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  El oso Yogui  (Yogi bear)
  Dirigida por Eric Brevig
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"El oso Yogui" ha sido dirigida por Eric Brevig y producida por Donald De Line y Karen Rosenfelt. El guión es de Jeffrey Ventimilia, Joshua Sternin y Brad Copeland, quienes se han basado en los personajes creados por Hanna-Barbera Productions. Sus productores ejecutivos han sido Andrew Haas, James Dyer y Lee Berger.

El equipo creativo incluye al director de fotografía Peter James, el diseñador de producción David R. Sandefur, el editor Kent Beyda, la diseñadora de vestuario Liz McGregor y el compositor John Debney.


La vida es como un picnic
El nombre de Yogui evoca en todo el mundo el recuerdo de la imagen muy concreta de un animal barrigón y goloso con corbata y sombrero, un entrañable rebelde amante de las tartas más inteligente que los demás osos y cuyas trastadas han puesto el parque de Jellystone en el mapa mundi de los dibujos animados.

Hablando con cariño de la "estrella" de su nueva película, el director Eric Brevig comenta: "Siempre me ha gustado Yogui. Hace las cosas a su manera, tiene buenas intenciones, pero no puede dejar de escuchar a su estómago y sus impulsos le dicen que si roba la comida de las mesas lo suficientemente rápido será capaz de escapar con ella. Es como un niño grande, y creo que tiene algo de todos nosotros. Puede que sea un oso, pero muchas cosas de las que hace son intrínsecamente humanas".

"La gente sonríe cuando piensa en Yogui", afirma Donald De Line, quien, junto con Karen Rosenfelt, ha producido el "El oso Yogui", la mayor aventura en la gran pantalla de este encantador oso. "Es un personaje atemporal. Puedo escuchar su voz en mi cabeza al instante cuando pienso en él".

"El dibujo animado original se escribió tanto para adultos como para niños, y me complace poder continuar esta tradición con una gran película familiar que creo que los padres van a poder compartir con sus hijos, ya que la cinta también tiene algo que ofrecerles a ellos", añade Brevig.

"El oso Yogui" actualiza al personaje clásico respetando los elementos que lo convierten en atemporal - las distintas personalidades, el humor irreverente y el eterno conflicto de Yogui con la autoridad, introduciendo al mismo tiempo un tono y una historia modernos. "Hemos tenido cuidado para evitar elementos que se pudieran identificar con un período temporal concreto", nos cuenta Brevig. "La ropa y los coches son modernos, pero Yogui no aparece utilizando dispositivos electrónicos que pudieran situarle en una fecha en particular. Creo que los niños que descubran a Yogui por primera vez lo verán como un impresionante oso loco que construye aviones con la restos que dejan los campistas mientras que los demás lo vincularemos con los personajes que ya conocen y quieren".

El atractivo multigeneracional de este sabelotodo y su adlátere con pajarita, Bubu, ha sido adaptado a lo grande este film de la mano de dos actores que han puesto su talento vocal al servicio de la pareja: Dan Aykroyd, que presta su voz de barítono a Yogui, y Justin Timberlake, con su fiel caracterización de Bubu.

Aykroyd recuerda con cariño su primer contacto con el personaje. "Todos los miércoles, al salir del colegio, me encantaba sentarme a ver ‘El oso Yogui’", recuerda. "De todos los personajes de dibujos animados, era el más accesible, el más cercano y el más feliz. Era un poco travieso, y eso me gustaba. Su amistad con Bubu era perfecta, sin rastro de maldad en ellos, y creo que por eso siguen gustándole a la gente de la generación de Justin".

A propósito de esa experiencia, Timberlake señala: "Cuando iba al colegio, prefería ver dibujos a hacer los deberes, y 'El oso Yogui’ era uno de los programas que daban por las tardes y los sábados por la mañana. Más tarde descubrí que mis padres también habían crecido con este personaje. Al verlo vuelvo a sentirme como un niño".

