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La cabra mecánica

Tras la disolución del grupo Maleza, Miguel Ángel Hernando, el Lichis, comienza a labrar la formación de un grupo con un sonido muy definido, un sonido que rompa con todo lo anterior partiendo de una mezcla de estilos y sonidos. Son tiempos en los que la etiqueta "mestizaje" no se aplica a la música pero, como se puede ver, ya hay grupos que trabajan en ese sentido.

La Cabra Mecánica, es en realidad un proyecto personal de Lichis, en el que sus colegas van entrando y saliendo de la banda, variándose la formación de la misma a lo largo de los conciertos que van ofreciendo entre 1993 y 1997. Son precisamente esas actuaciones en todo tipo de garitos las que les sirven para ganar fieles adeptos y para empezar a despertar la curiosidad de las discográficas.

Su primer disco, producido por Cataldo Torelli, se convierte rápidamente en un gran éxito entre la crítica especializada (para muchos son el grupo revelación del año) y unas ventas relativamente buenas para un grupo novel (25.000 discos). La compañía se involucra bastante en la promoción y el single Reina de la Mantequilla se escucha en muchas emisoras y es, además, incluido en recopilatorios como el "Duca2 Music".

Lo que más sorprende es la mala leche que emanan unas letras cargadas de intención mezcladas magistralmente con un disco multicolor a nivel de melodías y aún más rico a nivel de estilos y palos tocados. Queda claro que los que están detrás de este proyecto no son nuevos en el negocio y que no van a ser flor de un día.

Las doce canciones de Cuando me suenan las tripas se constituyen en el libro de estilo del grupo adelantando lo que será la auténtica marca de la casa de La Cabra Mecánica (más allá del mestizaje, un sonido rico y ecléctico con unas letras con vocación de no dejar indiferente a nadie que las escuche) que irá desarrollándose a lo largo de los siguientes discos.

A mediados de 1999 aparece el segundo disco que recibe el nombre de Cabrón, producido por Juanjo Melero. Tras el relativo éxito de ventas de su primer disco la compañía les da carta blanca para hacer lo que les apetezca y de esa libertad nace uno de los mejores discos españoles de la década cuyas ínfimas ventas (apenas 2700 discos) hacen que Lichis incluso se plantee abandonar. La escasa promoción (Sobre cañones y moscas, primer single, apenas aguanta una semana en la radio) y la mala suerte se ceban con el álbum.

Incidiendo en la mordacidad y en la ironía en las letras, esta vez sus mezclas de estilos musicales van mucho más allá y traspasan fronteras que, en aquel momento, parecen inaccesibles para un grupo de rock español. Mezclan sin pudor todo tipo de ritmos, todo tipo de referencias, todo tipo de estilos, pero con el denominador del buen gusto por bandera.

Vestidos de Domingo es el tercer disco de La Cabra Mecánica. Producido por Alejo Stivel este disco invierte la cadena de mala suerte que envolvió al anterior disco pues, de buenas a primeras, el primer single, con la imprescindible colaboración de María Jiménez, se convierte casi en la canción del verano del 2001 y lanza al estrellato masivo al grupo.

Más allá de la discusión de si es un disco intencionadamente más comercial lo que está claro es que la marca de la producción de Alejo Stivel les sirve para abrir muchas puertas (especialmente de cara a los medios de comunicación, algunos de los cuales habían vetado sus anteriores trabajos).

Por primera vez entran en unas listas de ventas y empiezan una extensa gira que se alargó durante el invierno de 2001 y el verano de 2002.

En 2003, se edita un directo, Ni jaulas ni peceras, con el tema No me llames iluso, y hay que esperar hasta 2005 para un nuevo disco de estudio Hotel Lichis, cuyo proceso de creación ha sido, quizá el más duro. Quizá, también, el que siempre ha estado más claro en la cabeza de su artífice. A la semana siguiente de grabar Ni jaulas, ni peceras ya le contaba a quién le quisiese escuchar, que el siguiente sería un disco fresco, directo, accesible, desnudo... Para alcanzar ese sonido, Lichis tuvo que trabajar duro: componer, arreglar, tocar... Un verdadero tour de force, un arduo trabajo para el que ha encontrado la mano cómplice de Dani Alcover, coproductor del disco a medias con el propio Lichis, con el que ya había trabajado en otros proyectos (El Combo Linga, Outro Jazz).

Hotel Lichis también se reveló como un punto de inflexión en la relación de Lichis con la industria musical, decidiendo entonces comenzar a pulir el actual proyecto de Felicidad Producciones: crear una plataforma de gestión integral con base en El Estudio, alternando los directos de La Cabra con las producciones en su estudio (entre otros, Troublemakers Blues Review -su proyecto de Blues-, Daniel Higiénico y Fulanos & La Mengana Band).

De vuelta a Madrid, con Carne de Canción (2009) Lichis decide poner fin a 15 años de carrera con La Cabra Mecánica. El germen de este último trabajo discográfico surgió un par de años antes con la grabación de un CD doble de grandes éxitos que pretendía ser billete a Latinoamérica, pero que finalmente no vio la luz. Pasado el tiempo, y teniendo presente la constante necesidad de reinvención, Carne de Canción cobra más significado en este momento, revelándose como la reunión de un puñado de canciones a las que se les ha dado una vuelta más de tuerca. Junto a 3 temas nuevos (Carne de Canción, Yayo Yaya y Valientes - su sencillo de presentación-) y varias versiones inéditas tomadas de directos y maquetas (como la maqueta original de La lista de la compra), Lichis redibuja sus composiciones más coreadas y las más significativas para él despojándose de etiquetas, bajo el influjo del blues, de la copla, del folk y de todos los estilos que alguna vez formaran parte del bagaje ambulante de La Cabra Mecánica.