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Guantanamera

Latina

Fecha de publicación del disco: 24 de abril de 2007

1.Guajira Guantanamera - Miguel (El Bicho), Marina (Ojos de Brujo), Josemi Carmona, Amparanoia, Huecco
2.Al Vaivén de Mi Carreta - Macaco
3.Pequeña Serenata Diurna - El Bicho
4.Quién Dice que Yo - Amparanoia
5.Toda Una Vida - Chonchi Heredia con Josemi Carmona
6.Camarera de mi Amor - Huecco
7.Nosotros - Rosario con Pitingo
8.Cancion (De Qué Callada Manera) - Javier Ruibal
9.Mata Siguaraya - Antonio Carmona
10.Compay Galletano - Ojos de Brujo
11.Angelitos Negros - Diego El Cigala
12.María Cristina - Peret
13.Como Fue - La Negra
14.Juramento - Moncho
15.Contigo en la Distancia - Mónica Molina
16.El Carretero - Manzanita
17.El Manisero - Benavent, Di Geraldo, Pardo

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Guantanamera - portada mediana
Un tributo a Cuba
El disco te parece que es:

Después de "Samba PaŽTi" y "Que Te Vaya Bonito", se publica Guantanamera la tercera entrega de una serie de discos / documentales que hacen un homenaje a países que nos tocan muy de cerca y que comparten con nosotros algo tan valioso como son las canciones.

Guantanamera Un Tributo a Cuba incluye 17 canciones interpretadas por profesionales que, con su emoción, han querido participar y compartir su talento en este proyecto.

Este trabajo se edita en dos formados: CD y CD + DVD. El DVD incluye el documental "Idas y vueltas", una lección magistral de Faustino Núñez, el videoclip "Guajira Guantanamera" y un pequeño diccionario de la música cubana.


Cuba es una de las potencias musicales del planeta. Allí han concurrido y se han mezclado una serie de elementos que hacen de su historia musical una de las más estimulantes.

Desde el primer viaje de Cristóbal Colón, la isla interesó mucho a los monarcas españoles. Vivían en Cubanacán algunos pueblos indígenas como los taínos, los siboneyes y los guanajatabeyes, que los españoles sojuzgaron explotándolos en las esperanzadoras y pronto decepcionantes extracciones mineras.

Estos aborígenes fueron rápidamente diezmados por los malos tratos y epidemias, quedando en la cultura cubana posterior sólo algunas palabras como “canoa”, “barbacoa” o “cacique”, y en su música unos pocos instrumentos como las maracas y los güiros. También el cultivo y la cultura del tabaco.

Para el trabajo del campo, los colonos importaron africanos esclavizados, capturados o comprados en la parte occidental de este continente, en especial en dos grandes zonas: el Golfo de Guinea y la cuenca del río Congo. La cultura y, sobre todo, la música africana han sido menospreciadas y sólo muy recientemente se está empezando a reconocer su importancia, que es mucha. El encuentro entre los modos musicales europeos y africanos han creado la inmensa mayoría de las músicas populares americanas, y Cuba es un ejemplo especialmente luminoso.

Desde España viajaron a Cuba españoles de muchas regiones, pero fueron especialmente significativas las emigraciones de canarios (asentados sobre todo en el ámbito rural) castellanos y andaluces, llevando con ellos sus instrumentos y modos musicales tradicionales que, en algunos casos, sobreviven en la música de Cuba con pocas alteraciones. El punto guajiro, en todas sus variantes, es el estilo de influencia hispana más clara y procede, en buena parte, del romancero hispano-andalusí. Cuando empiezan a prosperar los cultivos de caña de azúcar, el tráfico de esclavos aumenta y una de las medidas usuales es la separación de los africanos de los de su misma procedencia, etnia y lengua, para evitar que se confabulasen contra los amos. Así pues, se produce un importante y primer mestizaje entre africanos. Mestizaje que se generaliza también entre colonos hispanos y sus esclavos; esclavas, por lo general.

El primer género cubano que se documenta es la contradanza, que deviene de la contradanse francesa y, antes, de la country dance inglesa. Pero a estilos anteriores, que se tienen por españoles, como el fandango, los tangos y, aún antes, la zarabanda, la chacona, el chuchumbé mexicano e, incluso, el tan ibérico pasodoble, los musicólogos actuales les atribuyen una influencia indiana, cubana probablemente. Sin embargo, es con la contradanza, que se generaliza desde comienzos del siglo XIX, cuando se dan las primeras obras conocidas de música popular cubana.

Otro género pionero es la habanera, que se exporta al mundo y supone una decisiva influencia para el tango argentino; sin olvidar que está también en obras “cultas” de compositores europeos del XIX.

De la contradanza viene la danza y, ya a finales del XIX, el danzón. Alejo Carpentier escribe que “ciertas contradanzas gustaban más cuando las tocaban los pardos; blancos y negros ejecutaban las mismas composiciones populares, pero los negros les añadían una vitalidad, un algo no escrito, que levantaban”. El contratiempo y la síncopa, característicos de la rítmica africana empiezan a imponerse en la música de Cuba.

El habanero Manuel Saumell, hijo de catalán, nacido en 1817, es el primer nombre de gran compositor que se conoce en Cuba. Sus contradanzas anticipan aires de lo que fueron, décadas después, estilos tan cubanos como el danzón, la guajira y la criolla. Del teatro musical, aderezado de picante rítmico africano, sale la guaracha.

Entretanto, al oriente cubano han llegado oleadas de emigrantes franceses con sus esclavos, huyendo de las casi dos décadas de revueltas que culminaron en la independencia de Haití en 1804. Esos esclavos traen unos modos musicales que serán semilla para el nacimiento del son y, al seguir viaje hacia Louisiana, entonces aún francesa, del jazz.

El son termina de definirse como género a finales del XIX, pero antes, estilos como el nengón o el changüí lo anticipan, en el oriente y centro de la isla, en el seno de comunidades multiétnicas: de ibéricos, africanos (que, en los cultivos de café, soportan un régimen más suave de esclavitud que en los ingenios azucareros de occidente), e indígenas, restos de los primeros pobladores y sus mestizos. El son que, tras el bloqueo de Cuba se llamará salsa en Estados Unidos y el resto del mundo, es un estilo de origen congo (bantú) y una clave maestra que abrirá las puertas e integrará todas las influencias posibles, europeas y panafricanas. La conga es una marcha con son, estupenda para el carnaval.

La rumba, en cambio, aglutina estilos rítmicos litúrgicos del Golfo de Guinea (yoruba, carabalí…) que salen en Cuba a las calles en la rápida y campesina columbia, el urbano guaguancó y el lento y ceremonial yambú. En el encuentro con el son entran aún más en lo profano.

Del danzón sale el chachachá y el mambo y del son muchos más derivados que viajan por el mundo y se hacen universales en las salas de baile.

Pero lo que hace realmente universal a la música cubana es la galaxia de creadores, intérpretes y músicos geniales en todos los estilos y épocas; populares, eruditos y mixtos: Ernesto Lecuona, Miguel Matamoros, Ignacio Piñeiro , Arsenio Rodríguez, Benny Moré, Rolando Laserie, Rita Montaner, Bola de Nieve…La lista se hace interminable, todo un mundo de sabiduría y gozo bailable.

En este trabajo, un puñado de intérpretes españoles rinden homenaje a la música de la isla, cuya historia y música es hermana, hija y madre de las nuestras.

¡A gozar!

Rodolfo Poveda

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