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Conocerás al hombre de tus sueños cartel reducidoConocerás al hombre de tus sueños(You will meet a tall dark stranger)
Dirigida por Woody Allen
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En You will meet a tall dark stranger tienen gran resonancia las profecías de una adivina, y el sentido literal del título es evidente. También hay una connotación más misteriosa, como pone de manifiesto el personaje de Josh Brolin: "Te encontrarás con el mismo desconocido que todos acabamos conociendo": en otras palabras, la Parca. El afán por evitar lo inevitable es lo que da comienzo a la historia, cuando Alfie Shepridge (Anthony Hopkins) despierta en mitad de la noche con la certeza de que sólo le quedan unos años. "Alfie empieza a angustiarse", dice el guionista y director Woody Allen, "empieza a consumir comida sana y no quiere oír de boca de su mujer que ya no es ningún jovenzuelo. Como él no está dispuesto a asumirlo, se aparta de su mujer, Helena (Gemma Jones), para embarcarse en una vida diferente, y su decisión catapulta a todos a distintas situaciones caóticas". Alfie se pertrecha con atributos juveniles —deportivo, gimnasio, vistoso piso de soltero— y se convence de que puede recuperar el fulgor de otros tiempos con su mera fuerza de voluntad. "Creo que a Alfie le ciega el ego masculino", comenta Hopkins. "Pierde la razón, literalmente".

Desconsolada tras ser abandonada por Alfie, Helena (Gemma Jones) está dispuesta a agarrarse a un clavo ardiendo. Tras un intento fallido de suicidio, prueba con la medicina y la terapia para encontrar la paz, pero esto no ocurre hasta que se inclina hacia la inverosímil solución de visitar a una adivina, Cristal (Pauline Collins). Al oír las alegres predicciones de Cristal, especialmente las de carácter amoroso, se entusiasma casi de inmediato. "Helena es una inocente", declara Jones, "siempre optimista y con fe en el amor. Podría haber tomado la otra vía y haber sido totalmente infeliz, pero de algún modo lucha y consigue llegar a la otra orilla". Sobrevive gracias a su capacidad para el autoengaño.

El matrimonio de Sally (Naomi Watts), la hija de Alfie y Helena, también pasa por un mal momento. Se había casado con Roy (Josh Brolin) cuando éste acababa de publicar con notable éxito su primera y prometedora novela, pero su incapacidad para estar a la altura de esas expectativas lo han vuelto irascible e incapaz de conservar un trabajo. Harta de sufragar sus ambiciones artísticas con el dinero de su madre y con su sueldo de ayudante del galerista Greg Clemente (Antonio Banderas), Sally desea fervientemente que los dos sigan adelante con sus vidas. "Sally está en una edad en que se obstina en tener un hijo, y no consigue poner a Roy en la misma onda", explica Watts. "Así, se obsesiona con ello, como les ocurre a las mujeres de treinta y tantos. Quiere que la cosa con Roy funcione pero, como no lo consigue, persigue las atenciones de otro".

Roy va perdiendo confianza con cada fracaso sufrido por sus libros. "A Roy le falta el talento para superar la primera novela", indica Allen. "Al principio no le importaba tener que intentarlo, pero está empezando a pensar que tal vez sólo sea capaz de escribir un buen libro, y es muy desagradable creerse flor de un día". Abrumado por la ansiedad, Roy va postergando las cosas e invierte siete años en su último manuscrito. "No creo que Roy tenga tanta necesidad de ser escritor como de tener éxito, que es otra cosa", apunta Brolin. "Para él, no es tanto lo que le interesa o inspira, sino que quiere que la gente lo vea como alguien brillante, necesita que lo consideren brillante, porque él tiene una imagen muy, muy pobre de sí mismo en ese momento de su vida".

Sally anima a su madre a visitar a Cristal, aun a sabiendas de que es una farsante y de que está confundiendo a Helena cada vez más. Como hija única cuya madre ha intentado suicidarse, Sally necesita cuidar de ella, carga que resulta muy pesada. "Piensa: qué narices, no ha funcionado ninguna otra cosa y esta gurú la mantiene tranquila y sin pensamientos suicidas", cuenta Allen. "No quiere desbaratar ese equilibrio y que su madre tenga que volver a tomar pastillas para dormir o pasarse la vida angustiada". Jones opina que la personalidad de Helena la ha hecho especialmente vulnerable a los embustes de Cristal: "La veo un poco desquiciada. Me parece que todos perdemos un poco el norte con la edad, o nos volvemos cada vez más excéntricos. Helena probablemente fuera voluble en su juventud, y en algunos aspectos no ha terminado de madurar". Tuvo una educación religiosa, pero de poco le ha servido.

