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Eva cartel reducidoEvaDirigida por Kike Maíllo
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El proyecto
El germen del proyecto nació hace mucho tiempo, cuando tenía unos diez u once años. Una tarde, después de ver un capítulo del Dr. Who trufado de daleks, me lancé a construir robots con cosas que había por casa: cartones, lápices, rollos de papel de wáter, coladores, etc. Eso fue mucho antes de que decidiera que quería hacer cine y estudiar en la ESCAC, la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya.

Cuando acabé de estudiar en la ESCAC estaba mucho más enamorado de las historias que de las máquinas, pero seguía soñando con rodar una película ligada a la fantasía, a la ciencia ficción. Pensaba que, con mucha suerte, mi segunda o tercera película podría ser una cinta de robots. Pero enseguida me enteré de que Sergi Casamitjana, productor ejecutivo de Escándalo Films (productora asociada a la ESCAC), estaba intentando impulsar un proyecto de ciencia ficción. Así es como arrancó todo.

Con Martí Roca empezamos a escribir lo que sería la base de los personajes de Eva. Tras varias versiones, nos dimos cuenta de que, si bien los personajes eran interesantes, necesitábamos un núcleo dramático consistente, fuerte y universal. Fue esa razón la que nos llevó a contactar con Sergi Belbel, reconocido dramaturgo catalán y actual director del TNC de Barcelona. Él, junto a Cristina Clemente, dieron a la película esa base dramatúrgica que creíamos imprescindible. A partir de esa sólida base trabajamos con Aintza Serra en la concreción de cada secuencia para crear el documento final que hemos rodado.

Kike Maíllo. Director

Eva es el primer proyecto internacional de Escándalo Films focalizado en un nuevo objetivo: unir el valor técnico y artístico de los nuevos cineastas, autores y actores para generar un proyecto de interés dirigido a un mercado mundial.

Eva es una historia de ciencia ficción muy lejos de los tópicos del género. Es un aventura dramática que plantea un debate de absoluta actualidad. Un producto seductor y atractivo para un amplio target de espectadores, inspirado en los clásicos inmortales del fantástico universal.

Su historia es sencilla, local pero universal, con personajes cercanos, dramas tangibles y en un marco idílico para despertar el imaginario del espectador. Eva es una historia de cine fantástico, de amor y de muerte.

Escándalo Films y un seleccionado grupo de las mejores instituciones y plataformas del sector nacionales e internacionales hemos desarrollado un proyecto ambicioso y con un diseño de producción muy cuidado. Un producto comercial con un toque autoral que lo hace único y especial.

Aintza Serra, Lita Roig y Sergi Casamitjana. Productores Ejecutivos


El tema
El género de ciencia-ficción normalmente formula preguntas que proponen nuevas reglas del juego, nuevos mundos. Esos mundos de fantasía, en ocasiones utópicos, en otras distócicos, suelen invitarnos a la reflexión. Cuando empecé a darle vueltas a la idea de realizar una película de ciencia ficción con trasfondo robótico llegué a la conclusión de que lo que más me interesaba era reflexionar sobre la relación entre humanos y máquinas: ¿es posible que los humanos nos lleguemos a sentir tan atraídos o tan próximos a las máquinas, por perfectas y por parecidas a nosotros, que podamos llegar a establecer lazos emocionales tan poderosos como con otros humanos? ¿Se dará en algún momento, en un futuro cercano o lejano, la posibilidad de que nos podamos enamorar o querer a una máquina aun sabiendo que se trata de un emulador? ¿Cómo afectarán esas "nuevas" relaciones a las "viejas" relaciones con humanos? ¿Se dará un fenómeno de progresiva sustitución?

A partir de estas cuestiones nace la trama de Eva. Alex quiere crear un robot tan sofisticado que sea capaz de robar el corazón de una persona.


Un mundo fantástico
Realizar una película fantástica implica crear un universo ajeno, distinto al que todos conocemos. Así que pronto tuvimos que empezar a imaginar cómo nos gustaría que fuese el mundo de Eva.

Particularmente, andaba hastiado de las propuestas apocalípticas de muchas películas futuristas que describen un mundo oscuro, pantanoso, donde la violencia campa a sus anchas. Desde mi punto de vista, es más interesante plantear un ambiente que, sin llegar a ser perfecto, propusiese una correcta convivencia entre civilización y naturaleza. Por esa razón, el bosque, la montaña y la nieve está tan presentes en la película, dando lugar a una especie de universo ecofuturista.

