Por ti y por nosotros

Por ti y por nosotros es el primer homenaje musical a Bambino, a la venta el 8 de Marzo.

A las cinco de la tarde del quinto día del quinto mes de hace cinco años murió Bambino. Sucedió el 5 de mayo de 1999 en Utrera, en casa de su hermana María, en el Polígono El Tinte. Más de 3.000 personas asistieron a su funeral, ante el porche de Santiago. El mundo artístico le acompañó en su último viaje. La música española había perdido una leyenda, un creador revolucionario, un artista único, singular y excesivo. Un dinamitador de normas. Un gran heterodoxo. El primero en traducir al flamenco la ranchera, el bolero y la balada. Artista de artistas.

Por eso, el mundo artístico ha vuelto a reunirse cinco años después para recordarle y cantar sus canciones en el disco Por ti y por nosotros. Y en este recuerdo participan Joaquín Sabina, Antonio Orozco, José el Francés, María Jiménez, Bebo & Cigala, Elefantes, Bunbury, Las Niñas, Daniel, Arturo Pareja Obregón, Los Planetas, Poncho K y Nacho Vegas. Todos cantan por Bambino porque hace cinco años desapareció una nueva forma de sentir la música, a través de unas canciones desesperanzadas, solitarias, tristes y abandonadas. Un narrador de historias desgarradas y trágicas. Bambino es el que mejor ha cantado al amor, al desamor y a sus consecuencias. De largo.

Miguel Vargas Jiménez nació en Utrera (Sevilla) el 12 de febrero de 1940, aunque algunos biógrafos escriben el 8 de febrero de 1943. Gitano, hijo de Manuel Vargas Torres "Chamona" y Francisca Jiménez Ramírez "Frasquita", estudió en las Escuelas Salesianas y el fútbol fue su primera gran afición. Dicen que se le pasó por la cabeza ser cura, pero fue peluquero que asombraba a los parroquianos con su voz. Pronto le rebautizaron Bambino, apodo inspirado en una canción de Renato Carosone y en 1961 ya cantaba en la Venta Real de Antequera en Sevilla. En 1963, el torero Gitanillo de Triana se lo llevó a Madrid, al tablao El Duende con Pastora Imperio. Después cantó en Pasapoga, en Las Cuevas, en Los Canasteros con Caracol, en Torres Bermejas junto a La Paquera y Faíco. Ganaba 500 pesetas diarias, un capital, y vivía en la Pensión del Carmen.

En los años 60 y 70 todos se rendían a Bambino. Admirado por putas y banqueros, en el gran teatro o en el tugurio se lo rifaban hombres y mujeres dando pábulo a su bisexualidad. Locales como Zar, Morocco, Florida Park o Mayte Commodore en Madrid y Tabú, Las Vegas o El Bombín en Barcelona fueron testigos de sus momentos de catarsis sobre el escenario, tirándose al suelo para exigir lo mejor a sus músicos, sudando, transformándose. Con más de 200 bolos al año en su época dorada, en directo apuraba al máximo. Al día siguiente podía desaparecer durante días, enriqueciendo una leyenda de comisarías y clínicas siempre negada por quienes estuvieron a su lado.

Desde principios de los 60 hasta 1996, Bambino grabó más de 500 canciones y vendió cientos de miles de discos y, sobre todo, de casettes. Los grandes autores del siglo pasado compusieron para él, como el maestro Solano, Rafael de León y Ochaíta (La pared, Tengo miedo, No me des guerra), Manuel Alejandro (Se me va, Te estoy queriendo tanto, Voy a perder la cabeza por tu amor, Procuro olvidarte) o Alfonso Santiesteban (Culpable, Plegaria de un fracaso, Mi amor es mío). También recreó clásicos como Corazón loco, Dos gardenias o, llegado el caso, Algo de mí, de Camilo Sesto. De nuevo pionero. Rumba, bolero, balada, bulería, ranchera, tangos... Bambino bambinizaba todo lo que llegaba a su voz siempre que la letra tuviese la suficiente dosis de juego dramático. Cada disco se grababa en tres o cuatro días, según el estado de la voz y de las juergas. Tres guitarras, percusión y palmas. Paco de Lucía, Paco Cepero, Paco del Gastor, Peluche, Ramón Priego, Tony Maya, Chico de Utrera... Pocos más entraron con él al estudio de grabación. A veces, un bajo eléctrico, alguna flauta, metales... Su primer LP en 1967 ya contenía clásicos como La pared y Payaso. El último en 1996, se titulaba Resucité.