Yogui y Bubu son personajes creados por ordenador y totalmente animados que interactúan con un reparto humano en una película que no es de animación en su mayor parte. Su intención era, según Brevig, presentar a "un Yogui y un Bubu que parecieran casi como actores de verdad, con ojos chispeantes y la nariz húmeda, y llenos de calidez y sutilezas, y no sólo como meros dibujos animados. Nuestro director de fotografía, Peter James, los iluminó como a cualquier otro actor. Me ha encantado verles cobrar vida como unos seres totalmente dimensionales"
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Rodada en 3D en su totalidad con la última generación en fotografía estéreo, que Brevig describe como "el sistema definitivo", "El oso Yogui" ofrece esa combinación de elementos en una forma que, en palabras del director, "nunca se ha visto antes. Este nivel de tecnología no existía hace un año. La resolución, la nitidez y el detalle con el que podemos capturar la imagen gracias a la nueva tecnología 3D son excelentes. Llevamos este sistema de cámara a lugares en el que nunca se había hecho antes: en la copa de los árboles y dentro de los rápidos de agua. Lo colgamos de una grúa a 60 metros por encima del bosque para recrear la perspectiva de Yogui desde su improvisado planeador para hacerse con una cesta de comida y todos podemos acompañarle en ese viaje".

"No voy a decir que haya sido fácil", añade. "Pesa casi 40 kilos, porque en realidad son dos cámaras, una a la izquierda y otra a la derecha. Probablemente los cámaras todavía se estén curando el dolor de espalda".

"La técnica se ha depurado y sofisticado tanto que pensamos: ‘Vamos a aprovechar las oportunidades que nos ofrece esta historia, la acción y la comedia, sus hermosos paisajes con toda su profundidad y sus inmensas vistas, y darle una vuelta de tuerca. Vamos a hacer que el público sienta de verdad que está dentro del parque de Jellystone’", afirma De Line.

Brevig, que hizo su debut como director con la comedia familiar y de aventuras de 2008 "Viaje al centro de la Tierra", tiene una amplia experiencia en el ámbito de los efectos visuales, y durante los últimos 20 años ha trabajado con algunos de los profesionales más influyentes de la industria y logrado, entre otros reconocimientos, el Special Achievement Award en los Óscar por su trabajo en "Desafío total". El trabajo en 3D es secundario para él. Enfatiza que "no queremos que la tecnología seas un obstáculo. Lo importante es que los personajes resulten reales y atractivos y que cuenten una historia".

Pero las cosas se están poniendo difíciles para Yogui y Bubu. No es sólo el último robo de Yogui lo que puede estar causándole problemas al agente Smith: esta vez es el futuro del parque es el que está en peligro. El corrupto alcalde Brown ha saqueado las arcas de la ciudad y ahora está planeando cubrir sus fechorías y financiar su campaña para convertirse en gobernador vendiendo el parque de Jellystone a las empresas madereras a cambio de un cuantioso cheque. Esto supondría el fin del hogar de Yogui y Bubu y sus otros amigos animales, por no hablar del agente Smith, además de privar a las familias de la zona de la belleza natural que ofrece el parque.

Y todo esto hace que a nuestro oso se le quite el hambre. Durante un minuto.

Lo bueno es que el parque de Jellystone va a contar con todo el ingenio, estilo y habilidades de Yogui, por no hablar de una sana dosis de autopromoción, así como con el encanto característico de Bubu, su buen humor y su justo criterio para controlar los daños. Juntos, se van a enfrentar a este desafío en la misma forma en que viven cada día de sus vidas: como un equipo.

Su misión es tan importante que Yogui y Bubu unirán sus fuerzas con un hombre al que siempre han tratado de evitar: el agente Smith, interpretado por Tom Cavanagh. También contarán con la ayuda de un nuevo personaje, la directora de documentales Rachel Johnson, a la que da vida Anna Faris, que ha acudido a Jellystone para trabajar y se enamora del paraje... y, también, del agente Smith. Al mismo tiempo, el ayudante del agente Smith, el agente Jones, encarnado por T.J. Miller, es más un problema que una ayuda, ya que el alcalde y su jefe de personal, interpretados por Andrew Daly y Nate Corddry, no van a detenerse ante nada para implementar su malvado plan.

"Lo que siempre me ha gustado de Yogui es que es un cómico físico y poético al mismo tiempo, lo que lo convierte en la estrella perfecta para una película", explica Brad Copeland, uno de los guionistas de "El oso Yogui" y fan del personaje desde siempre. "Puede resultar divertido tanto si choca contra un árbol como si cuenta un chiste".

Y en la película, tiene numerosas oportunidades de ambas cosas.