En su particular huida de la realidad, Alfie se vuelve loco por Charmaine (Lucy Punch), una call-girl superficial a la que dobla en edad. "Se convierte en el perrito faldero de esta mujer porque es glamurosa y le alimenta la poca autoestima que le queda", relata Hopkins. A pesar de lo poco apropiada que parece Charmaine para Alfie, no cuesta entender por qué, como explica Roy, "le carga las pilas". "Charmaine siempre quiere pasárselo bien, reír, bailar, disfrutar de la vida y de lo que surja", dice Punch. "Es casi como un pajarillo que nunca acaba de aterrizar y pasa de una cosa a la siguiente. También es muy sensual y sexual, y hace lo que le dictan las entrañas". Alfie está que no cabe en sí gracias a la compañía de Charmaine, y le propone matrimonio sin tener en cuenta su inclinación por unos lujos que él no puede sufragar. "Él piensa: en fin, lo suyo es que me case con ella. ¡La amo!", dice Hopkins. "La chica ha restablecido su hombría y su juventud, y él quiere ir a por todas y prolongar la situación". Y Charmaine accede. "Estoy convencida de que él le gusta, aunque no estoy segura de que esté enamorada", comenta Punch. "Sin duda la seduce su dinero, pero seguro que ya habrá tenido muchos pretendientes adinerados antes que él. Yo creo que actuó por capricho y no se lo pensó demasiado. No se le ocurrió pensar que era para siempre. Nunca se plantea las consecuencias de sus acciones".

Con la frustración de su relación con Roy, Sally se ve cada vez más atraída por su jefe. Greg es totalmente opuesto a su marido en todos los aspectos: triunfador en lugar de fracasado, sereno en vez de inestable, capaz de ofrecer el tipo de vida que ella anhela: regalos, noches en la ópera, tal vez incluso un hijo. "Creo que ella quiere que funcione con Roy", lamenta Watts, "pero hay un gran hueco que no puede llenar. Greg representa todo lo superficial que ella cree que está buscando". Cuando empieza a enamorarse de Greg, le cuesta discernir si es correspondida. Aunque él la suela tratar de manera estrictamente profesional, a veces le envía señales ambiguas. Por ejemplo, la lleva a una joyería y le pide que se pruebe unos pendientes para elegir unos para su esposa. "La mira, la examina y hace un gesto que podría partirle el corazón si ella está enamorada", dice Banderas. "Para él es inocuo, pero para ella tiene significado. Me parece que está un poco despistado y no se da cuenta del efecto que puede producir en ella al hacer ciertas cosas". Sally, por su parte, espera que él dé el primer paso. "Ella es reservada y quiere saber que él está interesado antes de mostrar sus cartas; por ejemplo, en la tensa escena del coche, después de la ópera y las copas. Ella cree que él piensa en ella, pero no están en sintonía y la situación resulta verdaderamente incómoda", indica Watts. "Creo que Greg puede estar pensando: ¡Uf, es más guapa de lo que me parecía!", dice Banderas. "Ahora que la ve en otro contexto, la encuentra bastante interesante, lo cual resulta una sorpresa para él. Pero no pasa de ahí".

Agobiado en su habitación y esforzándose por terminar la novela, Roy se queda embelesado con una mujer misteriosa vestida de rojo que toca la guitarra en la ventana, al otro lado del patio. "Lo está pasando mal", narra Allen, "y, cuando le llega esta nueva brisa del otro lado del patio, se queda cautivado hasta el punto de convertirla en una fantasía que le seduce". Por naturaleza, Roy siempre ve el vaso medio vacío, nunca está contento con lo que tiene y ambiciona lo que está fuera de su alcance; así, su interés en esta mujer aumenta cuando descubre que tiene una relación con otro hombre. "Josh se encuentra perdido", dice Brolin, "y, al oírla tocar la guitarra y reparar en la juventud y belleza que representa, imagina que a través de ella podrá iniciar una nueva vida, o hacer como si todos los hechos dolorosos que han ocurrido se pudieran borrar y reemplazar por algo nuevo".

Al final, Josh se lanza a invitar a almorzar a la mujer, de nombre Dia (encarnada por Freida Pinto, protagonista de SLUMDOG MILLIONAIRE). Dia va a contraer matrimonio, pero acepta la invitación. "No me parece que Dia saliera con Roy con intención de liarse con él, sino con la de conocer a alguien y disfrutar de la conversación", dice Pinto. "Pero está confusa, no sabe qué esperar de la vida. Cuando él la seduce de esa forma, se siente muy intrigada por lo que podría ocurrir. De algún modo se da cuenta de que lo que tiene no es lo que desea". Ella también fantasea con ser escritora.

