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El infierno verde cartel reducidoEl infierno verde(The green inferno)
Dirigida por Eli Roth
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Sobre la producción
A principios de 2012, Eli Roth había comenzado la escritura de un guion sobre un grupo de estudiantes universitarios que buscan resolver los problemas del mundo mediante la difusión de vídeos que avergonzasen públicamente a todo aquel a quien descubriesen haciendo el mal. Antes de darlo por concluido, la organización Invisible Children lanzó el documental Kony 2012 que instaba a los espectadores a involucrarse para acabar con el señor de la guerra ugandés Joseph Kony y con las acciones criminales de la Lord's Resistance Army. Impulsado por las redes sociales, el vídeo se hizo viral en internet, siendo visto más de 100 millones de veces. Pronto, sin embargo, fue objeto de intensas críticas por simplificar en exceso y por tergiversar, en algunos casos, una situación demasiado difícil y compleja; como consecuencia, el fundador de Invisible Children e impulsor de Kony 2012, el activista Jason Russell, sufrió un ataque psicótico debido al agotamiento y al estrés.

Roth se sorprendió de que estos acontecimientos de la realidad se asemejasen tanto a la premisa principal de El infierno verde. "Todo el mundo estaba tuiteando sobre algo que habían visto en un vídeo de YouTube, y casi obligaban a otras personas a retuitear para dejar constancia de que no les era indiferente el tema de los niños soldado de Uganda", recuerda. "Menos de un mes más tarde, el líder de su causa estaba corriendo desnudo por las calles de San Diego. Finalmente, la campaña de Kony 2012 no hizo apenas nada para solucionar los problemas que subrayaba. Sí que originó un instinto de conciencia, pero sólo a través de esos retuits de YouTube que, evidentemente, no iban a detener a los señores de la guerra".

Para Roth, la controversia alrededor de Kony 2012 validó el concepto principal de El infierno verde: la idea de que el "slacktivism" [el activismo de sillón] es un medio para que los usuarios de las redes sociales piensen que están haciendo algo respecto a terribles acontecimientos que están lejos de su control. "Venía de un buen lugar, queriendo ayudar a otros en un lejano rincón del mundo", dice Roth. "Pero básicamente, se trataba de que las personas se sintiesen mejor consigo mismas".

A pesar de que la película propone una intencionada reflexión sobre esa tendencia exclusiva del siglo XXI, el objetivo primordial de Roth con El infierno verde es más visceral: compartir con el espectador su pasión por las caóticas y escalofriantes películas sangrientas. "Las películas de terror eran mi pasión cuando crecía, y mi experiencia favorita era pasar miedo y ver películas sangrientas con mis amigos", comenta. "Me encanta aterrorizar a la gente. Hay cosas que en este mundo cada vez van peor, y como la gente siente una pérdida de control sobre esas cosas necesitan una vía de escape, un lugar que les permita estar realmente asustados. Y dónde mejor que en una película de terror".


En el corazón de la jungla
Eli Roth escribió el guion de El infierno verde durante la producción de Aftershock (2012) junto a Guillermo Amoedo, consciente de que quería volver allí para filmar parte de la película.

"Me encanta rodar en Chile", dice Roth. "Se puede sentir un renacimiento creativo por allí. Hay vida, energía, arte, la escena musical es increíble, y no sientes que esto esté desvirtuado o globalizado como en tantas otras ciudades. También existe una gran cantidad de talento, tanto delante como detrás de la cámara".

Ese talento local incluye a varios miembros del reparto y del equipo técnico que trabajaron en Aftershock. Además de los actores Lorenza Izzo, Ariel Levy y Nicolás Martínez, contaron con el director de fotografía Antonio Quercia, con la diseñadora de producción Marichi Palacios y con el compositor Manuel Riveiro.

El rodaje se inició en la ciudad de Nueva York, en lugares como la Universidad de Columbia, la legendaria tienda de comida gourmet Zabar's o el icono de comida rápida Koronet Pizza. Desde allí el equipo de filmación se trasladó a una remota aldea peruana, lugar donde se rodarían las acciones más terroríficas de la película.

Durante la preproducción, Roth y el productor Miguel Asensio viajaron a Perú, donde se reunieron con el productor de Diarios de motocicleta (2004), Gustavo Sánchez, para buscar localizaciones en diferentes lugares de la cuenca del Amazonas.

Mientras exploraban un remoto rincón del peligroso río Huallaga, Roth descubrió una cabaña de paja en la orilla que era exactamente igual a la que había imaginado para su poblado de El infierno verde. Mientras amarraban su embarcación, una multitud de habitantes salió, no sin cautela, a recibirlos.

Roth pidió a Sánchez que les dijera que estaban explorando para encontrar un lugar concreto para filmar la película. Gustavo le comentó que los aldeanos jamás habían visto una película, de hecho no sabían lo que era una película. "Esa fue mi presentación en Callanayacu", comenta Roth.

Una comunidad remota, con granjas auto‐sostenibles, sin electricidad, ni agua corriente, Callanayacu apenas tiene contacto con el mundo exterior, más allá de la embarcación que ocasionalmente les suministra productos. Sin embargo, Roth y los productores tuvieron una calurosa acogida y rápidamente fueron rodeados por los más pequeños del pueblo. Roth hizo fotografías, les enseñó cómo funcionaba su iPhone y les mostró algunos vídeos.