Yogui y Bubu: Vamos a buscar la comida
El oso Yogui, uno de los personajes de dibujos animados más queridos de la televisión, comenzó en 1958 como un personaje de la serie de Hanna-Barbera "The Huckleberry Hound Show", la primera serie de dibujos animados en ganar un Emmy al Mejor Programa Infantil. La popularidad de la pareja fue tal que pronto tuvieron su propio show, en 1961, al que siguió una viñeta cómica sindicada y, en 1964, su debut en la gran pantalla. En los años siguientes, este oso despreocupado y su dulce amigo han aparecido en numerosas series, programas especiales, películas y colecciones en DVD.

Pero durante todo este tiempo, hay un tema que ha sido constante: la amistad. No importa qué es lo que esté en juego o si el último invento de Yogui acaba con los huesos de los dos personajes sobre el tejado de la caseta del agente Smith, en el corazón de todas las historias de "El oso Yogui" destaca una enorme camaradería y una interacción cómica entre Yogui y Bubu. Y su última aventura no es una excepción.

"Se trata de la lealtad. Al final, tus amigos siempre son tus amigos y van a estar a tu lado", comenta Aykroyd.

"Es estupendo ver su dinámica", afirma Brevig. "Yogui siempre logra convencer a Bubu de que su último plan va a salir bien, aunque nunca sea así. Y Bubu es ese escudero fiel que sigue a su amigo. A menudo le trata de sugerir una alternativa más sensata, aunque no sirva de nada, y normalmente suele ser quien peor parado sale cuando las cosas no van bien, aunque sigue siempre a su lado".

Como muchos avezados espectadores ya sabrán, Bubu es también en realidad más listo que el resto de los osos, aunque sea demasiado tímido como para ejercer ninguna presión".

"Bubu es sin lugar a dudas la conciencia de Yogui", señala Timberlake. "Es el ángel bueno sobre el hombro de Yogui que siempre está ahí para recordarle qué es lo importante. Pero incluso como la voz de su razón, sigue siendo un osito inteligente con una vocecita nasal".

"Yogui hace que las ideas más alocadas parezcan atractivas por su entusiasmo, y Bubu siempre termina acompañándole, aunque sea peligroso o una locura", apunta Aykroyd quien, divertido, nos da un ejemplo: "Una de mis escenas favoritas es cuando Yogui está en lo alto de un precipicio, colgado de una tirolina. En realidad cree que lo tiene todo preparado para hacerse con una cesta de comida aunque cualquiera sabe que no lo va a conseguir…"

Pero lo que le falta a Yogui en conocimientos técnicos lo suple a base de carisma. Puede que sea un poco vanidoso, impulsivo y patoso, pero nos encanta porque es honrado, amable y un optimista incansable.

"El encanto de Yogui se deriva de su cortesía elemental. Puede que sea un ladrón, pero es un ladrón educado y por eso nadie, ni siquiera el agente Smith, está realmente en su contra. Su actitud positiva y su espíritu dinámico es contagioso", comenta Jeffrey Ventimilia, co-guionista de la película junto a Joshua Sternin.

"Yogui también tiene algo sutilmente subversivo que resulta atractivo para los adultos", añade Sternin. "Mientras que el resto de nosotros tengamos que vivir de acuerdo con las normas de la sociedad, él tiene un sentido admirable de la libertad. Vive de acuerdo con sus propias reglas, actuando según el momento".

Aykroyd, que hace bromas sobre lo que comparte con su personaje, un "apetito digno de un oso", atribuye su capacidad para recrear a Yogui a "haberlo visto tantas veces en la tele".

"Lo hace de forma muy clásica, aunque también le da su propio toque, por lo que resulta familiar pero con un aspecto renovado" señala De Line.

A propósito de su reunión con el actor, Brevig recuerda: "No puedo decir que encontráramos a nuestro oso Yogui porque fue él quien nos encontró a nosotros. Empezó a leer el guión y, cuando lo mirabas, pensabas ‘Vale, es Dan’, pero, si apartabas la vista, decías, ‘Es Yogui.’"

El equipo técnico quedó encantado también con la elección de Timberlake para el papel de Bubu. "Donald, Karen y yo nos reunimos con él", recuerda Brevig. "Todos sabíamos que tenía múltiples talentos, que era un actor impresionante con una gran voz, pero ¿sería capaz de hacerlo? La gente cree que hacer de Bubu es sencillo. Mientras estábamos hablando con él, empezó a imitar al personaje y todos nos miramos. Era fantástico.’"

