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Traidor cartel reducidoTraidor(Traitor)
Dirigida por Jeffrey Nachmanoff
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Don Cheadle [Hotel Rwanda (Hotel Rwanda, 2004); Crash (Crash, 2004)], nominado al Oscar; Guy Pearce [Memento (Memento, 2000); L.A. Confidential (L.A. Confidential, 1997)]; Jeff Daniels [Una historia de Brooklyn (The Squid and the Whale, 2005)], nominado al Globo de Oro; Neal McDonough [Minority Report (Minority Report, 2002)] ; Archie Panjabi [Un corazón invencible (A Mighty Heart, 2007)]; Aly Khan [Un corazón invencible (A Mighty Heart, 2007)]; y Saïd Taghmaoui [The Kite Runner (2007)] son los protagonistas de este thriller alrededor de todo el globo. Jeffrey Nachmanoff ha escrito el guión y dirigido la película [guionista de El día de mañana (The Day After Tomorrow, 2004)]. Producen la cinta David Hoberman, Todd Lieberman, Don Cheadle, y Jeffrey Silver. Ejercen como productores ejecutivos, Ashok Amritraj, Steve Martin, Arlene Gibbs y Kay Liberman.

Traitor comenzó su andadura hacia la gran pantalla cuando Steve Martin presentó una idea fascinante al productor David Hoberman mientras ambos trabajaban en el blockbuster cómico Se armó la gorda (Bringing Down the House, 2003). El guión de Martin, un "¿Y si resulta que…?", atrajo inmediatamente la imaginación de Hoberman con todos sus provocativos temas contemporáneos y su giro final del todo inesperado.

La idea de un agente secreto norteamericano que corre tras algo era rica en posibilidades creativas, según Hoberman: "Me pareció que era un punto de partida fantástico para una película". Hoberman y su socio Todd Lieberman eligieron a Jeffrey Nachmanoff, quien escribió el guión del thriller de acción sobre un cambio climático, El día de mañana (The Day After Tomorrow, 2004), para que desarrollara la idea de Martin en un guión.

Se proporcionó a Nachmanoff un tratamiento breve con la trama esencial de Traitor. "Pensé inmediatamente: ‘¡Vaya! Esto si que es un gran giro final,’ pero no tenía ni idea de cómo podríamos llegar a ello" —comenta Nachmanoff—. "Comencé a pensar sobre el personaje y acerca de quién podía tratarse. Decidí cargar las tintas hacienda que el protagonista fuera un norteamericano musulmán que se ve en medio del conflicto".

Poco después de que Nachmanoff tuviera un primer borrador, el actor Don Cheadle lo leyó y se puso en contacto con los realizadores. La profundidad con la que Nachmanoff presentó su historia, incluso en aquel estadio tan incipiente del proceso, atrajo hacia el proyecto la compañía de producción de Cheadle, según comenta la productora ejecutivo Arlene Gibbs, quien ejerce como vicepresidenta primera de producción en Crescendo Productions: "Nos gustó el guión porque estaba hecho de muchas capas y matices. Jeffrey había abordado un tema muy complicado y lo hizo entretenido".

Para Cheadle, la interpretación cargada de matices que en Traitor se hace de un género tan popular fue lo que le atrajo definitivamente. "Se trata de un thriller de espías que afortunadamente también triunfa a ese nivel" —comenta—. "Y además de la acción y la intriga, Traitor habla de un hombre que lucha por hacer lo correcto en tanto intenta averiguar qué es "lo correcto". Se trata de un interrogante provocativo. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar por lo que crees?".

"Situar a gente en situaciones peligrosas y tener que sacrificar vidas es algo que sus superiores pueden pedirle, aunque su fe le prohíbe cometer tales actos al tiempo que habla explícitamente contra ello" —sigue el actor—. "De tal modo que le embarga un dilema: ¿Cuántas vidas sacrificas para un bien mayor? ¿De qué modo le es posible a un individuo afrontar tal decisión?"

Ese dilema y la respuesta que da Cheadle al mismo es el núcleo de la trama, según comenta Nachmanoff: "La cuestión acerca de quién es Horn, de cuáles son sus auténticas motivaciones, de qué es lo que intenta hacer, y de qué modo trata de conseguir sus objetivos es la parte fascinante del film".

