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Rubi, de la mano de Françoise Hardy

Ha grabado un disco con canciones de la artista francesa por su sensibilidad y por la atmósfera melancólica de sus canciones

31/03/2008 CET

A Rubi siempre le gustaron las cantantes francesas como Sylvie Vartan, France Gall y especialmente Françoise Hardy: por su sensibilidad; por su estilo personal, exquisito y elegante; por la atmósfera melancólica de sus canciones; porque no siendo una gran intérprete, como pueda ser por ejemplo Mina, es autora de sus propias canciones, en las que busca la perfección y el equilibrio; porque es una rara, una artista que ha evolucionado y ha cambiado a lo largo de los años (incluso llegó a grabar en 2006 un disco de duets, Parenthèses, colaborando, entre otros, con personajes tan dispares como Julio Iglesias, Alain Delon o Benjamin Biolay).

Como es bien sabido por sus actuaciones en cafés de blues, Rubi es aficionada a la música americana negra y al swing que escuchaba junto a su hermano Dicky, gran cantante de blues y compositor. Y ella suele decir que cantar estas canciones con estos ritmos le ha ayudado a conciliar su gusto por el jazz con el pop francés. Además, le apetecía cantar en francés, la lengua de su abuela materna.

De la mano de Françoise Hardy ha sido un capricho, un divertimento, una elección personal y un homenaje. Rubi ha hecho lo que tenía ganas de hacer y de paso se ha apartado del pop y del rock para experimentar en otros terrenos. Lo que empezó como un pasatiempo en el ordenador se convirtió pronto en este disco, grabado entre Buenos Aires y Madrid. El arreglista y coproductor ha sido nada menos que Ciro Fogliatta, músico argentino legendario y experto teclista de blues (fue teclista de Los Gatos, de Andrés Calamaro, de Ariel Rot y de la propia Rubi). Y el sistema de trabajo que han utilizado no podía haber sido más artesanal ni más actual: Ciro enviaba a Rubi por messenger los arreglos (diferentes a los de las canciones originales, pues se trata de auténticas recreaciones) y Rubi los valoraba y los comentaba.

Grabaron varias canciones antes de elegir entre ellas las que más le gustaban a Rubi por sus melodías y sus letras -todas son de Françoise Hardy- así como las que mejor se adaptaban al estilo que buscaban, a los ritmos y a los arreglos jazzísticos, de swing y de blues, que querían utilizar. Son canciones de todas las épocas de la artista, desde la deácada de los 60 hasta la de los 90, pasando por los 70 y los 80. Unir gustos tan diferentes ha dado como resultado este disco, hecho con la madurez, la elegancia, la delicadeza sonora y el afán emocional que merece el tributo a una cantante y compositora tan singular y tan maravillosa como Françoise Hardy.

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