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Los Fabelman cartel reducidoLos Fabelman(The Fabelmans)
Dirigida por Steven Spielberg
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LOS FABELMAN está dirigida por STEVEN SPIELBERG y escrita por el propio Spielberg y el dramaturgo ganador del Premio Pulitzer TONY KUSHNER (Ángeles en América; Caroline, or Change), que cuenta en su haber con nominaciones al Oscar® por sus guiones de Lincoln y Munich, ambas dirigidas por Spielberg. La cinta está producida por la nominada a los Oscar® en tres ocasiones KRISTIE MACOSKO KRIEGER p.g.a. (West Side Story, Los archivos del Pentágono), STEVEN SPIELBERG p.g.a. y TONY KUSHNER p.g.a. Los productores ejecutivos son CARLA RAIJ (coproductora de West Side Story, jefa de producción de unidad en El irlandés) y JOSH McLAGLEN (Free Guy, Logan).

La música la firma el ganador de cinco Oscar® JOHN WILLIAMS (La lista de Schindler, Tiburón), el diseño de vestuario corre a cargo del ganador de dos Oscar® MARK BRIDGES (The Artist, El hilo invisible) y el diseño de producción es obra del ganador de dos Oscar® RICK CARTER (Lincoln, Avatar). El montaje de LOS FABELMAN es del ganador de tres Oscar® MICHAEL KAHN a.c.e. (Salvar al soldado Ryan, La lista de Schindler) y de SARAH BROSHAR (West Side Story, Los archivos del Pentágono). El director de fotografía de LOS FABELMAN es el ganador de dos Oscar® JANUSZ KAMINSKI (La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan).


La historia
En una carrera que se extiende a lo largo de cinco décadas, el director Steven Spielberg ha desarrollado una de las filmografías más populares, transformadoras y diversas de la historia, con títulos como Tiburón, E.T. el extraterrestre, En busca del arca perdida, Jurassic Park, La lista de Schindler y Munich. Y, en cada una de ellas, fueran excéntricas fantasías sobre encuentros con maravillas espectaculares o ajustes de cuentas morales con la historia de la humanidad, Spielberg ha compartido algo sobre sí mismo y su pasado. Después de regalarnos West Side Story, su primer musical, Spielberg vuelve con otro tipo de fábula sobre muchachos viviendo su infancia en Estados Unidos a mitad del siglo pasado y luchando por encontrar su lugar en el mundo; una historia de madurez basada en su propia experiencia que cuenta cómo comenzó su andadura como cineasta.

«La mayor parte de mis películas han sido un reflejo de cosas que me han pasado en mis años de formación», asegura Spielberg. «Cuando te involucras como cineasta en un proyecto, aunque sea con guion de otra persona, vas a volcar tu vida en celuloide, te guste o no. Es algo que ocurre sí o sí. Pero con LOS FABELMAN, lo importante no era la metáfora, sino el recuerdo».

Es una película, según nos cuenta, en la que lleva pensando mucho tiempo. Pero, pese a todo, no se planteó poner en marcha el proyecto hasta que empezó a forjar un vínculo más profundo con Tony Kushner, el dramaturgo y guionista cuya transformadora obra le ha valido un Premio Pulitzer, varios Premios Tony y Emmy, y nominaciones al Oscar®. A lo largo de 16 años de entrevistas intermitentes, intensas conversaciones y sesiones escribiendo que Spielberg califica medio en broma de «terapia», convirtieron las experiencias que marcaron su infancia en la ficción de LOS FABELMAN.

«No habría sido capaz de ser coautor de esta película sin alguien a quien de verdad admirase y adorase, alguien que me conociese tan bien y a quien amo y respeto absolutamente, y ese alguien era Tony Kushner», dice Spielberg. «Lo único que importaba era poder abrirme a alguien, soltar todo mi bagaje delante de una persona sin sentir vergüenza ni pudor ninguno».

Su colaboración comenzó con un «bang» o, más bien, esperando que sonara uno. En 2005, una noche de otoño en Malta a altas horas, mientras el equipo de Munich trabajaba cuidadosamente para preparar unos explosivos, Kushner decidió hacerle una pregunta a Spielberg a modo de pasatiempo. ¿Cuándo decidiste que querías ser director de cine? Su interés era genuino: Kushner —que cita Encuentros en la tercera fase como una de sus películas favoritas— se entregó a su primera colaboración con el director como un auténtico fan; de hecho, la aclamada y legendaria obra en dos partes de Kushner, Ángeles en América, incluye un audaz y divertido momento en el que el personaje principal contempla con asombro el descenso de un ángel y bromea diciendo: «Muy Steven Spielberg».

Pero Kushner no sospechaba hasta qué punto era personal su pregunta ni adónde conduciría la respuesta. «Me soltó: “Te diré un secreto”», confiesa Kushner, «y me contó la historia que, tiempo después, se convertiría en el núcleo de LOS FABELMAN».

