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Gabrielle cartel reducidoGabrielleDirigida por Louise Archambault
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Premio del Público - Festival de Cine de Locarno. Seleccionada por Canadá para los Oscar 2014.

"Un ejercicio de honestidad que sitúa a Gabrielle entre las mejores películas del festival de Gijón y como genuina representante de un cine que debemos proteger y preservar" - La Nueva España


Entrevista con la directora

P: ¿Cómo nació este proyecto?

R: Originalmente tenía un gran deseo de hablar sobre la felicidad, la felicidad de la gente que de algún modo es “invisible”, y de la fuerza que el arte, y en especial la música, puede darles. También había un deseo de retratar una historia de amor entre dos jóvenes adultos con discapacidad intelectual, cómo experimentan su amor y su sexualidad, cómo su despertar emocional de repente provoca en ellos un deseo de independencia y una búsqueda de autonomía.

Los comienzos de esta idea llegaron con el show televisivo Enjeux sobre una familia de acogida para personas con discapacidad intelectual. Me impresionó mucho el trabajador social Jean-Martin Lefebvre-Rivest, que fue mi inspiración para el personaje interpretado por Benoit Gouin. Contacté con él y le conté la idea que tenía para la película. Nos veíamos con regularidad y pasé tiempo en su residencia para familiarizarme con su día a día y el de los discapacitados que allí estaban, y fue él quien me introdujo a una serie de organizaciones activas en esa zona. También me invitó al famoso baile de los viernes por la noche en el que participaban todas las semanas más de doscientos adultos discapacitados, que de hecho fue el lugar en el que rodamos las escenas de karaoke y de baile de la película con los asistentes habituales de cada semana. En mi opinión, lo que hace de Jean-Martin una persona especial es que no trata a los discapacitados como si fueran niños sino que les proporciona las herramientas adecuadas para desarrollar su potencial y facilitar su integración en la sociedad. Por ejemplo, organiza excursiones fuera de la ciudad, o se asegura de dar responsabilidades diarias a cada residente de tal forma que les sirve de ayuda para reducir sus arrebatos y ansiedades. Resumiendo, tenía el deseo de compartir la realidad única que vivían Jean-Martin y sus residentes.

A lo largo de mi proceso de investigación hubo muchas personas con discapacidad intelectual que me inspiraron, de la misma forma que lo hizo la organización “Jóvenes Músicos del Mundo” (rodamos algunas escenas en su escuela de la India) y también algunos coros con fines sociales sostenidos por una amplia variedad de ONGs de todo el mundo. Mis reuniones con los terapeutas musicales y otras personas que trabajan con los discapacitados intelectuales, también me ayudaron a desarrollar mis personajes y mi historia. Quería ser real y contar la verdad. Todo lo que decían verdaderamente me inspiraba.


P: ¿Cómo encontraste a Gabrielle y cómo diste con la organización Las Musas que aparece en la película?

R: Fui a ver una obra de teatro de la compañía Joe Jack y John en la que participaba un actor discapacitado (Michael Nimbley, que interpreta a uno de los residentes en la película). Descubrí que había un miembro de Las Musas, un centro artístico que ofrece formación profesional en canto, danza y teatro a discapacitados. El objetivo era hacer de esta gente profesionales sin negar los límites que tenían. Estuve cerca de un año frecuentando ese centro y la experiencia me ayudó a visualizar la película que quería hacer. Esta gente no solo viven en el presente sino que sus deseos son algo digno de ver. Fue un placer estar en contacto con ellos. Me impresionaron con su increíble energía, su talento y su imaginación. Especialmente me enamoró Gabrielle Marion-Rivard. Su carisma y autenticidad me dieron ganas de querer seguirla.


P: ¿Enseguida supiste que querías rodar la película con ellos?

