer quería que las escenas de lucha en la película resultaran actuales. "Se trata de una película de acción, y queríamos que fuera divertida y con un estilo contemporáneo que pueda apreciar el público de hoy", señala.

Además de su asesoramiento sobre armas, el coordinador de especialistas de la película, Doug Coleman, adiestró a los actores en varias técnicas de lucha. En su opinión, "el personaje de Josh Brolin habría recibido entrenamiento paramilitar y de operaciones especiales en el Campamento X, una formación similar a la de los Navy SEALs o a la de los Rangers actuales, además de adiestramiento en tácticas policiales. Por otro lado, Mickey Cohen era boxeador, y el estilo de entonces se basaba más en dar puñetazos potentes que en la rapidez que se observa en la actualidad. Me encantó unir esas dos técnicas y ver qué podía salir de ahí. A esto le añadimos tiroteos y colisiones y nos quedaron escenas muy emocionantes".

Para empaparse mejor de la época, Coleman se reunió con uno de los antiguos chóferes de Cohen y con asesores técnicos de la policía de Los Ángeles. "Nos dieron mucha información sobre la situación real de los policías de entonces".

Como señala Fleisher, "fue una gran suerte contar con Doug, que hizo una gran labor ensayando primero con su equipo para después enseñar los movimientos a los actores, que llegaron al punto de hacer la mayoría de las escenas propias de especialistas. Son actores resistentes y en buena forma física, que tenían muchas ganas de formar parte de la acción, disparar las armas, saltar sobre los coches y protagonizar todo tipo de escenas peligrosas. Gracias a eso se les puede ver siempre la cara y se consigue una gran sensación de realismo, sin necesidad de hacer trucos con la cámara cuando hay otro actor en lugar de los protagonistas".

"La película no refleja nuestra visión romántica e idealizada de la década de los 40", afirma Brolin, "sino cómo de verdad creemos que estos tipos se veían a sí mismos en aquella época. Fue muy divertido trabajar en una película con tanta acción, tan brutal y realista, y como espectador creo que puede llegar a ser muy entretenida".

Para conseguir los coche, unos 150 en total, incluidas varias réplicas por si alguno resultaba dañado, los productores acudieron a Tim Woods, coordinador de vehículos para el cine. Entre otros coches, trajo un Packard de 1938 con un motor Cadillac 472. "Se modernizó el interior y se le colocó de nuevo la carrocería", comenta Woods.

Woods consiguió también un par de limusinas Packard Super 8 de 1949 que pudieran pasar por el Cadillac blindado en el que se movía el Cohen real. También aparecen en la película los coches que conducen los matones de Mickey, los "coches de los malos", como los llama Woods, varios Cadillacs de los años 48, 49 y 50 similares a los que aparecen en las fotos de archivo. "La historia transcurre a finales de 1949, justo en el momento en que apareció el modelo de 1950. Tenía adornos cromados horizontales en la puerta trasera, que lo distinguían de los modelos anteriores. Mickey mimaba mucho a sus chicos", comenta Woods. Uno de estos coches se empleó en tres escenas distintas: en una lo queman, en otra lo vuelven a quemar y en la tercera da vueltas de campana hasta que finalmente explota.

El coche de O’Mara es un Ford Custom de 1946 y el de Coleman Harris es una berlina Plymouth de 4 puertas del mismo año. "El mecánico jefe de mi equipo, Ken Dewit, fue el que dirigió la construcción de estos tres coches para cada uno de los personajes", explica Woods. "El primero fue el primer coche de la unidad, uno de seis cilindros y cambio manual de tres marchas que quedaba bien en el decorado. El segundo fue un coche con suspensión de serie, 300 caballos, motor de 350, turbo 400 y tracción trasera doble de 438, con el típico aspecto inestable de los coches de los 40. Y el tercer coche estaba formado por un chasis Caprice del 87 con el motor trucado y la carrocería de época colocada encima. Con estos coches conseguimos realizar persecuciones, quemar rueda, hacer trompos y rodar todo tipo de escenas peligrosas".


Dando la nota
Quizá lo que engancha tanto como la acción de la película es el sonido de la película: la música de la época, que establece el tono de la obra. "Cuando conocí a Ruben", relata el autor de la partitura, el compositor Steve Jablonsky, "me comentó que quería hacer una interpretación del género de gángsters clásico para el público actual. Lo admiraba antes de conocerlo, sobre todo por la manera tan fresca y personal que tiene de contar historias. Cuando hablábamos de la partitura la idea era la misma, conseguir un sonido moderno que a la vez recordara a los ritmos e instrumentos clásicos. Me lo pasé muy bien experimentando con Ruben y buscando el equilibrio que necesitaba para su película".

Además, el director musical Steven Baker logró reunir un grupo de músicos muy especial para tocar las canciones que se escuchan cada vez que en la película aparece una banda actuando en el "Slapsy Maxie’s", en el Club Figaro o en el Club Alabam. Los músicos, procedentes de estudios cinematográficos de primera línea y con varios años de experiencia, encajaron perfectamente en la autenticidad pretendida por los creadores. La dirección del conjunto corrió a cargo del saxofonista y productor musical Dan Higgins, que ha formado parte de la orquesta de "Bailando con las estrellas" y ha colaborado con músicos de la talla de Quincy Jones y Frank Sinatra.

Entre los músicos que conformaron la "Gangster Squad Movie Band" se encuentran los saxofonistas Rusty Higgins y Greg Huckins, que han colaborado con Les Brown & His Band of Renown; el trompetista Gary Grant, colaborador de Buddy Morrow, Woody Herman y Bob Crosby; el teclista Randy Kerber y el recientemente fallecido acordeonista de jazz Frank Marocco, que han tocado con Quincy Jones; el trombonista Charlie Loper, que ha participado en trabajos de Jimmy Dorsey, Lionel Hampton y la orquesta de Glenn Miller; el también fallecido Warren Leuning, que actuó con Pete Fountain y con las cantantes Rosemary Clooney y Peggy Lee; el trompetista Rick Baptist, colaborador de Ray Anthony; y los baterías Steve Shaeffer, que ha tocado con Doc Severinson, Sarah Vaughn y Jimmy Rushing, y Peter Erskine, que ha formado parte de los músicos de Stan Keton. Siguiendo con la tradición familiar, el guitarrista fue Dustin, hijo de Dan Higgins.

"Muchos de estos músicos llevan tocando desde los años dorados de la música, desde finales de la década de 1940 hasta el presente", comenta Dan Higgins. "Los integrantes de la Gangster Squad Movie Band derrochan un talento que han desarrollado a través de décadas de historia musical, tanto acompañando a cantantes pop como recorriendo el país con orquestas de baile".

"Cada día de trabajo en esta película era como si viajara en una máquina del tiempo", concluye Fleischer. "Fue tan real que me sentí transportado a esta época violenta, romántica y fundamental. En realidad, la película relata una batalla por el alma de Los Ángeles. Hemos hecho una película de gángsters para el público actual, pero creo que los fanáticos del género original la disfrutarán igualmente. Mickey Cohen es el malo y los policías tratarán de atraparlo a cualquier precio. A pesar de que la película se aparta ligeramente de la realidad, es cierto que el esfuerzo y valentía de algunos policías impidió que el crimen organizado se estableciera definitivamente en Los Ángeles".