"Siento como si ésta fuera mi película ideal" —añade el director—. "aquí hay mezcla de acción, política y espionaje, y todo gira en torno a ideas que me resultan fascinantes. Soy un gran aficionado a las películas de acción, y me encanta cuando un film alcanza a mezclar ambos elementos. Tenemos ocasión de volar por los aires algunas cosas, de disponer algunas secuencias de combate realmente sorprendentes, de presenciar algunos tiroteos, y todo ese tipo de elementos emocionantes, pero dentro de una historia de mayor amplitud, con un drama fundamentado en los personajes".

Cheadle y Nachmanoff invirtieron un tiempo considerable corrigiendo el guión. "Trabajamos mucho juntos en el guión" —comenta Nachmanoff—. "Si bien creo que algunos actores asumen el título de productores pese a que en realidad vierten poco tiempo en ello, no es el caso de Don, quien en verdad piensa en la totalidad de la película".

Cuando el proyecto experimentó un cambio absoluto de orientación, y el director originalmente propuesto abandonó en pos de otro proyecto, Nachmanoff supo que lo que deseaba era dirigir él mismo la cinta. "Propuse mi caso a los productores. Les dije ‘Me domina la pasión por este proyecto, tengo la energía, sé cómo hacerlo, y lo haré con un presupuesto menor.’ De algún modo les convencí de que era la persona idónea para la iniciativa. Don estuvo de acuerdo en aventurarse conmigo. Por entonces, más bien habíamos llegado a ser una asociación".

Crescendo atrajo a Chris McGurk, el director ejecutivo de la recién creada Overture Films, con quien Cheadle había trabajado previamente en Hotel Rwanda (Hotel Rwanda, 2004). McGurk y Danny Rosett, presidente de producción de Overture, respondieron positivamente al guión y Nachmanoff fue admitido como director. Con la luz verde por parte de Overture, la producción comenzó a avanzar de nuevo.

Cheadle comenta que él y Nachmanoff mantuvieron muchas conversaciones sobre el guión antes de que el rodaje tuviera lugar, y las conversaciones continuaron durante el mismo, aunque procuró no controlar al detalle el proceso del director. "Teníamos que asegurarnos de que efectuábamos el seguimiento de la historia apropiadamente, paso a paso" —comenta Cheadle, quien ya ejerciera anteriormente como productor del oscarizado drama Crash (Crash, 2004)—. "En realidad, tenemos dos historias evolucionando: está la historia del personaje de Guy Pearce y su investigación, y luego estamos nosotros por otro lado, a quienes ellos están tratando de investigar. Así que se hacía complejo asegurarnos de que ambas ideas se mantenían equilibradas".

David Hoberman incorporó al proyecto al productor Jeffery Silver con miras a concentrar la formidable logística de la producción. No tardó en descubrir que Traitor era una empresa que presentaba un gran reto para un estudio o financiero. "Se trata de un tema complejo. No sigue la convención. ¿Qué va a hacer un hombre religioso en un mundo donde los actos atroces son moneda corriente? Para mayor mérito de Overture, ésta supo ver el drama inherente de ello".

"Me encantaba el tema" —añade—; "para mí es un film que expresa la esencia de nuestro tiempo. Esta película contempla aspectos difíciles sobre el mundo, y lo hace de un modo muy entretenido".

Los realizadores se comprometieron a hacer la película más certera de que fueran capaces en torno al mundo oculto que estaban reflejando. Nachmanoff conversó con profesionales en áreas como espionaje e inteligencia, reuniendo asimismo tanto a académicos como a autores especializados en el variado contenido de la película. Cuanto más hondo hurgaba en el mundo que estaba recreando en el film, más le acicateaba ampliar información sobre el mismo. "Comencé a darme cuenta de que había toda suerte de detalles auténticos, muy jugosos y fascinantes que podían hacer el film denso" —comenta—. "Me parecía que dondequiera que me fuera posible hallar momentos de realidad, y cosas que sonaran a auténticas, ello sería en beneficio de la película y de todo aquél que la viera".

Pese al tema potencialmente controvertido de la película, los realizadores no perdieron nunca de vista la perspectiva de su intención original. Hoberman nos explica: "Nuestro objetivo ha sido siempre la realización de un film entretenido con el añadido de algo que decir acerca del mundo. Queríamos hacerlo entretenido y realista al mismo tiempo, un thriller que induzca a reflexión".

"Ya se sabe, hay una línea de diálogo en la película donde alguien manifiesta: ‘Lo único que quiero es la verdad’" —recuerda Cheadle—. "Y Horn añade: ‘La verdad es compleja.’ Y en última instancia pienso que lo que el público extraerá de la película será eso".