Timberlake, cuyos trabajos en cine incluyen el papel protagonista de Artie en la exitosa película de 2007 "Shrek tercero", comenta: "Solía andar por la casa imitando todo tipo de voces de dibujos animados. Lo imitaba todo, así que me encantó poder probar con Bubu".

"Al igual que Dan, Justin tiene un talento nato para la comedia", explica De Line. "Se pusieron a trabajar en los diálogos en su primera reunión e inmediatamente encontraron el tono adecuado y se lo pasaron muy bien".

Por suerte, fue posible cuadrar sus agendas y ambos actores pudieron trabajar físicamente juntos, algo poco habitual en el mundo de la animación, donde las grabaciones en solitario son la norma. Eso no sólo facilitó que surgiera una relación genuina entre los actores, sino también mucha improvisación.

"Creo que eso ha marcado una diferencia para la interpretación porque Yogui y Bubu son dos estrechos colaboradores. Pienso que forman un equipo clásico como Abbott y Costello o el Gordo y el Flaco", afirma Timberlake. "Dan tenía la energía perfecta y trabajar juntos nos permitió improvisar a un poco".

Aykroyd está de acuerdo y añade: "Siempre que hay varios artistas colaborado surge algo de improvisación, tendemos a hacer de nuestra capa un sayo. En muchos momentos las cosas se nos ocurrían sobre la marcha. Fue genial tener la oportunidad de actuar juntos y descubrir lo divertido que resultaba estar ahí, como adultos, interpretando a los personajes que tanto nos habían gustado en nuestra niñez".

Brevig utilizó las grabaciones de voz preliminares como referencia para los animadores antes de comenzar la parte de acción real del proyecto. Al mismo tiempo, en el parque de Jellystone, en Nueva Zelanda, los actores de carne y hueso empezaron a interpretar a un Yogui y un Bubu imaginarios.

"Cuando tienes un gran personaje creado por ordenador interactuando con actores se necesita mucha planificación, pero también hay que ser sensatos", comenta el supervisor de animación de Rhythm & Hues Joe Ksander ("Noche en el museo"), cuyo trabajo in situ incluía ofrecer referencias visuales y guiar a los sustitutos. Ksander y el supervisor de animación Alex Orrelle ("Los increíbles") trabajaron junto a la supervisora de efectos visuales de Rhythm & Hues Betsy Paterson ("El increíble Hulk") como parte de un equipo compuesto por unas 450 personas en su momento de máximo esplendor coordinándose al mismo tiempo con los demás entre Los Ángeles y Nueva Zelanda a través de Cinesync y Skype.

El trabajo previo permitió a los actores hacerse una idea de cómo iban a ser sus colegas animados en cada momento, y les dio a Brevig y los animadores algunas pistas más para las ideas y reacciones. En palabras de Orrelle: "El entorno fue de gran colaboración. Nunca sabes de dónde puede salir una gran idea, y Eric siempre se ha mostrado muy flexible".

Cuando se rodaban las escenas, se digitalizaban unos sencillos dibujos de Yogui y Bubu para integrarlos en el material grabado y que los animadores pudieran emplearlos como guía "basándose en las indicaciones del director en cuanto a la intención de cada secuencia y cómo se debían sentir Yogui y Bubu", añade.

Luego se mostraba el material rodado editado a Aykroyd y Timberlake. En ese momento "eran como versiones de videojuego de los personajes, para que los actores pudieran saber si estaban de pie, corriendo detrás de un tren o colgados de un precipicio", explica Brevig. "Les dije: ‘Es la mejor idea que puedo daros de lo que vais a hacer. Vuestras interpretaciones son las que nos van a decir ahora cómo debemos adaptar la animación.’"

Los personajes no empezaban a cobrar vida realmente hasta que los dos actores completaban sus escenas, luego éstas eran calibradas por los animadores adaptándolas al ritmo y los matices de las interpretaciones físicas y vocales: socarronas cuando eran socarronas, silenciosas cuando eran silenciosas y exuberantes cuando eran exuberantes. Yogui y Bubu se refinaron aún más y se integraron con sus compañeros humanos, adquiriendo en última instancia las emociones y las texturas, colores y movimientos naturales que se pueden ver en la pantalla.

Ksander reconoce que grabar en 3D "significa que no se pueda engañar. Hay que tener más cuidado con dónde están exactamente los osos. Si tienen que tener determinado tamaño, al grabar, tenemos que trabajar en estrecha colaboración con los cámaras y los actores para asegurarnos de que unos osos a los que nadie puede ver estén en el lugar adecuado".