R: Continué escribiendo el guión con los chicos de Las Musas en la cabeza. Entre otras cosas me ayudó a definir la discapacidad del personaje principal, el Síndrome de Williams, que era lo que tenía Gabrielle Marion-Rivard y que se caracterizaba por un claro talento musical. Cuando llegó el momento del casting nos preguntábamos si ella podría interpretar el personaje principal y sacar adelante la película. Como el punto fuerte de Gabrielle es el canto pero no la interpretación, hice muchos talleres de interpretación y de improvisación con ella. Gabrielle es radiante y los productores y yo misma llegamos a la conclusión de que una actriz profesional probablemente no tendría la misma autenticidad y espontaneidad, así que, el papel era suyo. Pasamos mucho tiempo con ella y el resto de los actores preparándoles para su papel y para el rodaje. Acepté que ni su interpretación ni su aproximación al trabajo iban a ser perfectos. Mi instinto me aconsejó que me dejara llevar para permitir que aflorara la verdad en sus acciones y sus reacciones. Pero la discapacidad de Gabrielle hacía que su interpretación fuera muy teatral. Sin embargo, si le hubiese pedido que fuera seria en su trabajo no hubiera sido algo natural para ella. Así que la dejé a su aire y a ella le gustó esta manera de trabajar.

Para los alumnos de Las Musas funcionaba de la misma manera. ¿Tendrían la habilidad y la capacidad física y mental para afrontar los largos días de rodaje? Como en el caso de Gabrielle, nos encontramos con que el grupo era único, carismático y con cantantes especialmente buenos. Asi que les preparamos con talleres de improvisación antes del rodaje, lo que también sirvió para enriquecer el guión final. Cuando empecé a escribir nunca me habría imaginado que habría llegado a mi objetivo principal, que era hacer una película con ellos, no sobre ellos. En mi cabeza queda esto como mi mayor logro.


P: Tu forma de rodar es, a veces, casi documental. Esta búsqueda de verdad que se expresa a través de Gabrielle, del coro, de la participación de Robert Charlebois o del rodaje en la India parece ser clave para la película.

R: Eso era lo que quería para ser auténtica y fiel a la verdad. Se reflejaba también en la forma que adoptábamos para rodar. A menudo eran tomas largas de tal forma que a la hora de montar podíamos trabajar con los mejores momentos a nuestro antojo. Comprendí que la imperfección formaría parte de la belleza de esta película. También quise moverme hacia el lado más personal y sensual de la película, acercarme a Gabrielle y Martin y a cada uno de los miembros del coro. Hasta el último día de rodaje no me di cuenta de la amplitud del proyecto y de todos sus riesgos. Los productores mostraron una gran valentía cuando aceptaron entrar en este proyecto.

Trabajamos la espontaneidad en varias de las escenas, como por ejemplo en la que el cantante Robert Charlebois llega a la clase. El grupo sabía que iba a venir pero no sabían exactamente en que momento del día. Rodé el encuentro inicial con ellos de tal forma que la audiencia pudiera compartir sus reacciones, y a la misma vez, Robert pudiera estar presente como él mismo, no como un personaje de ficción.

Para el rodaje en la India, inicialmente pensamos en recrear un set pero nos dimos cuenta que sería menos costoso ir a la India si nos íbamos un equipo pequeño. Esta fue la forma en la que Sebastien Ricard (que interpreta a Raphael), un ayudante y yo misma nos encontramos en la región agrícola de Karnatake, en la India, donde la organización “Jóvenes Músicos del Mundo” tienen una escuela para niños con pocos recursos para especializarlos en música tradicional india. La escuela me inspiró para escribir el guión y sin lugar a dudas añadió valor y credibilidad a las imágenes. Vivimos con los alumnos en pequeñas cabañas en la selva, con poca electricidad y sin agua corriente. Verse inmerso en una escuela real fue algo totalmente diferente para Sebastien: experimentó algo muy fuerte con estos niños. Cuando cantaban juntos, la emoción era palpable.


P: ¿Contactaste directamente con Robert Charlebois, uno de los cantantes más conocidos en Quebec, o era una colaboración que Las Musas ya tenía organizada?

R: En un principio estaba buscando un artista francés o del Quebec cuya música me gustara y cuyo repertorio tuviera un significado simbólico en mi vida. Cuando oí a Anthony Dolbec, uno de los estudiantes de Las Musas, cantar Ordinaire, inmediatamente supe que esa canción tenía que estar en la película. Ordinaire tenía todo el sentido cuando la canta el personaje de Martin, que simplemente quiere conseguir su objetivo como la “gente normal”. Para la canción Lindberg, es la continuación lógica de Ordinaire y acompaña toda la lírica del final de la película: la hermana de Gabrielle se marcha a la India, hay un show del Coro Mundial y Gabrielle y Martin logran cumplir sus sueños y experimentar su amor. Basándonos en esta elección de canciones. Nos dimos cuenta que la presencia de Robert Charlebois sería algo especial. El era extremadamente generoso con los miembros del coro durante el rodaje. Se dirigía a ellos de igual a igual y sobre todo, compartían el amor a la música.