En torno al reparto
Don Cheadle, uno de los actores más respetados y solicitados de Hollywood, encarna a Samir Horn, un antiguo oficial de inteligencia del ejército y figura misteriosa en el ojo del huracán de una carrera internacional contrarreloj que acontece en Traitor.

"Don es uno de los actores de mayor talento actualmente, y también es un hombre increíblemente inteligente" —comenta Nachmanoff—. "Para mi, en calidad de director y guionista debutante, tener a una estrella y socio de producción como él es un regalo inapreciable. Rezuma inteligencia, lo que es esencial en el personaje, y además estuvo a la altura de los requerimientos físicos del papel".

"Pero Don es más que un actor" —continúa Nachmanoff—. "Piensa en el film en su conjunto. De hecho, ha sido parte importante de todo el proceso, incluso ha contribuido en mis decisiones de reparto para los otros papeles".

Contrapesando la historia de Samir Horn está la de Roy Clayton, el agente del FBI que va tras él. Los realizadores apuntaron hacia Guy Pearce para encarnar a Clayton, a quien vislumbraron como efectivo de la agencia, un papel en el que nunca antes se le ha visto en la gran pantalla. "Queríamos mostrar a Clayton como un agente del FBI nada tradicional" —comenta el productor Jeffrey Silver—. "Alguien que no está vinculado a la vieja cultura de la agencia, sino que aparece en ésta proviniendo directamente de la academia".

Nachmanoff era consciente de las habilidades de Pearce demostradas en sus memorables interpretaciones en filmes de gran acogida por parte de la crítica como Memento (Memento, 2000) y L.A. Confidential (L.A. Confidential, 1997). "Guy es uno de esos actores de los que es difícil aparta la mirada cuando permanecen muy quietos. Tiene un modo de estar en pantalla que resulta muy intenso. Cuando le ves en ella, es como si pudiéramos verle los engranajes dando vueltas en su cabeza y una cierta inteligencia en sus ojos. Hace que las escenas cobren vida sin necesidad de un montón de acción espectacular".

Pearce opina que el conflicto en el film tiene su origen en la falta de comunicación. "Es como en ese viejo dicho sobre la incapacidad de ver el bosque por culpa de los árboles" —nos dice—. "Tenemos esas grandes organizaciones que o bien dan respuestas al gobierno o dictan a éste lo que tiene que hacer. Y en algún punto a lo largo del sendero, deja de funcionar la forma más sencilla de comunicación entre una persona y otra. Tenemos a la CIA haciendo una cosa y al FBI haciendo otra, lo que es probablemente representativo de cuan protectivas sienten que han de ser todas esas organizaciones a raiz de lo que ocurrió el 11 de septiembre y de sus consecuencias".

Pearce comenta que se lo pasó en grande trabajando con Cheadle, pese a que sus escenas juntos eran de hecho muy breves. "Casi que se trataba de dos rodajes distintos, con dos historias diferentes" —comenta—. "Don y su equipo tienen un objetivo, y parte de ese objetivo es evitar ser atrapados por nosotros. En cada escena, aparecemos en otro país, dado que siempre andamos pisándoles los talones".

En lo referente a su director, Pearce comenta: "Jeff Nachmanoff puede ser la persona más segura de sí misma que jamás me haya cruzado en toda mi vida. Es un tipo muy inteligente y es del todo evidente que ha hecho que esta historia cobre mucha densidad. Lo tiene todo controlado. No hay nada que se le escape. Y logra saber qué transita por la mente de los actores, lo que nos permitía a todos nosotros concentrarnos en la dimensión emocional".

El socio de Clayton, Max Archer, es de los que hace cumplir la ley a la manera de la vieja escuela. Para el papel, los realizadores eligieron a un actor con una energía claramente distinta a la de Pearce: el veterano actor de carácter Neal McDonough. "Neal aportó una lectura absolutamente distinta de cualquier otra que pude vislumbrar" —comenta Nachmanoff—. "Le asiste cierto sentido de humor para consigo mismo que creo era en verdad necesario para la película. Aporta una fuerte presencia al tiempo que ligereza a su personaje".

