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Cats cartel reducidoCatsDirigida por Tom Hooper
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El oscarizado director TOM HOOPER (El discurso del rey, Los miserables) transforma el musical de ANDREW LLOYD WEBBER en un acontecimiento cinematográfico, una película para toda la familia.

Con la música de Andrew Lloyd Webber y un nutrido grupo de bailarines a las órdenes del coreógrafo ANDY BLANKENBUEHLER (los musicales "Hamilton" e "In the Heights"), ganador de un Tony.

CATS está producida por DEBRA HAYWARD (Bridget Jones' Baby, Los miserables), TIM BEVAN (El instante más oscuro, La chica danesa), ERIC FELLNER (La teoría del todo, Los miserables) y Tom Hooper. LEE HALL (Billie Elliot/Quiero bailar, Rocketman) y Tom Hooper son los autores del guion, basado en El libro de los gatos sensatos del viejo Possum (Old Possum's Book of Practical Cats), obra de T.S. ELIOT y en el musical de Andrew Lloyd Webber. La producción ejecutiva de CATS corre a cargo de Andrew Lloyd Webber, ANGELA MORRISON, LIZA CHASIN y JO BURN.

El equipo técnico, encabezado por Tom Hooper, está compuesto entre otros por el director de fotografía CHRISTOPHER ROSS, BSC (Yesterday); el diseñador de producción EVE STEWART (La chica danesa, Los miserables); el diseñador de vestuario PACO DELGADO (La chica danesa, Los miserables); la montadora MELANIE ANN OLIVER, ACE (Judy, Los miserables), y la supervisora musical BECKY BENTHAM (Judy, Bohemian Rhapsody).

Universal Pictures presenta una producción de Working Title Films y Amblin Entertainment, en asociación con Monumental Pictures y The Really Useful Group. CATS está producida por Debra Hayward, Tim Bevan, Eric Fellner y Tom Hooper. El guion es de Lee Hall (Billy Elliot/Quiero bailar, Rocketman) junto con Tom Hooper y está basado en el libro Old Possum's Book of Practical Cats (Los gatos sensatos del viejo Possum), de T.S. Eliot, y en el musical de Andrew Lloyd Webber. La producción ejecutiva corre a cargo de Andrew Lloyd Webber, Steven Spielberg, Angela Morrison y Jo Burn.

"Cats" es uno de los musicales que más tiempo ha estado en cartel en el West End y en Broadway. Se estrenó en el teatro New London en 1981 donde estuvo en cartel durante 21 años y fue galardonada con el Premio Olivier y el Premio del Evening Standard al Mejor Musical. En 1983, después de su estreno en Broadway, ganó siete premios Tony, entre ellos el de Mejor Musical, y estuvo en cartel durante 18 años. Desde su estreno en Londres, el musical "Cats" ha recorrido el mundo y ha sido visto por más de 81 millones de espectadores en más de cincuenta países en diecinueve idiomas. Está considerado uno de los musicales más exitosos de la historia.


Los antecedentes

Acto I. La génesis
En 2012, Tom Hooper estaba en Londres supervisando la posproducción de la adaptación de Los miserables, para Universal Pictures, nominada a ocho Oscar®, Mejor Película entre ellos, y ganadora de tres, cuando Debra Winger le habló de la posibilidad de realizar una versión de "Cats" para la gran pantalla. La idea le dejó intrigado. "Acababa de pensar en que me apenaba no volver a hacer un musical después de todo lo que había aprendido con Los miserables", reconoce el director.

De niño quedó maravillado con el musical "Cats", de Andrew Lloyd Webber. "Tenía diez años la primera vez que vi 'Cats', pero se me quedó grabado, me pareció extraordinario", dice. "Sentí que me iniciaban en el mundo secreto de los gatos, como si me ofrecieran un acceso privilegiado a otra forma de mirar el mundo".

En el musical estrenado en 1981, "Cats" transcurre en la noche del baile anual Jélico, cuando Deuteronomy, el gato de más edad y el líder, escogerá a uno para que ascienda a la Capa Celeste y renazca a una nueva vida. Los gatos que desean competir deben interpretar una canción delante de Deuteronomy. Pero el siniestro y peligroso Macavity, decidido a ser el escogido, interrumpe el proceso haciendo desaparecer a sus competidores por arte de magia hasta que solo queda él. Aun así, Deuteronomy rehúsa escogerle y Macavity se lo lleva. Cuando todo parece estar perdido, el mágico Mr. Mistoffelees hace acopio de sus poderes para liberar a Deuteronomy. El musical acaba con Grizabella "la glamurosa", a la que el clan de los Jélicos despreciaba, cantando la canción "Memory" y con Deuteronomy escogiéndola para ser la gata que renacerá.

La longevidad, el éxito inigualable y el atractivo mundial del musical "Cats" eran indiscutibles; sin embargo, una adaptación cinematográfica planteaba serias dificultades. El espectáculo casi carece de una estructura narrativa tradicional; se trata esencialmente de una serie de poemas cantados que unen los espectaculares números musicales. Los actores van vestidos de gatos y llevan un maquillaje felino exagerado. Pero sí había potencial para crear una experiencia cinematográfica tan innovadora como extraordinaria.

Tom Hooper había trabajado con Debra Hayward en Los miserables, y una vez estrenada la película, los dos empezaron a desarrollar posibles ideas para CATS. "Nos reunimos con Andrew Lloyd Webber después de tomar la decisión de seguir adelante", recuerda Debra Hayward. La suerte les acompañó, ya que Universal tenía los derechos de "Cats" y acababan de hacer Los miserables con el estudio. Pero hubo más: los productores de esta última, Eric Fellner y Tim Bevan, de Working Title, estaban dispuestos a participar en la adaptación cinematográfica del musical. "Todas las personas con las que habíamos hecho Los miserables, la presidenta del estudio y Working Title, apoyaron el proyecto de CATS", explica Debra Hayward. "Era como volver a reunir al grupo para salir de gira".

