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Solo es el principio cartel reducidoSolo es el principio(Ce n'est qu'un début)
Dirigida por Jean-Pierre Pozzi, Pierre Baorugier
¿Qué te parece la película?

Una película documental que refleja con calidez la extrema importancia de la educación (falta nos hace), en nuestro potencial tanto humano como social, a través de clases de Filosofía para Niños de 3 y 4 años.

Ficha artística: Con los niños de la guardería Jacques Prévert de Le Mée-sur-Seine, la directora del centro Isabelle Duflocq y la maestra Pascaline Dogliani.


Festivales internacionales
* Festival Internacional de Cine de Roma 2010
* Festival de Nuevo Cine de Montreal 2010
* Festival de Cine Francés de Tel-Aviv 2011


Críticas internacionales
"Una hermosa lección de vida". (Boris Tampigny, METRO)
"Profunda, divertida, conmovedora". (Marie Sauvion, LE PARISIEN)
"Fascinante" (Laurent Dijan, STUDIOCINÉ LIVE)
"La poesía en su estado puro". (Jacques Morice, TÉLÉRAMA)
"El éxito de la película es el valor de la transmisión y el despertar del pensamiento crítico". (Thierry Méranger, CAHIERS DU CINÉMA)
"Los mayores ya pueden ir aprendiendo (…) La película nos devuelve la imagen de una sociedad en miniatura". (Véronique Soulé, LIBÉRATION)
"Cívica y ambiciosa". (Lucie Calet, TÉLÉCINÉOBS)
"Un auténtico proyecto pedagógico". (Isabelle Danel, PREMIÈRE)
"Los directores de esta obra nos recuerdan el importante papel del maestro en el corazón de la ciudad". (Laetitia Mikles, POSITIF)
"Solo es el principio tiene el mismo encanto que Ser y tener, documental que robó nuestros corazones hace diez años". (Constant Hoogenbosch, MOVIE MACHINE)
"No tiene nada de documental didáctico al uso, es el testimonio de un experimento, ya que proporciona una mirada y una perspectiva real sobre la enseñanza". (Marine Bénézech, A VOIR À LIRE)
"Profunda, divertida, conmovedora". (Marie Sauvion, LE PARISIEN)
"Lo impresionante no es solo la profundidad que pueden alcanzar algunas de las ideas de los niños, es ante todo su capacidad de crear diálogo, de escuchar, de respetar la palabra del otro, es decir, de hacer a los cuatro años lo que muchos de nuestros políticos no saben hacer a los cincuenta". (Rémi Geoffroy, ABUS DE CINÉ)


Extractos

SER INTELIGENTE
- ¿Por qué es inteligente tu mamá?
- Porque nunca guarda la Nutella en la nevera.
- ¿Os parece que los adultos son más inteligentes que los niños?
- Más bien no, porque siempre dicen: "No sabes nada, no sabes nada". Pero sí sabemos cosas.

LA RIQUEZA
- Quiero saber algo. Los pobres, ¿cómo hacen para ser pobres?

EL AMOR
- ¿Cómo se quiere cuando se está enamorado?
- Hace como cosquillas en la tripa.
- Te pones colorado.
- ¿Por qué te pones colorado?
- Porque tiene un corazón en la tripa.

LA DIFERENCIA
- No, no me refiero a las películas. Intentamos saber si los animales son hombres como nosotros.
- En mi familia hay tres negros y una mestiza.
- Mestiza, la palabra mestiza, ¿qué significa?
- Es negro mezclado con blanco, ¡y sale color café!

LA MUERTE
- A mí no me hace mucha gracia cuando la gente se muere.
- ¿Por qué no te hace gracia?
- Porque no quiero que mi mamá se "muere", no quiero que mi papá se "muere" y que mi otro abuelo se "muere" y que mi abuela se "muere" y que mi otra abuela se "muere" y que mi primo se "muere" y que mi prima…
- ¿Por qué no quieres nada de eso?
- Porque no quiero quedarme sola porque me voy a perder.
- ¿Qué es el alma?
- Un chisme invisible de color azul.