"Yo soy el veterano del FBI, y Guy el nuevo" —comenta McDonough—. "Existe una gran escena en la película que define las dos tendencias de pensamiento. Clayton y Archer interrogan a Samir y difieren acerca de cómo sacarle información. Está el modo de Guy, que consiste en hablar sobre el tema, y está el mío, que consiste en obtener información a base de puñetazos".

Pero Archer no es únicamente el estereotipado “policía malo.” También es el personaje que articula las preguntas que estarán en mente entre muchos del público. "Es el que pregunta ‘¿Por qué no metemos a todos los musulmanes entre rejas?’" —comenta Silver—. "Es quien dice ‘Mira todo el alboroto que están causando en el mundo. Mira el asesinato por cuestión de honor en la familia. ¿No son esas cosas terribles? ¿No deshonra eso el nombre de todos los musulmanes?’ Neal, siendo como es el fantástico actor que representa a los norteamericanos, formula todas esas preguntas de modo punzante pero también cómico".

Recaerá sobre Pearce y el personaje de Cheadle responder esas preguntas, comenta el productor.

"Archer es el agente del FBI típico que se mira las cosas siempre desde la perspectiva de hacer cumplir la ley" —opina Silver—. "Está ahí fuera para luchar contra el crimen, localizarlo, y entonces ir a por él. Hace el trabajo que esperamos que el FBI haga".

Jeff Daniels encarna a uno de los personajes más misteriosos y moralmente ambiguos de la película, Carter, un contratista independiente para la CIA en la sombra y la persona más próxima a la verdad acerca de Samir Horn.

"Creo que uno de los temas centrales de la película es la devoción a un sistema de creencias" —comenta Nachmanoff—. "Carter admite que en ocasiones se hace preciso cruzar la línea entre lo correcto y lo equivocado en pro de un fin superior. Jeff Daniels arrastra una especie de cansancio de la vida que se hace magnífico para el papel de alguien que vive en la zona gris, donde algunas cosas pueden pasarse por alto y todo descuido puede significar dificultades mucho mayores".

Daniels disfrutó de la oportunidad de explorar las aparentes contradicciones de su personaje. "Existe el libro de cómo se hace eso, y luego está el libro acerca de cómo lo hace Carter" —comenta el actor—. "En su libro, en ocasiones lo que el gobierno ignora no hace daño, particularmente si se trata del mismo objetivo común. Carter es uno de esos tipos sobre los que no sabemos nada porque hacen cosas que no son necesariamente lo que la gente de cualquier parte consideraría adecuadas. Es uno de esos tipos que hará lo que haga falta para obtener su objetivo".

El hecho de que el guionista haya asumido también la función como director cinematográfico ha permitido a los actores una gran introspección en los personajes y la historia, como comenta Daniels: "Es bueno disponer de alguien al mando que conozca bien las tres, cuatro o cinco capas que hay por debajo de cuanto decimos. Jeff lo ha investigado todo. Sencilla y literalmente puede decirnos: ‘Mira, de los 27 libros que he leído acerca de los extremistas, aquí tienes donde he aprendido que Carter existe y por qué.’ Eso ayuda de verdad. Es como tener aquellas guías escolares, las Cliff Notes, en pleno plató".

Aunque tanto Silver como Nachmanoff reconocen que muchos actores de Hollywood de gran talento y de adscripción no árabe han encarnado a personajes procedentes de esas latitudes convincentemente, el primero informa: "No queríamos ir por ese camino. Deseábamos acudir a la comunidad árabe y hallar entre ellos a los actores. Así dimos con Aly Khan, Saïd Taghmaoui, y con muchas personas de Marruecos. La autenticidad que aportan al papel como árabes, muchos de ellos como musulmanes, impregna al film de una calidad que no es posible lograr mediante la dirección".

El actor francomarroquí Saïd Taghmaoui, quien recientemente ha aparecido en The Kite Runner (2007) y En el punto de mira (Vantage Point, 2008), se incorporó al reparto con el papel crucial de Omar. "Omar era uno de los papeles clave que tenía que solucionar para el reparto" —informa Nachmanoff—. "Es un personaje que representa lo que pienso que la mayoría del público norteamericano considerará reprensible. Por otro lado, quería que el personaje fuera simpático. Hallar a un actor que pudiera reunir ambos extremos en equilibrio fue algo difícil: la intensidad y el sentido amenazador que Omar necesita mantener, y también la humanidad y el carisma que atrae al público hacia el film; todo para que este público pueda identificarse con el personaje siquiera un poco".

