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7 días en La Habana cartel reducido7 días en La HabanaDirigida por Benicio del Toro, Pablo Trapero, Julio Medem, Elía Suleiman, Gaspar Noé, Juan Carlos Tabío
¿Qué te parece la película?

Sección Una cierta mirada del Festival de Cannes 2012.


EL YUMA, de BENICIO DEL TORO (Nota de intención del director)
La película ofrece un retrato de la vida nocturna de La Habana y de sus peculiaridades. En una noche, un joven estadounidense descubre que el atractivo de La Habana reside en una sensación visceral y abstracta, una vez asumido el descubrimiento de los edificios decrépitos y el indolente ritmo de vida. Y esa noche, nuestro joven entenderá las palabras de Graham Greene cuando dijo que “en La Habana todo es posible”.

El capítulo subraya la dificultad que representa definir la verdadera esencia de La Habana, mientras ofrece un abanico de pequeñas reflexiones acerca de los defectos de la ciudad. Somos testigos de la metamorfosis de Teddy, que empieza impacientándose con la confusión reinante, y acaba por entregarse al encanto embriagador del espíritu cubano.


JAM SESSION, de PABLO TRAPERO (Nota de intención del director)
La Habana es una ciudad mítica que encuentra una resonancia especial en el corazón de los cineastas latinoamericanos, y por lo tanto en el mío. Mi primer encuentro con la ciudad remonta al año 1999, cuando fui a presentar la película Mundo Grúa en el Festival de Cine de La Habana. Desde entonces, vuelvo regularmente.

Jam Session es, en muchos aspectos, una parábola de la fama. Cuando Emir Kusturica llega a La Habana, un lugar fuera del tiempo, algo se despierta en él. Y por primera vez en mucho tiempo, descubre un lugar donde la apariencia no lo es todo. Le basta con estar en contacto con la gente corriente para volver a ser como antes. Consigue liberarse del personaje público que, con el tiempo, ha ido ganando terreno y ha ido borrando sus apoyos. Esta transformación se debe en gran parte al conductor, un hombre de emociones sin pulir. Vemos nacer una amistad maravillosa, tan natural como incongruente, que permite a un hombre reencontrarse a sí mismo.


LA TENTACIÓN DE CECILIA, de JULIO MEDEM (Nota de intención del director)
La tentación de Cecilia pone en escena a tres personajes; Cecila, José y Leonardo, y se inspira en la novela escrita en el siglo XIX por Cirilo Villaverde, Cecilia Valdés, muy representativa de la cultura cubana. Los tres personajes viven una relación triangular que no se basa únicamente en el amor, sino en aspiraciones profesionales.

Algunos de los ingredientes, sobre todo en lo que respecta a la tensión dramática, ya estaban presentes en la novela. Pero se ha modernizado y actualizado el decorado, al igual que la estructura de la historia. Quería contarla a partir del punto culminante de la relación.

El triángulo amoroso es una metáfora muy explícita en la que José representa a Cuba. Quedarse con él significa ser leal, no traicionar a su país ni a su pueblo. Leonardo representa la posibilidad de trabajar en el extranjero, en España. La oportunidad de empezar una vida nueva.


DIARIO DE UN PRINCIPIANTE, de ELIA SULEIMAN (Nota de intención del director)
Cuando los productores de 7 DÍAS EN LA HABANA me propusieron ocuparme de uno de los capítulos, farfullé una respuesta que no era tal. Les dije que no hablaba español, que nunca había ido a La Habana y que casi no sabía nada de Cuba. Me contestaron que podría ser un punto de vista interesante y me ofrecieron pasar unos días allí antes de darles una contestación definitiva. Me quedé cuatro días para ser exacto. Al hacer cola en la aduana para salir de Cuba, me di cuenta de que ya tenía una respuesta definitiva nada más pasar por esa misma aduana al entrar en el país. En el avión, ensayé mentalmente el tono con el que diría “no”.

La Primavera Árabe estaba en pleno auge, ¿por qué desplazarme al otro lado del mundo para ser testigo de una revolución institucionalizada desde hace tiempo? Y si se trata del drama del bloqueo, ya tengo a Gaza. La Habana no me había parecido exótica, más bien me sentí alienado.

Me reuní con los productores. Con un lapsus linguae tan milagroso como metafísico, con total determinación, les di un “sí” definitivo. El resto es historia, una breve y tierna historia, cuya memoria se ha plasmado en un cortometraje.