En esta idea de crear un futuro ligeramente optimista, intentamos también crear un universo en el que se hubiera sabido recuperar o mantener lo bueno del pasado. Algo similar a lo que sucede en nuestros hogares, en los cuales es fácil encontrar utensilios, muebles o prendas de vestir de hace 15, 20 ó 30 años. No nos interesaba recrear un futuro completamente innovador o hightech, ya que queríamos que el público se sintiese como en casa. Así pues, a ese universo de ecofuturismo intentamos añadir también la idea de retrofuturismo.

Creíamos que, con estos dos conceptos, conseguiríamos aproximar el género de la ciencia ficción a un público mucho más amplio, a toda esa gente que le incomoda imaginarse el futuro como algo totalmente distinto, como un lugar excesivamente extraño en el que no se siente identificado. Intentamos, precisamente, generar el efecto contrario propio del género, estableciendo una base muy cercana y reconocible para el espectador introduciendo el condicional. ¿Cómo sería nuestra vida ahora mismo si tuviéramos un robot pululando por casa?

Con la intención de crear ese universo cercano a la vez que innovador recuperamos las formas, las líneas y la estética de un tiempo pasado, concretamente, en la década de los 70 y primeros 80. La película nos habla de la vuelta al hogar de Alex, por tanto, de la nostalgia. Y, para mí, la etapa más nostálgica es la de mi niñez, que coincide con esos finales de los 70 y principios de los 80. Es una época con una estética muy atractiva y en las que, además, se hizo un cine brillante del que es deudor esta película.


El entorno
Eva transcurre entre montañas nevadas. Una de las razones por las cuales escogimos esos paisajes es porque la nieve resulta exótica para gran parte de nuestro público. Cuando preparaba la película, que combina ese lado frío de la ciencia ficción con una gran parte sentimental, pensé que el tono debía resultar cercano, pero el paisaje podía situarse en un contexto que no fuese del todo familiar. Quizá, de haber sido sueco, la película no se hubiese rodado jamás en la nieve, sino en la playa.

Por ello evitamos también rodar en la nieve de alta montaña, la única que conocemos aquí. Nos propusimos rodar en una estepa nevada, en prados y llanuras nevadas al estilo de las que uno imagina en Canadá o en Nueva Inglaterra (EE.UU). Afortunadamente, encontramos ese tipo de escenario muy cerca de casa, a apenas una hora de vuelo, en la fría estepa suiza de la zona francesa. Concretamente rodamos en Chaux-de-Fonds, en Suiza, y en Panticosa, provincia de Huesca. Esos lugares fantásticos se adecuaban perfectamente a lo que buscábamos, tal y como puede verse en los planos aéreos que rodamos en la película.

Que el ambiente externo fuese tan frío obligaba a que los interiores fueran muy cálidos. La idea de hogar suele ser más evidente cuanto mayor es la diferencia de temperatura entre exterior e interior. De ahí que yo defina Eva como una película hecha con nieve y madera.

Los interiores de la casa de Alex y de su laboratorio se reconstruyeron en un plató en la ciudad de Barcelona. Y, tan sólo la secuencia final se rodó en un lugar cálido: la isla de Tenerife.


Los personajes de la película: Los robots
Dichos paisajes están habitados por numerosos personajes que, a su vez, pueden diferenciarse en dos grupos: los humanos y los robots.

En la película hay, esencialmente, dos tipos de robots: los de servicio y los androides. Los robots de servicio están dedicados a auxiliar a los humanos en labores engorrosas como limpieza, almacenaje, transporte, etc. Esos robots fueron diseñados como máquinas y tienen una apariencia alejada de la forma humana. Los robots androides, en cambio, tienen una apariencia humana más o menos completa (como es el caso de los personajes de Dorotea o Max), ya que fueron creados con la finalidad de servir de compañía a los humanos. Los robots androides están interpretados por actores humanos, mientras que los robots de servicio fueron creados básicamente de forma digital.

