Nada que perder

Nada que perder es el segundo álbum en solitario de Rosa Cedrón, que se publica 9 años después del primero Entre dous mares (2007).

Se anuncia como un trabajo en el que "experimenta con los límites de la world music sin clichés ni estereotipos que la frenen, logrando un disco lleno de luz donde sus propias composiciones son la mejor muestra de la atmósfera personalísima que sólo Rosa puede llegar a crear".

Grabado y mezclado en Nakra estudios. Como ingenieros de sonido Pachi Baldomir, José Puga y Iago Lorenzo. Éste último también se encargó de la producción artística, y participó como músico invitado. Mastering de Rober Seibel para SAE mastering. Producción ejecutiva de Patricia Hermida. Estilismo y fotografía a cargo de Antonio Calvo, y diseño por Yago García.

Con No seré yo como primer single.


La temática (nota promocional)
Las emociones humanas básicas (el amor en su más amplio espectro, el miedo, la tristeza, la pasión) son la temática recurrente de 'Nada que perder', un disco que nació de las sombras para sumirse en un profundo proceso de investigación y experimentación y acabar convirtiéndose en una catarsis personal cuyo resultado ha desembocado en un espectro musical indefinible. Desde la atmósfera onírica del subconsciente de 'Lía soños' hasta el aprendizaje de las experiencias negativas de 'Benditas feridas' pasando por la sensualidad más pura de 'Seréname' o 'Un desert dans tens mains'.

La realización de los anhelos personales como reafirmación de la libertad, en 'Tu libertad', el amor verdadero como sostén de los avatares de la vida en 'Promises', y convertido en ternura de 'Sablier', la incondicionalidad del sentimiento de 'Red velvet' o 'No seré yo'.

Junto con ellas, un tema instrumental de extrema belleza, 'The seagulls dance', un guiño a su anterior etapa profesional donde el cello cobra un protagonismo más que merecido.