La producción se planificó de forma que Brevig pudo editar y supervisar la animación y los efectos en las fases de postproducción mientras se grababan al mismo tiempo secuencias con actores reales en Nueva Zelanda, un proceso que humorísticamente recuerda como "quedarse tumbado en la vía mientras viene el tren".


Sonríe y corre: Al señor agente no le va a gustar esto…
Si Yogui es una fuerza imparable, el agente Smith es un elemento fijo en su vida. Con todas sus normas y reglas, además de un incontable arsenal de carteles donde se puede leer NO DEN DE COMER A LOS OSOS, el agente Smith es la ley en Jellystone. Eso quiere decir que, además de dar con formas cada vez más ingeniosas de conseguir evitar que se alimente a los animales, hace que Yogui siempre tenga que estar pensando en nuevas formas de eludir la vigilancia del parque, un hombre al que respetuosamente se dirige como "señor agente" cuando el pilla con las manos en la masa, en la masa de una tarta, por ejemplo.

"Yogui es la pesadilla de Smith. Smith trata de atraer a los visitantes al parque, y Yogui, mientras tanto, se dedica a hacer todo lo posible para robarles la comida. Es una lucha constante", señala Brevig.

Tom Cavanagh ve a Smith como "un hombre al que le encanta el aire libre, la flora y la fauna, y que vive para su parque. Su padre lo educó para ser un agente forestal, y es el último de una saga de agentes Smith, por lo que se siente muy motivado".

"Tom lo hace muy bien al interpretar al sufrido personaje al que siempre están fastidiando", prosigue el director. "Es divertido pero, al mismo tiempo, hay que tomárselo en serio. El agente Smith es un referente para el público. Es la única persona de la historia que parece un tipo real, con todos esos personajes alocados que le rodean. Y, al igual que Smith, Cavanagh sabe ser siempre entusiasta, cálido y encantador a la perfección, reaccionando al mismo tiempo ante hechos como que Yogui le dé por accidente con una piedra en la cabeza".

El actor compara la relación de Smith con Yogui como "tener un hermano o un amigo que siempre te está causando problemas, pero al que sigues queriendo de todas formas. A pesar de todas sus bravatas, el agente Smith es incapaz de hacer nada contra Yogui. Lo cierto es que Yogui le resulta divertido, aunque no lo admitiría nunca".

"Están armoniosamente interconectados en cierta medida; cada uno justifica la existencia del otro", comenta Aykroyd.

Quizás lo más divertido sea su conmovedor convencimiento de que algún día, Yogui por fin le hará caso, dejará de robarles la comida a los excursionistas y empezará a comportarse como un oso normal. A nadie le gusta demasiado que el mayor problema del parque vaya a ser el protagonista de un documental de Rachel Johnson, uno de los nuevos personajes que "El oso Yogui" introduce en Jellystone. Lo último que necesita el oso, a criterio de Smith, es que se le preste atención. Eso podría darle alas.

Pero las reservas del agente pronto quedan en nada tras el innegable impacto que le causa Rachel. No sólo es guapa e inteligente, también es una gran amante de la botánica y la zoología, disciplinas que le roban el sueño. Una mujer capaz de distinguir una Datura Stramonium de una Lygodium Palmatum… ¿y con esa pinta? Eso no se ve todos los días…

Anna Faris, que interpreta a la directora de visita, comenta "Rachel es una amante de los animales. Ha convivido con todo tipo de fauna para realizar sus documentales y ahora está en Jellystone porque ha escuchado hablar de unos osos que hablan. Se supone que son algo raro, por no decir totalmente imposible. El hecho de que puedan hablar no parece sorprender demasiado a nadie".

"Habíamos visto el trabajo de Anna y pensamos que iba a ser increíblemente divertido y que era perfecta para el personaje", afirma Brevig. "Rachel quiere grabar a Yogui y Bubu en su hábitat ‘natural’, algo ridículo porque en su cueva tienen hasta televisor".

Al final resulta que Rachel y Smith tienen más en común que sus copias idénticas con las páginas dobladas de La guía de la vida salvaje de Norteamérica. Puesto que su trabajo le obliga a vivir casi siempre en contacto con la naturaleza, la escasa familiaridad de Rachel con la compañía humana resulta ser un rasgo de carácter perfecto a la luz de los torpes intentos del agente de entablar una conversación.

En palabras de Faris: "Son dos bichos raros, en el buen sentido de la palabra".

