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Ai Weiwei: Never Sorry cartel reducidoAi Weiwei: Never SorryDirigida por Alison Klayman
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Ai Weiwei: Never Sorry es el primer largometraje sobre el artista chino de renombre internacional y activista, Ai Weiwei, quién en los últimos años ha captado la atención internacional tanto por su ambiciosa obra como por sus provocaciones políticas. Es la historia de un disidente de la era digital que inspira a las audiencias globales y desdibuja los límites entre arte y política. Su retrato detallado ofrece una exploración sutil de la China contemporánea y una de sus figuras públicas más convincentes del arte mundial.

La joven directora Alison Klayman ha estado acompañando durante tres años a este artista y activista de fama internacional. Ha hablado con aquellos que acompañan a Ai Weiwei desde hace muchos años, además de con artistas y autores. También ha grabado conversaciones muy íntimas entre Ai Weiwei y su madre Gao Ying, y nos muestra cómo es el Ai Weiwei, padre de un niño de tres años. Su retrato permite formarnos una idea única de quién es Ai Weiwei, cómo es su vida privada y su obra: una descripción con todo lujo de detalles de la China actual entre la arbitrariedad y la resistencia.

Al WEIWEI: NEVER SORRY muestra la imagen de uno de los personajes más importantes de los primeros años del siglo XXI. Un artista que considera que el arte y la libertad humana son dos conceptos inseparables. En su ansia por alcanzar esta libertad, Ai Weiwei no ha dejado nunca de provocar a sus opositores. Hace preguntas cuando otros permanecen callados, sin importarle las consecuencias.


Sinopsis larga
En 1957 nació Ai Weiwei, hijo del poeta Ai Qing, uno de los líricos con mayor notoriedad en la China moderna. Un año después, acusaron a su padre de agitador contra el régimen comunista, le prohibieron que se expresara públicamente por escrito y le desterraron a la provincia donde Ai Weiwei disfrutó de su niñez y juventud. A finales de los 70, Ai Weiwei se unió a un grupo de jóvenes artistas de Pekín. En los 80 se mudó a Nueva York, donde no solo trabó excelentes amistades con artistas, como, por ejemplo, el profeta de la contracultura Allien Ginsberg, sino que también adquirió conocimientos de arte a través de Marcel Duchamp: cómo utilizar objetos cotidianos fuera de su contexto habitual y, de esta manera, estimular la reflexión entre los observadores.

A su vuelta a Pekín en 1993, Ai Weiwei, en un esfuerzo por crear un escenario artístico chino liberal, publicó los libros The Black Cover Book, The White Cover Book y The Grey Cover Book, en los que se incluyen textos sobre arte y entrevistas con artistas chinos contemporáneos. Con el paso de los años Ai Weiwei se convirtió en una de las personalidades más conocidas en China, en su faceta de artista conceptual, bloguero, arquitecto, editor y crítico del régimen chino. Las primera imágenes del documental AI WEIWEI: NEVER SORRY nos transportan a 2008, el año en que Ai Weiwei se dedicó a investigar la muerte de numerosos niños a causa del gran terremoto que devastó la provincia de Sichuan, cuyos cuerpos quedaron atrapados bajo los escombros de los colegios construidos con materiales de baja calidad. En ese momento el régimen ya le observaba muy de cerca, lo que provocó la intervención de las fuerzas de seguridad del estado en una noche de agosto de 2009. Le propinaron una paliza en la cabeza y, un mes después, mientras preparaba su gran exposición individual en la Haus der Kunst de Múnich, se vio obligado a someterse a una operación de urgencia.

La exposición So sorry, con la instalación Remembering, en la que 9.000 mochilas de colores cuelgan de la fachada de la Haus der Kunst y en la que puede leerse «Vivió feliz durante siete años en este mundo», es un homenaje a los niños que murieron en Sichuan y, al mismo tiempo, censura la indiferencia y la brutalidad de la administración china. En el documental AI WEIWEI: NEVER SORRY, Ai Weiwei, acompañado por artistas, disidentes y militantes de la libertad, muestra su faceta más privada en conversaciones con su madre y su hermano, mientras rememora su niñez y juventud en la provincia de Xinjiang. Los amigos del artista nos cuentan cómo vivió sus años en Nueva York y nos describen su afán por fomentar un incipiente ambiente de vanguardia en Pekín, tras su vuelta a la ciudad en la década de los 90.

Teniendo en cuenta la situación por la que atraviesa el país natal de Ai Weiwei en ese momento, su familia teme por su seguridad. Lo único que anhela su madre es que su hijo se centre más en el arte y deje a un lado la política. Espera que Ai Weiwei pueda seguir al lado de su hijo pequeño.

En 2010 Ai Weiwei creó Sunflower Seeds, una instalación de grandes dimensiones compuesta por 100 millones de pipas de porcelana hechas a mano, que presentó en la Tate Modern de Londres. Estas pipas simbolizan no solo su estrecho compromiso con el pasado, sino también la fuerza de las masas. En el punto álgido del documental aparece Ai Weiwei rodeado de los dos elementos que le aportan esperanza: su hijo y los 100 millones de pipas, el símbolo del trabajo en común y la creatividad.

Poco tiempo después, China comenzó a tomar medidas rigurosas contra el artista: Ai Weiwei se vio obligado a presenciar el derribo del estudio que acabada de levantar en Shanghái. Posteriormente desapareció y estuvo retenido en la cárcel de manera ilegal y sin estar inculpado durante 81 días.

Estos acontecimientos han conseguido reforzar todavía más su personaje simbólico a favor de la libertad en China. En estos momentos se encuentra arrestado en su domicilio, sometido a un control ininterrumpido.