P: Las canciones que canta el coro Las Musas son todas muy emotivas. ¿Sentisteis la emoción durante el rodaje?

R: Si, con frecuencia. Vi a los técnicos llorando en varias ocasiones delante de los monitores fuera de la sala en la que rodábamos. El coro cantando tiene un impacto muy fuerte en la gente. Pero no eran lágrimas de tristeza sino emoción pura y dura mezclada con amor y con esperanza. Era un sentimiento extraño y único. De repente generaba grandes abrazos en el set. Las canciones que elegimos contribuyeron mucho a todo esto, de la misma manera que los arreglos de piano de François Lafontaine, el teclista de la banda Karkwa, que trabajó codo con codo con Hélèné-Élise Blais, la profesora de canto de Las Musas que elegimos para dirigir el coro en la película…


P: Vemos al coro participando en el Festival Mundial de Corales de Laval ¿verdaderamente participaron en el Festival?

R: El festival era real pero creamos nuestro propio show para la película. Con la colaboración del festival, conseguimos colarnos en su agenda. Rodamos en el lugar que se celebraba, con la ayuda de su equipo técnico, pero con un público compuesto por extras. Gregory Charles, el fundador del festival, también se unió a ellos de la misma forma que lo hizo Robert Charlebois. Sin lugar a dudas era una de las escenas más complicadas de organizar porque teniamos un tiempo limitado para rodar con las seis cámaras, todos los miembros del coro, los extras y los músicos.


P: Hay actores profesionales que se unen a los miembros del coro, por ejemplo, ¿cómo fue trabajar con Vincent-Guillaume Otis, al que vemos dirigiendo el coro?

R: Vincent-Guillaume Otis no solo cantó durante unos años en un coro sino que resulta que también toca el piano, lo que era necesario para el papel. Cuando hacía una audición era algo mágico. Estuvimos hablando a lo largo de 45 minutos y después de la conversación hizo las dos escenas de la audición seguidas. Su reflejo del personaje resultó muy auténtico y natural. Además, Vincent tiene un hermano con una discapacidad intelectual y experimenta algo similar a la situación de los personajes cuando van en busca de su independencia. Vincent Guillaume ya estaba por tanto sensibilizado con la realidad de los discapacitados intelectuales. También se tomó su tiempo observando al director del coro de las Musas y lo usó como inspiración. Hélène-Ëlise Blais considera a los miembros del coro como individuos completos con sus cualidades y sus defectos y se centra en su forma de cantar y en su talento más que en su discapacidad. Todo esto se ve reflejado en el personaje que interpreta Vincent-Guillaume en la película.

Todos los actores profesionales, Mélissa Désormeaux-Poulin, Benoit Gouin, Isabelle Vincent, Marie Gignac o Véronique Beaudet, se involucraron cada uno a su manera con los actores no profesionales. Por ejemplo, Mélissa se unió a los cursos de teatro y el profesor la trataba exactamente igual que a los demás. Después pasó mucho tiempo con Gabrielle, incluso visitó a su familia. Los actores profesionales tuvieron la sensación de estar participando en una experiencia humana más que en un simple rodaje. Su generosidad, su actitud abierta a todo y su habilidad para escuchar, crearon una atmósfera mágica, con muy buena química en el set.


P: Algunos de los miembros del coro son actores profesionales, incluso Alexandre Landry que interpreta a Martin, el novio de Grabrielle ¿Por qué?

R: En las audiciones buscaba a actores discapacitados para el papel: son actores con un don especial pero la química para relacionarse no aparecía. Como estas personas son siempre muy sinceras era difícil trabajar con ellos el tema de los sentimientos. Al elegir a un actor profesional, Gabrielle encontró un compañero, alguien en quien apoyarse. Alexandre demostró tener una generosidad inmensa. Incluso antes de tener el papel, él llegó a Las Musas e inmediatamente se unió al grupo. Iba a presentarle a Gabrielle ese día para ver si había química entre ellos y me sorprendió encontrar a Alexandre cantando con el coro como si fuera un miembro más. Alexandre maravilló a todo el mundo. Después de esto, se entregó al papel sin condición alguna. Tomó lecciones de canto y pasó mucho tiempo con Gabrielle. En el set, siempre estaba pendiente de ella. Verdaderamente conectaron y querían estar juntos. ¡No podría haber soñando tener un novio mejor para su personaje!