Working Title nunca había producido una película musical antes de Los miserables, pero los copresidentes Eric Fellner y Tim Bevan eran conscientes de la atracción que podía ejercer una película que transportase al público a un mundo mágico nunca visto antes. "Los musicales tienen mucho atractivo para la familia", explica Eric Fellner. "Nos alejan del mundo real, como hacen las películas de superhéroes. Los musicales cautivan al público mediante decorados irreales, oníricos".

En opinión del productor, los elementos poéticos del musical podían suponer una ventaja en vez de un reto. "Por eso es un musical extraordinario", añade. "Apenas se reescribió ni modificó nada y nos enorgullece haber hecho lo mismo en la película. El legado de T.S. Eliot y sus poemas forman parte del ADN de toda la película". Más aún, el productor sabía que Tom Hooper era el cineasta perfecto para encargarse de la adaptación: "Tom Hooper aporta tramas y emociones a historias que parecen carecer de ambas. Para un proyecto como este, hace falta un director como él, que haga surgir una historia emotiva que encaje con los elementos musicales".


Acto II. El guión
Trabajando con Tom Hooper, el guionista Lee Hall se enfrentó a una adaptación donde las canciones debían ser parte íntegra de la estructura. Ya se había encargado del guion de Billy Elliot/Quiero bailar y, posteriormente, de escribir las letras para el exitoso musical. Puede decirse que había pasado por este proceso, aunque a la inversa.

"Lo genial del musical 'Cats' son los fantásticos números musicales", dice Lee Hall. "Cada canción supera a la anterior. Hay una estructura, pero carece de historia. En cine, la historia es comparable a un viaje, y fue lo que nos ayudó a imaginar un viaje por Londres. Tom y yo escribíamos en el barrio del Soho y aprovechábamos para pasear por las calles mientras hablábamos del guion hasta que nos dimos cuenta de que el recorrido que hacíamos por el barrio era fascinante, caminando por las callejuelas y calles del Soho y del centro. Además, estábamos en el Londres de T.S. Eliot. Fue el primer paso".

Aunque el musical transcurre en los años ochenta, decidieron que la película CATS tendría lugar en los años treinta, la época en que vivió el escritor. Esa decisión no solo afectó a los distintos diseños de la película, sino a la narrativa y a muchos otros temas a todos los niveles. "Los años treinta del siglo pasado marcaron el final del género de 'music-hall'", explica Tom Hooper. "El género murió en el periodo de entreguerras. Eve Stewart, la diseñadora de producción, es un verdadero genio y encontró maravillosas fotografías del Soho y del West End de la época, con teatros medio abandonados. En cierto modo, 'Cats' también podría equipararse al género de la revista o incluso del vodevil, con un montón de intérpretes de estilos diferentes apareciendo para entretener al público. Andrew Lloyd Webber me contó que algunos poemas de T.S. Eliot se basaban en el ritmo de canciones famosas de esos "music-halls", lo que me pareció muy evocador de la estructura de estilo de cabaret, donde todos los gatos cantan para demostrar que son el mejor al mismo tiempo que esa forma de hacer teatro ya empezaba a desaparecer".

El siguiente paso fue buscar a un personaje que enganchara al público. "Cuando se empieza a pensar en viajes y recorridos, surgen los cuentos de hadas y su estructura clásica", sigue diciendo Lee Hall. "Se me ocurrió que podíamos seguir a un gato a través de toda la historia. Y pensamos en una gata joven, Victoria, que realiza un viaje hacia la madurez por Londres".

El personaje de Victoria ya aparece en el musical original como una de las bailarinas principales, pero sin mucha trascendencia, ni siquiera tiene una canción. El director y el guionista decidieron darle un mayor papel para guiar la narración. "Victoria se convierte en el hilo conductor de CATS", explica Debra Hayward. "Sigue la tradición de los cuentos de hadas: Alicia que cae en la madriguera del conejo, Dorothy que asciende con el tornado o Wendy que se va por la ventana con Peter Pan".

Victoria guía al espectador por el increíble mundo de CATS. "Cuando meten a Victoria dentro de un saco de esparto, entra en el mundo nocturno de los Jélicos y empieza una odisea", explica Debra Hayward. "A lo largo de su viaje conoce a toda una serie de maravillosos personajes".

Para apoyarla, Tom Hall y Lee Hooper le dieron un compañero narrativo, Mr. Mistoffelees, un personaje de importancia en el musical al que cambiaron para adaptarlo a la película. "Tenía que ser un personaje con el que Victoria pudiera viajar", explica Lee Hall. "Mistoffelees es un tontorrón patoso y divertido; Victoria es inmadura, pero va a descubrir su sexualidad".

Victoria entra en un mundo extraordinario lleno de personajes, cada uno más alucinante que el anterior, que entre todos la adoptan y la familiarizan con el mundo felino, pero ella también les enseña algo. A través del personaje de Grizabella, una gata despreciada por todos, y de cómo se comporta Victoria con ella, el director y el guionista crearon un arco emocional central equiparado a la historia. "En realidad, CATS habla del poder de una comunidad", explica Tom Hooper. "Cuenta la historia de Grizabella, una gata que vive al margen de la sociedad, un poco como si representara a una "sintecho". Vemos que el grupo no quiere tener nada que ver con ella. Pero Victoria, una ingenua recién llegada, pone a prueba los prejuicios de la pandilla. Les demuestra que el clan es aún más fuerte si incluimos y perdonamos a todos. Así, en el centro de un musical divertido, fantástico, entretenido, que nos lleva a otro mundo, hay una pequeña historia acerca de la inclusión, el perdón y la redención".


Acto III. La visión
"Soy un gran defensor del espectáculo en vivo, del canto y del baile en vivo", dice Tom Hooper. "Mi fortaleza como director es conseguir que el rayo entre en una botella. Al igual que en Los miserables, las imágenes de esta película necesitan interpretaciones en directo para conseguir una increíble conexión con los actores".