Ese mismo año se le diagnosticó cáncer de laringe y la quimioterapia le destrozó la voz. Se quedó en Utrera y recibió homenajes en sus últimos años mientras su leyenda crecía entre artistas jóvenes, sorprendidos por la coherencia entre su vida y su arte. El 5 de mayo de 1999, Bambino murió físicamente y comenzó a revivir artísticamente en la memoria de un país tantas veces injusto e ingrato con los mejores.

Por ti y por nosotros es un doble álbum que refleja diáfanamente la personalidad y el alcance de Bambino. El CD1 contiene 20 canciones interpretadas por Bambino, temas tan incontestables como La pared, Payaso, Compasión, Ódiame, Se me va, Soy lo prohibido, Corazón loco, Tengo miedo, Culpable, No me des guerra, Voy a perder la cabeza por tu amor, Quiero, Procuro olvidarte, Dos gardenias... Un repertorio arrabalero y canalla, español y latinoamericano, con los mejores autores dando lo mejor. Hay que escuchar estas canciones en la voz de Bambino para comprender la importancia del artista, de la vida y de la persona.

De esta importancia también da fe la altura de los artistas que se han reunido alrededor de Bambino para interpretar y recrear sus canciones. Así, Joaquín Sabina (Culpable), Antonio Orozco (Payaso), José el Francés (Procuro olvidarte), María Jiménez (No me des guerra), Bebo & Cigala (Corazón loco), Elefantes (Se me va), Joan Manuel Serrat (Soy lo prohibido), Bunbury (Voy a perder la cabeza por tu amor), Las Niñas (Dos gardenias), Daniel (La pared), Arturo Pareja Obregón (Te estoy queriendo tanto), Los Planetas (Podría volver) y Poncho K (Mi amor es mío) no traicionan ni a Bambino ni a sí mismos cuando asumen estas canciones, las hacen propias y mantienen su espíritu. El único que no ha grabado una canción de Bambino ha sido Nacho Vegas, que interpreta un tema original compuesto para la ocasión: La rumba de sabor amargo.

Todos juntos. Consagrados artistas de 60 años (¡o de 85 como Bebo Valdés!) y principiantes de 20. Compañeros/as de fatigas de Bambino y quien que no le vió ni en fotos. Grupos de rock alternativo y tendencias hip hop. Voces rotas y voces cristalinas. Los que tienen éxito y los que lo buscan. Alejamientos radicales y acercamientos más o menos fieles a la estética de Bambino. Todo se reúne y se mezcla en Por ti y por nosotros. Estas diferencias reflejan mejor que nada la vigencia absoluta de Bambino, porque sólo que aguanta el paso del tiempo puede sobrevivir. Y la música de Bambino permanece por partida doble: porque sigue viva cuando él canta en solitario canciones clásicas de hace 40 años y parecen sentidas ayer, y porque ese sentimiento es recogido por otros artistas que lo hacen suyo y lo vuelven a lanzar a los cuatro vientos siempre nuevo, siempre diferente pero siempre el mismo.

Todas las canciones que los 14 artistas citados interpretan en el CD2 tienen la correspondiente versión original de Bambino en el CD1. El juego está servido. Este doble álbum es el espejo, el resumen y el recuerdo de una vida que nació para convertirse en arte hecho canción. Entregada y generosa. Heterodoxa y creativa. Única. Por ti y por nosotros, larga vida a Bambino.