Si bien ningún personaje de YOU WILL MEET A TALL DARK STRANGER gestiona sus problemas de la forma más eficaz, Roy va un paso más allá que los demás. "Roy es el personaje más oscuro y complicado", comenta Allen. "Está insatisfecho consigo mismo, inseguro, su relación con Sally se deteriora y se ve arrastrado hacia Dia, lo cual le predispone a realizar una elección inmoral, esperando que así, de alguna manera, su vida se enderece". Brolin no cree que a Roy le haya costado demasiado tomar esa decisión. "Me parece que no vaciló ni un instante", apunta. "Esto me sirve a mí y él está muerto, así que, ¿por qué no? Por eso creo que las consecuencias acaban siendo tan graves".

Como suele suceder con las películas de Woody Allen, el reparto de YOU WILL MEET A TALL DARK STRANGER cuenta con actores de fama y prestigio, así como con el talento de algunos recién llegados. "Siempre me sorprende lo buenos que pueden llegar a ser", dice Allen. "No los hago ensayar. La mayoría ni me pregunta por el personaje ni sobre el guión: se limitan a llegar y actuar. A menudo, la toma buena es la primera o la segunda, y a partir de ahí seguimos". Lo cierto es que Allen ni siquiera conocía a Naomi Watts antes de que llegara al plató, y su primera escena fue una de las más emotivas en las que aparecía en esta película. "Llegó por la mañana, dijo hola, yo dije hola, y empezó a actuar como si fuera ya en tercera, sin pasar antes por primera y segunda", dice Allen. "Desde el momento en que abrió la boca estuvo espléndida. Nunca había visto nada igual: llega en frío y, de buenas a primeras, saca su talento interpretativo y lo hace de maravilla". Watts no lo recuerda exactamente así: "Estaba nerviosísima… ¡y totalmente intimidada por estar en presencia de Woody Allen!".

Allen se deshace en elogios hacia Anthony Hopkins: "Aporta la experiencia de toda una vida actuando al máximo nivel: nada más aparecer en escena ya se nota que tiene algo especial. Tiene tanta fuerza y calidad que constantemente te sientes sobrepasado. Es una de esas personas que tienen esa suerte en la vida, tiene un don". Hopkins afirma que Allen mostraba mucha confianza en él: "Notaba que se fiaba de mí. No me sobredirigía. Al mismo tiempo, tampoco me perdonaba una. Es muy exigente y quería que yo diera lo mejor de mí, y eso me encanta. ¡Tampoco disimulaba el entusiasmo cuando veía que daba con la tecla!".

Al plantearse Allen el casting para el papel de Helena, surgió varias veces el nombre de Gemma Jones. "Cuando describía al personaje, todo el mundo me decía: sí, esa es Gemma Jones", cuenta. "Probamos a mucha gente para el papel. No es sólo que sea una actriz extraordinaria, es que el papel parece hecho para ella; le queda como un guante". Comenta Jones: "No fue fácil decidir cómo interpretar a Helena. Tenía que actuar de forma, digamos, realista, sin caer en la farsa, aunque las situaciones tenían bastante de farsa. Tampoco teníamos claro qué aspecto debía tener, hasta que Woody dijo: pensad en prendas y sombreros pasados de moda. A partir de ahí, se resolvió el enigma: tendría la indumentaria y la sensibilidad de una persona frágil. En esa idea fundamenté mi interpretación". Allen sólo tiene alabanzas para la interpretación de Jones. "Nada más llegar, conocía el personaje y sabía lo que tenía que hacer. Su interpretación fue sublime y sin fisuras, lo máximo que un autor puede desear para su personaje".

En comparación con el resto del reparto, Josh Brolin tenía muchas ideas y preguntas para Allen. "Siempre me da miedo la idea de interpretar a cualquier personaje que parezca en algún grado normal, por así decirlo", afirma Brolin. "Así, lo primero que le sugerí a Woody fue que Roy fuera en silla de ruedas. Le escribí un mensaje de correo de tres páginas con los motivos por los que lo veía necesario, y creo que llegué a mencionar algo sobre un acento yugoslavo. Me mandó una respuesta concisa. Decía simplemente: no. Me reí un montón —aún hoy, me sigo riendo—. Así fue como empezó nuestra amistad". Comenta Allen: "Algunos actores no hacen preguntas, y Josh hace muchas, se implica a fondo. Me preguntó sobre su corte de pelo, sobre la forma de caminar, de vestirse, de comportarse… y eso es fantástico, le funciona muy bien. Sólo pude hacer un par de sugerencias aquí y allá, pero su respuesta siempre era mejor que la mía. Él cree que todo surgió de una conversación conmigo, pero en realidad fue él. Yo lo que le decía era: eres un magnífico actor, sigue tu instinto, ten confianza y verás cómo te vuelve a salir bien".