Por encima de todo, el cineasta quería que el público sintiera el mismo entusiasmo y la misma emoción que el niño de diez años que vio el musical tiempo atrás y, además, elevar el espectáculo a una extravagancia cinematográfica envolvente y entretenida. "Quiero ofrecer esa experiencia a cualquier niño de 10 años -como lo fui yo-, y también a los padres y a los abuelos de ese niño", explica. "Lo extraordinario de 'Cats' es que sigue emocionando a varias generaciones. Todos adoran la música y hemos respetado la partitura al pie de la letra. En mi opinión, una de las mejores de Andrew Lloyd Webber". Pero la película le permitió a Tom Hooper y al equipo hacer cosas imposibles en un escenario. "Los bailes pueden ser a mayor escala, en decorados reales y siempre cambiantes", sigue diciendo. "En el musical todo transcurría en Tierra Baldía, mientras que en la primera mitad de la película recorremos el Soho de los años treinta del siglo pasado. Los números de baile son mucho más épicos y su contexto es mucho más realista".

"Épico" y "realista" fueron dos palabras clave en la visión de Hooper que llegaron a englobar los decorados e incluso el aspecto mismo de los gatos. "En el mundo de las imágenes generadas por ordenador, un intérprete puede hacer lo que sea", explica Debra Hayward. "No pasa nada si saltan desde arriba de un edificio y aterrizan en la calle. Pero Tom estaba interesado en ver hasta qué punto los bailarines se movían como gatos sin tener que recurrir a muchos efectos visuales. Para él, las interpretaciones en vivo son muy importantes".

La idea de Tom Hooper acabó por atraer al grupo de artistas más extraordinario delante y detrás de la cámara que jamás ha reunido una película musical, englobando la música y el baile, la fotografía e iluminación, los efectos visuales, el diseño de producción, el vestuario, el sonido y mucho más.

"La responsabilidad de trabajar con una obra tan querida y admirada como esta, y llevarla a la gran pantalla, es enorme, pero es una responsabilidad que todos nos tomamos muy en serio", sigue diciendo Debra Hayward. "Dedicamos mucho tiempo, mientras nos documentábamos y desarrollábamos el proyecto, a estudiar cómo conservaríamos la integridad del espectáculo y de la partitura, a pesar de contar la historia de un modo nuevo. El trabajo nos entusiasmó porque nunca se había hecho nada parecido".


Coreografía y movimiento

Del musical Hamilto a la Capa Celeste, Andy Blankenbuehler se apunta
"Dirigir CATS fue como dirigir a un grupo de atletas de primera categoría", dice Tom Hooper. "La película demuestra lo que estos bailarines son capaces de hacer con su cuerpo y a qué nivel llevan el vocabulario físico".

El baile es intrínseco en CATS, como lo es la música. El coreógrafo Andy Blankenbuehler, ganador de tres premios Tony, se encargó de guiar al reparto para que captara los más mínimos detalles de la historia y de los personajes, y los comunicara a través de la emoción, y de diversos ritmos y estilos.

"En el musical de Broadway 'Hamilton', Andy reinventó el género mediante el hip-hop", explica Tom Hooper. "En otras palabras, demostró que podía verse un periodo histórico a través de una 'jerga' moderna. Andy aporta la sensibilidad del hip-hop y del baile urbano al lenguaje de CATS".

Andy Blankenbuehler también tenía una historia previa con el musical "Cats" al haberse encargado de coreografiar la reposición en Broadway unos años atrás. Sin embargo, su amor por la música de Andrew Lloyd Webber y por el musical había empezado mucho antes. "Compré una casete de la música de 'Cats' unos cinco años antes de verlo por primera vez en Broadway", recuerda. "Me había hecho una idea de cómo debía ser el espectáculo. Fue curioso descubrir que a veces acerté, pero otros números eran totalmente diferentes. La magia del teatro es que hace volar la imaginación a lugares que ni sabías que existían, y eso mismo intento hacer con las coreografías, crear cuadros que permitan a la mente evadirse".

Su amor por la danza empezó cuando era muy joven. "Vi muchas películas musicales de niño, y recuerdo perfectamente las panorámicas de los bailarines volando por los aires o cómo la cámara enfocaba a los bailarines desde arriba, a través de la arquitectura del decorado", explica. "Esas cosas siempre me impresionaban. Es verdad que me he dedicado al baile en escenarios, pero estoy convencido de que los musicales en teatros o en cine se dan la mano".

Lo que más le gusta a Andy Blankenbuehler del musical original es la forma en que la coreógrafa Gillian Lynne utilizó la danza contemporánea y moderna para comunicar la historia. "El musical original de 'Cats' está en una categoría aparte", dice. "Era una maravilla y una novedad. Me gustó muchísimo que los bailes fueran una mezcla de narrativa y de abstracción".

La adaptación a la gran pantalla ofrecía una gran oportunidad y, a la vez, representaba un enorme reto: "Sabía que esta película requeriría un esfuerzo titánico", dice el coreógrafo. "Empecé por aprenderme la partitura y los personajes hasta el más mínimo detalle".

Dada la cantidad de números de baile y los más de 50 intérpretes, Andy Blankenbuehler decidió basarse en una gama amplia de bailes, además de adoptar el intenso realismo requerido por CATS. El director y el coreógrafo estaban de acuerdo en usar un abanico que incluyera estilos muy diversos, como el claqué, el hip-hop, el baile urbano y el ballet.

"Los bailarines fueron maravillosos manteniendo la disciplina sin cansarse", dice Andy Blankenbuehler. "Entendieron inmediatamente que cualquier toma podía valer para la película y que no bastaba con hacerlo de maravilla una vez, sino que debían repetirlo a la perfección una y otra vez, lo que les obligaba a mantener una disciplina mental para asegurarse de que su comunicación física fuese realmente emotiva".

Cada bailarín ofrece algo muy diferente, por lo que el enfoque coreográfico también debe serlo. "Ajusté la coreografía para que destacase la habilidad de cada uno", sigue diciendo Andy Blankenbuehler. "Por ejemplo, cuando la música crecía, me aseguraba de que un 'acróbata' capaz de elevarse estuviera en primera línea".