El ovillo que Spielberg comenzó a deshacer aquella noche en el set de Munich data de 1952 cuando, con seis años, vio la película de Cecile B. DeMille El mayor espectáculo del mundo en el Fox Theater de Filadelfia, una experiencia que le inspiró tal fascinación que, en último término, le condujo a hacer sus propias películas. La cosa culminó en su adolescencia —invadido por una pasión por el cine en paulatino aumento— con otro encuentro que lo marcó: en esta ocasión con John Ford, el legendario director de La diligencia, Centauros en el desierto y El hombre que mató a Liberty Valance, quien realmente impulsó la carrera profesional de Spielberg con consejos profundos a la par que sencillos.

Y, entre estos dos hitos, Spielberg le habló a Kushner de sus padres, Arnold Spielberg, un diseñador informático pionero en su ámbito, y Leah Adler, una músico de talento, y cómo sus valores y personalidades (el padre, un técnico brillante, y la madre, una artista apasionada) forjaron su carácter y su identidad artística. Le describió el drama de la migración de su familia hacia el oeste durante su adolescencia, de Nueva Jersey a Arizona y a California, y compartió ese secreto, el motivo de la deriva del matrimonio de sus padres y de su eventual divorcio, y cómo el dolor y el aprendizaje procedentes de esa revelación han influido en su visión de la gente y en cómo cuenta las historias.

«A una edad muy temprana ocurrió algo que se refleja en la película y que me hizo dejar de ver a mi madre como progenitora y empezar a verla como una persona», dice Spielberg. «Creo que todos los chavales en cierto momento de su vida tienen esos instantes en los que se dan cuenta de que sus padres llevan siendo además personas toda su vida. Yo tuve esa epifanía con 16 años».

La primera reacción de Kushner al testimonio de Spielberg fue: «Eso es dinamita». Y la segunda: «Steven, ¡tienes que hacer una película sobre eso!». A lo que el cineasta le respondió: «Bueno, alguna vez lo he pensado».

Esta pausa en el rodaje de Munich marcó el tono del desarrollo de LOS FABELMAN, que siguió tomando forma durante descansos mientras trabajaba en otros proyectos a lo largo de muchos años. Tras Munich, Spielberg y Kushner comenzaron un proceso de siete años que culminó en el estreno de su segunda colaboración, Lincoln, en la gran pantalla. Pero, entretanto, siguieron manteniendo más conversaciones sobre los años de formación de Spielberg, ya con la intención de amasar material para un posible guion. Estas sesiones acabaron dando forma también a otro proyecto, una película inspirada en hechos ocurridos después de los reflejados en LOS FABELMAN. Decidieron reservar el material, en todo caso, para centrarse en su tercera colaboración oficial, West Side Story. Otro periodo de descanso los llevaría a retomar el trabajo de cribar los primeros recuerdos de Spielberg.

Spielberg no suele alargar los periodos de ensayo para sus películas, pero, durante la preproducción de West Side Story, se dio cuenta de que sus actores necesitarían al menos dos meses para aprenderse las canciones y la coreografía. Además, Kushner y Spielberg estaban algo estresados, porque les había costado alcanzar un acuerdo y dejarlo todo bien atado para su versión de un clásico monumental del cine y del teatro de Estados Unidos. Así, mientras los actores perfeccionaban sus voces y pasos, los dos amigos afianzaban su relación trabajando en LOS FABELMAN. «Fue un momento maravilloso de recuperar la calma tras West Side Story y reconectar de una manera profunda e importante», dice Kushner.

Tras acabar West Side Story, Spielberg sintió una motivación más profunda y urgente para acelerar el desarrollo de LOS FABELMAN. Su padre, Arnold Spielberg, murió en agosto de 2020 tras meses de una salud en declive (su madre, Leah Adler, había fallecido cuatro años antes). Y también llegó la pandemia. «Creo que, en 2020, nadie sabía cómo iba a ser la vida un año después», dice Spielberg. «A medida que la cosa iba empeorando, sentí que, si iba a dejar todo atrás, necesitaba dejar resuelto todo lo posible». Reuniéndose por Zoom, Spielberg compartió más recuerdos y Kushner tomó más notas. «Tony hacía las veces de una especie de terapeuta y yo era su paciente», dice Spielberg. «Hablaba mucho rato y Tony me iba guiando y ayudándome a lo largo de todo el proceso».

«Me sentía muy privilegiado de ser su confidente, con todo lo que estaba sacando a la luz», dice Kushner. «Steven estaba realmente de luto y creo que esta era su manera de procesar la pena y la pérdida. Pensé: “Aunque no saquemos nada en claro, esta experiencia es increíble”».

Pero sí que salió algo de todo aquello: 90 páginas de material; suficiente, según los cálculos de Kushner, para seis películas. «Cada vez que le mostraba una sección, me decía: “Ah, no te he contado cómo ocurrió esto”, y yo seguía añadiendo más material», nos cuenta Kushner. «Al final, acabé diciéndole que no podía contarme más cosas. ¡Ya no me cabían!».

