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Flores de luna cartel reducidoFlores de lunaDirigida por Juan Vicente Córdoba
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Festival Internacional de Cine de San Sebastián en la sección de Especiales Zabaltegi.

Flores de luna, es un largometraje documental escrito y dirigido por Juan Vicente Córdoba, producido por Atalanta, que narra la evolución del barrio madrileño del Pozo del Tío Raimundo como reflejo de la sociedad española, la lucha de clases, la solidaridad y la participación ciudadana, a lo largo de más de 50 años. Una historia sobre la inmigración, la figura del Padre Llanos y el Pozo del Tío Raimundo.


Notas del director
1.Flores de luna aborda con emoción y ternura una historia de inmigrantes. Cuando la gente ve hoy en día a los inmigrantes que vienen de fuera tiende a olvidar lo cerca que hemos tenido la pobreza. Es incapaz de recordar nuestra propia inmigración interna: la andaluza, manchega, extremeña, etc. Ya no se recuerdan aquellas imágenes de la posguerra: el frío, el hambre, el miedo. A los vecinos madrileños, del legendario barrio del Pozo del Tío Raimundo, barriada construida vertiginosamente en los años 50 y 60 con "casas" de barro y lata que crecían como "flores de luna" levantadas durante la noche a hurtadillas de la policía, no se les va a olvidar nunca.

Una parte de la película hace un recorrido por el pasado y retrata a través de las experiencias individuales y colectivas de los vecinos mayores, actuando como cuenta cuentos y transmisores de la memoria a los más jóvenes, lo que les tocó vivir: como dejaron sus tierras de origen huyendo del hambre, buscando un futuro mejor para sus familias y sus hijos. Y como dejaron su huella en la ciudad teniendo que improvisar un presente brutal, buscando trabajo en la construcción y levantando con mimo sus propias casas. Días de explotación y represión; días de chabolas; de calles de barro; días de lucha por llevar agua y luz eléctrica a las "casas". De pavimentar las aceras, de conseguir viviendas dignas. Pero, sobretodo, días y años de forjarse una nueva identidad, de sueños, de solidaridad y de rebeldía y de creencia en la permanente ilusión utópica de que desde el barrio se podía cambiar el mundo.

Una segunda parte enmarca el contexto histórico - los años 60 fueron los años de la utopía, la gran aventura de la ilusión, una fiebre de vivir una sociedad nueva - y la figura emblemática del Padre Llanos que, desde una chabola del Pozo, lideró a todos sus vecinos, en la mayoría ex-campesinos analfabetos, en la lucha por conseguir una vida mejor encabezando valientemente el movimiento de los curas obreros, oponiéndose a la opresión de la dictadura y desafiando las directrices del episcopado. El cura Llanos, que había abandonado el centro de Madrid y su pasado de cruzada para vivir en el extrarradio con los más pobres, dio cobijó en su pequeña chabola iglesia a los sindicatos obreros en la clandestinidad y, entre las paredes de su creación más celebrada, el Común de los trabajadores, se gestó la ideología de varios partidos de la izquierda revolucionaria. ¿Cómo un hombre puede cambiar de ideas y pasar de capellán ultraderechista a cura rojo debido al contacto con los hombres, el pueblo y la miseria?.

Por último, el barrio en la actualidad con su rosario de problemas: niños que se mantienen a costa de las pensiones de los abuelos, mucha renta mínima, paro juvenil y fracaso escolar, familias desestructuradas, envejecidas, falta de apoyo cultural. Cuesta mucho que estudien, que salgan adelante. Las nuevas generaciones desean marcharse. Los nuevos españoles, inmigrantes más allá del mar, empiezan a poblar sus casas.

Es precisamente este cambio, acelerado, este proceso de integración de un grupo de raíces rurales, en el ritmo de vida y la cultura urbana, esa toma de conciencia de su situación y su irreversible disposición a transformarla en contraste con su presente más palpitante, lo que pretende reflejar la historia de este documental.


2.En la actualidad España es un receptor de emigrantes americanos (Ecuador, Colombia, Perú), países africanos (Marruecos y los países subsaharianos en general), países del este de Europa (Rusia, Polonia, Yugoslavia) y los países del lejano oriente (China sobre todo). Son personas jóvenes que no pueden sobre vivir en sus países de origen y están dispuestos a trabajar en condiciones y en trabajos que muchos españoles no aceptaríamos nunca.

Una odisea que ha despertado, en los últimos tiempos, a través de varios documentales y películas de ficción un interés por rescatar crónicas de cuando se permitió la emigración en los años sesenta de una España pobre y atrasada, sobre todo a Francia, Suiza y Alemania. Muchos de los inmigrantes volvían. Había un flujo de ida y vuelta. El ciclo terminaba con el regreso a las ciudades españolas donde muchos de ellos se habían asentado después de haber emigrado de sus pueblos anteriormente. Una década antes de nuestra emigración a Europa había comenzado otra emigración masiva, la rural, cuyo trasvase del campo a la ciudad de los en su mayoría campesinos, sí fue definitiva y para toda la vida.