Aunque el coreógrafo y el reparto trabajaron con una gran variedad de bailes, también se aseguraron de que todos estaban conectados con los felinos. "Hubo momentos en que me perdía pensando en cuál sería la interpretación física perfecta para comunicar la historia, pero después me acordaba de que eran gatos. Entonces me preguntaba qué haría un gato en una situación semejante", recuerda el coreógrafo. "Me fue de gran utilidad hacerme esta pregunta. Algunos de los mejores momentos ocurrían cuando nos entregábamos del todo al físico del gato y olvidábamos por completo los pasos de baile tradicionales".

En busca del felino que llevamos entro, el reparto se apunta a la escuela gatuna
Antes de que empezara el rodaje, todos los miembros del reparto sin excepción debieron aprender el lenguaje corporal de los gatos y estudiar en la bien llamada "Escuela gatuna" bajo la tutela de la coreógrafa SARAH DOWLING, especializada en movimientos felinos. Cada semana, los actores/bailarines participaron en sesiones de grupo para estudiar el comportamiento y los movimientos de gatos reales, además de trabajar para encontrar al gato que llevaban dentro con el fin de canalizar el comportamiento emocional y psicológico de los personajes a través de movimientos felinos. "Lo gracioso es que son seres humanos que encarnan a gatos", dice Tom Hooper. "Ahora podremos ver a algunos de los mejores bailarines del mundo interpretar a gatos".

Sarah Dowling se encargó de que cada intérprete encontrara los movimientos más acordes a su personaje felino. "En esta película hay una gran variedad de estilos de baile", dice. "En vez de hacer una versión genérica de los gatos, me centré en localizar el ritmo y los movimientos peculiares de cada uno de los personajes y enseñarles cómo moverse. Pasamos semanas enteras en el estudio buscando el estilo de baile de cada uno. Las reglas de cómo ser gato cambiaban constantemente porque necesitaban adaptarse a los requisitos específicos de cada intérprete".

El tiempo pasado con Sarah Dowling fue clave para que los intérpretes crearan los personajes y se metieran en la piel de un gato. Aunque algunos quizá se lo tomaron un poco demasiado en serio. "Tuvimos que asistir a la escuela gatuna, pero decidí ir mucho más allá", explica James Corden. "Me metí literalmente en la piel de un gato durante ocho semanas. Tenía una caja de arena al lado de la cama y un rascador enorme en mi despacho; también contraté a alguien con un puntero láser para que pudiera seguirlo donde fuera".


La música

De los escenarios a la gran pantalla, la adaptación de las legendarias canciones de Cats
T.S. Eliot es el autor de los poemas que sirvieron de base al musical "Cats" y Andrew Lloyd Webber insufló vida a las palabras del gran escritor a través de la música, incorporándolas a un musical visto por millones de personas en todo el mundo. Desde el primer momento, todos estaban convencidos de que la adaptación a la gran pantalla debía mantener íntegras las canciones del musical original. "Hemos sido fieles a la maravillosa música que compuso Andrew Lloyd Webber, a esa extraordinaria partitura que me parece estar entre sus mejores obras", dice Tom Hooper. "Andrew tiene un don especial: un increíble sentido de la melodía, una melodía accesible para un público muy amplio, pero que nunca cae en los clichés. Sabe sorprender, sabe ir más allá de los límites. Basta con escuchar la partitura de "Cats" compuesta para el estreno de 1981 y el uso absolutamente innovador que hace de la música electrónica. Incluso ahora puede decirse que está un paso por adelante".

Andrew Lloyd Webber produce la música de la película con el músico, compositor y productor musical GREG WELLS, ganador de varios Grammy, que ha producido discos de Adele, Rufus Wainwright y Pharrell Williams, entre otros, y que junto a Andrew Lloyd Webber y Tom Hooper también ha producido el nuevo tema "Beautiful Ghosts", cantado por Taylor Swift. NILE RODGERS, el legendario productor musical, premiado por los Grammy, que forma parte del Salón de la Fama del Rock and Roll, se unió al proyecto para mejorar los temas "Rum Tum Tugger", "Macavity" y "The Jellicle Ball". La intención siempre fue mantener la integridad de la música, al tiempo que se añadía un toque refrescante. "El reto consistía en cómo enfocar la música desde una perspectiva contemporánea, conservando al mismo tiempo el original", explica el productor Eric Fellner.

Las grabaciones realizadas en el plató fueron supervisadas por MARIUS DE VRIES (La ciudad de las estrellas/La La Land, Moulin Rouge), que se ha ocupado de algunas de las grabaciones y bandas sonoras más famosas de las últimas tres décadas, y por el productor asociado DAVID WILSON, que también trabajó con Andrew Lloyd Webber en la orquestación.

Antes de empezar a rodar, el reparto trabajó con Marius de Vries y David Wilson para preparar sus interpretaciones. "La química fundamental en una interpretación filmada depende íntegramente de la relación entre el director y el intérprete", explica Marius de Vries. "Mi objetivo es dirigir la música sin hacerme notar demasiado durante el proceso de rodaje, por lo que era importante que pasara tiempo con cada uno de los miembros del reparto para determinar exactamente dónde era necesario guiarlos o en qué punto debíamos adaptar la música para encajar con el talento individual de cada uno. En algunos casos, el proceso duró varias semanas de ensayos e intensivo entrenamiento vocal. Sin embargo, en otros apenas fue necesario entrenar, sino más bien hablar y explicar. En cada caso, me esforcé en preparar la máquina lo mejor que pude antes de ponerla en marcha".

Una canción nuevo, Beautiful ghosts
Debido a la ampliación del papel de Victoria por parte de Tom Hooper, el personaje también tiene una canción propia, "Beautiful Ghosts", escrita y compuesta por Taylor Swift y Andrew Lloyd Webber. Tom Hooper recuerda que escuchar la letra de la cantante y la música del compositor por primera vez fue una experiencia muy emotiva. "Era como si hubieran entrado en el mundo que estábamos creando y consiguieran destilar la esencia de lo que Lee Hall y yo intentábamos comunicar a través del personaje", explica el cineasta.