Tras perfilar un esquema del guion en septiembre de 2020, Kushner y Spielberg comenzaron a escribir juntos el 2 de octubre, usando el modo de colaboración de Final Draft y trabajando tres días a la semana, cuatro horas al día. (Otros créditos como guionista de Spielberg incluyen Encuentros en la tercera fase y A.I. Inteligencia Artificial). Al convertir los hechos en ficción, las cronologías se condensaron, los detalles cambiaron y se tomaron diversas libertades. Spielberg puso nombre a los personajes que los representarían a él mismo (Sammy) y a su madre (Mitzi), padre (Burt) y hermanas (Reggie, Natalie, Lisa). El apellido Fabelman fue ocurrencia de Kushner. Reflexionando sobre el significado del apellido Spielberg («montaña de juego») y su propia relación con el material, Kushner se aferró al término teatral fabel, fábula, que es un resumen de una obra escrita por un dramaturgo o director que pone énfasis en su interpretación del texto como forma de potenciar su comprensión.

LOS FABELMAN es incuestionablemente un retrato de Spielberg, el artista, cuando era joven, y un intento de rendir un considerado homenaje a sus padres, con gratitud por sus virtudes y absolviendo sus fragilidades, y con la misma maestría humanística que marca todas sus películas. Sin embargo, con cada escena sacada de un evento de su infancia, «la película habla por mí y también por Tony», dice Spielberg. Y, así, su historia se arraiga en sus respectivos trasfondos, así como en sus intereses intelectuales compartidos y sus preocupaciones morales.

La familia Fabelman, por ejemplo, captura una experiencia judeo-americana específica y ordinaria en los años 50 y 60. «Parte del motivo por el que conectamos durante Munich del modo en que lo hicimos es que ambos sentimos un profundo y poderoso amor por el pueblo judío y el judaísmo», dice Kushner. «Eso iba a formar parte de la esencia de la historia: una historia sobre una familia judía. Los Fabelman son quienes son y viven conforme a ello sin dificultad y con orgullo».

La película también captura un momento específico de la cultura cinematográfica. El arco del personaje de Sammy, que sufre una crisis de identidad al ver una película casera que trastoca su comprensión de la relación de sus padres y sacude su fe a todos los niveles, está codificada con la historia del propio Hollywood a mitad del siglo pasado, cuando la industria estaba abandonando la era de los espectáculos itinerantes con el sistema de estudios y los programas de serie B para asentarse en la nueva era hollywoodiense de los setenta, con películas revolucionarias más crudas, naturalistas y sensacionales, a veces todo en uno. Pero la relación de Sammy con las cámaras también sirve para prevenirnos de una cultura obsesionada con la autodocumentación y las redes sociales. Su ambición por experimentar emociones y catarsis evoluciona a una conciencia más compleja de cómo las películas pueden entretener e iluminar, exponer, manipular, mitificar y demonizar. El mismo muchacho que filmaba accidentes de tren por diversión madura y se da cuenta de que esa clase de imágenes también pueden devastar a las personas.

Y, escarbando profundamente en lo personal y lo específico, LOS FABELMAN se convierte en una fábula universal sobre las recompensas y el coste de perseguir el sueño americano, y, aún más, sobre la gente (familiares, amigos, una cultura) que lucha y aprende a verse con mejores ojos y a amarse los unos a los otros. «No quería que fuera una historia que cuento en un espejo propio y personal», dice Spielberg. «Quería que la historia fuese un espejo comunal para que todo el mundo pudiera ver reflejada a su familia en la historia. Como es una historia sobre la familia, es también una historia sobre padres, sobre hijos, sobre acoso; sobre las cosas buenas y malas que ocurren cuando creces en una familia que está unida hasta que deja de estarlo; y es una historia sobre un acto de perdón y sobre lo importante que es eso».

Spielberg y Kushner acabaron su primer borrador de LOS FABELMAN en diciembre de 2020 y siguieron perfeccionándolo a lo largo de 2021 buscando valoraciones de gente de confianza, como la esposa de Spielberg, Kate Capshaw, y el marido de Kushner, Mark Harris, así como el dramaturgo Tom Stoppard. El equipo de Spielberg, liderado por la productora Kristie Macosko Krieger, comenzó inmediatamente a preparar un rodaje de 60 días y, en julio, el director ya estaba filmando la historia de su vida.

El rodaje despertó emociones inesperadas en Spielberg y todo su entorno. «Me prometí a mí mismo que mantendría una actitud profesional», dice Spielberg. «Quería distanciarme del tema que tratábamos. Pero era difícil. La historia me transportaba de vuelta a mis recuerdos. Recrear cosas que me habían pasado de verdad, verlas desarrollarse delante de mis ojos, fue una experiencia difícil y extraña. No se parece a nada que haya vivido anteriormente».