LA LIBERTAD
- Yo digo que la libertad es cuando se puede estar un poco solo, respirar un poco y ser bueno.
- Pues para mí, la libertad es cuando se sale de la cárcel.
- Ya, pero no soy libre cuando quito el polvo de los muebles.


Notas de producción

Cómo empezó la aventura
En abril de 2007, Cilvy Aupin escucha la radio en su coche y oye al filósofo Michel Onfray afirmar lo siguiente: "Todos los niños son filósofos, pero solo unos pocos continúan siéndolo". La futura productora de SOLO ES EL PRINCIPIO se hace una pregunta: "Efectivamente, los niños reflexionan (basta con pensar en algunos de sus comentarios), pero ¿cómo se puede profundizar en estas reflexiones? Y, sobre todo, ¿qué puede ser la Filosofía para Niños?"

Indaga en Internet y no tarda en averiguar que hay personas por toda Francia interesadas en el tema. Más aún, un grupo de investigadores lo estudia desde hace tiempo. "Me pareció apasionante. No entendía por qué, pero sentía la necesidad de ir más allá y conocer a personas atraídas por la idea". Descubre la colección "Les Petits albums de philosophie" (Los pequeños álbumes de filosofía), publicados por Autrement, con los que el joven lector puede reflexionar, ayudado por el personaje Ninon, acerca de nociones delicadas como la felicidad o la verdad. Mientras intenta comprar los derechos para una posible adaptación de dibujos animados, se entera de que el grupo Bayard ofrece herramientas y una sección llamada "Los pequeños filósofos" para la puesta en marcha de talleres de filosofía en la educación infantil, y concretamente en una escuela del departamento de Seine-et-Marne, a unos 60 km al este de París.

"Tres meses después de haber oído a Michel Onfray por la radio, escuché a Pascaline contarme cómo había empezado a hacer filosofía en su clase y lo asombrada que se quedó ante los intercambios de alumnos de 4 a 5 años". Cilvy Aupin siente el imperioso deseo de instalar dos cámaras en el aula de Pascaline Dogliani y se pone en contacto con Isabelle Duflocq, la directora de la escuela Jacques Prévert.

Una primicia mundial
El centro Jacques Prévert es una escuela ZEP, siglas que corresponden a Zona de Educación Prioritaria. Estos colegios e institutos disfrutan de cierta autonomía y están dotados de más medios para combatir el fracaso escolar. Trabajan con los IUFM (Institutos Universitarios para la Formación de Maestros) y aportan un mayor dinamismo en cuanto a la investigación de nuevos métodos de enseñanza. En el curso 2006/07, Jean-Charles Pettier, profesor de Filosofía, le propone a Isabelle Duflocq la puesta en marcha de talleres "filosóficos" en las aulas de educación infantil. Algo inaudito en Francia, ya que no se empieza a estudiar Filosofía hasta los dos últimos años de bachillerato. Y lo mismo pasa en Alemania, Australia, Noruega o Escocia, donde no se da hasta los siete años. El carácter inédito de la experiencia no asusta a Isabelle Duflocq, que le pregunta a Pascaline si quiere intentarlo. "Estudié Artes Plásticas. No solo me lanzaba a un terreno desconocido, sino que tenía pésimos recuerdos de las clases de Filosofía", reconoce Pascaline.

El primer día, hace una pregunta a los alumnos de una clase de nivel medio: "¿Qué es la filosofía?" La palabra suena bien, despierta curiosidad. Las respuestas no se hacen esperar; entre otras: "La filosofía nos hace más inteligentes". Pascaline sigue adelante con entusiasmo y al cabo de unas cuantas sesiones descubre que los talleres permiten a los niños desarrollar su imaginación: en clase de Artes Plásticas ya no se limitan a copiar o imitar, crean a partir de su imaginación. Las reflexiones y preguntas surgen con cualquier tema que se toque durante la sesión. Pascaline e Isabelle deciden seguir al año siguiente, pero esta vez con una clase de nivel pequeño, es decir, niños de 3 a 4 años, y seguir con ellos durante dos años a partir de 2007, coincidiendo con el momento en que Cilvy Aupin se pone en contacto con la escuela.

