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Festival Charco en Cultura Inquieta: Voto por Latinoamérica

Festival Charco en Cultura Inquieta: Voto por Latinoamérica

La música es algo universal que no entiende de lugares o idiomas

Cristina Cardín
27/07/2015 | 00:00 CET
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Charco. Curiosa (y romántica) manera de llamar al océano Atlántico. Una barrera tan inmensa geográficamente como tan interesante ideológica y culturalmente. Por eso la discográfica que fue bautizada con el mismo nombre decidió crear un festival acorde con esa oleada de talento geográfico, ideológico y cultural. Así, y fundiendo el calor tropical con el mediterráneo, el pasado 24 de julio nació una nueva cita festivalera recordándonos que los veranos siempre han sido especiales por aquellos seres que conocemos y por la música que nos traen. Antes era en casete o vinilo, ahora en MP3 y, en toda época, a la luz de los focos de un escenario.


"Convives, cambias discos, haces amigos..." Así confirman lo arriba expuesto los mexicanos Little Jesus, una de las bandas con las que hablamos entre las bambalinas de la plaza de toros de Getafe. Little JesusEsta formación de D.F combina referencias punk y hardcore de su infancia con ritmos tropicales que han conquistado paraísos tan dispares como España, Portugal, o el mítico SXSW de Texas, demostrando que el idioma no es barrera para ellos: "La gente baila igual aunque no entienda las letras". ¿Su experiencia en nuestro país? "Super bien. Vinimos el año pasado y nadie nos conocía. Al volver ahorita estaba todo lleno. Alguien que nos vio la otra vez les dijo a todos sus amigos y ellos nos escucharon" Es la magia del mix verano más música, eso sí, con sello independiente: "Para nosotros el indie va más con la independencia de las pequeñas disqueras que con el género" Eso me gusta. Meet me in Zihuatanejo. Los retamos a un pequeño juego para finalizar: debían elegir mediante consenso a uno de los artistas que participaban en el festival, y recomendarlo a los lectores. Su candidato fue Gepe "para pasarlo bien, bailar, llorar... ¡Buen cachorro!".


Y con Gepe nos fuimos, un chileno entusiasmado por nuestro flamenco y defensor de lo tradicional como lo fresco, de lo colectivo como lo festivo: "No veo que el folklore sea viejo y el rock nuevo. De hecho, lo veo al revés. El rock es añejo y la salsa es moderna. Es una cosa muy subjetiva, pero en realidad todos los estilos son iguales" Toda una declaración de intenciones, al igual que su sonido abierto, sincero y melódico, tan representado en su nuevo disco y, en especial, en el single 'Hambre', que grabó en colaboración con la peruana Wendy Sulca: "El tema de fondo (en la canción) es la ansiedad (...) Tenemos hambre de compañía, de afecto (...) Yo soy muy ansioso, pero la ansiedad te vuelve torpe". Con Gepe también jugamos a votar a un artista del festival, y él se decantó por su compatriota Camila Moreno. Veamos qué contestó ella.


Camila MorenoTambién chilena, y con un proyecto a sus espaldas de ocho años, Camila nos relata una larga lista de deliciosas influencias, que van desde PJ Harvey hasta Violeta Parra, o de St Vincent hasta Victor Jara, pasando por los brillantes 90 de Radiohead, Bjork o Aterciopelados: "En mi casa siempre ha habido una guitarra acústica", confiesa, "y luego conocí el charango y el cuatro venezolano". Partidaria de componer de forma instintiva, su propuesta pasa por "generar un sonido electrónico desde lo acústico, crear beats desde un instrumento que suena como cuando alguien lo toca". Camila busca la evolución y huye de lo lineal, además de admirar desde niña a las mujeres que cantan solas y a las bandas lideradas por chicas. Por eso no es de extrañar que se inclinase en nuestro juego colectivo por votar a los colombianos Pedrina y Rio.


"La gente ha sido muy especial con nosotros. No lo esperábamos". La conexión que han sentido Pedrina y Rio con el público español ha sido una grata sorpresa. Nunca habían tocado en este país y están "recontentos" con Charco, que les ha servido de puente para que les conozcamos: "A veces la brecha es demasiado grande, y este festival nos acerca". Así habla la dulce Pedrina, que habla con pasión de la música plancha o el chucu-chucu. Pedrina y RioRio pone el punto electrónico pero también la admiración por el flamenco: "Es intimidante, lo respeto mucho. Su métrica es además parecida a la de la música latinoamericana", apunta, y luego cuenta una anécdota en la que él y el baterista de la banda vieron tocar el cajón a un muchacho en el parque y quedaron fascinados. La colectividad y el encuentro con otros músicos también les seduce, como a Pedrina, que en el festival ha podido conocer a Camila, de la que se considera admiradora: "Todo tiene su encanto. Si tocas ante poca gente es un reto enorme, pero es lindo porque te conectas. ¡Y en un sitio grande, con toda la adrenalina...! Me gustan todos los conciertos, es una bendición poder tocar". Humildad, transparencia, generosidad... Se les nota al hablar, tanto de ellos como de los que les rodean, así que la elección de un único artista del evento les resultó algo difícil, pero finalmente se decidieron por Gepe, otorgándole el voto ganador de este pequeño juego entre grandes bandas.


Caído el sol, el último tramo del festival se rodeó de aves nocturnas, empezando por los argentinos Él mató a un policía motorizado, que con la subida al escenario de J de Los Planetas se metieron al público en el bolsillo, un público que ya les coreaba pero que pedía a gritos el show de los de Granada. Los PlanetasY llegó su momento, recién aterrizados de su apoteosis fibera, tan austeros como siempre y con sus hordas de acólitos vibrando con ellos de forma espectral, como una vieja guardia que se sabe de memoria Ya no me asomo a la reja. Y tras Los Planetas, el paso a uno de los más recientes cuerpos celestes del indie patrio, el catalán Joe Crepúsculo, quien, flanqueado por el director Nacho Vigalondo, marca su territorio gamberro por toda la senda de festivales de verano. Un buen cierre para una más que apetecible jornada, organizada con gusto y saber hacer por una de las discográficas que más está trabajando por la libertad creativa, sonora y de fronteras. Y es que, rescatando lo hablado con los amantes del mezcal con los que comenzábamos este reportaje, la música es algo universal que no entiende de lugares o idiomas. Y tenemos que empezar a darnos cuenta de eso.


Fotos: Mario Lizondo

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