La inmigración interna de nuestro país ha acabado arrinconada en nuestra memoria como un legajo que nadie quiere desempolvar. Para las nuevas generaciones el éxodo rural de nuestros padres y abuelos sólo es un recuerdo borroso, cada vez más lejano, y sin embargo es una clave fundamental para entender la historia de España en el siglo XX: el proceso de industrialización de nuestras grandes ciudades y abandono de los pueblos desde finales de los años cincuenta. Gracias a ese proceso la población española pasa de ser mayoritariamente rural a ser plenamente urbana (más del 70%), el país se industrializa trayendo consigo el nacimiento de nuevos barrios de infraviviendas en las periferias de las grandes ciudades. Tal vez, sea ésta para muchos de nosotros la historia de nuestras propias raíces.

¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo se originó el barrio donde nacimos o vivimos, con sus señas de identidad, y a qué fue debido? ¿Cómo casi de la noche a la mañana se transforma aquel trozo de tierra polvorienta y reseca, marginal y deshabitada donde llegaron nuestros padres o nuestros abuelos en un espacio acondicionado para la vida humana?.

Las consecuencias de la guerra civil fueron muy duras en los pueblos donde todos se conocían. Entre los años 50 y 60, las duras condiciones de vida de la España rural forzaron a sus gentes a buscar una salida que les permitiera reconstruir su vida sin tener en cuenta su pasado político. Un hambre que desespera pone en marcha a los miles de campesinos que buscan un futuro mejor para sus familias y sus hijos. En consecuencia, empieza la emigración a Cataluña, al País Vasco, a Valencia, a Zaragoza y a Madrid.

El Pozo resume y simboliza un trozo de la historia reciente de Madrid y su evolución es el reflejo de la del país entero. La búsqueda de un futuro mejor para sus hijos ansiada por los miles de inmigrantes que llegaron al Pozo desde las provincias se hizo en parte realidad y, aquel barrio obrero y marginal que durante años fue símbolo de la protesta sindical contra el abuso del franquismo y de la lucha por las libertades, acabó convirtiéndose en una zona habitaba por las clases medias de una España que se abría a la democracia al final de la década de los setenta. Sus calles, antes sin empedrar, habían sido testigos durante décadas de una historia de marginación y miseria, pero también de heroísmo militante por la democracia.

Los años 60 fueron los años de la utopía y de la gran aventura de la ilusión de vivir una sociedad nueva. Tiempos difíciles y más para este tipo de barrios que nacían con el estigma de estar mal vistos por las clases dirigentes. Su "ideólogo" y gran benefactor, el Padre Llanos, es una figura emblemática que simboliza, resume y encarna casi medio siglo de la historia de España y que representa alguna de las vidas ejemplares, más o menos ocultas, que han traspasado todas las corrientes y todos los regímenes sin ceder a ninguna presión ni a ningún interés – ni a las amenazas, que también las tuvo-.

El "cura rojo" fue el máximo exponente de la lucha contra la marginación en los barrios obreros de Madrid y su espíritu ha sido heredado, hoy en día, por otros muchos curas de barrio que se han ido alejando de la jerarquía eclesiástica para volcarse en la ayuda social y en acercar a la población a los templos.

La complejidad de la historia del Pozo del Tío Raimundo nos ayuda a comprender algunos contextos históricos como los motivos del éxodo rural en los años cincuenta y sesenta, la creación y organización de los barrios periféricos focos de chabolismo en las grandes urbes industrializadas, la significación del catolicismo y el falangismo durante , la República y la guerra civil, "el espíritu de la Cruzada", el progresismo de los curas obreros en la época del Concilio Vaticano, la avanzadilla de los Teólogos de la Liberación y de los cristiano-marxistas, el nacimiento de las juventudes obreras y sus comisiones, el auge del asociacionismo vecinal con sus protestas por alcanzar una vivienda digna y su lucha contra la dictadura, la llegada de la transición y la construcción de un nuevo barrio, el crecimiento de la delincuencia y la droga en los 80, el adormecimiento de una vecindad consumista e instalada en la sociedad del bienestar en los 90 y los problemas actuales que atañen a casi todos los barrios del extrarradio, como niños que se mantienen a costa de las pensiones de los abuelos, brotes de racismo y ghettización, exclusión, paro juvenil y fracaso escolar, familias desestructuradas, envejecidas y falta de apoyo cultural por parte de las instituciones.

¿Cómo estas gentes tomaron conciencia de su situación y de su fuerza y cohesión como grupo humano y emprendieron la creación de un barrio nuevo? Es precisamente este cambio, acelerado, este proceso de integración de un grupo de raíces rurales, en el ritmo de vida y la cultura urbana, esa toma de conciencia de su situación y su irreversible disposición a transformarla en contraste con su presente más palpitante, lo que pretende reflejar la historia de este documental.