El proyecto aún no está diseñado. Cilvy quiere rodar los momentos mágicos, cuando los niños hablan libremente, pero no sabe cómo hacerlo. El realizador Jean-Pierre Pozzi, su compañero, le habla de Pierre Barougier, con el que ha trabajado en varias ocasiones. "Pierre había rodado documentales para la gran pantalla. Le gustó el proyecto, siempre y cuando pudiera hacerlo con Jean-Pierre", explica la productora. Y se enfrentó al siguiente paso, el presupuesto. La productora publicitaria reinvertirá sus beneficios: "Era mi primer gran proyecto. Además, no quería pasarme la vida produciendo anuncios. Después de 22 años, había llegado el momento de intentar otra cosa". Deciden que el rodaje durará un año. "No sabíamos qué formato tendría la película. Pero Pierre y yo estábamos convencidos de que debía ser una película más que un documental o reportaje para televisión. Desde el principio optamos por medios técnicos que permitieran el estreno en salas comerciales", explica Jean-Pierre Pozzi

El rodaje
Una vez obtenida la autorización del departamento de Educación Nacional para rodar los talleres de Filosofía, quedaba obtener el permiso de los padres. "Conseguir el permiso era de suma importancia, ya que somos una escuela ZEP", dice la directora del colegio Isabelle Duflocq. "Los niños acabarían tocando temas que se referirían a momentos o situaciones familiares a veces difíciles. Las familias debían confiar en la escuela y apoyar la aventura que proponíamos a los niños". La maestra y la directora organizan reuniones "café-filosofía", donde los niños y los padres hablan. El horario de los talleres queda concretado a finales del mes de septiembre de 2007, y Abdheramene, Inès, Louise, Kyria, Naomy, Shana y los demás descubren la filosofía.

El equipo de rodaje ya conocía a los niños, que no parecen preocuparse por las cámaras. Sin embargo, los dos realizadores crean problemas donde no los hay: "Ya habíamos trabajado con niños y pensamos que la percha paseándose por encima de ellos les molestaría. Con los ingenieros de sonido, inventamos un sistema complicadísimo para esconder los micros debajo de los pupitres, las sillas o colgados del techo. ¡Fue un auténtico desastre! No solo tardábamos horas en instalarlo, sino que los niños les daban patadas. Cada vez que movíamos la cámara, aparecía un micro. Y lo peor, ¡el sonido no valía nada!", recuerdan los dos realizadores, Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier. Para Pascaline, el principio del rodaje no fue fácil. Se sentía incómoda con la presencia de las dos cámaras, todo lo contrario de los niños, que eran de lo más naturales en el aula, en el patio o en su casa.

Dos años de rodaje
Los talleres se celebran dos o tres veces al mes y todo está planeado de antemano. Además de los "café-filosofía" con las familias, Pascaline prepara animaciones que empiezan desde primera hora. La mañana se divide en sesiones de dibujo, lectura de historias, un espectáculo de marionetas e incluso una puesta en escena teatral. El recorrido lleva tranquilamente a los niños hasta el momento esperado en que se enciende la vela y se abre la sesión de filosofía. "En preescolar, los rituales son muy importantes, tranquilizan a los niños y estructuran las jornadas", explica Pascaline. "Quería que los talleres de filosofía fueran diferentes. Por eso busqué un ritual que simbolizara el tiempo y subrayara el paso a una situación especial". La vela anuncia el principio de un nuevo taller, pero la llegada del equipo de rodaje despierta el entusiasmo de los pequeños alumnos. "En cuanto nos veían aparcar, empezaban a gritar: ‘¡Ha llegado la filosofía!’. Las cámaras se convirtieron en sinónimo de Filosofía, y cuando la maestra organizaba sesiones sin nosotros, los niños preguntaban dónde estábamos", cuenta Pierre Barougier.