Su entregado equipo se adaptó rápidamente. «Steven se olvidaba de gritar “corten” porque se metía tanto en la escena que, cuando rodaba, tenía que tomarse un instante para sí mismo», dice la productora Macosko Krieger. «Así, estando todos en el set, le dábamos espacio a Steven para que tuviera sus momentos».

El primer día había que rodar una recreación del hogar familiar de Spielberg en Félix, California. «Cuando llegué al set el primer día, tuve que controlarme», dice Spielberg. «Recorrí las habitaciones solo con un nudo en la garganta y después ya salí del set y empecé a prepararme para la primera sesión de rodaje. Luego llegaron los actores. Michelle Williams llevaba una réplica exacta de la ropa favorita de mi madre. Paul Dano tenía totalmente el aspecto de mi padre. Cuando vi a Paul y Michelle juntos, tuve un pequeño momento en el que todo se movía a cámara lenta, como en un accidente de coche. Los miraba juntos y no veía a Michelle ni a Paul. Veía a Leah y a Arnold. Veía a mi madre y a mi padre. Perdí un poco la noción de la realidad. Y Michelle y Paul, que Dios los bendiga, se me acercaron y me dieron un abrazo. Fue un abrazo a tres bandas que marcó el comienzo de una bonita amistad».

Por emotivo que fuera el rodaje, acabarlo demostró ser aún más difícil que ponerlo en marcha. «Es la película en la que más me ha costado despedirme», dice Spielberg. «Pensaba que West Side Story había sido la más difícil. Y antes, también lo pensé en E.T. el extraterrestre. Pero esto fue aún más duro. Ahora no me puedo imaginar una carrera profesional sin haber contado esta historia. La película, para mí, fue como viajar en el tiempo, y detener de pronto esa máquina del tiempo y tener ahora los recuerdos fijados, ordenados, montados y que vaya a ser una obra en sí... Bueno, como dijo Thomas Wolfe, y tiene toda la razón: “No puedes volver a tu hogar”. Y al terminar el rodaje de LOS FABELMAN cobré realmente conciencia de que yo ya nunca recuperaría ese hogar. Pero al menos puedo compartir esta película».


El diseño de producción y las localizaciones
La oportunidad de construir el mundo de la familia Fabelman y, en el proceso, recrear los recuerdos de infancia de Steven Spielberg recayó en el oscarizado diseñador de producción Rick Carter, que ha trabajado con Spielberg en 11 películas a lo largo de tres décadas. A Carter le atrajo la naturaleza profundamente personal del proyecto, y se sintió intrigado por cómo escenifica el desarrollo de lo que llama «el código Spielberg», el conjunto de temas e ideas que se repiten a lo largo de la filmografía del cineasta. «Esta es la primera vez que hace una película liberada de toda metáfora», afirma Carter. «Con ella descubres quién es él, no solo como persona y cómo creció, sino también cómo su arte se desarrolló, y que es un arte que proviene de lo más profundo de sí mismo». Este autoanálisis creativo inspiró a Carter a hacer lo mismo. «Fue una oportunidad para mí, que tengo casi la misma edad que Steven, para reflexionar sobre qué supuso convertirme en artista».

Carter acometió LOS FABELMAN como una aventura de carretera con una estructura de tres actos y enriquecida con un irónico subtexto. La familia se muda de la tormentosa y nevada Nueva Jersey a los ardientes e impresionantes desiertos de Arizona, para llegar finalmente a las doradas tierras de California. Un periplo que representa una travesía casi bíblica hacia una incierta tierra prometida, pero también la clásica narrativa estadounidense de ir al oeste para encontrar libertad y prosperidad. Los responsables de la producción decidieron no rodar en los estados y lugares reales donde Spielberg creció debido a las limitaciones por la COVID-19 y consideraciones presupuestarias. Aun así, filmar toda la película en California originó una estética que a Spielberg y Carter les despertaba la nostalgia, pues les recordaba a sus años de trabajo en el cine y la televisión en el Hollywood de los años 70, una época en la que se aprovechaba creativamente todo lo que hubiera alrededor de Los Ángeles para representar cualquier rincón del mundo. «Lo que hemos hecho es intentar evocar esa época del cine en la que Sammy Fabelman hubiera empezado a hacer películas profesionales», explica Carter. «Es el Sammy Fabelman joven contando su historia en los 70, y el estudio de cine le ha dado ciertos parámetros para hacer su película».