Los productores eran conscientes que filmar en Callanayacu supondría todo un reto logístico. También sabían que iban a cambiar las vidas de los aldeanos, aunque sólo fuese temporalmente y en un escenario de película, así que se tomaron su tiempo para explicarles qué supondría todo aquello.

Los habitantes votaron para decidir si el rodaje se llevaría a cabo o no. A cambio el equipo de producción trabajó con ellos en una serie de mejoras en las infraestructuras, incluyendo la instalación de techos metálicos en más de cien casas del pueblo, así como la construcción de una cocina para la escuela y de otras mejoras en los edificios.

Una vez comenzada la filmación, los aldeanos se adaptaron con rapidez al proceso de producción: algunos trabajaron en el departamento artístico, otros ayudaron en las construcciones y el vestuario, mientras que otros sirvieron como figurantes. "Fueron los mejores extras con los que he trabajado", comenta Roth. "Nunca se quejaban. Acababan una toma y seguidamente reían y reían".

Para llegar al lugar escogido, los actores y el equipo invertían un total de cinco horas de viaje todos los días. "Nos montábamos en la furgoneta a las 5h de la mañana, subíamos a las lanchas a las 6h y llegábamos al pueblo alrededor de las 7:30h, para iniciar la descarga de los equipos", recuerda Roth. Teniendo en cuenta los peligros de navegar por el río de noche, las embarcaciones tenían que estar de vuelta antes del anochecer, lo que limitaba considerablemente las horas de rodaje.

Los realizadores hicieron todo lo posible para evitar las impredecibles condiciones climáticas de la selva amazónica, que podían fluctuar de un cielo azul a lluvias torrenciales en cuestión de minutos. Un día particularmente lluvioso, Roth y su director de fotografía decidieron filmar a lo largo del río para incorporar escenas de lluvia a la película. La decisión dio como resultado varias imágenes impactantes, pero cuando regresaron al pueblo al día siguiente descubrieron que toda la orilla donde habían filmado había quedado totalmente inundada. Posteriormente, se enteraron que otra inundación en los Andes, a dos días de distancia, estaba haciendo que el caudal del río subiese. Fue un día de ansiedades para Roth y su equipo, con un angustioso viaje de vuelta en barco al campamento base al final del día.

"Yo estaba muy preocupado, sobre todo por el resto de la tripulación", dice Roth. "Sabíamos que iba a ser peligroso y que habría riesgos, pero todos estábamos subidos a ese barco en un río con una fuerte corriente, lleno de ramas, árboles y escombros. Todos estábamos allí sentados, agarrándonos a nuestros asientos de metal, silenciosos y rezando para volver. El habitual viaje de retorno, relajado y con vistas al horizonte, era ahora un terrorífico juego real de Frogger".

A pesar de los desafíos, Roth comenta que la decisión final de filmar en la selva peruana dio sus frutos. "Las imágenes son espectaculares. Es algo que no puedes conseguir en ninguna otra parte del mundo. Fuimos más lejos que cualquier otra cámara anteriormente. Llaman a la garganta del río Pongo de Aguirre, porque la última película que se rodó allí fue Aguirre, la cólera de Dios (1972) de Werner Herzog. Pero nosotros fuimos más allá, a un punto donde no había más que río y selva. Fue una experiencia increíble".

Los peligros del río, por no hablar del calor, las picaduras de insectos y de otras criaturas desconocidas, hicieron de El infierno verde todo un rito iniciático para varios de los miembros más jóvenes del elenco y del equipo. "No sabía qué me esperaría", comenta Lorenza Izzo. "Fue otra dimensión, en serio".

"Nadie logró salir ileso", agrega Roth, "todos los actores sufrieron cortes, moratones y mordeduras". Todos ellos se apuntaron a una aventura, y estamos encantados de nuestra vuelta a la "civilización". Recuerdo que cuando llegamos al aeropuerto de Lima, todo el mundo corrió hacia el Starbucks y los locales de comida rápida".

El último día de rodaje fue muy emotivo, con los actores y el equipo abrazándose, bebiendo cervezas y llorando. En el mismo momento que Roth gritó el último "corten", una tormenta estalló y todo el mundo se puso en pie, allí, bajo la lluvia, riendo. "Las emociones se disiparon como la lluvia, como si de algo simbólico se tratase, como si Dios hubiese dicho 'he aquí mi protección'", concluye Roth. "Nunca he experimentado un final de rodaje como éste".


Festivales
2013
Toronto International Film Festival (Canadá, septiembre)
Rio Film Festival (Brasil, octubre)
Festival Internacional de Cinema de Catalunya – Sitges (España, octubre)
AFI Fest (EE.UU., noviembre)
Rome Film Festival (Italia, noviembre)
2014
Fantasy Filmfest (Alemania, marzo)
Stanley Film Festival (EE.UU., abril)
Edinburgh International Film Festival (Escocia, junio)
Fantasia International Film Festival (Canadá, agosto)
Morelia International Film Festival (México, octubre)
Canberra International Film Festival (Australia, noviembre)
2015
Deauville Film Festival (Francia, septiembre)
Old Town Taito International Comedy Film Festival (Japón, septiembre)