Cuando Rachel se entera de que el parque está en peligro, ofrece su ayuda. Y Smith acepta toda la ayuda que pueda reunir, ya que su ayudante, que destaca por su exceso de entusiasmo y confianza, puede ser más que un obstáculo.

T.J. Miller, que interpreta a Jones, señala: "El problema es que Jones, que lleva multitud de condecoraciones de scout como prueba de su valía, quiere ser un experto en todo. Es un personaje interesante porque presenta una combinación de estupidez y deseo de poder. Por decirlo de forma sencilla, quiere el trabajo de Smith aunque no esté preparado para él".

"Es un papel complicado porque Jones ha sido engañado por el alcalde para que colabore con él", nos cuenta Brevig. "T.J. y yo trabajamos para dar con el tono exacto, porque no queríamos hacer de Jones un malo. Sencillamente es muy crédulo y el alcalde se aprovecha de ello, por lo que animamos a Jones a hacer lo correcto, incluso cuando toma las decisiones equivocadas".

Brown es interpretado por Andrew Daly, que dota al alcalde de un toque informal que explica así: "Todo es un negocio para él. Tiene una larga lista cosas que hacer, y destruir el parque de Jellystone es sólo una de ellas. No lo hace porque sea malo o por vengarse de alguien, sino porque forma parte de su agenda".

"Lo que me gusta de la interpretación de Andrew es que le encanta todo lo que hace, especialmente si está haciendo de malo. Sus ojos rebosan brillo", recuerda Brevig.

Ayudando al alcalde en su plan para convertir en madera los magníficos bosques de Jellystone está su jefe de personal, interpretado por Nate Corddry, un papel al que sólo conocemos por su cargo porque, como señala Daly: "El alcalde no sabe cómo se llama. Lo considera parte del mobiliario, como una fotocopiadora, no sabe nada sobre él como ser humano".

"El plan es coger ese enorme y hermoso paraje y talar los árboles, lo que no sería nada bueno ni para los excursionistas ni para los osos que hablan", afirma Corddry. "Pero el jefe de personal es la mano derecha del alcalde. Siempre que tiene un plan malvado, es mi personaje el que tiene que ejecutarlo".

Brevig considera al alcalde y a su lacayo como "dos personajes disfuncionales que no son conscientes de lo tontos que resultan. Lo divertido de verlos es que no son muy buenos en lo que están haciendo. Son malos, aunque en realidad les sale muy mal eso de ser malos".


El parque de Jellystone: Cueva, dulce cueva
La producción empezó con las localizaciones en el bosque estatal de Woodhill, un popular destino para los ciclistas que ocupa unos 145.000 km2, al oeste de Auckland, en Nueva Zelanda.

"Para mí era importante que los actores estuvieran en un entorno natural, especialmente en una película con personajes creados por ordenador", señala Brevig. "Podríamos haber utilizado muchas pantallas verdes, pero queríamos capturar el espíritu de los parajes al aire libre, por lo que nos llevamos nuestros modernos equipos a esa bella naturaleza que existe en la vida real y grabamos en ella".

"Por suerte, puesto que nuestro calendario de producción comenzaba en noviembre, era primavera en Nueva Zelanda, por lo que las localizaciones estaban en su máximo esplendor y el tiempo era perfecto", señala De Line.

Eso no quiere decir que Woodhill no necesitara unos retoques para convertirse en Jellystone. Para empezar, Brevig comenta: "Es un pinar que utilizan para producir madera, lo que significa que hay árboles plantados a una distancia equidistante en filas claramente dibujadas". Sobre esta base, el diseñador de producción David R. Sandefur y el especialista en croma Russell Hoffman añadieron cedros japoneses maduros de origen local, que recuerdan mucho a las secuoyas de California, además de casi 10.000 helechos, múltiples capas de hierba y musgo, camiones de rocas y troncos y multitud de hojas de pino. También se intercalaron cientos de plantas de vivero con las coníferas trasplantadas para crear una vegetación exuberante.

El lago en el que Yogui organiza un espectáculo de ski acuático y fuegos artificiales se rodó en la reserva de Whakamaru, en la parte central de la isla, en North Island, entre las ciudades de Rotorua y Taupo. Para la escena del rafting en la que Yogui, Bubu, el agente Smith y Rachel terminan siendo disparados hacia los rápidos, el equipo de la producción aprovechó el cercano río Waikato, donde crearon los peligrosos rápidos coordinándose con una planta hidroeléctrica local que utiliza el río para suministrar electricidad a la región. Cuando abrían las compuertas de Aratiatia cada dos horas, el equipo aprovechó el agua que fluía para lanzar la balsa.