Francesca Hayward interpreta la canción en la película, pero también lo hace Taylor Swift en los créditos finales. Francesca Hayward cree que el tema capta a la perfección el recorrido de Victoria en la película. "Victoria le canta 'Beautiful Ghosts' a Grizabella", explica. "Es su manera de conectar con ella y de intentar sacarla del pozo de dolor donde se ha sumido. Pero también hay un momento precioso en el que la canción le da fuerzas porque se da cuenta de la maravillosa amistad que tiene con el clan de los Jélicos. Jamás había cantado en público antes de esta película. Reconozco que estar en la misma sala que Andrew Lloyd Webber y que me dirigiese fue algo extraordinario. Creo que cualquier generación debería crecer rodeada de la poderosa y maravillosa música que compone".

Cómo encontrar sus voces, el reparto ensaya
Los intérpretes dedicaron varios meses a ensayar las canciones mientras preparaban sus papeles, ya que en algunos casos debían cantar bailando once horas diarias durante tres meses muy intensos. La entrenadora vocal Fiona Grace McDougal ya había trabajado en numerosos musicales de Andrew Lloyd Webber y ayudó al reparto a prepararse para el equivalente de una maratón vocal.

"En el teatro, los intérpretes cantan una misma canción una o dos veces al día, pero tratándose de un rodaje, puede que tengan que repetirla varias veces seguidas, lo que requiere mucho entrenamiento", dice. Se centró en ayudar a los actores en reforzar las cuerdas vocales y aumentar la resistencia, además de enseñarles a controlar la voz. Pero lo más importante fue que les comunicó la confianza suficiente para se atreviesen a interpretar hacerse con algunos de los temas más icónicos del género musical. "Es un fenómeno", dice Judi Dench. "Es capaz de convencerte de que eres la Callas".

La hora de las mezclas, el sonido en directo de Cats
Desde el primer fotograma hasta el último de CATS, los actores cantan y al igual que en Los miserables, lo hacen en directo. Pero además de cantar, en este caso también bailan. "Cada día del rodaje de CATS era aún más complicado que en Los miserables porque añadimos el elemento del baile", explica el editor de sonido SIMON HAYES, ganador del Oscar por su trabajo en Los miserables. "Además, también teníamos percusión en directo para que los bailarines no perdieran el ritmo. En Los miserables solo había un piano".

El percusionista y el pianista estaban en dos cabinas separadas pegadas al plató. Simon Hayes se encargaba de pasar el sonido de ambos a los cantantes o a los bailarines mediante monitores "in-ear" con pinganillos hechos a medida para cada intérprete, evitando así que pudieran caerse mientras bailaban o cantaban. Los micrófonos estaban incorporados a los trajes de captura de movimiento de los actores y colocados en su frente para captar hasta la última nota que emitieran. A su vez, un transmisor en cada uno de los actores retransmitía el sonido del micro a Simon Hayes, lo que permitía al editor y a su equipo grabar el sonido absolutamente limpio. Solo Hayes y los actores oían el piano o la percusión; todos los demás en el plató solo oían las voces cantando.

Una grabación en directo realizada con este sistema permite que los actores tengan libertad absoluta, además de poder controlar su interpretación, pero lo más importante es que no coarta la espontaneidad, algo básico en una gran actuación. La emoción de la canción está al mismo nivel que la emoción que comunican sus gestos. "No hay un momento exacto en el que deben cantar", explica Simon Hayes. "Pueden escoger cuándo empezar basándose en sus decisiones como actores; no están obligados a seguir la pista pregrabada que oyen. El piano les acompañará cuando ellos decidan cantar, no al revés".

En cuanto al ruido de ambiente producido por los bailarines moviéndose en el plató mientras alguien cantaba, Tom Hooper y el equipo de sonido decidieron integrarlo en la banda sonora. "Tom no quiso limpiar los elementos sonoros que surgían en cada escena", explica Simon Hayes. "Cree que mientras el sonido de ambiente coincida con lo que se ve en la pantalla, aporta una emoción adicional a la escena. Cuando se oye a un bailarín recuperar la respiración después de un baile, da un toque de realismo que permitirá al público darse cuenta de que está viendo algo real, que ocurre en ese momento".


Los efectos visuales

En vivo y en directo, la creación de los gatos
Mucho antes de que se escogiera al primer intérprete o de que se construyera el primer decorado, el director y los productores ya estaban pensando en el aspecto de los gatos protagonistas. El musical original estaba acorde con su época, mucho maquillaje, peinados elaborados, vestuario de los ochenta, pero lo que funcionó en los escenarios probablemente no tendría tanto éxito en el siglo XXI. Tom Hooper empezó a pensar en opciones con la diseñadora de producción Eve Stewart, su colaboradora habitual, con la que trabajó por primera vez en 2005 en la miniserie "Elizabeth I" y que se ha ocupado de todas sus películas desde entonces. "Eve es una creadora muy importante", dice el director. "Se involucró desde el principio en el diseño de los gatos. Mucho antes de que supiéramos cómo crearlos, ya tenía unas imágenes increíblemente evocadoras que atrapaban el humor, la alegría, el dolor, la tristeza y el drama de los personajes".

Tom Hooper y Eve Stewart tienen la curiosa habilidad de entenderse sin necesidad de hablar. "Tom y yo formamos un gran equipo", dice la diseñadora. "Sabe tomar las decisiones correctas en el momento exacto y yo soy de esas personas que presentan un montón de ideas. Cuando me llegan 32 ideas por minuto, necesito a alguien que diga: 'No, para, esa es la buena'. Es una mezcla genial de exuberancia y exactitud".

Tom Hooper estableció una serie de guías precisas. "Tom siempre supo que quería rodarlo todo en directo", explica la productora Debra Hayward. "No quería una versión de 'Cats' generada por ordenador". Los actores debían bailar, moverse como gatos, pero el cineasta quería que esos movimientos procediesen de la interpretación, no de la tecnología. "Siempre se opuso a traspasar la línea de la creación mediante efectos visuales", sigue diciendo la productora.