Las casas de los Fabelman
Los escenarios más importantes fueron las tres casas de los Fabelman; Carter las consideraba «el corazón de la película», y sus numerosas estancias contribuyen al desarrollo psicológico, emocional y artístico de Sammy. Carter y su equipo —del que formaron parte la decoradora de sets KAREN O’HARA, el gerente de dirección de arte ANDREW CAHN y el responsable de atrezo ANDREW M. SIEGEL— aprovecharon el abundante material fotográfico de la familia Spielberg y visitaron las casas y lugares favoritos de la infancia de Spielberg. Pero su primer y principal punto de referencia fueron los recuerdos del propio director, junto con los de sus hermanas. De hecho, los diseños de Carter para las casas de Nueva Jersey y Arizona se basaron en los «pequeños planos» que Spielberg dibujó de memoria. El objetivo no era levantar reproducciones exactas de aquellas casas, sino espacios que a Spielberg le parecieran adecuados emocionalmente a día de hoy. Parafraseando una famosa frase de El hombre que mató a Liberty Valance, una película clave en la madurez cinematográfica de Sammy (y muestra de la admiración de Spielberg por el director John Ford), Carter explica: «Siempre regresamos al punto de vista de Ford: si los recuerdos empiezan a convertirse en leyenda o mito, elige la leyenda o el mito... Lo que esta película explora maravillosamente está en ese hueco entre tus recuerdos y lo que el pasado significa para ti cuando ya eres una persona mayor y echas la vista atrás».

Los interiores de las casas de Sammy se construyeron en un estudio en Santa Clarita (California). Carter las diseñó ligeramente más grandes para que las cámaras y los actores cupieran bien, pero también para permitir un margen de seguridad, ya que la película se rodó durante la pandemia.

Municipio de Haddon (Nueva Jersey)
La primera casa de la familia Fabelman se diseñó con numerosas habitaciones y rincones para reflejar la vida interior de Sammy, y cómo su amor por el cine empieza a ocupar todos los aspectos de su vida. El garaje hace las veces de estudio para filmar y hacer chocar trenes de juguete, y un pequeño armario se convierte en la sala de proyecciones privada de Sammy. La casa crea «a partir de cosas sencillas metáforas elementales de lo que es el cine», dice Carter.

. La paleta de colores se inspiró en las fotos de la casa de Spielberg en Nueva Jersey: una sala de estar verde con papel de pared que tenía detalles rojos. El contraste entre el verde y el rojo sirvió para representar esa atracción de dos polos opuestos que son Burt, el técnico con los pies en el suelo, y Mitzi, la artista apasionada, y la influencia que ambos ejercen en Sammy.

. Por su parte, los sencillos muebles —la mayoría de los años 40, anticuados hasta para la época en la que transcurre esta parte del film— cuentan con su propia historia: se los dieron a Burt y Mitzi otros familiares para ayudarlos al comienzo de su matrimonio. Así refuerzan sutilmente la presencia activa de los abuelos de Sammy en sus primeros años de vida.

. Una calle sin salida con casas dispersas de mediados del siglo XX en Chatsworth (California) sirvió para recrear el Municipio de Haddon (Nueva Jersey). Los planos para la secuencia del tornado se rodaron en Cerritos, también en California.

. Para representar el cine Fox Theater de Filadelfia, donde Sammy y sus padres ven El mayor espectáculo del mundo, el equipo de producción se sirvió del Orpheum Theatre en Los Ángeles.

Phoenix (Arizona)
La segunda casa de la familia Fabelman —alargada y de una planta, como una hacienda— refleja los brillantes tonos del desierto con toques de azul, el color favorito de la madre de Spielberg. El departamento de arte apostó por el turquesa, un color popular de la «época espacial» de los años 50 y 60 que refleja las corrientes culturales existentes y el ambicioso ánimo que lleva a la familia al oeste según Burt avanza profesionalmente. «El diseño es más mid-century y mira hacia el futuro, con una menor influencia del pasado y de los padres», explica la decoradora de sets Karen O’Hara.

. La mesa en la que la familia come es una réplica de la mesa que Spielberg y sus hermanas recuerdan como una pieza importante de su casa. «Todos los miembros de la familia Spielberg recuerdan esta maravillosa mesa Saarinen en la cocina», cuenta O’Hara. «Es una pieza futurística que encarna aquel optimismo de finales de los 50 y principios de los 60. Queríamos dar en el clavo con esto porque esa mesa es un recuerdo muy vívido para todos ellos, y especialmente porque se reunían en torno a ella para comer, hacer los deberes y conversar. Era el centro del hogar, literalmente».

. Otros elementos específicos de la casa de Arizona de Spielberg recreados para LOS FABELMAN incluyen los platos azules de Mitzi y un retrato del compositor Johannes Brahms en la sala del piano.

. La sala de espectáculos El Rancho Theater de Moonpark (California) sirvió para recrear el cine donde el Sammy adolescente y su tropa de boy scouts ven El hombre que mató a Liberty Valance.

. La tienda de cámaras donde Sammy compra rollos de película es Monte’s Camera Shop, en Whittier (California), abierta en 1948 por Fremont Edward «Monte» Wicker. La tienda sigue abierta en la actualidad, regentada por sus hijos.

. El trascendental viaje de acampada de los Fabelman se rodó a lo largo de seis días en Santa Clarita (California), en el rancho Golden Oak, un terreno de más de 360 hectáreas propiedad de Walt Disney Studios que ha servido como localización para rodar durante más de 60 años.