"Puedo dar fe de que no rodé la secuencia con dobles", comenta con orgullo Tom Cavanagh. "No es que sea demasiado valiente, pero puesto que la balsa de los dobles volcó, hubo que recurrir al plan B. ¿Fue inteligente? No ¿Fue divertido? Sí..., fue absolutamente divertido".

"Fue una locura, pero maravillosa. Creo que esos son mis días favoritos del rodaje", coincide Faris.

La escena se completó con una pantalla azul. La supervisora de efectos visuales Betsy Paterson comenta: "Rodamos mucho en el río, pero siempre hay cositas que añadir. Luego integramos a Yogui y a Bubu. Tenían que tener cara de miedo, tenía que parecer que temían por su vida. Así que los encajamos entre el agente Smith y Rachel y les dimos algunas cosas divertidas que hacer".

Los otros puntos de interés de Jellystone incluyen la cueva de los osos y el puesto del cuidador del parque, obra de Sandefur. "Los dibujos animados eran muy estilizados y surrealistas. Los paisajes eran un tanto abstractos y la paleta cromática lo inundaba todo. No se parecía en nada al mundo real. Aquí, los osos tenían que existir en el mundo aunque, cuando están al aire libre, también quisimos rendir homenaje a los dibujos animados. Y era todo un reto reconciliar ambos aspectos", explica.

Por supuesto, cualquier aficionado al oso Yogui sabe que lo que los hace a él y a Bubu tan especiales son las mejoras únicas que Yogui ha ido introduciendo (a base de robar cosas) en el parque dándoles una nueva utilidad. Sandefur amuebló la guarida de los dos animales con lo que denomina "unos objetos fantásticos a partir de elementos ordinarios que, en teoría, podrían haber robado a los excursionistas, campistas y trabajadores del parque. Quería conservar un aspecto de fantasía, pero empezar a añadir cosas sin más ni más no tenía sentido".

Sandefur encargó a la escuela de diseño de Goldberg la construcción de las disparatadas invenciones de Yogui, como una catapulta lanzatartas o el Basket Nabber 2000, un planeador a pedal fabricado con la tela de unas tiendas de campaña en las alas, los pedales de una barca y un vagón rojo como mecanismo de aterrizaje. Como comenta Brevig. "David hizo un trabajo brillante al crear unos inventos que realmente parecía que podían funcionar… hasta que no lo hacían. Los inventos de Yogui siempre tienen algún problema. Los piensa mucho, aunque siempre hay algo que sale mal".

Otro elemento familiar para el público es la caseta del guarda, fabricada con troncos y con el aspecto de un edificio de 200 años de antigüedad construido in situ, desde los cimientos. "Todo el que la veía quería comprarla", recuerda Cavanagh, quien se incluye entre esas personas. Cuando terminó la producción, la caseta fue adquirida y trasladada por una empresa que opera un tren turístico en la cercana Rotorua.

En línea con los parámetros de diseño de Sandefur, la diseñadora de vestuario Liz McGregor también trató de recrear unos look que no fueran demasiado retro pero que al mismo tiempo no resultaran demasiado temporales. "Trabajé con una imagen muy concreta para el agente Smith a partir de la serie de televisión, así como con el uniforme actual del Servicio de Parques Nacionales (NPS), y decidí combinarlos a ambos", explica. "Todas las insignias están basadas en las insignias y los diseños del NPS, pero transformados para que en ellos se leyera 'Jellystone'".

Brevig visitó el Parque Nacional del Yosemite, en California para preparar "El oso Yogui", y comenta que "Jellystone es una especie de versión idealizada de esos lugares del mundo y todo lo que ofrecen. Una de las cosas más interesantes de nuestro parque es que en esencia sigue existiendo en su tiempo, y tratamos de replicarlo en la película. Desde la primera escena, el público se siente como si estuviera en el mundo de Yogui y en el parque de Jellystone, el parque más maravilloso que pueda imaginarse, con un par de osos decididos a que siga siéndolo".

"Espero que todo el que vea la película recuerde lo que sintió cuando vio los dibujos animados originales", concluye Brevig. "Espero que puedan compartir esos sentimientos con sus hijos".