Al principio, el equipo pensó en maquillaje y vestuario, pero no tardaron en darse cuenta de que si los intérpretes estaban en movimiento constante, el maquillaje no aguantaría y los trajes les impedirían moverse con total libertad. Aquí es donde los efectos visuales de última generación podían ayudar a Tom Hooper a hacer realidad su visión.

Durante el rodaje, el oscarizado supervisor de efectos visuales STEVE PREEG y el productor de efectos visuales RUPERT SMITH encabezaron el equipo que encontraría la forma, entre tanta complejidad técnica, de conseguir el efecto deseado. Otra de las condiciones que estableció Tom Hooper fue que debían verse los rostros de los actores y sus expresiones, así como sus manos y pies. Steve Preeg y su equipo solo tenían una solución para satisfacer los requerimientos del director, y era crear una tecnología híbrida que fusionara la realidad con la animación.

Durante la posproducción, PHIL BRENNAN, JASON BILLINGTON y MATT JACOBS se unieron al equipo de efectos visuales formado por varios cientos de artistas procedentes de varios continentes. Todos trabajaron al unísono para crear el aspecto final de los gatos y los alucinantes ambientes en que se mueven.


El maquillaje

Ni una raya fuera de lugar, una obra de artesanía y precisión
Mientras el supervisor de efectos visuales Steve Preeg y su equipo se ocupaban de la parte técnica, el auténtico diseño de los gatos recayó en los departamentos de vestuario, maquillaje y decoración, con los que el supervisor estuvo constantemente en contacto durante la fase de desarrollo. La diseñadora de maquillaje SHARON MARTIN (Okja, Blancanieves y la leyenda del cazador) y su equipo se ocuparon de los ojos, de la boca y del tono de la piel que siempre se verían en la pantalla. "Cuando vimos los primeros diseños conceptuales, hablé con Tom y el equipo de efectos visuales acerca de los detalles específicos para cada personaje", explica Sharon Martin. "El maquillaje ayuda al equipo de efectos visuales a dar mayor sutilidad a los movimientos faciales y a la textura de la piel. Tom tenía muy claro que el maquillaje debía ser sumamente preciso porque sabía que ayudaría a comunicar ciertas emociones".

Bastaría con una línea o un punto fuera de lugar para entorpecer el trabajo del equipo de efectos visuales. "Habíamos hecho diseños específicos de la cara de varios gatos", recuerda la diseñadora. "Las líneas debían ser impecables y estar exactamente en el mismo sitio cada día. Se nos ocurrió usar máscaras en las que cortamos el diseño exacto para que nos sirvieran de referencia".


El vestuario

Manipular el pelo digital, el arte de vestir a un gato
Durante el rodaje tan solo un puñado de personajes llevaba en el plató el traje que se ve en pantalla. Concretamente solo lo vestían Deuteronomy, Mr. Mistoffelees, Grizabella, Gus, el gato del teatro, Bustopher Jones, Macavity, Jennyanydots y Rum Tum Tugger. "En esta película no todos los personajes tienen un traje", explica el famoso diseñador Paco Delgado, que ya había trabajado con Tom Hooper en La chica danesa y Los miserables. "Tom y yo hablamos muy al principio para decidir qué personajes llevarían algún tipo de traje y cuáles solo llevarían un collar. Asimismo, trabajamos con el departamento de efectos visuales para el vestuario y los trajes que llevarían los intérpretes. También nos aseguramos de que cada traje fuera una extensión del pelo del gato".

Paco Delgado rediseñó los trajes de captura de movimiento de la marca Xsens que llevaban los actores para que los cartuchos que contenían los sensores no fueran demasiado rígidos y se adaptaran a la gama de movimientos de la coreografía. "Fue una aventura en el mundo de los efectos visuales", dice Paco Delgado. "Estudiamos qué elementos debían incluir los trajes para grabar los movimientos. Todo era muy técnico. Empezamos a diseñar prototipos con la ayuda del equipo de efectos visuales hasta que dimos con el traje que se adaptaba a la perfección".

Cada traje se hizo a medida para cada intérprete a partir de la fibra Lycra más fina y suave, que ofrecía comodidad y flexibilidad. Dado que los trajes debían recopilar mucha información, el equipo de vestuario instaló los sensores, las conexiones y las baterías de forma que no impidieran los movimientos de los bailarines y los actores.

El equipo de Paco Delgado trabajó con el Royal Ballet para volver a concebir los trajes, realizando incluso ocho versiones hasta llegar al traje perfecto que incorporaba todos los requisitos técnicos a la vez que ofrecía una total flexibilidad a los bailarines.


El diseño de producción

Grandes dimensiones, la creación del Londres de los años 30 para Cats
"Una de las cosas realmente mágicas de esta película son los decorados, nos llevan a otro mundo. Basta con pisar el plató para que las dimensiones cambien, todo es enorme, casi inabarcable", dice Tom Hooper. CATS transcurre durante una noche en el centro del Londres de los años treinta del siglo pasado. Desde el momento en que abandonan a Victoria en el páramo, el público inicia un agitado recorrido que va desde oscuros cementerios, callejones llenos de basura y la cocina de una casa hasta una cafetería iluminada con neones, un ruinoso teatro y Picadilly Circus. "Tom siempre quiso homenajear el mundo que T.S. Eliot creó en sus poemas, e intentamos reproducirlo en la película", explica Debra Hayward. La diseñadora de producción Eve Stewart se esforzó en capturar el Londres en el que vivía T.S. Eliot cuando escribió El libro de los gatos sensatos del viejo Possum. "Mucho antes de que empezáramos a rodar, Eve me enseñó unos increíbles dibujos de otro mundo, inspirados en el Soho de antaño, con cielos nocturnos en tonos rosados, malvas y violetas, y neones invadiendo la niebla londinense de los años treinta", recuerda Tom Hooper. "Siempre empieza haciendo dibujos increíbles que no solo me inspiran a mí, sino también a todo el equipo".