Aparte de Max, increíblemente interpretado por Lluis Homar, los dos robots con más peso en la película son el gato Gris y el prototipo de SI-9. El gato es un artilugio mecánico que emula a un felino. Se trata de una combinación de marioneta operada por tres manipuladores y criatura digital. En el caso del SI-9, en cambio, se usó un patrón de rodaje parecido al que se utilizó para crear a C3PO en Star Wars. SI-9 es un robot androide del tamaño de un niño pero con apariencia metálica. Estuvo interpretado por una actriz a la que pusimos una coraza de cuerpo entero diseñada por Arturo Balseiro. Luego, la magia digital hizo el resto para que en ningún momento parezca que dentro de esa armadura pueda haber alguien.

El éxito del realismo de los robots de Eva se basa en la técnica que seguimos a la hora de rodarlos: hemos avanzado mucho en el campo de los efectos especiales digitales y estamos en un punto inimaginable 25 años atrás, pero durante el rodaje creímos imprescindible que hubiese el máximo de elementos físicos en escena. Por esta razón, tanto el gato como el prototipo fueron construidos físicamente. Era imprescindible que pudieran ser manipulados por los actores y que tuvieran peso, para dotar a la escena de realismo.

Además de los robots, Eva está plagada de más máquinas futuristas. Por un lado, Alex recibe el encargo de diseñar el procesador (cerebro) de un niño robótico. El ingeniero utiliza para ello el Hand-up, una herramienta de trabajo que creamos específicamente para la película. Este interface le permite trabajar de pie con piezas volumétricas de cristal que puede coger, desplazar, cambiar de tamaño o modelar. Cada una de esas piezas representa un rasgo del carácter del robot. Esta aproximación al cerebro del robot está basada en la Frenología, una paraciencia que vivió su esplendor en el s.XIX según la cual cada parte del cráneo está dedicada a un rasgo del carácter. Nosotros escogimos 24 reguladores de esos rasgos del carácter y los convertimos en piezas de cristal que Alex modula para elaborar el cerebro.

El resto de máquinas de la película son fundamentalmente pantallas y coches creadas como Motion Graphics que aplicamos a pantallas, sistemas operativos, porteros automáticos y navegadores. Estos aparatos fueron diseñados por The Own y su fuente de inspiración fueron los electrodomésticos (neveras, tocadiscos, amplificadores) de las décadas de los 60 y 70. Siguiendo esa misma filosofía decidimos que los dos coches que más presencia tendrían en la película serían un Saab de los 80 y un Volvo de los años 70.


Los personajes de la película: Los humanos
Creo que es muy difícil imaginar un reparto español mejor para interpretar a los personajes de Eva. Me siento muy afortunado. Desde los ensayos sentía que, cada minuto que trabajaba con Daniel, Marta, Alberto o Claudia, la película iba creciendo y mejorando. De una forma muy intuitiva intentaba llevarlos hacia donde creía que estaba la película y ellos no sólo me acompañaban, sino que llenaban los huecos donde no llegaba el guión.

Daniel Brühl interpreta el papel de Alex Garel, el protagonista. Brühl es ya una estrella europea, un actor que conoce muy bien nuestro país, que domina el catalán y el castellano y, sobre todo, un maravilloso intérprete. Venía de rodar Inglorious Bastards a las órdenes de Quentin Tarantino y tenemos que agradecerle que, de entre una docena de propuestas, escogiese hacer nuestra película. Es muy fácil trabajar con él porque es un actor que controla muy bien su cuerpo, su voz y sus reacciones. Es muy elegante y tiene una gran cabeza: es capaz de estar en un mismo espacio emocional durante largo tiempo, y saber por qué está allí, rememorando aquello que le hace estar conectado. Es muy fácil trabajar con alguien como Daniel Brühl.

Marta Etura interpreta el papel de Lana. Marta es una actriz capaz de entrar en una escena en un clic. Domina con maestría los momentos de mayor dramatismo, controla con aparente facilidad los pasajes con gran carga emocional. Posiblemente, Marta protagonice dos de las tres secuencias más bellas de la película. Sin duda, es ella quien las ha hecho así de grandes.

