
5 manos de póker del cine que todavía no olvidamos
Tensión, faroles y duelos psicológicos. Estas son las cinco manos de póker más legendarias que nos ha dejado el cine.
El póker es un juego de cartas aparte. Su mecánica se define por la capacidad de mentir, conocida mejor como el farol.
Por eso, sobre el tapete la victoria no siempre pertenece a quien tiene la mejor mano, sino a quien demuestra mayor temple mental.
Por supuesto, el cine ha tomado buena nota del potencial del póker. Aquí repasamos cinco películas legendarias que lo demuestran.
#1 Casino Royale
En Casino Royale (2006), una partida de Texas Hold'em, una modalidad que se encuentra en cualquier sala de poker online y de España, es el campo de batalla.
El enfrentamiento pone cara a cara a James Bond (Daniel Craig) con Le Chiffre (Mads Mikkelsen), el banquero de una red terrorista. La misión del MI6 es directa: arruinarlo en la mesa.
A diferencia de otras secuencias con mayor acción de la saga, el pulso está en la quietud. El director Martin Campbell se apoya en silencios, gestos y miradas para medir las fuerzas.
Le Chiffre busca desesperadamente el tell, ese gesto involuntario que delate a Bond, mientras el agente británico le facilita pistas falsas.
La resolución llega con la última carta. Un bote de 115 millones de dólares está en juego. Bond revela una escalera de color que destroza el full de ases y seises de Le Chiffre.
La victoria es un golpe directo a la organización criminal y la confirmación de Bond en su primera misión como 007.
#2 Maverick
La historia de Maverick (1994), dirigida por Richard Donner, culmina en la mesa final de un torneo de Five-Card Draw a bordo de un barco fluvial.
La escena mezcla western, comedia y la agudeza de su protagonista, Bret Maverick (Mel Gibson).
Maverick necesita una sola carta para una escalera real. Pero sospecha que el crupier hace trampas.
Entonces, interviene y exige que le repartan la carta inferior del mazo. La tensión se dispara mientras Maverick dobla el naipe y muestra apenas sus esquinas, antes de revelar el as de picas.
Así, en lugar del azar, Maverick logra la victoria por su astucia para leer a sus oponentes y la situación. Gibson se luce en este rol como un estafador carismático cuyo mejor recurso es el ingenio.
#3 Rounders
John Dahl resuelve la trama de Rounders (1998) en una partida de heads-up.
Mike McDermott (Matt Damon) se juega su capital contra el mafioso ruso Teddy KGB (John Malkovich) para saldar la deuda de un amigo y salvar su propio futuro. Es la revancha.
El duelo es un ejercicio de lectura psicológica. Tras observarlo detenidamente, Mike identifica el tell de KGB, que es la forma en que manipula sus galletas Oreo cuando tiene una mano ganadora.
Armado con esa información, le tiende una trampa. Finge un farol, KGB muerde el anzuelo y lo apuesta todo.
La victoria de Mike es una redención tanto personal como profesional. Así, liquida su deuda, confirma su talento y recupera su sitio en la élite del póker clandestino de Nueva York.
#4 El rey del juego
Norman Jewison plantea en El rey del juego (1965) un único pulso.
El aspirante Eric «The Kid» Stoner (Steve McQueen) reta a la leyenda viva del póker, Lancey «The Man» Howard (Edward G. Robinson), en una partida de Five-Card Stud.
La atmósfera es densa, cargada de humo y respeto profesional. La confrontación se prolonga durante horas, lo que cimienta una tensión que no nace de la enemistad, sino de la admiración mutua.
La mano final es estadísticamente improbable. Stoner muestra un full de ases sobre dieces, que es una jugada casi imbatible.
Casi.
Howard destapa una escalera de color, una de las combinaciones más altas posibles, y le arrebata la partida.
La derrota de «The Kid» es una lección de humildad. La secuencia es un recordatorio brutal sobre la jerarquía y el riesgo.
A veces, tener la segunda mejor mano posible es lo mismo que no tener nada.
#5 Apuesta maestra
El debut de Aaron Sorkin en la dirección, Apuesta maestra (2017), se adentra en las partidas clandestinas de altísimo nivel organizadas por Molly Bloom (Jessica Chastain).
A su mesa se sientan estrellas de Hollywood, magnates y herederos de grandes fortunas.
Pero no todo es glamour. Una secuencia demoledora expone la crueldad del juego a través del slow roll.
Player X, un personaje que condensa a varios famosos, lleva a un empresario a la ruina. Retrasa a propósito la revelación de su mano ganadora solo para maximizar la humillación pública.
Para Molly, ese momento es un punto de inflexión. La pérdida de autoridad sobre los egos de la mesa pone en jaque la reputación de la partida y expone los enormes riesgos de su operación.
Es el instante en que la fachada de lujo revela su lado más letal.