En Siegheilkirchen todo es estrecho: los corazones, las mentes y los pantalones. Los que mandan son beatos gordos y nazis salidos. El policía (Armin Assinger) está de servicio en estado ebrio, el cura (Juergen Maurer) es un matón y al peluquero llamado Kurz (Thomas Stipsits) le gustaría ser el nuevo “Führer“. Nos encontramos en una pequeña localidad austríaca de los años 60. El tabernero (Gregor Seberg) tiene solo un brazo desde la guerra y un hijo talentoso. Sí que sabe dibujar el mocoso (Markus Freistätter), de esto se da cuenta también su tío Neidhardt (Wolfgang Böck), cuando a sus manos llegan los desnudos sofisticados con los que todo el pueblo se hace una paja. El tío, pintor académico concede el honor de embellecer el pueblo por orden del alcalde (Karl Fischer). El mocoso le ayudará en esta tarea, su madre (Susi Stach) le da permiso de participar en este trabajo artístico.

Pero mezclar los colores tampoco hace la vida más colorida. Lo único colorido son realmente las miradas desafiantes de Mariolina (Gerti Drassl), quien últimamente acampa con su madre Mama (Adele Neuhauser) y su familia a una distancia segura más allá de la entrada al pueblo. La taberna del padre echa a los romá, los tertulianos del pueblo que se reúnen allí tienen la prioridad, pero Poldi (Roland Düringer) de la cafetería Jessy sirve a todo el mundo. En la barra nacen, bajo la bondadosa mirada del viejo Marek (Erwin Steinhauer) retratos cariñosos de Mariolina. Desgraciadamente estos cuadros pronto se venden por el hábil Wimmerl (Mario Canedo) y su adjunto Grasberger (Maurice Ernst) como dibujos porno a todo el pueblo. Antes de que termine de saltar la chispa, Mariolina se enfada bastante. Y además el peluquero Kurz y su tropa están haciendo una bomba, con la que quieren “limpiar“ el pueblo, pero ocurre más bien lo contrario. Al final pasa algo que encaja bastante bien con Siegheilkirchen. Al mocoso, eso está claro, le esperan buenos tiempos. Ya que un día será Manfred Deix. Y la mirada de Mariolina dice que quizás pueda entender que todo eso no ha sido intención del chico.