El maravilloso Alberto Ammann interpreta el papel de David. Me sucede con todos los personajes, pero hoy en día me es imposible pensar en otro actor que pudiese haber interpretado ese papel. Nos costó encontrar un actor que pudiera hacer que el rol de David funcionase. David tenía que ser interpretado por un tipo lo suficientemente atractivo como para enamorar a Lana (que decide casarse con él habiendo estado enamorada de su hermano), pero tenía que ser un actor que supiera manejar su presencia como para quedar a la sombra del personaje de Alex Garel. Alberto es un animal escénico y demostró dominar ese comportamiento en escena y supo vivir de lo que su hermano Brühl le daba. Creo que se estableció entre ellos una química “de hermanos” que fue muy enriquecedora para la película. Ammann, además, es muy cercano y predispuesto. La verdad es que ha sido maravilloso poder contar con alguien que ha estado tan al servicio de la película.

Claudia Vega interpreta al personaje que da nombre a la película: Eva. Ella es la niña de la película. Encontrarla fue un trabajo muy duro, pues buscábamos a una niña magnética y con mucha verdad, y no necesariamente alguien que ya hubiese trabajado en el medio. Durante seis meses entrevistamos e hicimos pruebas a 3.000 niñas hasta dar con Claudia. Lo cierto es que ella hizo unas pruebas soberbias y no hubo mucha discusión. Uno puede pasarse meses buscando un diamante enterrado en la arena hasta llegar a la desesperación, pero cuando tienes ante ti ese brillo das por bueno todo el proceso.

Claudia tiene algo que es muy difícil de encontrar en un niño actor, que es la facultad de darle peso a lo que se dice, a lo que se hace. Te crees a Claudia, por muy hondo o serio que sea lo que te comunica. Los niños apenas conocen técnicas interpretativas y tienden a emular, tienden a decir las cosas como las han visto decir a los mayores. Claudia va más allá, tiene la facilidad de hablar sobre la tristeza, sobre la nostalgia o sobre la alegría con verdadera franqueza. Entendiendo lo que dice. Y esa aptitud la tienen muy pocos niños. Creo que eso, evidentemente, está en ella, está en su carácter. Es una niña muy extrovertida, extremadamente social pero con algo muy hondo. En este sentido tengo que agradecerle a Laura Jou su labor como coach, preparando a Claudia para cada escena de manera extraordinaria.

Tras haberme dedicado 10 años a la publicidad, donde he rodado con niños muchas veces, nunca me he encontrado con un caso como el de Claudia: todo el mundo sabe que, llegado un momento, los niños se cansan, lloran, rabian o se bloquean. Es normal, son niños. Pero Claudia no se quejó ni una sola vez, no perdió el humor o la sonrisa en ninguna ocasión tras once semanas de rodaje, varias de ellas a menos de 20 grados y tendida sobre la nieve.


Rodaje
Eva se rodó durante 11 semanas, tiempo que está por encima de la media de rodaje de los largometrajes españoles. Cuando se busca la calidad y la excelencia es imprescindible poder rodar con tiempo, sobre todo en una situación tan inhóspita como el frío extremo.

Empezamos rodando en exteriores. Cómo buenos mediterráneos teníamos miedo a las condiciones meteorológicas, sentíamos pánico ante la idea de trabajar en condiciones tan adversas. Y creo que ese miedo al factor externo nos hizo trabajar como un grupo y mantenernos unidos.

Un buen ambiente de rodaje en una película tan física como la nuestra era vital. Es necesario que el equipo crea en el proyecto y que sienta que realmente la película en la que trabaja es "especial". Me siento muy orgulloso de lo que pasó en el rodaje, de cómo ha sido el ambiente durante todo el proceso de preparación y realización de Eva.


El equipo
Esta película la ha hecho mucha gente muy trabajadora a la que yo dirigía. Gente como el director de fotografía Arnau Valls, la directora de arte Laia Colet, el diseñador de sonido Oriol Tarragó, la montadora Elena Ruiz, el ayudante de dirección Gerard Verdaguer, el director de producción Toni Carrizosa o los supervisores de efectos especiales Lluís Castells y Javier García. El equipo técnico es muy joven, con una media de edad en torno a los 25-30 años, y en su mayoría procede de la ESCAC, la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya. Allí estudiamos, allí nos conocimos, y ahora que he saltado al largometraje he querido tener a esa gente cerca. Una de las complicaciones más importantes cuando vas a rodar una película con tus amigos, casi tu familia, es que cuando te enfadas, te enfadas con alguien al que seguramente también verás el fin de semana. Es algo que rara vez sucede en el mundo profesional, en el que puedes trabajar con alguien a quien difícilmente verás después fuera del rodaje. Ésa es una peculiaridad de las producciones de Escándalo Films, que trabajas con hermanos.