Los talleres no siempre toman la dirección que espera Pascaline o los realizadores. Dependiendo de los temas, hay momentos de reflexión que no pasan de diez minutos, algo bastante normal a esa edad; con otros, los niños hablan muy poco o nada. También hay momentos con comentarios y emociones increíbles. "Siempre estuve en contacto con las personas que investigan la Filosofía para niños en la UNESCO", explica Cilvy. Y Pascaline añade: "Pasamos por momentos realmente difíciles, los primeros meses andábamos a ciegas". Al cabo de un año de rodaje, todos saben que pasa algo, que está a punto de nacer una historia… La productora dice: "Los niños nos llenaban de esperanza. A pesar de los momentos soberbios, no había suficiente material para una película y decidimos seguir otro año. Entonces empezaron los problemas. El presupuesto se disparaba, era muy difícil hacer coincidir los horarios del equipo. Además, no teníamos nada que enseñar y no podíamos encontrar socios financieros". Pero la tenacidad de Cilvy dio sus frutos.

Todo se aclara de pronto a mediados del segundo año de rodaje. Las personalidades de los niños empiezan a definirse claramente, el grupo se estructura, la maestra cambia de actitud hacia unos niños que han madurado y se queda en segundo plano; acepta los silencios de los niños mientras reflexionan. "Todo despegó con el taller acerca de la diferencia; la película cambió radicalmente. Cuando Manis habla de la importancia del color de la piel y Louise de la discapacidad de su padre, ambos lo hacen con total seriedad, con gran madurez. Tuvimos la impresión de subir de nivel", explica Jean-Pierre Pozzi. Este criterio se ve reforzado con los temas que siguen: la libertad, la autoridad, la inteligencia.

Los realizadores ya saben que tienen personajes fuertes, que hay una historia que contar, un punto de vista que defender. Se han superado los talleres de una escuela de educación infantil. Ahora se habla de la situación del país, de cómo se vive en Francia si eres de una familia extranjera, de la democracia, de la comunidad… Se convierte en una película casi política, anclada en las noticias que los niños ven en la tele o escuchan en la radio. "La película empieza con la crisis de las materias primas, luego vino la crisis financiera, alimenticia y petrolera, y acabamos con el regreso al comunitarismo", dicen los realizadores para explicar los flashes informativos que salpimientan la película y dan una idea del paso del tiempo. "En pleno debate sobre la identidad nacional, estos niños procedentes de culturas muy dispares se enriquecían mutuamente mientras hablaban de temas complejos como el amor y la muerte".

Y para terminar, una película
Una vez acabado el rodaje, queda el montaje de 180 horas de copión. "Fue entonces cuando se construyó la película como tal", dicen los realizadores. "Avanzamos paso a paso; había momentos clave, pero queríamos que el espectador viera la evolución por sí mismo. O los momentos difíciles por los que pasó Pascaline. No se trataba de hacer una película militante, sino de que el público se formara su propia opinión. Por eso decidimos no recurrir a la voz en off y a las entrevistas con expertos".

La película muestra que los talleres no acaban cuando se apaga la vela o se sale de la escuela. En las familias que aceptan ser filmadas, constatamos que las conversaciones acerca del tema del taller siguen camino de casa o durante la cena. "La película nos ha permitido comprobar cosas que imaginábamos o esperábamos que ocurrieran. Si en casa se habla de lo que se vive en la escuela, nuestro trabajo cobra importancia", dice Isabelle Duflocq. En opinión de Pascaline, "esta experiencia ha sido un renacimiento pedagógico y me ha hecho progresar. La película muestra comportamientos y actitudes de los alumnos que demuestran una reflexión crítica". Y los padres "estaban asombrados ante la inteligencia de sus hijos", dice Isabelle Duflocq.

El equipo de rodaje reconoce haberse quedado impresionado por la independencia de pensamiento de los niños: "Nos costaba creer que solo tenían cinco años".

"Una experiencia similar generalizada podría cumplir una función social considerable. Revela posibilidades increíbles y nos sentimos muy felices de que la película permita verlo", dice Cilvy Aupin.

Pierre Barougier va aún más lejos: "Escuchar al otro, alimentarse de las diferencias, enriquecerse al estar en contacto con otras culturas, todo lo que compone la democracia se aprende. Los talleres relativos a la filosofía en edad preescolar pueden formar a ciudadanos capaces de entender que la opinión de los demás tiene tanta importancia como la propia".