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La escurridiza, o como esquivar el amor cartel reducidoLa escurridiza, o como esquivar el amor(L'Esquive)
Dirigida por Abdellatif Kechiche
¿Qué te parece la película?

Gran triunfadora de los Cesar 2004 (Mejor Película de año, Director, Guión y Actriz Revelación), la película se rodó en un suburbio francés con intérpretes aficionados. La película nos habla de amor, del teatro y de la adolescencia.

Extracto entrevista con Abdellatif Kechiche

Pregunta - Tardó siete años en realizar La faute à Voltaire. ¿Le abrió este primer largometraje el camino para preparar L'Esquive?
¡En absoluto! L'Esquive se ha realizado sin ninguna subvención ni ayuda financiera; ha sido gracias a una serie de circunstancias bastante inesperadas.

Después de La faute à Voltaire, quería hacer otra película, la historia de una familia árabe en la región francesa de Midi. Era un proyecto que me hacía ilusión, pero no encontraba financiación para llevarlo a cabo.
En realidad, L'Esquive era un proyecto que tenía ganas de hacer ya en 1993-94, mucho antes que La faute à Voltaire, pero por aquel entonces ningún canal de televisión, ningún productor creyó en él. Yo diría que, paradójicamente, el guión se ha visto alterado por aquello mismo que yo proponía: una mirada nueva a la vida en los barrios. Los barrios humildes del extrarradio se han estigmatizado hasta tal punto que es casi un acto revolucionario situar en ellos una acción cualquiera que no trate de agresiones, drogas, mujeres violadas ni matrimonios forzados. Yo tenía ganas de oír hablar de amor y de teatro, para variar. Y fue precisamente eso lo que, años más tarde, suscitó el interés de Jacques Ouaniche, el productor, que buscaba un proyecto que pudiera ser llevado a cabo con pocos medios. L'Esquive se ajustaba bien a lo que él buscaba, y le convenció mi voluntad de aportar una visión más personal de los barrios de la que suele ofrecerse.

Pregunta - ¿Qué aspectos del texto de Marivaux han inspirado el guión?
Por un lado, la agudeza con que trata los sentimientos humanos, en toda su complejidad y universalidad y, por el otro, el lugar que concede a la gente sencilla. En la obra de Marivaux, los pajes, las criadas, los campesinos, los huérfanos no sólo participan plenamente en la intriga, sino que además poseen una vida privada, un mundo interior, sentimientos sutiles. No cumplen meramente una función social, sino que son hombres y mujeres de verdad, con derecho a una psicología compleja. Adquieren humanidad. Su función no basta por sí sola para definirlos. Esto es lo que, para mí, constituye la modernidad de su punto de vista, incluso diría que su lado subversivo. Había más audacia en su enfoque que en la forma en que hoy día se refleja a las minorías. La representación simplista que se hace siempre de ellas demuestra una especie de pereza. Se les deniega ese mismo derecho a la diversidad y a la complejidad del que hablábamos. En el caso de las personas que proceden de la inmigración, por ejemplo, el único rasgo que se les concede es el de su integración o ausencia de ella. Es una visión limitadísima. La representación de las minorías en el panorama audiovisual francés sufre una verdadera falta de curiosidad y de apertura al otro.

Marivaux aparte, se nota un trabajo con el lenguaje urbano, que aparece tanto en su dimensión violenta como en su función comunicativa, de intercambio normal al fin y al cabo bajo un barniz agresivo.

Efectivamente, he querido desmitificar esta agresividad verbal y presentarla en su verdadera vertiente de código de comunicación. Más que una violencia propiamente dicha, es una especie de agresividad de boquilla que muy a menudo esconde cierto pudor, e incluso una auténtica fragilidad.

Pregunta - ¿Cómo ha acogido el rodaje la gente del barrio?
Al principio eran muy desconfiados. El barrio de Franc-Moisin, donde hemos hecho el rodaje, ya había sido visitado por otros equipos para hacer diversos reportajes, y la gente se sintió traicionada por el resultado. Muchos vinieron a decirnos hasta qué punto se sintieron insultados por la imagen que se había dado de ellos, y yo les comprendo. Pero en cuanto comprendieron lo que pretendíamos hacer con la película, se formó una auténtica relación de amistad y confianza. El rodaje acabó formando parte de su universo cotidiano y, de hecho, muchos de ellos participaron directamente en él. Por nuestro lado, nunca tuvimos el menor temor a agresiones, a pesar de las preconcepciones alarmistas.

En cualquier caso, esta reacción de desconfianza me pareció muy sana. A fin de cuentas, temían ser mal representados. El derecho a una imagen justa es muy importante.

Durante la selección de actores, en la que conocí a un gran número de jóvenes, me chocó la deformación que provocaban en ellos las representaciones caricaturescas habituales del cosmos urbano. Al llegar a la enésima improvisación sobre el tema de la violación colectiva o del matrimonio acordado, vi necesario explicar a los adolescentes que venían a las pruebas que no esperaba que se ciñeran necesariamente a las películas ni a los reportajes que hubieran visto. En su elección de los temas había algo que sonaba a falso. Cuando descubrían que la película trataba de un chico que se enamoraba, y una vez pasado el momento de sorpresa, todo terminaba siendo mucho más natural. Empezaban a hablar del amor con sus propias palabras. Como ocurre con todos los jóvenes de su edad, sus mayores inquietudes eran las mismas: superar el miedo a entrarle a una chica o a un chico, seducirle, asegurarse de ser correspondidos, de no ser traicionados. Eso era lo que a mí me interesaba: su juego amoroso, sus propias palabras de amor.

Pregunta - ¿Cómo se encuentra el equilibrio justo entre el romance y la realidad de los problemas vividos por los habitantes de un barrio?
Es una cuestión de elección; lo que he hecho ha sido dirigir mi atención a un aspecto en concreto de la vida urbana. Mi objetivo principal era realizar una ficción sin traicionar por ello la realidad. Es posible que no recalque demasiado mi compromiso, aunque yo creo que está presente en el sentido de que otorgo sentimientos y emociones, a estos jóvenes franceses surgidos de la inmigración. Reivindico para ellos la misma "banalidad" en su vida que pueda tener cualquiera, más allá de los estereotipos insultantes de la víctima o el delincuente. Casi se puede decir que esta película es un alegato en favor del derecho a la justa representación. Hace veinte años ya oía decir que no hay suficiente presencia de artistas procedentes de los barrios. Hace cinco años, un informe del Consejo Superior de los Medios Audiovisuales consideraba el sector audiovisual francés discriminatorio, incapaz de reflejar el carácter multicultural y multirracial de la sociedad. Y la cosa sigue sin cambiar de verdad. Por mi parte, intento siempre anteponer al discurso en sí el placer de contar una historia y retratar a los personajes.

Sin embargo, el "mensaje" de L'Esquive resulta fresco y saludable gracias precisamente a que no es una película militante.

Y es así como me gustaría que se percibiera. Del mismo modo que me gustaría que se entendiera como el juego amoroso que es.

Ficha artística
Krimo - Osman Elkharraz
Lydia - Sara Forestier
Frida - Sabrina Ouazani
Nanou - Nanou Benahmou
Fathi - Hafet Ben-Ahmed
Magalie - Aurélie Ganito
Profesor de francés - Carole Franck
Zina - Hajar Hamlili
Rachid - Rachid Hami
Madre de Krimo - Meriem Serbah
Hanane - Hanane Mazouz
Slam - Sylvain Phan