Biofilmografía del director
Nace el 3 de Junio de 1975, en Barcelona.

El año 1994 inicia sus estudios cinematográficos en ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya), donde se gradúa en la especialidad de Dirección con los cortometrajes LAS CABRAS DE FREUD (1999), que cuenta con Tristán Ulloa como protagonista.

El año 2000 inicia su carrera como realizador en el ámbito de la publicidad. Hasta el día de hoy ha firmado más de 30 campañas televisivas para marcas como Nestlé, Fotoprix, Telepizza, Cola Cao, Consum, Caixa de Pensions, F.C. Barcelona, Chips Ahoy, Euskaltel o Costa Blanca y ha realizado piezas para instituciones culturales como Curtficcions, Base Film Festival, Universitat de Barcelona, Filmoteca de Catalunya o Mercat de les Flors; piezas cortas que han obtenido premios como el Premi Drac a la Mejor Dirección. Durante este período, Kike Maíllo ha dirigido también diversos vídeos musicales para artistas como Pastora Soler, Raphael o Manos de Topo.

Paralelamente, ha escrito y dirigido su segundo cortometraje, LOS PERROS DE PAVLOV (2003), una historia narrada desde cinco puntos de vista, que cuenta con las actuaciones de Andrés Gertrudix, Marta Larralde y Críspulo Cabezas y que ha ganado una docena de premios en diferentes festivales, entre los que destacan el Premio al Mejor Cortometraje de producción española en el MECAL 2004 y el Premio al Mejor Guión y Premio Especial del Jurado en el Festival de Munich.

El año 2000 empieza a impartir clases de guión y de dirección cinematográfica en la ESCAC, actividad con la que continua hoy en día.

En 2009 realiza la exitosa serie de animación para adultos ARRÒS COVAT, a partir de una idea original de Juanjo Saez.

EVA es su primer largometraje.


Los protagonistas hablan de sus personajes

Claudia Vega es Eva
Eva es mi primera película. En ella interpreto a la hija de David y Lana, una niña divertida, extravagante y lista a quien su tío Alex escoge como modelo para crear un robot.

Nunca antes había hecho nada relacionado con el cine y, de hecho, llegué a este proyecto un poco por casualidad. Yo iba a un esplai de verano, y el director era amigo de Mireia Juárez (directora de casting), así que un día vinieron y nos hicieron una prueba a todas las niñas de entre 9 y 12 años. Yo pasé cinco castings, pero no supe que iba a ser la protagonista de la película hasta el último, en el que pensé: “no sé, pero a mí me parece que voy a hacer esta película, porque tantos castings es muy raro”.

A partir de ahí, todo fue muy divertido. El rodaje sobre todo, excepto una ola de frío que hubo. Esos días pasé mucho frío, especialmente en las escenas que estaba estirada en la montaña, sobre la nieve. Pero en general lo he pasado muy bien haciendo Eva. Me he divertido mucho con Kike y con todo el equipo.

Espero que la gente se divierta viendo la película tanto como yo lo he hecho en el rodaje. Seguro que Eva les parecerá una película muy original, divertida, emocionante… ¡y con robots!

Daniel Brühl es Alex Garel
Mi personaje en Eva es Alex Garel, un tío introvertido pero sin llegar a ser un nerd. Nuestra intención no era recrear un científico tópico, con gafas y paranoico. Es cierto que es reservado y que dedica mucho tiempo a sus estudios y su trabajo, pero tiene, en cambio, una relación muy especial con su hermano David. Sienten mucho respeto y cariño mutuo, precisamente por las cualidades de las que carecen y ven reflejadas en el otro: Alex admira de David su sentido del humor y su capacidad de socializar, mientras que David admira de Alex su coco y su talento.

A parte del interés que me despertó mi personaje en sí, cuando leí el guión de Eva me interesaron una mezcla de cosas. Por un lado, que fuese una película de género, ya que nunca antes había hecho una y porque, además, creo que es la primera que se hace con robots en España. Me parecía que toda la parte estética y visual iba a ser una apuesta interesante. Pero, además, me pareció un buen thriller con toques de triángulo amoroso que daba a la película un tono de drama clásico.