. Escenas de Gunsmog, la película del oeste de Sammy, y su cinta bélica Escape to Nowhere se rodaron en las planicies desérticas de Lancaster (California), en Simi Valley y en Club Ed, otro famoso rancho usado para rodajes de Hollywood.

Los Gatos (California)
La tercera casa de la familia Fabelman es un ejemplo arquetípico del «estilo artesano» del norte de California. Este diseño —más antiguo, melancólico y sobrio— no siguió ninguna referencia específica de la infancia de Spielberg. Se eligió para reflejar el ensombrecido ánimo de los Fabelman. El desorden de las cajas de la mudanza sin abrir alude a una familia que se halla en transición, en más de un sentido.

. La secuencia del día de los novillos de los graduados se rodó en la playa Zuma, en Malibú, centro neurálgico de la cultura surf en los años 60 y una localización de rodaje popular para películas sobre fiestas playeras.

. El instituto Susan Miller Dorsey en Los Ángeles, con su arquitectura y detalles art déco, fue el elegido para el baile de promoción de Sammy.


La fotografía y los efectos especiales
Janusz Kaminski ha sido el único director de fotografía de Steven Spielberg durante los últimos 30 años, y ha ganado dos Oscar® por La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan. Ha visto a su amigo madurar y pasar de ser el creador de taquillazos escapistas a un narrador profundamente interesado en temas morales. Y a lo largo de esa transformación ha llegado a conocer bastante bien a Spielberg, su familia y su historia personal. «La familia Fabelman me resulta muy auténtica», cuenta Kaminski. «Fue muy interesante, después de tantos años, ver y ayudar a Steven a descubrir al público lo que le hizo querer ser cineasta».

Aunque LOS FABELMAN es una historia sobre el paso de la infancia a la madurez y un drama íntimo familiar, la película tiene el alcance, la energía cinética y las emocionantes secuencias que son el sello distintivo de Spielberg, además precisamente porque la cinta revela el origen de ese sello distintivo. Los espectaculares paisajes desérticos en los que Sammy rueda sus westerns y películas bélicas con amigos y familia contienen un gran dramatismo visual, igual que la escena del tornado.

Esta secuencia, en la que la madre de Sammy, Mitzi, los mete a él y sus hermanas en el coche para perseguir un tornado que atraviesa su barrio, fue la más difícil de rodar técnicamente, y se consiguió con la ayuda de efectos especiales de última generación. Kaminski rodó en Cerritos (en California, que hizo las veces del Municipio de Haddon en Nueva Jersey) el alocado viaje del automóvil, azotado por el viento, a través de las mojadas calles residenciales, cruzándose con otros vehículos y esquivando una señal de tráfico que salta por los aires. Después de que Industrial Light & Magic (ILM) retocara el material rodado, agravando el mal tiempo simulado con efectos mecánicos en el set de rodaje, Spielberg y Kaminski llevaron a los actores —y el coche de Mitzi— a los platós virtuales StageCraft de ILM en Manhattan Beach (California), donde la compañía Lucasfilm ha rodado varias de las recientes entregas televisivas del universo Star Wars. Allí grabaron la interpretación de los actores dentro del coche, rodeados de imágenes grabadas desde el punto de vista del automóvil, que se proyectaron en enormes pantallas LED.

Aunque a Kaminski le encanta hacer uso de la tecnología para crear momentos cinematográficos sensacionales como ese, lo que más vida le da es la magia cinematográfica que él y Spielberg son capaces de crear en el set de rodaje, con su cámara, a través de la experimentación o la casualidad. Un ejemplo: una escena al principio de LOS FABELMAN muestra al joven Sammy en su habitación a oscuras, proyectando una película sobre sus manos y maravillado antes las imágenes que se mueven sobre sus palmas. «Ese es el genio de Steven Spielberg», dice Kaminski. «Estaba en el set dirigiendo, al bajar la mano cazó la luz y dijo: “Oh, Dios, eso es”. Es uno de los momentos más mágicos de la película y traslada la metáfora de la creciente fascinación del muchacho por crear imágenes».


El diseño de vestuario
LOS FABELMAN es la primera colaboración de Steven Spielberg con Mark Bridges, ganador de dos Premios Oscar® (por The Artist y El hilo invisible) cuya aplaudida trayectoria incluye todos los filmes de Paul Thomas Anderson y varias películas con los hermanos Coen, David O. Russell y Paul Greengrass.

Bridges comenzó su trabajo en LOS FABELMAN estudiando los álbumes de fotos de la familia Spielberg y viendo sus viejas grabaciones caseras. «La idea era tomar toda esa información histórica y personal, usar esas piezas en mi investigación para mostrar la historia vital de la familia y, a partir de ahí, tomarme libertades artísticas cuando fueran necesarias en el guion, para ser fieles a la trama y los personajes», explica Bridges.

