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Nelly Furtado

Cantante canadiense nacida en la remota Victoria, en Vancouver. Empezaba, entonces, su camino en serio, con su amplia cultura musical como mejor arma. Para certificar su eclecticismo, basta echar un vistazo a sus instrumentos (guitarra, trombón, ukelele), los idiomas en que canta (Inglés, portugués, hindú, español), y a su disco de debut Whoa, Nelly.

La carrera de Furtado comienza a sus 18 primaveras, cuando se presenta a un concurso de nuevos talentos en Toronto, donde abundaban las cantantes negras. Allí encuentra a su actual manager, que también representa a los Philosopher Kings, uno de los mayores superventas en Canadá. Poco después, dos miembros de este grupo, Gerald Eaton y Brian West, producen la primera maqueta de Nelly. Los resultados, bastante dignos, no acabaron de cuajar: la cantante, aún en el colegio, estaba más pendiente de un viaje a Europa (mochila al hombro) y de un curso de "escritura creativa". Los Philosopher Kings insisten y Nelly ficha con Dreamworks.

Una chica que creció con entre pop comercial -Abba, Lionel Ritchie, Madonna, Paula Abdul- sin perder el sentido crítico. Poco a poco, se fue interesando por grupos de éxito con sabor callejero como los raperos Kris Kross. De ahí pasó a New Edition (el grupo de Bobby Brown), Bel Bib Devoe, Salt-N-Peppa y Jodeci. Como una niña normal. "Cuando cumplí 12 años, una amiga me regaló un disco de Mariah Carey". Comienzan las mezclas. La primera cinta que compró por si misma fue de TLC, que reforzaron su amor por el hip-hop. Sus años de instituto pasaron a ritmo de Ice-T, De La Soul, Digable Planets o PM Dawn.

Luego descubrió la colección de discos de su hermano mayor, rebosante de Radiohead, Oasis, Pulp, Garbage, U2 o The Verve. Ese verano, para rematar la jugada, un amigo de Londres le graba una cinta alternando artistas de siempre (como Simon & Garfunkel) con las últimas novedades (de Prodigy a Portishead). "Descubrí, a la vez, a Beatles y Smashing Pumpkins. Fue emocionante. Desde entonces, adoro la cultura pop. Con todo el corazón, de las entregas de premios a las bandas sonoras, pasando por las críticas de discos. No puedo evitarlo". Gracias a esa obsesión, Nelly es una esponja con mucha sustancia que absorber.

Su arsenal de influencias no olvida la música tradicional. A los 16, en un viaje a Portugal, da un paso de gigante en su búsqueda de una voz propia, participando en el equivalente luso a una batalla de raperos. "Me metí en el club, vi el escenario vacío y me subí. Comencé a cantar, inventándome las letras. De eso trata el hip hop: de ten er un estilo propio, suficientemente sólido para improvisar. Se llama freestyling. Lo mismo pasa en la tradición del fado. Hay unas "cançoes desafios" que consisten en improvisar. Subes al escenario con alguien y te metes con él. Llamas vago a un colega o regañas a tu madre. Es lenguaje coloquial que exige un buen nivel de portugués".

Otro momento de luz llegó con una visita al amigo de Londres que le grabó aquella famosa cinta: "Una noche, el padre de mi amigo puso una recopilación de música brasileña que me dejó totalmente colgada. Era el perfecto cruce de Africa y Portugal. La emoción y el romanticismo vienen de Portugal, el ritmo y la energía son africanos". Nelly quiere grabar, algún día, un álbum de música brasileña cantado íntegramente en portugués.

Furtado es una chica normal, enamorada de la música. Sin muchas complicaciones: "Mi amor por la música está conectado con el exterior. Por ejemplo, de pequeña, salía de casa para cantar. Mis padres vienen de las Azores. Tienen una granja allí, de 50 acres, con vacas y todo. Es un sitio precioso. Y se parece mucho a Victoria (en Vancouver), el pueblo de Canadá donde se mudaron luego".

En el año 2000, Nelly Furtado hizo su primer directo. A los 20 años, acababa de firmar un contrato. "Me incluyeron en el Lilith Tour, esa gira americana solo para mujeres, y recuerdo bien el primer día, cuando todas salimos a cantar "I shall be released", de Bob Dylan. Allí estaba yo, con Chrissie Hynde (Pretenders), Sarah McLahan y Beth Orton, sin acabar de creérmelo". Humilde y sorprendida, Nelly se obsesionaba con una pregunta: "¿De verdad estoy a la altura?".

Whoa, Nelly, su disco debut, resume el amplio abanico de influencias de Nelly, con varios singles y un par de canciones fantásticas, I'm Like A Bird y Turn Off The Light.

En 2003 y después de ser madre llega su segundo disco Folklore, adelantado por el sencillo de presentación Powerless (Say What You Want).