Según la diseñadora, la inspiración es mutua. "Lo primero para Tom y para mí fue pensar en la época en que está situada la película", dice Eve Stewart. "Y eso es más o menos el año que T.S. Eliot publicó El libro de los gatos sensatos del viejo Possum, por lo que estábamos empeñados en captar el Londres de finales de los años treinta".

CATS es la sexta colaboración de Eve Stewart con Tom Hooper. El éxito de su relación profesional se debe a que ambos se sumergen en las vidas de los personajes. "Para empezar, dibujo cada una de las escenas para que podamos visualizarlas y hablar", explica. "También hago modelos muy detallados, coloreados, para que todos sepan qué tenemos en mente". Eve Stewart cree que es vital que un cineasta viva y sienta los mundos que diseña, y nunca ha sido tan evidente como en los decorados de CATS. "Eve siempre logra un profundo realismo en los mundos que crea", dice Tom Hooper. "En este caso, lo equilibró con el ingenio, el humor y la escala que necesitábamos, añadiendo a la magia una sensación polvorienta y algo ruinosa".

Los decorados están diseñados desde una perspectiva felina para que los actores parezcan del tamaño de un gato, y la escala es realmente asombrosa. Todo está aumentado a proporciones extraordinarias.

"Tardamos bastante en descubrir la escala idónea de nuestro mundo", explica Debra Hayward. "Nos documentamos para saber el tamaño de los gatos en comparación a los seres humanos y llegamos a una proporción de dos y medio a uno".

Pero hay excepciones, según Eve Stewart. "Los objetos y los muebles no siempre son de la misma escala", dice. "Todo se construyó a mano. Algunos objetos tienen tres veces su tamaño real, pero otros no eran creíbles. Por ejemplo, las sillas son tres veces más grandes que una silla normal para que los gatos pudieran saltar encima. Pero enseguida vimos que un ladrillo no parecía realista a esa escala. Lo ajustamos todo paso a paso hasta conseguir que estuviera perfecto".

A pesar de que el mundo de CATS sea fantástico y teatral, está anclado en la realidad. La calle principal de la película es Meard Street, en pleno barrio del Soho, y la sala de fiestas es una recreación de un pequeño local donde actuaban magos detrás de Picadilly, en Trafalgar Square Lion. "Hablamos de la idea del gran páramo de T.S. Eliot, y del hecho de que en el periodo de entreguerras los teatros de revistas musicales empezaban a desaparecer", dice el director. "Nos pareció que una versión de un Londres algo destartalado daría incluso mayor libertad a los gatos para recorrer la noche".

Un diseño para cantar y bailar, solucionando retos técnicos
La creación de un auténtico mundo gigantesco – no se usó ni una sola pantalla verde en esta película -, resultó una verdadera proeza, sobre todo porque la construcción debía acomodar a intérpretes que bailaban y cantaban. Los decorados se diseñaron y construyeron para minimizar el sonido, pero debían ser lo bastante resistentes para acomodar a cincuenta bailarines actuando a la vez y ofrecer al mismo tiempo suficiente elasticidad para permitir las acrobacias felinas. El reto era enorme, sobre todo porque cuando se empezaron a construir los decorados, nadie sabía exactamente en qué zonas exactas tendrían lugar los números de baile.

"Una de las mayores dificultades al diseñar y construir los decorados era que no sabíamos por dónde pasarían los gatos", dice Eve Stewart. "Teníamos a algunos de los mejores bailarines del mundo y no iban a quedarse quietos en un sitio, por lo que debimos asegurarnos de que cualquier superficie, cualquier tubería en una pared, cualquier manillar, cualquier cajón pudiera soportar el peso de un bailarín". Y para complicar las cosas aún más, absolutamente todo el atrezo debió ser hecho a medida: cada tenedor, mesa, silla, cojín, bol, teléfono… Lo que fuera.


La fotografía

El dominio de las cámaras múltiples, el rodaje de Cats
Filmar decorados enormes, números de baile desproporcionados y a un reparto tan numeroso requería a un director de fotografía muy experimentado que supiera hacer frente a las dificultades inesperadas que se presentarían. Por suerte, Christopher Ross acababa de rodar Yesterday, donde trabajó con seis mil personas cantando en directo. Tom Hooper y Christopher Ross concibieron un plan para filmar el mundo de CATS. "En esta historia hay números de baile, canciones y el recorrido de la joven Victoria", dice el director de fotografía. "Mi idea era mostrar los números de baile con elegancia, los enormes números corales a gran escala y los momentos vocales más íntimos con una emoción visceral. Para los momentos íntimos o de confrontación, rodamos cámara en mano. Cuando se trata de un drama habitual, los decorados – naturales o no – y la historia que se cuenta suelen ser relativamente lineales. Pero tratándose de un musical, se pueden dar saltos enormes en cualquier dirección. Reconozco que disfruto mucho con la posibilidad de experimentar visualmente".

Además, Christopher Ross también ajustó su estilo a cada número musical y a cada decorado. "La escena de Mungojerrie y Rumpleteazer en la alcoba tiene un ritmo muy jazzístico, de stacatto, que se presta a más cortes para aumentar los momentos en los que los personajes se entregan a su pasatiempo favorito, robar", explica.

Como hemos dicho antes, la película transcurre desde el anochecer hasta el amanecer. Cada canción se compuso en un estilo diferente para personajes y decorados diferentes. "La historia de Victoria y la coreografía nos indicaban dónde colocar la cámara y cómo rodar", sigue diciendo. "Hice un desglose de cada ámbito para decidir cómo iluminar cada decorado y cada personaje, y decidir quién sale a la luz o desaparece en la sombra".