El personaje de Greg Clemente se alejaba de los papeles habituales de Antonio Banderas. "Por lo general y especialmente en Estados Unidos, me han propuesto papeles de personajes heroicos y exagerados, en películas épicas como LA MÁSCARA DEL ZORRO y DESPERADO. Nunca me toca una persona normal, agradable, bienintencionada. La verdad es que esto es nuevo para mí". Pero el papel de Banderas como ídolo de masas en esas películas épicas lo hacían idóneo para este tipo de personaje, más sereno. Aduce Allen: "Necesitaba a alguien creíble como tratante internacional de arte, un hombre de éxito, y Antonio tenía todo lo que yo buscaba: la estatura, la elegancia, la buena presencia capaz de enamorar a una mujer… y es un actor excelente". Greg parece el único personaje de la película con los pies bien puestos en el suelo, pero también tiene sus problemas, aunque sean más sutiles. "Cometió el error de casarse con una mujer bipolar que le ha puesto las cosas difíciles. Ahora la cambia por una mujer con problemas con las drogas y el alcohol", explica Allen. "Probablemente le iría mucho mejor con Sally, pero prefiere quedarse con su amiga, que no tiene un currículum precisamente sano".

Allen le proporcionó a Banderas una copia del guión al llegar al rodaje, pero el actor prefirió leer solamente las escenas en que él aparecía. "Pregunté a Woody si quería que lo leyera y me respondió que como yo quisiera. Si no lo leía, podía interpretar mi papel disociado del resto de la historia, cada uno haciendo su papel. Como se trataba de la primera vez que trabajaba con Woody y era una experiencia nueva para mí, opté por no hacerlo".

Como Dia es una figura enigmática para Roy, una pantalla sobre la que proyectar sus fantasías, Allen no permite al espectador verla por completo hasta el momento en que lo hace Roy. Durante la primera mitad de la película, sólo se la ve de lejos y a través de una ventana. "Cuando al final la ves, los ojos te dan vueltas de lo hermosa que es", dice Allen. "Debe de haber tenido una vida más complicada a causa de su inusual belleza". A Pinto le resultó liberador interpretar a un personaje tan misterioso. "Te permite más libertad", declara ella. "No va a haber tanta gente que te diga: no tenías que haber hecho eso, no va con el personaje. Aun así, tenía sus dificultades, ya que sólo era mi tercera película y ya me veía trabajando con Woody y Josh. Pero todo el mundo me animó mucho, y en pocos días ya me encontraba a gusto".

Como el nombre original de su personaje coincidía con el que tenía en SLUMDOG MILLIONAIRE, Pinto solicitó a Allen si podía cambiarle el nombre. Resultó que la segunda opción no le parecía apropiada para la categoría del personaje, y preguntó si podía elegirlo ella, a lo cual él accedió de buena gana. Pinto caviló durante unos días. "A lo mejor no parece importante, pero creía que necesitaba un nombre acorde con el personaje", explica. "Dia no se me ocurrió de inmediato, tuve que darle vueltas. Aparte de su significado obvio en español y portugués, en hindi significa luz, todo ello relacionado con la luminosidad".

El último personaje seleccionado en el casting fue Lucy Punch en el papel de Charmaine. "Buscamos durante mucho tiempo y probamos todas las combinaciones posibles, conocidas y desconocidas. Al final, Lucy se ganó el papel por puro talento", comenta Allen. "Es bonita, graciosa, es una actriz sensacional, tiene una gran personalidad y resulta creíble al cien por cien en la pantalla". Comenta Punch: "Sólo llegué a leer un par de escenas en mi primera prueba pero, cuando volví para hacer más, no sé por qué, me parecía como si la conociera, como si supiera perfectamente cómo interpretarla. Decidí que todo lo que dijera Charmaine sobre sí misma sería casi siempre falso o inventado sobre la marcha. Se pasa la vida reinventándose y cambiando los datos. Tiene muchos rasgos que no son atrayentes, pero me sentí muy identificada con su amor a la vida, su vivacidad y sus ganas de pasarlo bien". Punch dice que en toda su vida había estado tan entusiasmada como el día que consiguió el papel. "Iba dando gritos, corriendo por el piso. Llamé a mi madre, todo el mundo chillaba. Media hora más tarde, me quedé fuera de casa con las llaves dentro".

