La ópera prima de Richard Billingham marca una línea de continuidad entre la ficción cinematográfica y su reconocida tarea como fotógrafo. Coetáneo de los Young British Artists, la obra visual de Billingham se distancia de la ironía postmoderna de un Damien Hirst o de una Sarah Lucas por cómo se sumerge en los escenarios de su propia memoria, la de una familia disfuncional y de clase obrera del llamado Black Country. Ray & Liz retoma su trabajo fotográfico alrededor de la figura de los padres: Ray, alcohólico que se alimenta de alcohol casero, y Liz, fumadora compulsiva, y entronca así desde una óptica más íntima con la larga tradición británica del realismo social. Rodada en 16 mm por Richard Landin (director de fotografía de Under the Skin, entre otras), Ray & Liz equilibra la crudeza del cine de Mike Leigh con la evocación poética y el poder estético del de Terence Davies.