El cineasta y el director de fotografía trabajaron con el coreógrafo con el fin de que los decorados estuvieran adecuadamente iluminados para que los números de baile se vieran en todo su esplendor. "No solo debíamos fijarnos en la ambientación de las escenas, sino también en las siluetas, en las luces cenitales, las laterales y las cruzadas, sobre todo durante los números musicales", explica Christopher Ross. "Algunos movimientos quedan mejor como siluetas, pero otros deben ser iluminados lateralmente".

Londres también acabó siendo una piedra angular en el proceso creativo. "Cuando me incorporé al proyecto, la diseñadora de producción Eve Stewart y Tom Hooper ya habían hablado de la visualización, los decorados y la escala de la película", recuerda. "Que la historia transcurra en el Londres de los años treinta ayudó a que fuera más realista, más visceral. Los decorados son muy coloridos e influyen en la forma de contar la historia visualmente".

Para subrayar la escala y la perspectiva de los decorados, y de los gatos en esos decorados, Christopher Ross debió contar con diferentes escalas. "Siempre teníamos en cuenta que los intérpretes eran de tamaño humano, pero que debían aparentar ser del tamaño de gatos", explica. "Y para que fuera consistente, siempre había algún objeto en el cuadro, como una basura, una acera o una puerta, que ayudará al espectador a no olvidar la escala del mundo en que se mueven los personajes".

La inspiración le llegó de sitios inesperados. "Vimos películas como Toy Story y Wall-E, que nos dieron ideas de cómo recordarle al público la escala constantemente".

Debido a la escala de los números y de los decorados, Christopher Ross cuidó el encuadre y la iluminación, sobre todo en los rostros de los actores. "Desde una perspectiva técnica, si se intenta iluminar un número de baile con focos colocados a menos de diez metros de los bailarines, enseguida se quedan sin espacio para bailar", explica. "Dado que se decidió que los bailarines dispondrían de todo el espacio, tuve que encontrar la forma de hacer que el público se enamorase de un personaje sin restar espacio a los bailarines para que se lucieran".

La principal aspiración del director de fotografía era centrarse en la historia y en los personajes. "Desde un punto de vista fotográfico, lo más complejo era contar la historia sin dejar que los efectos visuales se entrometieran o ensombrecieran lo que Tom quería conseguir con las interpretaciones", explica Christopher Ross. "Para conseguirlo, trabajamos toma a toma, intentando obtener el contorno más nítido posible de los bailarines con un mínimo de restricciones, a sabiendas de que alguna restricción que otra era inevitable para captar la interpretación más evocadora".


La historia de Cats, el musical
En la historia del teatro y del cine se han reinterpretado grandes obras literarias para un público nuevo, y el testigo de diferentes obras ha ido pasando de una generación a la siguiente de guionistas, directores y actores para que ofrezcan su visión personal de las historias que forman parte de nuestra cultura. Novelas como Drácula, de Bram Stoker; Alicia en el país de las maravillas, de C.S. Lewis; Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Guerra y paz, de Tolstói, o poemas como Beowulf, The Wallace o La Odisea de Homero han sido llevados a los escenarios y a la pantalla e imaginados nuevamente. Al igual que una partitura musical, expresan el espíritu de cada época y aportan algo más personal a los artistas que la reinterpretan. El libro de los gatos sensatos del viejo Possum, de T.S. Eliot, no es una excepción.

Publicado por primera vez en 1939, es una recopilación de poemas que describen la vida de varios gatos absolutamente extraordinarios, como la gata Gumbie, Deuteronomy, Macavity, Bustopher Jones y los gatos Jélicos. En principio, los poemas no iban destinados a ser un libro, eran regalos para sus ahijados. Además, Ezra Pound, también escritor y gran amigo de T.S. Eliot, solía llamar cariñosamente a este último "Old Possum" (N.T.: una traducción aproximada sería "Vieja zarigüeya")

El primero en darse cuenta del potencial musical de los poemas fue Alan Rawsthorne, que en 1954 compuso una obra para orador y orquesta titulada "Practical Cats". Pero los poemas no se convirtieron en un fenómeno global hasta la adaptación realizada por Andrew Lloyd Webber.

Después del estreno de las primeras composiciones en Sydmonton, Hampshire, Reino Unido, en 1980, Valerie Eliot, la viuda del escritor, entregó a Andrew Lloyd Webber varios poemas sin publicar, entre los que aparecía Grizabella, la gata glamurosa.

Los poemas fueron escritos para niños, pero T.S. Eliot estimó que la historia de Grizabella era demasiado triste y no quiso incluirla en la colección. El compositor vio inmediatamente el potencial narrativo del poema. La tragedia de Grizabella daba cuerpo al mundo alocado de los gatos de Old Possum y abría el camino para que Andrew Lloyd Webber convirtiera los poemas en un musical para el teatro.

El musical transcurre en un enorme desguace descrito como "El páramo", donde se reúnen toda una serie de personajes felinos que han alcanzado fama mundial, como Rum Tum Tugger, Mr. Mistoffelees, Macavity, Jennyanydots, Deuteronomy, Grizabella y Skimbleshanks.

La historia habla de un grupo de gatos a los que llaman "Los Jélicos" que, una vez al año, durante una noche muy especial, compiten ante su líder Deuteronomy contando la historia de su vida con la esperanza de ser el escogido para ascender a la Capa Celeste y así renacer a una nueva vida jélica.

Más allá de los escenarios, la increíble canción "Memory" ha sido grabada por más de 150 cantantes, desde Barbra Streisand a Johnny Mathis, pasando por Liberace y Barry Manilow. Las bandas sonoras de los espectáculos de Londres y de Broadway ganaron el Grammy a la Mejor Grabación de Reparto. "Cats" se convirtió en una industria en el mundo del espectáculo, pero al contrario de otros grandes musicales, como "West Side Story", "Los miserables" o "Evita", nunca se había adaptado a la gran pantalla… hasta ahora.

Treinta y ocho años después de que el musical "Cats" se estrenara en el New London Theatre del Covent Garden, el director Tom Hooper ha vuelto a imaginar la obra maestra de Andrew Lloyd Webber esta vez para la gran pantalla.


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Cats © 1981 RUG Ldt.