Spielberg comenzó esta labor indicándole a Bridges que quería que la paleta de colores evolucionara con la progresiva trayectoria de la familia hacia el oeste y su cambiante estado de ánimo. «Decidí que Nueva Jersey, que transcurre a principios de los años 50, tendría tonos más fríos, como granate, azul marino, verde bosque y marrones oscuros», cuenta Bridges. «Después, siguiendo las indicaciones de Steven, Arizona es más brillante. No quería señalarlo demasiado, solo lo justo para que pueda sentirse. Para cuando la familia se muda al norte de California, y las cosas se vuelven más confusas para Sammy, nuestros colores son pasteles más sucios».

La película presentó algunos retos sobresalientes, como diseñar vestidos formales para decenas de adolescentes para su fiesta de graduación en los 60, o prendas más cortas y atrevidas para la secuencia en la que los graduados hacen novillos en la playa. Para esas secuencias Bridges se inspiró en las películas de fiestas playeras adolescentes de la época, algo muy apropiado para un film que trata de un joven profundamente influenciado por el cine.

Pero lo más importante era vestir a los miembros de la familia cinematográfica de Spielberg. Para Bridges, Mitzi Fabelman era al mismo tiempo una gran oportunidad y un importante desafío, ya que está basada en la madre de Spielberg, Leah Adler, ella misma un personaje inigualable y audaz. Pintalabios rojo, cuellos a lo Peter Pan y petos —elementos característicos del estilo personal de Leah Adler— fueron ingredientes que Bridges tuvo en cuenta en sus diseños. «Leah tenía un estilo personal increíble y distintivo, algo que Steven comentó ya en nuestra primera reunión», recuerda Bridges. «Reflejar el estilo y personalidad únicos de Leah a través de Mitzi fue intimidante pero gratificante. Teníamos que ser conscientes del viaje de Mitzi, tanto el literal como el emocional. No es la misma mujer en la Nueva Jersey de los 50 que en la California de los 60». Se hicieron más ajustes con Michelle Williams, que empezó a reunirse con Bridges nada más ser contratada, para desarrollar la silueta de Mitzi y afinar los colores y las sensaciones generales. Los accesorios de Mitzi son piezas de joyería que pertenecieron a Leah, prestadas al equipo de producción por Anne, la hermana de Spielberg. Aunque Leah no solía llevar joyas, «las añadimos siempre que podíamos», cuenta Bridges. «Le daban una energía positiva a Michelle, y espero que para Steven fueran un bonito toque».

Bridges trabajó igualmente con el actor Paul Dano para desarrollar un cuidado vestuario para Burt Fabelman, que reflejara el carácter del personaje (ingeniero y empleado fiel) y el espíritu de la persona en la que se inspira: Arnold, el padre de Spielberg. Un aspecto clave de esta labor fue trasladar el estilo de Arnold al físico de Dano, muy diferente al del padre de Spielberg. Además, sus prendas debían coexistir en un sutil contraste con las de su mejor amigo y compañero de trabajo, el tío Bennie. «Queríamos mostrar las diferentes personalidades de estos dos hombres, pero también intentamos reflejar su amistad», dice Bridges, que consiguió este cometido dándole a Bennie, interpretado por Seth Rogen, un estilo más informal y jovial, con estampados, y otorgándole a los dos amigos una querencia común por las telas a cuadros. «Seth fue un encanto», afirma Bridges. «Tuvimos grandes conversaciones acerca de Bennie y cómo mostrar quién es a través del vestuario de una forma no demasiado pensada, sino guiándonos más por el instinto».

En cuanto al alter ego del propio Spielberg, Sammy, Bridges dice que fue maravilloso diseñar su aspecto y buscar la forma de incorporar, de manera sutil, pequeñas pistas y detalles a lo largo del arco del personaje. «Fue divertido recrear algunos looks que había visto en los álbumes familiares de Steven, de cuando era pequeño», cuenta Bridges. «Su madre lo vestía de forma muy interesante, a veces con tirantes. También llevaba vaqueros demasiado grandes y zapatos de dos colores. Y se ponía camisas hawaianas, que todavía hoy le encantan».


La música
LOS FABELMAN es la 28ª y última colaboración entre Steven Spielberg y John Williams como director y compositor. En junio de 2022 Williams anunció que dejará de componer bandas sonoras con la quinta entrega de Indiana Jones, que estará dirigida por James Mangold, con Spielberg como productor.

«Componer la banda sonora de LOS FABELMAN fue una alegría para mí, dada la naturaleza personal de la película y su descripción de unos personajes tan estrechamente relacionados con la infancia y la familia de Spielberg», dice el compositor. «Conocí y admiré mucho a los padres de Steven a lo largo de muchos años, y siempre me impresionó el talento musical de su madre Leah. Esta es una película muy especial, maravillosamente dirigida por Steven y con un emocionante y muy personal guion del propio Steven y el siempre brillante Tony Kushner. Para mí es un honor haber contribuido a su realización».