EL RITUAL, de GASPAR NOÉ (Nota de intención del director)
Che, el hombre más admirado de todos mis compatriotas… Fidel, el único que consiguió desbaratar los planes de la CIA durante 50 años… Soy Cuba, la película de la que me inspiraron profundamente los movimientos de cámara…

Pero seamos honrados. Si hice esta película, fue porque un amigo mío que vivió un tiempo en Cuba me dijo que allí vivían las chicas más guapas y las mejores bailarinas.

Odio hacer turismo. Esperé una buena excusa durante años para volar a la mítica isla. Al haberme perdido la proyección de Irreversible en el Festival de la Habana en 2002, tuve que esperar hasta finales de 2009, cuando el Festival seleccionó Enter the Void. Para entonces, algunos de los productores de 7 DÍAS EN LA HABANA ya se habían puesto en contacto conmigo. Después de pasármelo muy bien durante tres días, les dije que sí. Pero me había dado cuenta de que la realidad social cotidiana era más compleja que la utopía castrista tan alabada por mi padre, y que el imaginario cubano estaba más cerca de la magia africana de lo que creía.

Regresé a La Habana un año y medio después para rodar un cortometraje con una escena de baile y un ritual de purificación de manera casi improvisada, con un equipo muy reducido.


DULCE AMARGO, de JUAN CARLOS TABÍO (Nota de intención del director)
Dulce amargo es un oxímoron porque las cosas son lo que son y también lo contrario. Lo que se dice no siempre es lo que se hace. No hay nada más angustioso que crear nuestra propia felicidad. La película cuenta un día en la vida de Mirta y de Daniel. Mirta, psicóloga, hace dulces caseros, no para aumentar sus ingresos, sino para tener ingresos. Daniel es un coronel jubilado – no sé si se jubiló porque es alcohólico o si empezó a beber después de retirarse.

Es una de siete posibles historias que transcurren en la realidad de La Habana. Y la realidad, como todos sabemos, es otra forma de ficción.

La película también puede verse como un homenaje a las telenovelas latinoamericanas, porque la vida de los cubanos tiene mucho de este género que les es tan querido; vidas rebosantes de emociones múltiples y contradictorias.


LA FUENTE, de LAURENT CANTET (Nota de intención del director)
Durante una estancia en La Habana, mientras buscábamos localizaciones para otra película, empujamos la puerta de un edificio del Malecón y nos acogió Nathalia, una agradable mujer de unos sesenta años llena de vida, vestida con un mono azul, que nos hizo visitar su piso. La habitación principal estaba muy animada: unas cinco o seis personas construían una extraña fuente que debía estar acabada en unos días. La estatua de Oshun (diosa de los ríos), que de momento había sido relegada a otra habitación, pronto sería instalada en un pedestal en el centro de la pequeña fuente. Nathalia, una santera, celebraba su decimoquinto aniversario religioso. Todos los vecinos le echaban una mano. Me entraron ganas de filmar la escena. Me pareció la alegoría perfecta de cómo funciona la sociedad cubana, donde nada parece posible, pero todo se acaba haciendo gracias a la imaginación, el entusiasmo, la inventiva, y también a la solidaridad.

Enseguida escribí el guión. La coacción temporal (una acción que transcurre en un día) enriqueció la situación, creando una urgencia propicia para una jocosidad muy tónica. Por primera vez tocaba un género totalmente desacostumbrado en mí, la comedia. Fue un enorme placer y llevé las situaciones hasta el límite de lo burlesco.

Me dieron ganas de pedirle a Nathalia que hiciera el papel principal. Dudó exactamente treinta segundos antes de aceptar la propuesta. A continuación, como en la primera escena de la película, llamó a todos los vecinos con esa voz ronca y reunió a todos los que la ayudaron. Era el reparto ideal. Hicimos unas pruebas donde cada uno interpretaba su papel habitual siguiendo de buena gana las indicaciones que les daba. Todos mostraban una gran soltura ante la cámara, sin ninguna timidez. Iba a poder rodar como más me gusta, con actores no profesionales y dejando un amplio margen a la improvisación. Es una película que mezcla la mirada documental con un género muy específico (la comedia); una película que enseña rostros que no se ven en el cine, que deja oír voces nada habituales en el cine y, sobre todo, que da la palabra a los que no suelen tenerla.