Silver opina que lo que hace al personaje creíble y simpático es su complejidad. "Tratamos de verlo con la misma óptica con que miramos a cualquiera que luche a favor de una causa. ¿Ha escogido el sendero correcto? No. Pero hay algo que tiene que ver con la causa".

Taghmaoui, que se crió como musulmán en el extrarradio de París, cree que el marco en que creció le proporciona una visión profunda impagable de su personaje. "Definitivamente, Omar no es ningún cerebro" —comenta el actor—. "Más bien es un arma. Es alguien absolutamente devoto a la causa. Él y Samir son como dos soldados en el campo de batalla, que luchan por la misma causa".

Taghmaoui, aunque relativamente nuevo en las películas de Hollywood, lleva siendo una estrella en Francia desde que fue nominado a los César de 1996 como mejor actor debutante por su papel en El odio (La Haine, 1995), de Mathieu Kassovitz. Trabajar con Nachmanoff, comenta, ha sido profundamente gratificante. "Jeffrey posee esa extraña cualidad de saber escuchar, de oír lo que la gente dice y trata de integrar ello en la película. Nos dio mucho espacio para la creatividad".

Aly Khan, que encarna al misterioso Fareed, el hombre del dinero, apareció en la película Un corazón invencible (A Mighty Heart, 2007) dando vida a la figura real de Omar Sheik, uno de los modelos que Nachmanoff tuvo en cuenta para crear el personaje de Omar. "Su interpretación me impresionó de tal modo que inmediatamente me informé de él" —comenta Nachmanoff—. "Su presencia denota fuerza y refinamiento. Su Fareed es extraordinario, es muy difícil que caiga mal porque tiene gran encanto y carisma. El personaje es uno de los menos simpáticos de la película, pero Aly hace que funcione".

Si los productores pensaron que incluir en el reparto a actores árabes para esos roles simplificaría aspectos de lenguaje, se equivocaron de par en par. "En cada una de las áreas de la película, la gente habla un dialecto distinto del árabe" —comenta Silver—. "Dado que se ha rodado en Marruecos, la mayoría de nuestros interlocutores hablaban árabe marroquí. En un primer momento, creímos que podían hablar un árabe más clásico, cuyo estilo lo hallamos en Yemen, pero en sentido pragmático ello resulta complicado para un actor. Es como pedirle a alguien que hable con acento. Finalmente, cada uno de ellos habló con su acento nativo".

Dado que la película presenta escenas en las que todo el diálogo es en árabe, Nachmanoff se vio dirigiendo a actores que actuaban en un idioma fuera de su alcance. "Mi primer ayudante de dirección habla árabe, pero yo todavía había de estar allí en calidad tanto de guionista como de director para procurar sentir si la escena se estaba interpretando del modo que quería. Es una experiencia interesante porque quedas a un paso por detrás".

Don Cheadle fue el único actor que tuvo que aprender árabe para el film. "Era del todo un reto pero se hacía necesario para este personaje embebido de su fe y de este mundo" —comenta—. "Trabajé con instructores de dialectos y profesores del idioma, quienes me ayudaron a definir una manera propia de hablar. Se trata de un idioma muy rico, y existe una gran variedad de dialectos. Nuestro error estuvo en tratar de ir hacia el árabe clásico, es decir, el árabe en que se ha escrito el Corán. En ocasiones, hallar la palabra exacta era difícil. Si preguntabas a cinco personas distintas, obtenías cinco respuestas distintas".


El mundo de Traitor
Según Jeffrey Nachmanoff, un director dispone de tres socios importantes durante el proceso de rodaje. "El primero es el guionista, y en este film ése soy yo. El segundo es el director de fotografía; y el tercero es el montador. Para mí, la elección del director de fotografía adecuado significaba una decisión crucial en mi condición de director debutante".

Nachmanoff entrevistó a varios de ellos, incluyendo a James Muro, en cuyo currículum constan la oscarizada como mejor cinta, Crash (Crash, 2004) y Hora punta 3 (Rush Hour 3, 2007). "Mostré a Jimmy una secuencia de El dilema (The Insider, 1999). Creo que avanzan a través de Beirut, y en el interior del coche la cámara rueda al hombro: el resultado es realmente excepcional. Le expresé que ése era el tipo de cosa que buscaba en la secuencia en que estamos en Yemen, al principio, y Jimmy va y me dice: ‘Oh sí, bueno, verás, de hecho fui yo quien rodó esa secuencia".