Entre las muchas aportaciones que Williams ha hecho al film, está el tema melódico que suena al final de la película, durante los créditos. «Creo que es una de las cosas más bonitas que ha escrito jamás para una de mis películas», asegura Spielberg. «Para Johnny ha sido una forma maravillosa de terminar su carrera como compositor musical». Tras una pausa, el director añade: «Aunque no se sorprendan si lo saco de la jubilación un día, con la siguiente película que haga».

Las piezas de piano que salen en el film están elegidas por el propio Spielberg, y las grabó para la banda sonora JOANNE PEARCE MARTIN, pianista principal de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. «Cada pieza de música clásica que se toca al piano estaba entre las favoritas de mi mamá, y ella siempre las tocaba», rememora Spielberg. «En la escena en la que Sammy está montando lo que ha grabado durante el viaje de acampada, y el descubrimiento que realiza en ese momento; lo que suena es el Adagio de Bach, que a mi mamá le encantaba tocar al piano, y yo he envuelto toda la escena con esa pieza de música».


Las películas de Sammy Fabelman
A lo largo de los años, Steven Spielberg ha hablado de las películas que hizo cuando era adolescente en Arizona con sus amigos y familiares, entre las que se incluyen un western de 8 minutos titulado The Last Gun, un mediometraje bélico de 40 minutos llamado Escape to Nowhere, otra cinta titulada Fighter Squad y Firelight, una película de ciencia ficción sobre OVNIs, de 135 minutos de duración, que costó 500 dólares y sirvió de base para otra producción, ligeramente más cara, que Spielberg rodó años después: Encuentros en la tercera fase.

En LOS FABELMAN, el arco de Sammy escenifica esas creaciones cinematográficas del joven Spielberg, desde sus primeros pasos grabando choques de trenes de juguete cuando era un niño pequeño a sus trabajos más elaborados, incluyendo versiones de The Last Gun (titulada Gunsmog en LOS FABELMAN) y Escape to Nowhere (en el film también se hace referencia a una película de Sammy titulada Fighter Squadron, basada en Fighter Squad, de Spielberg).

Crear para LOS FABELMAN las películas de Sammy Fabelman, y recrear sus rodajes, exigía contar con el equipo adecuado. Steven Spielberg y Tony Kushner querían ver el progreso de Sammy a través de una serie de cámaras de 8 mm de la época —una Kodak Brownie, una Eumig y una Bolex—, para así ilustrar su creciente conocimiento técnico.

Cada una de esas cámaras es representativa de las que Spielberg usó para hacer sus propias películas, aunque dio instrucciones a Andrew Siegel, responsable de atrezo, para que encontrara una Bolex algo más grande y con objetivos intercambiables, para reflejar cómo Sammy mejora su dominio de la tecnología. Para la secuencia del día de los novillos de los graduados, Sammy da el salto a los 16 mm con una Arriflex 16S, una cámara codiciada por los estudiantes de cine (e incluso los profesionales) de la época, lo que resucita en Sammy el interés en el cine. Al principio, Spielberg quería que Sammy montara sus películas en una Minette de 8 mm, la misma máquina que él usaba de chaval, pero no es fácil de encontrar hoy en día. «Me puse contentísimo cuando encontré una en perfecto estado en eBay», cuenta Siegel. «Estaba impoluta. Parecía nueva, y en el guion se indicaba que era nueva. Pero cuando Steven la vio, dijo: “Vaya, la pantalla es bastante pequeña. Deberíamos usar algo más grande”». Terminaron apostando por una Mansfield Fairfield 8 mm y la retocaron para que se ajustara a sus necesidades.

A la hora de crear las películas Gunsmog y Escape to Nowhere de Sammy, Spielberg rodó él mismo buena parte de ellas. «Quería sujetar la cámara de 8 mm, hacer algunos de los encuadres», cuenta el director. «Fue muy divertido recordar aquello con una verdadera cámara de 8 mm en la mano».

Spielberg admite que la calidad de las películas de Sammy en LOS FABELMAN es muy superior a las que él hizo en su día. «Ojalá hubiera podido recrear mis películas en 8 mm con el grado de amateurismo con el que las hice cuando era un crío», dice, «pero no podía evitar encontrar un lugar mejor para poner la cámara en 2021, cuando hice la película, que donde la ponía en 1961. Era superior a mis fuerzas».

Esta calidad superior terminó, de todas formas, jugando un papel narrativo. «Necesitábamos hacer que las películas de Sammy fueran buenas para comunicar al público de forma creíble que la persona que las estaba haciendo tenía un enorme talento ya desde joven», afirma Kaminski. Más aún, para que el material pudiera usarse, era necesario rodarlo por lo menos con una cámara de 16 mm. Así, Spielberg y Kaminski rodaron con cámaras de 8 y 16 mm; el material rodado por el primero sirvió como referencia visual para la labor posterior de rebajar la calidad del metraje de 16 mm y que así pareciera de 8 mm. El resultado, explica Kaminski, son películas que parecen caseras, pero tienen una calidad de emulsión que transmite el talento de Sammy y es consistente con la estética creada por Spielberg y Kaminski.