Para mí, rodar Eva ha sido como rodar mi primera gran película, y siempre hay una energía especial cuando uno hace su primera gran película. Después de la primera fase de calentamiento, de conocernos todos los miembros del equipo y de perder los nervios, realmente he disfrutado muchísimo de todo el proceso. Ha sido un placer trabajar con Kike Maíllo porque es un tipo muy listo y muy rápido que, en situaciones problemáticas, ofrece soluciones rápidas. Además, Kike te deja experimentar y te permite cambiar mucho las secuencias, no solamente una frase u otra, sino permite crear giros en secuencias que creíamos que se podían mejorar… y eso me gusta.

Así pues, puedo decir que estoy muy contento de haber participado en Eva porque ha sido una experiencia nueva. Es mi primera película de género (ciencia ficción) y veo que en España estas películas se hacen muy bien, son de una calidad increíble y al público les gustan, como El Orfanato o El laberinto del fauno que tuvieron mucho éxito. Cuando los americanos ven Eva piensan “cómo habéis podido hacer una película como ésta con tan poco dinero”. Cuesta creer que una película como Eva se haya hecho con un presupuesto de 5 millones de euros, ya que normalmente, en Hollywood, una película así cuesta mucho más.

Marta Etura es Lana
En Eva, yo interpreto a Lana, una chica inteligente, vitalista, extrovertida y muy apasionada por su trabajo.

El origen de los conflictos de la película se remontan a la época en que Lana, David y Alex eran estudiantes de robótica en la Universidad de Santa Irene. En aquel momento nos pidieron hacer un robot con una función social y nosotros decidimos hacer un niño, ya que a un niño debes educarle, enseñarle y darle mucho amor. Eso es lo que nos resultaba atractivo, pero también lo que empezó a generar diferencias entre Lana, David y Alex.

Este triángulo sentimental es muy interesante. Por eso, cuando recibí el proyecto de Eva me atrajo mucho la idea de trabajar con Daniel, así como rodar de nuevo con Alberto. Además, era un proyecto arriesgado en tanto que era diferente a todo lo que se hace en España, por el género que propone y porque permite que una película española pueda hablar sin ningún tipo de pudor del mundo de la robótica. Me parece muy interesante poder formar parte y apoyar proyectos nacionales que se atrevan con los géneros.

Todo el equipo de la película estaba tan entregado como yo. Los equipos jóvenes tienen algo maravilloso: la buena energía a la hora de trabajar, y el de Eva era joven y estaba muy motivado, alegre y generaba un ambiente muy fresco. Además, creo que la gente que viene de la ESCAC está muy bien preparada, con un gran conocimiento teórico y práctico, y eso me dio muchísima confianza. De entre todo el equipo destacaría al director. Ha sido un placer trabajar con Kike Maíllo, porque es una persona muy abierta, no sólo a lo que tú le puedas proponer sino a todo lo que sucede en el rodaje. Y eso me parece muy interesante en un director.

Alberto Ammann es David Garel
Cuando recibí el guión de Eva lo que más me atrajo fue la historia y mi personaje, David, ya que coincidió con un momento de mi vida muy especial. Además, me apetecía mucho trabajar con Daniel Brühl y Marta Etura. En cuanto a Kike Maíllo, no le conocía antes, pero la primera vez que hablamos nos entendimos perfectamente. Todo ello me hizo ver que podía estar muy a gusto en este proyecto. No fue algo determinante que fuese la primera película de robots española, fue algo que enriquecía más el proyecto y que representaba un reto, pero por encima de todo estaba el equipo.

Y así fue durante el rodaje. Todo el equipo humano derrochaba amor constantemente, todos los días. Yo sólo estuve en el rodaje de forma intermitente, yendo y viniendo, pero cada vez que regresaba me encontraba con un clima de trabajo distendido, práctico, cariñoso y divertido, con momentos para la broma. Eso, además de ser muy saludable en un rodaje, demuestra el gran amor que se tiene por lo que se está haciendo.

Viendo esto, yo daba por hecho que era un equipo con una gran experiencia profesional y que habían trabajado juntos en numerosas ocasiones, pero me fui enterando de que para muchos de ellos éste era su primer o su segundo trabajo. Eso sí, todos se conocen, han estudiado juntos en la ESCAC y eso se nota: la confianza ha sido una gran herramienta de trabajo en Eva.