P: ¿Cómo negociaste la representación de la historia de amor?

R: Varias personas en contacto directo a diario con discapacitados intelectuales me contaron sus experiencias sobre la sexualidad de sus seres queridos. En casi todos los casos, no había ni timidez ni modestia. La madre de Gabrielle, que era una violinista profesional y ahora es psicoterapeuta, leyó el guión. Tenía algunas cosas que comentarme y hablamos mucho sobre la relación de Gabrielle con su intimidad. Las personas con las que nosotros trabajamos en la película no tenían ningún filtro. Las escenas de amor eran casi las más fáciles de rodar para Gabrielle. Incluso más fáciles que las escenas en las que hay que ir de un sitio a otro recogiendo cosas por el camino. En un caso como este, podíamos llegar a hacer diez tomas por la falta de coordinación de Gabrielle. Sin embargo al llegar al terreno de sus emociones podías llegar a pensar que había estado actuando toda su vida. Gabrielle tiene una gran inteligencia emocional. Para nada quise censurarla en este nivel. Y como Alexandre había hecho muchas escenas de amor anteriormente, su presencia ayudó mucho a Gabrielle. El se mostró muy respetuoso hacia ella. Quería que ella se sintiera libre. Igual que yo, que quería que ella se sintiera cómoda con la situación. No quería presionarla. Así que filmamos considerando sus límites y en colaboración con su madre. La idea era proyectar el deseo y el amor en la pantalla, desde un punto de vista muy sensual y sensorial, sin ser sexual ni vulgar.


P: ¿Qué quisiste expresar a través de la película?

R: Quise hablar de la necesidad de libertad y de independencia de un discapacitado intelectual cuya vida está altamente controlada por su familia y diferentes profesionales médicos. Quería que el público se adentrara en su vida cotidiana para poder apreciar sus fuertes personalidades y, sobre todo, mostrar cómo sus deseos y emociones son tan fuertes como los de cualquiera de nosotros. Que son humanos y “normales”. Quería que todos de algún modo nos reconociésemos en algún momento de la historia. Esta era una de las razones por las que elegí que hubiera música y un coro cantando. La música inspira el deseo de abrirse a los demás, de amar y ser amados. La música y, en particular el coro, tiene el poder de unir a la gente. Es algo universal y nos toca visceralmente, no intelectualmente. Espero que la película haga a la gente sentir todo esto.

Por otro lado estaba el deseo de compartir una historia de amor. La historia de dos discapacitados intelectuales que desean amarse, descubrir la intimidad y hacer el amor sin fronteras. El amor y la sexualidad son dos temas que en raras ocasiones se han abordado cuando hablamos de gente como Gabrielle y Martin. Estos temas aún son tabú. Así que quise invitar a la gente a abrirse más para aceptar las diferencias. Todos tenemos nuestras diferencias. Para algunos son físicamente más visibles pero todos queremos experimentar el amor.

Aprendí mucho haciendo esta película. Tenía la sensación de que estaba experimentando algo profundo que me cambiaría. La falta de filtros de los cantantes de Las Musas verdaderamente me conmovieron y me inspiraron. Sea positivo o negativo, sabes que lo que están diciendo es verdad. Y creo que, por otro lado, la experiencia fue también muy beneficiosa para los actores, los técnicos y los actores no profesionales. Algunos de los cantantes de Las Musas tienen grandes crisis de ansiedad y ataques de pánico como algo habitual. En medio del rodaje, una de las personas de apoyo que contratamos para ayudar a los cantantes vino para decirme que sus servicios ya no eran necesarios, ya que no había habido ninguna crisis entre ellos. Estaban felices, tenían un papel específico e importante que desempeñar, habían ganado en autoestima con esta experiencia. Me tomé esto como un increíble regalo ya que mi último objetivo era hacer una película sobre ellos, con una involucración completa por su parte.