El director no tenía ni idea de que Muro, que ejerció como operador de cámara en El dilema, había rodado aquella porción de la película. "El hecho de que ya hubiera realizado una de las cosas que yo había considerado como modelo para lo que quería hacer fue definitivo para mí. Posee un talento creativo, una intuición y un ímpetu tremendos. Aporta a su labor una energía implacable por lograr el mejor plano, por hallar la manera de mover la cámara, la manera de iluminar la escena de modo que la haga inédita y diferente. Jimmy se hizo con todas las ideas que yo tenía inicialmente y las hizo más enérgicas y dinámicas de lo que yo pedía que fueran".

Silver describe a Muro como una "fuerza de la naturaleza". Es un operador de Steadicam legendario. Cuando buscábamos a un director de fotografía para esta película, teníamos presente que íbamos a estar en cuatro ciudades y tres continentes, y a cada uno de ellos queríamos propiciar una imagen distinta. Jimmy no tenía el currículo más extenso, sin embargo rezumaba pasión y energía, y combinaba ambas cosas cada día. Muy raras veces hicimos exactamente lo que teníamos en mente, realizábamos cosas mejores".

"Dado que nos hallamos en un mundo que orgánicamente deviene tan bello e interesante, el proceso de iluminar es rápido. Usamos el sol, usamos reflectores, hacemos uso de la menor cantidad de luz para lograr el mejor efecto, y todo ello es un arte que Jimmy fue perfeccionando a lo largo de esta película. Cuando la vemos, ésta adquiere un tipo de cualidad naturalista y dinámica que no es la habitual de un film de Hollywood. Parece como si estuviéramos ahí dentro. Todo eso son capacidades que atribuiría a Jimmy Muro y a su arte de rodar".

Aunque Traitor ocurre en 17 ciudades de todo el mundo y tres continentes, se rodó en 48 días y con un presupuesto relativamente modesto. "Como productor, abrir vía para el film a nivel logístico devino todo un reto" —comenta Silver—. "Hasta que no me fue posible demostrarles que existía un modo práctico y razonable de hacer la película, no pudimos tirar hacia adelante. Lo cierto es que pienso que Jeffrey, en su cabeza, ha sido director cinematográfico toda su vida. La inteligencia que ha vertido en el material no se haya siempre en los directores que no ejercen como guionistas".

Nachmanoff y Silver concibieron un plan que suministrara a la cinta esa sensación de vida real que requería, y al tiempo que contuviera los costes. "Jeffrey me explicó que quería realizar un tipo de pieza que fuera auténtico cinéma vérité" —comenta Silver—. "Quería rodar en auténticas localizaciones e incluir tanto de la vida real y de la auténtica gente como fuera posible".

El guionista y director de este film siempre había entendido Traitor como una cinta de alcance internacional, aunque en ocasiones hacer que el presupuesto estuviera a la altura de esa pretensión deviniera algo arduo. "He de reconocer mucho en Jeff Silver, quien ha viajado conmigo por esos mundos para dar con las localizaciones, y en nuestro diseñador de producción, Larry Bennett. Fuimos a Toronto, Marsella, Marruecos, Londres… todo con miras a procurar otorgar a la película esa amplitud y aroma de toda historia que acontece por todo el globo. Para mí, se hacía extremadamente importante lograr que esas localizaciones tuvieran la impronta de lo real, de lo auténtico. Estuvimos barajando la idea de hacer que el dinero rindiera más mediante rodaje en estudio, sin embargo no es posible obtener la impresión que generan esos lugares sin estar en los mismos"

Finalmente, Silver y Nachmanoff decidieron reducir sus necesidades al mínimo. "Destilamos esos requerimientos y en lugar de gastar una gran cantidad de dinero en dirección artística, optamos por salir a buscar localizaciones auténticas y permitir que eso fuera nuestra dirección artística" —comenta el productor—. "Larry Bennett, nuestro diseñador de producción, realizó un trabajo brillante hallando las localizaciones más naturales en que representar las escenas. Rodamos en una antigua prisión que parece como si se remontara al siglo XI, situada en una población fuera de Marrakech, en Marruecos. Si necesitábamos estar en el barrio árabe de Marsella, nos metíamos de pleno. Decidimos aplicar las normas del cinéma vérité relativas a la realización natural, y hacer lo mínimo para embellecer la localización para las necesidades de la historia. Aplicamos esa misma lógica a cada localización".