Dice Banderas que, antes de llegar al rodaje, recibió una carta de Allen (que ahora tiene enmarcada) en la que le decía que podía cambiar el diálogo a voluntad para sentirse más a gusto, incluida la posibilidad de quitar o agregar frases. Todos los actores mencionan lo receptivo que es Allen a la improvisación. "Charmaine habla de una forma determinada, y Woody me dejó improvisar mucho, y probar con diferentes frases y bromas", cuenta Punch. "Hubo un par de veces que me dijo: no seas tan graciosa. Le gusta que las cosas parezcan muy reales y me imagino que estaba resultando un poco artificial. Pero, por lo general, me dejó actuar a placer". Comenta Pinto: "Me aconsejó que no actuara para la cámara. No le gusta nada que los actores hagan eso, sino que sean naturales". El estilo de Allen al rodar escenas en una única secuencia larga supuso un estímulo y un desafío para los actores. "Puedes estar rodando una escena de seis páginas", cuenta Brolin, "y haces la planificación en unos diez minutos, y la secuencia puede transcurrir en seis estancias diferentes, así que planificarlo se hace tremendamente complicado. Tienes quince minutos para interiorizarlo mientras preparan la iluminación, y te da unas pocas tomas para hacerlo, en una única secuencia. No tienes más remedio que estar atento y concentrado". Dice Watts: "Siempre me ha extrañado que la gente termine hablando como él o pareciéndosele en sus películas. Tiene mucho que ver con lo frenético de estas escenas. Vas tropezando con el diálogo, en plan, esto… eh... ¡ay, ahora tengo que coger el vaso! ¡Y ahora tengo que ir para allá y servirme otra copa! Pero eso es lo que me encanta de él. Te da unos textos brillantes, pero no está tan amarrado a ellos. Haces así la escena, buscando las palabras y haciéndolas tuyas".

En comparación con los demás personajes de la historia, Helena es la más sosegada. Vive en su mundo feliz y hasta se encuentra con un alma gemela que comparte su absurdo desapego de la realidad. "Helena está más loca que nadie", afirma Allen, "y, en este valle de lágrimas, puedes encontrar la felicidad, siempre y cuando estés como una cabra, si te crees las pamplinas supersticiosas y te olvidas de la realidad". Esta noción no se limita a personas con la misma irracionalidad de Helena. "Creo que todos encontramos nuestra particular forma de negación y desracionalización ante la terrible condición humana", dice Allen. "Así es como nos abrimos camino en la vida: negando sin cesar la realidad, creyéndonos constantemente las ilusiones de la inmortalidad del arte, del sentido del universo, de la vida después de la muerte, ilusiones de todas clases". Hopkins advierte un ejemplo de esta idea en la intensa necesidad de Alfie de tener un hijo propio. "Quiere a alguien que lo perpetúe, lo inmortalice", indica. "Sea lo que sea que nos da fuerzas en la vida y nos ayuda a soslayar lo inevitable —ya sea la fama, las riquezas, la alfombra roja, lo que sea—, en definitiva se trata de buscar la inmortalidad, de evitar el horror de lo que todos sentimos en el fondo: el misterio de la vida y la muerte".

La película empieza y acaba con un verso de Macbeth: "una historia […] llena de estruendo y furia, que nada significa". Allen ahonda: "Todos estos personajes van dando vueltas en busca del sentido de sus vidas, y encuentran ambiciones, éxito y amor. Se van chocando unos con otros, se hacen daño entre sí y a sí mismos, cometen errores… un caos total. Pero, al final, cien años después, ellos y todos los demás que habitamos la tierra ya no estaremos. Y, cien años después, habrá otra generación diferente. Y tras todas nuestras ambiciones, nuestras aspiraciones, los plagios, los adulterios, lo que una vez fue tan trascendente ya no tendrá trascendencia alguna. Dentro de muchos años, el sol se extinguirá y, con él, la tierra, y muchos años después desaparecerá el universo. Incluso en el caso de que inventaran una pastilla que te diera la vida eterna, esa eternidad también es finita, porque nada es imperecedero. Todo es estruendo y furia y, al final, no significa nada".

Con esta visión tan pesimista, ¿por qué sigue Allen haciendo películas?

"Es una distracción que conlleva sus pequeños retos y consigue mantenerme distraído de mis pensamientos malsanos".