Finalmente, si puedo ayudar a las organizaciones que me inspiraron para hacer todo esto, como Las Musas, los Jóvenes Músicos del Mundo y otras más, para que sean más conocidas, entonces seré feliz. Ellos son las estrellas. Ellos se merecen tener las cámaras delante. Lo que aportan a la sociedad, siempre dentro de sus límites, es enorme.


Síndrome de Williams
El Síndrome de Williams es una enfermedad poco frecuente de causa genética que se caracteriza por alteraciones en el desarrollo neurológico y rasgos faciales típicos. Fue descrita por primera vez en el año 1961 por el Dr. Joseph Williams, especialista en cardiología y originario de Nueva Zelanda, que junto con su equipo de trabajo describió cuatro casos de pacientes pediátricos con estrechez de la válvula aórtica del corazón, discapacidad intelectual y ciertas características faciales comunes como frente amplia, ojos muy separados, labios gruesos y nariz de base ancha.

La prevalencia de esta enfermedad según la literatura científica se ha incrementado considerablemente en los últimos veinte años, pasando de un caso por cada veinte mil recién nacidos vivos hasta los reportes actuales que hablan de un caso por cada ocho mil recién nacidos vivos. Esto se debe fundamentalmente a que ahora los médicos pediatras y neonatólogos tienen un conocimiento mucho mayor de estas enfermedades de base genética, cuyo diagnóstico ha mejorado desde el descubrimiento del genoma humano y la aplicación de las nuevas tecnologías de amplificación y secuenciación del ADN en los laboratorios de genética molecular.

El pronóstico del síndrome de Williams es variable y depende de la severidad de las anomalías y del grado de discapacidad intelectual que presente el paciente. Algunos afectados llegan a la edad adulta y son capaces vivir de manera independiente, terminar la escuela básica o incluso el bachillerato o la formación profesional. Otros viven en hogares supervisados o en su mayoría con un cuidador.

Los padres pueden aumentar las posibilidades de que su hijo sea capaz de vivir de forma independiente con la enseñanza temprana de habilidades de autoayuda y la inserción precoz a programas educativos individualizados, diseñados para mejorar el desarrollo cognitivo y corregir los rasgos negativos de la personalidad.


Biofilmografía de la directora
Louise Archambault se graduó en Artes en la Universidad de la Concordia de Montreal. Su primera película Atomic Saké (1999) llamó la atención del circuito internacional de festivales, ganando en el año 2000 el premio Jutra (los premios anuales otorgados al mejor cine producido en Quebec) al Mejor Corto, así como el premio a la Mejor Película Cortometraje en el Festival de Mujeres de Turín, Italia. En 2002, Louise dirigió su segundo corto titulado Mesonges.

Su primera película fue Familia, lo que le supuso su debut internacional en la competición oficial del Festival de Locarno del año 2005. El filme ha participado en numerosos festivales como el de Sao Paulo, Taipei, Hong Kong y Jeonju, entre otros. Ganó el City TV Award a la Mejor Película Canadiense en el año 2005 en el Festival de Toronto y obtuvo siete nominaciones a los Genie Awards Canadienses, donde ganó el Premio Jutra a la Mejor Película. Familia se vendió a diferentes países incluyendo Francia y Estados Unidos.

Tras esta primera película, Louise Archambault dirigió Lock, un retrato del coreógrafo Édouard Lock, y participó en la película National Parks Project que juntó a trece directores canadienses en un mismo proyecto. Hizo el corto Jacques et le Haricot Magique para la serie de Radio Canadá Fabrique-moi un conte, codirigió el documental de ficción Dictature Affective junto a Karina Marceau y ha rodado también anuncios publicitarios. Gabrielle es su segunda película.

GABRIELLE (2013)
DICTATURE AFFECTIVE (2012)
NATIONAL PARKS PROJECT “KLUANE” (2011) - Cortometraje
FABRIQUE –MOI UN CONTE “JACQUES ET LE HARICOT MAGIQUE” (2011) - Cortometraje
PETITE MORT (2011) – Cortometraje
LOCK (2010) - Cortometraje
FAMILIA (2005)
MADE IN MONTREAL “MARGIE GILLIS + NEURO-CENTER”
MENSONGES (2002) – Cortometraje
ATOMIC SAKÉ (1999) – Cortometraje